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¿Tiene valor para usted el poder estar a solas?La Atalaya 1978 | 15 de julio
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Moisés. “Día y noche tienes que leer en él en tono bajo.” (Jos. 1:8) Josué tenía que dedicar tiempo a estudiar en privado y con oración. Como lo ponen varias traducciones, “tenlo presente día y noche,” “medítalo día y noche.”
El salmista Asaf adoptó esta resolución: “Con mi corazón de veras mostraré preocupación, y mi espíritu investigará cuidadosamente.” “En mi interior medito,” “en mi corazón musito por la noche,” “mi espíritu indaga,” “reflexiono e inquiero en mi espíritu,” “mi espíritu inquiría.”—Sal. 77:6, según diferentes traducciones.
“Reflexiona sobre estas cosas; hállate intensamente ocupado en ellas,” recalcó el apóstol Pablo al aconsejar al joven Timoteo. (1 Tim. 4:15) En otra ocasión escribió: “Penetra lo que quiero decirte.”—2 Tim. 2:7, Sagrada Biblia, Editorial Regina.
Para hacer estas cosas necesarias, nosotros, como Jesús, nos beneficiaremos si en nuestra vida nos damos tiempo a solas hasta un grado razonable; para pensar y estudiar y meditar con oración.
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1978 | 15 de julio
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Preguntas de los lectores
● ¿Presenta la Biblia definiciones específicas en cuanto a lo que es moral o inmoral respecto a las relaciones sexuales entre marido y mujer? ¿Es la responsabilidad de los ancianos de la congregación el esforzarse por ejercer control entre los miembros de la congregación en estos asuntos maritales íntimos?
Hay que reconocer que la Biblia no da reglas ni limitaciones específicas respecto a la manera en que el esposo y la esposa han de participar en las relaciones sexuales. Hay descripciones breves de expresiones apropiadas de amor, como en Proverbios 5:15-20 y varios versículos en el Cantar de los Cantares de Salomón. (Cant. de Cant. 1:13; 2:6; 7:6-8) Estos textos, y textos como Job 31:9, 10, por lo menos suministran una indicación de lo que se acostumbraba o era normal en lo relativo al jugueteo amoroso y las relaciones sexuales y coinciden con lo que por lo general se considera acostumbrado y normal hoy día.
El más vigoroso consejo en las Escrituras es que debemos tener amor completo a Dios y amor a nuestro prójimo como a nosotros mismos; el esposo debe amar a su esposa como ama su propio cuerpo y tratarla con afecto y asignarle honra. (Mat. 22:37-40; Efe. 5:25-31; 1 Ped. 3:7) Como declara el apóstol, el amor “no se porta indecentemente, no busca sus propios intereses, no se siente provocado.” (1 Cor. 13:4, 5) Esto ciertamente impediría el obligar al cónyuge de uno en matrimonio a someterse a prácticas raras que ese cónyuge considere de mal gusto o hasta repugnantes y pervertidas.
Las Escrituras no van más allá de estas pautas fundamentales y, por lo tanto, nosotros no podemos ir más allá de aconsejar en armonía con lo que la Biblia sí dice. En el pasado en esta revista han aparecido algunos comentarios con relación a ciertas prácticas sexuales raras dentro del matrimonio, tales como el coito oral, y estas prácticas fueron igualadas con inmoralidad sexual crasa. Con esto como fundamento, se llegó a la conclusión de que los que participaban en tales prácticas sexuales podían ser expulsados si no mostraban arrepentimiento. Se tomó el punto de vista de que estaba dentro de la autoridad de los ancianos de la congregación el investigar y actuar en capacidad judicial con relación a tales prácticas en la relación conyugal.
Sin embargo, al continuar examinando cuidadosamente este asunto hemos llegado a la convicción de que, en vista de la ausencia de una clara instrucción bíblica, éstos son asuntos por los cuales la pareja casada misma tiene que llevar la responsabilidad delante de Dios y que estas intimidades maritales no llegan a estar dentro de la esfera de acción de los ancianos de la congregación de modo que éstos deban intentar controlarlas o expulsar con tales asuntos como la única base.a Por supuesto,
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