Los beneficios del nuevo pacto de Dios se esparcen mundialmente
1. En cuanto a la habilidad para servir como mediadores, ¿cómo se contrastan Moisés y Jesucristo uno al otro?
EL ENTERO “Israel de Dios” espiritual acepta la declaración del apóstol Pablo, en 1 Timoteo 2:5, 6: “Hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, un hombre, Cristo Jesús, que se dio a sí mismo como rescate correspondiente por todos.” El profeta Moisés ha estado muerto por más de tres mil cuatrocientos años y ya no puede servir como mediador entre Dios y los judíos. Pero, ¿qué hay del Hijo del hombre, Cristo Jesús? Después de su muerte como “rescate correspondiente,” fue resucitado de entre los muertos y fue remunerado con vida inmortal en el cielo con Jehová Dios. De modo que ha continuado sirviendo como el “un solo mediador entre Dios y los hombres.”
2. Según Hebreos 8:6-12, ¿de qué pacto es el mediador Jesucristo, y con quiénes?
2 Él es el Mediador del nuevo pacto entre Dios y el “Israel de Dios” espiritual. En prueba de eso, dice la inspirada carta a los hebreos cristianizados (Heb. 8:6-12): “Ahora Jesús ha obtenido un servicio público más admirable, de modo que también es mediador de un pacto correspondientemente mejor, que ha sido establecido legalmente sobre mejores promesas. Porque si aquel primer pacto hubiese sido sin defecto, no se habría buscado lugar para uno segundo; porque él halla de qué objetar en el pueblo cuando dice: “‘¡Mira! Vienen días,” dice Jehová, “y concluiré con la casa de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto; no según el pacto que hice con sus antepasados en el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, porque no continuaron en mi pacto, de modo que dejé de interesarme en ellos,” dice Jehová.’ ‘“Porque éste es el pacto que pactaré con la casa de Israel después de aquellos días,” dice Jehová.’” Luego el escritor de Hebreos prosigue para citar la explicación que da Dios del nuevo pacto según se expresa en Jeremías 31:31-34.
3. ¿Cómo se compara el nuevo pacto con el antiguo, y por qué?
3 Que el nuevo pacto es mejor que el antiguo pacto de la Ley con Israel según la carne, procede a mostrarlo el escritor diciendo: “¿Cuánto más la sangre del Cristo, que por un espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin tacha a Dios, limpiará nuestra conciencia de obras muertas para que rindamos servicio sagrado al Dios vivo? Por eso es que él es mediador de un nuevo pacto.”—Heb. 9:14, 15.
4. Por eso, según Hebreos 12:18-24 y 13:20, 21, ¿adónde se habían acercado aquellos hebreos cristianizados, y en qué sangre se interesaban?
4 Más tarde en su carta, el escritor dice a estos cristianos que, aunque son hebreos, no se han acercado al monte Sinaí en Arabia donde Moisés sirvió de mediador. No, sino como israelitas espirituales “ustedes se han acercado a un monte de Sion y a una ciudad del Dios vivo, a Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles, en asamblea general, y a la congregación de los primogénitos que han sido matriculados en los cielos, y a Dios el Juez de todos, y a las vidas espirituales de justos que han sido hechos perfectos, y a Jesús el mediador de un nuevo pacto, y a la sangre de la rociadura.” “Ahora bien, que el Dios de paz, que hizo subir de entre los muertos al gran pastor de las ovejas con la sangre de un pacto eterno, a nuestro Señor Jesús, los equipe con toda cosa buena para hacer su voluntad.”—Heb. 12:18-24; 13:20, 21.
5. Según lo que muestra el libro de Revelación, ¿qué proporción de la humanidad se admite en el nuevo pacto de Dios por medio de Cristo?
5 En Revelación 7:4-8 el apóstol Juan menciona a las “doce tribus” del Israel espiritual y fija el número de todos estos israelitas espirituales a 144.000 ó 12.000 de cada una de las “doce tribus.” Revelación 14:1-5 representa al entero “Israel de Dios” espiritual de pie en el monte de Sion celestial con el “Cordero” de Dios, su Mediador Jesucristo. Se habla de estos 144.000, no como redimidos o rescatados del antiguo Egipto, sino como “comprados de entre la humanidad como primicias para Dios y para el Cordero.” Hoy los judíos naturales, circuncisos, ascienden a 12.867.000 y el resto no judío de la humanidad asciende a más de tres mil millones. Considerando este hecho podemos ver que Dios incluye en su nuevo pacto mediado por Jesucristo a comparativamente pocos de la humanidad.
6. ¿Cuántas personas debe haber hoy que están en el nuevo pacto, y cómo se identifican cada año?
6 Hoy debe haber muy pocas personas que se hallan en ese nuevo pacto como israelitas espirituales. Se sabe quiénes son y se les identifica al celebrar ellos la Cena del Señor cada año en su fecha de aniversario, a saber, en la noche del 14 de Nisán (calendario bíblico), ocasión en la que participan del pan y el vino emblemáticos. Los registros recogidos por todo el mundo en el año de 1965 muestran que unos 11.500 participaron de los emblemas y confesaron así estar en el nuevo pacto con Jehová Dios como israelitas espirituales.
7. (a) Por consiguiente, ¿cuántas personas se benefician directamente del nuevo pacto? (b) No obstante, ¿cuántas en la Tierra están beneficiándose hoy del nuevo pacto, y cuántas todavía se beneficiarán?
7 Puesto que tan pocas personas llegan a estar en el nuevo pacto que se predice en Jeremías 31:31-34 y puesto que todas habrán de ser transferidas al monte de Sion celestial, muy pocos humanos de veras se benefician directamente del nuevo pacto. A pesar de este hecho, todo el mundo de la humanidad tiene probabilidades de beneficiarse de este nuevo pacto. Sí, hoy en día, las bendiciones de este nuevo pacto no están limitadas a los aproximadamente 11.500 israelitas espirituales que participan de los emblemas en la Cena del Señor. No, sino que ya los beneficios de éste se están esparciendo mundialmente. Especialmente beneficiándose de él se hallan los más de un millón de adoradores de Jehová Dios que están asociándose directamente con este pequeño resto del “Israel de Dios” espiritual. Cómo es esto, y cómo toda la humanidad, viva y muerta, tiene probabilidad de beneficiarse del nuevo pacto se puede discernir en el propósito de Dios respecto a su nuevo pacto.
EL PROPÓSITO DIVINO
8, 9. (a) ¿De qué se puede ver el propósito del nuevo pacto? (b) Según lo que Dios dijo en el monte Sinaí, el propósito del pacto de la Ley era producir ¿qué?
8 El nuevo pacto reemplaza al antiguo pacto de la Ley con el Israel natural. De modo que se puede ver el propósito del nuevo pacto en el del antiguo. Cuando, en el monte Sinaí en Arabia, Dios propuso introducir a la nación de Israel en un pacto con él por medio del mediador Moisés, Dios dijo: “Ustedes mismos han visto lo que hice a los egipcios; para llevarlos a ustedes sobre alas de águilas y traerlos a mí mismo. Y ahora si ustedes obedecen estrictamente mi voz y verdaderamente guardan mi pacto, entonces seguramente llegarán a ser mi propiedad especial de entre todos los demás pueblos, porque toda la tierra me pertenece. Y ustedes mismos llegarán a ser para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.”—Éxo. 19:4-6.
9 Note las expresiones “mi propiedad especial” y “un reino de sacerdotes y una nación santa.” Mediante obediencia estricta a su parte de este pacto con Dios, la nación del Israel natural habría de llegar a ser algo. ¿Qué? La permanente “propiedad especial [de Dios] de entre todos los demás pueblos.” También llegaría a ser, no solo una nación santa con solo algunos miembros de ella sirviendo de sacerdotes y otros de reyes, sino una “nación santa” que, totalmente, fuese un “reino de sacerdotes.” Es decir, cada miembro de esta “nación santa” sería un sacerdote regio. La entera “nación santa” serviría a Dios como un sacerdocio regio.
10, 11. (a) ¿Llevó a cabo ese propósito el pacto de la Ley, y qué indicación en cuanto a esto da Jeremías? (b) ¿Errará el blanco de su propósito el nuevo pacto, y qué factores favorables hay en cuanto a ello?
10 Dios tenía presente algo como esto, pero, ¿lo obtendría solo de la nación del Israel natural, circunciso? Si el Israel natural se hubiese aprovechado de esta oportunidad y hubiese llegado a ser un “reino de sacerdotes,” ¡oh qué beneficios pudo haber otorgado sobre el resto de la humanidad de entre la cual Dios los sacó para ser una “propiedad especial” para él, su “nación santa”!
11 Más de ocho siglos después de Moisés, Jehová Dios inspiró a su profeta Jeremías a predecir un nuevo pacto, mostrando así que la nación de Israel no estaba cumpliendo el propósito de Dios. Como nación no llegaría a ser su “propiedad especial,” su “nación santa,” su “reino de sacerdotes.” Más de seiscientos años después llegó el Mediador del prometido nuevo pacto, Jesucristo, el Hijo de Dios desde el cielo. Siendo sin pecado, perfecto como hombre, pudo presentar el sacrificio que se necesitaba para suministrar la sangre para poner en vigor el nuevo pacto entre Dios y el Israel espiritual. ¿Cuál fue el propósito del nuevo pacto? Nada menos que el del antiguo pacto de la ley mosaica. El antiguo pacto erró el blanco de su propósito, el de producir un “reino de sacerdotes.” ¿También lo haría el nuevo pacto? ¡No! Porque la “sangre del pacto” es mejor que la sangre de animales que Moisés roció sobre el libro de la Ley y los israelitas. También hay un mejor mediador, un mediador que no muere como Moisés. Por consiguiente leemos:
12, 13. El continuar vivo para siempre le imparte ¿qué habilidad al Sumo Sacerdote de Dios a favor de los que son admitidos en el nuevo pacto?
12 “Él por cuanto continúa vivo para siempre tiene su sacerdocio sin sucesores. Por consiguiente él también puede salvar completamente a los que están acercándose a Dios por medio de él, porque siempre está vivo para abogar por ellos. Porque tal sumo sacerdote nos era apropiado: leal, sin engaño, incontaminado, separado de los pecadores, y llegado a ser más alto que los cielos.”—Heb. 7:24-27.
13 A causa de esta muy importante cualidad, el Sumo Sacerdote de Dios Jesucristo puede salvar completamente a sus 144.000 seguidores fieles, las “doce tribus” del “Israel de Dios” espiritual, para que lleguen a ser la “nación santa” de Dios, si “propiedad especial de entre todos los demás pueblos,” su “reino de sacerdotes.” Es un hecho que el apóstol Pedro aplica esos mismísimos términos a los cristianos a quienes se dirige como “los residentes temporales esparcidos,” “los escogidos según la presciencia de Dios el Padre, con santificación por el espíritu, con el propósito de que sean obedientes y rociados con la sangre de Jesucristo.”—1 Ped. 1:1, 2.
14. Según Pedro, en contraste con los judíos que rechazaron a Cristo, ¿qué llegan a ser los cristianos en el nuevo pacto?
14 Al comentar sobre la diferencia entre ellos y los judíos naturales, circuncisos, que rechazaron al Señor Jesucristo, el apóstol cristiano judío Pedro dice: “Para este mismo fin también fueron señalados. Pero ustedes son ‘una raza escogida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo para posesión especial, para que declaren en público las excelencias’ de aquel que los llamó de la oscuridad a su luz maravillosa. Porque en un tiempo ustedes no eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios; eran aquellos a quienes no se les había mostrado misericordia, pero ahora son aquellos a quienes se les ha mostrado misericordia.”—1 Ped. 2:8-10.
15. ¿Cómo muestra Juan, en Revelación, que los israelitas espirituales en el nuevo pacto no yerran el blanco de su propósito?
15 Los israelitas espirituales en el nuevo pacto no yerran el blanco de su propósito de llegar a ser un “reino de sacerdotes.” En prueba de esto el apóstol Juan confiesa que esto se debe al Mediador Jesucristo, diciendo: “Al que nos ama y que nos desató de nuestros pecados por medio de su propia sangre—e hizo que fuésemos un reino, sacerdotes para su Dios y Padre—, sí, a él sea la gloria y la potencia para siempre. Amén.” (Rev. 1:5, 6) También, en esta revelación que se le dio a Juan él ve que las simbólicas veinticuatro personas de mayor edad reconocen debidamente al Cordero Jesucristo y dicen: “Fuiste degollado y con tu sangre compraste para Dios personas de toda tribu y lengua y pueblo y nación, e hiciste que fuesen un reino y sacerdotes para nuestro Dios, y gobernarán como reyes sobre la tierra.”—Rev. 5:8-10.
16, 17. ¿Cómo ve Juan, en el capítulo veinte de Revelación, que el nuevo pacto no deja de producir conforme a su propósito?
16 Que el nuevo pacto no deja de producir este “reino de sacerdotes,” lo ve más tarde el apóstol Juan en la revelación que se le dio. Después de ver a Satanás el Diablo atado y encarcelado en el abismo durante los mil años del dominio de Cristo como rey, Juan dice:
17 “Y vi tronos, y hubo quienes se sentaron sobre ellos, y se les dio poder para juzgar. Sí, vi las almas de los que fueron ejecutados con hacha por el testimonio que dieron de Jesús y por hablar acerca de Dios, y los que no habían adorado ni a la bestia salvaje ni a su imagen y que no han recibido la marca sobre la frente y sobre la mano. Y llegaron a vivir y gobernaron como reyes con el Cristo por mil años. . . . Esta es la primera resurrección. Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre éstos no tiene autoridad la muerte segunda, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo, y gobernarán como reyes con él por los mil años.”—Rev. 20:4-6.
18. ¿Cómo se compara la nación del Israel espiritual con el sacerdocio del antiguo Israel?
18 Así llega a ser la entera nación del Israel espiritual un “reino de sacerdotes” juntamente con el Sumo Sacerdote de Dios Jesucristo. En el antiguo Israel solo la familia de Aarón estaba nombrada para ser un cuerpo de sacerdotes bajo Aarón como el primer sumo sacerdote. No eran sacerdotes reales, no eran un “reino de sacerdotes” para gobernar sobre el resto de Israel.
19. Finalmente, ¿sobre quién en todo Israel se otorgaron facultades reales, y qué pacto se hizo tocante a este privilegio?
19 Siglos después, cuando Jehová Dios le dio un rey humano a la nación de Israel, levantó a David de Belén para ser el segundo rey de todo Israel, sin facultades sacerdotales. Debido a la devoción de corazón de David a la adoración divina, Jehová Dios espontáneamente hizo un pacto con David para un reino eterno dentro de su familia.
PACTO DEL REINO CON DAVID
20. ¿Dentro de qué otro pacto se hizo ese pacto del reino, y cómo fue sacado el reino del Heredero Permanente de estar bajo aquel otro pacto?
20 Se hizo este pacto del reino con un hombre que estaba bajo el antiguo pacto de la ley y por lo tanto se hizo dentro del pacto de la Ley. (2 Sam. 7:8-17; Deu. 17:14-20) El hombre que resultó ser el heredero permanente de ese pacto del reino fue un hombre que nació bajo el pacto de la Ley, a saber, Jesús el descendiente de David. (Gál. 4:4) Sin embargo, Jesús cumplió la Ley del antiguo pacto aun al grado de morir como sacrificio humano para Dios, y de esta manera se salió de estar bajo ese pacto de la Ley. De modo que su reino no está bajo ese pacto de la Ley.—Rom. 7:1-6; Mat. 5:17-19; Efe. 2:13-15; Col. 2:13, 14.
21. (a) ¿Quién fue Melquisedec, y llegó a ser David su sucesor? (b) Sin embargo, en el Salmo 110:1-6, ¿qué juró Jehová que tiene conexión con Melquisedec?
21 Por supuesto, Jehová Dios tuvo un rey más temprano en la Tierra, a saber, Melquisedec rey de Salem. Él también fue “sacerdote del Dios Altísimo,” y siendo tal sacerdote recibió diezmos religiosos del patriarca Abrahán, a quien bendijo él como sacerdote. (Gén. 14:18-20) Melquisedec gobernó por un tiempo en la tierra que más tarde recibió la nación de Israel, pero nunca estuvo bajo el pacto de la Ley. El rey David de Israel no fue sucesor del rey Melquisedec ni fue como Melquisedec. Sin embargo, en el Salmo 110:1-6, el rey David informa que Jehová Dios juró que habría un sacerdote para siempre como Melquisedec y que este sacerdote se sentaría en un trono real, aun a la diestra de Dios en el cielo. El rey David reconoció que este Rey-Sacerdote celestial que vendría sería su “Señor.”
22. (a) ¿Fue el juramento de Dios concerniente a Melquisedec parte del antiguo pacto de la Ley, y se juró a los 144.000 israelitas espirituales en el nuevo pacto? (b) ¿Cuándo fue que Dios juró así en cumplimiento del Salmo 110:4?
22 Jehová Dios juró concerniente a este “sacerdote hasta tiempo indefinido a la manera de Melquisedec.” Este juramento no tuvo nada que ver con el antiguo pacto de la Ley con la nación de Israel. No fue parte de ese pacto ni se hizo dentro de él, así como el rey Melquisedec nunca estuvo dentro del pacto de la Ley de Israel. Jesucristo es aquel a quien Jehová Dios juró que sería sacerdote para siempre como el rey Melquisedec. (Heb. 5:5-10) Pero Dios no jura esto a los 144.000 israelitas espirituales que siguen a Jesús y que se hallan en el nuevo pacto. Por eso, el juramento de Dios concerniente al sacerdocio real como el de Melquisedec es un pacto personal. Dios lo hizo únicamente con Jesucristo. ¿Cuándo le juró Dios a él a favor de eso? Fue cuando Dios ungió a Jesús con espíritu santo después que Jesús fue bautizado en agua. El juramento y unción de Dios capacitaron a Jesús para ser Sacerdote, el Mediador del nuevo pacto.—Heb. 5:4-10.
23, 24. (a) ¿Qué diremos en cuanto a si el nuevo pacto es un pacto personal o no? (b) ¿Para qué hace un pacto Jesucristo con los que están en el nuevo pacto, y qué pacto hace primeramente Dios con Jesucristo?
23 Pero en cuanto al nuevo pacto, no es un pacto personal. Es un pacto que Dios hace por medio de un mediador con un pueblo, una nación entera, con la mira de que todos sean un reino de sacerdotes. Pero, ¿con quiénes será esta nación en el nuevo pacto un “reino de sacerdotes,” un “sacerdocio real”? El Mediador del nuevo pacto indicó esto la noche que estableció la Cena del Señor y mencionó el nuevo pacto. Después cuando sus fieles apóstoles iniciaron una discusión en cuanto a “quién de ellos parecía ser el mayor,” Jesús dijo: “Ustedes son los que con constancia han continuado conmigo en mis pruebas; y yo hago un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino, para que coman y beban a mi mesa en mi reino, y se siente sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.”—Luc. 22:24-30, NM; Ro.
24 Note que aquí Jesucristo habla de lo que llama “mi reino.” Él es quien hace el pacto con sus discípulos para un reino, a saber, para estar con él en su reino. Pero primero Jehová Dios hace Su propio pacto para el Reino con la una sola persona, Jesucristo. Después Jesucristo introduce a sus 144.000 discípulos en su reino con él. Con ese fin media el nuevo pacto entre Dios y sus 144.000 discípulos, y es este nuevo pacto el que incluye al sacerdocio, un puesto que Jesús no mencionó cuando habló acerca de hacer un pacto con sus discípulos para un reino. Como un sacerdote como Melquisedec, Jesús reina en el cielo.a
“REINO DE SACERDOTES”
25. ¿A quiénes está limitado el nuevo pacto, y no obstante quiénes obtendrán beneficios de éste, y particularmente cuándo?
25 El nuevo pacto está limitado únicamente a la “nación santa” de 144.000 israelitas espirituales. No obstante, los beneficios que resultan de este pacto serán mundiales. ¿Cómo es eso? Porque produce un “reino de sacerdotes,” un “sacerdocio real,” para servir bajo el Sumo Sacerdote y real Jesucristo, el Rey-Sacerdote como Melquisedec. Por medio del nuevo pacto Dios produce un “sacerdocio real” bajo Jesucristo para beneficio de todo el mundo. Los beneficios de este “reino de sacerdotes” que produce el nuevo pacto se manifestarán especialmente durante los mil años cuando ellos “serán sacerdotes de Dios y del Cristo, y gobernarán como reyes con él.”—Rev. 20:4-6.
26. ¿A quiénes beneficiaron Pablo y Timoteo en su día como “ministros de un nuevo pacto,” y a quiénes beneficia el resto de él hoy en día?
26 Sin embargo, los beneficios del nuevo pacto ya se han comenzado a esparcir mundialmente. Hace diecinueve siglos el apóstol Pablo escribió a los israelitas espirituales en la ciudad de Corinto, Grecia, y dijo: “El estar nosotros adecuadamente capacitados proviene de Dios, quien verdaderamente nos ha capacitado adecuadamente para ser ministros de un nuevo pacto, no de un código escrito, sino de espíritu; porque el código escrito [por medio de Moisés] condena a muerte, mas el espíritu vivifica.” (2 Cor. 3:5, 6) En aquel entonces, Pablo y su compañero Timoteo obraban como “ministros de un nuevo pacto.” Solo beneficiaban a los israelitas espirituales, que eran introducidos en el nuevo pacto por medio del ministerio de Pablo y Timoteo. Pero hoy en día el resto de los “ministros de un nuevo pacto” también está beneficiando a la humanidad en general.
[Nota]
a Jehová Dios no necesita hacer un nuevo pacto del Reino personalmente con Jesús para que él entre en el trono de David, porque Jesús entró en el antiguo pacto del reino que Dios hizo con David naturalmente, es decir, por nacimiento humano. Así llega a ser Heredero Permanente del reino de David. Pero el juramento de Dios concerniente a un sacerdote para siempre como Melquisedec es algo [continúa en la próxima página][continuación de la página 434] diferente. Es un pacto para un reino celestial. Es un pacto del Reino personal, que se hace únicamente con Jesucristo. Por eso, esos dos pactos en cuanto al reino no aplicaron a la nación de Israel ni a los discípulos de Cristo, sino solo a Jesucristo mismo. Por otra parte, el nuevo pacto se hace por medio de un mediador, Jesucristo, con sus 144.000 discípulos. Este nuevo pacto con la “nación santa” de israelitas espirituales es lo que produce el “reino de sacerdotes,” para servir bajo Jesucristo, el Rey-Sacerdote como Melquisedec. Por consiguiente, Jesús asignó un reino a sus discípulos en Lucas 22:28-30. Por consiguiente, tenemos que distinguir entre los pactos del Reino que aplican a la una sola persona, Jesucristo, y al nuevo pacto que aplica a la nación del Israel espiritual. Jesucristo llegó a ser Rey-Sacerdote en el cielo por el juramento de Jehová Dios, no en virtud del nuevo pacto.
[Ilustración de la página 434]
Dios hace un pacto para que Jesús sea Rey-Sacerdote como Melquisedec