Salvaguarde su habilidad para pensar
“Salvaguarda la sabiduría práctica y la habilidad para pensar, y resultarán ser vida para tu alma.”—Pro. 3:21, 22.
1. ¿Quién originó la habilidad para pensar, y por qué es importante guardarla?
JEHOVÁ Dios es la gran Personalidad pensadora que ha existido eternamente y que es la Fuente o Creador de todas las cosas existentes. Como demostración de su sabiduría ha creado otras personalidades pensadoras en cuerpos espirituales y en cuerpos carnales, humanos. En los cuerpos humanos la mente de la personalidad pensadora existe como función del cerebro vivo. La existencia de personalidades inteligentes y razonadoras con mentes es una de las pruebas de que el hombre fue creado por una inteligencia superior, un Dios personal, porque la simple fuerza irrazonable o la no inteligencia impersonal jamás podrían producir las personalidades pensadoras individuales, razonadoras e inteligentes que existen en el género humano. Aunque los científicos pueden pesar, medir y analizar el cerebro físico y determinar algunas de sus funciones, no obstante con todos sus instrumentos, no pueden escudriñar la mente o inteligencia del hombre. Los esfuerzos que hacen por juzgar la mente por medio de comparar la reacción con ciertas teorías no son ni exactos ni científicos. Sin embargo el entrenamiento de la mente de uno y el que uno guarde su habilidad para pensar son más importantes que cualquiera otra cosa, porque la vida eterna de uno depende de ello. “Salvaguarda la sabiduría práctica y la habilidad para pensar, y resultarán ser vida para tu alma.” (Pro. 3:21, 22; Mat. 15:18-20; Rom. 8:6) Consejo sano en cuanto a guardar uno su habilidad para pensar se encuentra en la Palabra de Jehová, El que pueda medir los pensamientos del hombre. “Jehová está sabiendo los pensamientos de los hombres.”—Sal. 94:11.
2. ¿Qué ejemplos ilustran el uso de la habilidad para pensar?
2 La habilidad para pensar hace posible que el hombre haga más que simplemente seguir una serie de reglas detalladas. Pero, así como el perfecto sistema digestivo involuntario requirió que el hombre tomara alimento, agua y aire antes de funcionar apropiadamente, igual sucedió con la habilidad para pensar voluntaria del hombre perfecto; él tuvo que recibir conocimiento para ser considerado antes de que funcionara esta habilidad. A Adán se le dieron ciertas instrucciones, pero él tuvo que reflexionar acerca de esta información y determinar cómo podría llevar a cabo estas instrucciones, como al cultivar el jardín y poner nombre a los animales. Igualmente sucedió con Noé, un hombre imperfecto; Dios le dio algunas instrucciones detalladas acerca de preparar el arca, pero Noé todavía tuvo que reflexionar acerca de estas instrucciones, compararlas con otro conocimiento que había recibido mientras andaba con Dios, y luego planear y ejecutar tales planes al reunir materiales de construcción, edificar el arca, juntar los animales y hacer arreglos para su alimento. Jehová esperaba que los humanos usaran su habilidad para pensar.—Gén. 2:15, 19; 6:13-21.
3. ¿Qué es el proceso del pensar, y por qué es preciso entrenarlo?
3 ¿Qué es esta habilidad para pensar? Es el proceso de adquirir mediante los sentidos conocimiento o información que consta de las declaraciones de principio o de ejemplos prácticos, el analizar, comparar y conectar todas estas ideas, el llegar a conclusiones mediante este procedimiento, recordarlas, y luego basarse en tales ideas y conclusiones para hacer decisiones, para hacer frente a problemas o aun para iniciar planes constructivos y progresivos para progreso futuro. El proceso del pensar principia a funcionar desde el nacimiento tan pronto como los sentidos principian a enviar información al cerebro. A medida que crecen el conocimiento y la experiencia, crecen la habilidad para pensar y el raciocinio. Nadie debe pensar que este asunto de desarrollar su habilidad para pensar sólo es para los que son del tipo estudioso. Todo hombre normal ha recibido un excelente mecanismo para pensar, y durante toda su vida cada persona ha estado adquiriendo información por medio de leer, ver, oir y experimentar cosas; y la manera en que uno ha adquirido toda esta información y reaccionado a ella es lo que resulta en la personalidad individual de uno. Pero debido a que muchas personas no han usado su mente para mucho más que las cosas esenciales del vivir diario, es preciso que aprendan a entrenar, desarrollar y guardar su habilidad para pensar si habrán de obtener la vida eterna.
SOMETA EL PENSAR AL CREADOR
4. (a) ¿Qué se requiere para que funcione la habilidad para pensar? (b) ¿Qué conocimiento es esencial para el pensar apropiado, y por qué?
4 La primera cosa esencial para desarrollar uno su habilidad para pensar es el adquirir conocimiento. “Hijo mío, . . . cuando entre la sabiduría en tu corazón y el conocimiento mismo se haga grato a tu misma alma, la misma habilidad para pensar te vigilará, el discernimiento mismo te salvaguardará, para librarte del camino malo.” (Pro. 2:1, 10-15) Uno debe notar aquí el uso del conocimiento, sabiduría y discernimiento o entendimiento. Puesto que Dios creó al hombre a su imagen, se desprende que el único modo práctico de entrenar la habilidad para pensar de uno es el de tomar en cuenta y considerar los propósitos de Dios. Nadie puede conseguir conocimiento sin reconocer su relación con Dios. “El temor de Jehová es el principio del conocimiento.” (Pro. 1:7) El conocimiento relacionado con los propósitos de Dios se encuentra en la Biblia.—Sal. 19:7-11; Juan 17:17; 2 Tim. 3:16,17.
5, 6. (a) ¿Por qué evitar el pensar independiente? ¿Por qué no contribuye esto a la psicología en masa? (b) ¿En qué respecto debe uno coordinar su pensar con el de otros, y por qué?
5 Hoy la tendencia de este mundo es buscar el pensar independiente como la meta ideal, pero así como el pensar impráctico de un científico que trata de pasar por alto la ley de la gravedad está destinado al fracaso, así también lo está el pensar impráctico de los que tratan de pasar por alto el hecho de que el hombre depende de Dios. “No le pertenece al hombre que está andando aun el dirigir su paso.” (Jer. 10:23; Pro. 16:1-3) Cuando los hombres tratan de pensar independientemente de Dios, rechazan la norma perfecta de bondad, justicia, virtud y fidelidad y se convierten en víctimas de sus propias inclinaciones egoístas y pecaminosas y degradan su propia habilidad para pensar.—Rom. 1:21-32; Efe. 4:17-19.
6 Puesto que el propósito de predicar la Palabra de Dios es hacer todo pensamiento obediente al Cristo, se desprende que uno debe rechazar la meta del pensar independiente. (2 Cor. 10:5) El cristiano ha de revestirse de una nueva personalidad creada en consonancia con la voluntad de Dios. (Efe. 4:20-24) Esto resultará en que todos los cristianos estén unidos con Dios en su pensar, y también unos con otros. (1 Cor. 1:10; Rom. 15:5) Eso no contribuye al pensar colectivo o a la psicología en masa, como algunos han pretendido. Resulta en que cada creyente dedicado esté entrenado a usar su habilidad para pensar no independiente sino individualmente, no obstante sumisamente a Dios y en cooperación con el prójimo de uno. Para tal desarrollo de la personalidad individual Dios ha creado la mente y corazón humanos y ha provisto todo el conocimiento e instrucción que se necesitan para que innumerables millones de personas, aunque son personalidades individuales, vivan en unidad y paz porque reconocen su dependencia de Dios y la dependencia mutua de todos los miembros de la familia humana de Dios.—Rom. 12:4, 5; 1 Cor. 12:12-14, 25; Gál. 5:26; Efe. 4:16; 1 Juan 4:7, 20, 21.
CÓMO APRENDER, RETENER Y RECORDAR
7. ¿Cuál debe ser la actitud de uno cuando está adquiriendo conocimiento?
7 Cuando uno está adquiriendo conocimiento debe aplicarse con diligencia y apremio y ser enseñable como un niño. ‘Clama por entendimiento’; ‘sigue buscándolo como a la plata.’ (Pro. 2:1-5) “La persona sabia oirá y adquirirá más instrucción, y el hombre entendido es el que adquiere dirección diestra.” (Pro. 1:5) Esto significa el estar bien dispuesto a aprender nuevas ideas y de buena gana ajustar uno su pensamiento a conocimiento nuevo, corregir uno sus pensamientos donde sea necesario y quitar ideas viejas al descubrir que son falsas. Aquí es donde algunos cometen un error. Cuando estudian la Palabra de Dios sólo aceptan las ideas que están de acuerdo con sus opiniones preconcebidas, pero rechazan toda idea que requiere que cambien su parecer. Esto no es tratar uno de entrenar su habilidad para pensar en consonancia con los pensamientos de Dios, sino simplemente examinar la Biblia para ver si está de acuerdo con las propias ideas de uno. Uno debe seguir el ejemplo del salmista en cuanto a la actitud que expresó él en el Salmo 119. Note cuán a menudo estudiaba, meditaba y aceptaba los caminos de Dios, sus recordatorios, sus órdenes, sus mandamientos, sus dichos, su ley, sus decisiones judiciales, sus reglamentos o estatutos y su Palabra.—Sal. 25:9; Mat. 18:3; Rom. 12:2; 1 Ped. 2:1-3.
8, 9. (a) ¿Cómo puede uno mejorar su habilidad para retener y para recordar información? (b) ¿Qué consejo bíblico se da sobre recordar lo que uno aprende?
8 El pensar correcto requiere que uno perciba el sentido del conocimiento y lo retenga, como Jesús lo explicó en la parábola del sembrador. (Mat. 13:23; Luc. 8:15) A fin de que la memoria, que es la mismísima base de la habilidad para pensar, retenga y recuerde los pensamientos uno tiene que prestar atención y observar acertadamente. Jesús recalcó esto en la misma parábola, diciendo: “Presten atención a cómo escuchan.” (Luc. 8:18; Mar. 4:23, 24) Jamás permita que los sentidos se emboten de modo que las cosas importantes pasen inadvertidas. (Rom. 11:7; 2 Cor. 3:15; 1 Ped. 5:8; 2 Ped. 3:5, 8) Luego, uno tiene que fijar tal información en la memoria para que pueda recordarla y usarla. Esto se hace, no aprendiendo de memoria palabras, sino, en el caso de acontecimientos e ilustraciones, imaginándose éstos tan vívidamente como sea posible. Con declaraciones de principios u otras ideas abstractas, uno debe conectar tales ideas con lo que uno ya conoce, acomodar la información en el modelo de la verdad que uno entiende, comparar los pensamientos y buscar información nueva, diferente o más completa que quizás requiera que uno corrija los pensamientos que ya tiene. En los ejemplos del comportamiento humano trate de ver qué principios estuvieron en operación. Es importantísimo determinar lo que todo el conocimiento significa para uno mismo, qué responsabilidades le impondrá, cómo debe aplicarse. Esta es la habilidad para pensar en operación, y de esto uno se forma conclusiones valiosas y retiene la información en la memoria de tal modo que puede recordarla cuando la necesita.—2 Ped. 1:15.
9 Para evitar el olvidar, hay que continuar despertando la memoria. (Sant. 1:25) “A tus estatutos mostraré tener afecto. No olvidaré tu palabra.” (Sal. 119:16, 93) Considere el consejo en cuanto a despertar la memoria. “Por esta razón estaré dispuesto siempre a recordarles estas cosas, aunque ustedes las saben y están firmemente establecidos en la verdad que está presente en ustedes. Pero considero correcto, mientras estoy en este tabernáculo, el despertarlos a modo de recordarles.” (2 Ped. 1:12, 13) “Amados, ésta es ya la segunda carta que les escribo, en la cual, como en mi primera, estoy despertando sus facultades de pensamiento claro a modo de recordatorio, para que recuerden las palabras que hablaron previamente los santos profetas y el mandamiento del Señor, y Salvador por medio de los apóstoles de ustedes.” (2 Ped. 3:1, 2) Este despertamiento de la memoria se hace por medio de repasar lo que uno ha aprendido y experimentado, haciéndolo mediante meditación, hablando con otros, concurriendo a las reuniones y predicando de casa en casa.—Sal. 119:52, 61; Rom. 15:14, 15; Heb. 10:32, 33.
MANTÉNGASE EQUILIBRADO
10. (a) De qué manera debe uno aceptar la corrección? (b) ¿Cómo le ayuda el discernimiento a uno en su pensar?
10 La habilidad para pensar también tiene que mantenerse equilibrada. “Fortalezcan su mente para actividad, manténganse completamente equilibrados.” (1 Ped. 1:13) Esto asegurará el que uno no “piense más de sí mismo de lo que es necesario pensar; sino que piense de tal modo que tenga una mente sana.” (Rom. 12:3) Incluye el estar dispuesto a aceptar corrección y reprensión. “Las reprensiones de la disciplina son el camino de la vida.” (Pro. 6:23; Sal. 141:5) Por no pensar demasiado elevadamente de uno mismo uno estará listo para aceptar la corrección, sí, ansioso de aceptarla. (Heb. 12:5-11) No todas las reprensiones le vienen a uno de parte de otros. Puesto que cada persona está en la debida posición para ver muchos mas de sus propios errores y faltas que otros, y puesto que puede discernir las faltas en su propio pensar, se desprende que la autocorrección y autorreprensión son muy importantes. (Sal. 19:12, 13; 51:3; Pro. 28:13) Uno debe comparar sus pensamientos y hechos continuamente con la Palabra de Dios, examinando para ver si están en consonancia con la verdad. (2 Cor. 13:5) Por medio de desarrollar autocrítica a la luz de la Palabra de Dios uno puede valerse de mucha corrección. (Sal. 119:59, 60, 71; 139:23, 24) Esto no es sugerir la autocondenación, sino la habilidad para la autocrítica constructiva, que es edificante y provechosa. Es parte del discernimiento de uno, capacitándolo a asegurarse de las cosas más importantes. (Fili. 1:9, 10; Col. 1:9, 10) Tal discernimiento lo mantiene a uno humilde en su pensar, lo mantiene consciente del hecho de que su conocimiento está limitado, no lo deja hacerse demasiado confiado o seguro de sí mismo ni porfiado en sí mismo y criticón. Guarda a uno de formar opiniones predispuestas basadas en conocimiento parcial, que podrían hacer tropezar a otros.—Pro. 3:7; 26:12; Rom. 12:16; 1 Cor. 8:2; Gál. 6:3.
11. ¿Cómo pueden las personas de mayor edad seguir aprendiendo, y con qué esfuerzo adicional?
11 El mantener activa la habilidad para pensar hará posible que las personas sigan aprendiendo y pensando sanamente aunque estén avanzando en años. Algunos arguyen que puesto que se están envejeciendo no debería esperarse que aprendieran cosas nuevas. Esto no es cierto. Lo más importante es que estas personas retengan la voluntad para aprender y mantengan la mente activa.a Tienen que estar dispuestas a aceptar nuevas ideas y a cambiar su manera de hacer las cosas. Por supuesto, dado que una persona mayor tiene mucha más información archivada en su memoria, quizás tenga que hacer mucho más esfuerzo y le tome más tiempo comparar las nuevas ideas y acomodarlas en su lugar. La información nueva y más completa afectará al mayor número de ideas establecidas de la persona de mayor edad y le costará más trabajo el ajustar su pensar al conocimiento nuevo, para quitar la información incorrecta y corregir las conclusiones que se basaron en información incorrecta o incompleta. Pero los años de entrenamiento y actividad mental deben capacitar a la persona de mayor edad a hacer esto. “Da a la persona sabia y se hará aún más sabia. Imparte conocimiento a alguien justo y aumentará en saber.”—Pro. 9:9.
ENTRENANDO LA PERCEPCIÓN MEDIANTE PENSAR ANTICIPADO
12. ¿Cuál es el verdadero objeto de la madura habilidad para pensar, y cómo se logra?
12 La verdadera prueba de que la habilidad para pensar ha sido entrenada apropiadamente se halla en la aplicación que se hace del conocimiento al pensar y a la actividad productivos y constructivos. Aunque sean enseñables como niños, todos deben esforzarse por ser maduros y completamente desarrollados en entendimiento y productividad. (1 Cor. 14:20) “El alimento sólido es para las personas maduras, para los que por medio del uso tienen las facultades perceptivas ejercitadas para discernir así lo correcto como lo incorrecto.” (Heb. 5:14) Percepción es la habilidad para juzgar rápida y acertadamente una idea o hecho con un excelente sentido de sentimiento en cuanto a qué es lo correcto y lo incorrecto. ¿Cómo entrena uno sus facultades perceptivas? No por medio de estudiar y pensar objetivamente y mantenerse uno mismo separado, sino por medio de pensar continuamente en cuanto a cómo aplica esta información a uno mismo. (1 Cor. 10:6-12) Luego cuando hay que hacer decisiones, uno aprende a reunir el acopio de principios y ejemplos bíblicos, ver como vienen al problema y decidir en conformidad con ello. Esto será lento y difícil al principio, pero con la práctica llega a ser más rápido y más exacto.
13. ¿Cómo pudiera uno ilustrar la diferencia entre el pensar correcto y el incorrecto, y por qué difieren los resultados?
13 Un ejemplo de pensar apresurado sería en el caso de uno que tiene que decidir sobre un asunto de retener firmemente su integridad a Jehová cuando el retenerla pone su vida en peligro. Su sentimiento tal vez le diga que debe salvar su vida a toda costa, y al leer Mateo 12:1-12 quizás concluya que Jesús justificó la violación de la ley sabática de Dios si resultaba en provecho de la vida humana. Tal pensar incorrecto resultó de usar información incompleta y de observar incorrectamente. La persona sabia considerará Mateo 10:28; 16:25; Hechos 5:29; Exodo 20:8-11; 31:12-17; 35:1-3; Números 15:32-36; Deuteronomio 5:12-14, y primero aprenderá que el retener la integridad hasta la muerte es un principio fijo de la Palabra de Dios. Una comparación más cuidadosa de Mateo 12:1-12 con los otros textos sobre el sábado mostrará que Jesús jamás violó la ley del sábado, porque jamás estuvo en contra de la ley del sábado el comer, librar a un animal que se había caído en un hoyo, o curar a los enfermos. Con conocimiento acertado y discernimiento uno puede pensar sanamente y hacer decisiones correctas.
14. ¿Cómo mostraron los tres hebreos que ellos habían salvaguardado su habilidad para pensar?
14 Esto lo ilustraron los tres hebreos en Babilonia. Conocían la ley de Dios concerniente a postrarse ante las imágenes y entendían el principio envuelto. Un ídolo era ídolo fuera político o religioso, y el haberles dicho Jehová que sirvieran al gobierno no quiso decir que podían violar Su ley. Sus puestos, libertad personal o vida no eran tan importantes como la fidelidad a Dios. Los principios de fidelidad y lealtad estaban impregnados en su mente, y sus facultades perceptivas estaban bien entrenadas. No reflexionaron largo tiempo acerca de su decisión, sino que inmediatamente respondieron que, optara Dios por librarlos o no, ellos no se postrarían. Su pensar era sano y conclusivo y tuvo la bendición de Jehová.—Da 3; Heb. 11:34, 39, 40.
15, 16. (a) ¿Qué requiere el pensar correcto, conclusivo? Ilústrelo. (b) ¿Cómo mostraron esto Jesús y Pedro?
15 El pensar sana y conclusivamente requiere que uno medite en tales problemas antes de que surjan. Uno no puede adoptar la actitud de que se preocupará acerca de eso cuando llegue el tiempo. Al tiempo de estudiar uno la Biblia o La Atalaya es cuando uno debe pensar cuidadosamente en todos los principios envueltos. Cuando uno lee acerca de cristianos fieles que retuvieron su integridad, uno debe pesar los principios envueltos y determinar por sí mismo un derrotero fiel semejante. (Heb. 12:1-3) Es esta clase de pensar sano, concienzudo y subjetivo que uno hace al estudiar lo que entrena a uno para las decisiones futuras. Cuando está bajo la presión real de una decisión, quizás bajo persecución severa, y sin una Biblia o aun sin la oportunidad de recordar y pesar todos los argumentos cuidadosamente, el cristiano no obstante podrá hacer decisiones sanas. Si yace gravemente herido y lo apremian los miembros no dedicados de su familia y un imponente ejército de doctores a tomar una transfusión de sangre, su pensar y decisión anticipados lo capacitarán a explicar su decisión calmadamente y a adherirse firmemente a ella. El no considerar la Palabra de Dios con anticipación somete el pensar de uno al sentimiento y a la conveniencia en vez de al principio.
16 El pensar anticipado correcto fortaleció a Jesús en su derrotero fiel. Él conocía la Palabra de Dios y cómo ésta aplicaba a él y pudo fortalecer anticipadamente su decisión de aguantar el sufrimiento. Cuando Pedro, sin haber dado esta misma consideración a la voluntad de Dios en el asunto, objetó, Jesús lo reprendió con las palabras: “Me eres un tropiezo, porque tú piensas, no los pensamientos de Dios, sino los de los hombres.” (Mat. 16:23) Fue esta misma falta de pensar anticipado correcto lo que dejó a Pedro debilitado de modo que negó a Jesús. (Mat. 26:33-35, 70-75) Pero ¡cuán sanamente pensó cuando, fortalecido con la Palabra y espíritu de Dios y habiendo entrenado sus facultades pensadoras, declaró: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres”! (Hech. 5:29) Por eso todos deben salvaguardar su habilidad para pensar por medio de fortalecerla cuando tienen la oportunidad. Entonces el mecanismo que uno tiene para pensar estará alerta, sano y bien competente para guardar a uno en tiempo de dificultad.
17. ¿Por qué es tan vital hoy día el salvaguardar uno su habilidad para pensar, y qué factor final se menciona?
17 Ahora en estos últimos días la habilidad para pensar de todos los hombres se está sometiendo a la mayor prueba de todo tiempo, ahora que Satanás el Diablo practica mayor engaño que nunca antes. Por lo tanto, todos deben ser diligentes en cuanto a adquirir conocimiento acertado, estar alerta a observar correctamente, a comparar todas las ideas y fijarlas en la memoria, y a mantener activa su propia habilidad para pensar y a mantenerla a todo tiempo sumisa a la voluntad de Dios. (Gál. 6:5) “El fin cabal de todas las cosas se ha acercado. Sean de mente sana, por lo tanto, y sean vigilantes en cuanto a oraciones.” (1 Ped. 4:7) Salvaguarde su habilidad para pensar con estudio y oración, y “la paz de Dios que sobrepasa a todo lo que se pueda pensar guardará su corazón y sus facultades mentales por medio de Cristo Jesús.”—Fili. 4:6-9.
[Nota]
a El que las personas de mayor edad pueden mantener activa su habilidad para pensar aunque estén avanzadas en años se ilustró bien en el artículo “Su mente mejora con la edad,” que fue condensado de The American Weekly e impreso en The Reader’s Digest de enero de 1959. Un grupo de 127 personas que como estudiantes de primer año de colegio de enseñanza superior habían tomado un examen de inteligencia en 1919 recibieron el mismo examen más de treinta años después. No sólo fueron las calificaciones de este examen superiores en series de preguntas de información general y en juicio práctico, sino también en exámenes que requerían lógica y pensar claro. Otro grupo de personas ha tomado exámenes regularmente de “dominio del concepto” desde la niñez. Sus habilidades mentales han aumentado constantemente desde los veinte hasta más de cincuenta años de edad sin ninguna seña de que la edad avanzada estuviera limitando tal crecimiento. Las personas de inteligencia media han continuado obteniendo calificaciones superiores siendo septuagenarias y octogenarias. Un análisis hecho por la Universidad de Míchigan mostró que la memoria y la habilidad para aprender no decaen a medida que la edad avanza así como no decae la inteligencia general. No hubo diferencia en la habilidad de los jóvenes, los de edad madura o los ancianos para recordar incidentes específicos. Y en un experimento con un párrafo de desatino las personas de mayor edad, aunque tardaron más en la preparación, fueron más acertadas en recordar las palabras. En otro examen en el Colegio de Maestros de Columbia, personas hasta de setenta años pudieron aprender ruso y taquigrafía tan fácilmente como sus condiscípulos más jóvenes. El factor vital es que las personas entrenan su habilidad para pensar cuando son jóvenes y mantienen tal habilidad activa mediante el uso a través de los años. Este asunto también ha sido examinado estrictamente de manera física por el joven doctor danés Niels A. Lassen, quien demostró que, desemejante a otras funciones físicas que se deterioran con la edad, no hay disminución de la asimilación y consumo de oxígeno del cerebro y por consiguiente de la posibilidad de actividad mental con la vejez.