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¿Está usted mirando atentamente hacia la herencia?La Atalaya 1974 | 1 de enero
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una casa que estuviera libre, una casa que pudiera servir a Dios enteramente. Y Dios lo bendijo de modo que su familia, sus doce hijos, realmente llegaron a ser el fundamento de la gran nación de Israel.
31. ¿Qué trabajo tienen hoy los cristianos que se asemeja al de Jacob?
31 Hoy los cristianos tienen un trabajo que hacer que necesita atención de todo corazón. Ese trabajo consiste en atender los intereses del Reino. Las buenas nuevas tienen que declararse. Se requiere fidelidad. La obra de pastoreo tiene que efectuarse con el mismo celo y vigor que Jacob ejerció con los rebaños de él mismo y de Labán. Lo mismo que en el caso de Jacob, vale la pena mirar atentamente hacia la herencia venidera. La palabra griega traducida “miraba atentamente,” en Hebreos 11:26, significa apartar la vista de toda otra cosa y fijarla en un solo objeto.
32. ¿Qué significa realmente mirar atentamente hacia la herencia o galardón?
32 Con esa atención fija en la herencia nada nos hará tropezar. Nada nos desviará. Estaremos seguros de la magnífica herencia, sea ésa en los cielos, como en el caso de los hermanos de Jesucristo engendrados por espíritu, o en el dominio terrestre del Reino. La gran mayoría de los testigos de Jehová en la Tierra hoy día abrigan esta segunda esperanza. Ambos grupos tienen la actitud del apóstol Pablo, que tenía la esperanza de la llamada “hacia arriba” (celestial). Él escribió: “Hermanos todavía no me considero como si lo hubiese asido; pero hay una cosa en cuanto a ello: Olvidando las cosas que quedan atrás y extendiéndome hacia adelante a las cosas más allá, estoy prosiguiendo hacia la meta para el premio de la llamada hacia arriba, llamada de Dios por medio de Cristo Jesús.” Que todo el pueblo de Dios mantenga esa atención.—Fili. 3:13, 14.
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Decisión de un jovenLa Atalaya 1974 | 1 de enero
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Decisión de un joven
¿QUÉ edad debe tener una persona antes de poder tomar decisiones apropiadas en cuanto a lo que es correcto? ¿Pensaría usted que el tener once años de edad es ser demasiado joven?
En una asamblea grande de testigos de Jehová en Stuttgart, Alemania, un ministro Testigo relató una experiencia que tuvo su principio en diciembre de 1966. Un día un muchacho de once años de edad del vecindario tocó a su puerta y estuvo de pie allí con un ejemplar de la ayuda para el estudio bíblico De paraíso perdido a paraíso recobrado bajo el brazo. Cuando el ministro preguntó qué deseaba el muchachito, éste pidió tener un estudio bíblico usando el libro. Su hermana mayor lo había estudiado antes y ahora él tenía el libro en su posesión y decidió que quería aprender la verdad de la Biblia.
Y sí la aprendió. A través de los siguientes tres años estudió con regularidad con el ministro Testigo. Luego, antes de llegar a la edad de catorce años, tomó otra decisión. En Alemania un niño legalmente puede dejar la iglesia a los catorce años de edad aunque no tenga el consentimiento de sus padres. El muchachito decidió que esto era lo que debía hacer, porque podía ver que la religión de su familia no se basaba en la verdad bíblica.
El padre y la abuela del muchacho se sorprendieron por su decisión y les desagradó. Eran dueños de una florería, y una buena porción de su negocio envolvía el hacer decoraciones florales para días de fiesta religiosos. A pesar de sus varias advertencias y presiones, permaneció firme en su decisión de ejercer su derecho legal para dejar la iglesia.
En la asamblea el ministro que relató la experiencia indicó que el muchacho continuaba como adorador celoso de Dios: “A pesar de su juventud, ha presentado una buena ‘pelea por la fe’ y está determinado a continuar ésta, con la ayuda de su Creador y para honra de Él.” Mientras el muchacho permanezca bajo la autoridad paternal, tiene que ser un hijo obediente en todo lo que no esté directamente en pugna con la Palabra de Dios. Pero es un hijo sabio el que se da cuenta de que, cuando los mandatos humanos están en pugna con los de Dios, las obligaciones de uno para con Dios ocupan el primer lugar.—Efe. 6:1; Hech. 5:29; Ecl. 12:1.
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