¿Qué hace usted con su tiempo?
“Hay un tiempo determinado para todo asunto bajo el cielo.”—Ecl. 3:1.
1. ¿Por qué escribió Pablo que el ‘tiempo señalado era corto’?
JEHOVA inspiró al apóstol Pablo a amonestar una congregación cristiana hace diecinueve siglos: “El tiempo señalado se ha hecho muy corto.” (1 Cor. 7:29, Una Tradu. Amer. [en inglés]) Este anuncio grave de los labios de una de las autoridades principales del mundo en lo que toca al cristianismo debe considerarse seriamente por los hombres que viven en este siglo veinte. “Pero ¿por qué,” podrá usted preguntar, “debernos interesarnos particularmente ahora? ¿Qué tiempo, pues, se ha acortado tanto que posiblemente podrá afectar a esta generación?” Pablo miraba adelante con confianza hacia el fin del sistema presente de las cosas con su confusión, corrupción y violencia; y su confianza se basaba sobre la Santa Escritura y las palabras de su Señor, Cristo Jesús. ¿No les había dicho Jesús a sus discípulos que él vendría y que este viejo mundo tendría su fin? Sí; de modo que ellos lo creyeron y pidieron de él información adicional. En contestación a su pregunta, “¿Qué señal habrá de tu venida, y del fin del mundo?” Jesús enumeró eventos que acontecerían para marcar su venida como Rey entronizado y el principio del fin de este viejo sistema del mundo. Pablo estaba esperando el fin y las señales que lo acompañarían cuando dió la amonestación citada más arriba. El transcurso de los muchos años intermedios no ha resultado en diferir el “tiempo señalado”. Si el tiempo era corto en el día de Pablo, debe ser mucho más corto ahora.
2, 3. ¿Por qué ha de ser más corto el tiempo ahora que en los días de Pablo?
2 Pero para traer el asunto más cerca a nosotros: ¿Sabe usted que las mismas señales que Jesús predijo y que los apóstoles esperaban han tenido su cumplimiento en esta generación presente? Mire Ud. mismo en Mateo capítulo 24, Lucas capítulo 21, y Marcos capítulo 13, para ver lo que dijo Jesús serían las señales: nación levantándose contra nación en guerra total, hambres, pestilencia y terremotos, con más ayes todavía por venir. Luego recuerde las cosas que han estado aconteciendo sobre la tierra, diremos durante los últimos 36 años. ¿No nota usted un paralelo sorprendente, que estos mismos eventos ya han acontecido precisamente en esta generación?
3 El hecho de que esta serie de eventos, junto con otros que también fueron predichos por Jesús, haya estado aconteciendo particularmente desde 1914 quizá no le parezca a usted como significante hasta que se le llame a la atención que el año de 1914, de acuerdo con la cronología de la Biblia, marca el fin de los tiempos de los gentiles, o sea el período de 2,520 años que se predijo sería el intermedio entre el tiempo cuando Dios rechazó a la nación infiel de Israel en 607 a. de J.C. y el tiempo de la restauración del dominio teocrático por medio de instalar a Cristo Jesús como el Rey celestial. Las señales sirven como postes miliares, notificando a los hombres y a las naciones dónde se encuentran en la corriente del tiempo. Entre tanto que Pablo podía mirar sólo con los ojos de la fe al esperar el fin del mundo y la iniquidad que lo acompañaría, ¡nosotros tenemos ante nuestros mismos ojos esta serie de acontecimientos cuya magnitud hace estremecer al mundo, acontecimientos que testifican que estamos viviendo en los últimos días!
4. Dado que han pasado 1,900 años desde que Pablo escribió que el tiempo era corto, ¿por qué es corto ahora?
4 Pero podría argüirse que Pablo pensaba que el tiempo era corto allá en su día; de manera que aunque nosotros vemos claramente las señales que Jesús predijo marcarían el principio del tiempo del fin, ¿por qué no estamos justificados en concluir que todavía queda bastante tiempo? Quizá varias generaciones todavía puedan venir e irse antes que se exprese la ira de Dios contra la iniquidad y acontezca su fin final. Dicha conclusión debe despedirse de la mente con prontitud, porque Jesús también dijo, hablando de las señales: “No pasará esta generación, hasta que todo esto sea hecho.” (Mat. 24:34) La generación en que vive usted es la que está bajo consideración.
5. ¿Por qué llamamos a la atención aquí la brevedad del tiempo?
5 Estos hechos no se le llaman a la atención aquí con el fin de paralizar sus movimientos y hacer que ceda a la inactividad temerosa, sin o más bien para despertarle al significado de los tiempos, al privilegio raro que puede ser de usted y a la manera más provechosa de emplear el tiempo que todavía queda. De todos los tiempos en que uno pudo haber vivido, ciertamente que éste es el más bendito, a pesar de las desgracias que ahora afligen a la humanidad. Estamos viviendo en la culminación de las edades, cuando un mundo corrupto está en su agonía y un nuevo mundo brillante, cuyo poder va en aumento, está forzando a la iniquidad a un rincón para allí aplastarla y librar al mundo de ella para siempre jamás. ‘El día grande de Jehová se apresura mucho,’ amonestó el profeta Sofonías. (1:14) Mientras que se va acercando rápidamente es menester no hallarnos entre los escarnecedores que difieren el fin a un tiempo del futuro muy remoto, diciendo, “¡Quizás suceda algún día, pero no en nuestro día!” Un grupo tal como éste ha vivido sobre la tierra en lo pasado.
6, 7. ¿Qué ejemplo sirve para amonestarnos contra el hacer escarnio ahora?
6 Si se siente con deseos de hacer escarnio de la evidencia que señala cuán corto es el tiempo restante le sería provechoso dedicar unos cuantos momentos del número indeterminado que todavía queda, para considerar un evento que aconteció 1,656 años después que el hombre fué colocado sobre la tierra. El hombre justo Noé acababa de completar la construcción de un buque gigantesco. Durante el tiempo de su construcción él también había estado entregando un mensaje a la raza de hombres corruptos e inicuos que le habían dado la espalda a los justos requisitos del Creador, Jehová Dios, y que habían seguido voluntariamente la guía del adversario, Satanás el Diablo. No tenían tiempo para este “pregonero de justicia”. En vez de hacer caso a la amonestación que les dió de lo próximo que estaba la destrucción, ellos se ocuparon con sus propios placeres egoístas. ¡Luego, de una manera súbita y alarmante, estallaron las aguas del diluvio! El temor llenó sus corazones y entonces, horrorizados, se dieron cuenta de que no habían empleado su tiempo de una manera provechosa cuando vituperaban y hacían escarnio de Noé y de su familia. Mientras que la vida de aquellos inicuos se extinguía, Noé y los siete que habían empleado su tiempo de una manera provechosa como Dios les había mandado se hallaban situados cómodamente dentro de la protección del arca. Antes de hacer escarnio es bueno saber que el apóstol Pedro describió un fin parecido para los que viven hoy día y que ignoran voluntariamente las señales que prueban lo cerca que está el fin de este mundo.
7 Dijo Pedro en cuanto a esto: “Y ante todo debéis saber cómo en los postreros días vendrán, con sus burlas, escarnecedores, que viven según sus propias concupiscencias, y dicen: ‘¿Dónde está la promesa de su venida? Porque desde que murieron los padres, todo permanece igual desde el principio de la creación.’ Es que voluntariamente quieren ignorar que en otro tiempo hubo cielos y hubo tierra, salida del agua y en el agua asentada por la palabra de Dios; por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en el agua, mientras que los cielos y la tierra actuales están reservados por la misma palabra para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los impíos.” (2 Ped. 3:3-7, Nácar-Colunga) Este testimonio se corroboró plenamente por Jesús mismo cuando dijo: “Porque, como en los días de Noé, así será a la aparición del Hijo del hombre. En los días que precedieron al diluvio comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca; y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y los arrebató a todos; así será a la venida del Hijo del hombre.”—Mat. 24:37-39, Nácar-Colunga.
8. ¿Por qué no nos debemos dejar engañar por la apariencia estable del mundo?
8 Si, juzgando por las apariencias exteriores, le parece a usted que no existe señal de que el viejo mundo está al borde de un desastre, sino que sus instituciones están fuertes y estables, acuérdese de este acontecimiento significante. Cuando la nación de Israel estaba huyendo del Faraón opresivo, los ejércitos de éste nunca habían estado en mejores condiciones. Sus huestes habían llegado al colmo de su poder militar y de su gloria; los israelitas que huían ante ellos se hallaban entrampados y sin duda serían una presa fácil. Según las apariencias exteriores todavía le quedaba a ese ejército muchos años de actividad. Pero el tiempo de ese ejército no se empleó de una manera provechosa cuando se lanzó entre las paredes encumbradas que se habían formado por las aguas del mar que Jehová había separado para dar pasada a su nación escogida. En el espacio de unos momentos ese poderoso ejército fué convertido en un montón de escombro y cuerpos silenciosos.—Éxodo, capítulos 14, 15.
ENFRENTÁNDOSE A LA PREGUNTA
9. Considerada la evidencia, ¿qué pregunta surge?
9 Esta evidencia de que el poder presente de las naciones no podrá impedir el día de la destrucción, junto con la prueba bíblica de que el tiempo que queda es corto, hará surgir en la mente de personas reflexivas la pregunta, ¿Qué haremos durante el tiempo que queda para poder emplearlo de la manera más provechosa? O, según lo expresó Pedro: “Siendo así pues que estas cosas todas han de ser de esta manera disueltas, ¡qué manera de personas debéis ser vosotros, en toda forma de santo comportamiento y piedad!” (2 Ped. 3:11) También resalta el contraste entre lo que el futuro tiene para los que emplean su tiempo sabiamente y para los que no lo hacen. Una persona sabia, una vez aceptando la prueba bíblica tan clara acerca del tiempo en que vivimos, se informa en cuanto a lo que debe hacer y cuándo debe hacerlo. Haciendo esto, no tiene razón para temer la expresión del juicio de Dios sobre él. “El corazón del sabio tiene en cuenta el tiempo y el juicio.”—Ecl. 8:5.
10, 11. ¿De qué valor o daño nos es conseguir riquezas materiales en la actualidad?
10 Manifiestamente, si el viejo mundo pronto irá a la destrucción, la persona sabia reconoce que no puede emplear su tiempo como lo hace el mundo. Actuando de acuerdo con el principio de que “ganancia es piedad” (1 Tim. 6:5), el mundo se lanza ciegamente tras la riqueza y el poder. Su riqueza se emplea para proveer cosas lujosas que apartan la mente aun más lejos de Dios. Pero no gozan de la felicidad y del contentamiento. Antes de ceder a la tentación de buscar riquezas durante el tiempo restante, o aunque sea por una parte de él, escuche el consejo de Pablo a Timoteo sobre este asunto. “Porque los que quieren ser ricos, caen en tentación y lazo, y en muchas codicias locas y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición. Pues el amor al dinero es raíz de toda clase de males; por anhelo del cual algunos se descaminaron de la fe, y se vieron acribillados de muchos dolores.”—1 Tim. 6:9, 10, Ver. Hisp.-Am.
11 El sabio rey Salomón escribió que después de entregarse a la adquisición de jardines, hogares, esclavos, riquezas, provincias y toda suerte de lujo tuvo que concluir que “¡todo era vanidad y correr tras el viento; y no había provecho en nada debajo del sol!” (Ecl. 2:1-11, Una Tradu. Amer. [en inglés]) Aunque un hombre se probara ser tan competente para acumular riquezas que se ganara el mundo entero, no podría decir con verdad que había empleado su tiempo provechosamente. “Pues ¿qué provecho tendrá el hombre, si ganare el mundo entero y perdiere su vida?” (Mat. 16:26, Ver. Hisp.Am.) Salomón observó además, “He visto todo lo que acontece en este mundo; es una tarea inútil, vana.”—Ecl. 1:14, Móffatt (en inglés).
12. ¿Por qué se nos concede el corto tiempo que queda?
12 ¡Es insensatez, entonces, emplear tiempo para acumular riquezas que ‘la polilla y el orín consumen y que los ladrones roban’ y también lo es emplear más tiempo de lo que es absolutamente esencial para proveer artículos de primera necesidad! (Mat. 6:19) El hacer esto sólo resulta en apartar la mente de las cosas más importantes. El tiempo que le queda a este viejo mundo no es para que sigamos nosotros tales ocupaciones. Durante el corto tiempo que queda es la voluntad de Dios que todos los hombres se enteren de él y consigan la vida. Y ¿cómo pueden los hombres enterarse de Dios y de sus requisitos? El apóstol Pablo propone esa misma pregunta y luego suministra la respuesta, en Romanos 10:14: “¿Cómo pues invocarán a aquel en quien no han creído? y ¿cómo creerán en aquel de quien no han oído hablar? y ¿cómo oirán, sin predicador?” Jehová, que ‘tiene un tiempo determinado para todo asunto’ (Ecl. 3:1), ha apartado este tiempo para la predicación del evangelio, y es menester que los hombres sean los predicadores. Para hacer destacar el hecho de que el evangelio se predicaría inmediatamente antes del fin final, Jehová hizo que su Hijo unigénito declarara: “Este evangelio del reino será predicado en toda la tierra habitada, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”—Mat. 24:14.
13. ¿Por qué considerar que la predicación es la manera más provechosa de emplear nuestro tiempo?
13 Es privilegio tan gran de poder participar en esta actividad que las Escrituras indican que hasta los ángeles en el cielo se regocijarían en la oportunidad. (1 Ped. 1:12) Ellos no consideran que es un menosprecio de su dignidad ni una pérdida de tiempo mantener que Jehová es el soberano del universo y dar a conocer que su Rey, Cristo Jesús, ha sido entronizado. Sin embargo, este privilegio se ha reservado para los hombres, pero aunque todo hombre rehusara predicar, todavía se lograría, porque Jesús declaró que si sus seguidores permanecieran callados “las piedras clamarían”. (Luc. 19:40) De modo que Jesús dejó el ejemplo apropiado. Él no se abstuvo de la predicación, sino que dedicó su vida fervientemente a esa sola cosa. Puesto que él nos ‘dejó un ejemplo para que sigamos en sus pisadas’ (1 Ped. 2:21), ¿no es la predicación la manera más provechosa en que podamos emplear nuestro tiempo?
14. ¿Por qué dedicar tiempo para mejorar nuestras habilidades como ministros?
14 Por cierto, no es una responsabilidad pequeña ser un portavoz o embajador del Gobierno del Todopoderoso Dios. La vida de usted y la vida de otros dependen de lo bien que usted predica, lo convincente que es su argumento, y lo constante que son sus esfuerzos. Los hombres de este mundo decadente se asen de la oportunidad de ser embajadores de los gobiernos que están destinados a desvanecerse para siempre. Dedican años de su vida preparándose para hacer su trabajo bien hecho. ¿No parece, entonces, que nosotros en cuyas manos descansa una responsabilidad todavía mayor podemos dedicar provechosamente una parte de nuestro tiempo para mejorar nuestras habilidades como ministros mediante el estudio?
ESTUDIO
15. ¿A quiénes se les amonesta que estudien? ¿Por qué es necesario que éstos estudien?
15 Ciertamente el estudio es cosa provechosa, y ningún cristiano debe dejarse sucumbir a la creencia equivocada de que él puede recibir la aprobación de Dios sin estudiar, o que está demasiado ocupado para emplear tiempo provechosamente en el estudio. La admonición, “Procura con diligencia” o “Estudia para presentarte ante Dios como ministro aprobado,” no se escribió para beneficio de las personas que no han tenido conocimiento anterior de la verdad. Sin un estudio continuo las verdades que una vez se apreciaban como un tesoro pierden su brillo y se esfuman. Para poder predicar con utilidad a otros la fuente de la verdad tiene que mantenerse llena. Refiriéndose al clero, que desperdicia su tiempo en las filosofías y escritos de los hombres en vez de estudiar la Palabra de Dios, la Biblia dice que son “fuentes sin agua”. Nosotros, siendo vasijas rajadas, podríamos llegar a ser igual si no añadiéramos constantemente a las aguas de la verdad. No es de esperarse que una fuente seca pueda saciar la sed de una persona que ande buscando la verdad si por ventura la hallase. El tiempo tanto del oidor como del predicador sería desperdiciado.
16. ¿Por qué debemos de concentrar la atención cuando estudiamos y predicamos?
16 Pablo confirmó la conexión estrecha que hay entre predicar, enseñar y estudiar cuando aconsejó al joven predicador Timoteo: “Aplícate a tu lectura de las Escrituras, a la predicación, a la enseñanza.” (1 Tim. 4:13, Móffatt) Y ¿no contienen esas palabras instrucción adicional para el siervo de Dios que estima el tiempo? “Aplícate a,” dice Pablo. Qué fácil es, cuando uno estudia, permitir que la mente vague a cosas impertinentes, de modo que, aunque el ojo esté escudriñando las líneas y las páginas, el tiempo no se esté empleando provechosamente. La impresión brumosa que se haya adquirido pronto se escapa de la mente, porque en realidad nunca se fijó allí. Para que uno emplee su tiempo provechosamente, tiene que concentrar toda su atención exclusivamente en la obra que esté desempeñando. Cuando estudie, hágalo enérgicamente; cuando predique, tenga la mente llena de pensamientos de cómo podrá lograr el mayor bien posible durante el tiempo que tiene disponible; e igualmente con respecto a cada tarea que le toque hacer al cristiano. ‘Haz con tus fuerzas cuanto hallare que hacer tu mano,’ es lo que aconsejan las Escrituras (Ecl. 9:10); y para hacer obras poderosas uno no puede sentirse satisfecho con ‘herir al aire’. (1 Cor. 9:26) El conocimiento es esencial para predicar provechosamente.
17. ¿Cuál es el modo eficaz para estudiar la Biblia? ¿Por qué?
17 Cuando uno aumenta la eficiencia con que estudia hace que también aumente en valor el tiempo que emplea de esa manera. Aunque el leer la Biblia de cubierta a cubierta sin duda servirá para ensanchar la apreciación que uno tiene de la verdad, se acumula el conocimiento de una manera más rápida empleando el método de estudiar por temas. Por ejemplo, textos que tienen que ver con la resurrección se hallan distribuídos por toda la Biblia. El que tiene interés especial en ese tema sacará más provecho juntando esos textos esparcidos para luego comparar uno con otro y así determinar cuál es el dictamen del Señor con relación a ese tema. Es en este sentido que las publicaciones de la Sociedad Wátchtower son de valor especial, porque éstas presentan un repertorio de textos reunidos que el investigador particular podría juntar únicamente si dedicara muchas horas a un escudriño pesado. La información que se adquiere por el estudio particular, ‘línea sobre línea y precepto sobre precepto’ (Isa. 28:10), suministra una reserva de información de donde se puede escoger cuando uno discute la Biblia con otros.
18. ¿Podemos considerar que nunca nos faltará literatura bíblica? ¿Entonces?
18 En años recientes el Señor ha provisto tan abundantemente para Sus siervos que algunos quizás sean propensos a considerar que el alimento espiritual nunca faltará. El mundo ha adoptado tan firmemente la actitud, “No nos puede acontecer a nosotros,” que existe entre los cristianos el peligro de olvidarse que el adversario todavía no ha completado sus días de andar por la tierra buscando a quién devorar. Pruebas adicionales pueden esperarse confiadamente. Puede acontecer y de cierto acontecerá a nosotros. Qué forma tomará su siguiente ataque nadie puede prever, pero ¿no es posible que Satanás otra vez haga lo que ha hecho tantas veces en lo pasado, embargar la Biblia y publicaciones parecidas? En tal caso, dichoso será el cristiano que haya hecho según se le ha amonestado: “Hijo mío, no te olvides de mi enseñanza, sino guarda mis mandamientos en la mente.” (Pro. 3:1, Una Tradu. Amer. [en inglés]) Sí, el tiempo que se dedica para fijar las verdades de Dios en la mente con firmeza por medio del estudio es tiempo empleado provechosamente.
ASISTIENDO A LAS REUNIONES
19. ¿Por qué es provechoso reunirse con otros para estudiar?
19 Ayuda adicional para hacer a uno más eficiente en su predicación del evangelio puede conseguirse por medio de la instrucción que se da en las reuniones cristianas tales como las que los testigos de Jehová conducen. Ninguna persona puede decir con veracidad que ha progresado hasta el punto donde no puede aprender de los demás. Sea que uno considere la Biblia misma o ayudas bíblicas como La Atalaya, la presencia de otros presta estímulo y ayuda. La regla divinamente establecida es ésta: “El hierro con hierro se aguza; y así el hombre aguza el semblante de su amigo.” (Pro. 27:17) Otra observación es: “Dondequiera que dos o tres estén reunidos como seguidores míos, yo estoy allí entre ellos.” (Mat. 18:20, Una Tradu. Amer. [en inglés]) El espíritu de Dios aviva la mente de los que se congregan obedientemente para considerar su Palabra. Si uno participa en un estudio de la congregación, no sólo aprovecha él de las ideas que otros expresan, sino que altruístamente ayuda a sus compañeros a aprovechar de la información que él tiene sobre el tema. De tal manera todos emplean su tiempo provechosamente.
20. ¿Por qué es hacer buen uso del tiempo asistir a las reuniones de servicio cada semana?
20 Instrucción específica sobre la predicación del evangelio se presenta en la reunión de servicio que los testigos de Jehová celebran cada semana. El crecimiento rápido que se ha experimentado en años recientes en el número de testigos activos de Jehová se debe en gran manera al entrenamiento que se recibe aquí. La reunión no presenta un curso en el arte de vender sino que simplemente llama a la atención la manera bíblica de predicar adoptada por Cristo y los apóstoles y sugiere métodos para llevar a cabo la misma obra hoy en día. El asistir con regularidad a los estudios de La Atalaya y a las reuniones de servicio y a otras reuniones es una manera provechosa en que el siervo de Dios puede usar el tiempo apartado para este propósito.
21. ¿Qué meta debemos de establecer respecto a asistir a las reuniones? ¿Por qué?
21 Ahora que se habla de reuniones alguien podrá insinuar que el péndulo se ha permitido oscilar demasiado lejos en esa dirección, que hay demasiadas reuniones y que ocupan mucho más tiempo de lo que deben ocupar del poco tiempo disponible. ¿No habría más tiempo disponible para predicar si se usara menos en reuniones? Quizá el tiempo estaría disponible, sí; pero sin la instrucción y el compañerismo cristiano que se proporcionan al congregarse, otros intereses pronto tenderían a llenar ese tiempo “disponible”. El tiempo que pase en compañía con hombres y mujeres que tienen la mente y el corazón fijos en servir a Dios es a favor de su bienestar eterno. Al acercarse el fin final la iniquidad aumenta y el tiempo que se pasa en contacto con el mundo se hace más y más peligroso. Puesto que Dios tuvo presciencia de esto, él hizo que Pablo escribiera lo siguiente en su carta a los hebreos: “No dejemos de reunirnos, como es la costumbre de algunos, sino alentándonos los unos a los otros, y tanto más, cuanto ven que se va acercando el gran Día.” (Heb. 10:25, Una Tradu. Amer. [en inglés]) Algunos dejarán de reunirse, según dice Pablo, y presentarán un argumento u otro al hacerlo, pero tal manera de proceder no es provechosa. Si se tiene como meta el no faltar a ninguna reunión que el Señor proporciona para Su pueblo y si se cumple con esa meta, el cristiano tiene protección contra el envolverse en los asuntos de este mundo. ¡No tiene tiempo para hacerlo!
22. ¿Por qué es una economía del tiempo mantenerse en el camino de los buenos hábitos?
22 Sería bueno siempre tener presente que el molde que seguirnos en nuestra vida individual, la manera en que empleamos nuestro tiempo, es determinado en gran manera por las costumbres que hemos formado, sean buen as o malas. Casi siempre la manera de proceder que parece ser la más difícil, cuando se examina detenidamente, resulta ser la mejor. Es camino ancho el que Satanás construye para conducir a sus seguidores a la muerte. El que viaja por el camino que conduce a la vida no puede perder tiempo haciendo excursiones que lo lleven de la vereda angosta y más difícil. Algún día podrá descubrir que ha viajado demasiado lejos; podrá estar tan firmemente aferrado en los hábitos que el tiempo restante resulte demasiado corto para deshacerse de ellos y volver al camino de la vida. No deje que las tentaciones hagan de usted ‘amador de los placeres más bien que amador de Dios’ como aquéllos de quienes se les dice a los cristianos que se aparten. (2 Tim. 3:4) “No entres en el sendero de los inicuos, ni andes por el camino de los hombres malos: ¡evítalo, no pases por él, apártate de él, y pasa adelante!” Aunque se requiere esfuerzo para emplear el tiempo provechosamente en la consecución de la instrucción, el galardón es grande. “¡Ten asida la instrucción, no la sueltes; guárdala, porque ella es tu vida!”—Pro. 4:14, 15, 13.
23. ¿Qué don rico tenemos? ¿Cómo lo tenemos bien asido?
23 El hecho de que uno haya estudiado y se haya congregado con otros cristianos, consiguiendo así conocimiento, no es una garantía de que retendrá ese conocimiento para siempre. Pablo amonestó: “Es menester que prestemos la más detenida atención al mensaje que hemos oído, para que nunca soltemos nuestro asimiento de él.” (Heb. 2:1, Una Tradu. Amer. [en inglés]) ¡Cuán grande sería el descorazonamiento si después de dedicar días, meses o años en aprender de la Palabra de Dios se descubriera que el conocimiento había sido quitado por aquel que lo dió! Mucho tiempo entonces hubiera sido desperdiciado, es verdad. Pero no es necesario que tal cosa suceda, y la mejor manera de asegurar que no suceda es mantener la verdad brillante por medio de usarla. Jehová ha dado un don rico a los que consiguen un entendimiento de sus propósitos. “No descuides el don que hay en ti,” dijo Pablo, “Medita en estas cosas, ocúpate enteramente de ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos.” (1 Tim. 4:14, 15) Hay que usar el don si no se ha de descuidar y si todos han de percibir cómo el siervo ha aprovechado o progresado. Esto está en armonía con lo que Jesús dijo a los discípulos en una de sus parábolas. “A todo aquel que tiene, se le dará más y ricamente pero del que nada tiene, aun lo que tiene le será quitado.”—Mat. 25:29, Móffatt (en inglés).
24. ¿Qué parábola muestra que el que no usa el don pierde todo?
24 Con las palabras de arriba, Jesús indicaba lo que se haría con el talento que se le había entregado al siervo perezoso que se descuidó o rehusó negociar con él y traerle un aumento al señor a quien le pertenecía. ¡A fuerza el talento fué quitado de su posesión y dado al siervo que había empleado su tiempo provechosamente para realizar un aumento! El resultado final del siervo que no usa su don y no produce frutos para el Reino se pone de manifiesto en las siguientes palabras de Jesús: “Echa al siervo que no sirve para nada a las tinieblas de afuera.” (Mat. 25:30, Móffatt [en inglés]) Sí, la luz del entendimiento de la Palabra de Dios va disminuyendo en intensidad hasta que se apaga por completo en la mente de la persona que descuidadamente no negocia con el talento o sea con los intereses del Reino que le han sido puestos en las manos. En cuanto a lo que concierne al Señor, tal persona egoísta “no sirve para nada” y no merece un entendimiento de Sus propósitos.
25. ¿Qué quiere decir realizar un aumento? ¿Por qué se le debe a Dios?
25 Con realizar un aumento o producir frutos, Jesús quiso decir ayudar a otros a entender y llegar a ser testigos de la majestad de Jehová, predicando la palabra de la vida. Esto, según dice Pablo, es el sacrificio que le agrada a Dios. “Por medio de él, pues, presentemos a Dios de continuo, sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de labios que confiesan su nombre.” (Heb. 13:15) El deseo de instruir y ayudar a otros que llena a uno tan completamente cuando empieza a aprender de las bondadosas provisiones de Jehová no debe ser empujado a un lado, ni pasado por alto ni ahogado en los cuidados mundanos. Cuando uno acepta a Cristo como su Redentor y consagra su vida para hacer la voluntad de Dios, su tiempo ya no le pertenece a él para malgastarlo o desperdiciarlo. Su tiempo, sí, su misma vida pertenece al servicio de Dios. “Habéis sido comprados a gran precio.”—1 Cor. 7:23.
26. ¿Qué cosa nos resulta del estudio y el uso de lo que aprendemos? ¿De qué manera?
26 Este estudio y uso continuo de la verdad de la Biblia resulta en gran paz mental. “Guardarás en perfecta paz a aquel que tiene la mente fija en ti.” (Isa. 26:3, V.I.A.) Los que no tienen este baluarte encuentran que su mente es atacada por toda suerte de cuidados y preocupaciones. ¡Considere la tremenda cantidad de tiempo que se desperdicia todos los días no más en preocupaciones! Con preocuparse no se logra nada. Jesús preguntó: “¿Y quién de vosotros a fuerza de preocupaciones puede añadir un codo a la duración de su vida?” (Mat. 6:27, BoverCantera) Uno no puede hacer el tiempo que le queda más largo preocupándose, ni tampoco puede él usar provechosamente el tiempo que ya se le ha asignado. ¿Y cómo puede ponérsele coto efectivamente a la preocupación, que consume tanto tiempo? Pablo dice, “¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, el Padre misericordioso, y el Dios siempre listo para consolar! Él me consuela en toda mi aflicción, para que yo pueda consolar a personas que están en cualquier angustia con el consuelo con que yo mismo soy consolado por Dios.” (2 Cor. 1:3, 4, Una Tradu. Amer. [en inglés]) El compartir el consuelo, predicando las verdades del evangelio, eso librará las mentes perturbadas para usos provechosos. Pablo afirmó que Dios lo había consolado a él para que él a su vez consolara a otros. Al hacerlo así, siguió a su Dechado, Cristo Jesús, cuya comisión fué, en parte, “con solar a todos los que lloran.”—Isa. 61:2.
PREDICANDO
27. ¿Cómo consideran nuestra predicación los del mundo? ¿Por qué equivocadamente?
27 Es verdad que el dedicar uno su tiempo a la predicación del evangelio se considera como cosa extraña e insensata por los que carecen de vista para ver las señales de los tiempos. En un sentido, es extraño o raro ir de un lugar a otro diciéndole a la gente que la destrucción les espera si siguen en su proceder descuidado; y será una cosa extraña o rara cuando Jehová realice esa destrucción, porque muchos siglos han pasado desde que él manifestó su poder de tal manera a los hombres. Pero el hecho de que es extraño no cambia la verdad. Más bien, sirve para confirmarla, porque Isaías, profeta de Jehová, escribió: “Porque Jehová se levantará como en el monte Perasim, y se indignará como en el valle de Gabaón; para hacer su obra, su obra extraña, y para ejecutar su acto, su acto extraño. Ahora bien, no seáis vosotros escarnecedores, no sea que se aprieten vuestras ligaduras; porque un exterminio, y ese decretado, es lo que tengo oído de parte del Señor Jehová de los Ejércitos, contra toda la tierra.” (Isa. 28:21, 22) De modo que sucede en este caso que la cosa extraña, la cosa insensata, es la cosa provechosa. Es tan provechosa que conduce a la vida. ¿Qué cosa puede ser de mayor provecho que eso? “Plugo a Dios salvar a los creyentes, por medio de la insensatez de la predicación.”—1 Cor. 1:21.
28. ¿Debe el escarnio hacernos restringir nuestra predicación? ¿Qué muestra Job?
28 ¿Qué importa, pues, que los sabios de este mundo se dediquen a escarnecer y a ridiculizar? Eso no da motivo para temerlos ni reverenciarlos sumisamente de modo que no se predica y así se deja de usar el tiempo de la manera más provechosa. “Lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.” (1 Cor. 1:25) El predicador puede saber con toda seguridad que será ridiculizado. La oposición y escarnio hasta podrán venir de su propia familia. Pero ¿debe eso impedir que uno salga y vaya a las puertas de sus vecinos para traerles palabras bondadosas de amonestación? Apenas pudiera esperarse peor aflicción que la que fué visitada sobre Job, siervo de Dios, sin embargo ese testigo de Jehová dijo en su condición atormentada: “Si me intimidó el mucho gentío, o me atemorizó el desprecio de los parientes, y yo más bien callé . . . , y me estuve quieto en mi casa, sea yo castigado de Dios.” (Job 31:34, Torres Amat) Su manera de proceder para retener su integridad hacia Dios fué provechosa. No sólo le dió el Señor a Job “el doble de lo que había tenido antes” y “bendijo el postrer estado de Job más que el primero” (Job 42:10, 12), sino que aumentó el tiempo que le quedaba a Job en la tierra en ese entonces. Y a Job se le asegura la vida eterna sobre la tierra como uno de los “príncipes en toda la tierra”.—Sal. 45:16.
29. ¿Cuál temor es provechoso en lo que toca al tiempo? ¿Cómo lo mostró Noé?
29 El temor es un arma que el adversario usa para paralizar las actividades del hombre, para hacerlos caer en el lazo de hacer su voluntad. “El temor del hombre trae un lazo; mas el que confía en Jehová será puesto en alto.” (Pro. 29:25) El espíritu de cobardía se ha apoderado de este viejo mundo moribundo, y si uno huyera de todas las cosas que este mundo teme y de las cuales huye, de seguro que no tendría tiempo para nada más, provechoso o no provechoso. Mas Dios no le ha dado a su pueblo espíritu de cobardía. (2 Tim. 1:7) Los inicuos consumen su tiempo huyendo cuando nadie los persigue (Pro. 28:1), pero el cristiano, intrépido como el león, permanece estable en el conocimiento de la supremacía de su Dios y dedica su tiempo a actividades provechosas. El amor perfecto echa fuera el temor (1 Juan 4:18), dejando la mente libre para pensar con claridad y dirigir el cuerpo en obras provechosas de alabanza. El que se interesa en tener más tiempo que dedicar a las obras provechosas echa a un lado los cuidados mundanos y teme a Dios únicamente. “El temor de Jehová aumenta los días; pero los años de los inicuos serán acortados.” (Pro. 10:27) El amor piadoso fué lo que movió a Noé a edificar el arca para la salvación de su casa. Si él hubiese permitido que el temor de los hombres interrumpiera su trabajo, aunque fuera sólo por un rato, en toda probabilidad el arca no habría estado completa en tiempo para servir el propósito para el cual se había intentado. En tal caso, todo el tiempo y esfuerzo que Noé había dedicado a la estructura incompleta se habría desperdiciado por completo. En vez de tener muchos años largos después del diluvio para seguir con su servicio provechoso al Creador, él y sus estimados hubieran perecido con los demás desobedientes. Más bien que parar o interrumpir su trabajo por causa del temor, “¡resistid al diablo, y huirá de vosotros!”—Sant. 4:7.
30. ¿Por qué es esencial la regularidad en predicar en lo que concierne el tiempo?
30 La regularidad en la obra de predicar también es esencial. No sólo es verdad que la mente empleada en eso está demasiado ocupada para que el Diablo la tiente y la tropiece, sino que la actividad constante mejora la eficiencia del predicador de modo que más puede lograrse en el tiempo disponible. Cuando uno se detiene pierde su movimiento acertado en el servicio piadoso; por falta de práctica ya no puede usar la espada del espíritu con destreza y nuevos hábitos malos se introducen a fuerza y toman el lugar de los buenos hábitos de antes. Por lo tanto, el tiempo que no se usa para alabar a Dios no es el único tiempo que se pierde sino también el que se consume en adquirir de nuevo la destreza anterior. El tiempo restante es demasiado corto para permitir tales pérdidas; y siempre existe el peligro de ser completamente tragado por el mundo viejo. Ya es tiempo de estar despiertos y activos y de ser constantes en el servicio de Dios.
31. ¿De qué manera nos portamos como sabios en estos tiempos malos?
31 La necesidad de estar despiertos fué hecha prominente por Pablo, que, después de reprender a algunos en la congregación de Éfeso por haber caído de nuevo en la práctica de la corrupción, dijo, “Despiértate tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo. Mirad, pues, diligentemente, cómo andáis; no como necios, sino como sabios; aprovechando cada oportunidad del bien hacer, porque los días son malos.” (Efe. 5:14-16) ‘Compraos toda la oportunidad.’ (Rótherham [en inglés]) Estas palabras de amonestación las ofreció Pablo para dirigir el proceder futuro de los cristianos. Lo que sucedió con aquellos efesios, sucede hoy con nosotros; lo que se ha hecho o lo que nosotros hemos faltado de hacer en lo pasado no puede ser cambiado. Ese tiempo ya se fué, no puede usarse otra vez. Pero en la actualidad y en el futuro todavía le esperan muchas oportunidades al que desea servirle a Dios. Estas oportunidades pueden presentarse de muchas diferentes maneras. Pero no importa de qué manera vengan, los sabios las aprovecharán, comprándolas y haciendo buen uso de ellas para que no se desperdicien.
32. ¿Cómo conseguimos más oportunidades? ¿Por qué vale la pena, cueste lo que cueste?
32 Es sólo razonable que el que dedica más tiempo a servir a Dios tendrá manera de comprar o hacer uso de más de estas oportunidades preciosas. No importa lo costoso que le sea a uno renunciar las riquezas y una buena reputación en este mundo, estas oportunidades para servir a Dios y a Cristo lo hacen valer la pena y aun más. Cristo pronunció una parábola a sus apóstoles, diciendo: “El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo; el que un hombre halló, y lo encubrió, y por el gozo de su hallazgo, va, y vende todo cuanto tiene, y compra aquel campo.” (Mat. 13:44) Ninguna cosa que ahora poseamos o esperemos obtener en el futuro pudiera compararse en valor al reino de Dios y las bendiciones que les traerá a los que vivan en él. Aunque uno diera su vida por el Reino sería provechoso: “pues el que quisiere salvar su vida, la perderá; y el que perdiere su vida por mi causa, la hallará.” (Mat. 16:25) Cristo puede resucitar y resucitará de la muerte a los que fielmente dedican su tiempo al servicio de él.—Juan 5:28, 29.