Régimen justo para toda la Tierra
¡CUÁNTO necesita la humanidad un régimen justo sobre toda la Tierra! Sin duda toda persona concuerda en que este planeta hoy no es un paraíso. La pobreza y el hambre son la experiencia diaria de millones de personas. Feas ciudades le roban a la Tierra mucha de su belleza natural y envenenan el aire y el agua que las rodean. Cada vez más ciudades están llegando a ser “selvas” del crimen, donde la gente teme salir de sus hogares de noche.
¡Qué diferente es esto del propósito original de Dios para el hombre! ¡Pero qué bueno es saber que Dios no ha abandonado su propósito! Pues nos asegura: ‘Mi palabra que sale de mi boca no volverá a mí sin resultados.’ (Isa. 55:11; vea también Génesis 2:8, 15; 1:28.) Todavía hará de esta Tierra un paraíso glorioso.
Pronto Jehová pondrá fin a todo el sistema inicuo actual. Si usted obtiene la aprobación de Jehová ahora, quizás tenga el privilegio de sobrevivir para entrar en el nuevo sistema de Dios. ¿Qué significará esto para usted?
UNA ADMINISTRACIÓN JUSTA
La necesidad más grande de la humanidad, por casi seis mil años, ha sido el que se le ponga de nuevo en completa armonía con Jehová Dios, su Creador. (2 Cor. 5:20) Para restaurar la justicia a este planeta, Jehová mismo ha suministrado “una administración al límite cabal de los tiempos señalados.” Esta administración o régimen es por medio del reino de Cristo. Evidencia de la Biblia revela que el Reino ya ha entrado en el poder en los cielos y pronto se encargará completamente de los asuntos de la Tierra. ¿Cuál es su principal propósito al hacer esto?
La Biblia contesta: “Reunir todas las cosas de nuevo en el Cristo, las cosas que están en los cielos y las cosas que están sobre la tierra.” (Efe. 1:9, 10) Esta administración es el medio que Dios usa para hacer que todos los que vivan en la Tierra lleguen a estar en plena armonía con su dominio celestial. Eso es lo que pedimos en oración cuando decimos: “Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra.”—Mat. 6:10.
¿Qué significará esto en lo que respecta a las relaciones humanas? ¡Unidas en dar adoración pura a su Padre celestial, personas de todas las razas y nacionalidades vivirán juntas como una sola familia de hermanos y hermanas! (Hech. 10:34, 35; 17:26) Cuando el reino de Dios gobierne sobre todo el globo terráqueo por medio del “Príncipe de Paz” de Dios, la Tierra ya no estará dividida políticamente. No habrá nacionalismo orgulloso que despierte odio, conflicto y derramamiento de sangre.—Isa. 9:6, 7.
Esto significará, entonces, que cesarán las guerras y el pelear. Cuando Dios le ponga fin a este presente sistema inicuo, hasta las mortíferas armas de guerra serán destruidas para siempre. Dice la Biblia: “Está haciendo cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra. Quiebra el arco y verdaderamente corta en pedazos la lanza; quema los carruajes en el fuego.” (Sal. 46:8, 9; Eze. 39:9, 10) De modo que no habrá más listas de bajas de guerra en los periódicos, ni viudas ni huérfanos por la guerra, ni hogares y ciudades bombardeadas hasta quedar en ruinas. ¡Qué bendición será esto para la humanidad!
Desde su trono celestial Jesucristo administrará los asuntos de la Tierra de una manera que producirá beneficios duraderos. ¡Qué maravillosamente ha demostrado ya que califica para ello, hasta habiendo entregado su propia vida a favor de los que serán sus súbditos! Además, el registro de la Biblia muestra que nada —ni tentaciones, ni presiones, ni oprobio, ni aun la muerte misma— pudo apartar a Jesús de hacer lo que era correcto. Podemos estar seguros, entonces, de que bajo su régimen no habrá opresión ni injusticia ni corrupción.—Isa. 11:2-5.
¿No apreciaría usted, también, a un gobernante que siempre hablara la verdad? Jesús es esa clase de persona. (Juan 1:14; 18:37) ¿Y quién no se sentiría atraído a una persona que mostrara afecto genuino e interés sincero en otros? La Biblia nos dice que cuando Jesús viajaba de un lugar a otro declarando las buenas nuevas “al ver las muchedumbres se compadeció de ellas, porque estaban desolladas y desparramadas como ovejas sin pastor.” (Mat. 9:35, 36) Usaba generosamente el poder que Dios le había dado para curar a los enfermos, tanto físicamente como de manera espiritual. Aunque hubiera sido grandioso vivir durante el tiempo del ministerio terrestre de Jesús, será mucho más grandioso vivir en la Tierra cuando él use este poder a favor de toda la humanidad.
Asociados con Jesús en su reino celestial habrá 144.000 reyes y sacerdotes tomados de entre la humanidad y perfeccionados por Dios. (Rev. 5:10) Estos, también, son personas que prueban su amor a la justicia hasta la muerte.—Rev. 14:1, 4, 5; 2:10.
Pero, ¿tendrá este gobierno celestial representantes visibles? ¡Sí, ciertamente! Pues, aun ahora la administración celestial nombra a hombres fieles como sus representantes en la congregación cristiana, haciendo eso por medio del espíritu santo de Dios. (Isa. 32:1, 2; Hech. 20:28) Por lo tanto podemos confiar en que Cristo se encargará de que se asigne a los hombres debidos en la Tierra para representar al gobierno del Reino, porque entonces él estará interviniendo directamente en los asuntos de la Tierra.
Porque estos hombres representan al Rey de manera especial, la Biblia los llama “príncipes.” Y el Salmo 45, que es una profecía acerca de Jesucristo, muestra que algunos de estos hombres serán tomados de entre los antepasados terrestres de Jesús. Resucitará a éstos y los nombrará como “príncipes en toda la tierra.” (Sal. 45:16) Sean de entre los siervos de Dios de tiempos antiguos o de entre los que ahora sirven al Rey, todos éstos habrán probado su lealtad a Dios y su amor a sus semejantes. El mismo espíritu de Dios que motiva a su Rey celestial también los guiará a ellos.
Ni raza, ni color, ni lugar de nacimiento tendrán que ver con la manera en que estos representantes principescos apliquen las leyes justas de Dios. (Deu. 10:17; Rom. 2:11) Siguiendo el ejemplo de su Rey, los “príncipes” servirán humilde y servicialmente, siendo refrescantes a sus semejantes. Sin embargo serán firmes al sostener la justicia de Dios.—Mat. 11:29; 20:25-28.
Habiéndose limpiado la Tierra de todos los malhechores, no se permitirá que el crimen eche raíces de nuevo. (Sal. 37:9-11) Nunca más se necesitarán policías, cárceles, manillas, alarmas contra los ladrones, cajas fuertes, candados y llaves. Bajo el régimen justo del Reino, usted sabrá que cualquiera que toque a su puerta es un amigo. Habrá completa libertad del temor de recibir daño. Nunca más estará alguien temeroso de pasear de noche por un parque para levantar la vista a las estrellas que testifican de la obra del Creador. Aun como es cierto de la congregación de Dios hoy de manera espiritual, así será entonces de manera literal, “realmente morarán en seguridad, sin nadie que las haga temblar.”—Eze. 34:28.
Pero, ¿qué hay de la enfermedad y de la muerte? ¿Serán quitadas éstas también? Examinemos la respuesta bíblica.