La responsabilidad del cristiano para con otros
1. ¿Qué debe hacer todo cristiano?
TIMOTEO fué uno de los compañeros más constantes de Pablo en el ministerio. Juntos se ocuparon en una extensa actividad misional. Fué mientras visitaban a Corinto que Pablo despachó su carta a los cristianos de Roma. Entre otras cosas les dijo: “Nosotros que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los que no son fuertes, y no estar agradándonos a nosotros mismos. Que cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno para su edificación. Pues ni aun Cristo se complació a sí mismo.” Pablo asumió su parte de la responsabilidad del cristiano para con otros y mediante ejemplo y exhortación dejó impreso en la mente de otras personas dedicadas que ellas deberían hacer lo mismo. El mismo sentimiento se repite en la carta de Pablo (y Timoteo) a los filipenses: Tengan “el mismo amor, estando unidos en alma, teniendo en mente un solo pensamiento, no haciendo nada movidos por espíritu de contradicción o egotismo, sino considerando con humildad de mente que los demás son superiores a ustedes, vigilando, no con interés personal sólo sus propios asuntos, sino también con interés personal los de los demás.” El verdadero cristianismo se practica únicamente cuando se abrazan los intereses de otros y los consiervos que trabajan cerca de nosotros son edificados en servicio piadoso. Tal como Cristo no se complació a sí mismo, igualmente nosotros tenemos que ser extroversos amorosos para probar que somos seguidores de él.—Rom. 15:1-3; Fili. 2:2-4; Juan 13:34, 35, NM.
2. ¿Tenía algún arreglo Jehová para ayudar a otros antes del tiempo de Cristo?
2 Esta acción piadosa de vigilar los intereses de otros en la adoración a Dios no era algo nuevo ni en ese entonces. Mucho antes del tiempo de Cristo, Jehová dió un servicio a los hijos de Leví como depósito sagrado. Aarón y los demás de su familia tenían más responsabilidad que sólo la de su adoración personal a Jehová. Ellos servían en los intereses de todo Israel al edificar y mantener pura la adoración a Jehová y tenían que rendir cuentas a Jehová por la manera en que todo se hacía.—Números 18.
3. ¿Es cristiano el aislarse uno de los demás?
3 Los adoradores de Jehová no se aíslan en perchas monásticas allá arriba en las montañas. Se asocian regularmente en adoración como congregación y en la predicación organizada de las buenas nuevas del Reino para el provecho de otros. De esta manera les es posible a unos sobrellevar las debilidades de los otros y viceversa, y no simplemente complacerse ellos mismos. La asociación cristiana es práctica y recibe la bendición del Rey, quien dijo: “Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” Es práctica porque cada uno puede ayudar al otro a mantenerse fuerte y a resistir los ataques del enemigo. Y si acaso a uno se le hiciera tropezar el otro está listo para levantarlo.—Mat. 18:20, NM; Ecl. 4:9-12.
4. ¿Qué ha de hacer el cristiano con las cosas que aprende, y cómo produce esto fruto?
4 La verdad es de Jehová. Se nos da a nosotros como depósito para que la usemos en provecho de otros, y hay que rendir cuentas al Dueño de la verdad, la Fuente de toda verdad en los cielos, Jehová. La verdad es algo que debe compartirse. Esto aplica a todos los que conozcan algo acerca de la verdad, sea poco o mucho. Tenemos que comunicar a otros lo que sabemos. El cristiano tiene la obligación de enseñar a otros lo que él ha aprendido. Otros tienen que ser fortalecidos en el ministerio, como Pablo escribió a Timoteo: “Las cosas que oíste de mí con el apoyo de muchos testigos, estas cosas encomiéndalas a hombres fieles quienes a su vez estarán adecuadamente capacitados para enseñar a otros.” Una vez que haya empezado, el cristiano tiene que seguir enseñando estas cosas y dando estas exhortaciones. Este es el arreglo que Jehová tiene para promover por todo el mundo la alabanza en estos últimos días del dominio de Satanás y para el anuncio de las buenas nuevas del Reino. Cuando alguien aprende la verdad, Jehová espera que esta persona entrene a otras en el camino de la adoración verdadera. Cada uno ayuda a uno o a más y así la organización teocrática, la sociedad del nuevo mundo, florece por dondequiera. Es de esta manera que en los pasados diez años más de medio millón de nuevos testigos de Jehová han sido añadidos a las filas de la sociedad del nuevo mundo, y esto le agrada a Jehová.—2 Tim. 2:2, NM.
5. ¿Qué tienen que ver las reuniones con la responsabilidad que el cristiano tiene para con otros?
5 Ahora hay 16,240 congregaciones de testigos de Jehová por todo el mundo, un aumento de 1,500 en un año. Estas congregaciones celebran regularmente estudios de la Biblia y reuniones en que se considera el servicio cristiano. Por medio de estas reuniones se encomienda la verdad a personas que llegan a estar adecuadamente capacitadas para enseñar a otras. En sentido espiritual Cristo Jesús está en medio de ellas. Esta es la provisión de Jehová para la edificación continua de sus siervos y cada uno debe apreciar cabalmente lo necesario que le es estar presente. Todos pueden aprender, y al mismo tiempo cada uno puede ayudar a uno manteniendo “firmemente la declaración pública de nuestra esperanza sin titubear, . . . Y considerémonos unos a otros para incitar al amor y a las obras rectas, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos, y tanto más al ver que el día se acerca.” Toda reunión es edificante. Puede que de vez en cuando se halle a una persona que se sienta independiente y ofrezca excusas por no participar en una reunión. Pablo dijo que algunos tienen esa costumbre. A veces el orgullo impide, pensando uno que está demasiado adelantado para participar. Pero esto es egoísmo, porque cada uno ha de ayudar a uno y cuando alguien sabe mucho debe estar listo para sobrellevar las debilidades de los que no son tan fuertes y no simplemente complacerse a sí mismo. Es la ocasión para incitar a amor y a obras rectas. Tal vez a un hombre le disguste recibir consejos en la escuela del ministerio teocrático y se ausente, pero en vez de ponerse aparte a los ojos de otros como un veterano adelantado con muchos años de predicación como le gustaría parecer, demuestra falta de madurez y más que eso muestra falta de interés y amor para con toda la asociación de hermanos. No quiere asumir su parte de la responsabilidad que tiene el cristiano para con otros.—Heb. 10:23-25, NM.
6. ¿Qué prueba que uno es ministro de la clase correcta?
6 Hay muchas oportunidades fuera de las reuniones de congregación para edificar a otros también. Los más fuertes pueden ayudar a los que no tienen tanta madurez a preparar sus lecciones de estudio de las asignaciones para la escuela del ministerio antes de las reuniones de congregación. Hay ocasiones en que los cristianos pueden visitarse socialmente y hallar oportunidades de considerar cosas espirituales más bien que chismear o hablar de cosas que no son provechosas. La verdad constituye palabras saludables; pero evite las cosas que son engañosas, dañinas o falsas. Especialmente cuando algunos se desvían y se separan de la fe e introducen declaraciones engañosas el cristiano maduro tiene la obligación de prepararse cabalmente para refutar cualesquier enseñanzas falsas y reforzar la fortaleza espiritual de los que no son tan fuertes y que sin darse cuenta pudiesen ceder al error. Podemos ayudar a nuestros compañeros cristianos considerando con ellos las fortalecedoras cosas de la Palabra de verdad divina. Las Escrituras contienen los mejores consejos del mundo. “Dando estos consejos a los hermanos serás un ministro de la clase correcta de Cristo Jesús, uno nutrido con las palabras de la fe y de la enseñanza correcta que tú has seguido cuidadosamente.” No vaya a pensar que son sólo los superintendentes de las congregaciones quienes dan los consejos, sino esté preparado usted mismo para sobrellevar las debilidades de otros y dar buen consejo, pero esté seguro de que éste sea de las Escrituras.—Efe. 4:29; 1 Tim. 4:1, 6, NM.
7. Al asociarse con otros, ¿la consideración de qué clase de cosas debe evitarse?
7 A medida que el ministro se equipe para ayudar a otros a apegarse a la doctrina correcta, él podrá, igual que Timoteo, decir “a ciertos individuos que no enseñen doctrinas diferentes, ni presten atención a cuentos falsos ni a genealogías que terminan en nada, sino que proporcionan preguntas para investigación más bien que una dispensación de algo mediante Dios en conexión con la fe.” No es práctico que grupos de testigos de Jehová se dejen envolver en discusiones inútiles o especulaciones. Buenos ejemplos son las cuestiones raciales y nacionalistas que tan fácilmente se agitan de modo que se convierten en llamas de disensión por todo el mundo. La comisión del ministro cristiano no es arreglar los problemas del mundo y, en realidad, no puede resolver el problema racial en ninguna parte del mundo con toda la predicación que haga. Tampoco puede él tratar de probar que una nación es mejor que otra, quizás dejando que lo envuelvan en conflictos políticos. Toda persona pensativa puede ver claramente que todas las naciones forman parte del dominio de Satanás y que la única solución para los problemas del género humano se halla en el nuevo mundo que es creación de Jehová. Al predicar las buenas nuevas del reino de Dios el ministro ejecuta el acto práctico y logra el mayor bien. Ayuda a la gente a crecer en fe y a formarse un cuadro claro de los propósitos de Jehová, evitándose al mismo tiempo muchas dificultades. Por medio de entrenarse en la devoción piadosa y aprender la doctrina correcta, el ministro guarda el depósito a su cuidado y no se deja envolver en una pelea “por palabras, cosa que no sirve de nada porque trastorna a los que escuchan.”—1 Tim. 1:3, 4; 2 Tim. 2:14, NM.
ENTRENÁNDOSE UNOS A OTROS
8. ¿Qué provisión ha hecho Jehová para el entrenamiento de sus ministros?
8 El mantener doctrina correcta es sólo una de nuestras responsabilidades para con otros. Nuestra obra principal es el ministerio. Se exige que nos esforcemos muy vigorosamente en este campo. Cada uno de nosotros busca de continuo la manera de lograr cabalmente su ministerio. Para hacer eso necesitamos la ayuda que Jehová provee. Ahora, como nunca antes en tiempos modernos, él ha provisto el programa de entrenamiento mundial en el cual todos los ministros que se asocian con una congregación de testigos de Jehová se ayudan unos a otros. Es la responsabilidad de todos, no simplemente de los superintendentes, ayudar amorosamente a su prójimo a avanzar a la madurez en el servicio de Dios. Esto se logra de una manera organizada. En los antiguos tiempos cristianos, otros además de los apóstoles entrenaban ministros. Cristo “dió algunos como apóstoles, algunos como profetas, algunos como misioneros, algunos como pastores y maestros, teniendo como mira el entrenamiento de los santos para la obra ministerial.” Se usaba a todos en la obra de entrenamiento, y eso hacía una unidad en fe y en organización que era acepta a Jehová. La unidad surte efectos. Algunos quizás prefieran estar siempre solos, haciendo arreglos a propósito para conducir estudios bíblicos los domingos por la mañana o a cualquier tiempo que los grupos estén trabajando juntos. Pero no hay ningún precedente bíblico que los apoye. Pablo el apóstol y Timoteo el misionero trabajaron duro para entrenar a otros. Todo cristiano debe sobrellevar así las debilidades de otros y no complacerse a sí mismo únicamente. Edifíquese a todos en la congregación.—1 Cor. 14:12; Efe. 4:11, 12; 1 Tes. 5:11, NM.
9. (a) ¿Qué programa iniciado por Jesús se lleva a cabo ahora por todo el mundo? (b) ¿Por qué debe valerse de dicho programa todo ministro?
9 Jesús envió a algunos de los primeros ministros de dos en dos. Obviamente no se hizo esto simplemente para trato social ni sólo para que se acompañaran. Les hacía falta más experiencia en la predicación de casa en casa y de aldea en aldea y cada uno podía ayudar a otro. No se negaron a seguir el arreglo de Jesús cuando los asignó de dos en dos, sino que se sintieron agradecidos por la provisión hecha tan amorosamente. Seguramente nadie en ese entonces se opuso a una obra en que se les daba consejo útil sobre cómo dirigirse a la gente o cómo vencer con tacto las objeciones que se levantaban contra la buena obra. Ahora bien, el hecho de que Jesús no está en la tierra dirigiendo la obra donde podamos verlo, sino que está en los cielos donde no lo vemos, no es motivo para ver esta obra desde un punto de vista diferente. Todo predicador de las buenas nuevas ahora necesita el consejo que recibe de otros y saca provecho de él. Los siervos de circuito de la organización teocrática visitan regularmente a las congregaciones con el propósito de ayudar a todos a llegar a ser ministros más capacitados, trabajando con ellos de casa en casa. Antes de irse para visitar a otra congregación hacen arreglos para que miembros de la congregación se ayuden unos a otros en el servicio del campo. Desde que se instituyó este programa de entrenamiento en 1953, se han hecho grandes adelantos en el uso de la Biblia con capacidad al presentar sermones en las puertas. Es una parte de la responsabilidad de todo cristiano para con otros participar en este programa de entrenamiento para el bien común de la sociedad del nuevo mundo. ¿Qué está haciendo usted en este programa de entrenamiento? ¿Permitiría usted que Pablo o Timoteo le diera consejo útil a usted si estuvieran ellos en la tierra hoy día?—Luc. 10:1.
RESPONSABILIDADES DE CONGREGACIÓN
10. ¿A quiénes se les da más responsabilidades, y cómo se les nombra?
10 Muchos asuntos de congregación demandaron la atención de Timoteo el ministro deseoso de servir además de ver que todos se adhirieran a doctrina correcta y que los hermanos recibieran el debido entrenamiento. El ministro maduro de buena gana asume responsabilidades de organización. Para poder servir bien a la organización teocrática Timoteo tenía que mantenerse enterado de las instrucciones más recientes emitidas por la junta administrativa y dirigirse por ellas. Bajo la dirección de Pablo Timoteo participó en la imposición de manos. Esto quiso decir hacer nombramientos teocráticos, como hace la Sociedad hoy día. Únicamente los ministros de la clase correcta habían de ser nombrados en la congregación. Eso exigía una consideración cuidadosa: “Nunca impongas tus manos precipitadamente sobre un hombre.” Antes que uno pudiera ser nombrado como siervo en la congregación tenía que llenar los requisitos. Pablo delineó estos requisitos en 1 Timoteo 3:1-13 y hasta la actualidad éstos rigen el nombramiento de siervos en las congregaciones, a medida que la Sociedad cumple con su responsabilidad en conexión con esto. Todo siervo nombrado debe estar cabalmente familiarizado con ellos. Actualmente la Sociedad delega autoridad a algunos ministros, tales como los siervos de sucursal, para que hagan nombramientos en la organización teocrática, y éstos siempre se hacen de acuerdo con el consejo de las Escrituras, nunca precipitadamente. Y los que hacen los nombramientos tienen que ser ejemplos de los que llenan los requisitos de siervos, tal como lo fué Timoteo.—1 Tim. 5:22, NM.
11, 12. (a) ¿Cómo y por qué mantienen limpia la organización los siervos? (b) ¿Qué cooperación ha de esperarse de todos los que se asocian con ellos?
11 Las responsabilidades de Timoteo no terminaron allí. La organización limpia es lo que le agrada a Dios. Tenía que mantenerse una guardia para que la organización no se corrompiera. La maldad no podía tolerarse ni pasarse por alto. El superintendente tenía que reprender “en presencia de todos los espectadores a las personas que practican el pecado, para que los demás también tengan temor.” Ciertamente era desagradable encontrarse con pecado en congregación alguna y tener que dar una reprensión, pero el ministro de Dios no podía eludir la responsabilidad de hacerlo. La reprensión se daba después de tener una audiencia, como Pablo instruyó: “No admitas una acusación contra un hombre de mayor edad, salvo por la evidencia de dos o tres testigos.” Aunque una amistad estrecha se hubiese edificado a través de los años o el transgresor hubiese sido miembro de su familia, el superintendente tenía la obligación de ver que se honrara la ley de Jehová, “no haciendo nada de acuerdo con una inclinación parcial.” Ningún siervo ni ningún cristiano puede proteger a un malhechor del castigo que merece y esperar recibir la bendición de Jehová. No se trata de inmiscuirse en los asuntos personales de otro, pero cuando se permite que haya cualquier condición inmunda en una congregación o país la obra no prospera. Recuérdese que Acán tuvo que ser echado de Israel antes que se restaurara la prosperidad y se ganara la victoria. Por eso, para el bien de la organización y para la salvación del que haya empezado a ir por un mal camino, nunca se proteja al malhechor, aunque sea él un amigo íntimo o miembro de la familia. Es parte de la responsabilidad cristiana mantener limpia la organización.—1 Tim. 5:19-21; Jos. 7:25, NM.
12 Al tratar con asuntos de organización, quizás el ministro se encuentre con algunas personas que no quieran seguir la instrucción teocrática procedente del Dios Todopoderoso. El ministro tiene que mantener bajo dominio sus facultades y tratar a esta persona con tacto, bondad, benevolencia, paciencia y arte de instruir. “El esclavo del Señor no tiene necesidad de pelear, sino de ser prudente para con todos, capacitado para enseñar, manteniéndose reprimido bajo lo malo, instruyendo con apacibilidad a los que no están favorablemente dispuestos.” No es fácil tratar con los perturbadores, pero los ministros tienen que asumir esta carga de responsabilidad cuando Jehová pide que lo hagan.—2 Tim. 2:24, NM.
13. El ejemplo de Timoteo demuestra ¿qué actitud correcta que deben tener los cristianos que sirven actualmente en la organización teocrática?
13 Timoteo fué un joven que se hizo sabio gracias a la Palabra de Dios que recibió por medio de Pablo. En la congregación se encontró con muchos hermanos de más edad. Los de la congregación que son de más edad merecen el respeto de todos. Muchos literalmente se han consumido físicamente en el servicio de Jehová. En sus años de más edad merecen el respeto de los jóvenes, y con más razón lo merecen los que llevan bien la delantera en el servicio. “Que los de mayor edad que presiden de manera correcta sean considerados dignos de doble honra, especialmente los que trabajan con ahínco en hablar y enseñar. No critiques severamente al hombre de mayor edad. Al contrario, ínstale como a un padre, a los de menos edad como a hermanos, a las mujeres de mayor edad como a madres, a las de menos edad como a hermanas con toda castidad.” Estas palabras aumentaron el entendimiento que Timoteo tenía. Los jóvenes que se asocian actualmente con la sociedad del nuevo mundo tienen que aprender a tenerle respeto a la organización teocrática, y respeto a los hermanos y hermanas de mayor edad en la organización. Y la asociación de todos debe ser irreprensible, sin hipocresía, con amor cristiano genuino.—1 Tim. 5:1, 2, 17, NM.
14. ¿Qué otro ejemplo nos puso Timoteo en cuanto a aceptar responsabilidad teocrática?
14 A Timoteo le tocó otro deber en la congregación cristiana y éste fué el de hacer claro el lugar de la mujer en la congregación y ver que se mantuviera el debido arreglo de organización. También tenía que encargarse de los intereses de las viudas de la congregación y ver que se les proveyera lo necesario. Él tenía que decidir cuáles eran dignas de recibir la ayuda de la congregación. Asimismo los ministros de tiempos modernos tienen que mantener la debida organización de congregación. La congregación visitará y dará atención a todo el que sea digno y esté necesitado o enfermo, y los publicadores no deben pasar por alto esta responsabilidad.—1 Tim. 2:11; 5:5, NM.
ASPECTOS DE LA OBRA MISIONAL
15. (a) ¿Es la cosa de importancia la hoja de servicios de la persona? (b) ¿Cómo debemos de ver nuestras habilidades naturales y cómo debemos usarlas para ayudar a otros?
15 Entre los testigos de Jehová se lleva un registro de cuánto tiempo se dedica al servicio en el campo. El registro individual del servicio en el campo le es importante a cada publicador de las buenas nuevas, pero esto no quiere decir que él evitará la responsabilidad que tiene para con sus hermanos simplemente porque quiera lucir un buen registro personal del cual pueda enorgullecerse públicamente. Aunque a los ministros de tiempo cabal se les da una cuota mínima de horas se entiende que harán más que sólo su servicio del campo personal. Al cristiano individual le sobrevienen muchos deberes y obligaciones que no pueden clasificarse en la esfera del servicio en el campo. El visitar a los miembros de la congregación que están enfermos es uno de estos deberes. El consolar a los que están en tribulación es uno. El asistir a las reuniones es otro. Pero también hay mucha preparación que debe hacerse en provecho de otros. Tal vez se le asigne a uno pronunciar un discurso público o cierta parte en la reunión de servicio. Aunque no puede informar el tiempo que dedica a esto, debe verlo como cosa de la misma importancia que cualquier otra asignación y debe hacerlo bien. En algunos países la educación académica de la gente está muy limitada y muchos no leen. Cuando éstos se interesan en la verdad, alguien tiene que darles atención especial y tratar de ayudarlos a aprender a leer y escribir. Por eso es que en muchos países los testigos de Jehová tienen clases para dar esta instrucción y éstas han tenido la bendición de Jehová. Algunos que en un tiempo no sabían leer ahora son siervos de tiempo cabal. Cualquier persona que quiera hacer el esfuerzo puede aprender a leer la Biblia y escribir sus propias notas en las reuniones, pero esto requiere tiempo, paciencia y alguien que ayude. Si se puede ayudar a otras diez personas a lograr suficiente madurez como para participar en el servicio, las once juntas harán mucho más trabajo de alabanza a Jehová que una sola y por eso es que es importante dar consideración a otros y no sólo a nosotros mismos. Hay que considerar la organización. Por ejemplo, puede que podamos ayudar a nuestros hermanos en asuntos jurídicos cuando se les arresta por causa de la verdad. Si tenemos habilidades naturales estamos obligados a usarlas en el servicio de Jehová y ayudar a nuestros hermanos más bien que conseguir algo para nosotros mismos. El tener habilidades naturales no debe hacernos desear parecer mejores que los demás, sino más bien, sean cuales fueren estas habilidades, debemos verlas, en lo que toca a Dios, como sólo un depósito a nuestro cuidado, ya que se requiere de nosotros que usemos todo lo que poseemos en su servicio.—1 Tes. 3:2, 3, NM.
16. (a) ¿Cómo nos sirve de ejemplo sobresaliente la disposición de Timoteo? (b) ¿Qué cosas soportó Pablo en el interés de las congregaciones?
16 El ayudar a otros casi siempre quiere decir dar de nuestro tiempo, nuestra energía, nuestra fuerza, darnos nosotros mismos. De nuevo volvemos nuestra atención al Timoteo devoto como ejemplo. De él Pablo dijo a los filipenses: “Espero en el Señor Jesús enviarles a Timoteo en breve, para que sea yo un alma alegre cuando llegue a saber de las cosas que tienen que ver con ustedes. Porque no tengo a nadie más de una disposición como la de él que genuinamente cuide de las cosas que tienen que ver con ustedes. Porque todos los demás están buscando sus propios intereses, no los de Cristo Jesús. Pero ustedes saben la prueba que él dió de sí mismo, que como un hijo con un padre él se esclavizó conmigo en el adelantamiento de las buenas nuevas.” Pablo pudiera haber usado a más hombres de esta disposición, porque la organización teocrática siempre los requiere. La enfermedad del estómago de que Timoteo padecía con frecuencia debe haber resultado de sus viajes como misionero, bebiendo a veces agua contaminada o no comiendo lo suficiente o con la debida regularidad; pero la obra misional era la asignación que se le había dado y él se ofreció voluntariamente para el bien de otros y en los intereses de la organización en conjunto. Y lo mismo es cierto de Pablo aun a mayor grado, pues él dijo: “Cinco veces recibí cuarenta azotes menos uno, tres veces fuí golpeado con varas, una vez fuí apedreado, tres veces experimenté naufragio, una noche y un día los pasé en lo profundo; en viajes a menudo, en peligros de ríos, en peligros por parte de salteadores de caminos, en peligros por parte de mi propia raza, en peligros por parte de las naciones, en peligros en la ciudad, en peligros en el desierto, en peligros en el mar, en peligros entre falsos hermanos, en trabajo y fatiga, en noches en desvelo a menudo, en hambre y sed, en abstinencia de alimento muchas veces, en frío y desnudez. Además de esas cosas de carácter externo, hay lo que se me viene encima día tras día, la ansiedad por todas las congregaciones.” Esto no se hizo debido a un espíritu de aventurero; Pablo lo soportó todo en el interés de aquellos a quienes ministraba. Y aun cuando pudiera haberse concentrado en sí mismo debido a sus sufrimientos y privaciones, lo que principalmente lo preocupaba era las congregaciones, el deseo de fortalecerlas y protegerlas contra las causas de tropiezo. Él estaba dedicado a sus hermanos por amor al honor de Jehová y el ministerio. Jehová lo bendijo ricamente por este amor.—Hech. 19:22; 1 Cor. 4:17; Fili. 2:19-22; 1 Tim. 5:23; 2 Cor. 11:24-28, NM.
17. ¿Cómo muestran la misma disposición misional que Pablo y Timoteo muchos siervos de tiempo cabal de la organización de cristianos del día moderno?
17 ¿Ha usted, por ser de servicio a otros cristianos y personas de buena voluntad, padecido siquiera una de las cosas que Pablo padeció? ¿Tiene usted el espíritu de amor del misionero verdadero que haría que usted estuviera dispuesto a hacerlo? Tal vez usted no haya soportado todo esto individualmente, pero compañeros cristianos por todas partes del mundo lo han soportado. Se han graduado misioneros en la Escuela Bíblica de Galaad de la Wátchtower que han tenido ante ellos una sola meta, y ésa es emprender el ministerio en tierras lejanas, a menudo donde las condiciones son extrañas y primitivas. Muchos siervos de circuito y distrito también han servido en condiciones peligrosas. Muchas veces han puesto en peligro su salud por trabajar en países que no tienen los niveles sanitarios apropiados y han padecido de enfermedades tropicales y hasta han perdido la vida. Algunos han vivido en medio de alborotos y violencia, hasta siendo evacuados a fuerza de ciertos territorios debido a la guerra. Han tenido que pasarlo sin dormir, sin el debido alimento y agua potable, contrayendo enfermedades del estómago como fué el caso con Timoteo. Han dormido en chozas nativas de la selva y les han picado insectos que transmiten fiebre. A algunos los han arrestado o deportado cuando ha surgido oposición al ministerio. Otros perseveran en clima ártico, llevando la verdad a pueblos esparcidos del norte sin retirarse por el frío o el peligro. Y hasta este mismo día muchos padecen de los efectos de los años que han dedicado al servicio misional, pero no se han quejado y no se retirarán tal como no se retiraron Pablo y Timoteo. Tienen el mismo espíritu de Jehová sobre ellos y la misma consideración para las necesidades de otros, así que reciben la misma clase de bendición rica de Jehová. Fieles obreros misionales como éstos merecen que otros los animen, lo cual se puede efectuar por cartas que les envíen compañeros cristianos de los países de donde ellos han partido. Los misioneros están ocupados y tal vez no siempre tengan tiempo para contestar estas cartas, pero una palabra de gozo y unas cuantas experiencias que se les cuente en una carta siempre se recibirán con aprecio y se pueden proveer por amor, sin esperar nada en cambio. Los misioneros han aprendido que el gozo de dar es mayor que el de recibir y cualesquiera que los animen experimentarán el mismo gozo.—Fili. 2:17; 4:10-16; Hech. 20:34, 35; 1 Cor. 16:10, 11; Heb. 13:12, NM.
LEALES Y SIN AVERGONZARSE
18. ¿Por qué acepta el cristiano verdadero su parte de padecimientos y oprobios?
18 En estos últimos días de la existencia del sistema de cosas de Satanás, sea uno misionero o esté trabajando cerca de su hogar, gran oprobio sobreviene a los que participan en el ministerio de Cristo Jesús. Esto consta tanto una parte de nuestro ministerio como constó del de Pablo, quien exclamó: “Por este motivo sigo aguantando todas las cosas por causa de los escogidos, para que ellos, también, obtengan la salvación que hay en unión con Cristo Jesús . . . si seguimos aguantando, nosotros también reinaremos juntos como reyes.” Nosotros también debemos estar bien dispuestos a sufrir en el interés de servir a otros. Muchos de nuestros hermanos están presos por causa de su integridad, tal como lo estuvo el apóstol Pablo cuando escribió Segunda a Timoteo. Es un gran honor el estar asociados con hermanos fieles que permanecen firmes de parte de los principios de la Palabra de Dios, de la justicia, aun cuando los increpen los perseguidores comunistas ateos, los líderes religiosos u hombres malos. Satanás quisiera desanimarnos en el ministerio, induciéndonos a evitar el oprobio que le sobreviene a uno por estar relacionado con los hermanos perseguidos. Pero no vamos a postrarnos ante este lazo satánico. “Porque Dios no nos dió un espíritu de cobardía, sino de poder y de amor y de mente sana. Por esto no te avergüences del testimonio acerca de nuestro Señor, ni de mí un preso por su causa, sino que acepta tu parte en sufrir maldades por causa de las buenas nuevas de acuerdo con el poder de Dios.” Nosotros no nos avergonzamos de ser testigos de Jehová en tiempos de persecución y no dejamos de asociarnos con nuestros hermanos para evitar oprobio. Lo que cuenta es la reputación que tenemos a los ojos de Jehová, no de los hombres. Si tenemos que ir a prisión por causa de nuestra fe podemos seguir predicando entre los presos. Después que se nos ponga en libertad volveremos a servir a nuestros hermanos en conformidad con el buen ejemplo que nos puso Timoteo. Nos sentimos orgullosos de ser socios de estos perseguidos: Cristo Jesús, el apóstol Pablo y los miles de nuestros hermanos presos por todo el mundo en estos días malos. Nosotros, también, debemos guardar nuestro cristianismo y ministerio y estar resueltos a hacerlo, con la ayuda de Jehová, a pesar de cualquier oprobio o encarcelamiento que nos sobrevenga.—2 Tim. 2:10, 12; 1:7, 8, 12, 16; Heb. 13:23, NM.
19. ¿Cómo nos sirve de guía ahora en tiempo de persecución o traición en países dictatoriales el ejemplo de Pablo?
19 Intrépidos seremos y no nos dejaremos desanimar, aunque algunos abandonen el ministerio bajo persecución. Nosotros seguiremos. Pablo le dijo a Timoteo que algunos “hombres se han desviado de la verdad.” “Todos los hombres de la provincia de Asia se han apartado de mí.” Pablo supo lo que era ser herido por medio de hermanos falsos, y sin embargo esto no desbarató su fe y confianza en Jehová, ni le hizo aflojar el paso en su servicio a Jehová. Allá en la prisión de Roma fácilmente pudiera haberse sentido deprimido cuando muchos que él había tenido asociados con él en tiempos más favorables dejaron la fe. Sabía que siempre tenía a nuestro Amigo verdadero de parte de él: “Todos se pusieron a abandonarme—no se cargue esto a la cuenta de ellos—pero el Señor estuvo cerca de mí y me infundió poder, para que por medio de mí la predicación se lograra completamente y todas las naciones la oyeran.” Aunque algunos se apartan, la gran obra de predicar las buenas nuevas se logra. Pablo tenía a Timoteo, Onesífero, Prisca, Aquila, Lucas, Tito, Crescente y muchos otros que todavía estaban en unidad con él en el servicio y él se regocijaba. ¡Cómo nos regocijamos nosotros porque muchos miles de personas han sido añadidas a la sociedad del nuevo mundo en este día! Aunque unos cuantos resulten ser hermanos falsos y traidores, como ha sucedido en Rusia, Checoeslovaquia y Polonia, muchos otros son fieles. Y en tales países, aunque se interrumpa la obra momentáneamente, o por seis meses, los ministros fieles mantienen la fidelidad a su dedicación y continúan diciendo las buenas nuevas hasta tal tiempo que pueden volver a organizar sus reuniones y reasumir comunicación con otros de la sociedad del nuevo mundo. Tenemos la responsabilidad de seguir adelante, recordando que aunque al tiempo de la muerte de Jesús hubo un breve período de interrupción en la predicación, el espíritu de Jehová en el Pentecostés mostró el camino y lo hace en nuestros días también. Nos regocijamos y damos gracias a Jehová porque nos ha dado tantos compañeros fieles y felices en el ministerio.—2 Tim. 2:18; 1:15; 4:11, 16, 17, 19, 20, NM.
20. ¿Qué beneficio derivamos de considerar los registros que Pablo y Timoteo nos dejaron de asumir responsabilidades ministeriales?
20 Los registros tocante a las responsabilidades ministeriales y el servicio que Pablo y Timoteo como seguidores de Cristo Jesús rindieron a otros deberían hacer que todos nosotros hoy día apreciáramos el ministerio con más razón que nunca. Es un tesoro precioso. Estamos guardando este depósito por todo el mundo hoy día en presencia de nuestro Dios como un grupo de sus siervos dedicados a su servicio. La dedicación que cada uno ha hecho es verdadera y duradera. Ahora tenemos que verla con seriedad, estar bien dispuestos, listos para hacer todo lo que se nos pida efectuar bajo el deber que nos impone el depósito, así como lo estuvieron Pablo y Timoteo. Vea como del valor más alto toda oportunidad de servicio teocrático que se le presente. Jehová espera que hagamos algo con el tesoro que él ha encomendado a cuidado nuestro.—2 Cor. 4:5-7, NM.
21. Ahora que la sociedad del nuevo mundo está creciendo tan rápidamente, ¿qué responsabilidad recae en todo siervo dedicado de Jehová?
21 Bajo el Rey Cristo Jesús a cada uno de nosotros se le ha dado una responsabilidad. Tenemos una relación estrecha e íntima con Cristo y Dios como administradores de los bienes de Jehová. Se espera que aumentemos lo que se nos ha encomendado. A medida que lo hacemos se nos añaden más privilegios y responsabilidades, y éstos los aceptamos gustosamente. Somos parte de una vasta organización mundial de alabadores de Jehová, la sociedad del nuevo mundo. Esta sociedad del nuevo mundo está creciendo muy rápidamente ahora. De todo país y de toda clase social de gente vienen miles de nuevos alabadores cada mes. Estos necesitan a alguien más maduro que ellos para que les ayude. ¿Qué estamos haciendo acerca de ello? ¿Estamos equipados para darles consejos y consuelo espirituales? ¿Les ministramos, poniendo a un lado nuestros propios deseos? ¿Le damos nuestro pleno apoyo a la sociedad del nuevo mundo, poniéndoles un ejemplo excelente a nuestros nuevos hermanos y nuevas hermanas? Ahora, como nunca antes en la historia de los siervos de Jehová, hacen falta hermanos y hermanas maduros que lleven la delantera en el ministerio y ayuden a otros en el camino de la adoración verdadera. Las “otras ovejas” están viniendo a la organización como bandadas de palomas. ¿Quién les va a ayudar? Hay una sola respuesta: Nosotros, bajo la dirección del Rey. Una gran obra ha de hacerse y ha sido confiada a nosotros. Mostremos que somos administradores dignos de ese depósito. Nuestras acciones hablarán, dando a saber lo que estamos haciendo. “Avalúenos el hombre como subordinados de Cristo y administradores de secretos sagrados de Dios . . . lo que se espera de los administradores es que el hombre sea hallado fiel.”—Luc. 19:13, 25, 26; 1 Cor. 4:1, 2; Col. 1:24-29, NM.
22. ¿De qué manera podemos demostrar mejor el aprecio que le tenemos al depósito que Jehová nos ha confiado?
22 No merecemos lo que Jehová nos ha dado. Hay mucho por lo cual darle las gracias humildemente. “Él nos salvó . . . no por causa de nuestras obras, sino por causa de su propio propósito e inmerecida bondad. Esta se nos dió en conexión con Cristo Jesús antes de los tiempos antiguos.” Tal como lo estamos ahora, estemos siempre agradecidos de la bondad inmerecida que se nos ha manifestado y del hermoso depósito encomendado a manos nuestras. Mostremos aprecio por la confianza que Jehová ha manifestado que tiene en nosotros y el honor que nos ha dado al considerarnos dignos y asignarnos al ministerio. Este es el tiempo no para simplemente complacernos a nosotros mismos, sino para mantenernos activos en el ministerio. No por fuerza, sino voluntariamente, debido a amor y consideración, acepten las responsabilidades con anhelo y echen a un lado toda cosa que no sirva para edificarse unos a otros. “Todas las cosas son lícitas; pero no todas las cosas edifican. Siga buscando cada uno, no su propia ventaja, sino la de la otra persona.”—2 Tim. 1:9; 1 Ped. 5:2, 3; 1 Cor. 10:23, 24, NM.