¿Cómo guía usted su vida?
“Felices son los que en su camino son exentos de tacha, los que andan en la ley de Jehová.”—Salmo 119:1.
1. ¿Qué muestra la historia que es importante para obtener felicidad?
‘¿QUÉ se requiere para tener una vida feliz?’ Muchas personas mencionarían, en respuesta a esta pregunta, cosas materiales como el alimento, la ropa y el abrigo, o formas de recreo y placer. Sin embargo, la historia prueba que el concepto que uno tiene de la vida, y su modo de vivir, son de más importancia para la felicidad de uno. Al tratar con su patrono, asociados y familia... ¿dirá uno la verdad? ¿tomará lo que no le pertenece? ¿participará en trabajo o formas de diversión de índole cuestionable?
2. ¿Cómo guían su vida algunas personas, y a qué preguntas nos lleva esto?
2 Al decidir preguntas como éstas, algunas personas prefieren reglas precisas que ellas o conocen o pueden encontrar al buscarlas cuando surge la necesidad. Otras personas hacen lo que les “parece” correcto conforme a su conciencia. Sin embargo, puede que el lector se sienta inclinado a preguntar: Puesto que la Biblia dice mucho acerca de la “conciencia,” ¿qué es esto? ¿Cómo funciona? ¿Desempeña un papel vital en lo que tiene que ver con el tomar nosotros decisiones y hallar la felicidad? ¿Y cómo pudiera hacérsenos posible decir como lo hizo el apóstol Pablo: “Me he portado delante de Dios con conciencia perfectamente limpia hasta este día”?—Hechos 23:1.
Su conciencia... ¿qué es?
3, 4. ¿Qué es la “conciencia,” y quiénes tienen una?
3 La mayoría de las personas creen que la conciencia es un sentido general de lo que es correcto e incorrecto. Sin embargo, tenemos una fuente de información más exacta al respecto: la Palabra de Dios. La Biblia nos ayuda a comprender que la conciencia es un dador de testimonio interno. Por eso Pablo dijo: “Mi conciencia da testimonio conmigo en espíritu santo.” (Romanos 9:1) El usó la palabra griega synéidesis, que significa, literalmente, conciencia con uno mismo. De modo que la conciencia es la capacidad de mirarse uno a sí mismo y dar un fallo acerca de sí mismo, dar testimonio a uno mismo.
4 La conciencia no es simplemente algo que la sociedad haya desarrollado, pues la Biblia muestra que Dios la implantó en la pareja humana original. (Génesis 3:7, 8) Al considerar la responsabilidad que tenían los judíos y los gentiles, Pablo escribió: “Porque siempre que los de las naciones [gentiles] que no tienen ley hacen por naturaleza las cosas de la ley, éstos, aunque no tienen ley, son una ley para sí mismos. Son los mismísimos que demuestran tener la sustancia de la ley escrita en su corazón, mientras su conciencia da testimonio con ellos y, entre sus propios pensamientos, están siendo acusados o hasta excusados.” (Romanos 2:14, 15) Sí; hasta pueblos que no han tenido una ley escrita procedente de Dios han visto como incorrectas tales cosas como el asesinato, el robo y el incesto. De estos versículos también podemos ver que la conciencia es una acción recíproca entre el corazón y la mente (”pensamientos”).
5. Mencione una función de su conciencia.
5 Puede que la función de la conciencia con la cual estemos más familiarizados sea la del juicio que ésta hace de nuestra conducta ’después del hecho,’ después de la acción incorrecta. Cuando concluimos que hemos hecho lo incorrecto u obrado de manera deshonrosa, nuestra conciencia nos acusa y nos condena. (Compare con 2 Samuel 24:10; 1 Juan 3:20.) Si respondemos a ella, este papel que desempeña la conciencia puede ayudarnos, puesto que nos moverá a evitar la repetición de un mal. Y pudiera hacer que nos arrepintiéramos, pidiéramos perdón o hasta reparáramos el daño, si fuera posible.—Salmo 32:3, 5; Mateo 5:23, 24; Lucas 19:1-8.
6. ¿De qué otra manera puede funcionar su conciencia?
6 Nuestra conciencia puede servir de otra manera. Aunque hay quienes dicen que una conciencia buena es una conciencia silenciosa, cuando nos enfrentamos a una decisión o problema nuestra conciencia debe hablar con claridad y aguijonearnos para que hagamos lo que es correcto. Hallamos un buen ejemplo de esto en el caso de José, quien rechazó las propuestas inmorales de la esposa de Potifar. Aunque Dios todavía no había dado una ley escrita en contra del adulterio, la conciencia de José lo movió a rechazar la inmoralidad. (Génesis 39:1-9) Si, antes de obrar, prestamos atención a nuestra conciencia, bien puede ser que evitemos la angustia de una conciencia afligida.
7. ¿Qué deseamos determinar mediante este estudio?
7 Permanece la pregunta: ¿Cuánta influencia debe ejercer la conciencia? ¿Cree usted que la conciencia debería ser la base sobre la cual decidir la mayoría de las cuestiones morales y personales, o son preferibles las reglas? Es preciso que sepamos estas cosas. Además, ¿habrá peligros de los cuales debamos estar al tanto? ¿Qué indica la Palabra de Dios, la cual se declara “provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia”?—2 Timoteo 3:16.
Puntos de vista extremados
8. ¿Desde qué dos extremos se ha visto la moralidad?
8 El conflicto entre las reglas y la conciencia es antiquísimo. En el artículo “Casuística” la Encyclopaedia Britannica (edición 11.a) explica que “[la moralidad] a veces se ha considerado como ley externa, a veces como disposición interna. ... Los que creen en la ley han cifrado su confianza en la autoridad o la lógica; mientras que los que creen en la disposición acuden principalmente a nuestras facultades instintivas: la conciencia, el sentido común o el sentimiento.” Existían extremos respecto a ambas posiciones cuando Jesús y los apóstoles anduvieron en la Tierra. Al notar la situación que era general entonces, podremos apreciar a mayor grado el equilibrio beneficioso y la sabiduría divina de la Biblia.
9, 10. (a) ¿Cómo manifestaron los fariseos un enfoque extremo? (b) En contraste, ¿qué posición era común entre los griegos y romanos?
9 Los fariseos judíos abogaban celosamente por las reglas. No estando satisfechos con la ley mosaica, desarrollaron muchísimas reglas o “mandatos de hombres” que invalidaban los mandatos de Dios. Además de desarrollar estas reglas que exigían más de lo que Dios pedía, su actitud legalista estimuló el punto de vista de que la justicia podía obtenerse como resultado de conocer y observar estos reglamentos humanos.—Mateo 15:1-20; 23:1-5; Lucas 18:9-12.
10 “En el polo opuesto estaba la antigua Grecia,” comenta el erudito en materia clásica Samuel H. Butcher. “Entre los griegos ... jamás se transmitió en forma documental ningún sistema de doctrina y observancia, ningún manual que contuviera reglas autorizadas de moralidad. ... las reglas invariables paralizaban la acción.” En cuanto a los romanos, la Encyclopaedia Britannica dice: “Cicerón y Séneca tomaron por guía suya el sentido común. Decidían cada problema según sus méritos intrínsecos, y se llevaban más por el espíritu que por la letra.” Esta filosofía grecorromana era popular en el primer siglo. ¿Atraería a los cristianos? Pablo escribió: “Cuidado: quizás haya alguien que se los lleve como presa suya por medio de la filosofía y del engaño vano ... según las cosas elementales del mundo y no según Cristo.”—Colosenses 2:8; Hechos 17:18-21.
11. ¿Cómo se hicieron patentes más tarde en la historia los dos extremos?
11 En siglos posteriores, también, ambos puntos de vista extremos tuvieron quienes abogaran por ellos, aun entre personas a quienes se llamó cristianos. Los jesuitas fueron conocidos por el énfasis que dieron a una moralidad basada en un sinnúmero de leyes de la Iglesia. Después de la Reforma, el protestantismo subrayó el individualismo y la conciencia, lo cual ha llevado al punto de vista de la actualidad conocido como “ética regida por la situación,” popularizado por el Dr. Joseph Fletcher, episcopal. La publicación The National Observer informa: “El Dr. Fletcher ha dado en forma clara un polémico manifiesto sobre libertad y responsabilidad individuales, basado en una ética de amor fraternal, que, según él, debería liberar al hombre moderno de reglas y códigos anticuados y rígidos como los ‘Diez Mandamientos.’ ... Entonces, teniendo el amor como la única guía, el aborto, las relaciones sexuales premaritales, el divorcio, ... y otros males convencionales se le hacen moralmente aceptos al Dr. Fletcher en algunas situaciones.”
12. ¿A qué peligro nos enfrentamos que nos es preciso evitar?
12 Está claro que los seres humanos se inclinan a los extremos... y se dejan guiar o por reglas o por la conciencia. Algunas personas que ven la debilidad de un extremo reaccionan de modo exagerado y van al otro extremo, como un péndulo oscila desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda. Por ejemplo, durante la Edad Media el péndulo osciló desde la actitud de los jesuitas de atenerse a reglas hasta el énfasis que los reformadores daban a la libertad y a la conciencia. También, tal vez usted haya sabido de ciertos padres que fueron demasiado estrictos en la crianza de sus hijos. Pero cuando estos hijos crecieron, la reacción de ellos fue la de ir al otro extremo y permitir que su propia prole se tomara cualquier y toda libertad, con resultados desastrosos. Podemos ver la verdad de este comentario bíblico: “Bien sé yo, oh Jehová, que al hombre terrestre no le pertenece su camino. No le pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso.”—Jeremías 10:23.
La guía equilibrada y beneficiosa de Dios
13. ¿Qué ayuda nos provee la Biblia respecto a la moralidad y la conciencia?
13 En las Escrituras, Jehová ha provisto ayuda equilibrada para los cristianos a fin de que podamos evitar: (1) el obrar de modo legalista y dar más énfasis del debido a las reglas, lo cual puede resultar en un punto de vista mezquino y rígido de la vida y la adoración, o (2) el dar más énfasis del debido a la libertad de conciencia, lo cual ha resultado en que algunos se hayan entregado a razonamientos humanos que hasta excusan la comisión de males. Para absorber el equilibrio de la Palabra de Dios y beneficiarnos de su guía, es preciso que manifestemos esta actitud de David: “Hazme conocer tus propios caminos, oh Jehová; enséñame tus propias sendas. Hazme andar en tu verdad y enséñame, porque tú eres mi Dios de salvación.”—Salmo 25:4, 5.
14, 15. ¿Qué podemos aprender de las Escrituras Griegas Cristianas respecto al punto de vista que los judíos tenían de la Ley, y el que Dios tenía?
14 La Biblia revela que Jesús desaprobó la mentalidad de los escribas y fariseos, que estaba orientada hacia las reglas. Puede que a unos cuantos judíos, que no querían usar el raciocinio que Dios les había dado, les haya agradado tener reglamentos sobre hasta dónde en el brazo habrían de lavarse, qué era “trabajo” en el día de descanso,a qué cosechas tenían que diezmar, y así por el estilo. Aquel enfoque resultó en reglas gravosas, exigió interpretaciones continuas y apartó la atención del espíritu y de los aspectos más importantes de las Escrituras. Jesús dijo a los líderes religiosos: “Ustedes ... dan el décimo de la hierbabuena y del eneldo y del comino, pero han desatendido los asuntos de más peso de la Ley, a saber, la justicia y la misericordia y la fidelidad.”—Mateo 23:23; Marcos 7:3, 4.
15 La ley mosaica contribuyó a la espiritualidad, la moralidad y la salud de los judíos, y además les probó que, por ser pecadores, necesitaban al Mesías. (Gálatas 3:19, 23-25; Romanos 7:7-14) Debido a que era una norma perfecta, ningún israelita podía observarla impecablemente y así conseguir una conciencia perfecta. (Hebreos 9:9, 10) Por lo tanto, aunque este código legal era de origen divino, una vez que este código hubo cumplido el propósito de Dios, Dios lo quitó del camino. Entonces, en vez de tratar con el pueblo que llevaba su Nombre sobre la base de un extenso código escrito, Dios pondría ‘sus leyes en la mente y el corazón de ellos.’—Jeremías 31:33; Hebreos 10:16; 2 Corintios 3:5-11.
16. ¿Qué lección se presenta aquí para (a) las personas que son muy estrictas consigo mismas, y (b) nosotros y nuestro modo de ver las reglas?
16 Teniendo esto presente, es preciso que las personas que hoy día tienen a su cargo la supervisión o coordinación de las actividades de otras tengan cuidado para no cargar a estas últimas personas con reglamentos humanos innecesarios. Puede que haya una fuerte inclinación a hacer eso en los que son muy estrictos o exigentes consigo mismos y que por eso creen que otros deben ver los asuntos de la misma manera como ellos los ven. Sin embargo, Pablo escribió esto a los cristianos: “No que seamos nosotros amos sobre la fe de ustedes, sino que somos colaboradores para el gozo de ustedes, porque es por su fe que ustedes están firmes.” (2 Corintios 1:24) Relacionado con esto: Por lo general los cristianos deben guardarse de querer que alguien que tiene autoridad haga reglas en cuanto a todo asunto. Más bien, debemos aumentar nuestro conocimiento de lo que dice la Palabra de Dios a fin de entrenar nuestra conciencia y facultades perceptivas.—Hebreos 5:14.
17. ¿En contra de qué otro punto de vista incorrecto tenemos que guardarnos?
17 Otro peligro, sin embargo, es el oscilar hasta el extremo opuesto y creer que cada cristiano tiene libertad para hacer casi cualquier cosa que su conciencia le permita. Últimamente, unas cuantas personas han hecho de esto un punto en disputa, al decir: “El cristianismo no es una religión de reglas” y referirse a pasajes como éste: “Ustedes fueron llamados, por supuesto, para libertad, hermanos; solamente no usen esta libertad como incentivo para la carne; antes bien, mediante el amor, sírvanse como esclavos unos a otros. Porque toda la Ley queda cumplida en un dicho, a saber: ‘Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo.’” (Gálatas 5:13, 14) Es cierto que los cristianos no están bajo la ley mosaica ni bajo ningún otro código extenso de leyes divinas. No obstante, debemos vigilar para que ‘nadie nos alucine con argumentos persuasivos (”argumentos persuasivos y atractivos y habla seductora,” Amplified Bible),’ puesto que un examen honrado de la Biblia muestra que ésta sí nos provee algunas leyes o reglas.—Colosenses 2:4.
Los cristianos no son personas sin ley
18, 19. ¿Cuál es la posición de los cristianos respecto a leyes y reglas bíblicas?
18 Pablo escribió a los corintios y dijo que se debía expulsar al hombre que fuera culpable de fornicación. Añadió que los idólatras, adúlteros, homosexuales, ladrones, avarientos, borrachos, injuriadores y los que practican extorsión “no heredarán el reino de Dios.” (1 Corintios 5:1, 6, 7, 11-13; 6:9-11) También leemos que los cristianos tienen que ‘abstenerse de cosas sacrificadas a ídolos, de sangre, de cosas estranguladas y de fornicación,’ y que los supuestos hermanos que promueven enseñanzas falsas han de ser rechazados. (Hechos 15:28, 29; Tito 3:10; 2 Juan 9-11) Claramente, hay leyes envueltas en esto. El que practica tales pecados no puede llegar a ser cristiano verdadero. Y si un siervo de Dios lleva a cabo estos pecados sin arrepentirse, tiene que ser expulsado.
19 También hallamos reglas bíblicas sobre asuntos que no son ofensas que incurran en expulsión. Por ejemplo, Pablo escribió que los cristianos solteros deben casarse “solo en el Señor,” y mandó que “si alguien no quiere trabajar, que tampoco coma.” (1 Corintios 7:39; 2 Tesalonicenses 3:10) Alguien pudiera razonar así: ‘Puesto que no se me expulsaría por desobedecer ese consejo, éstas no deben ser reglas serias.’ ¡Qué modo imprudente de pensar! Dios considera que estas reglas son serias. ¿No dijo Pablo a los tesalonicenses que ‘señalaran’ y ‘dejaran de asociarse con’ personas holgazanas que voluntariosamente desobedecían las reglas acerca de trabajar?—2 Tesalonicenses 3:14, 15.b
20, 21. ¿Qué podemos aprender acerca de pautas relacionadas con las congregaciones, y cuál debe ser nuestra actitud para con ellas?
20 Algunas reglas se dan específicamente para el bien de la congregación. Por ejemplo, en el pasado algunos cristianos podían hablar en lenguas. Pablo mandó que solo dos o tres personas hablaran en una sola ocasión, que lo hicieran por turno, y que estuviera presente un traductor... reglas que promovían la paz y el buen orden. (1 Corintios 14:26-33) De modo parecido, hoy día los ancianos de una congregación pudieran dar instrucciones respecto a mantener libres de obstáculos las salidas del Salón del Reino, no reservar asientos innecesariamente, o el tomar en consideración a los vecinos y la seguridad al estacionar los vehículos. El imponer reglas como éstas a la congregación no es contrario a las Escrituras, puesto que éstas tienen el mismo propósito (la paz y el buen orden) que el consejo de Pablo acerca de las lenguas. Relacionado con esto está el siguiente consejo bíblico: “Sean obedientes a los que llevan la delantera entre ustedes.” (Hebreos 13:17) Puesto que el evitar pecados como el mentir o robar implica obediencia a Dios, este texto tiene que referirse a que obedezcamos la guía de los ancianos en asuntos de congregación. Y no es difícil hacerlo si ellos no están, en sentido legislativo, “enseñoreándose de los que son la herencia de Dios.”—1 Pedro 5:3.
21 Otras “reglas” o modos de hacer las cosas benefician al rebaño en todas partes del mundo. Por ejemplo, a los testigos de Jehová se les pide que entreguen informes sobre su testificación. (Compare con Hechos 2:41, 42; 8:14.) Puede que la persona que tiende a favorecer el extremo de la libertad individual no esté de acuerdo con este procedimiento. Pero considere el bien que se ha logrado porque, gracias a los informes, los que tienen la superintendencia del rebaño han podido saber a qué grado se ha dado el testimonio del Reino, dónde se necesita ayuda, y cuándo se puede formar una congregación con los discípulos nuevos. Y, ¿no hemos disfrutado de leer los informes mundiales? (Ezequiel 9:11; Marcos 6:30; Hechos 14:21-23; 15:3; 19:1-6) Fiados en que Dios está dirigiendo a su pueblo, podemos manifestar un espíritu de apoyo y cooperación.
22. ¿Por qué es necesario que estudiemos más acerca del asunto de la conciencia?
22 Además de leyes o reglas específicas, las Escrituras contienen principios útiles que los cristianos prudentes pueden aplicar a fin de ser ‘exentos de tacha en su camino.’ (Salmo 119:1) Los principios son especialmente útiles para nosotros respecto a armonizar nuestra conciencia con el modo de pensar de Dios. Pero, ¿qué significa eso tocante a ‘asuntos de conciencia’? A algunos les ha parecido de esta manera: ‘Si es algo que le toca a mi conciencia decidir, lo que yo haga es asunto enteramente personal.’ Examinemos la cuestión en el siguiente artículo y aprendamos más acerca de cómo podemos entrenar nuestra conciencia para sacar el mayor provecho de ella.
[Notas a pie de página]
a Vea “Preguntas de los lectores,” en la página 30.
¿Puede usted explicar esto?
◻ ¿Qué es su conciencia, y de qué maneras puede ayudarle?
◻ ¿Qué dos extremos han existido respecto a la moralidad?
◻ ¿Cómo nos ayuda la Biblia a tener el punto de vista correcto sobre la guía moral?
◻ ¿Qué punto de vista bíblico necesitamos respecto a las leyes o reglas?
[Comentario en la página 20]
Las personas que son muy exigentes consigo mismas tienen que guardarse de tender a establecer muchas reglas para otros y tratar de obligar a que las obedezcan
[Comentario en la página 21]
A algunas personas les ha parecido, equivocadamente, que el cristiano tiene libertad para hacer cualquier cosa que le permita su conciencia
[Ilustración en la página 18]
En asuntos de moralidad, la gente a menudo ha oscilado de un extremo al otro
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