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Apreciando la salvación de nuestro DiosLa Atalaya 1973 | 15 de diciembre
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su Hijo Jesucristo. Aun cuando estuvo en la Tierra hace mil novecientos años, Jesucristo ejecutó milagros literales de esas clases. Como Rey volverá a hacer cosas semejantes, en el paraíso literal restaurado en la Tierra. (Luc. 23:43) ¡Qué gozosa esperanza! Y las profecías que se cumplen actualmente muestran que nos hallamos en el mismísimo umbral de este tiempo de alborozo. Ciertamente ahora es el tiempo de todos los tiempos para esforzarnos vigorosamente, para que de veras andemos en amistad con el Dios de salvación... hasta la “tribulación grande” y a través de ella y entremos en las bendiciones eternas que nos esperan.—Luc. 13:24.
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¿Satisface usted los requisitos para responsabilidad de congregación?La Atalaya 1973 | 15 de diciembre
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¿Satisface usted los requisitos para responsabilidad de congregación?
¿CÓMO ve usted el asunto de la responsabilidad? Hoy en el mundo muchos hombres la eluden o evitan debido a que trae deberes y obligaciones. Otros buscan responsabilidad ambiciosamente, esperando conseguir así prominencia, poder y control sobre otros y el concederse privilegios especiales.
En la congregación cristiana no hay lugar para ninguna de estas actitudes. (Mat. 20:25-27; 1 Ped. 5:2, 3) Sin embargo, se necesitan hombres que estén dispuestos a asumir responsabilidad. Es preciso que éstos tengan una actitud muy diferente para con la responsabilidad que la que tienen tantas personas mundanas. Deben ‘hacer esfuerzos’ por asumir responsabilidad, sí, pero movidos por un deseo de servir a otros... principalmente a Dios y luego a su prójimo, particularmente a los de la congregación. Ellos se esfuerzan correctamente por honrar a Dios y por hacer prominente y respetado el nombre de él... no el propio nombre de ellos.—1 Tim. 3:1; Gál. 6:10; Pro. 8:13.
En las congregaciones cristianas primitivas del primer siglo, hubo hombres que eran nombrados a puestos de responsabilidad fuera como “ancianos” (griego, presby’teroi) o como “siervos ministeriales” (dia’konoi). (Tito 1:5; Fili. 1:1) Los ancianos debían ejercer la superintendencia de la congregación de manera espiritual, sirviendo como ‘pastores’ del rebaño de Dios. (Hech. 20:28) Los siervos ministeriales los ayudaban, encargándose de ‘asuntos necesarios’ que no envolvían tan directamente la superintendencia espiritual.—Hech. 6:1-6.
Sea que sirvieran de ancianos o siervos ministeriales, estos hombres debían ser como el Hijo de Dios que aceptó la responsabilidad más pesada que ningún hombre jamás ha llevado, sin embargo, “no vino para que se le sirviese, sino para servir.” (Mar. 10:45) Se podría comparar la actitud adecuada de éstos al hombre que, al encontrar a una persona que trata de hallar cierto lugar, dice: ‘Permítame mostrarle cómo llegar allí.’ O a la persona que, viendo a otro que lleva cargas pesadas, dice: ‘Permítame ayudarle con su carga.’ ¿Tiene usted ese espíritu?
REQUISITOS BÍBLICOS QUE HAN DE SATISFACERSE
Sin embargo, el deseo de servir no es todo lo que se requiere. La Palabra de Dios
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