La grandeza del cristiano proviene del servir
“El que quiera ser grande entre ustedes, debe servir a los demás.”—Mat. 20:26, Versión Popular.
1. ¿Qué contraste se ve entre la vida de Jesús y la de muchas personas hoy día?
EL PRESTAR servicio está en el mismísimo corazón del cristianismo verdadero. Cuando estuvo en la Tierra, el Hijo de Dios dijo que había venido, no “para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.” (Mat. 20:28, Versión Moderna) Su vida está en fuerte contraste con la actitud egoísta, ambiciosa, de tantas personas de hoy día a quienes no les preocupan las necesidades de otros. Por medio de una vida de servicio altruista, Jesús puso el modelo perfecto que deben copiar todos sus seguidores genuinos. La vida de ellos, como la de él, se debe distinguir por prestar servicio y por el espíritu de dar.
2, 3. (a) ¿Qué hay de distintivo en cuanto a la palabra para “servir” que se usa en Mateo 20:28 en comparación con otras palabras griegas relacionadas con servicio? (b) ¿Qué estamos interesados en averiguar ahora?
2 La palabra que se traduce “servir” y que usó el escritor bíblico Mateo cuando citó a Jesús, nos interesa. En el griego original es el verbo diakoneo. Hay otros verbos griegos que se refieren a prestar servicio y cada uno tiene su propio “sabor” o énfasis en cierto aspecto del servicio que se presta. Un verbo pudiera dar énfasis a la sujeción que tiene que ver con servir de esclavo (douleúo; Col. 3:24), otro, a la santidad del servicio religioso (latreúo; Mat. 4:10), y otro, a la naturaleza pública del servicio prestado (leitourgeo; Hech. 13:2). Diakoneo, por otra parte, da énfasis a la mismísima naturaleza personal del servicio que se presta a otra persona. Como dice una autoridad, en este verbo hay “más fuerte aproximación al concepto de un servicio por amor.”—Theological Dictionary of the New Testament, tomo II, página 81.
3 Entonces, ¿qué abarca el servicio cristiano? ¿Se circunscribe a actividades como predicar la Palabra de Dios, hacer discípulos de otras personas o servir con relación a las necesidades estrictamente espirituales de los de la congregación? ¿Qué muestra la palabra bajo consideración (diakoneo)?
SIRVIENDO Y ATENDIENDO A OTROS
4. ¿De qué manera ilustra aptamente la Biblia el sentido fundamental de la palabra griega para “servir” que estamos considerando?
4 El uso bíblico de esta palabra ilustra aptamente el sentido fundamental de servicio personal (expresado no solo por el verbo griego, sino también por los nombres relacionados diákonos [siervo, ministro] y diakonía [servicio, ministerio]).a Un uso primitivo de la palabra se refiere a ‘servir a las mesas.’ Lucas lo usa así al citar las palabras de Jesús en cuanto a que un esclavo ‘aderezó la cena de su amo y luego le sirvió [diakoneo] hasta que hubo comido.’ (Luc. 17:7-10, Mod) En Lucas 12:35-38 (Mod) Jesús dio a sus discípulos una ilustración en la que el amo, que representaba a Jesús mismo, cambió papeles con sus esclavos que habían esperado fielmente que llegara de su banquete de bodas. Jesús dijo esto del amo de la ilustración: “Él mismo se ceñirá, y haciendo que ellos se sienten a la mesa, se llegará y les servirá [diakoneo].”b
5, 6. (a) ¿De qué manera participaron ciertas cristianas en servicio de esta clase? (b) ¿Qué muestra todo esto en cuanto a lo que abarca el término bíblico que se está considerando?
5 Sin embargo, no solo el ‘servir a las mesas,’ sino todos los servicios de una naturaleza personal similar llegaron a estar abarcados por ese término. La Biblia dice que “de sus bienes” ciertas cristianas “ayudaban” o “servían” a Jesús y sus apóstoles según éstos lo necesitaban, tanto en Galilea como en Jerusalén. (Luc. 8:1-3; Mat. 27:55; Mar. 15:41; NM; Versión Popular) Es posible que hicieran las compras y prepararan los alimentos, remendaran y lavaran la ropa, o prestaran otros servicios de naturaleza similar, y hasta utilizaran su propio dinero y posesiones para proporcionar los materiales que se necesitaran.
6 Vemos, entonces, que este término no está restringido simplemente a actividad “religiosa,” sino que abarca una amplia variedad de servicio.
SIRVIENDO A HERMANOS NECESITADOS
7. ¿Por qué podemos estar seguros de que Jehová Dios y Jesucristo dan verdadera importancia a esta clase de servicio y no lo subestiman?
7 Jamás debemos dudar de que Jehová Dios y su Hijo Jesucristo dan verdadera importancia a esta clase de servicio. Jesús personalmente experimentó necesidades humanas como el hambre y la sed. Sin duda apreció muchísimo el que, después de haber pasado cuarenta días en ayuno, ‘vinieran ángeles y se pusieran a servirle [diakoneo].’ (Mat. 4:11) En una parábola que dio hacia el fin de su servicio terrestre, Jesús describió el juicio que pronunciaría con relación a dos clases de personas, una clase asemejada a “ovejas,” la otra a “cabras.” Las “ovejas,” que fueron aprobadas y bendecidas, vinieron a asistir o ayudar a los hermanos de Cristo cuando los vieron necesitados. Pero las “cabras,” que fueron condenadas, vieron a éstos con hambre y sed, con necesidad de hospitalidad o albergue, carentes de ropa o enfermos o en prisión y ‘no los asistieron [diakoneo; no les ‘sirvieron,’ NM].’—Mat. 25:31-46, Biblia de Jerusalén.
8, 9. (a) ¿De qué manera mostraron los cristianos del primer siglo que comprendían claramente la importancia de prestar servicio según las necesidades físicas de sus hermanos? (b) ¿Cómo mostró el apóstol Pablo su interés en que este “servicio” se manejara de manera apropiada?
8 Los verdaderos discípulos de Jesús durante el primer siglo E.C. demostraron que eran “semejantes a ovejas” en actitud y acción. Cuando los cristianos de Macedonia y Acaya se enteraron de que sus hermanos de Judea estaban necesitados, reunieron provisiones de socorro y se las enviaron a éstos, ejecutando una “ministración de socorro [diakonía].” (Hech. 11:29; 12:25, NM) Pues reconocían que los hermanos de Judea les habían prestado precioso servicio espiritual a ellos y que tenían una ‘deuda’ correspondiente que hacía apropiado para ellos el “servirles con los bienes materiales” (Nácar-Colunga); “servir públicamente a éstos con cosas para el cuerpo carnal” (NM). (Rom. 15:25-27) Esto fue especialmente digno de encomio por parte de las congregaciones macedonias. Aunque ellas mismas se encontraban en condición de pobreza, habían “desbordado en tesoros de generosidad.” Como dice Pablo: “Porque atestiguó que según sus posibilidades, y aun sobre sus posibilidades, espontáneamente nos pedían con mucha insistencia el favor de participar en el servicio [diakonía; ministerio, NM] en bien de los santos.” (2 Cor. 8:2-4, BJ) ¡Qué gran ejemplo de servicio altruista para nosotros hoy día!
9 El apóstol Pablo estaba muy interesado en que esta medida de socorro se ejecutara de manera excelente, para que no hubiera “crítica de nuestro manejo [diakoneo; administración, Torres Amat] de esta dádiva generosa,” fuese por parte de los que daban o de los que recibían en aquel proyecto. Por esa razón, otros, “delegados de nuestras congregaciones,” fueron ‘debidamente nombrados para viajar’ con Pablo y Tito (a quien Pablo llamó “mi compañero y mi asociado”).—2 Cor. 8:19-23, New English Bible.
10. ¿Qué excelentes resultados provienen de servir así altruistamente según lo que otros necesitan, como se demuestra por 2 Corintios 9:1, 11-14?
10 Más tarde Pablo mismo recibió ayuda refrescante de hombres como Onesíforo y Onésimo a medida que éstos le ‘sirvieron’ y ‘lo ayudaron’ (diakoneo) en tiempos de prueba. (2 Tim. 1:16-18; File. 10-13, VP) Cuando escribió a los corintios, les mostró los excelentes resultados que produce ese servicio bondadoso, altruista, para alabanza de Dios y el adelanto de las buenas nuevas. Del “socorro” (diakonía; “servicio,” NC; “ministerio,” NM) para los hermanos de Judea, dijo: “Con esto quedaréis ricos de todo y aptos para una copiosa largueza. La cual distribuida por nosotros producirá rendimiento de gracias a Dios. Porque el ministerio de este servicio sagrado no sólo satisface la penuria de los santos, sino que también es copiosa fuente de múltiples acciones de gracias a Dios. Los que reciben con este socorro la prueba de vuestra caridad, glorifican a Dios por vuestra profesión de obediencia al evangelio de Cristo, y por vuestra liberalidad en beneficiarles a ellos y a todos. Ellos os corresponden con su oración a favor vuestro, y así muestran el amor ardiente que os tienen, por la inapreciable gracia que Dios derramó sobre vosotros.”—2 Cor. 9:1, 11-14, Franquesa-Solé.
11. (a) ¿De qué maneras contribuye a la expansión de la adoración pura la atención considerada que demos a las necesidades físicas ajenas? (b) ¿Cuál es una de las maneras en que podemos mostrar ‘la caridad al nombre de Dios,’ según Hebreos 6:10?
11 Sí, las buenas nuevas del reino de Dios se hacen significativas para la gente cuando ésta ve el efecto que produce en la personalidad de los que las abrazan, la generosidad y el amor al prójimo que generan. Ese servir y dar con consideración a los demás no solo produce en éstos gratitud para con los individuos humanos que dan, sino que también “es copiosa fuente de múltiples acciones de gracias a Dios.” Recomienda al cristianismo verdadero como el óptimo modo de vivir, como la adoración verdadera dada a un Dios bondadoso y amoroso. (Compare con Santiago 1:26, 27; 2:14-17; 1 Juan 3:16-18.) Con razón, pues, Pablo pudo escribir a los cristianos hebreos que habían acudido en ayuda de sus hermanos y les aseguró que “Dios no es injusto para olvidar vuestras buenas obras y la caridad que habéis demostrado hacia su nombre en el servicio [diakoneo] que habéis prestado y seguís prestando a los santos.”—Heb. 6:10, La Santa Biblia (E. M. Nieto, Ed. Paulinas); compare con Heb. 10:32-34; 1 Corintios 16:15, 16.
12, 13. (a) ¿De qué manera puede describirse a los gobiernos mundanos como “siervos” de Dios? (b) ¿Cuál es la diferencia entre el servicio de éstos y el que prestan los discípulos de Jesús?
12 Debido a que el sentido de estas palabras griegas para servir fue ensanchado de modo que abarcara no solo el ‘servir a las mesas,’ sino toda clase de servicio personal, éstas se pueden aplicar hasta a los gobiernos mundanos. Por esa razón a las “autoridades superiores” del sistema de cosas actual se les llama “siervos” de Dios en un sentido particular. En Romanos 13:4 (BJ) el apóstol inspirado dice de esas autoridades gubernamentales que son “para ti un servidor [diákonos; ministro, NM] de Dios para el bien. Pero, si obras el mal, teme; pues no en vano lleva la espada; pues es un servidor [diákonos] de Dios para hacer justicia y castigar al que obra el mal.” Dios permite que estos sistemas políticos continúen por un tiempo y presten ciertos servicios que benefician a su pueblo en la Tierra y contribuyen a algún grado de orden y protección contra el desafuero. En ese sentido son sus “siervos.”
13 Sin embargo, estos gobiernos mundanos no sirven por amor a Dios o a los discípulos verdaderos de su Hijo. Más bien, prestan estos servicios públicos indistintamente para provecho de todos los ciudadanos que están bajo ellos. Por lo tanto, sus servicios no les producen el galardón que reciben los que sirven a Jehová Dios por amor a él y a su prójimo.
UN SERVICIO AÚN MÁS VITAL
14, 15. (a) Aunque el atender las necesidades físicas y materiales de otros es un aspecto vital del servicio cristiano, ¿qué otro aspecto es aun más vital? (b) ¿De qué manera ilustra esto el relato de Hechos 6:1-4?
14 De lo que hemos considerado se hace patente que el atender las necesidades físicas y materiales de otros, en particular de nuestros hermanos cristianos, es una parte vital del servir cristiano. Ninguno de nosotros debe considerar jamás como “indigno” de nosotros el servir humildemente de estas maneras, o subestimar la importancia de tal servir a los ojos de Dios. Y sin embargo, hay un aspecto de servicio aun más vital que los cristianos genuinos estarán muy interesados en prestar. ¿Cuál es? Es el servir a otros lo que necesitan en sentido directamente espiritual.
15 La importancia relativa de servir por medio de satisfacer las necesidades físicas de otros en comparación con el servir por medio de satisfacer sus necesidades espirituales se aclara en el relato de Hechos 6:1-4 (Straubinger). Se desarrolló un problema después del Pentecostés de 33 E.C. porque cierto grado de parcialidad estaba haciendo que algunas viudas fueran “desatendidas en el suministro [diakonía; distribución, Reina-Valera Revisada; cuando se repartían los alimentos, VP] cotidiano.” Los apóstoles, al informárseles esto, “convocaron la asamblea de los discípulos y dijeron: ‘No es justo que nosotros descuidemos la palabra de Dios para servir a las mesas [diakoneo; llevar cuentas, An American Translation].’” De modo que pidieron a los hermanos que buscaran a siete hombres “de entre vosotros . . . de buena fama,” para que los apóstoles, con facultad de nombrar, pudieran ‘entregarles este cargo. Nosotros, empero, perseveraremos en la oración y en el ministerio [diakonía; el servicio, Int; la administración, Scío de San Miguel] de la palabra.’
16. ¿Adoptaron los apóstoles la posición que se ha descrito debido a que el suministrar comestibles a aquellas viudas fuera una actividad ajena a los asuntos de la congregación?
16 El atender el suministro de comestibles a estas viudas desatendidas era ciertamente una parte necesaria del servicio cristiano. Por eso, no era una actividad ajena a los asuntos de la congregación, sino que tenía en sí un aspecto espiritual. Las palabras del discípulo Santiago en Santiago 1:26, 27 muestran que definitivamente esto es parte de la “adoración” limpia. Sin embargo, los apóstoles reconocían que mostraría falta de discernimiento el que ellos pasaran su tiempo en el manejo mismo de estos abastecimientos materiales en vez de concentrarse en el manejo de cosas de una naturaleza directamente espiritual, particularmente el suministrar alimento y guía espiritual de la Palabra de Dios a los hermanos.
17. ¿Cómo siguieron las congregaciones de otras partes el ejemplo de la congregación de Jerusalén en asuntos como aquél?
17 A medida que se desarrollaron congregaciones en lugares de fuera de Jerusalén, se mantuvo la observación de este principio. Se dio atención primaria a prestar servicio según las necesidades directamente espirituales mientras no se pasaba por alto o no se dejaba de dar importancia debida a los asuntos físicos o materiales. Se nombraron cuerpos de ancianos para que sirvieran de pastores y superintendentes espirituales en las congregaciones. (Hech. 20:17, 28) Y, para que éstos pudieran concentrarse en edificar y aconsejar a los hermanos, cuerpos de auxiliares trabajaban bajo su dirección para atender deberes que no eran tan directamente espirituales.—Fili. 1:1.
18. ¿Pudiera servir cualquier persona de siervo ministerial (diákonos) en la congregación? ¿Cómo muestra esto que el servicio que éstos desempeñaban no era asunto leve a los ojos de Dios?
18 Por consiguiente, después de instruir a Timoteo acerca de los requisitos que deberían satisfacer los que hubieran de ser nombrados ancianos, el apóstol Pablo pasa a decir: “Los auxiliares [diákonos; siervos, Int; siervos ministeriales, NM; diáconos, Mod], a su vez, tienen que ser hombres serios, rectos, no adictos al vino ni a ganancia falta de honradez, sino que mantengan la verdad divina de la fe con una conciencia limpia. Primero se les debe probar, y después de eso, si no se halla falta en ellos, pueden servir de auxiliares [diakoneo; servir como ministros, NM]. . . . Los que efectúan buen servicio como auxiliares [que sirven de manera excelente, NM] obtienen buena posición para sí y gran confianza en su fe en Cristo Jesús.”—1 Tim. 3:8-13, AT.
19, 20. (a) ¿Qué uso especial, por lo tanto, se dio a la palabra griega diákonos (siervo) en la congregación primitiva? (b) ¿Qué pregunta surge ahora en cuanto a la relación que había entre aquellos “siervos” de la congregación y los individuos que habían sido nombrados ancianos?
19 De modo que, de la misma manera que la palabra griega presbýteros, que simple mente significa un “hombre de mayor edad,” llegó a ser una designación de un hombre que tenía una asignación de servicio en la congregación, a saber, la de ser un “anciano,” así la palabra diákonos, que simplemente significa un “siervo,” llegó a designar a un hombre que tenía otra asignación en la congregación. En un comentario sobre los diferentes usos del término griego diákonos, el Theological Dictionary of the New Testament, tomo II, página 89, dice, bajo el encabezamiento “B. El diácono como oficial de la Iglesia,” esto:
“1. Se puede hacer una distinción entre todos estos usos generales y el empleo del término como la ‘designación fija del que llevaba un cargo específico’ como diákonos en la constitución en desarrollo de la Iglesia. Esto se encuentra en pasajes en los cuales la Vulgata [Latina] tiene la palabra prestada diaconus en vez de la [latina] minister que se usa en las demás partes (compare con Fili. 1:1; 1 Tim. 3:8, 12).
“Miembros de la comunidad [cristiana] a los cuales se llama diáconos en virtud de su actividad regular se hallan por primera vez en Fili. 1:1, donde Pablo envía saludos a todos los santos de Filipos syn episkopois kai diakonois [junto con superintendentes y siervos, Int]. Ya en esta frase surge un punto decisivo para nuestro entendimiento del cargo, a saber, que a los diáconos se les vincula con los obispos [superintendentes] y se les menciona después de ellos. Así, al tiempo de esta epístola hay dos cargos coordinados.
“. . . aquí la descripción del cargo ha llegado a ser una designación inequívoca.”
20 A estos hermanos, pues, se les designaba como “siervos” de la congregación, que prestaban servicio humildemente, en deberes asignados según las necesidades de sus hermanos. ¿Daba esto razón para que los hermanos que eran “ancianos” asumieran una actitud de superioridad para con ellos (los que habían sido nombrados para servir de diákonos) como si los ancianos fuesen ahora sus “jefes”?
NO HAY LUGAR PARA UNA ACTITUD DE SUPERIORIDAD
21. ¿Por qué no hay ninguna razón para que un anciano se considere “por encima” de los que sirven de “siervos” en una congregación?
21 No, pues eso ciertamente no estaría en armonía con el consejo de Jesús y el principio que enseñó a sus apóstoles. En realidad, todos los que servían de “ancianos” eran también servidores o siervos de sus hermanos, incluso de los llamados “siervos” de la congregación (“siervos ministeriales,” NM). Jesucristo mismo había venido, ‘no para que se le sirviera, sino para servir.’ El inspirado apóstol Pablo declaró que Jesús “ha sido hecho servidor [diákonos] de la circuncisión en favor de la verdad de Dios.” (Mat. 20:28; Rom. 15:8, Besson) Pablo se llamó a sí mismo (así como llamó a sus colaboradores, Timoteo y otros) “siervo” (diákonos). (Efe. 3:7; Col. 1:23, Int) Con esto no quiso decir que él fuera parte de un cuerpo de siervos de congregación (“siervos ministeriales” o “diáconos”) en una congregación en particular, sino, más bien, que había sido asignado para servir a favor de la congregación cristiana en conjunto. Hablando de esa congregación, él dice: “He llegado a ser uno de los que sirven [diákonos; ministro, NM] a la iglesia, por el encargo que Dios me dio para el bien de ustedes, de dar en forma completa el mensaje de Dios.”—Col. 1:24-26, VP.
22, 23. (a) ¿Cómo muestra alguien que es siervo verdadero de otro? (b) ¿A qué clase de evidencia señaló el apóstol Pablo como prueba de que era siervo genuino de Dios y de Cristo?
22 El ser el “siervo” de otro podría requerir que uno aguantara humildemente bajo penalidades, que soportara circunstancias desagradables. El que uno estuviera dispuesto a hacer esto o no estuviera dispuesto a ello demostraría lo genuino de su servicio a la persona a quien sirviera. A causa de que algunos tendían a menospreciar el valor de Pablo en comparación con otros, él presentó prueba de que era un siervo de buena fe de Cristo y de Dios. A los cristianos de Corinto, donde estaban situados algunos de sus detractores, escribió: “Queremos demostrar en todo que somos siervos [diákonos; ministros, NM] de Dios, por nuestra mucha paciencia en aguantar sufrimientos, necesidades y dificultades; pues nos han azotado y encarcelado; hemos sufrido alborotos y trabajos muy duros; hemos estado sin dormir y hemos pasado hambres.”—2 Cor. 6:4, 5, VP.
23 De los que lo menospreciaban, preguntó: “¿Son siervos [ministros, NM] de Cristo?” y entonces pasó a decir: “Yo lo soy más que ellos . . . Pues he trabajado más que ellos, he sido azotado más que ellos, me han encarcelado más, y muchas veces he estado en peligro de muerte. En cinco ocasiones los judíos me dieron el castigo de los treinta y nueve azotes. Tres veces me apalearon, y una vez me apedrearon. En tres ocasiones se hundió el barco en que yo viajaba, y una vez pasé una noche y un día en alta mar. He viajado mucho, y me he visto en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros entre mis paisanos y entre los extranjeros. Me he visto en peligros en la ciudad, en el campo y en el mar, y en peligros entre falsos hermanos. He tenido trabajos y dificultades; muchas veces he estado sin dormir; he sufrido hambre y sed; he ayunado mucho; he sufrido el frío y la falta de ropa.”—2 Cor. 11:23-27, VP.
24. ¿Cómo nos ayuda el apóstol así a mantener el punto de vista correcto al evaluar lo genuino de nuestro propio servicio?
24 ¡Esto de veras, era evidencia real de ser un siervo genuino! Ningún jactarse de logros impresionantes en los cuales enorgullecerse humanamente, como la construcción de edificios admirables; ninguna recitación de haber atraído a grandes muchedumbres para que le oyeran hablar; ningún tomar de crédito personal por la maravillosa expansión que se había efectuado en la diseminación de las buenas nuevas. Más bien, un registro de servicio humilde, como el de un siervo o servidor que, sin ninguna fanfarria, sale hasta en la oscuridad de la noche, desafiando tiempo inclemente, incomodidad y peligro, para efectuar algún mandado al cual lo envía su amo. Podemos pensar en esto al evaluar lo genuino de nuestro propio servicio a Dios. Sin embargo, también podemos traer a nuestra memoria que Pablo además llamó atención a sus cartas de recomendación, a saber, los discípulos cristianos que había hecho como prueba de que había trabajado como siervo.—2 Cor. 3:1-3.
25. ¿Cómo expresó Pablo su humildad al escribir a los de Corinto, donde había trabajado con tanta diligencia?
25 Pablo jamás fue culpable de elevarse o querer que otros lo consideraran con deferencia como un ‘principal’ entre ellos. A aquellos corintios, entre quienes había trabajado durante año y medio, dijo de sí mismo y de un colaborador: “¿Quién es Pablo? ¿Quién es Apolos? Somos solamente siervos [diákonos, ministros, NM] de Dios, por medio de los cuales ustedes creyeron en el Señor. Cada uno de nosotros hizo el trabajo que el Señor le señaló. Yo sembré la semilla, Apolos regó, pero Dios es el que la hizo crecer. De manera que ni el que siembra, ni el que riega, son nada; pero Dios es todo, pues él hace crecer la planta. . . . Somos compañeros de trabajo al servicio de Dios, y ustedes son como el terreno que Dios está trabajando. O también, ustedes son como un edificio que Dios está construyendo.”—1 Cor. 3:5-9, VP.
26. ¿Cómo podemos esforzarnos por ser grandes y no obstante estar libres de ambición egoísta y orgullo?
26 Ciertamente, el esforzarse por ser grande de esta manera, no por medio de obtener prominencia, prestigio o poder, sino por medio de dar de uno mismo en servicio humilde, es una meta deseable. Es evidencia, no de ambición u orgullo o egoísmo, sino de amor, amor a Dios y amor al prójimo. Que todos nosotros busquemos hoy tal grandeza, para la alabanza de Jehová Dios, que estableció esta regla de grandeza, y en honor de su Hijo, que la ejemplificó como nadie más jamás lo ha hecho. El buscar nosotros la “grandeza” cristiana producirá magníficos beneficios para nosotros mismos y para otros. Producirá un abundante derramamiento del espíritu santo de Dios, lo cual, a su vez, contribuirá a espléndida unidad y armonía entre nosotros, como lo explica el siguiente artículo.
[Notas]
a Según los lexicógrafos, el término diákonos provienen de la palabra griega dia, que significa “a través de,” y la palabra griega konis, que significa “polvo,” y por consiguiente describe a un siervo que está cubierto de polvo debido a haber ejecutado algún deber o mandato para su amo.
b Hallamos otros ejemplos de esta clase de servicio prestado en el relato del banquete de bodas de Caná (Juan 2:1-9), en el servicio que prestó la suegra de Pedro (Mat. 8:14, 15), y en el que prestó Marta.—Luc. 10:40; Juan 12:2; vea Kingdom Interlinear Translation.
[Ilustración de la página 333]
La palabra griega diakoneo enfatiza la naturaleza personal de un servicio que se presta a otra persona
[Ilustración de la página 334]
El servicio cristiano incluye atención a las necesidades materiales de los cristianos que sufren una escasez; tal dar resulta en alabanza a Dios
[Ilustración de la página 336]
Los cristianos primitivos daban atención primaria a prestar servicio según las necesidades espirituales de otros