Apacibilidad y gobierno de uno mismo producen fruto pacífico
“¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? muestre él por su comportamiento correcto sus obras con una mansedumbre que pertenece a la sabiduría. además, el fruto de la justicia tiene su semilla sembrada en condiciones pacíficas para los que están haciendo la paz.”—SANT. Sant. 3:13, 18.
1. (a) ¿De qué consta el fruto pacífico del espíritu de Dios? (b) Si ha de haber una abundante cosecha de tal fruto, ¿qué precauciones tienen que tomarse?
ES LA voluntad de Jehová que sus testigos felices produzcan continuamente una cosecha abundante de fruto espiritual. Este producto del espíritu de Dios no sólo consta de bondad, fe, gozo, amor y benignidad, sino también de paz, apacibilidad, gran paciencia y gobierno de uno mismo. Ahora bien, si tal fruto delicioso como éste ha de producirse, entonces no sólo tiene que sembrarse la semilla bajo las condiciones correctas, sino, de igual importancia, tiene que plantarse la semilla de la clase correcta. La antigua ley de Jehová prohibió a Israel plantar semilla mezclada o semillas de dos clases juntas. Y Jesús dijo: “La gente nunca recoge uvas de espinos o higos de cardos, ¿verdad? Un árbol bueno no puede dar mal fruto, ni puede un árbol podrido producir buen fruto.” Por eso asegúrese usted de plantar sólo la semilla de la clase buena, de la clase correcta. “Porque cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará; porque el que esté sembrando con el pensamiento en su carne segará de su carne la corrupción, pero el que esté sembrando con el pensamiento en el espíritu segará del espíritu la vida eterna. Por lo tanto, no desistamos de hacer lo que es recto, porque segaremos al tiempo debido si no nos rendimos.” Luego el apóstol agrega este punto significativo: “En realidad, pues, mientras tengamos tiempo favorable para ello, obremos lo que es bueno para con todos, pero especialmente para con los que están relacionados con nosotros en la fe.”—Lev. 19:19; Deu. 22:9; Mat. 7:16, 18; Gál. 5:22, 23; 6:7-10.
2. (a) ¿Es correcto el que un siervo dedicado busque el ser nombrado superintendente? (b) Antes que uno pueda llenar los requisitos para ser nombrado superintendente, ¿qué reputación debe tener?
2 En el arreglo teocrático de las cosas a ciertos siervos del Señor se les pone como superintendentes del rebaño o la grey de Dios. (Hech. 20:28) En tales puestos responsables deben llevar la delantera en dar fruto pacífico y en obrar lo que es bueno para con todos, especialmente para con los que están relacionados con ellos, sus fieles hermanos y hermanas de la congregación de Dios. Es una cosa digna de encomio, dicen las Escrituras, el que un siervo dedicado del Señor busque el ser nombrado al puesto de superintendente. Esto se debe a que tienen que llenarse los requisitos más elevados antes de que una persona esté capacitada para servir en esta capacidad. Entre los requisitos previos para recibir la administración de parte de Jehová como superintendente una persona debe “tener un testimonio favorable de personas de afuera,” no siendo “un pendenciero ebrio, no un golpeador, . . . no belicoso.” Jamás debe ser pugnaz, jamás mandón ni dictatorial ni dominante, jamás un individuo que intimide al rebaño, jamás irritable o altercador. Más bien, para llenar la norma elevada de Jehová tiene que ser “moderado en los hábitos, de juicio sano, ordenado.” Tiene que ser uno que ‘no hable perjudicialmente de nadie,’ y tiene que ser ‘razonable’ para con todos, entendiendo a otras personas y sus problemas, “desplegando toda apacibilidad para con todo hombre.”—1 Tim. 3:1-3, 7; Tito 3:2.
3. ¿Qué buen consejo dio el superintendente Pablo a Timoteo en el 1Ti capítulo seis de Primera de Timoteo?
3 El joven Timoteo fue tal superintendente capacitado en la congregación cristiana primitiva, y a él el apóstol y superintendente Pablo le dio buen consejo sobre qué hacer cuando brotaran envidia, celos y disputas violentas. Ciertos individuos se levantarían de en medio de la congregación, se le dijo a Timoteo, los cuales estarían hinchados de orgullo y mentalmente enfermos a causa de asuntos doctrinales. “De estas cosas,” dijo el apóstol, “brotan envidia, contienda, discursos ofensivos, sospechas inicuas, disputas violentas acerca de insignificancias por parte de hombres corrompidos de mente y despojados de la verdad.” Bajo tales circunstancias, ¿qué habría de hacer Timoteo? Se le dijo que no tuviera nada que ver con estos alborotadores ni su ponzoña venenosa. Habría de apresurarse y huir de la iniquidad de ellos y seguir tras “la justicia, la devoción piadosa, la fe, el amor, el aguante, la apacibilidad de genio.” Aquí Pablo colocó al genio apacible en la misma clase que los otros cinco requisitos esenciales.—1 Tim. 6:4, 5, 11.
4, 5. (a) El apóstol Pablo recordó a los cristianos del primer siglo que mostraran apacibilidad ¿a quiénes, y por qué? (b) En este respecto, ¿qué se requiere de los cristianos del siglo veinte?
4 A otro superintendente del primer siglo, llamado Tito, se le dijo que su responsabilidad como superintendente era: “Continúa recordándoles [a los de las congregaciones] . . . que no hablen perjudicialmente de nadie, que no sean pendencieros, que sean razonables, desplegando toda apacibilidad para con todo hombre. Porque hasta nosotros una vez éramos insensatos, desobedientes, siendo descarriados, siendo esclavos a muchos deseos y placeres, obrando con malicia y envidia, aborrecibles, aborreciéndonos los unos a los otros.” (Tito 3:1-3) Como una razón para ser de genio apacible para con todo otro hombre, Tito había de recordar a las congregaciones cuán benigno y amoroso había sido con nosotros Dios mismo, salvándonos no debido a ninguna actividad de justicia que hubiésemos ejecutado nosotros para que Dios fuera obligado a nosotros, sino salvándonos él según su propia misericordia divina para con nosotros por medio de Jesucristo, su Hijo abnegado. ¡Qué apacibilidad desplegó esto a un grado sin paralelo por parte del Altísimo Dios para con nosotros! ¡Junto con esta apacibilidad, cuán gran paciencia ha tenido Dios para con nosotros los humanos a través de los siglos hasta ahora! No se debe a que Dios sea lento o indiferente; más bien es porque no desea que seamos destruídos. Él ha deseado que tengamos el tiempo necesario para venir al arrepentimiento que conduce a la salvación. Por lo tanto podemos considerar la paciencia apacible de Dios para con nosotros como cosa que significa nuestra salvación.—Tito 3:4-7; 2 Ped. 3:9, 15.
5 Hoy no se requiere menos de los superintendentes cristianos fieles. Ellos también tienen que recordar continuamente a las congregaciones que estemos en humilde subordinación y anuente sujeción a “nuestro Salvador, Dios,” y que lo imitemos en nuestra conducta para con otros en el asunto de tratamiento con apacibilidad. Su Hijo, “Jesucristo nuestro Salvador,” imitó a su Padre celestial en este respecto, y nosotros debemos imitarlo también.
SUPERINTENDENTES, ¡PASTOREEN LA GREY DE DIOS!
6, 7. (a) ¿Qué animal ilustra bien al pueblo del Señor, y por qué? (b) ¿Cómo amonestan Pedro y Pablo a los que están encargados de la superintendencia de la grey de Dios?
6 Hay algunas razones muy buenas para que nosotros consideremos por qué las Escrituras repetidamente se refieren al pueblo del Señor y lo ilustran como “ovejas” en vez de otros animales, por ejemplo, vacas, cerdos, mulos, osos, lobos, perros o cabras. Las ovejas son conducidas fácilmente por sus propios pastores. Son criaturas de genio apacible, afables y pacíficas no sólo para con otros animales sino también entre su propio género. A todos los otros animales bien conocidos les faltan a varios grados estas características deseables. Y debido a que las ovejas son tan afables sus pastores tienen que tratarlas en consonancia con ello. A los que son pastores sobre la grey de Dios por ser nombrados a ello por espíritu santo el apóstol Pedro escribe: “A los hombres de mayor edad [superintendentes] entre ustedes les doy esta exhortación, porque yo, también, soy hombre de mayor edad [un superintendente] como ellos . . . Pastoreen la grey de Dios bajo su custodia, no por fuerza, sino voluntariamente, tampoco por amor de ganancia deshonrosa, sino con anhelo, ni como enseñoreándose de los que son la herencia de Dios, sino haciéndose dechados de la grey.”—1 Ped. 5:1-3.
7 ¡Presten atención, ustedes superintendentes y siervos ministeriales, todos ustedes! Ustedes siervos nombrados de las congregaciones locales, ustedes siervos de circuito, ustedes siervos de distrito, ustedes siervos de sucursal, ustedes siervos de zona—todos ustedes hombres maduros de influencia a quienes el espíritu santo de Jehová ha nombrado para cuidar y pastorear su rebaño feliz —jamás olviden que tienen que ser excepcionalmente pacíficos, amorosos, apacibles, pacientes, afables y benignos, especialmente para con las ovejas tiernas del Señor que están bajo su cuidado y custodia. Jamás olviden que estas cualidades ustedes las deben tener antes y después de ser recomendados para ser nombrados a sus administraciones especiales en esta sociedad teocrática. “El superintendente,” está escrito, “tiene que ser libre de acusación como administrador de Dios, no debe ser obstinado [no, sino guiado por la voluntad divina], ni propenso a la ira, ni camorrista ebrio, ni golpeador, ni codicioso de ganancia fraudulenta, sino que debe ser amador del extraño, amador de la benignidad, de mente sana, justo, teniendo bondad amorosa, teniendo gobierno de sí mismo, adhiriéndose firmemente a la palabra fiel en lo que toca a su arte de enseñanza, para que pueda exhortar por la enseñanza que es sana y también reprender a los que contradicen.”—Tito 1:7-9.
8. (a) ¿Por qué razón no se le permitió a Moisés entrar en la tierra de promisión? (b) ¿Por qué es importantísimo el que el superintendente tenga completo gobierno de sí mismo a todo tiempo?
8 El gobierno de uno mismo o el gobierno del espíritu de uno es algo que uno mismo tiene que imponerse. El gobierno de uno mismo tiene que guardarse y vigilarse alertamente y ejercerse constantemente si habrá de ser eficazmente provechoso cuando se necesite. ¿Recuerda usted al superintendente Moisés, concerniente a quien está escrito: “El hombre Moisés era por mucho el más manso de todos los hombres que estaban sobre la superficie del suelo”? (Núm. 12:3) No obstante este mismo Moisés no alcanzó a entrar en la Tierra Prometida, todo porque en un solo arrebato de ira dejó de dominarse y perdió la paciencia. Por eso el superintendente nunca debe relajarse, dejar de dominarse y perder la paciencia, ni siquiera por un instante. Si le falta gobierno de sí mismo y no tiene fuerza restrictiva sobre su espíritu, entonces, como dice Proverbios, él es “como una ciudad en que se ha hecho irrupción, que no tiene muro.” Al contrario, los superintendentes fieles tienen que estar fuertemente fortificados y ser confiables en tiempo de necesidad, capaces de dar protección, apoyo y defensa a los más débiles de la congregación, y ellos sólo pueden hacer esto si a todo tiempo tienen apacibilidad con gobierno de sí mismos.—Núm. 20:9-12; Pro. 25:28.
9. (a) ¿Cómo debe reprenderse y corregirse a los rebeldes? (b) Si surge oposición dentro o fuera de la congregación, ¿no está uno justificado en perder la paciencia y encolerizarse con ardor?
9 Como ya se citó de las Escrituras, el superintendente tiene que adherirse firmemente a la Palabra fiel de Dios, y tiene que poder exhortar mediante la enseñanza que es sana y “reprender a los que contradicen.” Por lo tanto a veces le es menester al superintendente censurar y corregir a los que llegan a estar desequilibrados y torcidos en su modo de pensar, reprender a los que contradicen la verdad. Pero jamás debe darse tal consejo de una manera señoreadora o en un arrebato de ira. El viejo mundo tiene una teoría: ‘combata el fuego con fuego,’ pero en la organización de Jehová esta práctica está enteramente fuera de lugar. Es mucho mejor combatir un incendio literal con agua fría que arrojar sobre él una mezcla de explosivos calientes. Asimismo, es sabiduría y consejo divinos el apaciguar disputas ardientes en una congregación con la refrescante agua de verdad de la Palabra de Dios de una manera calmada y apacible. Dice la sabiduría divina: “La respuesta, cuando es apacible, aleja la cólera, pero la palabra que causa dolor hace surgir la ira. El hombre encolerizado suscita contienda, pero el que es lento para airarse calma la contienda.” “Mejor es uno que es paciente que uno que es arrogante de espíritu.” Seguramente el superintendente paciente que habla la verdad de una manera bondadosa y apacible está cabalmente capacitado para manejar toda clase de oposición que surja dentro de la congregación, porque, de veras, la lengua que posee, cuando se gobierna y se usa como dirige Jehová, es un arma poderosa, tan poderosa, en realidad, que “una lengua apacible misma puede quebrar un hueso.” En consonancia con estos principios de verdad las instrucciones teocráticas del apóstol Pablo enviadas a todos los superintendentes dicen: “El esclavo del Señor no tiene necesidad de pelear, sino de ser prudente para con todos, capacitado para enseñar, manteniéndose reprimido bajo lo malo, instruyendo con apacibilidad a los que no están favorablemente dispuestos.”—Pro. 15:1, 18; 25:15; Ecl. 7:8; 2 Tim. 2:24, 25.
10. ¿Con qué propósito se reprende a los que se descarrían de la fe, y por eso cómo hay que tratar a los que están espiritualmente enfermos?
10 El propósito de reprender a los que no están favorablemente dispuestos, o a los que se descarrían de la fe, debe ser para proteger a la grey de Dios de las influencias corruptoras y de las falsas filosofías, y al mismo tiempo restaurar, no destruir, a los que están pecando. “Hermanos, aun cuando un hombre da algún paso en falso antes de darse él cuenta de ello, ustedes que tienen las debidas cualidades espirituales traten de restaurar a dicho hombre con un espíritu de apacibilidad, vigilándote tú mismo por temor de que tú también seas tentado.” Si hay que cuidar tiernamente a las ovejas saludables, ¡cuánto más debería darse consideración afable a las ovejas enfermas! Por lo tanto, los superintendentes que son espiritualmente fuertes y maduros deben ejercer consideración tierna cuando traten de ayudar a los que están espiritualmente enfermos. Recuerden ellos que las ovejas no son suyas. Las ovejas son del Señor. Por eso no las traten nunca como las tratarían personas asalariadas, aunque por un tiempo se extravíen. Pero cuando “lobos voraces” se introduzcan furtivamente disfrazados de ovejas con el propósito de corromper al rebaño, entonces los superintendentes como pastores fieles pronto tratarán con ellos en consonancia con lo que son en realidad. “Quiten al hombre inicuo de entre ustedes.”—Gál. 6:1; Mat. 7:15; Juan 10:11-13; Hech. 20:29, 30; 1 Cor. 5:9-13.
11. ¿Se requiere menos humildad, apacibilidad, gobierno de uno mismo, etc., de la persona que no es superintendente o siervo ministerial?
11 Todo este maravilloso consejo y sabiduría procedente de la Palabra inspirada de Jehová, que aquí se dirige tan categóricamente a los superintendentes y siervos ministeriales, aplica con igual fuerza a todos los testigos de Jehová. No piense por un instante ningún neófito, ningún bebé en la verdad, o, en realidad, ningún individuo que haya estado asociado toda su vida con la organización de Jehová, que se requiere menos de él que de los que llevan la delantera en lo que concierne a la calidad del fruto que producen. Dios no hace acepción de personas, sexo o edad. Como en el antiguo Israel, asimismo hoy, hay una ley para todos, los superintendentes y la gente por igual, así como para los extranjeros y forasteros. Todos están en el mismo concurso, la misma carrera, una carrera para la vida o la muerte. Por lo tanto corran todos como Pablo aconsejó: “Todo hombre que participa en un concurso ejercita dominio de sí mismo en todas las cosas. . . . Por lo tanto, . . . trato mi cuerpo severamente y lo guío como a un esclavo, para que, después de haber predicado a otros, yo mismo no sea desaprobado de algún modo.” Todos los cristianos verdaderos fueron abarcados cuando Pablo escribió a los “fieles en unión con Cristo Jesús,” diciendo: “Yo . . . les ruego que anden dignos del llamamiento con el cual fueron llamados, con completa humildad de mente y apacibilidad, con gran paciencia, soportándose los unos a los otros en amor, esforzándose sinceramente por observar la unidad del espíritu en el vínculo unidor de la paz. Un cuerpo hay.” Se requiere que todos los miembros de este cuerpo de congregación pongan de su parte para mantener esta paz y esta unidad cristianas. Por eso lo que se requiere de los superintendentes a modo de apacibilidad de genio, longanimidad, afabilidad, gobierno de uno mismo, gran paciencia, humildad, amor, etc., también se exige de cada uno que es del pueblo dedicado de Jehová.—Éxo. 12:49; Lev. 24:22; 1 Cor. 9:25-27; Efe. 1:1; 4:1-4.
EJERCIENDO APACIBILIDAD Y GOBIERNO DE UNO MISMO EN EL HOGAR
12. ¿Dónde encuentra uno falta de apacibilidad y gobierno de uno mismo, y en qué ha resultado esta falta?
12 Algunos de los problemas más difíciles de la vida son los problemas domésticos. Presencie usted el estupendo número de personas casadas infelices, el predominio de la delincuencia de los padres y de los hijos, el número aterrador de hogares deshechos y la proporción creciente de divorcios como evidencia del fracaso y decadencia moral de la sociedad infeliz de este viejo mundo. Esposos y esposas riñen y pelean tanto privadamente como en público. La delincuencia juvenil varía de berrinches pueriles y arrebatos de ira insignificantes hasta asaltos directos y asesinato del padre o la madre. Es demasiado obvio que la paz y la tranquilidad no moran en estos hogares hechos añicos, porque faltan por completo la apacibilidad y el gobierno de uno mismo como los de Cristo.
13. Por otra parte, cuando los esposos y las esposas llevan a cabo la voluntad divina, ¿qué condiciones domésticas felices prevalecen?
13 Donde los esposos y esposas son testigos felices de Jehová no se encuentran tales condiciones deplorables. ¿Por qué no? Sencillamente porque los mismos principios cristianos de longanimidad, amor, afabilidad, gran paciencia, tolerancia y gobierno de genio, que se desarrollan y practican en la congregación, también se han introducido en la vida dentro del círculo de la familia. “Esposas, estén sujetas a sus esposos, como es propio en el Señor. Esposos, continúen amando a sus esposas y no se enojen severamente con ellas.” Y tanto a los esposos como a las esposas se da esta instrucción: “Continúen tolerándose y perdonándose mutuamente sin reserva si alguno tiene causa de queja contra otro.” Absolutamente no hay excusa ni razón, y no hay problemas tan grandes ni emergencias tan cruciales que justifiquen el que las personas casadas dejen de dominarse, pierdan la paciencia o den rienda suelta a sus emociones. Si los esposos y las esposas están efectuando la voluntad divina, entonces tienen que ser de genio apacible, bondadosos, considerados y tolerantes unos para con los otros y para con sus hijos a todo tiempo.—Col. 3:18, 19,13.
14. Donde hay una casa dividida ¿qué consejo divino debe seguir el cónyuge cristiano?
14 Todo esto está muy bien, algunos quizás digan, en un hogar teocrático donde el esposo y también la esposa son siervos dedicados de Dios, pero ¿qué hay del hogar donde, quizás una esposa cristiana esté casada con un hombre que no está en la verdad? Hay muchos hogares así hoy día, y cuando la cabeza de la casa no es un cristiano verdadero no puede menos que perder la paciencia y ser irrazonable y absolutamente malo a veces. Esto, sin embargo, no justifica el que la esposa abandone su estado feliz para unirse a su esposo en su infeliz estado de ánimo. Bajo tales circunstancias el cónyuge dedicado debe seguir la voluntad divina, a saber: “Ustedes esposas, sométanse a sus propios esposos, para que, si algunos [esposos] no son obedientes a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas . . . sea su adorno . . . la indumentaria incorruptible del espíritu sereno y apacible, que es de gran valor a los ojos de Dios.” Al hacer esto, la esposa dedicada, de genio apacible gozará de una felicidad y contentamiento de que no comparte su esposo de genio áspero.—1 Ped. 3:1-4.
15. ¿Qué consejo bíblico tienen que seguir los padres que tienen hijos menores si quieren que su hogar sea bendecido con paz y contentamiento?
15 No sólo tienen que ser los padres en el hogar cristiano apacibles de genio el uno para con el otro, sino que también deben tener la misma disposición mental para con sus hijos. “Ustedes, padres, no estén irritando a sus hijos, sino sigan criándolos en la disciplina y consejo autoritativo de Jehová.” El disciplinar a los hijos es absolutamente necesario, pues el consejo de Jehová es: “La vara y la reprensión son lo que da sabiduría; pero el muchacho a quien se le da rienda suelta estará causando vergüenza a su madre. Corrige a tu hijo y te traerá descanso y dará mucho placer a tu alma.” Es un acto de amor, no de aborrecimiento o mala voluntad para con el niño, el que los padres administren disciplina correctiva. “El que contiene su vara está odiando a su hijo, pero el que lo ama es el que lo busca con disciplina.”—Efe. 6:4; Pro. 29:15, 17; 13:24.
16. ¿Cuán importante les es la corrección de los padres a ustedes los hijos que quieren vivir en el nuevo mundo de Dios?
16 Ahora ustedes niños, y esto también incluye a todos ustedes los adolescentes, tengan presente que esta disciplina prescrita por Jehová es medicina para su bien, porque la desobediencia, la terquedad y los arrebatos de ira son los caminos del pecado y de la muerte, y están atados en el corazón de ustedes desde su mismo nacimiento. Si ustedes quieren vivir bajo el gobierno del reino de Dios, estas tendencias hereditarias diabólicas tienen que ser desarraigadas enérgicamente y reemplazadas con cualidades piadosas, y la vara de corrección de los padres ayudará a efectuar esto. “La necedad está enlazada con el corazón del muchacho; la vara de la disciplina es lo que la alejará de él.”—Pro. 22:15.
17. (a) Explique por qué no había delincuentes juveniles en el Israel antiguo cuando las leyes de Jehová estaban en vigor. (b) ¿Por qué casi no existe entre los testigos de Jehová hoy día el problema de la delincuencia?
17 Puede haber casos raros en los que un niño esté tan endurecido en su terquedad que ni siquiera la vara de corrección pueda ahuyentarla. En los días de Israel Jehová instruyó a los padres que llevaran a tal rebelde a los regidores y ellos, a su vez, sacaban al hijo incorregible y lo mataban a pedradas. No había delincuentes juveniles bajo tal sistema. (Deu. 21:18-21) Por eso también hoy, la sociedad del nuevo mundo de testigos de Jehová no puede tolerar y no tolerará que exista delincuencia juvenil en su medio. Por lo tanto, para evitar un posible golpe mortífero mediante el ser expulsados de la congregación, los hijos teocráticos sabios prestan atención a lo que la Palabra de Dios dice y lo siguen: “Hijos, sean obedientes a sus padres en unión con el Señor, porque esto es justo.” “Hijos, sean obedientes a sus padres en todo [esto no deja nada excluído], porque esto es grato en el Señor.” “Escucha a tu padre que causó tu nacimiento,” dice el Proverbio, “y no desprecies a tu madre sólo porque ha envejecido.”—Efe. 6:1; Col. 3:20; Pro. 23:22.
18. ¿En qué respectos es la organización de los testigos de Jehová semejante al jardín de Edén en su fruto hermoso, y cómo se hace posible esto?
18 De modo que sean casados o solteros, adultos o jóvenes, del resto o de la “grande muchedumbre,” superintendentes o no, todos los testigos de Jehová con la ayuda del espíritu santo de Dios, y ejerciendo apacibilidad y gobierno de sí mismos, pueden producir una cosecha abundante y eterna de fruto pacífico. Bajo el cuidado amoroso de Jehová su organización en la belleza de la paz y la unidad es semejante al jardín de Edén. Esto se debe a que cada uno tiene profundo respeto y amor a las leyes y mandamientos de Jehová, junto con celo y devoción al llevar a cabo la voluntad divina en todo. “Hijo mío, no olvides mi ley, y mis mandamientos observe tu corazón, porque largura de días y años de vida y paz te serán añadidos.” “Paz abundante pertenece a los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo.”—Pro. 3:1, 2; Sal. 119:165.
19. ¿Cómo únicamente pueden los que aman la paz y el contentamiento estar seguros de gozar de ellos por siempre jamás?
19 Todas las personas de todas partes que son de buena voluntad y que aman la paz y la unidad, si ustedes quieren participar de la felicidad superiorísima y vivir en paz y contentamiento eternos en un jardín paradisíaco bajo el gobierno mediante el reino de Dios, entonces asóciense rápidamente con los testigos de Jehová amadores de la paz, y junto con ellos sean de genio apacible, calmados, amorosamente pacientes, teniendo gobierno de sí mismos. Continúen obedeciendo la voluntad divina, que incluye al Salmo 37: “No te muestres acalorado a causa de los malhechores. . . . Pues como la hierba se marchitarán velozmente . . . Deja sola la ira y deja la cólera . . . Pues los malhechores mismos serán arrasados, pero los que esperan en Jehová son los que poseerán la tierra. Y sólo un poco más de tiempo y ya no existirá el inicuo, y ciertamente darás atención a su lugar y él no estará. Pero los mansos [los de genio apacible] mismos poseerán la tierra y ellos de veras hallarán su deleite exquisito en la abundancia de la paz.”—Sal. 37:1, 2, 8-11.