Preguntas de los lectores
● Revelación 14:3 dice: “Están cantando como si fuera una canción nueva delante del trono y delante de las cuatro criaturas vivientes y de los ancianos; y nadie pudo aprender esa canción sino los ciento cuarenta y cuatro mil, que han sido comprados de la tierra.” Si los ancianos mencionados aquí, y en Revelación 4:4, representan al entero grupo de 144.000 reyes-sacerdotes celestiales, ¿cómo es posible que los 144.000 canten enfrente de estos ancianos?—Ecuador.
La clave para entender el libro de Revelación se suministra en sus palabras de apertura: “Una revelación por Jesucristo, que Dios le dio, para mostrar a sus esclavos las cosas que tienen que efectuarse dentro de poco. Y envió a su ángel y por medio de él la presentó en señales a su esclavo Juan.” (Rev. 1:1) Manifiestamente, algo que sería imposible en la realidad puede representarse por medio de señales o símbolos. Por ejemplo, aunque un hombre no podría cantar enfrente de sí mismo, podría pararse enfrente de su propio retrato y cantar. De modo que realmente no hay nada contradictorio en cuanto al hecho de que los 144.000 son representados como estando de pie ante algo mediante lo cual ellos mismos son representados o simbolizados.
Los mismos antecedentes de aquel que vio la visión, el apóstol Juan, nos ayudan a determinar en qué sentido los “veinticuatro ancianos” mencionados en Revelación 4:4 son una señal o símbolo. Siendo judío, Juan sabía que los “hombres de más edad de Israel” representaban a toda la nación y hablaban por ella. (Éxo. 3:16, 18; 19:7) Ahora bien, la entera congregación de cristianos ungidos forma la “nación santa” del Israel espiritual, y los “hombres de más edad” o “ancianos” cristianos pueden simbolizar o representar a esa entera “nación.” (1 Ped. 2:9) De acuerdo con ello, los “veinticuatro ancianos” sentados en tronos representarían a todo el grupo de 144.000 individuos. El número veinticuatro le habría recordado a Juan las veinticuatro divisiones sacerdotales que arregló el rey David para servir en el templo de Jerusalén. (1 Cró. 24:4) Esto corresponde bien con el hecho de que la “nación santa” de 144.000 individuos habrá de funcionar como un “sacerdocio real.”
Note también que aquí se le dio a Juan una visión de acontecimientos futuros, “cosas que tienen que efectuarse.” (Rev. 4:1) Por consiguiente, la visión de los “veinticuatro ancianos” fue una vista previa profética del arreglo que Jehová Dios establecería en el cielo. Cuando el apóstol Juan vio la visión, ni un solo miembro del cuerpo de 144.000 individuos estaba en el cielo. Los de ese grupo que se habían dormido en la muerte esperaban la resurrección. (1 Cor. 15:20-23, 51, 52) Sin embargo, el hecho de que se vio a los “veinticuatro ancianos” en la visión garantizó que aquellos para quienes habían sido reservados los puestos de ancianía los llenarían.
● ¿Qué significa 2 Corintios 6:7 cuando se refiere a “las armas de justicia a diestra y a siniestra”?—EE. UU.
Segunda a los Corintios 6:7 es parte de una consideración acerca de cómo el apóstol Pablo y sus colaboradores se recomendaban como ministros de Dios. Una de las maneras en que lo hacían era “por medio de las armas de justicia a diestra y a siniestra.” Puede que esto aluda al hecho de que antiguamente se usaba la mano derecha para esgrimir la espada y la izquierda para asir el escudo. En cualquier caso, atacados de todos lados, Pablo y sus asociados estaban plenamente armados para hacer guerra espiritual.
Esta guerra espiritual se describe en 2 Corintios 10:3-5: “Aunque andamos en la carne, no guerreamos según lo que somos en la carne. Porque las armas de nuestro guerrear no son carnales, sino poderosas por Dios para derrumbar cosas fuertemente atrincheradas. Porque estamos derrumbando razonamientos y toda cosa encumbrada levantada contra el conocimiento de Dios.” Para que la congregación cristiana en Corinto no fuera desviada de la devoción fiel a Cristo, Pablo hizo esta guerra espiritual contra maestros falsos y “apóstoles superfinos.”—2 Cor. 10:8-10; 11:12-14; 12:11.
En cuanto a la carne, Pablo y sus colaboradores eran hombres imperfectos, con inclinaciones pecaminosas. Pero no recurrían a las armas de la carne caída... astucia, engaño o trampería. (2 Cor. 11:3, 13; 12:16) No confiaban en habilidad, sabiduría y poder humanos. Al evitar extravagancia de habla o exhibición de sabiduría humana y su poder para persuadir, podían ayudar a otros a edificar la fe por medio del espíritu y poder de Dios. (1 Cor. 2:2-5) La principal arma para derrumbar razonamientos incorrectos era la “palabra” o ‘mensaje’ de Dios.—Heb. 4:12; Tito 1:9.
El intenso amor y el intenso interés en otros los impelía a hacer guerra espiritual. Sus motivaciones de ninguna manera eran carnales. No buscaban honra, riquezas ni influencia. Como Pablo dijo a los corintios: “Si nosotros les hemos sembrado cosas espirituales a ustedes, ¿es gran cosa que seguemos de ustedes cosas para la carne? Si otros hombres participan de esta autoridad sobre ustedes, ¿no con mucha más razón nosotros? Sin embargo, no hemos hecho uso de esta autoridad, sino que soportamos todas las cosas, a fin de no poner estorbo alguno a las buenas nuevas acerca del Cristo.” (1 Cor. 9:11, 12) “A nadie hemos hecho injusticia, a nadie hemos corrompido, a nadie hemos explotado.”—2 Cor. 7:2.
Así se puede ver que las “armas” que Pablo usó fueron medios justos o rectos para dar adelanto a la causa de la adoración verdadera contra todo ataque.
● Sin transigir uno en su posición como cristiano, ¿puede una persona prestar un ‘juramento de lealtad’?—EE. UU.
El que un cristiano pueda prestar a conciencia cierto juramento o no depende principalmente del propósito, contenido o naturaleza del juramento.
Allá en el primer siglo E.C., Jesucristo corrigió a los judíos por hacer juramentos livianos, indefinidos y sin discriminación. Juraban por el cielo, por la Tierra, por Jerusalén y hasta por sus propias cabezas. Pero Jesús los censuró, diciendo: “Simplemente signifique su palabra Sí, Sí, su No, No; porque lo que está en exceso de esto proviene del inicuo.” (Mat. 5:33-37) No debe ser necesario que el adorador de Dios respalde toda declaración con un juramento a fin de hacerla más creíble.
Sin embargo, bajo ciertas circunstancias la ley mosaica requería juramentos. (Éxo. 22:10, 11; Núm. 5:21, 22; Deu. 21:1-9) Y Jesús mismo no se opuso a que lo pusiera bajo juramento el sumo sacerdote judío. (Mat. 26:63, 64) De modo que la declaración de Jesús acerca de jurar no se puede usar como base para condenar todos los juramentos. Pero, ¿qué clase de juramentos puede prestar el cristiano sin dañar su conciencia?
Esto lo tendrá que determinar él mismo al comparar el juramento envuelto con los principios bíblicos. Jesucristo declaró: “Paguen de vuelta a César las cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios.” (Mat. 22:21) Por consiguiente el cristiano no podría jurar a alguna cosa que requiriera que él hiciera cosas que son contrarias a la ley de Dios. Pero no habría objeción alguna a que prestara un juramento para ‘sostener o defender’ las disposiciones de la ley que no se oponen a la ley de Dios. El cristiano reconoce que su defensa y apoyo a la ley de César tienen que estar dentro de las limitaciones impuestas por la Palabra de Dios. Puede ‘defender’ la ley por palabra, por su conducta diaria y, en asuntos legales, por su testimonio en el tribunal. A los cristianos se les dice: “Toda alma esté en sujeción a las autoridades superiores.” (Rom. 13:1) De modo que no habría motivo para oponerse a jurar hacer algo que uno ya está obligado por Dios a hacer.
Sin embargo, muchos países iluminados reconocen lo razonable que es la otra obligación del cristiano, de ‘dar a Dios lo que es de Dios.’ Por lo tanto la Constitución de los Estados Unidos, así como la de muchas otras naciones, garantiza la libertad de religión. Se entiende, pues, que a un cristiano no se le va a requerir que haga algo contrario a sus creencias religiosas y sus obligaciones a Dios. No hay ningún peligro para el país en esta disposición, porque los cristianos verdaderos no participan en subversión; más bien, se esfuerzan por ser ciudadanos ejemplares, observantes de la ley.
Puesto que el cristiano verdadero toma muy en serio su adoración y su relación con Dios, debe pensar cuidadosamente en cualquier juramento que se le pida que preste. Debe estar convencido en su propia mente de que el juramento no causará una violación de su conciencia ni transigirá en su posición neutral tocante a las naciones políticas y sus controversias. (Compare con Romanos 14:5.) Si, después de razonar sobre el asunto, decide que puede prestar un juramento en particular, tendrá que asumir su propia responsabilidad. Siempre debe tener presente su obligación precedente al Soberano Supremo, Jehová Dios, antes de ponerse bajo cualquier otra obligación.