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Paladee el sabor chino¡Despertad! 1970 | 8 de agosto
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Entre las legumbres que he preparado hay 4 pimientos cortados en cuatro partes y a los cuales les he quitado las semillas, una cebolla de tamaño medio en cuatro partes, una zanahoria de tamaño medio cortada en rajitas y hervidas de 7 a 8 minutos, un vástago de bambú cortado en rajitas, 3 rebanadas de piña, cada una dividida en cuatro partes. Ahora todo está listo para el cocimiento final, que solo requiere unos cuantos minutos.
Cocinarlo al estilo chino
La cazuela china mide aproximadamente 35 centímetros de diámetro, 13 centímetros de profundidad y está hecha de hierro en lámina más o menos delgado. En el fondo redondeado se concentra el calor y no hay rincones que impidan quitar alimento o grasa acumulados.
La Sra. Chen calienta aproximadamente 6 cucharadas de aceite en la cazuela, sobre una llama muy fuerte. El aceite tiene que estar muy caliente, al grado de comenzar a despedir humo. ¡Ah, allí está el humo! Adentro van a dar las legumbres preparadas. ¡Cómo crujen y sisean al tocar la cazuela caliente! El cocinar así con temperatura alta conserva el color, el sabor y la textura originales del alimento.
Si se empiezan a quemar las legumbres, aconseja la Sra. Chen, no baje la llama. Simplemente agrégueles un poco más de aceite y agítelas más aprisa. El color es la guía para saber cuándo están bien cocidas. Cuando las legumbres verdes están crespas y están en su color verde más brillante y antes de que empiecen a deteriorarse a un color amarillo verde, están listas. ¡Qué mal sabor tienen para el gastrónomo chino las legumbres cocidas en demasía! Pero, por supuesto, tampoco deben parecer crudas.
La Sra. Chen cuidadosamente juzga el momento correcto —los segundos cuentan— y agrega la mezcla de la salsa agridulce. Esto pronto hierve y ella vierte dentro una mezcla de 1 1⁄2 cucharadas de almidón de maíz y 2⁄3 de una taza de agua. La Sra. Chen agita esto constantemente. Al espesarse un poco el líquido, mezcla bien la carne de cerdo frita. ¡Ya está!
La familia, no experta con los palillos, luchando un poco pero llena de entusiasmo, paladea junto con gran cantidad de arroz blanco esponjoso la carne de cerdo agridulce que le hace la boca agua. Aclaman también como digno de reyes el platillo de legumbres de col y hongos fritos. La sopa viene a lo último, ya que es costumbre china y complementa deleitablemente los otros platillos. Al consumir finalmente las rebanadas de sandía estamos más que listos para elogiar a la Sra. Chen y agradecerle el que hayamos paladeado el sabor chino.
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“Las obras excelentes son públicamente manifiestas”¡Despertad! 1970 | 8 de agosto
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“Las obras excelentes son públicamente manifiestas”
◆ El apóstol Pablo escribió que “las obras excelentes son públicamente manifiestas.” (1 Tim. 5:25) Una testigo de Jehová de California experimentó la veracidad de estas palabras cuando comenzó a estudiar la Biblia con una señora. Al principio la señora cumplía con regularidad con las citas convenidas. Más tarde, la señora empezó a pasar por alto algunos de sus estudios y a veces no estaba en casa cuando la Testigo venía. Sin embargo, la Testigo paciente y fielmente perseveró, hallándola en casa una vez y muchas otras veces no. Esto continuó por meses. ¡En un mes la Testigo no la encontró en casa ni una sola vez! En su última visita la Testigo comenzaba a escribirle a la mujer una notita para dejarla en su puerta. Una vecina llamó a la Testigo y la Testigo fue a verla. La vecina le dijo a la Testigo: “He observado que usted viene semana tras semana a esa casa y he notado que ella rara vez está cuando usted viene. Yo quiero que usted principie a visitarme a mí. ¡Me gustaría estudiar la Biblia!”
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