“Tu palabra es la verdad”
“Honra a tu padre y a tu madre”
LOS primeros cuatro de los Diez Mandamientos tratan de las obligaciones del hombre para con su Hacedor, Jehová Dios. Exigen que se le adore a Él solo; que no se hagan ni se adoren imágenes, ni siquiera de Él; y que su nombre y su sábado se mantengan sagrados. Se pudiera decir que el Quinto Mandamiento trata de las obligaciones del hombre tanto para con Dios como para con su prójimo en el sentido de que los padres representan a Dios, ejerciendo autoridad que Dios les ha delegado. Ese mandamiento declara: “Honra a tu padre y a tu madre para que resulten largos tus días sobre el suelo que Jehová tu Dios te está dando.”—Éxo. 20:12.
El que el principio de este mandamiento también pasa a los seguidores de Cristo se desprende de lo que se dice en las Escrituras Griegas Cristianas. Así, el apóstol Pablo dice a los hijos de padres cristianos: “Hijos, sean obedientes a sus padres en unión con el Señor, porque esto es justo: ‘Honra a tu padre y a tu madre’; que es el primer mandato con promesa: ‘Para que te vaya bien y dures largo tiempo sobre la tierra.’”—Efe. 6:1-3.
¿Qué significa honrar? Significa “respetar a una persona,” “enaltecer o premiar su mérito.” Significa tener en alta estima y dar obediencia debida.
¿Cómo pueden mostrar los hijos que honran a su padre y a su madre? Ante todo, por el mismísimo tono de la voz con el que se dirigen a sus padres. Siempre debe ser apacible, respetuoso; nunca severo, exigente, impertinente, sarcástico ni impaciente. Al dirigirse a ellos son apropiados los términos “padre” y “madre,” o términos familiares como “papá” y “mamá” si se usan con debido respeto y amor.
El dar a los padres la debida honra también incluye el hablar respetuosamente acerca de ellos cuando no están presentes. Lamentablemente, muchos jóvenes modernos fallan respecto a esto. Hacen comentarios muy menospreciativos a espaldas de sus padres, refiriéndose a ellos de manera sarcástica, burlona o de otras maneras irrespetuosa. Ciertamente eso no es otorgarles la honra debida.
El mostrar honor a los padres también significa ser obedientes a ellos. ¿Por qué deben honrar y obedecer a sus padres los hijos? Por más de una buena razón.
¿Eres una persona joven? Entonces, ante todo, debes honrar y obedecer a tus padres porque Jehová Dios tu Hacedor te manda que lo hagas. Sus mandamientos son tanto justos como sabios. Eso en sí es suficiente razón, de hecho, la razón más apremiante por la que debes obedecer a tus padres.—Pro. 6:20; Col. 3:20.
También debes honrar y obedecer a tus padres porque se lo debes. Te trajeron al mundo. Si no hubieran sido personas piadosas pudieran haber destruido tu existencia por medio de un aborto o haberte dejado en alguna casa de expósitos. No lo hicieron, sino que te criaron, te alimentaron y te vistieron, te cuidaron cuando te enfermaste y te proveyeron una educación. Puesto que ellos han hecho todo esto, ¿no les debes gratitud? Si eres agradecido y apreciativo lo mostrarás honrándolos y obedeciéndolos.
Además, es para tus mejores intereses el que honres y obedezcas a tus padres. Esto se indica por las mismísimas palabras del Quinto Mandamiento, a saber, “para que resulten largos tus días sobre el suelo que Jehová tu Dios te está dando.” Dios ha prometido un nuevo sistema de cosas en el cual “la muerte no será más.” Para llenar los requisitos para vivir en ese nuevo sistema, los jóvenes tienen que obedecer a sus padres.—Rev. 21:3, 4.
Además, como joven no has llegado a la madurez; careces de sabiduría y experiencia. Tienes fuertes deseos, impulsos e instintos. Quizás te sientas muy perspicaz acerca de ciertos asuntos pero quizás no siempre comprendas todo lo que está envuelto en ellos. Esto no quiere decir que tus padres sean perfectos; pero sí tienen más sabiduría y experiencia.
Recuerda que inmediatamente después del Diluvio Dios dijo que “la inclinación del corazón del hombre es mala desde su juventud.” (Gén. 8:21) Sin entrenamiento, sin disciplina, de seguro pecarás. Tus padres pueden considerar las cosas que te afectan de manera más racional que tú, y ellos te aman. Es más probable que tu juicio sea oscurecido por la emoción. Como adolescente, quizás quieras andar en estrecha y constante compañía con alguien del sexo opuesto, sin percibir los peligros a tu moralidad que están asociados con tal proceder. Por otra parte, esto bien podría llevar al matrimonio. ¿Puedes asumir las responsabilidades del estado matrimonial, como el sostener a una esposa y un hijo?
Además, el aprender a honrar y el obedecer a tus padres es buen entrenamiento para ti. El hacerlo hará más fácil que obedezcas a tus maestros de escuela y que te lleves bien con otros en la escuela. Te ayudará a comprender la necesidad de obedecer las leyes de tránsito y a la policía y así evitar el meterte en dificultades. Como lo expresó en una ocasión un famoso autor estadounidense, la razón por la cual los jóvenes se meten en dificultades con la policía es que la policía es la primera agencia que les dice No y realmente eso es lo que quiere decir. Y al aprender a respetar la autoridad, a honrar y obedecer a tus padres, es más probable que respetes y obedezcas a tu patrono cuando obtengas un empleo. Verdaderamente, hay razones fuertes y apremiantes por las cuales debes aprender a honrar y obedecer a tus padres.
El apóstol Pablo dice que los hijos deben obedecer a sus padres “en unión con el Señor.” Pero, ¿qué hay de los hijos que son cristianos dedicados y cuyos padres no están “en unión con el Señor,” que son incrédulos? ¿También tienen ellos que obedecer a sus padres? Realmente, sí. Puesto que la Palabra de Dios muestra que las esposas que creen tienen que obedecer a sus esposos incrédulos, los hijos creyentes también tienen que ser obedientes a los padres incrédulos. La única excepción sería cuando los padres incrédulos requirieran que los hijos creyentes hicieron algo como hurtar, mentir, jugar por dinero o participar en un acto de apostasía, lo cual viola la ley de Dios. Entonces los hijos rehusarían obedecer a sus padres porque “tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres.”—Hech. 5:29; 1 Ped. 3:1-6.
Pero, ¿qué hay de los hijos cuando han crecido, cuando son de edad legal y quizás tengan hijos propios? ¿Están obligados todavía a honrar a sus padres, aunque quizás no estén viviendo con ellos? Sí, todavía deben otorgarles honra y respeto. Si ya no están en el hogar paternal, pueden tomar sus propias decisiones, pero todavía deben tratar a sus padres con estimación, honra, aprecio y amor.
Muy recientemente se oyó que un muy feliz testigo adolescente de Jehová que acababa de terminar la enseñanza secundaria comentó: “Yo creo que tengo los padres más maravillosos de todo el mundo.” Esa gratitud es la que los padres deben poder esperar si enseñan a sus hijos a honrarlos y obedecerlos, y, por supuesto, si les ponen un ejemplo apropiado.