El paraíso
“Fue arrebatado al paraíso y oyó palabras inefables que no es lícito que el hombre hable.”—1 Tim. 2:3, 4.
1, 2. (a) Cuando algo comparable a un jardín persa se ha llamado a nuestra atención, ¿cuándo se puede hablar de ello lícitamente? (b) ¿Cómo llamó la atención el apóstol Pablo a tal paraíso?
CUANDO algo tan grandioso y hermoso como un jardín oriental persa se ha revelado por el cumplimiento de la profecía divina, entonces llega a ser lícito y oportuno que hablemos acerca de ello. Entonces el hombre puede hablar acerca de ello con certeza, sobre la base sólida de los hechos explícitos. Hoy, después de diecinueve siglos desde que lo mencionó el apóstol Pablo a la congregación cristiana de Corinto, Grecia, podemos hablar con conocimiento de causa acerca de la cosa maravillosa que le fué revelada. Al tiempo que presentó prueba a los cristianos corintios de que él era un apóstol de Jesucristo, Pablo dijo:
2 “Tengo que jactarme. No es provechoso, pero pasaré a visiones y revelaciones sobrenaturales del Señor. Yo conozco a un hombre en unión con Cristo que, hace catorce años—estando en el cuerpo yo no sé, o fuera del cuerpo yo no sé; Dios lo sabe—fué arrebatado como tal al tercer cielo. Sí, yo conozco a tal hombre—estando en el cuerpo o aparte del cuerpo, yo no sé, Dios lo sabe—que fué arrebatado al paraíso y oyó palabras inefables que no es lícito que el hombre hable. Acerca de tal hombre me jactaré, . . . no seré irrazonable, pues diré la verdad . . . simplemente debido al exceso de revelaciones.”—2 Cor. 12:1-7.
3, 4. ¿Cuándo tuvo Pablo esta visión paradisíaca, y cómo describió su conversión al cristianismo delante del rey Agripa?
3 La fecha de catorce años antes de que Pablo escribiera esas palabras sería alrededor del año 41 (d. de J.C.), o por lo menos cinco años después que fué convertido él del judaísmo al cristianismo por medio de una visión milagrosa en la que vió algo de la gloria cegadora del resucitado Jesucristo en el cielo. Hablando acerca de ello delante del gobernador romano Festo y el rey Agripa II y otros del imponente grupo de personas que estaba en la sala de recepción oficial en Cesarea, Pablo dijo solemnemente:
4 “En medio de estos esfuerzos mientras viajaba yo a Damasco con autoridad y una comisión de parte de los sacerdotes principales, vi a mediodía en el camino, oh rey, una luz superior al resplandor del sol brillar desde el cielo alrededor de mí y alrededor de los que viajaban conmigo. Y cuando todos habíamos caído al suelo oí una voz que me dijo en la lengua hebrea: ‘Saulo, Saulo, ¿por qué me estás persiguiendo? El seguir dando coces contra los aguijones te causa dificultad.’ Pero yo dije: ‘¿Quién es usted, Señor?’ Y el Señor dijo: ‘Yo soy Jesús a quien estás persiguiendo. Sin embargo, levántate y ponte de pie. Porque con este fin me he hecho visible a ti, para escogerte como asistente y testigo tanto de cosas que has visto como de cosas que haré que veas respecto a mí’ . . . Por lo cual, rey Agripa, no me hice desobediente a la vista celestial, sino que tanto a los de Damasco primero como a los de Jerusalén, y por todo el país de Judea, y a las naciones fuí llevando el mensaje de que debían arrepentirse y volverse a Dios haciendo obras propias del arrepentimiento.”—Hech. 26:12-20.
5. ¿Con qué actitud mental escribió Pablo acerca de sus visiones y revelaciones, y por eso qué uso hacemos de nuestro tiempo al considerar su visión paradisíaca?
5 Esa visión no fué ilusión, no fué simple imaginación o alucinación. Fué tan verdadera que Pablo la tomó sumamente en serio y no desobedeció el mensaje que le dió. Por probarse obediente a la visión hasta el fin de su vida él murió la muerte de mártir. Asimismo, Pablo escribió con toda seriedad acerca de las visiones y revelaciones sobrenaturales que el Señor Jesucristo en el cielo le dió. Entonces, podemos estar seguros de una cosa: No estamos desperdiciando el tiempo con una simple alucinación cuando consideramos la visión sobrenatural a que fué arrebatado el hombre que Pablo conoció personalmente, para ver el paraíso y oír palabras inefables que entonces no era lícito que el hombre hablara. Más bien estamos usando tiempo para conseguir entendimiento.
6, 7. ¿Quién fué este hombre que fué arrebatado acerca de quien Pablo escribe, pero cómo recibió otro hombre también una revelación de parte de Jesús acerca del Paraíso?
6 El hombre favorecido con tal visión sobrenatural sin duda fué el apóstol Pablo mismo, porque ningún otro ha hablado acerca de esta experiencia que sucedió alrededor de 41 d. de J.C. Sin embargo, Pablo no fué el único hombre a quien Jesucristo hizo una revelación acerca de un paraíso. Mucho antes de que Pablo llegara a ser cristiano hubo un hombre a quien Jesús habló acerca del paraíso. Esto sucedió en el año 33 (d. de J. C.), en el día de la Pascua de los judíos, en el Calvario, fuera de los muros de Jerusalén.
7 Entonces Jesús estaba colgado en un madero de tormento, clavado a él de manos y pies. Encima de su cabeza el gobernador romano Poncio Pilato había colocado la acusación jurídica por la cual Jesús estaba siendo ejecutado. El pueblo judío “estaba de pie mirando. Pero los gobernantes se estaban mofando, diciendo: ‘A otros salvó, sálvese él mismo, si este hombre es el Cristo de Dios, el Escogido.’ Aun los soldados se burlaban de él, acercándose y ofreciéndole vino agrio y diciendo: ‘Si eres el rey de los judíos, sálvate.’” Sin embargo, un hombre que estaba allí tuvo el valor de alzar su voz en defensa de Jesús. Pudo comprender que si este hombre Jesús estaba dispuesto a morir esta muerte horrible, vergonzosa y dolorosa sin murmurar y sin quejarse, tendría que haber verdad en sus convicciones y afirmaciones. Él, también, estaba colgado en un madero de tormento, aunque probablemente no clavado a él como Jesús, quien estaba sufriendo más aunque “no hizo nada fuera de orden.” Después de terminar su defensa de Jesús y para expresar fe en Jesús aun en el día de su ejecución pública, este malhechor “prosiguió diciendo: ‘Jesús, acuérdese de mí cuando llegue a su reino.’” ¿Qué dijo Jesús en respuesta? “Él le dijo: ‘Verdaderamente le digo hoy: Usted estará conmigo en el Paraíso.’”—Luc. 23:35-43.
8. ¿Qué le sucedió al cuerpo de Jesús después de su muerte, pero qué le sucedió al cuerpo del malhechor simpatizador?
8 Jesús dijo eso al malhechor como a las doce horas del día. Durante tres horas más ellos quedaron colgados en los maderos de tormento. Luego el malhechor oyó a Jesús clamar a Dios en el cielo: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.” Ahora todo había terminado para Jesús. “¡Se ha logrado!” dijo él e, inclinando la cabeza, dejó de respirar. (Luc. 23:44-46; Juan 19:28-30) El defensor de Jesús, el malhechor sufridor al lado de él, tardó más en morir. Pero como estaba por comenzar el sábado o día de descanso judío a la puesta del sol, los soldados apresuraron su muerte quebrándole las piernas a él y a otro malhechor empalado. De modo que murió el mismo día que Jesús, su Rey escogido. Lo que le sucedió al cuerpo muerto del malhechor no se nos dice; pero el cuerpo de Jesús fué descolgado y enterrado en un sepulcro nuevo que pertenecía a un judío rico de Arimatea, llamado José, que había llegado a ser discípulo de Jesús.—Juan 19:31-42; Mat. 27:57-61.
¿UN LADRÓN EN EL PARAÍSO?
9. ¿A qué pregunta nos enfrentamos ahora tocante a la identidad del paraíso, y cuál es la respuesta?
9 Ahora nos enfrentamos a la pregunta: ¿Se refirió Jesús al mismo Paraíso al que se refirió el apóstol Pablo mucho más tarde? ¿Habló Jesús al malhechor que estaba en el madero acerca del mismo Paraíso que él mencionó cuando dió La Revelación al apóstol Juan, alrededor de 96 (d. de J.C.)? En Apocalipsis 2:7, Jesús dijo: “El que tenga oído oiga lo que dice el espíritu a las congregaciones: Al que venza yo le concederé comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios.” Bíblicamente, la respuesta tiene que ser no.
10. ¿Por qué no estaba hablando Jesús acerca de un paraíso celestial al malhechor que estaba en el madero?
10 Jesús no le estaba hablando al malhechor en el madero acerca de un Paraíso celestial. El malhechor no podía entender cosas espirituales así como no podía entenderlas el fariseo judío Nicodemo, un gobernante de los judíos, a quien Jesús dijo: “A menos que uno nazca otra vez, no puede ver el reino de Dios. . . . A menos que uno nazca del agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que ha nacido de la carne es carne, y lo que ha nacido del espíritu es espíritu. No se maraville debido a que le dije: Ustedes deben nacer otra vez. . . . Lo que sabemos hablamos y de lo que hemos visto testificamos, pero ustedes no reciben el testimonio que damos. Si les he dicho cosas terrestres y sin embargo ustedes no creen, ¿cómo creerán si les digo cosas celestiales?” (Juan 3:3-12) Jesús habló al malhechor de un Paraíso que le sería posible entender. De modo que el malhechor no entendió que por estar en el Paraíso con Jesús como Rey iría al cielo al morir, o que al tiempo de su resurrección de entre los muertos sería introducido en el cielo.
11. ¿Cómo, también, muestra el caso de los mismos apóstoles de Jesús que el malhechor que estaba en el madero no pensaría en un reino o paraíso celestial?
11 Aun después de años de predicar el reino de los cielos y hasta el instante en que Jesús ascendió al cielo a la vista de ellos, sus mismos apóstoles no tenían ninguna idea de un reino celestial. De otra manera no le habrían hecho esta pregunta de despedida: “Señor, ¿va a restaurar usted el reino a Israel en este tiempo?” (Hech.1:6-11) ¿Cómo, entonces, podría ese hombre simpatizador en el madero, un malhechor, no un apóstol íntimo de Jesús, pensar que Jesús recibiría o entraría en un reino celestial o pensar que el Paraíso estuviese en el cielo?
12. ¿Por qué algunos caudillos religiosos de la cristiandad hoy día aceptan el paraíso que las escuelas rabínicas del día de Jesús enseñaban?
12 El Paraíso del cual habló Jesús al malhechor no fué el paraíso que enseñaban las escuelas rabínicas de aquel día. Según tales escuelas el Paraíso todavía existía, a saber, el jardín de Edén. Según su enseñanza, ¿dónde existía? Citando una autoridad: El Paraíso “era una región del mundo de los muertos, de Sheol, en el corazón de la tierra. El Gehena se hallaba en un lado, con sus llamas y tormentos. El Paraíso en el otro lado, el hogar intermedio de los benditos. . . . Los patriarcas estaban allí, Abrahán e Isaac y Jacob, listos para recibir a sus descendientes fieles en su seno . . . El lugar de honor más encumbrado en el banquete de las almas benditas era el seno de Abrahán (Luc. 16:23), en el cual el nuevo heredero de inmortalidad se reclinaba como el invitado favorecido y honrado.”a Hoy algunos caudillos religiosos de la cristiandad aceptan esa enseñanza rabínica.b Ellos saben que Jesús no fué al cielo en el día en que habló al malhechor que estaba colgado en el madero. Saben que en la mañana de la resurrección de Jesús de entre los muertos él dijo a María Magdalena: “Todavía no he ascendido al Padre. Pero ve a mis hermanos y diles: ‘Yo estoy ascendiendo a mi Padre y al Padre de ustedes y a mi Dios y al Dios de ustedes.’” (Juan 20:17, 18) De modo que Jesús no había ido a ningún Paraíso celestial.
13. ¿Por qué, según lo probó Pedro en el día del Pentecostés, no había ido Jesús a ningún paraíso celestial?
13 ¿Por qué no? Porque desde su muerte y entierro Jesús había estado en Sheol, durante partes de tres días. Su alma había estado en Sheol, en cumplimiento del Salmo 16:10: “Tú no dejarás mi alma en Sheol. No dejarás que tu hombre de bondad amorosa vea el hoyo.” Esa es la interpretación que el espíritu santo de Dios dió por medio del apóstol Pedro en el día del Pentecostés. Pedro, bajo la acción del espíritu recién derramado, dijo: “David dice tocante a [Jesús]: ‘Tenía a Jehová a mi vista de continuo; . . . no abandonarás mi alma en el Hades, ni permitirás que tu hombre de bondad amorosa vea corrupción. . . .’ Por lo tanto, porque [David] era profeta y sabía que Dios le había jurado con un juramento que él sentaría a uno de su prole sobre su trono, vió de antemano y habló concerniente a la resurrección del Cristo, que ni fué abandonado en el Hades ni su carne vió corrupción. A este Jesús Dios resucitó.”—Hech. 2:25-32.
14. ¿Por qué no estuvieron Jesús y el malhechor en el Paraíso abajo en Sheol, y por qué el malhechor no participó con Jesús en la “primera resurrección”?
14 En el día en que murió el malhechor estuvo con Jesús en Sheol o Hades. Él no había ido al cielo, así como Jesús no había ido al cielo. Tampoco estuvieron Jesús y el malhechor en un Paraíso abajo en Sheol o Hades. El Paraíso no está allá abajo, ni trasladó Dios el Paraíso más tarde de Sheol al cielo, a Su presencia inmediata, porque Sheol o Hades no es lo que los rabinos antiguos erróneamente enseñaban que era. Según la Santa Biblia, Sheol o Hades es el sepulcro común del género humano. Cuando Jesús fué resucitado de entre los muertos para que su alma no fuera dejada en Sheol o Hades, él experimentó la “primera resurrección.” Por eso leemos: “Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que llegara a ser el que es primero en todas las cosas.” (Col. 1:18) El ladrón no participó en la “primera resurrección” con Jesús, porque ésa es una resurrección espiritual, una resurrección a la vida como persona espiritual en los cielos invisibles. Jesús dijo a Nicodemo que uno tiene que ‘nacer otra vez,’ ‘nacer del agua y del espíritu,’ para disfrutar de esa resurrección espiritual. En el caso de los discípulos fieles de Jesús, no fué sino hasta el día del Pentecostés, cincuenta y un días después de morir Jesús, que por primera vez fueron engendrados por el espíritu de Dios.
15. ¿Por qué lo que Pablo dice en Romanos 6:3-5 no aplicó al malhechor, y por consiguiente, cuando Jesús fué levantado de entre los muertos, qué le sucedió al malhechor?
15 Aunque el malhechor murió junto a Jesús, no aplicó a él lo que Pablo dice, en Romanos 6:3-5: “¿No saben ustedes que todos nosotros que fuimos bautizados en Cristo Jesús fuimos bautizados en su muerte? Por lo tanto fuimos sepultados con él por medio de nuestro bautismo en su muerte, para que, así como Cristo fué levantado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida. Porque si hemos sido unidos con [Cristo] en la semejanza de su muerte, ciertamente seremos unidos con él también en la semejanza de su resurrección.” En vez de morir una muerte semejante a la de Cristo, el malhechor murió una muerte de criminal. Él dijo al otro malhechor que estaba muriendo: “Estamos recibiendo en completo lo que merecemos por las cosas que hicimos; pero este hombre no hizo nada fuera de orden.” (Luc. 23:40, 41) En consecuencia, cuando Jesús fué levantado de entre los muertos, dejó al malhechor en Sheol, no en el Paraíso.
16. ¿Pidió el malhechor a Jesús el privilegio de estar en el reino, y usó el apóstol Pedro una de las “llaves del reino de los cielos” a favor del malhechor? ¿Cómo lo sabemos?
16 Analice usted, ahora, lo que el malhechor dijo a Jesús: “Jesús, acuérdese de mí cuando llegue a su reino.” ¿Estaba pidiendo así estar en el reino de Jesús? ¡De ningún modo! Aun desde un punto de vista terrestre, humano, ¿cómo podría él pedir estar en el reino, cuando no se encontraba en la línea de familia real de David como era el caso con Jesús? Además, el malhechor no podía pasar por alto al apóstol Pedro y entrar en el Reino. Seguramente este malhechor no sabía que Jesús le había dicho privadamente a Pedro: “Yo te daré las llaves del reino de los cielos, y cualquier cosa que ates sobre la tierra habrá sido atada en los cielos.” (Mat. 16:19) Fué por primera vez en el día del Pentecostés que el apóstol Pedro, habiendo recibido el espíritu derramado, comenzó a usar una de estas “llaves del reino de los cielos.” En ese día del Pentecostés el malhechor no estuvo allí para oír a Pedro predicar. Él no pudo aprovecharse del uso que Pedro hizo de la primera llave a fin de entrar en el reino celestial para estar con el glorificado Jesucristo.
17. ¿Con quién hizo Jesús un pacto para el reino, y por qué no incluyó éste al malhechor?
17 En la noche antes de que Jesús fuera empalado en el madero de tormento con el malhechor a su lado, Jesús instituyó la cena del Señor como una celebración anual. Entonces dijo a sus once apóstoles fieles: “Ustedes son los que han permanecido conmigo en mis pruebas; y yo hago un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino, para que coman y beban a mi mesa en mi reino, y se sienten en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.” Además de ese pacto para el reino hubo el nuevo pacto. Jesús mencionó este pacto a estos apóstoles cuando les sirvió la copa de vino, diciendo: “Esta copa significa el nuevo pacto por virtud de mi sangre, la cual ha de ser derramada a favor de ustedes.” (Luc. 22:19-30) Desemejante a los once apóstoles fieles, el malhechor no había permanecido con Jesús en sus pruebas. Por eso Jesús no dijo al malhechor que Él estaba introduciéndolo en el pacto para el reino simplemente porque el malhechor defendió a Jesús y pidió que Jesús se acordara de él después que llegara a ser rey.
18. Cuando el resucitado Jesús entró como precursor en el santuario celestial de Dios, ¿por qué no entró el malhechor con Jesús como coprecursor?
18 Hebreos 6:19, 20 nos dice que Jesús, como Sumo Sacerdote de Dios, entró como precursor en el santuario celestial de Dios, “dentro de la cortina,” después de haber sacrificado su carne y haber sido resucitado como persona espiritual. El malhechor no pudo ser un coprecursor con Jesús, porque, igual que en el antiguo Israel, el sumo sacerdote entraba solo en el Santísimo de Dios. (Heb. 9:6-8) En el día de la resurrección de Jesús el malhechor no recibió un cuerpo de resurrección, sino que ha tenido que aguardar a que llegue el tiempo para la resurrección de los que están en las tumbas memorialescas, en el cual tiempo se le dará un cuerpo. Después que Jesús fué resucitado, el apóstol escribió a sus hermanos cristianos: “Por la sangre de Jesús tenemos denuedo en lo que toca al camino para entrar en el lugar santo, el cual inauguró para nosotros como un camino nuevo y vivo a través de la cortina, es decir, su carne, y . . . tenemos un gran sacerdote sobre la casa de Dios.”—Heb. 10:19-21.
19. ¿Por qué no fué el malhechor un fundamento para la congregación cristiana, y por qué no llegó a ser mayor que Juan el Bautista?
19 El malhechor no fué fundamento para la congregación cristiana; ni siquiera fué miembro de ella. Los “doce apóstoles del Cordero” fueron hechos fundamentos secundarios de la congregación cristiana, que fué edificada sobre el fundamento principal, la Masa de Roca Jesucristo. (Apo. 21:14) En el día del Pentecostés el malhechor no recibió el espíritu santo derramado así como Juan el Bautista no lo recibió. No llegó a ser mayor que Juan, porque Jesús dijo tocante a los que entran en el reino celestial: “Entre los nacidos de mujer no ha sido levantado uno mayor que Juan el Bautista; pero la persona que sea menor en el reino de los cielos es mayor que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora el reino de los cielos es la meta hacia la cual se esfuerzan con ardor los hombres, y los que se esfuerzan con ardor se están asiendo de él.” (Mat. 11:11, 12) No se hizo una excepción del malhechor en lo que concierne a todos los requisitos y a todas las provisiones que se hicieron para la congregación cristiana de 144,000 vencedores de este mundo.—Apo. 7:4-8; 14:1-5.
20. ¿Por qué cuando el malhechor estuvo en el madero de tormento no fué engendrado con el espíritu de Dios o ungido con éste?
20 Cuando estaba en el madero el malhechor no fué engendrado con el espíritu de Dios y ungido con éste. No fué en el día de la Pascua ni cuando estuvo en el madero de tormento que Jesús derramó el espíritu santo de Dios sobre sus discípulos fieles. Fué en el día de fiesta del Pentecostés y cuando estaba a la diestra de Dios en el cielo, como Sumo Sacerdote de Dios, que Jesús derramó el espíritu santo. (Juan 7:39) Entonces por primera vez los discípulos vivos fueron hechos hijos espirituales de Dios y fueron admitidos en el nuevo pacto y también fueron ungidos con el espíritu y admitidos en el pacto del Reino como coherederos con Jesucristo.
21. Por eso, ¿por qué el paraíso que fué mencionado al malhechor no fué lo mismo que el reino de los cielos, y por qué no se sentó con Jesús en su trono celestial?
21 De modo que el Paraíso que Jesús mencionó al malhechor no es lo mismo que el reino de los cielos. Jesús no prometió al malhechor que estaría con Jesús en el Reino. El malhechor no pidió estar con Jesús en el Reino o ser parte de él. No siendo miembro de la línea de familia real de David, el malhechor simplemente pidió estar bajo el Reino y que el Rey lo reconociera o lo recordara y se encargara de que tuviese una resurrección de entre los muertos para entrar en el dominio del Reino. El Paraíso está bajo el Reino. Puesto que ése es el caso, el Paraíso se puede establecer por primera vez después que el Reino ha sido establecido. El reino de Jesús no fué establecido en la tierra allá en aquel día de la Pascua en que él murió. Todas las profecías de la Biblia y los hechos relacionados prueban que el Reino fué establecido en los cielos en el año 1914 (d. de J.C.). Cuando Jesús ascendió al cielo en el cuadragésimo día después de su resurrección, se sentó a la diestra de Dios, para esperar hasta 1914 y la inauguración del Reino entonces. El malhechor amigable no se sentó con Jesús en Su trono, cosa que Jesús dijo que se les concedería a los de su congregación que vencieran a este mundo espiritualmente.—Apo. 3:21; Heb.10:12-14.
22. ¿Por qué no fué del Paraíso que Jesús fué resucitado, y en qué serán introducidos al ser resucitados el malhechor y el género humano que están en las tumbas memorialescas?
22 Todo esto hace imposible que el malhechor haya estado con Jesús en el Paraíso en el día en que murieron en los maderos de tormento. En el tercer día de su muerte, Jesús no fué resucitado del Paraíso, dejando allí al malhechor con los muertos. Eso habría significado que Jesús había estado con él en el Paraíso durante sólo partes de tres días y que entonces lo había dejado allí. Jesús no descendió otra vez al Paraíso para estar con el malhechor. Él ascendió al cielo para estar con su Padre celestial. En el tercer día el malhechor no tuvo resurrección con Jesús desde un paraíso. Nunca será el caso que una persona muerta sea resucitada y salga del Paraíso verdadero. El caso es que el malhechor y los del género humano que se encuentran en las tumbas memorialescas serán resucitados para entrar en el Paraíso, aquí en la tierra. El malhechor no era el primero que había de lograr el Paraíso, ni estuvo ninguno de los muertos en el Paraíso antes del malhechor. ¡El Paraíso no es lugar de muertos, sino de vivos!
EL JARDÍN DE EDÉN
23, 24. (a) ¿Quién fué el primer hombre que estuvo en el Paraíso, y por qué? (b) ¿Por qué el nombre Paraíso se aplica correctamente al jardín de Edén?
23 El primer hombre que estuvo en el Paraíso fué Adán, el hijo de Dios. Entonces Adán estaba vivo. Entonces no había ningún Sheol ni ningún Hades, porque ninguna criatura humana había muerto entonces ni había sido enterrada en un sepulcro terrestre. En un artículo sobre el Paraíso The Encyclopedia Americana (tomo 21) principia con las palabras: “el jardín de Edén. La palabra originalmente es persa y significa un parque. Se ha introducido a los idiomas modernos como un nombre para el jardín de Edén . . . y por consiguiente de cualquier morada de felicidad.”
24 El nombre se aplica correctamente al jardín de Edén en el cual Adán fué creado y colocado. La palabra hebrea de la Biblia para “jardín” significa un lugar encerrado o cercado; aquello que estaba encerrado era algo deleitable y hermoso. Esto está de acuerdo con el pensamiento persa de un pardís o paraíso: “un parque anchuroso, extenso, cercado para preservarlo de daño, sin embargo sin dañar su belleza natural, con majestuosos árboles de bosque, muchos de ellos dando fruto, regado por corrientes claras, en cuyas márgenes correteaban grandes hatos de antílopes u ovejas—ésta era la vista que se asociaba en la mente del viajero griego con la palabra parádeisos, y para la cual su propio idioma no suministraba ningún equivalente exacto . . .” Ciertos autores griegos usaban la palabra para dar a entender una “extensa porción de terreno, circundada con una fuerte cerca o pared, en la cual abundaban árboles, arbustos, plantas y cultivo de jardín, y en la cual animales selectos se mantenían en diferentes maneras de restricción o libertad, según fuesen feroces o pacíficos; por lo tanto aproximándose mucho a la palabra . . . parque, con la añadidura de jardines, una colección de animales, y una pajarera.”c
25, 26. (a) ¿Cómo llegó a ser aplicada la palabra Paraíso al jardín de Edén? (b) ¿Por qué la Versión Scío católica romana de la Biblia no usa la expresión “el jardín de Edén”?
25 Por eso fué que, en el siglo tercero antes de la era cristiana, los hebreos que principiaron a traducir al griego sus sagradas Escrituras Hebreas inspiradas usaron la palabra griega parádeisos o paraíso al traducir la palabra hebrea gan. Los hombres que tradujeron la Biblia al latín usaron la palabra latina paradisus. Por consiguiente, en la Versión Scío católica romana de la Santa Biblia, leemos (Génesis 2:7-15):
26 “Formó pues el Señor Dios al hombre del barro de la tierra, e inspiró en su rostro soplo de vida, y fué hecho el hombre en ánima viviente. Y había plantado el Señor Dios un Paraíso de deleite desde el principio: en el que puso al hombre, que había formado. Y produjo el Señor Dios de la tierra todo árbol hermoso a la vista, y suave para comer: el árbol también de la vida en medio del Paraíso, y el árbol de ciencia de bien y de mal. Y salía un río del lugar del deleite, para regar el Paraíso, el cual desde allí se reparte en cuatro cabezas. . . . Tomó pues el Señor Dios al hombre, y púsole en el Paraíso del deleite, para que lo labrase y guardase.”—Ortografía modernizada.
27. ¿Cuántas veces usa la Biblia hebrea la palabra correspondiente pardís, y cómo ilustra el significado de esta el pastor enamorado del Cantar de Cantares?
27 Tres veces en sus textos posteriores la Biblia hebrea misma usa la palabra pardís. (Neh. 2:8; Ecl. 2:5; Cant. 4:13) El encanto hermoso de un pardís o paraíso se expresa, en el Cantar de Cantares 4:13, en las palabras del pastor enamorado a su amiga amada: “Un jardín cerrado con barras es mi hermana, mi novia, un jardín cerrado con barras, una fuente sellada. Tu piel es un paraíso de granados, con los frutos más selectos, alheñas junto con espicanardos; espicanardo y azafrán, caña y canela, junto con árboles de toda clase de incienso, mirra y áloe, junto con todos los perfumes más finos; y una fuente de jardines, un pozo de agua dulce, y corrientes que fluyen suavemente desde el Líbano.”—Cant. 4:12-15, NM; Dy; Ro; Young; Darby.
28. ¿Qué era lo que principalmente aumentaba los placeres del jardín de Edén, y cómo se muestra que el jardín estaba encerrado por lo que aconteció después de que el pecado entró?
28 Sin embargo, había algo que hacía todavía más hermoso el Paraíso de Edén para Adán el primer hombre y Eva su esposa perfecta y que hacía mucho más completos sus deleites y placeres. Esto era la presencia de Jehová Dios, su Creador y amoroso Padre celestial. A su manera maravillosa andaba por ese jardín y le dió al hombre Su ley y guía. Su presencia santificaba ese paraíso, ese jardín de Edén, y lo hacía un lugar para vivir en santidad. (Gén. 2:19-25; 3:8, 9) Según el orden correcto de las cosas, cuando Adán y Eva se apartaron de la santidad al pecar contra su Creador, Padre y Dios, fueron expulsados del Paraíso terrestre, para morir como pecadores afuera en el suelo maldito. El hecho de que el jardín o Paraíso de Edén era un lugar encerrado o cercado, por lo menos por guardias angelicales invisibles, lo muestran las palabras de Génesis 3:23, 24 (Scío): “Y echólo el Señor Dios del Paraíso del deleite, para que labrase la tierra, para que labrase la tierra de la que fué tomado. Y echó fuera a Adán, y delante del Paraíso puso Querubines, y espada que arrojaba llamas, y andaba alrededor, para guardar el camino del árbol de la vida.”—Ortografía modernizada.
29. ¿Qué puede decirse acerca de que Adán haya regresado al Paraíso al morir, o de que Abel haya entrado allí cuando fué asesinado?
29 Fuera de Edén Adán vivió hasta la edad de 930 años. Adán no volvió al Paraíso cuando murió, aunque éste todavía existía, no en el centro de nuestro planeta como enseñan los clérigos religiosos, sino sobre la tierra. Adán volvió al suelo, del cual había sido tomado. El Salmo 16:10 no predijo acerca de él, el primer Adán, que su alma no sería dejada en el Sheol o Hades, sino que predijo esto tocante al “postrer Adán,” Jesucristo. El alma viviente Adán hacía pecado y había muerto como castigo por rebelarse contra el Creador y Dios del Paraíso. (Eze. 18:4, 20; Gén. 2:7) Cuando el hijo piadoso de Adán, Abel, fué asesinado por su hermano envidioso Caín, Abel no entró en el Paraíso; pero su sangre clamó a Dios desde el suelo fuera del Paraíso de Edén.—Gén. 4:1-11.
30. ¿Qué puede decirse acerca del Paraíso y Enoc, quien fué transferido para que no viera la muerte?
30 Adán vió el nacimiento de Enoc, el séptimo en línea desde Adán. Por una manera santa de vivir Enoc “siguió andando con el Dios.” Al debido tiempo Dios transfirió a Enoc. Pero cuando fué transferido para que no viera la muerte, Enoc no entró en el Paraíso, que todavía existía. Hebreos 11:5 nos dice que “en ningún lugar fué hallado.” Pacíficamente fué tomado en la muerte por un milagro de Dios que libró a Enoc de cualesquier rigores de la muerte. Porque había agradado a Dios, fué atesorado en la memoria de Dios. Al debido tiempo de Dios Enoc tendrá una parte en la resurrección de los justos. (Hech. 24:15; Juan 5:28, 29) El jardín original de Edén ya no existe ahora, porque fué destruído en el diluvio del día de Noé. Cuando sea levantado de entre los muertos, Enoc será resucitado para estar en el Paraíso restaurado aquí en la tierra.
[Notas]
a Cyclopædia of Biblical, Theological, and Ecclesiastical Literature, por McClintock y Strong, tomo 7 (1894), página 657.
b Vea The Scofield Reference Bible, la edición registrada de 1945, página 1098, nota 1 al pie de la página sobre Lucas 16:28 que contiene la palabra “infierno.”
c Cyclopædia, por McClintock y Strong, tomo 7 (1894), página 652.