¿Se esforzará usted por ser honrado?
“LA MANERA más segura de quedarse pobre es ser un hombre honrado.” ¿Concuerda usted con esa opinión que expresó Napoleón hace más de siglo y medio? Hoy muchos concuerdan con ello.
Una muchedumbre que aumenta constantemente considera la falta de honradez como un modo de vivir aceptado, un ‘mal necesario’ para sobrevivir en el presente sistema de cosas. Muchos, por otra parte, consideran la honradez como señal de debilidad, sí, como una invitación para que otros se aprovechen de uno.
¿Qué opina usted en cuanto al asunto de la honradez? ¿Concuerda usted con los puntos de vista que se acaban de mencionar o le parece a usted que la honradez es algo deseable, algo por lo cual vale la pena esforzarse? La Biblia no da lugar a dudas. ¿En qué forma?
A los lectores de la Biblia se les anima a ‘hacerse imitadores de Dios,’ y a ‘seguir sus pasos [de Cristo] con sumo cuidado y atención.’ (Efe. 5:1; 1 Ped. 2:21) Jehová mismo es perfectamente honrado, “Dios de fidelidad, con quien no hay injusticia.” Y de Jesucristo, leemos: “Él no cometió pecado, ni en su boca se halló, engaño.” (Deu. 32:4; 1 Ped. 2:22) Todos los que quieren conseguir la aprobación de Dios igualmente tienen que manifestar la cualidad piadosa de la honradez.
¿Está usted dispuesto a hacer el esfuerzo que esto requiere? Si es así, diariamente se enfrentará a situaciones desafiadoras que someten a prueba su honradez. ¿Cuáles son algunas de éstas?
Ciertos privilegios que los patronos extienden a sus empleados pueden presentar un desafío a la honradez. Algunos ofrecen descuentos especiales a su personal. Quizás esto sea el caso en donde usted trabaja. Si es así, ¿significa esto que usted puede comprar artículos para todo el que usted quiera? O, ¿aplica el descuento especial solo para usted mismo y su familia inmediata? Y, ¿qué hay del uso personal del auto de la compañía u otro equipo? Si usted no está seguro de lo que es la norma de su patrono sobre estos asuntos, ¿se esforzará por ser honrado y preguntara? Si lo hace, asegúrese de que la persona a la que usted le pregunta tiene autoridad para darle una respuesta verídica.
Considere, también, el mandato de Jesús: “Por lo tanto, paguen de vuelta a César las cosas de César.” (Mat. 22:21) Esto incluye pagar “al que pide impuesto, el impuesto.” (Rom. 13:7) Algunos establecimientos deducen impuestos que se requieren antes de pagar a sus empleados. Pero tocante a otras personas la honradez requiere esfuerzo personal. ¿Por qué?
Muchos son autoempleados. Algunos trabajan en puestos de servicio, como meseros y meseras, y una gran porción de sus ingresos vienen en forma de propinas. Otros hacen algún trabajo además de su empleo regular por el cual reciben remuneración. En muchos casos no se han deducido con anterioridad de sus ingresos los impuestos.
Algunos, buscando la oportunidad de obtener alivio de la carga de la elevada imposición de impuesto, informan una porción de sus ingresos para pagar impuestos, pero no todos. Puesto que la probabilidad de ser sorprendidos es mínima, adoptan el punto de vista de que ‘lo que el gobierno no sabe no lo perjudicará.’
La honradez requiere esfuerzo también en conexión con lo que ‘César’ o el gobierno seglar suministra para la gente. Algunos países hacen disponibles servicios sociales patrocinados por el gobierno, que incluyen ayuda financiera a los que perciben ingresos bajos o se hallan sin empleo. En los Estados Unidos esto se conoce como beneficencia pública o social.
Esta provisión ha ocasionado mucho fraude. Funcionarios han expresado preocupación por la facilidad con la que se puede obtener dinero de beneficencia, pues es mínima la investigación que se efectúa en cuanto a la elegibilidad del recipiente. Un senador estadounidense en un discurso que pronunció ante el Senado el 14 de marzo de 1972 habló de “literalmente miles de personas por todo el país que no deberían ser, bajo ninguna interpretación razonable, elegibles para beneficios, o cuyos beneficios deberían ser sustancialmente menores que los que están recibiendo.” Una encuesta del Departamento de Salud, Educación y Beneficencia de los Estados Unidos reveló que, de 500.000 recipientes, el 4,9 por ciento no eran elegibles para ningún pago, y que más del 7,9 por ciento recibían pagos excesivos.
El ser honrado cuando se enfrenta uno a la tentación de obtener lo que parece ser ‘dinero fácil’ puede requerir esfuerzo determinado en una variedad de circunstancias. Por ejemplo, una persona puede llenar los requisitos para recibir pagos de beneficencia por un tiempo pero luego puede haber un cambio en su estado legal, verbigracia, debido a matrimonio, a llegar a tener empleo o recibir un aumento de salario. Quizás la ley especifique que ahora debería recibir beneficios reducidos o que no debe recibir nada. ¿Hará el esfuerzo por ser honrado y notificará a la administración el cambio en su estado legal?
Algunos se abstienen de hacerlo, razonando que mientras el gobierno no examine el asunto todo está bien. Pero aunque una persona sí les informe, quizás continúe recibiendo la misma cantidad de dinero que antes debido a ineficacia o indiferencia de parte de los oficinistas.
¿Qué haría usted si se hallara en esa situación? ¿Aceptaría el dinero, razonando que el error o negligencia ajeno le da derecho a usted a ello? O, ¿rehusaría usted aceptar aquello a lo cual no tiene derecho por ley? La Biblia puede ayudarle a tomar la decisión correcta. ¿De qué manera?
Entre otras cosas la Biblia revela que “los ojos de Jehová están en todo lugar, vigilando a los malos y a los buenos.” Él ve todo lo que hacemos, y esto en sí debe servir de fuerte incentivo para comportarnos honradamente a todo tiempo.—Pro. 15:3; compare con Salmo 139:1-12.
Por otra parte, también, la palabra de Dios condena francamente el engaño y el latrocinio. En Efesios 4:25, leemos: “Por lo cual, ahora que ustedes han desechado la falsedad, hable verdad cada uno de ustedes con su prójimo.” La falsedad, por supuesto, incluye el mentir directo. Pero, ¿qué hay de retener voluntariamente información de César que tiene derecho a saber? ¿Realmente deja eso de ser una forma de falsedad?
El mandato de la Biblia es claro: “Que el que hurta ya no hurte más.” El cristiano no tiene ningún deseo de llegar a poseer algo a lo que no tiene derecho, aunque el poseerlo se le facilite por error o descuido ajeno. En vez de eso, el seguidor de Cristo ha de ‘hacer trabajo duro, haciendo con las manos lo que es buen trabajo.’—Efe. 4:28.
La honradez se recomienda de muchas maneras positivas también. La más importante de éstas se nos bosqueja en Proverbios 3:32: “Porque el descarriado es cosa detestable a Jehová, pero Su intimidad es con los rectos [u, honrados].”
Los que cultivan esta relación excelente con el Creador saben que no necesitan recurrir a trampería y engaño para obtener las cosas necesarias de la vida. Si ‘siguen, pues, buscando primero el reino y Su justicia,’ justicia que incluye la honradez, se les asegura que “todas estas otras cosas les serán añadidas.”—Mat. 6:33.
También, el estudio bíblico le convence a uno de que “hay más felicidad en dar que la que hay en recibir.” ¿El resultado? Uno está libre de las inquietudes del materialismo y disfruta de un bienestar que no puede evaluarse en dólares y centavos.—Hech. 20:35.
Sí, la honradez requiere esfuerzo. Pero una excelente relación con Jehová Dios y sus bendiciones concomitantes hace que valga la pena el esfuerzo. Sin embargo, subsiste la pregunta: ¿Se esforzará usted por ser honrado?