Pasando de la muerte a la vida
“Viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz y saldrán, los que hicieron cosas buenas a una resurrección de vida, los que practicaron cosas viles a una resurrección de juicio.”—Juan 5:28, 29.
1, 2. (a) ¿Cómo resultó que Saulo de Tarso se presentó ante el tribunal romano en Cesarea? (b) ¿De qué hizo él el verdadero punto bajo disputa, y cómo?
EN UN tribunal romano en el sudoeste de Asia hace mil novecientos años un hombre se encontraba acusado por gente de su propia raza judía. Era Saulo de la ciudad de Tarso en el Asia Menor. Soldados romanos lo habían rescatado de una chusma violenta en el templo de Jerusalén y también de manos de jueces que disputaban en el Sanedrín Supremo de Jerusalén. Once días después de haber sido rescatado del Sanedrín desorientado estaba de pie ante el gobernador romano Félix en la ciudad costeña de Cesarea para refutar lo que acababan de decir sus acusadores. En el transcurso de su defensa Saulo dijo palabras que han confortado a un sinnúmero de millones de personas alrededor de toda la Tierra. Esas palabras también se han citado muy frecuentemente, porque manifiestan poderosamente la esperanza de una resurrección de los muertos. Haciendo de la resurrección de los muertos el verdadero punto de que se disputaba, Saulo dijo:
2 “Tengo esperanza en cuanto a Dios, esperanza que estos mismos también abrigan, de que va a haber resurrección así de justos como de injustos. . . . digan por sí mismos los aquí presentes qué hallaron de mal cuando estuve yo de pie ante el Sanedrín, a no ser que tenga que ver con esta sola expresión que clamé estando de pie entre ellos: ‘¡Respecto a la resurrección de los muertos se me está juzgando hoy ante ustedes!’”—Hech. 24:15-21.
3, 4. (a) ¿Cómo se había convertido Saulo en el apóstol Pablo? (b) ¿Cómo estaba garantizada la esperanza de Pablo de una resurrección de los muertos?
3 ¡Qué esperanza es ésa: que “va a haber resurrección así de justos como de injustos”! Esa esperanza se garantizó verdaderamente por medio del Caudillo espiritual de Saulo, Jesucristo, quien él mismo había sido resucitado de entre los muertos. Saulo personalmente lo había conocido de manera milagrosa, para recibir instrucciones en cuanto a su derrotero futuro en la vida. Saulo inmediatamente llegó a ser seguidor en los pasos del resucitado Jesucristo y más tarde se le hizo apóstol de Cristo, siendo cambiado su nombre de Saulo a Pablo. Al presentar el argumento de que la resurrección de Jesucristo ha hecho posible la “resurrección así de justos como de injustos,” este apóstol Pablo escribió:
4 “Porque si los muertos no han de ser levantados, tampoco ha sido levantado Cristo. Además, si Cristo no ha sido levantado, la fe de ustedes es inútil; todavía están en sus pecados. . . . Sin embargo, ahora Cristo ha sido levantado de entre los muertos, las primicias de los que se han dormido en la muerte.”—1 Cor. 15:16-20.
5. ¿Cómo, ante el Tribunal Supremo de Atenas, Grecia, indicó Pablo cuál era el propósito de Dios?
5 Teniendo en mira un día de juicio para toda la humanidad, Dios levantó a su Hijo Jesucristo de entre los muertos. El apóstol lo indicó ese propósito de Dios con estas palabras que dijo ante el Tribunal Supremo de Atenas, Grecia: “Ha fijado un día en que se propone juzgar a la tierra habitada con justicia por un varón a quien él ha nombrado, y ha proporcionado a todos los hombres la garantía con haberlo resucitado de entre los muertos.”—Hech. 17:22-31.
6. ¿Cómo indicó el apóstol Pedro, también en Cesarea, que en el futuro Jesucristo sería juez?
6 En un hogar particular en Cesarea el coapóstol de Pablo, Pedro, también indicó la futura judicatura de Jesucristo cuando le dijo al centurión italiano Cornelio: “Dios levantó a Este al tercer día y le concedió manifestarse, no a todo el pueblo, sino a testigos nombrados de antemano por Dios, a nosotros, que comimos y bebimos con él después que se levantó de entre los muertos. También, nos ordenó que predicásemos al pueblo y que diésemos testimonio cabal de que éste es El decretado por Dios para ser juez de vivos y de muertos. De él dan testimonio todos los profetas, que todo el que pone fe en él consigue perdón de pecados por medio de su nombre.”—Hech. 10:40-43.
7. (a) ¿Quién es el Juez Supremo, y por qué nombró él a otro juez sobre la humanidad? (b) En armonía con esto, ¿con qué propósito hay resurrección de los muertos?
7 Dios Todopoderoso, que levantó a su Hijo Jesucristo de una muerte de mártir, es el gran Juez Supremo del cielo y de la Tierra. Leemos, en Hebreos 12:23, que él es “Dios el Juez de todos.” Dios tiene el derecho de nombrar a otros jueces, y él nombró a su Hijo Jesucristo para ser el futuro juez de toda la humanidad porque él había muerto sacrificatoriamente para ella. Cuando fue hombre aquí sobre la Tierra, Jesucristo llamó la atención a que su Padre celestial lo había nombrado para ser juez de la humanidad. Él indicó que iba a haber un día de juicio en el cual él serviría de juez nombrado por Dios su Padre, aunque esto requeriría una resurrección de los muertos para que él celebrara sesión y llevara a cabo esta obra de juicio para con todos. El resucitar tanto a justos como a injustos era solo un medio con ese fin.
8. Después del milagro de Jesús en el estanque de Betzata, ¿por qué lo acusaron los judíos de ser un violador de la ley y un blasfemo?
8 En el estanque de Betzata Jesús había curado instantáneamente a un judío que había estado encamado durante treinta y ocho años. Puesto que Jesús había hecho esta buena obra con la ayuda de Dios en el día de descanso o sábado judío, lo persiguieron. En respuesta Jesús dijo: “Mi Padre ha seguido trabajando hasta ahora, y yo sigo trabajando.” Los judíos criticadores pusieron reparos a esas palabras, porque leemos: “A causa de esto, realmente, los judíos procuraban con más empeño matarlo, porque no solo quebraba el sábado, sino que también llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose igual a Dios.” O, como otra traducción expresa sus palabras, “haciéndose igual a la deidad.”—Juan 5:17, 18, NM; El Nuevo Testamento—Una Traducción Ampliada (Wuest).
UNA RESURRECCIÓN FIGURADA AHORA
9, 10. ¿Qué dijo Jesús entonces que llamó la atención a que él había sido nombrado para ser juez bajo Dios?
9 Fue en conexión con esto que Jesús llamó la atención a que a él se le nombra para ser juez bajo Dios. El relato de esto según lo dio el apóstol de Jesús, Juan el hijo de Zebedeo, dice:
10 “Por eso, en respuesta, Jesús pasó a decirles: ‘Muy verdaderamente les digo: El Hijo no puede hacer ni una sola cosa por su propia iniciativa, sino únicamente lo que ve hacer al Padre. Porque cualesquier cosas que Aquél hace, estas cosas también las hace el Hijo de igual manera. Porque el Padre le tiene cariño al Hijo y le muestra todas las cosas que él mismo hace, y le mostrará obras mayores que éstas, a fin de que ustedes se maravillen. Porque así como el Padre levanta a los muertos y los vivifica, así el Hijo también vivifica a los que él quiere. [¿Por qué?] Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha encargado todo el juicio al Hijo, para que todos honren al Hijo así como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo envió. Muy verdaderamente les digo: El que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna, y no entra en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida.’”—Juan 5:19-24.
11. ¿Cómo había levantado Dios personas muertas antes de nuestra era común, y qué resurrección ejecutó en el año 33 E.C.?
11 Antes de Jesús, por medio de profetas santos Dios había levantado a personas muertas, por ejemplo, los hijos de dos madres. Concerniente a esto leemos, en Hebreos 11:35: “Mujeres recibieron a sus muertos por resurrección.” Ahora bien, en cosa de dos años después que Jesús habló las palabras de Juan 5:19-24, llegó el tiempo para que Dios levantara a su propio Hijo Jesucristo de entre los muertos, en el decimosexto día del mes lunar judío de nisán en el año 33 de nuestra era común.
12. En la resurrección de su Hijo Jesucristo, ¿qué poder le dio Dios y qué pudo hacer entonces, como dijo arriba?
12 Por esta resurrección Dios vivificó a su Hijo Jesucristo para siempre en el cielo , revistiéndolo de inmortalidad e incorruptibilidad como Hijo espíritu de Dios. (Rev. 1:5, 18; 1 Ped. 3:18, 19) Fue entonces que Dios dio poder dador de vida a su Hijo, de modo que él podía vivificar a quienes él quisiera vivificar, haciendo accesible así el camino para que ellos vivieran para siempre en el venidero justo orden de cosas de Dios. De esa manera el Hijo copiaría a su Padre celestial haciendo todas las cosas que el Padre le muestra que habrán de hacerse a favor de la humanidad muerta. Estas obras futuras del Hijo de Dios serán mayores que las que hizo cuando estuvo en la Tierra, mayores que cuando curó al hombre que estuvo encamado durante treinta y ocho años. Por eso Dios el Padre celestial lo nombró para ser juez.
13. (a) Tocante a grandeza, ¿en qué posición se encuentran Dios y su Hijo uno para con otro? (b) ¿Por qué deberíamos honrar al Hijo así como honramos al Padre?
13 El Que Envía es mayor que el enviado. Jesús mismo dijo eso. (Juan 13:16) Dios el Mayor envió al Hijo el Menor, por la cual razón Jesús también dijo: “El Padre es mayor que yo.” (Juan 14:28) El Padre, el Mayor, nombró al Hijo, el Menor, para ser juez, encargando todo el juicio que tiene que ver con la humanidad al Hijo, quien murió sacrificatoriamente para ella. Si nosotros, los humanos, respetamos el poder del Padre para nombrar, debemos honrar al que él nombra como juez. Así como deberíamos honrar a Dios el Padre quien es “el Juez de todos,” así deberíamos honrar al Hijo a quien él nombra para juzgar a la humanidad. Ciertamente si no honramos al Hijo como el juez nombrado por Dios, no honramos a Dios el Padre que revistió a su Hijo de poder judicial. No podemos alegar que honramos a Dios el Padre y al mismo tiempo pasar por alto justificadamente al Hijo como juez.
14. (a) ¿De qué depende el que rindamos así honor? (b) Después de oír las palabras de Jesús, ¿en quién tenemos que creer para obtener vida?
14 Nuestra vida eterna depende de que, así, honremos al Hijo como juez de la misma manera que honramos al “Padre [celestial] que lo envió.” Hoy en día, por medio del relato escrito de Juan en la Santa Biblia, estamos oyendo las palabras de Jesús en cuanto a esto. Si, después de oír así, obramos como Jesús dijo, a saber, ‘creer al que me envió,’ tendremos vida eterna. Disfrutaremos de esta vida en el justo orden de cosas que Dios ha prometido que vendrá bajo su reino.
15. ¿De qué y a qué pasa un oyente y creyente?
15 Observe la cosa notable acerca de los que así tienen vida eterna debido a que escuchan las palabras de Jesús con fe y obediencia y luego creen en el Padre que lo envió. Jesús dice acerca de cada uno de ellos: “No entra en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida.” (Juan 5:24) Hay un sentido espiritual especial en el cual tal oyente y creyente pasa de la muerte a la vida ahora durante este tiempo actual de creer.
16. ¿Qué colocó Jesús como opuesto al pasar uno de la muerte a la vida, y de qué clase es esto?
16 Observemos aquí que Jesús coloca la palabra “juicio” como opuesta a que uno haya “pasado de la muerte a la vida.” En vista de ese hecho es evidente que la palabra “juicio” como se usó aquí por Jesús significa un juicio adverso, un juicio condenatorio, el sentenciar a una persona a la muerte interminable. Esto explica por qué la traducción de la Biblia por el Dr. Jaime Moffatt dice: “No incurrirá en sentencia de juicio, ya ha pasado de la muerte a la vida.” También, allá en el año 1611 la Biblia Versión Autorizada según fue aprobada por el rey Jaime de Inglaterra dijo: “Él . . . no entrará en condenación; sino que se le pasa de la muerte a la vida.”a
17. ¿Acerca de quiénes estaba hablando particularmente Jesús en Juan 5:24, y cómo tiene relación con ellos Mateo 19:27-29?
17 Hace mil novecientos años cuando Jesucristo dijo esas palabras significativas estaba hablando en particular a la congregación de creyentes a quienes Dios el Padre celestial habría de escoger de entre los hombres para llegar a ser jueces asociados con Jesucristo en los cielos. Fue respecto a esta congregación de jueces asociados que Jesús dijo a sus apóstoles: “En verdad les digo: En la re-creación, cuando el Hijo del hombre se siente sobre su trono glorioso, ustedes que me han seguido también se sentarán sobre doce tronos, juzgando a las doce tribus de Israel. Y todo el que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos, o tierras, por causa de mi nombre, recibirá muchas veces más y heredará la vida eterna.” (Mat. 19:27-29) Por supuesto, habrá más de doce jueces asociados con Jesucristo en su reino celestial.
18. ¿A quiénes juzgará la entera congregación de jueces, y cómo menciona Pablo este hecho en 1 Corintios 6:2?
18 La entera congregación de asociados juzgará a muchos más que las doce tribus literales de Israel. Bajo el Juez Superior Jesucristo ellos juzgarán a toda la humanidad, a los vivos y a los muertos. Sobre este punto el apóstol Pablo escribió a la congregación: “¿O no saben ustedes que los santos juzgarán al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por ustedes, ¿son ustedes incapaces de juzgar asuntos de ínfima importancia” ahora? (1 Cor. 6:2) Por eso, los jueces asociados serán muchos.
19, 20. (a) ¿Cuándo era el tiempo para pasar de la muerte a la vida, según las palabras de Jesús en Juan 5:25? (b) ¿Quiénes son los “muertos” de quienes él habló, y cómo ilustra esto Mateo 8:21, 22?
19 Sin embargo, aquí regresamos a considerar las palabras que Jesús dijo a los judíos que deseaban matarlo por aparentemente ser un quebrantador del sábado y un blasfemo que se hacía igual a Dios. Después de hablar acerca de evitar el juicio y pasar de la muerte a la vida, Jesús indicó que el tiempo para esta cosa notable estaba entonces a la mano. Él dijo: “Muy verdaderamente les digo: La hora viene, y ahora es,b cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios y los que hayan hecho caso vivirán.”—Juan 5:25.
20 ¿Quiénes son estos muertos que oyen la voz del Hijo de Dios y que, al hacerle caso, viven ahora? Muy claramente no son personas ya muertas en los sepulcros. Esto no podría ser así, porque Jesús dijo que la hora cuando tales muertos oirían su voz y vivirían debido a hacer caso no solo venía, sino que “ahora es.” Es decir, al tiempo en que Jesús habló. Los que ‘viven’ ahora eran personas de la Tierra que en otro tiempo estuvieron muertas en un sentido espiritual, en un sentido figurado, no en los sepulcros verdaderos. En aquel tiempo cuando Jesús habló toda la humanidad estaba bajo la condenación de muerte ante Dios el Juez de todos. A tal clase de personas que estaban muertas espiritualmente debe haber aludido Jesús cuando dijo al hijo judío que primero quería ir a casa a enterrar a su padre: “Continúa siguiéndome, y deja que los muertos entierren a sus muertos.” (Mat. 8:21, 22) El judío debería dejar que sus parientes que estaban muertos espiritualmente enterraran a su padre cuando él estuviera muerto físicamente y listo para el sepulcro. Al seguir a Jesús él estaría en camino a la vida eterna y no entre los espiritualmente muertos que estaban condenados ante Dios.
21, 22. (a) Según Efesios 2:1, 2, 4-6, ¿quiénes estuvieron en otro tiempo entre tales personas muertas espiritualmente, y de qué manera? (b) ¿Cómo se les hizo pasar de la muerte a la vida?
21 Los que llegan a ser cristianos con una creencia verdadera han estado anteriormente entre la gente espiritualmente muerta del mundo. El apóstol Pablo le recordó a la congregación este hecho, diciendo: “Es a ustedes que Dios vivificó aunque estaban muertos en sus ofensas y pecados, en los cuales ustedes en un tiempo anduvieron conforme al sistema de cosas de este mundo. . . . Pero Dios, que es rico en misericordia, a causa de su gran amor con que nos amó, nos vivificó junto con el Cristo, aun cuando estábamos muertos en ofensas—por bondad inmerecida ustedes han sido salvados—y nos levantó juntos y nos sentó juntos en los lugares celestiales en unión con Cristo Jesús.”—Efe. 2:1, 2, 4-6.
22 Por eso, debido a que ya no andaban en ofensas y pecados contra Dios, él levantó de ellos su condenación porque tuvieron fe en Cristo. Los levantó de muerte espiritual y les dio esperanza de vida eterna en su venidero nuevo orden.
23. (a) ¿Cómo han oído los “muertos” la voz del Hijo de Dios desde entonces? (b) ¿Cómo muestra 1 Pedro 4:5, 6 quiénes son tales “muertos”?
23 Cuando Jesús estaba presente como hombre en la Tierra, los judíos oían su voz directamente. Al hacer caso a lo que él decía podían entrar ahora en el camino a la vida eterna. Pero después de morir él y ser resucitado y finalmente ascender de regreso al cielo, podían oír la “voz del Hijo de Dios” solo indirectamente. ¿Cómo? Por oír la predicación de sus enseñanzas o por leer lo que él predicó y enseñó. El apóstol Pedro tuvo presentes a estas personas espiritualmente muertas que oían las buenas nuevas acerca de Jesús por medio de predicadores, cuando Pedro escribió: “Estas personas rendirán cuenta al que está listo para juzgar a los vivos y a los muertos. De hecho, con este propósito las buenas nuevas fueron declaradas también a los muertos, para que fueran juzgados en cuanto a la carne desde el punto de vista de los hombres pero vivieran en cuanto al espíritu desde el punto de vista de Dios.”—1 Ped. 4:5, 6.
24. ¿Cómo se hace que tales “muertos” vivan desde el punto de vista de Dios?
24 Al aceptar las buenas nuevas y andar conforme a ellas, llegan a vivir espiritualmente desde el punto de vista de Dios. Por medio de su espíritu que imparte vida Dios las levanta de su condición de espiritualmente muertas, condenadas, y las activa para que sigan en los pasos del Hijo del hombre, Jesucristo.
25. (a) ¿En qué no entran los que pasan de un estado al otro? (b) Según Juan, ¿qué cualidad ejercen en prueba de haber pasado de la muerte a la vida?
25 Puesto que han sido libertadas de la condenación, no ‘entran en juicio’ sino que llegan a ser personas que han “pasado de la muerte a la vida,” como Jesús dijo previamente. (Juan 5:24) Esta transferencia de pérdida de vida en ofensas y pecados a vida espiritual la describe el apóstol Juan con estas palabras: “No se maravillen, hermanos, de que el mundo los odie. Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en muerte. Todo el que odia a su hermano es homicida, y ustedes saben que ningún homicida tiene vida eterna permaneciente en él.” Para que sus hermanos cristianos pudieran continuar probándose dignos de la vida eterna en el nuevo orden de cosas de Dios, Juan agrega: “Hijitos, no amemos de palabra, ni con la lengua, sino en hecho y verdad.”—1 Juan 3:13-15, 18.
26. Tal amor los impele a hacer ¿qué?, y por consiguiente, ¿desde el punto de vista de quién están ellos vivos?
26 En lo que toca a tales cristianos ese amor es un fruto del espíritu de Dios, y éste los impele a obedecer los mandamientos de Dios. Como nos recuerda 1 Juan 5:3: “Esto es lo que el amor de Dios significa: que observemos sus mandamientos; y, sin embargo, sus mandamientos no son gravosos.” Los que guardan los mandamientos de Dios según aplican a los seguidores de Cristo realmente están vivos desde el punto de vista de Dios, vivos espiritualmente ahora.
[Notas]
a El Critical and Exegetical Hand-book to the Gospel of John, de 1884, por H. A. W. Meyer, Th.D., página 183, dice sobre Juan 5:24:
“Versículo 24. . . . El [vivificar] se efectúa en él; él tiene vida eterna (Jn 3:15), es decir, la vida espiritual más elevada, que, al entrar en el reino del Mesías, alcanza su consumación en gloriosa [vida] mesiánica. Él, al llegar a ser creyente, ha pasado de muerte espiritual. . . a vida eterna (la vida por excelencia), y no entra en juicio (condenatorio, compare con Jn 3:18), porque ya ha alcanzado esa vida. El resultado de esto es: [de ninguna manera verá la muerte], Jn 8:51. Sobre el perfecto [ha pasado] vea Jn 3:18; 1 Juan 3:14.”
Las palabras con letra cursiva entre paréntesis o entre corchetes en la cita anterior son una traducción al español de las palabras griegas que usó el doctor Meyer.
b Las palabras “y ahora es” no se encuentran en el texto original del manuscrito griego Sinaítico del Cuarto Siglo. No obstante, se encuentran en el manuscrito de papiro del Tercer Siglo conocido como Papiro Bodmer II, el Manuscrito Vaticano núm. 1209 del Cuarto Siglo, el manuscrito Alejandrino del Quinto Siglo, la Vulgata latina, etc. Por consiguiente, tenemos que considerar las palabras como parte del texto original.