Haciendo el trabajo aprobado por Dios
“No sean holgazanes en su trabajo. Fulguren con el espíritu.”—Rom. 12:11, NM.
1. ¿Qué ejemplo pone Jehová en cuanto a trabajo, y cómo considera él a los perezosos y negligentes?
JEHOVÁ aborrece la pereza. Los flojos y haraganes ciertamente que le son una abominación. Los indiferentes y perezosos que son negligentes en su trabajo no pueden esperar tener la bendición o aprobación de Aquel que desde el mismo comienzo de la creación ha trabajado con celo y diligencia incomparables. “Mi Padre ha seguido trabajando hasta ahora,” dijo Jesús, “y yo sigo trabajando.” (Juan 5:17, NM) Jamás se cansa Jehová de su trabajo. Jamás se fatiga o aburre al hacer lo que se propone efectuar. Jamás afloja el paso y cesa antes de obtener el buen éxito completo. “¿Acaso tú no sabes? ¿acaso nunca lo has oído decir? ¡El Dios eterno, Jehová, el Creador de los fines de la tierra, no desfallece, ni aun se cansa!” Aun su nombre, Jehová, define al Altísimo y Excelso como un Dios de propósito y actividad, porque se deriva de una palabra de acción, la forma causativa del verbo hebreo havah. “Lo he dispuesto y lo cumpliré,” dice él. De modo que después de inconmensurables edades encontramos a Jehová todavía adhiriéndose fielmente a su estupenda obra, desempeñando sus fuertes responsabilidades como Creador del universo y como su Señor Soberano y Gobernador Eterno.—Isa. 40:28; 46:11, NC.
2. ¿Cuáles son algunos ejemplos superlativos de las obras que Jehová ha hecho?
2 Reflexione por un momento cuán vasta expansión cubre el universo material del Creador, es decir, la porción limitada hasta ahora explorada por el hombre. Nuestra galaxia, o Vía Láctea, compuesta de no menos de tres mil millones de estrellas, es tan incomprensiblemente grande que un rayo de luz, viajando a la velocidad sensacional de 186,000 millas por segundo, se toma más de 33,000 años en cruzar su diámetro. Y no obstante este sistema de estrellas de ningún modo llena el espacio exterior. Dentro del perímetro exterior hasta donde llegan los telescopios presentes se ha encontrado y fotografiado una gran hueste de otros universos islas o sistemas galáxicos. ¡Maravillas astrales que hacen vacilar la imaginación! Hay estrellas tan pesadas que una pulgada cúbica de su sustancia pesa hasta 2,000,000 de libras. Hay estrellas tan grandes que sus diámetros miden más de dieciséis veces la distancia que hay de la tierra al sol. Hay estrellas tan veloces que recorren su órbita a velocidades de más de 1,600,000 millas por hora. Además, estos millares de objetos celestiales no han sido puestos en un revoltillo confuso, ni vagan en confusión caótica. No, cada estrella, cada planeta, cada constelación, y cada galaxia está gobernada por las leyes de movimiento fijadas por Jehová. Cada uno viaja en su curso apropiadamente asignado. Todos operan bajo un itinerario de tiempo preciso y absolutamente exacto, y lo han estado haciendo por cientos de millones de años. ¡Verdaderamente éstos son ejemplos superlativos del trabajo creador de Jehová! “¡Cuán multiformes son tus obras, oh Jehová; con sabiduría las has hecho todas!”—Sal. 19:1; 104:24; Isa. 40:26; Rom. 1:20.
3. ¿De qué manera ha hecho provisión Jehová para el hombre, y de qué da testimonio toda la creación?
3 Ahora considere la pequeñísima motita que esta tierra nuestra es en la expansión ilimitada del espacio cósmico, y no obstante Jehová Dios no la perdió de vista ni pasó por alto ningún detalle necesario para hacerla adecuada como la habitación del hombre. En todo nuestro alrededor hay especímenes maravillosos de la hechura delicada y artística del Creador, formas grandes y pequeñas, cada una de ellas una maravilla que inspira temor reverente al contemplarla. No escatimó ningún esfuerzo o trabajo al hacer provisión para las necesidades de cada criatura viviente, tanto para el hombre como para la bestia. (Gén. 1:29, 30; 3:21) “Jehová es bueno para con todos, y sus piedades velan sobre todas sus obras. Todas tus obras te alabarán, oh Jehová, . . . tú les das su alimento a su tiempo. Abres tu mano, y satisfaces el deseo de todo ser viviente.” (Sal. 145:9, 10, 15, 16) Sí, toda la creación animada e inanimada da testimonio del incansable celo y la energía y la precisión del gran Trabajador Maestro. Nadie puede justamente criticar su obra. Es perfecta. Tampoco es él tardo o flojo o se atrasa de algún modo. Jehová efectúa todos sus propósitos declarados exactamente a tiempo.—Deu. 32:4; 2 Ped. 3:9.
4. (a) ¿Qué provisión hizo Jehová para el trabajo del hombre, y por qué? (b) ¿Cómo debemos acometer una asignación dada por Jehová, y por qué?
4 El trabajo, trabajo bueno y edificante que requiere el uso coordinado de la mente y los músculos, se encuentra también entre las provisiones amorosas que Dios hizo para el hombre. (Gén. 1:28; 2:15; 9:1, 7) Aun el mandamiento del sábado fué principalmente uno de trabajo más bien que de descanso; porque si hubiera sido el propósito de Dios que el hombre haraganeara la mayor parte del tiempo e hiciera tan poco como fuera posible, entonces él habría dicho en sustancia: ‘Seis días holgazanearás, pero el séptimo puedes trabajar.’ No, ¡no fué tal cosa! Con mucho la mayor parte del tiempo y la energía del hombre había de usarse en trabajo provechoso, y esto para el bien del hombre y la alabanza de su Creador. Por lo tanto, los que esperan tener la aprobación de Dios tienen que emprender la obra que él les asigna con celo entusiasta (inspirado por Dios). Tienen que acometer sus asignaciones con determinación e industria, adhiriéndose a ellas a pesar de todo esfuerzo de Satanás el Diablo, el adversario de Dios y del hombre, por hacerlos aflojar la mano, desviarlos, o hacerlos cesar por completo. Y cuán felices son los que continúan trabajando así, porque no sólo con el tiempo prosperan y tienen buen éxito, sino que también, a medida que avanzan, cosechan fruto satisfactorio por su labor, en forma de gran gozo y contentamiento sin medida. Este principio divino está delineado hermosamente en el siguiente ejemplo.
5. (a) ¿De qué privilegios de trabajo disfrutó Jesús en su existencia prehumana? (b) ¿Qué misión triple efectuó él sobre la tierra?
5 Cristo Jesús, el Hijo amado y unigénito de Jehová Dios, en su existencia prehumana como Logos (que significa el Portavoz o Palabra de Dios) disfrutó del privilegio raro y singular de trabajar junto a su Padre en la monumental tarea de edificar este universo. “Todas las cosas vinieron a la existencia por medio de él, y sin él ni siquiera una cosa vino a la existencia.” (Juan 1:1-3, 10, NM; 1 Cor. 8:6; Col. 1:16) Habiendo completado fielmente esa asignación, este socio íntimo del Creador fué enviado a la tierra en una misión especial que encerraba tres propósitos. Como criatura humana dió testimonio a la verdad que libra a los hombres, dió su vida humana perfecta como rescate para la redención del hombre caído, y bajo la más grande opresión satánica probó que era digno de ser el vindicador de Jehová, digno de sentarse sobre el gran trono de Jehová como rey del nuevo mundo de justicia.—Juan 8:32, 45, 46; 18:37; Mat. 20:28; 1 Tim. 2:6; Tito 2:14; Fili. 2:5-11; Heb. 4:15; 5:8, 9.
6. ¿Con qué actitud mental avanzó Jesús en su obra dada por Dios, pasando por alto qué cosa?
6 Sin rezongar, sin rebelarse, sin quejarse o criticar esta asignación confinada a la tierra, el hombre Jesús avanzó con un celo ardiente y consumidor. (Sal. 69:9; Juan 2:17) Noche y día trabajó, no haciendo caso de sus intereses, comodidades, ventajas y deseos personales. “No como quiera yo, sino como quieras tú,” fué su oración a su Padre celestial. “Tenemos que obrar las obras del que me envió mientras es de día; la noche viene cuando nadie puede trabajar.” “Mi alimento es hacer la voluntad de aquel que me envió y terminar su obra.” (Mat. 26:39; Mar. 14:36; Luc. 22:42; Juan 4:34; 5:30; 6:38; 9:4, NM) Penalidades, persecuciones, vergüenza, ridículo o gustos y aversiones personales, ninguna de estas cosas permitió Jesús que le desviaran o impidieran que él ejecutara el propósito justo de Jehová tocante a él.—Heb. 12:2, 3.
7. El trabajo de segar ¿qué implica, y cómo está apoyado esto por el curso de Jesús?
7 Ahora, el arar y cosechar es trabajo verdadero, trabajo arduo que requiere gran fuerza, aguante y perseverancia. No es la ocupación del hombre perezoso. “Por el invierno el perezoso no ara; busca en la época de la siega [el año siguiente], y nada.” (Pro. 20:4, BC) “El que recoge en el verano es hijo entendido; mas aquel que ronca en tiempo de la siega es hijo que causa vergüenza.” (Pro. 10:5) Jesús fué un hijo muy entendido y no trajo reproche a su Padre. Sabía bien que una gran obra de cosecha tenía que hacerse, y no obstante los trabajadores eran pocos. (Mat. 9:37) Por eso por todas partes del país caminó con trabajo, a pie, observe usted, visitando todas las ciudades y aldeas, curando a los enfermos, sanando a afligidos, consolando a los pobres y oprimidos, juntando a los que eran semejantes a trigo de entre el sembrado de cizaña de apostasía de esa nación. (Mat. 4:23, 24; 9:35, 36; 14:14; Mar. 1:38, 39) ¡Verdaderamente Jesús fué un hombre muy ocupado! Apenas pudo encontrar un lugar solitario en el cual descansar; a menudo ni siquiera la oportunidad de tener una comida tranquila por sí mismo. (Mat. 14:13; Mar. 3:20; 6:31-34; Luc. 4:42, 43) Como consecuencia, la noche de la pascua de 33 d. de J. C., exactamente al tiempo predicho en profecías antiguas, Jesús pudo informar a su Padre: “Te he glorificado sobre la tierra, habiendo acabado el trabajo que me has dado para hacer.” De modo que al emprender ansiosamente la asignación divina y perseverar en ella Jesús pudo completarla, conseguir la gran victoria, y recibir la aprobación estimada de Jehová.—Juan 17:4; 19:30; Mat. 17:5, NM.
ORGANIZACIÓN DE SERVICIO ESTABLECIDA
8. ¿Qué clase de personas escogió Jesús para su organización de servicio, y por qué?
8 Jesús sabía que en los años que vendrían la adoración pura de Jehová se extendería hasta los términos de la tierra. Esto requeriría una eficiente organización teocrática, y por eso al principio de su ministerio Jesús juntó alrededor de él un cuerpo de discípulos a quienes dió educación e instrucción especiales para la obra que venía. Observe la clase de personas a quienes él escogió como sus socios íntimos. No a los aristócratas perezosos e inactivos ni a los fariseos indolentes y parásitos de ese día. Más bien, los discípulos de Jesús fueron en su mayor parte escogidos de entre la gente de la clase trabajadora—toscos pescadores, asiduos recaudadores de impuestos, hombres y mujeres de acción en quienes se podía confiar para que las cosas se hicieran. Y bueno era que fueran personas emprendedoras y vigorosas, porque mucho trabajo se requería de ellos. Igual que Jesús, ellos también tenían que ser testigos y maestros entre las naciones, predicadores y proclamadores de las buenas nuevas del reino del cielo. Ellos también tenían que trabajar concienzudamente en la cosecha de trigo junto con el “Señor de la cosecha”.—Luc. 10:2, NM.
9. ¿Qué clase de instrucción dió Jesús a sus seguidores? ¿Por qué fué necesario esto, y cómo respondieron ellos?
9 Durante su ministerio de tres años y medio Jesús dió a sus seguidores mucho consejo oral sobre la adoración, devoción y servicio correctos a Dios, así como instrucción en las leyes básicas que gobiernan la organización teocrática, a saber, los principios fundamentales del amor, la verdad y la justicia. Esto era necesario, porque durante toda su vida anterior cuando estuvieron alejados de Dios la mente de estos hombres y mujeres había sido moldeada según el modelo de este viejo mundo. Ahora habían sido llamados de las tinieblas a la luz gloriosa para ser seguidores en las pisadas de Jesús, dedicados como él a la adoración pura e incontaminada de Jehová Dios. Por lo tanto tenían que rehacer su mente, librarse de sus ideas, prácticas y nociones preconcebidas y falsas fundadas en razonamientos humanos y en teorías y tradiciones hechas por el hombre. De ahora en adelante habían de ser parte de una nación santa de reyes y sacerdotes, completamente dedicados a Dios y su justo reino bajo Cristo. Esta es la razón por la cual no retuvieron nada, sino que dedicaron su vida al servicio de Dios, entregando todo lo que tenían, su corazón, alma, fuerza, sustancia y mente, a su servicio. De allí en adelante habían de ser gobernados por una regla de conducta enteramente nueva, una regla de amor. “Les estoy dando un nuevo mandamiento: que se amen los unos a los otros; igual como yo los he amado, que ustedes también se amen los unos a los otros. Por esto todos sabrán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre ustedes mismos.” Esta tarea de rehacer su mente para un nuevo modo de vida ciertamente no era fácil, sino que requería mucho esfuerzo y afán por parte de cada uno.—Mar. 12:29-31; Juan 13:34, 35, NM.
10, 11. (a) ¿Qué instrucción práctica dió Jesús a sus discípulos, y qué requería esto de él? (b) ¿Qué clase de organización resultó?
10 Luego, también, además de dar instrucción oral, Jesús llevó a sus discípulos consigo en la obra de testificar de casa en casa y de ciudad en ciudad, para que aprendieran mediante observación práctica cómo cumplir su asignación para predicar, cómo ser eficientes en su obra y concienzudos en cubrir su territorio. Y de vez en cuando estos testigos recién instruídos fueron enviados por sí solos para que pudieran obtener experiencia valiosa por medio de practicar en el campo lo que se les había enseñado en clase. (Mat. 10:1-11:1; Luc. 10:1-17) Naturalmente, el instruir a estos otros miembros de la organización teocrática le imponía a Jesús una carga adicional, puesto que a menudo era necesario darles instrucción adicional privadamente después de largas horas de fatigadora predicación a las multitudes. Pero Jesús no se quejó. Él no era vigilante del reloj, ni trabajaba bajo los ojos críticos de un jefe sindicalista que le habría castigado por trabajar horas extras sin sacar una compensación. (Mat. 13:1-16, 36-43; 24:3) Y porque Jesús fué tan diligente en cuidar de todo detalle tuvo buen éxito en colocar el fundamento para una buena organización de servicio, una sociedad de ministros cristianos, una sociedad compuesta de individuos que no sólo eran trabajadores concienzudos sino que estaban gobernados por principios teocráticos, personas que reconocieron que Cristo Jesús por designación divina estaba dirigiendo la actividad de la organización aun hasta la consumación de este sistema de cosas.—Mat. 24:14; 28:19, 20, NM.
11 No hay duda acerca de ello, el cristianismo se plantó en tierra buena como vid noble. “Yo soy la vid verdadera,” dijo Cristo, “y mi Padre es el cultivador. Yo soy la vid, ustedes son los sarmientos. El que permanece en unión conmigo, y yo en unión con él, éste es el que produce mucho fruto, porque separados de mí ustedes no pueden hacer absolutamente nada.” (Juan 15:1, 5, NM) El espíritu o poder activo de Dios ciertamente ha estado sobre esta organización teocrática, y, como resultado, ahora después de más de 1,900 años este tallo de vid fecunda junto con sus sarmientos en esparcimiento continúa produciendo una abundancia de buen fruto sustentador de vida, fruto del Reino, para la alabanza de Jehová Dios el gran Cultivador. ¿Y hoy dónde ha de encontrarse tal organización recta y fructífera? ¿Dónde hay una organización teocrática dirigida por las Autoridades Superiores, Jehová Dios y Cristo Jesús? ¿Dónde está hoy ese cuerpo de verdaderos seguidores de las pisadas de Cristo que está haciendo la obra aprobada por Dios, extendiendo la adoración pura de Jehová hasta los términos de la tierra?
LAS OBRAS DE LA CRISTIANDAD DESAPROBADAS
12-14. ¿Qué evidencia hay entre los caudillos religiosos y entre los “legos” que prueba que la cristiandad no es la vid verdadera?
12 Ruidosamente y con gran arrogancia los caudillos de la cristiandad se jactan de que ella es esta organización favorecida de Dios. Pero un examen rápido de sus obras y del fruto que ella produce debe convencer cabalmente a cualquier buscador de la verdad de que la cristiandad es todo menos cristiana. Lea sus diarios y revistas, escuche sus programas de radio y televisión, considere su conducta en general. ¡Cuán espantoso aspecto presenta! En todo ramo y departamento de este corrompido sistema “las obras de la carne son manifiestas, y ellas son: fornicación, impureza, conducta relajada, idolatría, práctica de espiritismo, odios, contiendas, celos, arrebatos de ira, contenciones, divisiones, sectas, envidias, borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas”.—Gál. 5:19-21, NM.
13 Aun si el apóstol Pablo estuviera viviendo hoy no pudiera haber descrito mejor las obras de la cristiandad. No sólo entre los legos comunes de las muchas denominaciones religiosas observa uno una constante tendencia hacia lo malo, en conducta relajada, impureza y fornicación, sino que también entre su clase clerical se manifiesta la delincuencia espiritual. Sus grandes caudillos religiosos han fornicado abiertamente con los gobernantes políticos, militares y comerciales del mundo. Esto lo han hecho apoyando planes anticristianos para la dominación mundial (planes como la Sociedad de las Naciones y las Naciones Unidas); firmando convenios y concordatos de cooperación con despiadados dictadores mundanos (Hítler, Mussolini); prestando juramentos de lealtad a los gobernantes inicuos de este mundo (a los jefes comunistas rojos detrás de la Cortina de Hierro) como si dichos hombres profanos fueran las “potestades superiores” a quienes los cristianos tienen que obedecer.—Rom. 13:1; Apo. 17:1, 2.
14 Además, como el apóstol declara, toda forma de idolatría se practica dentro de las fronteras de la cristiandad. Espiritistas que están en comunicación constante con los inicuos demonios invisibles florecen en todas sus grandes ciudades. Sus odios, contiendas, celos y arrebatos de ira a menudo estallan en guerras internacionales, y en las llamas de dichos conflictos absurdos se extinguen las vidas de millones de personas inocentes. Disputas, divisiones, sectas y envidias entre los bandos católico, protestante y ortodoxo son demasiado numerosas para mencionarlas. Y en cuanto a las borracheras, orgías y los placeres embriagadores de la cristiandad, éstos ciertamente han hecho que los habitantes de la tierra se tambaleen de un lado a otro, hacia atrás y hacia adelante, aturdidos por el vino de fornicación fermentado por la Babilonia moderna.
15. ¿Qué indica el cumplimiento de 2 Timoteo 3:1-5 en cuanto a la condición de la cristiandad?
15 Amonestando que una sociedad tan degenerada como ésta brotaría en los últimos días de este sistema de cosas, Pablo escribió a Timoteo: “Conoce esto, que en los últimos días se presentarán tiempos críticos y difíciles de manejar. Porque los hombres serán amantes de sí mismos, amantes del dinero, presuntuosos, arrogantes, blasfemos, desobedientes a sus padres, sin gratitud, sin bondad amorosa, sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin dominio de sí mismos, feroces, sin amor de la bondad, traicioneros, porfiados, hinchados de estimación propia, amantes de placeres más bien que amantes de Dios, teniendo una forma de devoción piadosa pero mostrándose falsos a su poder.” (2 Tim. 3:1-5, NM) Claramente la cristiandad está podrida hasta lo más profundo, de otra manera no podría producir una cosecha tan desenfrenada de fruto pútrido como ésta. “Por sus frutos ustedes los reconocerán,” porque “todo árbol bueno produce buen fruto, pero todo árbol podrido produce mal fruto”.—Mat. 7:16, 17, NM.
16, 17. (a) ¿Cuál es la causa de la enfermedad de la cristiandad? (b) ¿Qué textos bíblicos describen aptamente su actitud hacia el trabajo?
16 La enfermedad de la cristiandad se debe a una falta de adecuada alimentación espiritual, la cual, a su vez, se debe a su pereza, indiferencia y preferencia de dormir. “La pereza termina en un sueño profundo; un hombre ocioso tendrá hambre. El hombre perezoso deja caer la mano profundamente en el plato; ni siquiera la levantará hasta los labios.” Si la cristiandad hubiera escuchado la sugestión del hombre sabio pudiera haber aprendido una lección de la hormiga humilde. “Ve a la hormiga, holgazán, considera sus caminos, coge sentido; pues ella no tiene caudillo, ni sobrestante o jefe, no obstante durante el verano ella provee su alimento, y recoge durante los días de la cosecha. Haragán, ¿cuánto tiempo dormirás? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? ‘¿Déjenme dormir por un rato, ¡un rato! déjenme cruzar las manos por un rato, para descansar?’—sí, y la pobreza se abalanzará sobre ti, la indigencia te vencerá.”—Pro. 6:6-11; 19:15, 24, Mo.
17 O como otros Proverbios aptamente describen la triste condición soñolienta de la cristiandad, ella sólo da vueltas en su cama de ocio, como la vuelta de una puerta sobre sus quicios, cuando es aguijoneada con la Palabra de verdad de Dios. Ella menosprecia el consejo de Jehová, es muy sabia a sus propios ojos, orgullosa y arrogante hasta el extremo. Toda su casa gotea como cedazo, y en muchos lugares el techo casi se ha hundido sobre ella, y no obstante ella es demasiado perezosa para repararlo. Sus campos religiosos no son nada más que sembrados de zarzas, completamente cubiertos de espinosas supersticiones paganas, tradiciones irritantes, y venenosas doctrinas de demonios, y no obstante ella prefiere dormir y soñar con sus amantes del pasado y del presente. “Pasé por el campo del haragán, por el viñedo del hombre insensato; y ¡he aquí! todo estaba cubierto de cardos, su superficie estaba cubierta de ortigas, y su muro de piedra estaba destruído. Miré, y reflexioné sobre ello; vi, y aprendí una lección. ‘Un poco de sueño, un poco de adormecimiento, un poco de cruzar las manos para descansar’—así la pobreza vendrá sobre ti como salteador de caminos, y la indigencia como un hombre armado.”—Pro. 24:30-34, UTA; Pr 26:14-16; Ecl. 10:18, Leeser.
18, 19. ¿En qué respectos es el curso adoptado por la cristiandad hoy igual al adoptado por el Israel apóstata?
18 La evidencia abrumadora prueba que la cristiandad es apóstata, una vid degenerada, y cristiana sólo de nombre. Ha tenido toda oportunidad de ser una organización fecunda para la alabanza de Dios, pero, semejante a la infiel nación de Israel, es demasiado fláccida y perezosa. Su prototipo, Israel según la carne, fué plantada como vid noble, y se le asignó la tarea de conquistar el territorio dado por Dios, y mientras avanzó con la tarea prosperó. Sin embargo, no tardó en empezar a aflojar, adoptando una actitud indiferente hacia su asignación divina, y finalmente cesó por completo de actuar. En su razonamiento tardo le pareció más fácil contemporizar con las naciones adoradoras de demonios que eran intrusas en la tierra que desalojarlas peleando. Volviéndose a sus intereses personales y egoístas, sufrió reveses y derrotas, uno tras otro. Como nación los israelitas dejaron de adherirse a la adoración limpia de Jehová. Como nación dejaron de guardar las leyes justas de Jehová. Como nación dejaron de ser testigos fieles de Jehová, testigos guardadores de pactos delante de las otras naciones que se hallaban a su alrededor.
19 Así también sucede con la cristiandad indigna, y por las mismas razones. Ella no se ha adherido a la adoración pura de Jehová, sino al contrario ha contemporizado con casi toda forma de demonismo que hay. Ha transgredido, cambiado y quebrantado toda ley y mandamiento de la Biblia. Como consecuencia, “la tierra también es profanada bajo sus habitantes; porque traspasaron la ley, cambiaron el estatuto, y quebrantaron el pacto eterno.” La cristiandad, por lo tanto, no ha recibido los privilegios especiales de ser testigo de Jehová en este tiempo del fin.—Isa. 24:5.
LA ORGANIZACIÓN APROBADA DE DIOS IDENTIFICADA
20, 21. (a) ¿Qué evidencia muestra que Dios tiene una organización sobre la tierra que sigue el ejemplo puesto por Cristo Jesús? (b) ¿Por quién está siendo dirigida esta organización y qué mensaje se está proclamando por medio de ella?
20 ¡Ah sí! A pesar del fracaso miserable de la cristiandad, Jehová Dios sí tiene hoy en la tierra una organización verdadera, guardadora de pactos y celosa, compuesta de los que fielmente siguen el ejemplo puesto por Cristo. Así como los discípulos primitivos de Jesús fueron juntados y separados del Israel infiel para ser un pueblo especial para el nombre de Dios, hoy hombres y mujeres de todo rango social de la vida y de muchas lenguas y nacionalidades han sido escogidos de los sistemas babilónicos de la cristiandad para formar una verdadera sociedad cristiana, el núcleo de una sociedad de nuevo mundo, si así se le quiere llamar. (1 Ped. 2:9) Ellos todavía están en este viejo mundo, es verdad, pero no son parte de él, no participan en sus trifulcas políticas, o sus tratos comerciales y planes económicos, o sus movimientos religiosos. (Juan 17:16; Fili. 2:15) En vez de eso, cifran su esperanza y confianza en el reino de Dios y fervorosamente oran por su buen éxito completo y triunfal en el Armagedón. Se gobiernan por los principios teocráticos del amor, la verdad y la justicia. Observan los dos grandes mandamientos, muestran amor a Jehová y muestran amor al prójimo, y por esta razón doble van entre la gente consolando a las viudas y despojados en su aflicción y amonestando a los inicuos de la destrucción inminente. A todo tiempo rehusan transigir con dictadores sin ley y gobernantes mundanos corrompidos, y de esta manera se mantienen sin mancha de este satánico sistema de cosas.—Mar. 12:28-31; Sant. 1:27.
21 No es una tarea difícil reconocer e identificar a la organización visible de Dios, porque no hay muchas, ni siquiera unas cuantas, sólo hay una organización que está dedicada al curso que ya se ha delineado, a saber, la de los testigos de Jehová. Inseparablemente asociada con esta organización extensamente conocida está su siervo legal y agencia gobernante, la Sociedad Watch Tówer Bible and Tract. Sólo los testigos de Jehová y sus asociados están dando los frutos del Reino mediante proclamación pública. (Heb. 13:15) Sólo ellos están proclamando las buenas nuevas de que el reino de Dios bajo Cristo es la única esperanza del hombre. Ningún otro grupo, cuerpo, asociación, sociedad, u organización está proclamando que el reino de Dios verdaderamente está establecido en los cielos, y que ya en breve este gobierno celestial transformará la tierra en un paraíso glorioso, reemplazando la iniquidad y la violencia con la perfección y la paz. ¡Cuán elevado y excelso privilegio el ocuparse en una obra como ésta! ¡Cuán grande y singular honor el estar asociado con la organización de Jehová, haciendo el trabajo aprobado por Dios!