Van triunfando los agentes de Dios para unir todas las cosas
1, 2. (a) ¿Por qué hay necesidad de una obra de unificación dentro de la congregación o “cuerpo” del Cristo? (b) Con ese propósito, ¿qué ha otorgado Dios por medio de Cristo a la congregación?
LOS 144.000 individuos que formarán el cuerpo cooperativo bajo el que es “cabeza,” Jesucristo, son tomados “de toda tribu y lengua y pueblo y nación” de la humanidad. (Rev. 5:9, 10) Por eso, puesto que los miembros del “cuerpo” o la congregación en la Tierra se sacan de fuentes tan extensamente diferentes, debería haber gran necesidad de que se hiciera una obra de unificación entre ellos, para que todos se apeguen a la una sola “cabeza,” el glorificado Jesucristo. Para efectuar esta obra de unificación Dios suministró “dones en la forma de hombres.” (Sal. 68:18) El apóstol Pablo señala al glorificado Jesucristo como aquel a quien Dios usó para otorgar estos “dones” humanos a la congregación en la Tierra con el propósito de efectuar la unificación, diciendo:
2 “El mismísimo [a saber, Jesucristo] que descendió también es el que ascendió muy por encima de todos los cielos, para dar plenitud a todas las cosas. Y dio algunos [dones] como apóstoles, algunos como profetas, algunos como evangelizadores, algunos como pastores y maestros, teniendo en mira el reajuste de los santos, para obra ministerial, para la edificación del cuerpo del Cristo, hasta que todos logremos alcanzar la unidad en la fe y en el conocimiento exacto del Hijo de Dios, . . . hablando la verdad, por el amor crezcamos en todas las cosas en aquel que es la cabeza, Cristo.”—Efe. 4:8-15.
3, 4. (a) ¿Por qué no podía ser la cristiandad ese “cuerpo del Cristo”? (b) Por el fruto que ha dado, ¿qué le sucederá a ella?
3 ‘La cristiandad alega que es este “cuerpo del Cristo.” Pero, ¿cómo pudiera ser eso jamás? Porque después de más de dieciséis siglos de funcionamiento ella ha fracasado vergonzosamente en cuanto a lograr esa unidad cristiana. Está dividida de mil maneras, por sectas religiosas, todas enseñando doctrinas diferentes en conflicto. No es un solo “cuerpo” religioso, no es una sola iglesia. Sus sectas religiosas separadas no son las ramas separadas o individuales de la “vid” del Cristo. (Juan 15:1-8) Esto es cierto a pesar del Concilio Mundial de Iglesias de la cristiandad. La religión de la cristiandad ha resultado ser una de las fuerzas más divisivas de la experiencia humana. Debido a esto el registro de ella ha sido un registro sangriento, con el hedor de la sangre humana.
4 Este no es el fruto del cristianismo verdadero. Jesucristo dijo: “Un árbol bueno no puede dar fruto inservible, tampoco puede un árbol podrido producir fruto excelente. Todo árbol que no produce fruto excelente llega a ser cortado y echado al fuego. Realmente, pues, por sus frutos reconocerán a aquellos hombres.” (Mat. 7:18-20) Como un árbol podrido, la cristiandad necesariamente será cortada pronto y destruida como si fuera consumida por el fuego. No le irá mejor que a los otros miembros de la religiosa Babilonia la Grande, el imperio mundial de la religión falsa.—Revelación 17:1 a 18:8 inclusive.
5. ¿Qué tenemos que decir en cuanto a si, debido a la condición de la cristiandad, el propósito de Dios de tener una congregación unificada ha fracasado?
5 Entonces ¿qué? ¿Ha fracasado el propósito de Dios de tener una congregación unificada que esté recogida como una sola cosa bajo el Cabeza Jesucristo? ¡No! Los planes no bíblicos de la cristiandad para el futuro están fracasando, pero no sucede así con el propósito de Dios. Él no depende de que la cristiandad le suministre los miembros del reino celestial, que Dios usará para administrar los asuntos terrestres para la unidad del género humano. A todos los que desean ser el pueblo de Dios Él les dice que salgan de la cristiandad y de todo el resto de Babilonia la Grande. (Rev. 18:4) La cristiandad no es la vía a los privilegios del reino mesiánico de Dios. Las cosas que ella practica la excluyen de toda parte en la obra de unificación que ese gobierno celestial efectúa. El apóstol Pablo pasa a decir lo siguiente a los miembros de la verdadera congregación cristiana de Dios: “Ustedes saben esto, reconociéndolo ustedes mismos, que ningún fornicador, ni inmundo, ni avariento —que significa ser idólatra— tiene herencia alguna en el reino del Cristo y de Dios.”—Efe. 5:5.
6. A pesar de oposición por Babilonia la Grande, ¿qué tiene Dios en unidad ahora en la Tierra, y el juntarlos es juntar qué clase de cosas?
6 A pesar de toda la oposición de la cristiandad y otros miembros de Babilonia la Grande, sí, a pesar de Satanás el Diablo y sus demonios con quienes el verdadero pueblo de Dios tiene una lucha, Dios tiene ahora en la Tierra su resto, los últimos que están en vías de tener parte en la administración de los asuntos humanos por Dios mediante Jesucristo, el Cabeza de ellos. A pesar de que vienen de varias razas y naciones, son una congregación unida; todos ellos se apegan unidamente a la una sola Cabeza celestial invisible, Jesucristo. Así, en el caso de ellos, Dios ha ‘reunido de nuevo en el Cristo’ las “cosas que están en los cielos,” puesto que aun ahora Dios los ha ‘sentado juntos en los lugares celestiales en unión con Cristo Jesús’ y son también herederos del Reino celestial.—Efe. 1:10; 2:6.
7. ¿Qué mandato profético de Cristo está cumpliendo el resto, y quiénes están asociándose ahora con el resto?
7 Desde el fin de los Tiempos de los Gentiles en el año 1914 han estado cumpliendo unidamente el mandato profético de Jesús: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; [después de lo cual] vendrá el fin.” (Mat. 24:14) En asociación con este resto del cuerpo o congregación de Cristo hay centenares de miles de adoradores dedicados de Jehová Dios que han obedecido Su mandato de salir de Babilonia la Grande. (Rev. 7:9-17) A todos juntos se les conoce mundialmente como testigos cristianos de Jehová.
“ADMINISTRACIÓN AL LÍMITE DE LOS TIEMPOS SEÑALADOS”
8, 9. (a) Se ha acercado el tiempo para que entre en acción ¿qué? contra ¿qué? (b) Según Gálatas 4:4, ¿cuándo mandó Dios a la Tierra al que había de ser su Siervo Principal en la administración?
8 Según todo lo que indican las condiciones del mundo y conforme al cumplimiento de las profecías bíblicas, el predicho “fin” de este sistema de cosas debe estar cerca. Ya por sesenta años los miembros en perspectiva del reino mesiánico, junto con una “grande muchedumbre” de auxiliares leales, han estado predicando “estas buenas nuevas del reino.” Dios no hará que esta predicación de su reino mesiánico establecido siga indefinidamente. Él tiene su tiempo marcado para que este reino celestial entre en acción destructiva contra este sistema de cosas condenado a destrucción. El nuevo gobierno que Dios se propuso para atender los asuntos de toda la humanidad tiene que tomar el control de las cosas pronto. Hace casi dos mil años Dios envió a la Tierra a probar que era merecedor al que ha sido nombrado para ser su Siervo Principal en la administración. Nació en el mundo como el heredero legítimo del rey David. Sobre esto leemos lo siguiente:
9 “Cuando llegó el límite cabal del tiempo, Dios envió a su Hijo, que vino a ser procedente de una mujer y que vino a estar bajo ley, para que librara por compra a aquellos [judíos] bajo ley, para que nosotros, a nuestra vez, recibiésemos la adopción de hijos. Ahora bien, porque ustedes son hijos, Dios ha enviado el espíritu de su Hijo a nuestros corazones y éste clama: ‘¡Abba, Padre!’”—Gál. 4:4-6.
10. ¿En qué tiempo comenzó la obra del “juntar en su primera etapa, y por qué?
10 Cuando Jesucristo el Hijo de Dios fue glorificado en el cielo y fundó la congregación cristiana en Jerusalén en el día del Pentecostés de 33 E.C., la “administración al límite cabal de los tiempos señalados” comenzó a operar en su primera etapa, la etapa más esencial. La congregación de los que habían de ser asociados en la obra de unificación con Jesucristo en los cielos tenía que ser juntada y unificada bajo su Cabeza, el Siervo Principal de Dios. De esta manera “las cosas que están en los cielos,” las cosas destinadas a los cielos, serían ‘reunidas de nuevo en el Cristo,’ de modo que el “cuerpo” que Dios usa en su administración estuviera completo.—Efe. 1:9-11.
11, 12. (a) ¿Cuándo llegó el tiempo debido para el segundo rasgo de la “administración” de Dios, a saber, el reunir en Cristo “las cosas que están sobre la tierra”? (b) Desde entonces en adelante la segunda etapa de la obra del juntar entró en operación bajo la “administración” de ¿quién?
11 Sin embargo, según el propósito de Dios, tenía que venir el tiempo debido para el segundo rasgo de su “administración,” a saber, ‘reunir de nuevo en el Cristo’ “las cosas que están sobre la tierra.” Este tiempo llegó cuando se cumplieron los Tiempos de los Gentiles en el otoño del año 1914 E.C. Allí llegó el tiempo para que la gobernación del reino mesiánico que anteriormente ejercía el rey David allá en el Oriente Medio fuera restablecida, no en la Jerusalén terrestre, sino en los cielos.
12 En el cielo, a la diestra de Dios, era donde ahora estaba ubicado el Heredero permanente del rey David, a saber, el Señor Jesucristo. Entonces fue que Jehová instaló a este Heredero celestial del rey David en el trono, con poder real no solo sobre el territorio del Israel antiguo, sino sobre toda la Tierra, sobre toda la humanidad para la cual Jesucristo había muerto como sacrificio humano perfecto. De ese modo el Reino del Mesías entró en operación. En ese tiempo, de manera culminante, se había llegado al “límite cabal de los tiempos señalados” cuando la “administración” que Dios conducía ‘había de reunir de nuevo en el Cristo’ las alejadas “cosas que están sobre la tierra.” Esta sería la segunda etapa de la obra de juntar o unir según el propósito de Dios.
13. En vista de los fracasos en gran escala en cuanto a unificación desde 1914, ¿qué tiene que irse enteramente?
13 En 1914 estalló la I Guerra Mundial, dividiendo al mundo en dos campos opuestos en lo económico y lo político. La Sociedad de Naciones de la posguerra no logró unificar a la humanidad. Ahora las Naciones Unidas continúan fracasando en cuanto a unificar a la humanidad. Fue la cristiandad, la más poderosa organización religiosa de la Tierra, la que no impidió dos guerras mundiales, y, hasta ahora, no ha unificado a la humanidad en verdadera paz y seguridad. No solo tendrán que irse estas organizaciones políticas y religiosas, sino todo el sistema de cosas hecho por el hombre. Se irá completamente en la venidera “grande tribulación” como la cual la humanidad nunca antes ha experimentado una.—Mat. 24:21, 22.
14. ¿Qué único medio hay para la salvación de la raza humana, y qué clase de perspectivas se le presentan ahora a la humanidad?
14 El único medio de salvación para nosotros los hombres es el reino mesiánico celestial, que Dios se propuso desde que nuestros primeros padres, Adán y Eva, pecaron en el Jardín de Edén y se desunieron de Dios su Creador. (Gén. 3:15; Rom. 16:20) ¡Ahora que se ha llegado al “límite cabal de los tiempos señalados” en sentido completo, nos hallamos en un día que tiene las más excelentes perspectivas para el futuro!
UNIFICACIÓN FINAL BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE DIOS
15. ¿Quiénes en la Tierra hoy aclaman el Reino, y cómo están mostrando de qué lado están ahora en cuanto a gobernación?
15 Pronto se habrá completado el número pleno de miembros del Reino celestial, los 144.000 herederos del Reino bajo su Cabeza, Jesucristo. El propósito no cambiado de Dios en cuanto a este reino mesiánico triunfará, con gloria, honra y vindicación para Él. Ya una muchedumbre de personas de todas partes de la Tierra discierne que Dios ha puesto al Reino en poder celestial, y lo aclaman gozosamente y con devoción leal. Esta muchedumbre ya es grande, pero sigue aumentando a medida que “estas buenas nuevas del reino” continúan predicándose en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones. (Mat. 24:14) Para probar de qué lado están ahora, de todo corazón se unen al resto todavía sobreviviente de herederos del Reino en esta predicación y en dar este testimonio mundial.
16. Por eso, ¿por qué se puede decir que la obra de reunir bajo Cristo las cosas que están sobre la Tierra ha comenzado?
16 El último libro de la Biblia presenta la visión de esta “grande muchedumbre” dando su primera atención al trono celestial de Jehová Dios y a su Siervo Principal a quien él usa en su administración y clamando agradecidamente: “La salvación se la debemos a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero.” (Rev. 7:9, 10) Aunque esta “grande muchedumbre” se compone de gente de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas, estas personas buscan ser unificadas bajo el Siervo Principal de Dios, Jesucristo. Están en unidad con el resto de herederos del Reino y están en unidad entre sí. Unidamente adoran a Dios en su templo espiritual y le rinden servicio sagrado día y noche. Por eso se puede decir que, ya, en esta “grande muchedumbre” unificada, la obra de ‘reunir todas las cosas que están sobre la tierra’ en Cristo ha comenzado, de acuerdo con la “administración” de Dios. ¡Cómo refuerza esto nuestra confianza como muestra de cosas que pronto vendrán!—Rev. 7:14-17.
17. Esta “grande muchedumbre” será sobreviviente de ¿qué?, ¿y por qué no podrán interponerse Satanás y sus demonios en la restauración del Paraíso por ellos?
17 El último libro de la Biblia también da seguridad de que esta “grande muchedumbre” de adoradores del único Dios vivo y verdadero saldrá de la “grande tribulación” como sobrevivientes de esta calamidad mundial con la cual el entero sistema de cosas terrestre de hechura humana terminará como un fracaso completo. La emocionante tarea de transformar toda la Tierra en un jardín paradisíaco se extenderá ante ellos. Satanás el Diablo y sus espíritus demoníacos no podrán interponerse en esta pacífica obra de hermoseamiento, porque estarán atados y aislados en un abismo desde el cual no pueden interponerse en lo que acontece aquí en la Tierra. Protectoramente estará sobre la “grande muchedumbre” en la Tierra el reino mesiánico celestial con autoridad para regular los asuntos de la Tierra por mil años.—Rev. 20:1-6.
18. (a) Para reunir de nuevo todas las “cosas que están sobre la tierra” a unidad bajo Cristo, ¿qué se exigirá? (b) ¿Cómo se tratará con los que ofrezcan resistencia a la unificación?
18 Así el nuevo orden de Dios en la Tierra comenzará con una sociedad humana unificada. Pero la obra de unificación del reino mesiánico celestial no habrá terminado entonces. Durante todo el milenio de su reinado sobre la Tierra tiene que acontecer la milagrosa resurrección de los muertos humanos por los cuales Jesucristo murió como sacrificio de rescate. (1 Tim. 2:5, 6; Juan 1:29, 36) Todos estos miles de millones de humanos resucitados tendrán que ser juntados en una unidad bajo Jesucristo, el Siervo Principal en la “administración” de Dios. El propósito final de esto es hacer que al fin estén unificados con el Soberano Universal, Jehová Dios. Esto exigirá que a todos los obedientes de la humanidad se les eleve a perfección humana como la que tuvieron Adán y Eva al ser creados en el Jardín de Edén. Todos los desobedientes resistidores de esta unificación, sí, y además Satanás y sus demonios, serán destruidos para siempre, de modo que nunca jamás serán perturbadores de la paz.—Rev. 20:7-15; Hech. 24:15.
19. ¿Qué nos consuela hoy, y el triunfo de qué esperamos, con bendiciones en reserva?
19 ¡Toda honra vaya al Administrador Supremo, Jehová Dios! Él no solo se fija un propósito, sino que también lo cumple fielmente. Entonces, ¡cobremos ánimo todos! Aunque vemos que todos los planes humanos para la administración de la Tierra fracasan desastrosamente hoy, nos consuela el bendito conocimiento del propósito sumamente excelente de Dios. Con confianza esperamos ver y experimentar el triunfo del propósito de Dios. ¡Para siempre esperamos disfrutar de las bendiciones sin fin que vendrán de ello!