¿Deja usted resplandecer su luz?
1, 2. ¿Por qué es apropiado comparar la actividad de un ministro ordenado con una ciudad situada sobre un monte y con una lámpara que está encendida?
EL MINISTRO ordenado de Dios lleva una responsabilidad pesada. Principia donde Jesús se detuvo. Fue el Maestro quien dijo a sus seguidores fieles: “Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad no se puede ocultar cuando está situada sobre un monte. La gente enciende una lámpara y la coloca, no debajo de la canasta de medir, sino sobre el candelero, y brilla sobre todos los que están en la casa. Igualmente resplandezca su luz delante de la humanidad, para que vean sus obras rectas y den gloria a su Padre que está en los cielos.” (Mat. 5:14-16) Esta luz de la verdad resplandece en el mundo día y noche a causa de lo activo que son los cristianos verdaderos. Cuando los ministros ordenados predican de casa en casa, resplandece la luz. Pero ésa no es la única ocasión en que dejan resplandecer su luz. Tiene que resplandecer durante su comer, durante su beber, durante su conversación general, durante su trabajo así como cuando están en la congregación del pueblo de Dios. En ninguna ocasión puede el cristiano ocultar o apagar su luz. “Ustedes son la luz del mundo. . . . Resplandezca su luz delante de la humanidad.”
2 El ministro ordenado de Dios mira hacia el futuro. Por eso, entonces, si ‘ama la vida y quiere ver buenos días, . . . busque la paz y vaya en pos de ella.’ (1 Ped. 3:10, 11) Al ir en pos de la paz no tiene tiempo para hacer maldades y así dejar de estar en armonía con la Palabra de Dios. Si lo hace, se dará a ver. Como ministro durante las veinticuatro horas del día tiene que demostrar que está viviendo una vida cristiana. Se le observa exactamente como se observa una ciudad situada en un cerro; no es posible ocultarla. Está allí para ser vista por muchos kilómetros a la redonda. No se puede ocultar esa ciudad así como no se puede ocultar la luz del cristiano verdadero. La luz del ministro ordenado resplandece continuamente. Siempre fulgura, a menos que el ministro deliberadamente oculte la luz por el modo en que come, bebe, habla, trabaja o predica las buenas nuevas del reino de Dios. Pero ¡jamás suceda eso! Que gente de toda clase vea sus obras rectas, porque cuando vea la gente las obras rectas de usted hombres de toda clase darán gloria a su Padre que está en los cielos.
3. Además de la obra correcta del cristiano de predicar, ¿qué más debe poder observar la gente favorablemente?
3 El predicar de casa en casa las noticias de que el reino de Dios se ha acercado es vital, muy importante; y estas buenas nuevas ayudan a la gente a ver más claramente las grandes bendiciones que Dios tiene preparadas para los creyentes. Pero que la gente también observe las obras rectas del cristiano, el modo en que vive, cómo se comporta en el trabajo y en el esparcimiento, el modo en que sus hijos se comportan, el modo en que tiene asociación con las personas en la congregación, junto con su capacidad para enseñar. Sí, todo esto da a saber si él deja resplandecer su luz.
4, 5. (a) ¿Hay tal cosa como un cristiano de tiempo parcial, y por qué? (b) ¿Pueden todos los cristianos dedicar la misma cantidad de tiempo a predicar las buenas nuevas? (c) Por eso, ¿a qué conclusión llegamos en el asunto?
4 El individuo que se ha dedicado al servicio de Jehová y se ha bautizado en agua no puede decir que es un cristiano de tiempo parcial. Tiene que ser cristiano de tiempo cabal. Quizás no pueda emplear todas sus horas despiertas en predicar de casa en casa y conducir estudios bíblicos como lo hacen los precursores y misioneros. Pero eso no afecta el que sea o no cristiano. Los mandamientos de Dios son los mismos para todos los cristianos. Se hace referencia a muchos cristianos entre los testigos de Jehová como precursores y misioneros, predicadores de tiempo cabal. Estos individuos han podido arreglar sus asuntos de tal modo que pueden emplear todo su tiempo en enseñar y ministrar a otras personas yendo de casa en casa y conduciendo estudios bíblicos en los hogares de los creyentes. Fácilmente se ve que no todas las personas que han dedicado su vida a Jehová Dios y se han bautizado pueden dedicar todo su tiempo a la obra de predicar, pero ciertamente tienen que dedicar todo su tiempo al vivir cristiano. Tienen que demostrar que son ministros ordenados delante de Dios tan seguramente como aquel que evangeliza durante todas las horas en que está despierto. Todos los cristianos tienen que ser portadores de luz de tiempo cabal como lo fue Jesús, porque están andando en sus pisadas.
5 ¿Qué, pues, tenemos que concluir? Esto: El cristiano, sea precursor, misionero, o una persona a quien se llama publicador de congregación, tiene que ser ministro ordenado delante de Dios de tiempo cabal. Según las Escrituras, en los escritos de Pablo así como en los de Pedro y en las propias palabras de Jesús, el que vive una vida cristiana tiene que ‘seguir, pues, buscando primero el reino y su justicia.’ Además, Jesús dijo: “Si observan mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he observado los mandamientos del Padre y permanezco en su amor.” (Juan 15:10) No hay excepciones; todos los cristianos tienen los mismos mandamientos, el mismo Redentor, el mismo Dios.
LAS OBRAS SE HACEN MANIFIESTAS
6, 7. ¿Cómo pudiéramos explicar 1 Timoteo 5:24, 25 en relación con las obras malas de la gente?
6 Lo que realmente es una persona se manifestará con el tiempo. Pablo señaló lo siguiente a Timoteo: “Los pecados de algunos hombres son públicamente manifiestos, y llevan a juicio inmediatamente, pero en cuanto a otros hombres sus pecados también se ponen de manifiesto más tarde. De la misma manera también las obras rectas son públicamente manifiestas y las que son de otra clase no pueden mantenerse ocultas.” (1 Tim. 5:24, 25) Un ejemplo sencillo nos ayudará a discernir lo que Pablo expone. Había un ladrón en cierta ciudad que había estado robando casas durante dos años y otro hombre que por primera vez trató de robar una casa. En su primer esfuerzo de esta clase el novicio fue atrapado saliendo de la casa con los efectos robados. Fue entregado a la policía. Se celebró el juicio. Los testigos dieron su testimonio y se probó que él era un ladrón. El fallo: seis meses de cárcel. Los pecados de este hombre fueron ‘públicamente manifiestos, y llevaron a juicio inmediatamente.’
7 Pero, ¿qué hay del primer ladrón, que había estado robando durante dos años? Decide robar otra vez. Sin embargo, esta vez es aprehendido. La policía lo arresta. Lo llevan ante el tribunal, y en la evidencia que se presenta ¡no sólo se prueba que robó en la última casa en que entró ilegalmente, sino que había robado en muchas otras casas durante los dos años pasados! Aunque este ladrón haya tenido una buena reputación en la comunidad hasta este tiempo, ahora sus “pecados también se ponen de manifiesto,” pero sólo más tarde, después de dos años. Uno no puede ocultar para siempre su verdadero modo de vivir. Si es ladrón, con el tiempo se hará manifiesto.
8. ¿Cómo pudieran llegar a ser inmediatamente manifiestas las obras de una persona justa?
8 Pablo razona que así como los pecados de algunas personas son manifiestos inmediatamente y los pecados de otros hombres se hacen manifiestos más tarde, lo mismo es cierto tocante a las obras rectas de algunas personas. Quizás otra ilustración demuestre claramente esta verdad. Una mujer celosa en predicar las buenas nuevas de casa en casa tiene excelente éxito en interesar a la gente en la Palabra de Dios, con el resultado de que consigue muchos estudios bíblicos de casa. Mediante sus obras rectas, en sólo un corto período de tiempo varias personas vienen al Salón del Reino de los testigos de Jehová, estudian con la congregación, comienzan a predicar las buenas nuevas ellas mismas, dedican su vida al servicio de Jehová y se bautizan. Las obras rectas de esta mujer se hacen públicamente manifiestas inmediatamente a todos los de la congregación.
9, 10. ¿Por qué pudieran estar ocultas por largo tiempo las obras rectas de otra persona?
9 Por otra parte, hay otra mujer en la misma congregación igual de celosa en salir a la obra de testificar, pero por alguna razón la gente que ella encuentra y con quien tiene estudios no viene al Salón del Reino tan rápidamente. Ella ha estudiado con estas personas por más de un año, sin resultado todavía.
10 Sucede que el esposo de esta segunda mujer no está interesado en la Biblia y su mensaje y durante dos años se ha opuesto muchísimo a que ella emprenda el trabajo del ministerio. Cuando se casaron hace diez años eran personas muy mundanas, yendo a fiestas, clubs nocturnos y emborrachándose. Era una vida desenfrenada pero una vida más bien infeliz, con muchas disputas de familia durante los períodos que seguían a las borracheras y en otras ocasiones. Debido a sus hijos más tarde tuvieron que quedarse en casa más tiempo, pero faltaba la verdadera felicidad. No había paz en la casa. Sin embargo, hace poco más de dos años esta mujer principió a estudiar la Biblia con una testigo de Jehová. No pasó mucho tiempo antes que ella apreciara lo que Pablo escribió a los tesalonicenses: “También damos gracias sin cesar a Dios, porque cuando ustedes recibieron la palabra de Dios . . . la aceptaron, no como la palabra de hombres, sino, exactamente como verdaderamente es, como la palabra de Dios.” (1 Tes. 2:13) Ella quería la salvación, porque ahora había aprendido que podía gozar de una vida mejor. Se dedicó al servicio de Jehová. Se bautizó en agua y demostró que era una ministra ordenada, rehaciendo su mente y viviendo una buena vida cristiana junto con su obra de predicar. Dejó resplandecer su luz. Concurrió a todas las reuniones en el Salón del Reino y trajo sus hijos con ella además de estudiar con ellos en casa. Pero su esposo jamás vino al Salón del Reino con ella. Sus cotestigos de la congregación no sabían mucho acerca del esposo de ella o de su vida doméstica, porque el esposo no dejaba que ningún testigo de Jehová entrara en su casa.
11. Durante el tiempo que las obras rectas de la persona están ocultas, ¿qué consejo de Pedro se está siguiendo?
11 Esta mujer, ahora una ministra ordenada, tenía que demostrar obras rectas en su casa así como afuera, siempre siguiendo los mandamientos de Dios. Acudió a Pedro para obtener consejo, el cual escribió bajo inspiración del espíritu santo: “De la misma manera, ustedes esposas, sométanse a sus propios esposos, para que, si algunos no son obedientes a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, por haber sido testigos oculares de su conducta casta junto con profundo respeto. Y que no sea su adorno el de trenzados externos del pelo ni el de ponerse ornamentos de oro ni el usar prendas de vestir exteriores, sino que lo sea la persona secreta del corazón en la indumentaria incorruptible del espíritu sereno y apacible, que es de gran valor a los ojos de Dios. Porque así, también, anteriormente las mujeres santas que esperaban en Dios solían adornarse, sometiéndose a sus propios esposos, como Sara solía obedecer a Abrahán, llamándolo ‘señor’. Y ustedes han llegado a ser hijas de ella, siempre que sigan haciendo el bien y no temiendo ninguna causa de terror.”—1 Ped. 3:1-6.
12-14. ¿Después que la gente observa qué obras rectas llegan a ser manifiestas a todos tales obras?
12 A esta mujer dedicada, una buena ama de casa, una madre amorosa, no se le permitía hablar la verdad a su esposo. Él prohibía esto. Sin embargo, el gran cambio que él vio en ella por medio de sus obras rectas habló más fuertemente que las palabras. Ya no se emborrachaba ella. Su disposición cambió. Su casa estaba limpia y siempre en orden; sus comidas eran mejores y se servían a tiempo. Los niños se portaban bien y se les enseñaba a amar y respetar a su padre. Las condiciones en la casa eran mucho mejores de lo que eran antes. Pero ¿por qué?
13 Bueno, después de dos años de vivir como cristiana y al mismo tiempo aguantando algo de trato duro, un día al llegar ella a casa del servicio del campo su esposo le dijo: “¡Qué gran cambio ha habido en ti! ¿A qué se debe?” Naturalmente, la única respuesta fue: “Trato de vivir en conformidad con la Palabra de Dios, buscando la paz y yendo en pos de ella.” Él respondió: “Si la palabra de Dios te hizo hacer tantas obras rectas, quizás si yo dejo que la Palabra de Dios obre en mí, yo, también, pueda hacerme un creyente.” ¡Lo hizo!
14 De modo que en la vida de esta mujer vemos sus obras rectas ‘manifiestas más tarde.’ Sí, la Palabra de Dios es veraz: “De la misma manera también las obras rectas son públicamente manifiestas y las que son de otra clase no pueden mantenerse ocultas.”—1 Tim. 5:24, 25.
15. ¿Qué consuelo, entonces, hay para todos nosotros, y por eso qué queremos demostrar que somos?
15 Aunque las obras rectas de algunas personas producen buenos resultados rápidamente, en el caso de otras personas las obras rectas se hacen manifiestas con el tiempo, aun después de muchos años. Jamás se desanime porque parezca que no hay resultados de sus obras rectas. Siga siendo cristiano. La salvación vendrá a algunos a causa de que usted deje resplandecer su luz aunque se observe en cosas pequeñas: en el comer, beber, en la conversación, en el trabajo o en hacer cualquier otra cosa. Asegúrese de que, cualquier cosa que usted haga, lo haga para gloria de Dios. ¡Uno no debe estar buscando el propio provecho de uno, sino el de los muchos a fin de que se salven! Recuerde, esta mujer cristiana no buscaba su propio provecho, sino el de su esposo, para que él, también, se salvara y participara de los gozos de vivir en el nuevo mundo de Dios. Sea cristiano todo el día, demuestre que usted es ministro ordenado de tiempo cabal delante de Dios.
16. ¿Se efectúan las obras rectas del ministro ordenado sólo para que las vean los hombres? Si no, ¿por qué no?
16 El ministro ordenado al ir de casa en casa o al hacer obras rectas para su patrón o en la casa para con su esposa e hijos, y al comportarse apropiadamente en la congregación no está tratando de fachendear. La Palabra de Dios tiene que estar guiándolo, y, a causa de seguir él la Palabra, la vida llega a ser agradable y pacífica. “Porque los ojos de Jehová están sobre los justos y sus oídos atentos a su súplica.” (1 Ped. 3:12) Se nos amonesta: “Cuídense mucho de no practicar su justicia delante de los hombres a fin de ser observados; de otro modo no tendrán recompensa con su Padre que está en los cielos.” (Mat. 6:1) “Hagan todas las cosas para gloria de Dios.” ¡No sea hipócrita!
17. (a) ¿Cómo se nos amonesta en cuanto a hacer obras rectas? (b) ¿Qué palabras adecuadas de Jesús tenemos sobre el comportamiento correcto e incorrecto?
17 No haga las cosas que usted hace para ser visto por los hombres, sino, cualquier cosa que haga, hágala como para Jehová Dios y que él le dé a usted la recompensa. No parezca ser un ministro de Dios del mismo modo que lo hacen los clérigos del mundo hoy día, los cuales fingen una apariencia de santidad delante de sus congregaciones. Que no lo clasifique o describa Jesús como hizo con los escribas y fariseos de su día. Jesús dijo de ellos: “Todas las obras que ellos hacen las hacen para ser contemplados por los hombres . . . Les gusta el lugar más prominente en las cenas y los asientos del frente en las sinagogas, y los saludos en las plazas de mercado y ser llamados ‘Rabí’ por los hombres. . . . Quienquiera que se ensalce será humillado, y quienquiera que se humille será ensalzado. ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas! por cuanto cierran el reino de los cielos delante de la humanidad; porque ustedes mismos no entran, ni permiten ustedes que entren aquellos que van entrando. ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas! porque atraviesan mar y tierra seca para hacer un solo prosélito, y cuando él llega a ser uno lo hacen dos veces más súbdito para el Gehena que ustedes mismos.” (Mat. 23:5-15) El verdadero ministro ordenado dirige la atención de la gente a Dios, no a sí mismo. Si uno presta constante atención a la Palabra de Dios y la predica no sólo se salvará a sí mismo sino a los que le escuchan.—1 Tim. 4:16.
GOBERNADOS POR LA PALABRA DE DIOS
18. ¿Cuánto leen de Mateo 6:33 algunas personas?
18 La entera vida del cristiano tiene que ser gobernada por la Palabra de Dios. Tiene que creer lo que dice y deleitarse en hacer los mandamientos de Jehová. Tiene que apreciar la justicia de Dios y querer vivir en conformidad con lo que está escrito en la Biblia. Fue Jesús quien dijo: “Sigan, pues, buscando primero el reino y su justicia, y todas estas otras cosas les serán añadidas.” (Mat. 6:33) Algunas personas cuando leen este texto sólo leen “sigan, pues, buscando primero el reino,” porque sólo a ese grado llega su interés. Ansían el Armagedón, la batalla del gran día de Dios el Todopoderoso, el tiempo en que Jehová destruirá toda la iniquidad de la tierra y establecerá su justo nuevo mundo. ¿Por qué lo ansían tanto? Porque quieren vivir en el paraíso, tener vida perfecta, paz y felicidad, alimento y abrigo y todas las cosas buenas que ofrece el nuevo mundo.
19. ¿Qué más hay que considerar en Mateo 6:33?
19 Sin embargo, las personas que sólo buscan el Reino y no la justicia de Jehová ahora deben leer todo el texto. Jesús dijo: “Sigan, pues, buscando primero el reino y su justicia.” Su justicia, también, es algo que ha de seguirse buscando. Ahora es cuando tenemos que conocer los principios de verdad y justicia de Jehová y cómo vivir. Si el cristiano está buscando la justicia de Jehová, entonces querrá saber lo que debe hacer el cristiano. Por ejemplo, la Biblia dice que el hombre soltero o la mujer soltera no debe vivir en fornicación. “Sino tienen gobierno de sí mismos, que se casen, porque es mejor casarse que estar encendido con pasión.” (1 Cor. 7:9) Cuando están casados, ninguno de los cónyuges puede vivir en adulterio, porque eso no es buscar la justicia de Dios. “Ustedes oyeron que se dijo: ‘No cometerás adulterio.’”—Mat. 5:27.
20. ¿Qué clases de consejo hallamos en la Palabra de Dios?
20 En la Palabra de Dios hay excelente amonestación sobre cómo deben vivir las personas solteras y sobre la conducta de los matrimonios, sobre el criar a los hijos, sobre el trabajo que ha de hacerse por la congregación de Dios, y sobre cómo deben comportarse los superintendentes. Se da consejo sobre el amar a nuestro prójimo y el ser hospitalarios con los extranjeros. Consejo se da sobre el modo de vivir moral de uno en cuanto a su lenguaje, su comer, su beber, su trabajo, su honradez, su disposición general. Ciertamente uno no puede ser asesino, ladrón, borracho, idólatra, mentiroso, persona codiciosa, defraudador, injuriador. La entera vida del cristiano está gobernada por principios bíblicos manifestados claramente en la Palabra de Dios. Por eso, entonces, sigamos buscando la justicia de Dios así como el Reino, pero no únicamente el Reino. Si usted hace lo correcto, la promesa es que todas las otras cosas le serán añadidas.
21, 22. ¿Cuáles son los frutos de la vieja personalidad? ¿de la nueva personalidad?
21 Al hacer lo que es correcto el cristiano se pone una nueva personalidad y conforma su vida a la voluntad de Dios con verdadera justicia y bondad amorosa. El apóstol Pablo al escribir a los Efesios lo dijo: “Deben despojarse de la vieja personalidad que se conforma a su manera de proceder anterior y que está corrompiéndose conforme a sus deseos engañosos; pero que deben ser renovados en la fuerza que impulsa su mente, y deben revestirse de la nueva personalidad que fue creada de acuerdo con la voluntad de Dios en verdadera justicia y bondad amorosa.” (Efe. 4:22-24) El cristiano sabe que Satanás, el dios de este mundo, “ha cegado la mente de los incrédulos” y los mantiene en tinieblas. El Diablo quiere que todas las criaturas humanas se comporten en conformidad con los propios deseos engañosos de ellas. “Porque todo en el mundo—el deseo de la carne y el deseo de los ojos y la exhibición ostentosa del medio de vida de uno—no se origina del Padre, sino que se origina del mundo.” (1 Juan 2:16) Así que al Diablo le gustaría mantener a todos ‘conformados a su manera de proceder anterior la cual está corrompiéndose.’
22 Pero cuando uno aprende la verdad puede cambiar su personalidad, despojándose de la vieja personalidad con el repugnante lenguaje que antes usaba. También se despojará de sus hábitos de trabajo holgazanes o faltos de probidad, y de tantos otros hábitos malos que le servirían de estorbo y no dejarían resplandecer su luz. Él sabe que “el rostro dé Jehová está contra los que hacen cosas perjudiciales.” Por eso el cristiano hace un gran cambio a fin de ‘buscar la paz o ir en pos de ella,’ porque él sabe que “los ojos de Jehová están sobre los justos.”—1 Ped. 3:11, 12.
23. (a) ¿Cómo puede uno adquirir la nueva personalidad? (b) Originalmente, ¿qué clase de personalidad poseyó Adán?
23 La Palabra de Dios tiene un efecto poderoso en el individuo que es sincero. Centenares de miles de personas han permitido que la Palabra de Dios los guíe hasta ver la importancia de llegar a ser ministros ordenados delante de Dios, aunque la mayoría de los gobiernos mundanos no los reconoce como tales. Sin embargo siguen dejando resplandecer su luz. Ya no se conforman a la manera de proceder vieja, sino que asumen un punto de vista enteramente nuevo en lo que toca a la vida, sabiendo que la Palabra de Dios obra en todavía otros creyentes y que estos otros creyentes dejan que la Palabra de Dios tenga un efecto en su vida. Pablo sabía que “deben ser renovados en la fuerza que impulsa su mente.” Y ¿cuál es esa fuerza que impulsa la mente? Es el espíritu de Dios, su fuerza activa, que se nos revela por medio de su Palabra. Estudie la Palabra de Dios para revestirse de la nueva personalidad, una personalidad que le quede bien al ministro ordenado de tiempo cabal y que agrade a Dios. Seguramente la personalidad que Dios dio a Adán en la creación original del jardín de Edén era una conforme a la voluntad de Dios; y fue en verdadera justicia y bondad amorosa que él hizo a este hombre. Él fue una criatura perfecta. Fue colocado en una tierra perfecta. Su personalidad debe haber tenido la cualidad del que busca la paz, porque allí en el jardín de Edén estuvo en paz con todos los animales, una condición que el profeta Isaías describe que existirá en la tierra paradisíaca bajo el reino del cielo después de la batalla del Armagedón.
24, 25. ¿Qué es la voluntad de Jehová para los ministros ordenados, y cómo responderán a Su voluntad?
24 Ciertamente hoy la voluntad de Dios es que uno busque la paz con Dios y demuestre mansedumbre y justicia, por cuanto puede ser que sea puesto a cubierto en el día de la ira de Jehová (Sof. 2:3) Los testigos de Jehová en todas partes del mundo quieren demostrar que son ministros dignos de Dios por medio de predicar con constancia las buenas nuevas del reino de Dios. Quieren mostrar aprecio por la ordenación que han recibido de parte de Jehová y demostrar mediante obras rectas que pueden vivir vidas cristianas. Su vocación es su llamada al servicio divino de su Dios. Revistiéndose de esta nueva personalidad, que fue creada en conformidad con la voluntad de Dios en verdadera justicia y bondad amorosa, pueden servir mejor y lograr más. Los testigos de Jehová, los ministros ordenados de Dios, dedicarán su tiempo cabal al modo de vivir cristiano y se comportarán en este viejo mundo de la manera que Jesús se comportó. Ellos recuerdan lo que él dijo: “Si ustedes fueran parte del mundo, el mundo le tendría cariño a lo que es suyo. Ahora bien, porque ustedes no son parte del mundo, sino que yo los he escogido del mundo, por esta causa el mundo los odia.” (Juan 15:19) Pero aunque el mundo los odia, los testigos de Jehová van a mostrar amor a todas las personas que están en el mundo y van a permanecer en paz con ellas. ‘Buscarán la paz e irán en pos de ella. Porque los ojos de Jehová están sobre los justos.’
25 Como ministros ordenados delante de Jehová Dios, los testigos de Jehová llevarán a cabo Su voluntad. “De hecho, ustedes fueron llamados a este curso, porque hasta Cristo sufrió por ustedes, dejándoles un modelo para que siguieran cuidadosamente sus pisadas. Él no cometió pecado, ni engaño se halló en su boca. Cuando él estuvo siendo vilipendiado, él no recurrió a vilipendiar a su vez. Cuando él estuvo sufriendo, él no recurrió a amenazar, sino que siguió encomendándose al que juzga justamente.” (1 Ped. 2:21-23) A él también se encomiendan sus ministros ordenados al hacer siempre lo correcto.