Supervivencia y vida por armonía con el propósito de Dios
“Él nos salvó y nos llamó con un llamamiento santo, no a causa de nuestras obras, sino a causa de su propio propósito y bondad inmerecida.”—2 Tim. 1:9.
1. ¿Qué está haciendo ahora una invitación a la humanidad, y cómo se les ha dado propósito a la vida de los que han respondido a ella?
AL PRINCIPIO parece demasiado bueno para ser verdad, pero ahora un espléndido futuro arreglado por alguien cabalmente competente está haciendo un llamamiento invitador a la humanidad. A pesar del alboroto y clamor de toda suerte de propaganda, muchas personas de oído agudo han oído este llamamiento y han respondido favorablemente a él. Esto las ha hecho proporcionalmente más felices. Ahora tienen un llamamiento que vale la pena en la vida. Les da propósito en la vida. Sí, verdadera razón para seguir viviendo y sobrevivir para ver realizada una brillante esperanza. Ya la vida no parece aburrida, sin objeto, una que lleve solamente al “callejón sin salida” de la muerte. Viven para el justo nuevo sistema de cosas que se acerca.
2. ¿Qué clase de llamamiento es éste, y por qué no lleva a desilusión aceptarlo?
2 Muchas personas creen que tienen un llamamiento a una cosa u otra. Pero no sucede así con este llamamiento. No es simplemente algún fuerte impulso interno que impela a uno a cierto derrotero en particular. No es meramente un fuerte impulso religioso al que acompañe la convicción de que está conectado con influencia divina, como el impulso que lleva emprender el ministerio de alguna religión. No es sencillamente un deseo impulsor interno que uno no sabe cómo describir y que un individuo tiene y otros no tienen. En vez de ser una cosa que no pueda ser definida y a menudo sentimental, este llamamiento o invitación de la actualidad viene en términos precisos, y la persona sabe que le está accesible aceptarlo. No es el llamado invitador de un posible futuro que ofrezca una oportunidad dorada. No, sino que viene de una persona de autoridad y responsabilidad. Por eso, no es a algo imaginario que se llama a uno, sino a algo plenamente garantizado. El que respondamos favorablemente a este maravilloso llamamiento no nos llevará a desilusión.
3. Por lo general una invitación es una expresión de ¿qué?, y ¿cómo es cierto esto respecto a aquel que extiende el llamamiento actual?
3 ¿Qué hace que este llamamiento o invitación sea tan especial? Bueno, en la mayoría de los casos una invitación es un acto de generosidad, de buena voluntad. Tras ella hay un buen propósito. Esto es lo que sucede en el caso de la invitación particular que están aceptando hoy agradecidamente muchísimas personas que tienen excelente aprecio de las cosas. La persona de corazón generoso cuya invitación han aceptado es Aquel que hace mucho tiempo plantó un paraíso en la Tierra para que la humanidad disfrutara de él para siempre. Esto fue al principio de la existencia del hombre en la Tierra. ¿No fue una cosa bien intencionada de Aquél hacer eso? Era precisamente lo que habría de esperarse de Ése, porque no es otro sino Dios, el Creador del cielo y la Tierra. Él fue Quien dio existencia al hombre en esta Tierra, y todas las cosas que se necesitaban estaban preparadas irreprochablemente para el hombre. Esto no solamente fue un acto de bondad inmerecida por parte de Dios para el hombre; Dios tenía presente cierto propósito. Era un propósito bueno.
4, 5. ¿Cómo mostró Pablo, en su segunda carta a Timoteo, la manera en que el propósito y la bondad inmerecida se combinan en el llamamiento por Dios?
4 La manera en que el propósito y la bondad inmerecida se combinan en las operaciones de Dios para la consecución de un fin excelente nos la llama a la atención uno que fue portador de noticias de cosas buenas durante el primer siglo de nuestra era común. Este fue Pablo, el escritor de un par de cartas a su íntimo amigo y colaborador, Timoteo, cartas de Pablo que fueron conservadas para nosotros en las páginas posteriores de la Sagrada Biblia. Su segunda carta fue escrita a Timoteo poco después que el Imperio Romano bajo César Nerón había empezado su persecución contra los cristianos. De modo que Pablo estaba preso en Roma debido al cristianismo verdadero. Pero él no tenía nada que criticarle a Dios por esta situación, ni al Fundador del verdadero cristianismo, Jesucristo, el Hijo de Dios. Sin avergonzarse de hallarse en prisión, Pablo escribió:
5 “Por lo tanto, no te avergüences del testimonio acerca de nuestro Señor, ni de mí, prisionero por su causa, antes bien acepta tu parte en sufrir el mal por las buenas nuevas según el poder de Dios. Él nos salvó y nos llamó con un llamamiento santo, no a causa de nuestras obras, sino a causa de su propio propósito y bondad inmerecida.”—2 Tim. 1:8, 9.
6, 7. ¿Fue el llamamiento de Pablo en la forma de un fuerte impulso interno para que emprendiera cierto derrotero o deber, o cómo fue?
6 Con esas palabras el apóstol Pablo admite que el que él hubiese sido llamado con un llamamiento santo no fue a causa de obras meritorias por parte de él, sino que fue a causa del “propósito y bondad inmerecida” por parte de Dios. Lo mismo fue cierto en el caso de Timoteo. El llamamiento en los casos de Pablo y Timoteo no fue en forma de algún fuerte impulso interno hacia su particular derrotero o deber. Pablo fue llamado directamente por medio del resucitado Jesucristo, que se le apareció a Pablo mientras éste iba por el camino a Damasco de Siria y que le dijo a Pablo que en Damasco se le informaría acerca de lo que debería hacer. Después que Pablo se bautizó como cristiano en Damasco, prontamente empezó a hacer las cosas para las cuales se le había llamado y que se le dijo que hiciera. (Hech. 9:1-30; 22:1-16) Por eso, al testificar delante del rey Herodes Agripa en una sesión de tribunal romano en Cesarea, Pablo dijo:
7 “Por lo cual, rey Agripa, no me hice desobediente a la vista celestial, sino que tanto a los de Damasco primeramente como a los de Jerusalén, y por todo el país de Judea, y a las naciones fui llevando el mensaje de que se arrepintiesen y volviesen a Dios, haciendo obras propias del arrepentimiento.”—Hech. 26:12-20.
8. ¿Qué papel desempeñó Pablo en conexión con el llamamiento de Timoteo?
8 En el caso de Timoteo, también, no fue un llamamiento o invitación a él en la forma de un simple deseo impulsor interno acompañado por la convicción de que había influencia divina. No hubo nada sentimental en cuanto a ello, sino que Timoteo oyó la predicación del apóstol Pablo a la congregación de Listra y aceptó el mensaje del Reino y se bautizó como cristiano. (Hech. 14:6-23) El apóstol Pablo confirmó el llamamiento cristiano de Timoteo por medio de imponerle las manos e impartirle un don espiritual. Por consiguiente, en su última carta a Timoteo, le dijo: “Por esta misma causa te recuerdo que avives cual fuego el don de Dios que está en ti por medio de la imposición de mis manos.” (2 Tim. 1:6) Porque respondió al llamado como cristiano bautizado, se le abrió a Timoteo el camino para llegar a ser un asociado de confianza y en cooperación estrecha del apóstol Pablo en su obra misional. Por haber recibido el espíritu de Dios con su manifestación, tanto Pablo como Timoteo sabían que habían sido llamados por Dios a causa del propósito y la bondad inmerecida de Dios.
9, 10. (a) ¿Qué puso en la vida de Pablo el saber que tenía un llamamiento? (b) Por eso, ¿en qué mantuvo puestos los ojos Pablo, a semejanza de uno que competía en qué juegos?
9 El que una persona sepa definidamente que tiene un llamamiento o invitación pone propósito en su vida. Pablo llamó atención a este hecho cuando, entre lo escrito en su segunda carta, le dijo a Timoteo: “Tú has seguido con sumo cuidado y atención mi enseñanza, el derrotero de mi vida, mi propósito, mi fe, mi gran paciencia, mi amor, mi perseverancia.” (2 Tim. 3:10) Porque Pablo tenía un propósito, perseveró con gran paciencia y se apegó a cierto derrotero de vida. Mantuvo el ojo puesto en el propósito que Dios le había dado. Tenía una “meta del ojo” o un “blanco para el ojo,” según el significado de las palabras japonesa y coreana para “propósito.” (japonés, moku teki; coreano, mok jok) Pablo se comparaba con uno que competía en una carrera y que mantenía los ojos puestos sin desviar en la meta donde se conferiría el premio al ganador. Por eso escribió estas palabras acerca de sí mismo:
10 “Prosigo para ver si también puedo asir aquello por lo cual yo también he sido asido por Cristo Jesús. Hermanos, todavía no me considero como si lo hubiese asido; pero hay una cosa en cuanto a ello: Olvidando las cosas que quedan atrás y extendiéndome hacia adelante a las cosas más allá, estoy prosiguiendo hacia la meta para el premio de la llamada hacia arriba, llamada de Dios por medio de Cristo Jesús.”—Fili. 3:12-14.
11. (a) ¿Con qué armonizó Pablo el proceder de su vida? (b) ¿Qué valor le puso Pablo al premio colocado delante de él?
11 Según esas palabras del apóstol Pablo, Dios fue Quien hizo el llamamiento por medio de Cristo Jesús, y este llamamiento tenía un propósito. Por aprecio a esta bondad inmerecida que Dios ejerció para con él, Pablo armonizó el proceder de su vida con el propósito de Dios. Pablo veía claramente en qué dirección ir, porque Dios había fijado una meta delante de él. Si alcanzaba airosamente aquella meta, recibiría un premio de manos de Dios. Pablo no despreciaba aquel premio, porque el hacer eso significaría despreciar la bondad inmerecida de Dios. Era un premio maravilloso, y representaba una generosidad extraordinaria, magnanimidad, por parte de Dios. Era de hecho el premio más alto, el mayor, que Dios podía dar a las criaturas, a saber, el ser coherederos con el glorificado Hijo de Dios, Jesucristo, en el reino celestial de éste. (Fili. 3:7-11; 2:9-11) ¡No es de extrañar que Pablo considerara como un montón de basura todas las ventajas terrestres que significaban ganancia egoísta para él! Mantenía los ojos fijos en el premio.
EL PROPÓSITO DE DIOS CON EL CUAL ARMONIZAR AHORA
12, 13. (a) Durante los pasados diecinueve siglos, ¿con qué han estado armonizando el proceder de su vida hombres como Pablo? (b) Recientemente, ¿qué han estado haciendo su meta centenares de miles de personas en armonía con el propósito de Dios?
12 Por los pasados diecinueve siglos hombres como el apóstol Pablo y Timoteo han estado armonizando su vida con el llamado de Dios a una esperanza celestial, a una participación con el altamente ensalzado Jesucristo en un reino celestial que hará llover bendiciones sobre la humanidad. Han seguido la exhortación y estímulo de Pablo, “a fin de que siguiesen andando de una manera digna de Dios que los está llamando a su reino y gloria.”—1 Tes. 2:11, 12.
13 No obstante, Dios no tiene solo un propósito con relación a esa clase del Reino, sino también un propósito con relación a la humanidad que vivirá en felicidad bajo ese reino celestial. ¿No es bueno saber que Dios no ha dejado fuera de sus propósitos a la humanidad en general? Lo que Dios ha puesto delante de la humanidad, y a lo cual ahora está llamando atención especial, es algo espléndido como logro para la humanidad bajo el reino del amado Hijo de Dios, Jesucristo. Ha llegado a ser una meta que centenares de miles de personas que tienen aprecio están esforzándose ahora por alcanzar con la ayuda de Dios. Para ellas es como un premio que los invita a avanzar hacia él, una cosa atractiva que los invita a venir y participar de ella.
14. (a) ¿Cómo se expresa el tono hospitalario de esta invitación en Revelación 22:17? (b) ¿Qué es la vida que esta invitación tiene en mira para la humanidad?
14 El tono hospitalario de la invitación se expresa en las palabras inspiradas que se hallan en Revelación 22:17: “Y el espíritu y la novia siguen diciendo: ‘¡Ven!’ Y cualquiera que oye diga: ‘¡Ven!’ Y cualquiera que tenga sed venga; cualquiera que desee tome del agua de vida gratis.” La vida a que se hace referencia aquí no es la desagradable clase de vida que nos vemos obligados a vivir en la actualidad debido a las condiciones mundiales y a nuestra herencia natural por nacimiento. Es una vida en la Tierra que ningún gobierno humano hasta ahora ha podido dar a la humanidad, sino que solo el reino de Dios por medio de su Hijo Jesucristo podrá impartir a la humanidad como sus súbditos. Es la vida que Dios el Creador se propuso para los habitantes de la Tierra cuando puso al primer hombre y la primera mujer en la Tierra en medio de las glorias y bellezas de aquel paraíso llamado el Jardín de Edén.
15, 16. (a) ¿A qué se debió que el Paraíso terrestre resultó ser un hogar temporario para Adán y Eva? (b) Al declarar Dios el propósito que tenía para ellos, ¿dijo algo acerca de un hogar celestial para ellos, o qué?
15 Cuando el amoroso Creador produjo al primer hombre y la primera mujer en el Jardín de Edén, no era su intención que aquel Paraíso fuera solo un hogar temporario para ellos, o un “nidito de amor” dentro del cual ellos estuvieran solos por un tiempo sin que hubiera niños alrededor. La razón por la cual aquel Paraíso en la Tierra resultó ser un hogar temporario para ellos fue que ellos dejaron de armonizar su derrotero con el amoroso propósito de Dios.
16 El propósito de Dios nunca había sido llevárselos al cielo después de un período de ensayo y prueba aquí en la Tierra. Ellos no necesitaban el cielo para llegar a sentirse perfectamente felices y satisfechos. Tampoco los necesitaba Dios allá arriba en el cielo con él para sentirse él perfectamente feliz y contento. Por eso, cuando Dios declaró el propósito que tenía para ellos, no dijo nada acerca de un hogar celestial, sino que dijo: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla, y tengan en sujeción los peces del mar y las criaturas volátiles de los cielos y toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra.”—Gén. 1:28.
17. (a) ¿Cuánto tiempo asignó Dios para que se lograra este privilegio de servicio? (b) Las condiciones de la Tierra al fin de seis mil años de la historia humana se deben a ¿qué causa?
17 Según la Santa Biblia, Dios asignó un período de siete mil años para que este privilegio de servicio se lograra. Hoy han pasado casi seis mil años de la historia humana, y esta Tierra no es ningún paraíso global. La Tierra tiene ahora una población de casi cuatro mil millones de habitantes, pero la cantidad innumerable de cementerios que hay por todo el globo terráqueo da testimonio de que la gran mayoría de los que han descendido de Adán y Eva han muerto y que toda la humanidad hoy está también bajo la condenación de la muerte. Las aves de los cielos, los animales de la tierra y los peces del mar han sido mantenidos en sujeción a la humanidad hasta ahora, pero la cantidad de éstos ha sido peligrosamente reducida, y en algunos casos ha llegado casi al punto de la extinción. El suelo debajo de nuestros pies ha sido contaminado, no meramente por los productos de deshecho de las ciudades y las comunidades industrializadas, sino, y esto es lo más serio de todo, por el derramamiento de sangre por medio de asesinatos en escala privada y en escala masiva en guerras, religiosas, raciales, comerciales y políticas. ¿A qué se debe todo esto? Manifiestamente se debe a que la humanidad no ha obrado en armonía con el propósito de Dios.
18. ¿En qué condición parece estar el propósito original de Dios, y qué pregunta sentimos que se nos impone por fuerza?
18 El triunfo del propósito original de Dios para el hombre y su hogar terrestre parece estorbado, o, por lo menos, amenazado críticamente. En vista de la concesión de tiempo que queda, sentimos que por fuerza se nos impone la pregunta: ¿Fracasará el amoroso propósito original de Dios para la humanidad o habrá sido abandonado como caso irremediable?
19. En Isaías 55:10, 11, ¿qué dijo Dios en cuanto a si se permitirá que fracase su propósito declarado?
19 Para el Dios Todopoderoso no hay proyecto irrealizable. El que pasen largos períodos de tiempo no importa en lo referente a sus propósitos. Él no olvida los propósitos que ha declarado. Nunca resulta infiel a su palabra dada. En el Jardín de Edén dio su palabra en bendición a sus criaturas humanas perfectas, Adán y Eva, y casi tres mil trescientos años más tarde dijo, por boca de su profeta Isaías: “Tal como la lluvia fuerte desciende, y la nieve, desde los cielos y no vuelve a ese lugar, a menos que realmente sature la tierra y la haga producir y brotar, y realmente se dé semilla al sembrador y pan al que come, así resultará ser mi palabra que sale de mi boca. No volverá a mí sin resultados, sino que ciertamente hará aquello en que me he deleitado, y tendrá éxito seguro en aquello para lo cual la he enviado.”—Isa. 55:10, 11.
20, 21. (a) ¿Cuándo específicamente extendió Jesús la esperanza de que el Paraíso sería restaurado a la Tierra? (b) Después de su resurrección, ¿qué obra esperaba Jesús?
20 Además, más de siete siglos después de esa declaración divina, o en el día de la Pascua del año 33 de nuestra era común, Jesucristo el Hijo de Dios extendió la esperanza de que el Paraíso sería restaurado a la humanidad. En aquel día, cuando el reino de Dios parecía ser una causa perdida mientras Jesús colgaba de un madero de tormento al cual había sido clavado por soldados romanos, un malhechor condenado a muerte que colgaba al lado de él expresó fe en la resurrección de los muertos y en el reino mesiánico de Dios.
21 Tomando en serio la acusación que se levantó contra Jesús de que era el “rey de los judíos,” este malhechor moribundo le dijo respetuosamente: “Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu reino.” Jesús también tenía plena fe en la resurrección y en el reino de Dios, que entonces estaba muy distante, y por eso le contestó así al malhechor: “Verdaderamente te digo hoy: Estarás conmigo en el Paraíso.” (Luc. 23:39-43) Al tercer día desde aquello, Jesucristo fue resucitado de entre los muertos como glorioso ser espíritu, y esperaba el tiempo en que Dios le otorgaría el poder del reino mesiánico y él podría restaurar el Paraíso a la Tierra para beneficio de este malhechor condolido y el resto de la humanidad redimida.—Heb. 10:12, 13.
22. (a) ¿Cómo asegura Hebreos 13:8 que se cumplirá airosamente el propósito de Dios para con la humanidad? (b) ¿Con qué está enlazado ahora este cumplimiento?
22 Así tenemos a Jesucristo corroborando el propósito original de su Padre celestial, Jehová Dios, acerca de la humanidad y el hogar terrestre de ésta. En cuanto a Jesús, está escrito bajo inspiración divina lo siguiente: “Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y para siempre.” (Heb. 13:8) Por eso él nunca violará la palabra que dio, aunque el que recibió la promesa fue un malhechor condenado a muerte. Esto asegura que se cumplirá airosamente el propósito original de Dios para con los descendientes de Adán y Eva. Pero enlaza el cumplimiento de ese propósito divino con el reino mesiánico de Dios en las manos de su Hijo Jesucristo. De esta manera el propósito original de Dios acerca de la humanidad se combina con Su propósito acerca del reino mesiánico.
23. ¿Quién ha heredado la “tierra habitada por venir,” y qué se siente obligado a hacer acerca de ella?
23 Jesucristo el Hijo de Dios era el hombre más manso que había habido en la Tierra, aun más manso que el profeta Moisés. (Núm. 12:3) En su Sermón del Monte Jesús dijo a sus discípulos: “Felices son los de genio apacible, puesto que ellos heredarán la tierra.” (Mat. 5:5; Sal. 37:11) En armonía con esta declaración inspirada, Jesucristo como el hombre de genio más apacible o el hombre más manso de la Tierra recibió como herencia la Tierra. De acuerdo con esto, en la carta a los Hebreos, capítulo dos, versículos cinco hasta nueve inclusive, se declara lo siguiente: “No es a ángeles que él ha sujetado la tierra habitada por venir, acerca de la cual estamos hablando. . . . pero contemplamos a Jesús, que había sido hecho un poco inferior a los ángeles, coronado de gloria y honra por haber sufrido la muerte, para que por la bondad inmerecida de Dios gustase la muerte por todo hombre.” Como heredero de la Tierra, el glorificado Jesucristo siente su obligación de hacer que la Tierra en conjunto llegue al estado que Dios se proponía que tuviera, el de un Paraíso, un Jardín de Edén, para hogar duradero y feliz del hombre. Reparará perfectamente su herencia.
ALGO PARA LO CUAL VALE LA PENA SOBREVIVIR
24. ¿La supervivencia de quiénes en la Tierra ahora se pone en tela de juicio, y por qué?
24 ¿No es eso algo para lo cual hombres y mujeres que saben apreciar las cosas querrían sobrevivir? Hoy casi todo el mundo está ocupado en esfuerzos egoístas por la supervivencia para vivir sólo poco tiempo más, bajo este sistema de cosas no satisfactorio. (Sant. 4:13, 14) En medio de las condiciones empeorantes del mundo, la supervivencia humana se está haciendo cada vez más difícil. ¡Malas como sean las condiciones por todo el mundo ahora, hombres de visión penetrante en cuanto al futuro predicen la venida de cosas peores, teniendo en cuenta que el hambre mundial se asoma amenazadoramente en el horizonte! Ahora se pone en tela de juicio hasta el que la entera raza humana pueda sobrevivir indefinidamente, pues existe la posibilidad aterradora de que haya guerra nuclear con proyectiles balísticos intercontinentales, habiendo ya una reserva de armamentos para matanza en masa que son más de los que se necesitan para exterminar a la entera familia humana, sin mencionar la vida animal.
25, 26. (a) ¿Le es honra al Creador la situación actual de la Tierra, y qué es razonable esperar de parte de Él? (b) ¿Por qué es más justificable la razón para que Él obre ahora que la que existió hace miles de años?
25 Ciertamente, al pronunciar su bendición sobre Adán y Eva en el Jardín de Edén al principio de la existencia humana en su perfección, Dios no se proponía que la humanidad se pusiera en la condición de asuntos que existe hoy. La Tierra en estado tan lamentable no le es honra a Él como Creador. ¿No se esperaría que él hiciera algo en cuanto a esto? ¿No debería también querer hacer algo para el mejoramiento de su propiedad aquel a quien Dios hizo heredero de la Tierra? Cuando medimos tanto a Dios como a Jesucristo por lo que han hecho en el pasado, es solo razonable que esperemos que se encarguen de las cosas y hagan algo acerca de esta situación. Hace mucho tiempo, no en tiempos prehistóricos, sino en tiempos históricos, Dios intervino en medio de una situación que era similar a la de hoy pero no tan mala como la de nosotros ahora. La situación allá se presentó solo 1.656 años después de la creación del hombre, mientras que hoy falta poco para que se cumplan seis mil años desde la creación y caída del hombre.
26 Debido a la decadencia constante en el comportamiento humano, el estado inmoral egoísta y depravado de la humanidad debería ser mucho peor ahora que hace cuatro mil trescientos años. Este hecho presenta razón más justificable para que Dios el Creador obre pertinentemente ahora que la razón que existió hace tanto tiempo. Ha llegado el tiempo para que Él lo haga con el propósito de vindicarse.
[Ilustración de la página 276]
El propósito de Dios para el primer hombre y la primera mujer fue que ellos y su prole extendieran su jardín edénico por toda la Tierra y disfrutaran para siempre del Paraíso