¿Por qué leer la Biblia?
LA PREGUNTA ¿Por qué leer la Biblia? ¿está bien formulada? Son muchas las razones por las cuales distintas personas leen la Biblia. ¿Por qué, por ejemplo, lee usted la Biblia?
¿La lee usted, como lo hacen muchos, a causa del deleite que obtiene de su excelencia literaria? Su belleza de lenguaje es bien conocida a todos. Entonces tal vez le haya apenado la manera en que se expresan algunas de las versiones modernas, ya que parecen haber sacrificado la belleza literaria para favorecer la erudición bíblica. Así se sintió cierto profesor en una universidad del este de los Estados Unidos. Él censuró la manera en que está expresado el Salmo 23 en la Versión Normal Revisada porque éste había perdido el ritmo elegante que tenía en la Versión del Rey Jaime.
De manera parecida, una autoridad literaria, escribiendo en el Times de Nueva York, censuró la manera en que se expresa la Nueva Biblia Inglesa en comparación con la Versión del Rey Jaime. Después de tomar en cuenta varias opiniones acerca del tema él concluyó sus propias objeciones diciendo: “Yo sospecho que las labores de ellos, no importa la exactitud erudita que hayan establecido, no desalojarán la V.R.J. de su posición de ventaja. Si leemos la Biblia por deleites de lenguaje, no abandonaremos su versión más noble.”
Pero, bien pudiera preguntarse, ¿inspiró Dios a unos cuarenta hombres, a través de un período de dieciséis siglos, a escribir su Palabra para que pudiéramos tener “deleites de lenguaje”? ¿Es ése el motivo por el cual muchos de sus escritores sufrieron persecución y hasta martirio, y por el cual muchos de los que copiaron, tradujeron, publicaron y distribuyeron la Biblia fueron recipientes de trato parecido—meramente para que nosotros tuviéramos el deleite de escudriñar una obra literaria maestra? ¡Difícilmente!—Eze. 33:32.
O, como lo hacen otros, ¿lee usted la Biblia solamente como un deber religioso, leyendo cierto número fijo de páginas al día o dedicando cierto número fijo de minutos diariamente a la lectura de la Biblia? En ciertas Biblias católicas se anima a los lectores diciéndoles que recibirán cierto número de días de indulgencia por leer la Biblia quince minutos al día. Pero, ¿qué provecho puede haber en todo esto si se piensa poco o nada en cuanto al significado verdadero de lo que se lee?—Hech. 8:30.
¿O lee usted la Biblia de vez en cuando por curiosidad? Es bueno saber algo de su contenido, es verdad, pero después de haber satisfecho su curiosidad mediante un mero barniz de conocimiento, entonces ¿qué? ¿Cuánto provecho derivaría usted de semejante manera de abordar cualquier tema científico? La Biblia contiene la ciencia más alta, la esencia de la verdad. Merece ella su consideración regular y cuidadosa.—Juan 17:17.
Luego hay los que leen la Biblia meramente para poder decir que la han leído toda. O tal vez la lean vez tras vez para poder jactarse del número de veces que han leído la Biblia. El leer toda la Biblia es encomiable, y todo el mundo debería leerla cabalmente por lo menos una vez; pero si nuestro motivo al leerla es el de tener un nombre por haberlo hecho, entonces la habremos leído en vano en lo que concierne a cualquier beneficio duradero. Estaremos en la clase de los que oran o dan regalos en público para ser vistos por los hombres.—Mat. 6:1-5.
Muchos otros leen la Biblia para hallar prueba para sus creencias religiosas en vez de basar sus creencias en lo que leen. Hacen recordar las palabras del poeta:
“Algunos leen para probar un preadoptado credo,
Así entienden poco de lo leído;
Y tuercen todo pasaje en el libro
Para a ese fin de toda importancia acomodarlo.”
Típicos de esto son los trinitarios, quienes, al no encontrar ni mención ni explicación de su enseñanza favorita, citan textos que mencionan al Padre, el Hijo y el espíritu santo para probar que estos tres son coiguales en cuanto a poder, gloria, sustancia y eternidad, cuando tales textos no prueban semejante cosa. (Véanse Mateo 28:19; 2 Corintios 13:14) Esto también es lectura inútil de la Biblia, porque ¿cómo puede uno aprender de la Biblia cuando tiene nociones preconcebidas y meramente la usa para probar sus propias ideas? Tales personas leen “para enseñar al Libro en vez de para ser enseñadas.”
Entre otros lectores de la Biblia que pudieran mencionarse se hallan los enemigos de la Biblia, los que se acercan a ella con la mira crítica, como a menudo lo hacen los agnósticos, los escépticos, los librepensadores, los ateos y los deístas, para mencionar unos pocos. Aunque dan a entender que tienen una actitud objetiva hacia la Biblia, la mayoría de las veces ellos leen con el propósito de hallar defectos en ella, escudriñando sus páginas con ojos de águila para descubrir casos en que la Biblia aparenta contradecirse a sí misma, o contradecir a la ciencia o la historia seglar. Así éstos esperan desacreditar la Biblia a los ojos de los demás. Los extremos a los cuales van prueban que ellos son cualquier cosa menos lo que se jactan de ser-objetivos. Sin embargo, la erudición bíblica, la ciencia y la arqueología producen cada vez más evidencia que refuta todos estos ataques. Obviamente, toda lectura bíblica de esa índole es inútil.
Entonces, ¿por qué deberíamos leer la Biblia? Para familiarizarnos con el un solo Dios verdadero Jehová, cuya revelación es la Biblia. En ella él hace que conozcamos a él mismo así como sus propósitos y voluntad para con nosotros. Así como observó aquel par entre eruditos bíblicos cristianos, el apóstol Pablo: “Toda Escritura es inspirada por Dios y es benéfica para enseñar, para reprender, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia, para que el hombre de Dios sea enteramente competente, completamente equipado para toda buena obra.”—2 Tim. 3:16, 17.
Para así sacar beneficio de la Biblia tenemos que acercarnos a ella con la actitud correcta del corazón y con la debida disposición. Queremos ser imparciales, sin nociones preconcebidas, sin embargo con la voluntad de creer, estando conscientes de nuestra necesidad espiritual. Eso también quiere decir que tenemos que acercarnos a ella humildemente, reconociendo cuán poco sabemos y cuánto nos queda que aprender. Y tenemos que acercarnos a ella con honradez, dispuestos a pagar el precio de la verdad, porque es cierto que la verdad exige su precio.—Pro. 23:23; Mat. 5:3.
De modo que tome tiempo para leer la Biblia, pero hágalo impulsado por los motivos correctos.