Guarde el depósito cristiano puesto a su cuidado
“Este hermoso depósito a tu cuidado, guárdalo por medio del espíritu santo que está morando en nosotros.”—2 Tim. 1:14, NM.
1. ¿Qué cosa es un depósito?
ESTAS son palabras inspiradas que el apóstol Pablo dirigió a su ministro asociado Timoteo. A Timoteo se le dió un hermoso depósito para que lo guardara. ¿Qué es un depósito? ¿De qué depósito estaba escribiendo Pablo? Un depósito es aquello que se ha encomendado al cuidado de uno para uso provechoso o para que lo custodie o guarde, y de lo cual hay que rendir cuentas. Algo que se da en confianza para que se use en provecho de otro es un depósito. Es un deber que le es obligatorio a uno, algo que por deber y honor uno está comprometido a guardar íntegro. Por eso un depósito no es algo que deba considerarse con liviandad.
2. ¿Cómo es ejemplo de un depósito Mateo 25:14-30?
2 Se nos da un excelente ejemplo bíblico de un depósito en Mateo 25:14-30. Jesús mostró en una parábola que un hombre puso ciertos depósitos al cuidado de tres de sus esclavos. Lo que se les dio no les pertenecía a ellos, sino que se había de usar de la manera que el amo deseara. Dos de los esclavos aumentaron el dinero depositado al cuidado de ellos, mientras que el tercero enterró el suyo. Cuando vino el tiempo para rendir cuentas al dueño el tercer esclavo resultó ser un inútil que no había cumplido fielmente con su depósito y perdió su puesto. El depositario tiene que cumplir con las estipulaciones conectadas con el depósito que se le confía y tiene que ser digno de confianza o sufrir las consecuencias.
3. ¿Qué depósito sagrado le fué dado a Timoteo?
3 El depósito que Timoteo tenía a su cuidado era parecido al que Pablo mismo tenía. En el versículo antecedente Pablo había dicho: “Sigue reteniendo el dechado de sanas palabras que oíste de mí con la fe y amor que están relacionados con Cristo Jesús.” El dechado provino de Pablo, que anteriormente había escrito de “las gloriosas buenas nuevas del Dios feliz, las cuales se me encomendaron. Estoy agradecido a Cristo Jesús nuestro Señor, que me delegó poder, porque me consideró confiable al asignarme a un ministerio.” Pablo y Timoteo sirvieron juntos bajo la obligación que imponía el depósito, y en Tesalónica cobraron “denuedo por medio de nuestro Dios para hablarles las buenas nuevas de Dios con muchísima lucha. . . . hemos sido probados por Dios como dignos de tener encomendadas a nosotros las buenas nuevas.” Así que queda claro: El ministerio de las gloriosas buenas nuevas es un depósito sagrado que viene de Jehová y del cual todo cristiano verdadero es depositario.—2 Tim. 1:13; 1 Tim. 1:11, 12; 1 Tes. 2:2, 4; Tito 1:3, NM.
4. ¿Cómo debe ver su ministerio el cristiano?
4 El que el Dios Altísimo confíe o deposite algo al cuidado de uno es un privilegio inefable. Realmente, el mayor honor que se le pudiera conceder a hombre alguno es el tener y guardar este hermoso depósito del ministerio; no obstante, somos humildes ante nuestro Dios. “Somos . . . embajadores substituyendo por Cristo, como si Dios estuviera haciendo súplica mediante nosotros.” Jamás debe cristiano alguno olvidar su puesto. Este siempre debe ser lo primero en sus pensamientos. El honor es grande; viene acompañado de gran responsabilidad. Así fué en el caso del apóstol Pablo, así fué en el caso de Timoteo, y hoy día así es en el caso de todos los cristianos, incluso nosotros. Cuando se le da mucho a uno, más se requiere de uno. El ministerio no es algo que pueda considerarse con liviandad. Hay que tomarlo con seriedad, reconocerlo como un tesoro precioso que centellea como un diamante hermosamente labrado que tiene muchos lados o facetas. El ministerio se compone de muchas cosas en conjunto, y cada una de ellas ha de guardarse como una parte valiosa del gran tesoro que el ministerio verdaderamente es.—2 Cor. 5:20; 4:1, 7; Luc. 12:48, NM.
5. ¿Por qué debemos interesarnos especialmente en lo que Timoteo hizo?
5 El nombre Timoteo, o Timotheus, quiere decir “honrando a Dios,” y verdaderamente Timoteo estaba haciendo eso, porque él cumplió con las muchas obligaciones que tenía ante Jehová bajo la obligación que le imponía el sagrado depósito. Las cosas que se requirió que él hiciera son de interés a los cristianos ahora, quienes también tienen parte en el ministerio y quienes quieren ser fieles y por lo tanto queridos por Dios. Todos los cristianos hacen algunas de esas cosas. Cada uno tiene el lugar que Jehová le ha asignado por medio de la organización teocrática. Así como Timoteo siguió el dechado que le puso Pablo, asimismo tienen que hacerlo los cristianos hoy día. “Háganse imitadores de mí, así como yo lo soy de Cristo,” dijo Pablo.—1 Cor. 11:1; Fili. 3:17; 2 Tes. 3:7, 9, NM.
PREPARACIÓN PERSONAL
6. ¿Mediante qué clase de entrenamiento se equipa el ministro, y de qué provecho le es a él?
6 El cristiano es un ministro de Dios y por lo tanto tiene que entrenarse y equiparse, dirigiéndose en la dirección correcta para tener buen éxito. Mantiene la mente despejada y los ojos fijados alertamente en su meta de devoción piadosa. “Ve entrenándote teniendo como mira la devoción piadosa.” El cristiano siempre se gobierna por el temor a Jehová a medida que se prepara y dirige su derrotero a través de una vida dedicada al ministerio. Aprende mucho acerca de la devoción piadosa al seguir adelante en el servicio de Dios, así que mientras más estrechamente se dedique a este entrenamiento más provechosos son los resultados que logra. Mientras más concienzudamente prepare su cuerpo el atleta mediante entrenamiento, más provecho deriva de ello y eso le es útil por un tiempo corto. Esto se compara con los provechos que provienen de la devoción piadosa. “La devoción piadosa es provechosa para todas las cosas, ya que contiene promesa de la vida ahora y de la que ha de venir.” Para estar en buen estado el atleta se concentra en su entrenamiento, y no deja que ninguna otra cosa se le haga de más importancia de modo que estorbe su buen éxito. La devoción piadosa también puede ser desarrollada cuando uno evita el que distraigan su atención de lo que está haciendo. El interesarse sólo de vez en cuando en la devoción piadosa y el servicio no pudiera haber llevado a Timoteo al buen éxito. El Reino demanda que se le dé la primera consideración, sin titubeo. En el ministerio hay que prestar “constante atención a ti mismo y a tu enseñanza. Persiste en estas cosas.” Constante atención es un requisito principal.—Mat. 6:33; 1 Tim. 4:7, 8, 16, NM.
7, 8. (a) ¿Qué conexión hay entre el entrenamiento continuo y el guardar el depósito cristiano? (b) ¿Qué resultará de usar la Biblia de la manera correcta en nuestro entrenamiento?
7 Para que uno demuestre que se ha preparado bien debe poder mostrar que tiene el favor y la bendición del Dueño del depósito, Jehová. El Dueño del depósito promete vida futura y ha levantado en sus siervos una esperanza firme para lo futuro. Jehová espera que sus siervos produzcan resultados y ellos, con la esperanza que tienen como cosa que los impulsa, trabajan duro y se esfuerzan en el ministerio. El verdadero ministro cristiano no completa un curso de entrenamiento teológico ni se sienta cómodamente a descansar como un ministro acepto de Jehová en alguna iglesia o edificio. Su preparación bíblica para un ministerio próspero tiene que continuar y él siempre tiene que ir progresando en madurez. Es un estudiante diligente y un trabajador en el campo. Por eso Pablo aconseja: “Continúa aplicándote a la lectura pública, a la exhortación, a la enseñanza.” De vez en cuando puede que usted vea a alguien que no continúa aplicándose en el ministerio y hallará que la esperanza de esta persona está débil y también está débil su fe; es una persona que no está en buen estado para el ministerio, tal como no estaría en buen estado para competir en los juegos el atleta que dejara de entrenarse por seguir tras otro interés o por pura pereza o apatía. Ya no tiene la devoción piadosa como su mira y en su debilidad está en peligro de perder su ministerio y aun su vida. Difícilmente pudiera decirse que esta persona sea un guardián fuerte y bien despierto del depósito cristiano a su cuidado. Al hacerse improductiva se halla en una situación igual a la del esclavo que enterró el dinero que se le confió y no hizo ningún trabajo con lo que el Amo le había dado. El Amo del depósito sagrado puede quitárselo al siervo improductivo al momento que quiera; de modo que el ser improductivo no es la manera de guardar el depósito al cuidado de uno.—1 Tim. 4:10, 13, 14, NM.
8 Se ha provisto la Palabra de Dios como un instrumento para nuestra instrucción y para ayudar a otros. La usamos en nuestra lectura pública, en exhortar a devoción piadosa y en instruir a las personas de buena voluntad. Para lograr estos requisitos del ministerio tenemos que saber usar la Biblia y progresar en cuanto a manejarla diestramente. Esto quiere decir un esfuerzo continuo de parte nuestra, uno que exige que estudiemos y participemos en consideraciones de la verdad en las reuniones y con compañeros cristianos. A medida que progresamos podremos tratar los asuntos espirituales en medio de nuestra lucha contra el error y aprenderemos a trabajar poderosamente con la Palabra, para la honra del nombre de Jehová, sin quedar avergonzados por no conocer nuestra esperanza o no hallar la manera de expresar la verdad. No que querramos que los hombres nos contemplen con alabanza y aprobación, sino más bien porque se le dice al ministro fidedigno: “Haz todo lo posible para presentarte aprobado a Dios, un trabajador que no tiene de qué avergonzarse, manejando la palabra de la verdad correctamente.” Necesitamos la aprobación de Jehová.—2 Tim. 2:15, NM.
9. ¿Por qué nos hace falta poder espiritual, y cómo puede obtenerse?
9 El alimento espiritual le es esencial al depositario para su bienestar. A todo testigo de Jehová se le hace necesario dedicar una gran parte de su vida al consumo del nutrimento que se le provee al hombre espiritual. Tiene que seguir “adquiriendo poder en la bondad inmerecida que hay en conexión con Cristo Jesús.” Este es poder espiritual, esencial para tener buen éxito en guardar el depósito cristiano. Ahora como nunca antes nos hace falta este poder espiritual. Estamos en medio de una gran guerra espiritual, y nuestros enemigos verdaderos son las huestes de demonios invisibles. Saben que tienen un corto período de tiempo, y quisieran destruir a los siervos de Jehová. Tal como lo hizo Timoteo, nosotros tenemos que seguir “haciendo la guerra correcta, reteniendo la fe y una buena conciencia.”—2 Tim. 2:1; 2 Cor. 10:4; 1 Tim.1:18, 19, NM.
10. ¿Cómo se defiende el cristiano contra las maquinaciones del Diablo?
10 Uno adquiere el poder espiritual valiéndose de todas las provisiones que Jehová ha hecho para sus siervos. Para poder mantenernos firmes contra las maquinaciones de Satanás necesitamos la verdad, el amor a la justicia, las buenas nuevas, fe, conocimiento de la salvación, y la Palabra de Dios. Pablo se refirió a estas cosas como la armadura completa que proviene de Dios. Tal como el guerrero se ponía su armadura, asimismo el cristiano está obligado a hacerlo espiritualmente. Uno se pone la armadura espiritual por medio de estudiar privadamente y meditar sobre la verdad con regularidad, por medio de compartir las buenas cosas espirituales en las reuniones de estudio de congregación, y por medio de hablar de continuo de los propósitos de Jehová con compañeros cristianos y, entre el público, por medio de esgrimir la “espada del espíritu.” Es de la misma manera que se lleva la armadura puesta de continuo y se mantiene uno protegido.—Efe. 6:10-18, NM.
11. ¿Qué es un ministro de la clase correcta?
11 Se nos entrena bajo el Dador de la verdad. Él da forma a nuestra mente y la moldea, de modo que podamos reconocer lo que es bueno y nos edifique a nosotros mismos y a otros. La verdad consta de palabras saludables; por medio de apegarnos a la verdad nos mantenemos espiritualmente saludables y evitamos lo que es engañador, dañino y falso. Es imposible ser un ministro de la clase correcta sin apegarse estrechamente a la enseñanza correcta. Sé “un ministro de la clase correcta de Cristo Jesús, uno nutrido con las palabras de la fe y de la enseñanza correcta que tú has seguido cuidadosamente.” Tenemos que considerar el ministerio con seriedad, participando de la enseñanza correcta y siguiéndola cuidadosamente. ¿Está usted haciendo esto? ¿Considera usted su ministerio con seriedad? ¿Es la cosa más importante de su vida? ¿Está usted nutriéndose con las palabras de la fe? ¿O mira usted al estudio de la Biblia y de La Atalaya superficialmente y no se equipa para dar buenos consejos a otros?—1 Tim. 4:6, NM.
PREDICA LA PALABRA
12, 13. (a) Al aceptar de buena gana sus responsabilidades ministeriales ¿cómo nos puso un buen ejemplo Timoteo? (b) Si no se le persigue al cristiano, ¿le conviene dejar de ser vigilante? ¿por qué?
12 A Timoteo se le mostró otra faceta de esta joya del ministerio: “Predica la palabra, hazlo urgentemente en tiempo favorable, en tiempo dificultoso.” Las palabras saludables que Timoteo había aprendido de Pablo había de comunicarlas a otros. Esto le impuso algún sufrimiento personal a Timoteo que, para poder predicarles con tacto a los judíos, se sometió a la dolorosa circuncisión. Él demostró tacto igual al de Pablo, quien dijo: “A los judíos me hice como judío, para poder ganar a los judíos; . . . Hago toda cosa por causa de las buenas nuevas, para hacerme un partícipe de ellas con otros.” De casa en casa y públicamente Pablo había puesto el ejemplo de predicar urgentemente. Para Timoteo era urgente también. Tenía que hacerse, fueran favorables las condiciones o no. Aun en tiempos en que las condiciones son comparativamente pacíficas el mensaje sigue siendo urgente, porque éste es el día de la salvación para todos los hombres que viven, sea que ellos se den cuenta de ello o no. Timoteo no vivió en el tiempo en que se iba a pelear el Armagedón, y sin embargo era urgentemente necesario que él predicase la Palabra. Entonces, ¡cuánto más urgente debe ser ahora, cuando la predicha gran batalla del día del Dios Todopoderoso está inminente en nuestra generación! El mero hecho de que haya un período en que no haya persecución en cierta comunidad o país no es motivo para que el ministro maduro concluya que es tiempo para disminuir la actividad en cuanto a predicar las buenas nuevas que se le han encomendado. Más bien la persona madura estará agradecida a Jehová y trabajará con más empeño que nunca en el ministerio mientras Jehová mantenga despejado el camino para hacerlo.—2 Tim. 4:2; Hech. 16:3; 20:20; 1 Cor. 9:20-23, NM.
13 Existe un estado de guerra hoy entre el Rey reinante de Jehová y las fuerzas de Satanás. El que haya un momento de calma en la batalla no es indicación de que el soldado ya no esté en la guerra. Es en ocasiones como ésa que el soldado tiene que mantenerse constantemente alerta para vigilar al tirador apostado y el ataque de sorpresa repentino o, mejor aun, para estar preparándose para un ataque y hacer el ataque mientras el enemigo esté huyendo. Es un hecho conocido que la mejor defensa en la guerra es una buena ofensiva. El estar activos en el ministerio es nuestra protección. Los inactivos llegan a estar espiritualmente débiles, no pueden defenderse ellos mismos ni defender su ministerio. Los activos siempre mantienen el escudo de la fe levantado en su debido lugar, guardando el depósito cristiano a su cuidado. El tiempo en que aparentemente no hay oposición organizada en algunos países no es la señal para abandonar las fuerzas luchadoras de Jehová, no, ni siquiera para quitarle el énfasis que se le ha dado a la obra de predicar y emprender alguna actividad del mundo por motivos egoístas. Pelee como soldado de la clase correcta de Cristo Jesús teniendo la vista fija en la victoria final, no dejándose desviar por las cosas que pueden envolver a uno en el mundo. “Ningún hombre que sirve como soldado se envuelve en los negocios comerciales de la vida, a fin de que pueda alcanzar la aprobación de aquel que lo alistó como soldado.”—2 Tim. 2:4, NM.
14. ¿Qué lazo sutil puede abrirse paso a través de la defensa del soldado cristiano?
14 Aunque tal vez Satanás no logre vencernos con un asalto de persecución violento y directo, tenemos que estar alerta con toda vigilancia para que no penetre nuestra armadura espiritual ninguna de sus fuerzas de infiltración de la índole más sutil. El guerrero espiritual no se dedica a una vida de comodidad en este viejo mundo, sino que sigue peleando bajo el Comandante a los pueblos, Cristo Jesús, no dejando que ningún amor a empresas lucrativas lo capture a él o le haga caer víctima de su antojo en este tiempo de guerra espiritual. Es reconocido que los negocios comerciales de la vida son un medio sutil de vencer a muchas personas, edificando poco a poco en uno un amor a las cosas materiales y las riquezas que probablemente le consigan los lujos de esta vida. El soldado verdadero no espera lujos y el guerrero cristiano no busca ahora la llamada seguridad que las riquezas de este mundo puedan brindarle, porque él sabe que todo lo que él necesita ahora son las cosas esenciales al sostén de la vida y contentamiento junto con ellas al avanzar resueltamente en la predicación de la Palabra en tiempo favorable o tiempo dificultoso. Las cosas materiales que él tenga las acepta como provisión de Jehová para mantenerlo activo en la guerra.
15. Contraste la manera de usar las cosas materiales de modo que resulte en un ministerio próspero con la que llevaría a un fracaso en el ministerio.
15 De todos modos no hay ninguna ventaja en acumular un montón de cosas materiales que no podremos llevar con nosotros al nuevo mundo, pero estemos contentos con las cosas que básicamente se necesitan para la vida y hagamos que las cosas materiales trabajen a favor de nosotros para mantenernos en el ministerio. “Porque nada hemos traído al mundo, ni tampoco podemos llevar cosa alguna. Teniendo pues alimento y con qué cubrirnos, estaremos contentos con estas cosas. Sin embargo, los que se resuelven a ser ricos caen en la tentación y en un lazo y en muchos deseos insensatos y dañinos que hunden a los hombres en destrucción y ruina. Porque el amor al dinero es raíz de toda suerte de cosas perjudiciales, y esforzándose para lograr este amor algunos han sido desviados de la fe y se han acribillado con muchos dolores.” No vaya a pensar que usted está inmune a estos lazos. Mantenga el punto de vista de la vida que el cristiano maduro abriga, y aunque tenga que proveer lo necesario para la vida, vigile que actividades comerciales aumentadas no le causen daño. Si más siervos dedicados de Jehová se asen firmemente de este punto de vista hay buen motivo para esperar que más personas emprendan el ministerio de tiempo cabal, y hoy mismo hay una necesidad urgente de precursores.—1 Tim. 6:7-10, NM.
16. (a) ¿Cómo están sufriendo mucho dolor o ruina ahora algunos cristianos por amar las cosas materiales? (b) ¿Qué papel desempeña el espíritu santo en guardar nuestro depósito?
16 Debido a que las tendencias hacia la inflación prevalecen por todo el mundo en estos días peligrosos, algunos cristianos se han hecho vulnerables a debilitamiento espiritual y a dificultades al sacrificar tiempo valioso para tener dos colocaciones seglares en el mundo, no dejándoles esto casi ningún tiempo para predicar la Palabra, asistir a las reuniones de congregación o para el estudio personal que les es tan vital. Algunos matrimonios no sólo se descuidan en cuanto a su propio bienestar personal, sino también en cuanto al de sus hijos; los dos cónyuges salen y consiguen empleo seglar para poder disfrutar del placer de tener ropa costosa y lujos caseros así como también disfrutar de las diversiones infructuosas que este mundo ofrece por vía de sus medios de propaganda. El aumento de sus ingresos no se usa para darle más sostén al ministerio. El amor a las cosas materiales crece en ellos y pronto sucede que no hallan tiempo para entrenar a sus hijos en el debido camino de la vida y al mismo tiempo los rodean de tantas influencias del viejo mundo que los hijos pierden cualquier aprecio que le hayan tenido a la verdad y con el tiempo se extravían, causándoles mucho dolor y angustia a los padres dedicados. A veces hasta los padres se extravían de la fe, arrojándose por fin en la destrucción y ruina. ¿Quién tiene la culpa de que uno sea cortado así de la fe y pierda el privilegio de participar en la victoria? Se nos aconseja que guardemos nuestro depósito cristiano, lo cual quiere decir de un ataque directo de frente o de cualquier otro peligro, especialmente del espíritu de la mundanalidad. No por medio del espíritu de este viejo mundo, sino por medio del espíritu santo de Jehová es que guardamos nuestro depósito cristiano. El llenar nuestro corazón y mente de aprecio por las cosas de la Palabra y la obra de Jehová nos tendrá en armonía con el espíritu santo que emana de él.—2 Tim.1:14, NM.
17. ¿Por qué finalmente resulta en victoria el apegarse a las reglas del guerrear espiritual? ¿Qué tenemos que tratar de conseguir?
17 Es menester que recordemos que tenemos un Comandante que nos ha alistado como soldados, que es mucho más experto que nosotros en derrotar los lazos de Satanás. Este es el victorioso Rey de los reyes y Señor de los señores. Siempre debe ser nuestro deseo recibir su aprobación y tendremos buen éxito únicamente si seguimos las instrucciones que él nos da. Se nos asegura: “Además, si alguien contiende aun en los juegos, no es coronado a no ser que haya contendido de acuerdo con las reglas.” Cuando emprendimos el ministerio no lo hicimos en ignorancia, sino teniendo conocimiento cabal de las reglas del guerrear espiritual, y nos es preciso persistir en la competencia correcta y vivir en conformidad con las reglas para guardar nuestro depósito cristiano con éxito contra los lazos de Satanás. “Tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas. Pero sigue tras la justicia, la devoción piadosa, la fe, el amor, el aguante, apacibilidad de disposición. Lucha por la victoria en la correcta contienda de la fe, agárrate firmemente de la vida eterna a la cual fuiste llamado y por la cual declaraste públicamente la confesión correcta delante de muchos testigos.” La victoria depende de mantener el cariño puesto en las cosas de Dios.—2 Tim. 2:5; 1 Tim. 6:11, 12, NM.
18. ¿Por qué le es esencial la oración al que quiere guardar el ministerio?
18 El guardar el ministerio no es algo que se hace enteramente por la propia cuenta de uno. No estamos peleando una batalla cada uno solo, sino que somos parte de una gran fuerza luchadora bajo Jehová, así que tenemos que acudir a Aquel que ha confiado el depósito a cuidado nuestro. Hay que orar, y esto recibe énfasis en la Palabra. Es bueno que oremos cuando despertamos por la mañana, antes que participemos de alimento espiritual y material, antes que nos acostemos de noche, y antes que emprendamos actividades especiales del ministerio. Si con seriedad estamos tratando de cumplir nuestra dedicación, haremos diariamente nuestras peticiones a Jehová. Es un privilegio. Podemos orar en muchas circunstancias, y nunca debemos de apreciar en menos de lo que se merece el poder de la oración. Es otra evidencia para nosotros de nuestra fe fuerte. Cuando entramos en nuestra habitación y privadamente suplicamos a Jehová, lo hacemos porque creemos en él. Tenemos fe en Dios. No pudiera haber otra razón. No lo hacemos porque querramos que nos vean los hombres y nos consideren religiosos. Jehová nos ayudará en tiempos de prueba.—1 Tim. 2:1, 8, NM.
19. ¿Cómo pone a prueba la persecución a las personas que guardan el depósito dado a su cuidado?
19 La persecución viene también para probar nuestra defensa. El depósito cristiano que tenemos a nuestro cuidado tiene que guardarse en tiempos de sufrimiento. Pablo escribió: “Toma tu parte en el sufrimiento del mal. . . . Recuerda que Cristo Jesús fué levantado de entre los muertos y fué de la simiente de David, de acuerdo con las buenas nuevas que yo predico, y en conexión con las cuales sufro el mal hasta el punto de cadenas de prisión como malhechor. Sin embargo, la palabra de Dios no está encadenada.” Es un gran honor sufrir por el ministerio cristiano y no podemos dejar caer nuestra guardia cuando vienen las pruebas. La predicación de las buenas nuevas no se detiene a causa de la persecución. Regocijémonos cuando veamos que la mano de Jehová está con nosotros al dar un testimonio para la honra de él y gloriémonos en el sufrimiento que nos sobreviene como cristianos, porque es privilegio nuestro probar nuestra integridad. Recuerde, otras personas sufren mucho por cosas que no valen la pena sin que vayan a recibir una recompensa futura en este mundo. El sufrir por el ministerio da por resultado aguante. El aguante lo necesitamos para ser fieles en cuanto a guardar nuestro depósito.—2 Tim. 2:3, 8, 9; 3:11, 12; Heb. 10:39, NM.
CONTINÚE EN LAS COSAS QUE HA APRENDIDO
20, 21. (a) ¿Qué hay que hacer para completar el ministerio con éxito? (b) ¿Cómo les puso Timoteo un excelente ejemplo de perseverancia tanto a los ancianos como a los jóvenes?
20 Timoteo aprendió del ministro de más edad que él, Pablo, y consiguió fe de su asociación con su abuela, Loida, y su madre, Eunice. El emprender el ministerio es una cosa; el completarlo con buen éxito es otra. Timoteo sabía esto. Se le dijo: “Continúa en las cosas que aprendiste y fuiste persuadido a creer, sabiendo de qué personas las aprendiste y que desde la infancia has conocido las santas escrituras que te pueden hacer sabio para la salvación por medio de la fe en conexión con Cristo Jesús. Toda Escritura es inspirada por Dios y es benéfica para enseñar, para reprender, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia, para que el hombre de Dios sea enteramente competente, completamente equipado para toda buena obra.” Eso fué precisamente lo que Timoteo hizo; también debemos hacerlo nosotros hoy día. Y sería bueno que los jóvenes entre los testigos de Jehová procedieran de manera parecida hoy, aprendiendo la fe por medio de sus padres dedicados con el respeto debido y dedicándose a un curso de ministerio comparable a aquel que Timoteo emprendió.—2 Tim. 1:5; 3:14-17, NM.
21 El tiempo para empezar el ministerio es cuando uno es joven, o tan pronto como oye la verdad. Es prudente acordarse del Creador en los días de la juventud de uno, y a medida que vaya creciendo en conocimiento, fe y privilegios de servicio, no dejar que nada lo haga tropezar. El capítulo 5 de 1 de Timoteo muestra que hay personas de todas clases—jóvenes y ancianas, hombres y mujeres—ocupadas en el ministerio. Todos pueden ser útiles, hasta los niños o los físicamente débiles. Una persona joven o a quien le falte madurez pudiera dejar que la enfermedad la detuviera de ejecutar el ministerio, pero tal no fué el caso con Timoteo. Él siguió adelante resueltamente a pesar de frecuentes casos de enfermedad. Él tenía a otros ministros cristianos como excelentes ejemplos de cómo es posible servir a pesar de enfermedad o dolor. De modo que seamos nosotros de mente madura en este día y sirvamos a pesar de cualquier enfermedad o dolor que posiblemente nos llegue a afligir. Tenga paciencia con usted mismo, recordando que usted no es perfecto. Espere en Jehová, haga lo mejor que pueda y tendrá éxito en guardar el depósito cristiano a su cuidado a través de cualesquier períodos turbulentos de enfermedad.—Ecl. 12:1; 2 Cor. 12:7; Gál. 4:13; Fili. 2:26; 1 Tim. 5:23, NM.
22. ¿Por qué nunca debe sentirse inadecuado o inútil en el ministerio el cristiano?
22 Tampoco debe cualquier persona que sea joven en la verdad pensar que no le es útil al Dueño del depósito. Si usted es joven posiblemente no haya tenido tiempo para estudiar todo lo que se ha publicado acerca de los propósitos de Jehová, pero usted tiene un lugar en el servicio de Dios. Las buenas nuevas han de decirse a todo el mundo y todo lo que hayamos aprendido lo debemos decir a otros. Pablo, que le sirvió de dechado a Timoteo, reconoció abiertamente que le hacía falta la ayuda de Dios, ¿y somos nosotros diferentes de modo alguno? Queda patente de las dos cartas que Pablo le escribió a Timoteo que éste tenía más cosas que aprender, y ninguno de nosotros jamás acaba de aprender tampoco. Uno tiene que saber que no sabe antes que pueda aprender. Por eso no se sienta desanimado si descubre que no sabe todas las respuestas, sino más bien cumpla con su parte en el ministerio, y al hacerlo vaya progresando en conocimiento. Esfuércese con diligencia para equiparse para toda buena obra y grabe con firmeza en su mente los justos principios de Jehová. Entonces sirva en conformidad con eso. “Que nadie jamás menosprecie tu juventud. Por lo contrario, llega a ser un ejemplo para los fieles en el hablar, en conducta, en amor, en fe, en castidad.” Nos hace sentirnos felices el ver que hoy día hay muchos jóvenes que se asocian con la sociedad del nuevo mundo que han llegado a servirles de ejemplos de esa clase a los fieles.—Fili. 4:13; 1 Tim. 4:12; 2 Tim. 4:17, NM.
23, 24. (a) ¿Qué papel desempeña el comportamiento correcto en guardar el depósito a su cuidado? (b) ¿De qué manera hay que proceder si ha de mantenerse el comportamiento correcto?
23 Una parte de guardar su ministerio consiste en vigilar su comportamiento. Le es posible perder el ministerio si usted no se porta correctamente. La Palabra de Dios nos da la instrucción que necesitamos. Timoteo leyó en la carta de Pablo: “Estoy escribiéndote estas cosas, . . . para que sepas cómo debes portarte en la familia de Dios.” El joven que no ha sido instruído debidamente a menudo causa dificultad en una familia, porque no hace un avalúo maduro de las cosas espirituales y ama solamente los placeres. Uno mantiene íntegro su ministerio cristiano por medio de evitar los deseos que brotan de la falta de madurez en lo espiritual. “Huye de los deseos incidentales a la juventud, mas sigue tras la justicia, la fe, el amor, la paz, junto con los que invocan al Señor de un corazón limpio.”—1 Tim. 3:14, 15; 5:1, 2; 6:14; 2 Tim. 2:22, NM.
24 El comportamiento correcto resultará de estudiar la Palabra de Dios y de buscar buena asociación en la congregación, asociación con los que están concienzudamente dedicados al servicio de Jehová, que lo animan a uno a predicar públicamente y de casa en casa. Si alguien de la congregación muestra por su proceder de mal comportamiento que le falta madurez espiritual, más bien que participar con esa persona en dicho mal comportamiento usted debe buscar buena asociación “con los que invocan al Señor de un corazón limpio.” “Ni seas participante en los pecados de otros; consérvate puro.” Para el propio bien de usted, evite a los que causan dificultades o disturbios. No se sorprenda si halla uno alguna vez. Había algunos en las primeras congregaciones cristianas, y también se manifestarán algunos en nuestros tiempos. Pablo le escribió a Timoteo acerca de Alejandro, el calderero: “Tú, también, guárdate de” personas como ésa. Pero si alguien manifiesta un espíritu mundano y le trata mal, nunca se disguste con la organización o servicio de Dios y abandone el ministerio. Evite hasta donde le sea posible toda dificultad personal por medio de recordar que los que resisten la Palabra de Dios o que conducen a otros a la mundanalidad o inmoralidad no son buena compañía y no le ayudarán a mejorar su comportamiento en la familia de Dios. Ande rectamente y no deje que ningún malhechor trastorne su equilibrio espiritual. Se nos advirtió que algunos “apartarán los oídos de la verdad . . . Sin embargo mantén tu equilibrio en todas las cosas, . . . efectúa tu ministerio cabalmente.”—Rom. 16:17, 18; 1 Cor. 15:33; 1 Tim. 5:22; 6:11; 2 Tim. 4:1-5, 14, 15, NM.
25, 26. (a) ¿Cómo efectuamos cabalmente nuestro ministerio personal y guardamos con buen éxito el depósito cristiano? (b) ¿Qué preguntas debemos poder contestar individualmente después de hacernos un escrutinio?
25 No se debe permitir que cosa alguna interrumpa nuestra preparación personal y la ejecución de nuestro ministerio. Tenemos la obligación de efectuar cabalmente nuestro ministerio. Eso requiere que le demos nuestra atención constante. Para ser cabales tenemos que terminar la obra que se nos ha asignado. Si vale la pena hacer cierto trabajo vale la pena hacerlo correctamente, y de todos los trabajos que hay el ministerio es el trabajo que más vale la pena. El dedicarse a este servicio ministerial encierra mucho examen personal y reflexión. El paso más serio que damos en la vida es el dedicarnos al servicio de Jehová y aceptar de sus manos el depósito que da a nuestro cuidado. Entonces tenemos que absorbernos intensamente en nuestra dedicación y servicio, especialmente ahora. Tenemos un tesoro precioso al cuidado nuestro y si nos ponemos espiritualmente soñolientos en el menor grado, o apáticamente descuidados, o aun nos dejamos distraer por un momento, puede ser que se nos quite lo que tenemos. “Reflexiona acerca de estas cosas, absórbete en ellas, para que tu progreso sea manifiesto a toda persona.” Tenemos que seguir haciendo lo que hemos emprendido, seguir avanzando, buscando la dirección del espíritu santo de Jehová al guardar el depósito que se nos ha dado. Tenemos que estar de guarda de continuo. Nunca ni por un momento podemos abrigar conocimiento contradictorio o falso, sino que adhiriéndonos estrechamente a la Palabra y espíritu guardaremos bien lo que se nos ha confiado como depósito.—1 Tim. 4:13, 15; 6:2, 20; 2 Tim. 3:14, NM.
26 ¿Practica usted el cristianismo todos los días? ¿Ha regulado usted su vida personal para que esté en conformidad con las normas ministeriales? ¿Está usted guardando alertamente lo que se le ha confiado al cuidado suyo, o está usted interesado en asuntos de afuera? ¿Se mantiene activo en el ministerio, o ha ‘enterrado’ usted su depósito? ¿Qué clase de cuenta puede usted rendirle a Jehová, el Dueño del depósito? ¿Halla usted que está cumpliendo con los elevados requisitos personales del ministerio e, igual que Pablo, Silvano y Timoteo, ha sido ‘probado por Dios como digno de tener encomendadas a usted las buenas nuevas’? En tal caso dé consideración al artículo que sigue y examínese en cuanto a sus responsabilidades para con otros.—1 Tes. 2:4, NM.