Apacibilidad, un requisito cristiano
1-3. ¿Por qué es necesaria la apacibilidad para el cristiano?
CUANDO usted escucha un pronóstico del tiempo en el verano, ¿le agrada oír que pasará de 38 grados en la sombra, acompañando al calor intenso mucha humedad? O en el invierno, ¿le alegra a usted el que diga el pronosticador del tiempo que la temperatura estará muy abajo del punto de congelación, con vientos helados a altas velocidades acumulando enormes ventiscas? No, a la persona de término medio no le agradan tales pronósticos, porque el emprender la actividad cotidiana de uno en tales temperaturas extremas no es agradable.
2 Sin embargo, ¿qué hay si el pronóstico indicara que el tiempo sería moderado o apacible, que la temperatura estaría en los veinticuatro grados y que la humedad sería baja, con el cielo despejado y solo adornado con nubes aborregadas? ¡Pues, eso haría que la persona de término medio se sintiera bien! Con un tiempo así tan agradable, le gustaría salir, respirar el aire fresco y fortificarse. Sí, esta clase de tiempo es muy agradable. ¡Pues, hasta la actitud de uno a menudo mejora! No hay duda en cuanto a ello, el tiempo moderado es deseable, pero los extremos severos no.
3 Así, también, sucede con la personalidad cristiana. Como cualidad, la apacibilidad es más deseable que la severidad. De hecho, no solo es deseable, sino que es un requisito cristiano. El apóstol Pablo expresó en Efesios 4:1, 2: “Yo . . . les suplico que anden de una manera digna del llamamiento con el cual fueron llamados, con completa humildad de mente y apacibilidad.” Animó a Timoteo: “Sigue tras la justicia, la devoción piadosa, la fe, el amor, la perseverancia, la apacibilidad de genio.” (1 Tim. 6:11) Cuando aconsejó a las esposas, Pedro les dijo que dejaran que su adorno “sea la persona secreta del corazón en la vestidura incorruptible del espíritu tranquilo y apacible, que es de gran valor a los ojos de Dios.” (1 Ped. 3:4) La apacibilidad, entonces, realmente es más que deseable. Se requiere de los cristianos.
QUÉ ES
4. ¿Qué más hace tan importante a la apacibilidad?
4 La apacibilidad es tan importante que la Biblia nos dice que es uno de los efectos, o frutos, del espíritu santo de Dios. En Gálatas 5:22, 23 dice Pablo: “El fruto del espíritu es: amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad.” De modo que esta cualidad, la apacibilidad, es un efecto de la fuerza activa de Dios que obra a través de cristianos receptivos en la Tierra. Cuando los cristianos están en armonía con Dios, cuando han amoldado sus vidas a los requisitos que Dios bosqueja en su Palabra sagrada, y cuando piden y permiten que el espíritu de Dios opere en ellos, entonces estarán produciendo esta cualidad. La falta de apacibilidad en alguien indica que algo está fallando, que no ha adquirido madurez cristiana, que el espíritu de Dios no está operando libremente en esa persona.
5. ¿Qué significa ser apacible?
5 Justamente, ¿qué significa ser apacible? Apacible significa estar calmado, ser moderado en nuestros modales y acciones, templado en nuestros sentimientos y comportamiento para con otros. Significa ser amable, tierno. Esta amabilidad se pudiera comparar a la que se usa cuando se trata con un bebé. Una madre amorosa no pensaría en acostar a su hijito arrojándolo ásperamente en la cuna, sin preocuparse dónde fuese a dar o qué daño se causara. No, la madre amorosa es cuidadosa, tierna. Carga al bebé levantándolo con las dos manos y amablemente lo lleva de un lugar a otro para no causarle ningún daño. Lo coge simplemente con la suficiente firmeza para efectuar la tarea. La apacibilidad es semejante a esto: amable, tierna, cuidadosa, pero suficientemente firme para lograr las tareas necesarias de la vida.
6, 7. ¿Cuáles son algunas cosas que no es la apacibilidad?
6 Hay algunas cosas que no es la apacibilidad. No es severa. No emplea lenguaje mordaz ni hiriente cuando habla a otros. No se endurece contra el prójimo de uno. Los esposos pudieran compararla al cuello de una camisa. Si el cuello de la camisa está demasiado duro llega a ser severo, irritante y apretado para el cuello del esposo. El esposo prefiere un cuello de camisa que no irrite, uno que sea moderado para el cuello, pero suficientemente firme para que conserve su forma. La apacibilidad es semejante a eso. No es dura, irritante ni hiriente.
7 La apacibilidad no es impaciente ni irascible. No es difícil de complacer, melindrosa ni exigente en cuanto a toda nimiedad. No es descortés ni belicosa. Como Pablo instó a Tito que recordara a los cristianos primitivos, significa “que no hablen perjudicialmente de nadie, que no sean belicosos, que sean razonables, desplegando toda apacibilidad para con todos los hombres.”—Tito 3:2.
8, 9. ¿Es la apacibilidad una señal de debilidad?
8 Sin embargo, no debe confundirse la apacibilidad con debilidad de personalidad o cobardía, porque certísimamente no lo es. Solo porque una persona cultiva una disposición apacible y evita los extremos del habla y el comportamiento esto no significa que carezca de ánimo o sea ineficaz. Realmente, esto indica fuerza interior y demuestra que uno tiene controlado su espíritu. Demuestra que uno está siendo moldeado por espíritu de Dios, y, ¿cómo pudiera eso hacerlo a uno débil o ineficaz? No, no confunda la apacibilidad con el ser débil, indeciso, inestable, vacilante o servil. No lo es. Al contrario, el cristiano que tiene este fruto del espíritu de Dios es fuerte, animoso, determinado.
9 El apóstol Pablo fue una persona apacible, no obstante se refiere a sí mismo cuando escribió bajo la inspiración del espíritu santo: “En labores más abundantemente, en prisiones más abundantemente, en golpes con exceso, a punto de morir, frecuentemente. De los judíos cinco veces recibí cuarenta azotes menos uno, tres veces fui golpeado con varas, una vez fui apedreado, tres veces experimenté naufragio, una noche y un día los he pasado en lo profundo; en viajes a menudo, en peligros de ríos, en peligros por parte de salteadores, en peligros por parte de mi propia raza, en peligros por parte de las naciones, en peligros en la ciudad, en peligros en el desierto, en peligros en el mar, en peligros entre falsos hermanos, en labor y afán, en noches sin dormir a menudo, en hambre y sed, en abstinencia de alimento muchas veces, en frío y desnudez. Además de esas cosas de carácter externo, hay lo que se me viene encima de día en día, la inquietud por todas las congregaciones. En Damasco el gobernador bajo Aretas el rey estaba guardando la ciudad de los damascenos para prenderme, pero por una ventana del muro fui descolgado en un cesto de mimbres y escapé de sus manos.” (2 Cor. 11:23-28, 32, 33) ¿Parece todo eso la actividad de alguien que carecía de ánimo? Ciertamente, aunque Pablo tenía sus flaquezas y debilidades humanas, el espíritu de Dios que operaba en él lo hizo denodado, impávido y animoso ante la penalidad y la oposición. No obstante, al mismo tiempo, era como un padre amoroso, porque el espíritu de Dios también produjo en él una disposición apacible. Así, también, hoy en día los cristianos, aunque son de disposición apacible, también tienen el ánimo y denuedo que produce el espíritu de Dios en los humanos receptivos.
BENEFICIOS
10, 11. ¿Cuáles son algunos beneficios que produce la apacibilidad?
10 La apacibilidad trae muchos beneficios a los que la practican. Entre otras cosas, trae gran calma a la mente y al cuerpo. La persona apacible no siempre está perturbándose ni irritándose por las acciones de otros. No atormenta su mente y cuerpo con ansiedad y contienda continuas. No es probable que la persona apacible llegue a padecer de úlceras o desórdenes mentales. Al contrario, la apacibilidad ayuda a mantener equilibradas las emociones, lo cual, a su vez, produce beneficios mental y físicamente.
11 Otro beneficio que le resulta a la persona apacible es que se puede uno llevar más fácilmente con ella. Otros disfrutan del asociarse con ella. Les es amena la compañía de la persona apacible a causa de su manera de ser, habla y acciones agradables así como les es ameno un día apacible y agradable. Este efecto agradable que producen los apacibles se describe bien en Proverbios 16:24, donde se dice: “Los dichos agradables son un panal de miel, dulces al alma y una curación a los huesos.” Cuando uno está con una persona apacible, se siente así. No le teme, sino que, en cambio, su manera de tratar apacible es como miel, ‘dulce al alma y una curación a los huesos.’
12. ¿Cómo nos ayuda esta cualidad a mantener nuestro lugar en los arreglos de Jehová?
12 La apacibilidad nos ayuda a mantener nuestro lugar en el arreglo de cosas de Jehová, porque nos ayuda a ser sumisos. Dijo Pablo: “Mas quiero que sepan que la cabeza de todo varón es el Cristo; a su vez la cabeza de la mujer es el varón; a su vez la cabeza del Cristo es Dios.” (1 Cor. 11:3) Sí, todos los siervos de Dios están bajo sujeción relativa. Para estarlo se requiere un espíritu apacible. El de espíritu altivo es el que no quiere ser sumiso a Jehová y sus arreglos. ¡Qué excelente ejemplo puso Jesús en esto! La Palabra de Dios dice respecto a él: “Retengan en ustedes esta actitud mental que también hubo en Cristo Jesús, quien, aunque existía en la forma de Dios, no dio consideración a un arrebatamiento, a saber, que debiera ser igual a Dios. No, antes bien se despojó a sí mismo y tomó la forma de esclavo y vino a estar en la semejanza de los hombres. Más que eso, hallándose en figura de hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, sí, muerte en el madero de tormento.”—Fili. 2:5-8.
13. ¿Qué otro rasgo indeseable nos ayuda a evitar la apacibilidad?
13 Un beneficio adicional de la apacibilidad es que nos ayuda a evitar la tendencia de querer “brillar” a la vista de otros por causa de autoglorificación. Debe evitarse esta tendencia, ya que ofende a los cristianos maduros y también a Jehová, porque se basa en orgullo falso. “Todo el que es orgulloso de corazón es cosa detestable a Jehová.” (Pro. 16:5) Es más probable que la persona apacible comprenda esto y evite el ambiciosamente tratar de sobresalir a costa de sus hermanos, u ostentar una superioridad imaginaria sobre ellos, o tratar de enseñorearse de otras personas apacibles y semejantes a ovejas que pertenecen a Dios. Jesús dijo: “El mayor entre ustedes tiene que ser su ministro. El que se ensalce será humillado, y el que se humille será ensalzado.” (Mat. 23:11, 12) La apacibilidad nos ayuda a actuar como esclavos y no como capataces cuando tratamos con otros cristianos. Nos ayuda a apreciar siempre que es Jehová quien tiene que ser ensalzado, y que todos los hombres nacen en pecado y necesitan redención. La persona apacible, consciente de su condición caída y de que necesita el arreglo de rescate de Jehová, no se inclina a la autoglorificación.
PROGRESIVAMENTE CULTIVE APACIBILIDAD
14-16. Mencione tres influencias que obran contra la apacibilidad.
14 Probablemente la mayor parte de los lectores, aun los que han llegado a un conocimiento exacto de la Palabra de Dios, podrán reflexionar acerca de su vida y decirse: “Oh, ciertamente me acuerdo de muchas veces cuando no fui apacible y debería haberlo sido.” Sin duda muchos opinan que en este instante no encajan en la descripción que da la Biblia de una persona apacible. Quizás esto aplique a usted, pero no debe afligirlo ni desanimarlo hasta el grado de desistir en su esfuerzo por llegar a ser más apacible. Tiene que recordar que la apacibilidad no es una cualidad que se hereda, que proviene naturalmente en el nacimiento. No, debido al pecado heredado, a la imperfección, nacemos con una tendencia hacia lo malo, no hacia lo bueno. “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo y la muerte por medio del pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado.” (Rom. 5:12) El salmista David reconoció este hecho, pues dijo en el Salmo 51:5: “¡Mira! Con error fui dado a luz con dolores de parto, y en pecado me concibió mi madre.”
15 Además, hay algo más que nos aparta de la apacibilidad. Hay fuerzas espirituales inicuas que se oponen a la actividad de los cristianos y quizás pongan a prueba su apacibilidad mediante persecución o provocación de parte de agentes terrenales que se hallan bajo influencia demoníaca. Pablo describe bien esta oposición en Efesios 6:12: “Tenemos una pelea, no contra sangre y carne, sino contra los gobiernos, contra las autoridades, contra los gobernantes mundiales de esta oscuridad, contra las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales.”
16 También tenemos este sistema de cosas dominado por los demonios y su espíritu malo con el cual contender. Diariamente la mayor parte de nosotros tiene que trabajar con gente que no tiene el espíritu de apacibilidad que proviene de Dios, sino que tiene el espíritu de severidad que proviene de Satanás el Diablo. La inclinación o disposición de ánimo de este presente sistema de cosas obra en contra de la apacibilidad cristiana.
17, 18. Puesto que no podemos evitar todo roce con el mundo, ¿qué necesitamos hacer?
17 No podemos evitar todo roce con los que carecen de un espíritu apacible, porque, “de otro modo ustedes realmente tendrían que salirse del mundo.” Lo que se requiere es el que restrinjamos nuestro espíritu para no pagar con la misma moneda cuando otros se opongan o se irriten. Este espíritu restringido, apacible, viene a rescatarnos en momentos de tensión y nos habilita a proceder como dice Pablo: “Cuando se nos injuria, bendecimos; cuando se nos persigue, lo soportamos; cuando se nos infama, suplicamos.” (1 Cor. 5:10; 4:12, 13) Aquí, también, Jesús estableció el modelo. “Cuando lo estaban injuriando, no se puso a injuriar en cambio. Cuando estaba sufriendo, no se puso a amenazar, sino que siguió encomendándose al que juzga con justicia.”—1 Ped. 2:23.
18 En vista de tantas influencias para lo malo, se hace obvio que los cristianos necesitarán trabajar diligentemente en esta cualidad de apacibilidad. No proviene naturalmente, sin ningún esfuerzo de nuestra parte, porque hay en lugar de ello demasiadas cosas que tienden a hacernos duros. Por eso, día tras día, año tras año, progresivamente tenemos que cultivar la apacibilidad a fin de contrarrestar el pecado heredado, a Satanás el Diablo y a sus demonios, y a los que son guiados por el espíritu malo de este sistema de cosas. Si no hacemos grandes esfuerzos para cultivar la apacibilidad, entonces estas cosas tenderán a hacernos severos como otros del mundo.
19. ¿Qué paso preliminar hay que dar?
19 ¿Cómo es que cultivamos la apacibilidad? Ante todo, aprendiendo acerca de esa cualidad; estudiando la Palabra de Dios y llegando a saber que hay que cultivarla, que es una cualidad básica que debe tener el cristiano. Eso nos coloca en la senda correcta. Sabemos en qué dirección necesitamos ir, diferentes de las personas mundanas que creen que la apacibilidad es una cualidad indeseable y que creen que uno tiene que ser duro, de pelo en pecho, arrogante, para irla pasando en este mundo.
20. ¿Por qué hay que tener en cuenta la imperfección humana?
20 Para ayudamos en nuestros esfuerzos por ser más apacibles a medida que transcurra el tiempo, necesitamos tener presente continuamente el asunto de la imperfección humana. No podemos evitar el hecho de que todos nacemos en imperfección y la tendencia nuestra es la de cometer errores. El estar conscientes así debe hacernos ver la necesidad de mostrar simpatía al tratar con otros. Debe hacernos apreciar que tenemos que ser perdonadores de otros como Dios los perdona. Debe hacernos comprender que ellos no pueden desarrollar un modo de pensar y modo de actuar perfectos como tampoco podemos nosotros. La persona que cultiva la apacibilidad hará esto, perdonando hasta “setenta y siete veces,” porque la persona apacible es amorosa y “el amor cubre una multitud de pecados.”—Mat. 18:21, 22; 1 Ped. 4:8.
21, 22. ¿Por qué debemos evitar el provocar a otros?
21 Si esperamos demasiado de otros, más de lo que Dios espera, quedaremos desilusionados. Esto puede imponernos una prueba, porque quizás lleguemos a pensar que, puesto que no logramos nada siendo apacibles, será mejor que usemos tácticas severas. Pero esto solo servirá para provocar a otros a que pierdan su apacibilidad, y, a su vez, su reacción puede producir una falta adicional de apacibilidad de nuestra parte. Es un círculo vicioso. ¡Es mucho mejor no iniciar el proceso en primer lugar! Es como dice Proverbios 26:20: “Donde no hay leña se apaga el fuego, y donde no hay calumniador la contienda se aquieta.” Pero si seguimos coaccionando y exigiendo y provocando a otros, no debemos sorprendernos en absoluto si se irritan, quizás hasta el punto de encolerizarse. Después de todo, es contrario al sentimiento humano el dejarse provocar continuamente. ¡Pues, en una ocasión, hasta Moisés, “por mucho el más manso de todos los hombres que había sobre la superficie del suelo” en su día, perdió la apacibilidad por causa de la actitud irrazonable y provocativa de los israelitas! “Causaron provocación junto a las aguas de Meriba, de modo que le fue mal a Moisés por causa de ellos. Porque le amargaron su espíritu y él empezó a hablar imprudentemente con sus labios.”—Núm. 12:3; 20:2-13; Sal. 106:32, 33.
22 No hace mucho un periódico relató un incidente que también demuestra el asunto de cómo es que el habla o las acciones severas pueden provocar a otros a perder la apacibilidad. Fue un incidente que le sucedió a una miembro de la Cámara de los Comunes de Inglaterra. En una ocasión, ella le dijo muy mordazmente a Winston Churchill, ex primer ministro de Inglaterra: “Si yo fuera su esposa, le pondría veneno en su taza de café.” Churchill replicó irritado: “Si yo fuera su esposo me lo bebería.” Sí, ella le echó leña al fuego y provocó una respuesta acalorada. Fue como nota Proverbios 26:21: “Como carbón para las ascuas y leña para el fuego, así es un hombre [o mujer] contencioso para enardecer una riña.” No queremos ser así, por eso tendremos cuidado de no provocar a otros para que pierdan su apacibilidad en ocasiones.
23. ¿Cómo nos ayudará en la cualidad de apacibilidad el reconocer que hay variedad?
23 Otra cosa que nos ayudará a cultivar apacibilidad es reconocer que Jehová permite, dentro de límites apropiados, una gran variedad de personalidades, de gustos y de aversiones. Dios le ha dado al hombre el maravilloso don del libre albedrío. Aunque esto no permite libertad completa, porque eso significaría independencia de Dios y de sus leyes, ciertamente permite libertad relativa en muchas áreas del comportamiento humano. Por eso, no insista en salirse con la suya o en su propio gusto en todo aquello que Jehová permite variedad. No crea que todos los demás tienen que encajar en un molde que usted crea que sea el mejor. Aprecie que todos son diferentes y no trate de hacer sus propias reglas que destruirían las diferencias pintorescas que son parte de la creación de Dios. Donde se requiera estrictez o conformidad, donde se trate de adoración, de doctrina correcta y conducta correcta, entonces la Palabra de Dios, su espíritu santo y su organización visible nos mantendrán informados en cuanto a lo que debemos hacer. Pero donde las cosas se dejan en gran parte a la selección personal, como en lo que toca a lo que debemos comer, a lo que debemos ponernos, lo que escogemos hacer para diversión y otras cosas semejantes, entonces tenga presente que, lo que Dios permite, también tenemos que permitirlo nosotros. Esto nos ayudará a no perturbarnos fácilmente solo porque otros tengan gustos que difieren de los nuestros.
24, 25. ¿Será cosa fácil el cultivar la apacibilidad?
24 ¿Será un procedimiento fácil el cultivar la apacibilidad? Puede ser más fácil para algunos que para otros, dependiendo de los antecedentes, entrenamiento temprano, experiencia en la vida y madurez en el cristianismo de uno. Sin embargo, si usted es una persona a quien se le dificulta el cultivarla, entonces quizás sufra más reveses que otros al esforzarse por lograrla. Pero no se desanime ni cese de intentarlo. Note lo que dijo Pablo en Romanos 7:21-23: “Hallo, pues, esta ley en el caso mío: que cuando deseo hacer lo que es correcto, lo que es malo está presente conmigo. Verdaderamente me deleito en la ley de Dios conforme al hombre que soy por dentro, pero contemplo en mis miembros otra ley que guerrea contra la ley de mi mente.”
25 Sí, su carne caída, así como las influencias exteriores, pueden causarle mucha dificultad al trabajar para cultivar la apacibilidad, pero no tiene que darse por vencido en intentarlo solo porque usted recaiga a veces en prácticas severas. Piense en el bebé que está aprendiendo a dar los primeros pasos. Se cae una y otra vez, pero se levanta y sigue intentándolo hasta que finalmente tiene éxito y comienza a caminar con confianza. Por eso, también, al trabajar duro progresivamente para cultivar la apacibilidad, quizás falle a veces. Pero entérese con la experiencia y reafirme su determinación de continuar progresando. Reconozca que requiere tiempo el crecer a la madurez en lo que toca a la apacibilidad. Esté satisfecho con el mejoramiento gradual y no deje de intentarlo solo porque el procedimiento quizás requiera más tiempo del que había esperado.
26. ¿Cómo nos ayudará Jehová en este asunto?
26 Acuérdese, también, de que Jehová es misericordioso. Cuando erramos podemos dirigirnos a él en oración y pedir perdón. También queremos orar constantemente pidiendo ayuda, porque la apacibilidad es un producto del espíritu de Jehová. Si oramos por el espíritu de Dios, el espíritu que produce la apacibilidad, entonces de seguro progresaremos. Con el tiempo, con esta poderosa ayuda, la persona que carezca de apacibilidad la adquirirá hasta que llegue a formar parte de su personalidad, casi habitual, así como el andar casi llega a ser habitual para los físicamente maduros.
27. ¿Qué ricos galardones produce la apacibilidad?
27 No hay duda en cuanto a ello, el cultivar apacibilidad produce ricos galardones. Resulta en una vida mucho más feliz para usted aunque esté rodeado de condiciones aflictivas, porque usted mantiene su equilibrio y no se aflige ni se endurece por ellas. Otro galardón que produce la apacibilidad es que lo hace a usted más receptivo a la verdad. Al continuar Jehová revelándole progresivamente a usted su voluntad, usted se inclinará mucho más a aceptar tales verdades nuevas y a modelar su vida en torno de ellas. ¿En qué resultará esto para usted? Santiago 1:21 contesta: “Acepten con apacibilidad la implantación de la palabra que puede salvar sus almas.” ¡Sí, está envuelta su salvación! Por eso sea de genio apacible y colóquese así en línea para el cumplimiento de la promesa de Dios que se registra en el Salmo 37:11: “Los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz.”