El espíritu, la organización y la Palabra
1. ¿Qué cosa tiene el cristiano la responsabilidad de consultar y estudiar? ¿Por qué?
SIENDO que la Biblia manifiesta lo que es la voluntad de Dios, y siendo que el cristiano está dedicado para hacer la voluntad de Dios, el cristiano es responsable de consultar y estudiar la Palabra de Dios. Sólo de esa manera puede aprender a conseguir la vida eterna. El apóstol Pablo le escribió a Timoteo: “Desde la infancia has conocido las santas escrituras que te pueden hacer sabio para la salvación por medio de la fe en conexión con Cristo Jesús. Toda Escritura es inspirada por Dios y es benéfica para enseñar, para reprender, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia, para que el hombre de Dios sea enteramente competente, completamente equipado para toda buena obra.”—2 Tim. 3:15, 16, NM.
2. ¿Cómo se manifiesta que la lectura y el estudio de la Biblia no se limita a los oficiales?
2 Es verdad, esas palabras de Pablo se escribieron a un hombre que era superintendente en la congregación cristiana. Pero eso no quiere decir que la lectura y el estudio personal de las Santas Escrituras debe limitarse a la clase oficial de siervos, y que los miembros ordinarios de la congregación no necesitan estudiarlas para sí mismos. Timoteo ya conocía las Santas Escrituras aun antes de llegar a ser superintendente; y el hecho de que el superintendente debe ser un ejemplo para el rebaño indica que los mismos miembros del rebaño deben seguir su ejemplo en cuanto a estudiar ellos mismos la Palabra de Dios. De esta manera ellos pueden determinar si las cosas que se les enseñan son verídicas, es decir, si están en armonía con la voluntad y Palabra de Dios.
3, 4. ¿Puede un cristiano con solamente la Biblia entender la Palabra de Dios? Y ¿qué razones se dan por la respuesta dada?
3 Pero ahora surge una pregunta. ¿Puede un cristiano individual con solamente la Biblia entender por sí solo todo lo que enseñan las Escrituras? ¿Necesita él únicamente la Biblia para determinar la voluntad de Dios? Él tiene derecho de poseer una copia personal del Libro de Dios y las instrucciones apostólicas lo obligan a estudiar ese Libro personalmente. Pero no es de esperarse que podrá entenderlo por sí solo. En una carta general a los cristianos el apóstol Pedro escribe: “En consecuencia, tenemos la palabra profética hecha más firme, y hacen bien en prestarle atención como a una lámpara que resplandece en un lugar oscuro, hasta que amanezca el día y el lucero del alba se levante, en sus corazones. Porque ustedes conocen esto primeramente, que ninguna profecía de la Escritura proviene de divulgación privada. Porque la profecía en ningún tiempo fué traída por la voluntad del hombre, sino que hombres hablaron por parte de Dios al ser ellos impulsados por el espíritu santo.” (2 Ped. 1:19-21, NM) Siendo que la Palabra de Dios fué dada a nosotros por medio de hombres que estaban bajo el poder del espíritu santo o poder activo de Dios, se necesita la ayuda del espíritu de Dios para entender esa Palabra.
4 El canon o la colección autorizada de las inspiradas Escrituras hebreas fué terminado en el quinto siglo antes de Cristo, sin embargo los hebreos que conocían el lenguaje original no podían entender cabalmente su significado. Los mismos escritores proféticos no entendieron el significado de las profecías que ellos hablaron y escribieron. ¿Cómo fué, pues, que los cristianos primitivos llegaron a entender esas Escrituras? Mediante la ayuda del espíritu o poder activo de Dios que obró sobre su mente con poder iluminador.
5. ¿Cómo explica Pablo la necesidad del espíritu en conexión con el sagrado secreto de Dios?
5 Para ilustrar: La Palabra de Dios contiene un misterio sagrado, el cual ofrece la esperanza de gloria celestial a los cristianos. Se necesita el poder iluminador del espíritu de Dios para explorar las profundidades de ese secreto y descubrir su significado para con nosotros. Para manifestar que necesitamos la ayuda del espíritu Pablo escribe: “Hablamos la sabiduría de Dios en un sagrado secreto, la sabiduría escondida, que Dios preordinó antes de los sistemas de cosas para nuestra gloria. Esta sabiduría ni uno de los gobernantes de este sistema de cosas llegó a conocer, porque si [los gobernantes judíos que tenían las Escrituras hebreas escritas] la hubieran conocido ellos no habrían empalado al glorioso Señor. Porque así como está escrito: ‘El ojo no ha visto y la oreja no ha oído, ni se han concebido en el corazón del hombre las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman.’ Pues es a nosotros que Dios las ha revelado por medio de su espíritu, porque el espíritu escudriña todas las cosas, hasta las cosas profundas de Dios. Así, también, nadie ha llegado a conocer las cosas de Dios, a no ser el espíritu de Dios. Ahora nosotros hemos recibido, no el espíritu del mundo, sino el espíritu que proviene de Dios, para que conozcamos las cosas que se nos han dado bondadosamente por Dios . . . . porque se examinan espiritualmente.”—1 Cor. 2:7-10, 11-14, NM.
6, 7. (a) En los días apostólicos ¿cómo manifestó el espíritu su poder para con los discípulos? (b) ¿De qué es un sello el tener el espíritu?
6 Sí, necesitamos el espíritu además de la Palabra escrita de Dios. Dando énfasis a esto una vez más, Pablo escribe: “Ustedes, cuando lean esto, podrán apreciar la comprensión que tengo del sagrado secreto del Cristo. En otras generaciones este secreto no se reveló a los hijos de los hombres como se ha revelado ahora a sus santos apóstoles y profetas por el espíritu.” (Efe. 3:4, 5, NM) En los días apostólicos los creyentes cristianos tenían el espíritu de Dios que les aclaraba su Palabra escrita. No solamente eso, sino que ellos también recibieron dones del espíritu que se manifestaron de diferentes maneras mediante poderes milagrosos de hablar lenguas extranjeras, traducirlas, hacer curaciones, efectuar obras poderosas y declarar profecía. En su misma carta el apóstol manifiesta que ellos, después de haber creído la Palabra, recibieron el derramamiento del espíritu de Dios con sus diferentes manifestaciones. Esto fué un sello autoritativo manifestando que pertenecían a Dios y que eran posesión de él.
7 Pablo escribe que debemos servir “para alabanza de su gloria, nosotros que hemos sido los primeros en esperar en el Cristo. Pero ustedes también esperaron en él después que oyeron la palabra de la verdad, las buenas nuevas acerca de su salvación. Por medio de él también, después que ustedes creyeron, fueron sellados con el espíritu santo prometido, el cual es una prenda anticipada de nuestra herencia, con el propósito de librar mediante un rescate la propia posesión de Dios, para su alabanza gloriosa”. “Cristo Jesús mismo [es] la piedra angular. En unión con él ustedes, también, están siendo edificados juntamente para ser lugar donde habite Dios por el espíritu.”—Efe. 1:12-14; 2:20, 22, NM; 2 Cor. 1:21, 22.
8. ¿Qué fruto del espíritu nos fortalece para aguantar muchas cosas?
8 El espíritu santo comunica un gozo a los creyentes aun cuando éstos se enfrentan con persecución y oposición. Pablo dice que tal era el caso con los tesalonicenses, a los cuales escribe: “Ustedes aceptaron la palabra bajo mucha tribulación con gozo de espíritu santo, de modo que llegaron a ser un ejemplo para todos los creyentes en Macedonia y en Acaya.” Uno de los frutos o productos del espíritu santo en nosotros es un gozo que proviene de la Palabra, la obra y el pueblo de Dios. Este gozo nos fortalece para aguantar muchas cosas que de otro modo no podríamos soportar, especialmente manteniéndonos en la apropiada condición de mente y corazón.—1 Tes. 1:6, 7, NM; Gál. 5:22; Neh. 8:10.
9. ¿Cómo no debemos afligir el espíritu, y de qué nos sirve cuando estudiamos la Palabra de Dios?
9 Debido a la parte importante que el espíritu desempeña en nosotros como cristianos, no debemos afligir ese espíritu trabajando en contra de su operación o viviendo contrario a lo que nos ha sellado para ser, a saber, la posesión de Dios, hijos que pertenecen a él. “No estén afligiendo el espíritu santo de Dios, con el cual han sido sellados para un día de liberación por rescate.” (Efe. 4:30, NM) Si todos nosotros en común tenemos este espíritu santo o fuerza activa trabajando en nosotros, y si dejamos que produzca su fruto en expresiones de amor, todos nosotros estamos unidos por una fuerza que es más potente que cualquier parentesco humano. El tener este espíritu no libra a los cristianos del deber de estudiar y consultar la Palabra de Dios para determinar su voluntad. Pero cuando ellos estudian la Palabra escrita, entonces el espíritu de Dios les ayuda a entender y apreciarla.
SE NECESITA SU ORGANIZACIÓN
10, 11. Además de la Palabra y el espíritu, ¿qué más necesitan los cristianos, y a qué se debe eso?
10 El espíritu de Dios es una fuerza activa que realiza cosas. Fué usado para indicar que los discípulos Bernabé y Pablo fueran apartados para una obra misionera especial. Fué usado para prohibir que ellos hablaran la Palabra de Dios en el distrito de Asia. Además no permitió que Pablo viajara hacia el oriente para entrar a Bitinia, sino que lo dirigió hacia el occidente y a la Macedonia europea. (Hech. 13:2; 16:6-10, NM) Pero, ¿podemos esperar nosotros en este día que el espíritu de Dios nos mueva de esa manera en nuestros esfuerzos individuales en el servicio de Dios? No; el espíritu no se manifiesta de esa manera en el día presente. Sin embargo, podemos estar atentos para ver lo que indican las direcciones de Dios mientras que consultamos su Palabra diligentemente. Pero si se nos diera completa libertad simplemente porque tenemos una copia de la Biblia y se nos permitiera dirigir nuestros movimientos individualmente de acuerdo con lo que creemos entender de esa Palabra, entonces ¿qué? Es probable, o posible, que existiría confusión o que se trabajaría con competición entre nosotros.
11 Por esto, además de poseer la Palabra de Dios individualmente, necesitamos una organización teocrática. Sí, además de tener el espíritu iluminador de Dios, el cristiano necesita la organización teocrática de Jehová para poder entender la Biblia. Necesita asistir a las reuniones que se han arreglado por esa organización y estudiar con sus compañeros cristianos. Necesita la organización, también, para poder trabajar en armonía con los propósitos de Dios y para que sus movimientos sean dirigidos correctamente. La razón es que Jehová Dios está tratando con su organización, y no trata con individuos que están fuera de su organización o que obstinadamente tratan de obrar independientes de ella.
12. ¿Por qué es tan necesario percibir la organización teocrática y recibir sus servicios?
12 Aparte de Jesucristo, la Palabra profética de Dios no predijo la obra, ni el curso o actividades personales de ningún individuo. Su Palabra predice sus tratos con su organización teocrática bajo Cristo, y habla de su obra, sus experiencias, sus persecuciones, su liberación y su triunfo. Por consiguiente, si no percibimos la organización y si tratamos de aplicar las profecías a nosotros mismos individualmente, no podemos percibir el verdadero cumplimiento de la profecía y entender la Palabra de Dios. Si no estamos unidos a su organización de modo que trabajamos en armonía con ella y participamos de sus experiencias, no podemos captar el sentido de la Palabra de Dios y hacer su obra correctamente. Fué necesario que Jesús, la cabeza de la organización de Dios, abriera la mente de sus discípulos para que entendieran cabalmente el significado de las Escrituras. Después que Jesús ascendió al cielo, fué necesario que los apóstoles bajo el poder del espíritu de Dios que recibieron de Jesús explicaran las cosas profundas de la Palabra y propósito de Dios. Los apóstoles fueron los miembros fundamentales de la organización visible de Jehová Dios en aquel entonces. Hoy Jehová Dios ha edificado su organización visible usando a los que él ha librado de la gran Babilonia mística, en cumplimiento de la profecía bíblica. En nuestros días el desarrollo y entendimiento de la Palabra escrita de Dios ha sido por medio de esta organización teocrática que está llena de su espíritu.
13. ¿Quién recibe el beneficio de las enseñanzas y tratos de Jehová según lo manifiesta la profecía de Isaías?
13 Jehová está tratando con su organización visible y él conoce a los que pertenecen a ella, no importa qué apartados estén físicamente de los demás de su pueblo organizado. Él está instruyendo a su propia organización por medio de la cabeza de ella, Jesucristo. Los que están unidos amorosamente a esa organización reciben el beneficio de sus tratos e instrucción. No es a ningún individuo entre nosotros, sino a la organización que él llama su esposa que él dirige estas palabras: “Porque marido tuyo es tu Hacedor, Jehová de los Ejércitos es su nombre; y tu Redentor es el Santo de Israel: Dios de toda la tierra será llamado. Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová; y grande será la paz de tus hijos.” —Isa. 54:5, 13.
14. ¿Por qué el tener la Biblia no anula la necesidad que hay de la organización para recibir provecho de la dirección y guía de Dios?
14 Simplemente porque tiene usted la Biblia y la considera como su guía y Libro de instrucción fundamental, no puede usted obrar independientemente y pensar que tiene conexiones y tratos directos con Jehová por separado y en desprecio de la organización teocrática. Las instrucciones de su Palabra no manifiestan que usted puede seguir su propio curso con sólo la Biblia y una operación personal del espíritu santo sobre usted. Hay que percibir las obras de Dios y reconocer la organización que él ha edificado y mediante la cual está obrando. Esta organización, que está llena de su espíritu y que se adhiere estrictamente a su Palabra, es lo que él usa en este día para guiarnos en nuestros esfuerzos combinados a través de todo el mundo. Esta organización se necesita para integrar los esfuerzos de todos nosotros entre todas las naciones con sus muchos diferentes lenguajes. Se necesita para servir unidamente a todos los creyentes con las revelaciones de la Palabra de Dios. Usando el “lenguaje puro” de la verdad ella junta a todos los publicadores del Reino para que puedan cooperar juntos. Impide que trabajemos con propósitos contrarios, o que hagamos por duplicado nuestros esfuerzos, o que nuestros territorios traslapen, o que suframos las debilidades que se deben a la desunidad, o que otras cosas nos estorben en el cumplimiento de la obra de Dios. Jehová está dirigiendo su organización por medio de su Cabeza Jesucristo. Si deseamos recibir el beneficio de su dirección y guía tenemos que trabajar con la organización. Si el enemigo logra aislarlo, entonces siga usted como se le ha enseñado y entrenado por medio de la organización.
15. ¿Qué oímos que nos dice a dónde ir?
15 Eso es lo que debe hacerse apropiadamente, más bien que esperar que un ángel se aparezca como en los días de la antigüedad para darnos instrucciones específicas en cuanto a qué hacer en tal o cual caso, y más bien que esperar oír voces de lo invisible diciéndonos qué debemos hacer y a dónde debemos ir. Estas cosas no se indican por Isaías 30:20, 21 (NC): “Ya no se ocultarán tus maestros, sino que con tus ojos los verás, y oirás con tus oídos la voz de los que te encaminan, que si te apartas a la derecha o a la izquierda te dirá: Ese es el camino, anda por él.” La voz que nos encamina es la voz de Dios desde el pasado, hablándonos por su Palabra escrita según se aclara mediante su organización.
16. ¿Por qué hacemos bien en dirigirnos a la organización por nuestra asignación de territorio?
16 Podemos dirigirnos a la organización teocrática visible para que ésta nos dé una asignación en qué trabajar, y eso impedirá que nos metamos al territorio de otra persona para causar confusión, irritación y fricción. Armonizará nuestros esfuerzos con los de todos los demás publicadores del Reino en el territorio de la congregación local y resultará en paz y unidad. Esto agradará a Dios, porque está escrito: “Dios es Dios, no del desorden, sino de la paz. Como en todas las congregaciones de los santos, . . . que todas las cosas procedan decentemente y por arreglo.”—1 Cor. 14:33, 40, NM.
17. Aunque recibimos dirección general de la organización, ¿qué se nos deja la libertad para decidir, y cómo se manifiesta eso bíblicamente?
17 Aunque trabajamos bajo la dirección general de Dios al colaborar con su organización teocrática, él nos permite libertad para decidir nuestros movimientos personales o particulares. En varias ocasiones el apóstol Pablo fué guiado directamente por las operaciones del espíritu o por visiones que procedían del Señor. Esto tenía que ver con sus movimientos generales; pero en otros respectos él tenía que arreglar sus planes personales y decidir cuáles arreglos debían hacerse. En su primer viaje misionero con Bernabé él fué enviado específicamente por llamamiento del espíritu santo. Pero en cuanto a su segundo viaje misionero fué Pablo quien dijo a Bernabé: “Sobre todo, volvamos y visitemos a los hermanos en cada una de las ciudades en donde hemos publicado la palabra de Jehová para ver cómo están.” (Hech. 13:1-4; 15:36, NM) Pero hubo un desacuerdo en cuanto a quién habían de llevar, y no hubo acción directa del espíritu santo o de un ángel para allanar la dificultad. Otra vez, cuando el Señor Jesús se apareció a Pablo y le informó del trabajo que Pablo había de hacer, él dijo: “Emprende tu camino, porque yo te enviaré a las naciones lejanas.” Esas fueron instrucciones generales, pero se dejó que Pablo planeara sus movimientos y luego que los pusiera en efecto para ver hasta qué punto iban de acuerdo con la voluntad de Dios. Él nos dice que decidió por sí mismo ir a un territorio verdaderamente extranjero donde Cristo todavía no se había predicado, para así no edificar sobre un fundamento ajeno.—Hech. 22:17-21 y Rom. 15:18-21, NM.
“SI ES LA VOLUNTAD DE JEHOVÁ”
18. Después de hacer sus planes ¿qué confianza tenía Pablo en Dios, y cómo se manifiesta si Dios permitió que los plan.es de Pablo se trastornaran?
18 Pablo no se jactó de lo que iba a hacer, pero sí planeó lo que parecía servir los intereses de la obra y su expansión de la mejor manera. Él tenía confianza que Dios lo guiaría en llevar a cabo esos planes y que lo apoyaría en ello hasta donde estaban en armonía con los propósitos de Dios. ¿Permitió Dios que se trastornaran los planes de Pablo? Escribiendo a la congregación en Roma, Pablo manifiesta que sí, porque dice: “Muchas veces se me impidió llegar a ustedes. Pero ahora que ya no tengo territorio sin tocar en estas regiones, y habiendo tenido por algunos años el deseo de llegar a ustedes cuando vaya en camino a España, espero, sobre todo, cuando esté viajando a ese lugar, poder verlos y ser encaminado parte del camino por ustedes después que me haya saciado hasta cierto grado con su compañía. Pero ahora estoy para viajar a Jerusalén para ministrar a los santos.” Hablando de impedimentos en otros lugares, Pablo escribió a los tesalonicenses: “Hermanos, cuando fuimos privados de ustedes por sólo un corto tiempo, en persona, no en corazón, nos esforzamos mucho más que de costumbre para ver sus caras con gran deseo. Por esa razón queríamos llegar a ustedes, sí, yo Pablo, tanto la primera vez como la segunda, pero Satanás cruzó nuestro camino.”—Rom. 15:22-25 y 1 Tes. 2:17, 18, NM.
19. ¿Estaba Pablo culpando impropiamente al Diablo, y cómo manifiesta el relato que él hizo decisiones y que se esforzó por llevarlas a cabo?
19 Pablo no estaba culpando al Diablo de algo impropiamente. Sin duda Satanás usando a sus simplones fanáticos sobre la tierra levantó obstáculos para impedir que Pablo regresara a Tesalónica cuando él quiso ir. De todos modos, estas cosas manifiestan que Pablo tenía mucha libertad personal y también mucha responsabilidad personal en decidir el curso que había de seguir para esparcir las buenas nuevas. No esperaba el ángel de Dios a cada momento ni una visión ni una declaración secreta por el espíritu santo. El mismo hacía decisiones. Por ejemplo, él determinó en su espíritu que “viajaría a Jerusalén, diciendo: ‘Después que llegue allí tengo también que ver a Roma.’” Estaba tan resuelto en ir a Jerusalén desde Éfeso que, cuando el espíritu santo indicó de diferentes maneras que Pablo encontraría dificultades en Jerusalén, él empujó adelante en su determinación. En Cesarea, a sólo 55 millas de Jerusalén, recibió una amonestación final por medio del profeta Agabo. De modo que los discípulos allí trataron de disuadirlo. Pero Lucas nos dice: “Cuando no quiso ser disuadido, nosotros consentimos con las palabras: ‘Que se cumpla la voluntad de Jehová.’” Y la voluntad de Jehová aconteció. Pablo por fin llegó a Roma, aunque fué como prisionero.—Hech. 19:21; 20:22-24; 21:4, 10-14, NM.
20, 21. (a) Después de hacer planes personales ¿qué debemos esperar? (b) ¿Qué amonestación se nos da en contra de jactarnos acerca de nuestros planes?
20 Así es con nosotros hoy en día. Al cooperar con la congregación teocrática del pueblo de Jehová se nos permite bastante libertad de movimiento. Se nos deja la responsabilidad de planear el curso de acción personal que hemos de seguir en nuestro territorio. Después que hayamos decidido en cuanto a dicho curso de acción, podemos esperar la bendición y la guía de Jehová y que él nos use en su servicio. Si sembramos mucho, con buena preparación, podemos esperar cosechar mucho; y viceversa.
21 No debemos jactarnos de nuestros planes ni debemos confiar en nuestra propia fuerza y sabiduría para llevarlos a cabo. Santiago nos amonesta contra esto, con estas palabras directas: “Ahora, pues, ustedes que dicen, ‘Hoy o mañana iremos a dicha ciudad y pasaremos allí un año, y negociaremos y lograremos ganancias,’ siendo que ustedes no saben lo que será su vida mañana. Porque son una neblina que aparece por un corto tiempo y luego desaparece. En vez de eso, deberían decir: ‘Si Jehová quiere, viviremos y también haremos esto o aquello.’ Pero ahora ustedes se glorían en sus jactancias presuntuosas. Todo el gloriarse de esa manera es iniquidad. Por lo tanto, si uno sabe hacer lo que es recto y sin embargo no lo hace, es para él un pecado.”—Sant. 4:13-17, NM.
22. Después de hacer nuestros planes, ¿a la voluntad de quién debemos sujetarlos, y cómo debemos considerar nuestras experiencias al empujar adelante?
22 De acuerdo con esto, después que hayamos hecho nuestros planes personales en cuanto a dónde, cuándo y cómo estaremos activos en el campo como testigos públicos del Dios Altísimo, debemos decir, “Si es la voluntad de Jehová, haré su obra a ese tiempo y en tal lugar.” Si él se lo permite y llega allí y le sirve, puede darle las gracias por ese privilegio. Si le suceden unas experiencias agradables y los resultados de sus esfuerzos son animosos, puede darle gracias por estas expresiones de su favor, porque todo don bueno y toda dádiva perfecta viene del Padre de las luces celestiales. Si hay oposición o surgen algunas pruebas, si los resultados favorables no se manifiestan en seguida, puede usted estudiar el asunto para determinar hasta qué punto es responsable Satanás, como sucedió en el caso de Pablo, o hasta qué punto descansa la responsabilidad sobre usted debido a su falta de preparación para el servicio, su falta de tino, o porque ha traído reproche sobre el mensaje por su conducta personal, o por cualquier otra causa. No se desanime a causa de dificultades, oposición o persecución; así como no se desanimaron Jesús y Pablo. Pero, sabiendo que está haciendo la voluntad de Dios, siga desempeñando su servicio fielmente y mediante esta persistencia derrote usted la intención del enemigo.
ARMADURA DE PROTECCIÓN
23. ¿Por qué y cómo coopera la organización con usted en la obra?
23 La autoridad que usted tiene para hacer la obra de Dios como uno de sus proclamadores de las buenas nuevas de su reino viene directamente de Su Palabra. Su organización teocrática reconoce esa autoridad que usted ha recibido de Su Palabra, la Biblia. Por esto lo usa a usted como uno de sus representantes en el campo y coopera con usted, suple sus necesidades, y le suministra ayuda. Le da el beneficio de la ayuda y protección legales que puede proporcionarle. Le ayuda a luchar por la verdad en unidad con sus hermanos por sobre toda la tierra.
24. Entonces ¿cómo se nos aconseja que luchemos, pero no contra quiénes?
24 No puede usted permanecer en pie por sí solo. Es menester que luche hombro a hombro con sus contestes, así como lo describe Pablo. “Se mantienen firmes en un mismo espíritu, con una misma alma luchando lado a lado por la fe de las buenas nuevas, y en nada amedrentados por sus opositores. Esta misma cosa es prueba de destrucción para ellos, pero de salvación para ustedes; y esta indicación procede de Dios, porque a ustedes se les dió el privilegio a favor de Cristo, no sólo de poner su fe en él, sino también de sufrir a favor de él. Porque ustedes tienen la misma lucha que vieron en mi caso y que ahora oyen tocante a mi caso.” (Fili. 1:27-30, NM) No debe usted luchar combates físicos con hombres y mujeres que están fuera de la organización teocrática. Por cierto no debe usted hacerlo dentro de la organización. Tiene usted que luchar contra el enemigo común, y no contra sus hermanos. En todo tiempo esté usted “esforzándose sinceramente por observar la unidad del espíritu en el vínculo unidor de la paz [entre los hermanos]. Un cuerpo hay, y un espíritu, . . . un Señor, una fe, un bautismo; un Dios y Padre de todas las personas, que es sobre todos y por medio de todos y en todos”. Esto es lo que asegura la victoria, ¡la unidad!—Efe. 4:3-6, NM.
25. ¿Dejamos toda nuestra defensa a la organización y a los ángeles? ¿Qué instrumento desempeña una parte?
25 La organización teocrática nos ofrece mucha ayuda y protección, no olvidando de mencionar, también, los santos ángeles invisibles bajo Cristo. Sin embargo, también hay medidas defensivas personales que nosotros tenemos que tomar individualmente. En estas medidas la Palabra escrita de Dios desempeña una parte necesaria y vital; es muy poderosa para nuestra protección. Pablo aclara esto en sus palabras adicionales a la congregación de Éfeso con la cual estaba suplicando a favor de la unidad cristiana.
26. ¿Quiénes son nuestros verdaderos enemigos? Por eso ¿de qué tenemos que hacer uso personal?
26 Estamos en una lucha verdadera, y Pablo manifiesta quiénes son nuestros verdaderos enemigos contra los cuales tenemos que luchar, diciendo: “Pónganse la armadura completa proviniendo de Dios para que puedan mantenerse firmes contra las maquinaciones del Diablo; porque tenemos un pleito, no contra sangre y carne, sino contra los gobiernos, contra las autoridades, contra los gobernantes mundiales de esta oscuridad, contra las inicuas huestes espirituales en los lugares celestiales.” En vista de esto, considere lo que tenemos en nuestra contra—¡toda esta hueste invisible está contra nosotros! Está obrando de una manera organizada por medio de la organización visible del Diablo y está usando toda su propaganda y todo su poder para oprimirnos y destruir nuestra fe y para seducirnos u obligarnos a abandonar el servicio de Dios. Nos acobardaríamos en terror si no tuviéramos la seguridad de que Dios ha hecho provisión para protegernos. Pero no podemos dejarle a Dios toda la responsabilidad de protegernos. Él ha provisto ciertas cosas que hemos de usar para protegernos a nosotros mismos y a nuestros hermanos, y es menester usarlas. ¿Qué cosas? Las piezas que en conjunto forman la armadura espiritual completa. Si no la usamos quedamos expuestos.
27. ¿Qué cosa es nuestro cinturón, nuestra coraza, nuestro calzado en este equipo?
27 “Por esta causa,” continúa Pablo, “echen mano de la armadura completa proviniendo de Dios, para que puedan resistir [todos los enemigos espirituales antes mencionados] en el día inicuo y, después de haber hecho todas las cosas cabalmente, permanecer firmes. Manténganse firmes, por lo tanto, [¿cómo?] teniendo los lomos ceñidos con la verdad, y teniendo puesta la coraza de la justicia, y con sus pies calzados con el equipo de las buenas nuevas de la paz.” La justicia es una coraza de protección para nuestro corazón, y el mensaje pacífico del evangelio equipa nuestros pies para que marchen adelante en el servicio del campo de una manera pacífica. Cuando promovemos la paz en vez de atizar pleitos desatinadamente, el camino resulta más suave para nosotros sobre una distancia más larga. La justicia y las buenas nuevas de la paz se aprenden de la Biblia y con la ayuda de la organización teocrática.
28. ¿Qué cosa es nuestro escudo, y cómo lo hacemos más grande?
28 “Sobre todo, tomen el escudo grande de la fe, con el cual podrán apagar todos los dardos encendidos del inicuo.” Nuestra fe, que depende de nuestro conocimiento de la Palabra de Dios y en conocerlo a él y a sus obras, impide que los dardos encendidos de palabras amargas de reproche y acusación falsa penetren para infligir una herida mortal en nuestra espiritualidad. Mientras más conocemos la Palabra de Dios y más experimentamos sus tratos, tanto más grande se hace nuestro escudo de fe.—Sal. 64:3; Jer. 9:8.
29, 30. ¿Qué cosa es nuestro yelmo y nuestra espada? ¿Cómo se han provisto?
29 Pero uno necesita aun más: “Acepten además el yelmo de salvación, y la espada del espíritu, es decir, la palabra de Dios, mientras que con toda forma de oración y súplica hacen oración en toda ocasión en espíritu.” Como una protección para su cabeza o mente Dios le ha provisto el yelmo de salvación o “esperanza de salvación”. Al engendrar la “manada pequeña” de seguidores de Cristo con su espíritu, el Padre celestial ha creado en ellos la esperanza de una salvación celestial. Pero hoy por medio de su Palabra y su organización Dios ha dado conocimiento a la “grande muchedumbre” de otras ovejas acerca de Ja esperanza de salvación para vida en perfección humana sobre una tierra paradisíaca. Al aguantar fielmente como cristianos y recibir de esa manera la aprobación de Dios aumentamos nuestra esperanza o expectativa de recibir las cosas que deseamos de acuerdo con su. promesa. Con esta esperanza inteligente de salvación nosotros seguimos luchando con la “espada del espíritu, es decir, la palabra de Dios”.
30 Es una espada espiritual para luchar contra el enemigo desde muy cerca. El espíritu de Dios forjó, templó y dió forma y filo a esa espada, porque los escritores de esa Palabra eran solamente hombres y por eso necesitaron el espíritu o fuerza activa de Dios para impulsarlos a escribir el mensaje de Dios. Por eso el espíritu de Dios nos habla por medio de esa Palabra, y esa Palabra es una expresión del espíritu de Dios. Su espíritu es invencible, y eso hace que esta espada de la Palabra de Dios sea invencible contra hombre y diablo.—Efe. 6:11-18, NM; 1 Tes. 5:8, 9.
31. ¿Cómo nos puso Jesús un ejemplo en cuanto al uso de la espada? ¿Cómo oró él?
31 Jesús nos dió un ejemplo de cómo usar esa espada espiritual, la Palabra de Dios. Cuando el Diablo lo probó en el desierto, Jesús rechazó cada golpe o sugestión del Diablo con la espada de la Palabra de Dios, diciendo, “Está escrito.” Y cuando el Diablo y todos sus demonios organizados atacaron a Jesús por medio de su inicua organización visible y denunciaron su mensaje y su curso de acción, él hizo frente a esos asaltos con una estocada de la espada espiritual, citando la Palabra escrita de Dios. “Está escrito” mató o paralizó los argumentos tradicionales y las filosofías mundanas y los razonamientos antibíblicos de los simplones religiosos usados por los demonios. Pero además de usar expertamente esa espada que proviene de Dios Jesús oró. Oró con regularidad y sinceridad y enteramente en armonía con el propósito de Dios señalado en su Palabra registrada. Por eso sus oraciones fueron oídas.
32. ¿Por qué es éste el “día inicuo”? Por eso, ¿qué cosa es urgente?
32 Con Satanás y sus demonios ahora arrojados fuera del cielo y causando grandes ayes sobre la tierra y guerreando contra los que pertenecen a la organización o mujer de Dios, estamos en el día inicuo. Tenemos que luchar resueltamente contra los poderosos enemigos espirituales. Por esto necesitamos ponernos la armadura completa que proviene de Dios y tenerla puesta constantemente. La armadura es igual para con cada uno de nosotros, y con ella podemos mantenernos unidos firmemente y restringir hasta cierto grado al enemigo y derrotar sus asaltos. Entonces mantenga puesta cada pieza. Mantenga su corazón fijado en la justicia, la justicia de Dios, para su protección. Retenga firmemente su fe y hágala aumentar como su escudo. Siga caminando calzado con el equipo de las buenas nuevas de la paz para que tenga protección contra la dureza del camino. Cíñase con el cinturón de la verdad para que tenga la fuerza necesaria para soportar la carga y seguir aguantando. Retenga sobre su cabeza el yelmo de la esperanza correcta que no resulta en ninguna desilusión. Empuñe con más vigor la espada del espíritu, la Palabra de Dios. Ahora que estamos combatiendo mano a mano con el enemigo, aprenda a blandir esta espada. Con ella desvíe toda embestida del enemigo y luego clave esta espada de dos filos en las entrañas de la propaganda, tradiciones, filosofías y argumentos engañosos del enemigo.
33. Podemos luchar y orar de esta manera cuando estamos detenidos? ¿Por qué es eso?
33 Si llevamos esta armadura, nunca tendremos que acobardarnos delante de nuestros atacantes, y el Diablo y toda su hueste de demonios no nos pueden hacer ningún daño espiritual. Quizás nos maten como resultado de su influencia invisible sobre sus agentes terrenales, pero Dios resguardará y preservará nuestra herencia de vida en el nuevo mundo, concediéndonos una resurrección a su debido tiempo. Quizás estemos en una prisión o en un campo de concentración por causa de hombres y gobiernos endemoniados, pero nuestros enemigos no podrán quitarnos nuestra armadura espiritual. Todavía podremos retener esa armadura y luchar en ella durante nuestra detención, porque Pablo mismo tenía puesta esa armadura en la prisión en Roma cuando nos escribió que la usáramos. Y mientras luchamos en ella podemos mantenernos en contacto con Dios y con su organización invisible por medio de la oración, toda forma de oración, alabanza, acción de gracias, apreciación, peticiones y súplicas sinceras, a favor de nosotros mismos y a favor de nuestros hermanos, nuestros compañeros de lucha. La oración nos hace sentir que está cerca la ayuda divina.
34. ¿Qué lugar, pues, tenemos que darle a la Palabra de Dios, y con qué resultado?
34 Entonces, considerándolo todo, no podemos menospreciar el valor, la importancia y el poder de la Palabra de Dios. Tenemos que darle un lugar continuo en nuestra vida, por sobre las palabras y mandamientos de cualesquier hombres que deseen anular la Palabra de Dios o hacerla inválida, aunque sea bajo persecución. Para nuestra guía el Salmo 119:161 dice: “Príncipes me han perseguido sin causa; pero mi corazón tiembla ante tus palabras.” Por esta razón nos adherimos a la Palabra escrita de Dios y la obedecemos. Mediante el prestar atención a su Palabra podemos limpiar nuestro camino y mantenerlo puro a través de este mundo corrompido. Si recibimos su Palabra en nuestro corazón y mente, ésta puede renovar nuestra mente, y así transformar nuestra vida, alejándola de toda imitación de este sistema de cosas corrupto y dirigiéndola por un curso acepto a Dios, que esté en completa armonía con él y que nos conduzca a la vida eterna en su nuevo mundo.—Rom. 12:1, 2, NM.