El único templo verdadero en el cual adorar
“Y fue abierto el santuario del templo de Dios que está en el cielo, y se vio en su santuario del templo el arca de su pacto.”—Rev. 11:19.
1. ¿Qué clase de publicidad reciben los asuntos terrestres del mundo hoy día?
LAS noticias de hoy día fluyen desde todas partes del mundo en tan gran cantidad que nosotros el común de la gente no podemos mantenernos al paso con ellas. Es tanta su variedad que nos deja atónitos. Los asuntos terrestres del mundo reciben mucha publicidad por todo medio de difusión de noticias, como las revistas, los periódicos, el telégrafo, el teléfono, la radio y la televisión.
2. ¿Qué noticia de consideración seria han pasado por alto con regularidad estos medios modernos de comunicación?
2 No obstante, hay una muy importante noticia que con regularidad está siendo pasada por alto por todos estos conductos de comunicación. Esta noticia merece nuestra muy seria atención. Ha ocupado su lugar en la procesión de acontecimientos que ha pasado ante la humanidad en esta era de guerras internacionales y cambios en los gobiernos políticos desde el año, notable en las noticias, de 1914, en esta era común nuestra. Esta rara noticia fue fijada de antemano en el tiempo para nuestro período del siglo veinte de la historia humana. En historia inspirada que fue escrita de antemano, es decir, en profecía divina, fue predicha y descrita para nosotros hace casi diecinueve siglos. Al leer nosotros ahora este escrito profético, podemos ver la conexión que tiene esta noticia con lo que ha estado aconteciendo en los asuntos mundiales.
3. ¿De dónde sacamos esta noticia, y qué dice?
3 Sacamos esta noticia del último libro de la Sagrada Biblia, llamado Revelación 11:15-19 o Apocalipsis, capítulo once, y versículos quince hasta diecinueve inclusive. Dice: “Y el séptimo ángel tocó su trompeta. Y ocurrieron voces fuertes en el cielo, diciendo: ‘El reino del mundo sí llegó a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo, y él gobernará como rey para siempre jamás.’ Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados sobre sus tronos delante de Dios cayeron sobre sus rostros y adoraron a Dios, diciendo: ‘Te damos gracias, Jehová Dios, el Todopoderoso, el que eres y que eras, porque has tomado tu gran poder y has empezado a gobernar como rey. Pero las naciones se airaron, y vino tu propia ira, y el tiempo señalado para que los muertos fuesen juzgados, y para dar su galardón a tus esclavos los profetas y a los santos y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y para causar la ruina de los que están arruinando la tierra.’ Y fue abierto el santuario del templo de Dios que está en el cielo, y se vio en su santuario del templo el arca de su pacto. Y ocurrieron relámpagos y voces y truenos y un terremoto y un granizo grande.”
4. (a) Al comentar en cuanto a esa noticia, ¿qué se tiene que decir acerca de la gobernación del mundo por el Reino? (b) ¿Qué representa la presencia del “arca de su pacto” en el santuario del templo?
4 Bueno, ¿qué comentario es digno de hacerse en cuanto a esa noticia profética hoy? Este: A pesar de la pelea desde 1914 entre el bloque democrático de naciones y el bloque dictatorial de naciones por la dominación del mundo de la humanidad, es el siempre viviente Jehová Dios, el Todopoderoso, quien ha tomado su gran poder y ha comenzado a gobernar como rey desde aquel año de 1914. En aquel año “el reino del mundo sí llegó a ser el reino de nuestro Señor [Dios] y de su Cristo,” es decir, de Jesucristo el Hijo de Dios. Jehová Dios, el Todopoderoso, como el Poseedor actual del “reino del mundo,” ha venido a su santuario del templo. Su presencia en ese lugar santo fue simbolizada por el receptáculo sagrado, llamado “el arca de su pacto.” El que vio esto, el apóstol cristiano Juan, no nos describe precisamente qué tamaño y forma tenía esta “arca”; pero representaba la presencia del Señor Dios, a quien se nos hace imposible ver y no podemos describir plenamente en lengua humana. Esta simbólica “arca” es el arca del “nuevo pacto” de Dios con los hombres, el cual ha estado en vigor desde el año 33 E.C.
5. Históricamente, ¿qué es un templo, y en qué templo tienen que adorar todas las naciones para adquirir vida sin fin?
5 Los registros de la historia muestran que un templo es un edificio o lugar que está dedicado al servicio y adoración de una deidad o deidades. En el caso del “arca de su pacto” simbólica, el santuario del templo es el de Jehová Dios, el Todopoderoso. Es a este templo divino que todavía han de venir todas las naciones a adorar unidamente, aunque sea necesario hacer volver de entre los muertos a las gentes de las naciones por la prometida resurrección de los justos y los injustos. (Rev. 11:18; Hech. 24:15) Esta es la única y singular manera por la cual las gentes de todas las naciones pueden adquirir vida sin fin en nuestra Tierra, que será a su tiempo transformada en un paraíso global. Todas tienen que reconocer y adorar y servir al Poseedor divino del “reino del mundo,” quien gobernará como Rey en el santuario de su templo para siempre jamás.—Rev. 11:15.
6, 7. ¿Qué pregunta surge en cuanto a rendir adoración en este templo los habitantes de Paraíso, y qué dijo Salomón acerca de morar Dios en un edificio usado como templo?
6 ¿Significa esta adoración, al efectuarse en una Tierra paradisíaca, que las gentes de las naciones no irán al cielo? Si no hacen eso, ¿cómo pueden ir al templo de Dios, puesto que Revelación 11:19 al referirse a él lo llama “el santuario del templo de Dios que está en el cielo”? Esa es una pregunta apropiada aquí, pero ¿es porque pensamos que el santuario del templo de Dios sea un edificio arriba en los cielos invisibles que tenga paredes y una entrada? Pues, entonces, recordemos lo que un sobresaliente edificador de un templo del siglo once antes de nuestra era común dijo al inaugurar el templo. Este fue el sabio rey Salomón, quien construyó el primer templo de su clase sobre el monte Moría de Jerusalén. Dirigiéndose a Dios, Salomón dijo:
7 “Pero ¿verdaderamente morará Dios sobre la tierra? ¡Mira! Los cielos, sí, el cielo de los cielos, ellos mismos no pueden contenerte; ¡cuánto menos, pues, esta casa que yo he edificado!”—1 Rey. 8:27.
8. ¿Dónde estaba ubicada el “arca del pacto,” qué representaba, y por lo tanto qué representaba el Santísimo del templo?
8 En el santuario del templo construido por el rey Salomón, al cuarto más interior se le llamaba el Santísimo y era un cubo perfecto de veinte codos de largo, ancho y alto. Ciertamente era lo suficientemente grande como para acomodar la terrestre y material “arca del pacto de Jehová,” arca que contenía las dos tablas de piedra en las cuales el dedo de Dios había escrito los Diez Mandamientos. (1 Rey. 6:19, 20; 8:6-9; Éxo. 34:1, 27, 28; 40:20) Pero aquel cuarto más interior o Santísimo del templo difícilmente era lo suficientemente grande como para contener la presencia personal de Jehová Dios, el Creador del cielo y la Tierra. El arca del pacto era la cosa sagrada hacia la cual el sumo sacerdote de Dios rociaba la sangre de los sacrificios de expiación de pecados en el Día de Expiación anual. De este modo el arca representaba el trono de Jehová Dios en los cielos. En armonía con este hecho, el Santísimo del templo, donde estaba ubicada el arca, representaba aquella parte de los cielos ilimitados donde Dios tiene su santa residencia. Ese lugar es lo suficientemente grande como para contenerlo.
LA “TIENDA” O “TABERNÁCULO”
9. ¿Qué patrón se siguió en la edificación del templo de Salomón, y quiénes fueron los que entraron en los compartimientos de esa estructura?
9 El santuario del templo del cual el rey Salomón fue edificador siguió el patrón de la tienda sagrada o tabernáculo que el profeta Moisés construyó en el desierto del monte Sinaí en Arabia. Aquella tienda tenía dos compartimientos, separados el uno del otro por una cortina interior. Al primer compartimiento, en el cual entraban los sacerdotes pasando la cortina exterior que daba al patio, se le llamaba el Santo. Al compartimiento más interior, en el que entraba el sumo sacerdote pasando la cortina interior, se le llamaba el Santísimo. Cuando el sumo sacerdote entraba en el Santísimo llevaba consigo un quemador de incienso o incensario para llenar el Santísimo de humo de incienso. Esto se hacía para preparar la situación para que el sumo sacerdote rociara la sangre de los sacrificios del Día de Expiación hacia el arca dorada del pacto. El apóstol cristiano Pablo describe esto, en Hebreos 9:2-10, diciendo:
10. Según Hebreos 9:2-10, ¿cuáles eran las cosas que había en aquellos compartimientos, y quiénes entraban en los compartimientos, y cuándo?
10 “Fue construido un primer compartimiento de la tienda en el cual estaba el candelabro y también la mesa y la exhibición de los panes; y lo llaman ‘el Lugar Santo.’ Pero detrás de la segunda cortina estaba el compartimiento de la tienda llamado ‘el Santísimo.’ Este tenía un incensario de oro y el arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en la cual estaban la jarra de oro que contenía el maná y la vara de Aarón [el sumo sacerdote] que echó botones y las tablas del pacto; pero arriba, sobre ella, estaban los querubines gloriosos que cubrían con su sombra la cubierta del propiciatorio. Pero el presente no es el tiempo para hablar en detalle respecto a estas cosas. Habiéndose construido estas cosas de esta manera, los sacerdotes entran a todo tiempo en el primer compartimiento de la tienda para llevar a cabo los servicios sagrados; pero en el segundo compartimiento el sumo sacerdote entra solo, una vez al año, no sin sangre, que él ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo. Así el espíritu santo aclara que el camino al lugar santo todavía no se había puesto de manifiesto entre tanto que estaba en pie la primera tienda. Esta misma tienda es una ilustración para el tiempo señalado que está aquí ahora, . . . el tiempo señalado para rectificar las cosas.”
11. ¿Fue aquella “tienda” una ilustración de algo pasado o algo futuro?
11 Notemos que el escritor dice que la tienda sagrada que construyó el profeta Moisés fue una “ilustración para el tiempo señalado que está aquí ahora.” El “tiempo . . . que está aquí ahora,” en el caso del escritor, era alrededor del año 61 E.C., o nueve años antes que el templo de Jerusalén fuera destruido por los ejércitos romanos en el año 70 E.C. También era veintiocho años después de la muerte y resurrección de Jesucristo y su ascensión al cielo. De modo que aquella tienda que construyó Moisés fue una “ilustración” de algo futuro y no de algo de antes de los días del profeta Moisés. En los días del sumo sacerdote Elí a aquella “tienda” ilustrativa se le llegó a llamar un “templo.” (1 Sam. 1:9; 3:3; note también 2 Samuel 22:7; Salmos 18:6; 27:4.) Por lo tanto, la tienda o templo construido por Moisés no fue una ilustración de un templo que hubiera existido antes del tiempo de Moisés.
12. ¿Habían construido templos en la Tierra los testigos fieles de Jehová que vivieron antes de Moisés, y tenía Jehová mismo un templo en el cielo en aquel entonces?
12 Cuando miramos atrás al tiempo de antes de Moisés, no hallamos registro de que algún fiel adorador de Jehová Dios hubiese construido un templo en la Tierra, ni siquiera el hombre Melquisedec, que era “rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo.” (Heb. 7:1; Gén. 14:18-20) Aunque testigos fieles de Jehová Dios como Abel, Noé, Abrahán, Isaac, Jacob y Job ofrecieron sacrificios a Dios, no le construyeron un templo. Pues bien, ¿tenía Jehová Dios un templo en el cielo, aunque no tenía templo material en la Tierra? ¡No! Es decir, no un templo como el que fue ilustrado por la tienda que construyó Moisés y el templo que construyó el rey Salomón.
13. ¿Por qué no se necesitaba un templo al fin del sexto día de la actividad creadora de Dios, y cómo han de entenderse las referencias al templo de Jehová en los escritos proféticos?
13 Ciertamente, cuando Jehová Dios creó a Adán y Eva en perfección humana en el jardín de Edén, no se necesitaba tal templo en el cielo. ¿Por qué no? Porque en aquel tiempo después de la creación del hombre y la mujer perfectos al fin del sexto día de creación, cuando “vio Dios todo lo que había hecho y, ¡mire! era muy bueno,” no había pecado en toda la creación, ni en el cielo ni en la Tierra. No había necesidad de que Dios tuviera un sumo sacerdote para ofrecer sacrificios para expiación de pecados, ni se necesitaba un altar en un patio de un templo en el cual ofrecer ofrenda por el pecado. (Gén. 1:26-31; 2:7-24) Referencias a un templo como las que se encuentran, por ejemplo, en Salmo 11:4, Miqueas 1:2 y Habacuc 2:20 eran proféticas y se escribieron después que Moisés había construido el templo-tienda o Salomón había construido el templo en Jerusalén. Estos ilustraron o fueron tipo de un templo espiritual que todavía no había llegado a existir.
14. ¿Por qué preguntamos si el verdadero templo de Jehová llegó a existir en el día del Pentecostés del año 33 E.C.?
14 En vista de eso, pues, ¿cuándo llegó a existir el verdadero templo que fue ilustrado por la tienda construida por Moisés y el templo edificado por Salomón? ¿Fue en el día de fiesta del Pentecostés en el año 33 E.C., cuando la congregación o iglesia cristiana fue fundada? Preguntamos esto porque el apóstol Pablo escribió a la congregación cristiana de su día y dijo: “¿No saben que ustedes son el templo de Dios, y que el espíritu de Dios mora en ustedes? Si alguien destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo, el cual son ustedes.” (1 Cor. 3:16, 17) De esas palabras pudiera razonarse que la tienda construida por Moisés y los templos construidos en Jerusalén por el rey Salomón y el gobernador Zorobabel y el rey Herodes el Grande representaron o fueron tipo de la congregación cristiana como templo figurativo. Pero, ¿es cierto esto? ¿Qué respuesta nos da Pablo mismo en cuanto a la pregunta?
15. ¿Qué dice Hebreos 9:11, 12 acerca de Jesucristo como sumo sacerdote?
15 De modo que regresamos a Hebreos, capítulo nueve, al lugar donde nos quedamos, y seguimos leyendo estas palabras explicativas de Pablo: “Sin embargo, cuando Cristo vino como sumo sacerdote de las cosas buenas que han venido a realizarse, por medio de la tienda más grande y más perfecta no hecha de manos, es decir, no de esta creación, él entró, no, no con la sangre de machos cabríos y de torillos, sino con su propia sangre, una vez para siempre en el lugar santo y obtuvo liberación eterna para nosotros.”—Heb. 9:11, 12.
16. En el Día de Expiación judío, ¿entró Jesús con su propia sangre en el Santísimo del templo en Jerusalén o fue en la congregación cristiana como templo que él entró?
16 Jesucristo no murió como sacrificio el Día de Expiación judío (10 de Tisri) para entrar con su propia sangre en el Santísimo del templo de Herodes en Jerusalén. Nunca podría haber hecho eso. No era sumo sacerdote levita. El sumo sacerdote judío era entonces Caifás, y éste entró con la sangre de un torillo y de un macho cabrío en el Santísimo del templo de Jerusalén el Día de Expiación. Pero no Jesucristo. Pues bien, ¿en qué “lugar santo” entró él con su propia sangre? No en la congregación cristiana en la Tierra, porque ésa todavía no había sido fundada en el día de la resurrección de Jesús ni en el día de su ascensión al cielo diez días antes del día de fiesta del Pentecostés de 33 E.C. Por eso, ¿qué era el “lugar santo” en el cual entró Jesucristo antes de aquel día del Pentecostés? De nuevo acudimos a Hebreos, capítulo nueve, y dejamos que Pablo dé la respuesta:
17. Según Hebreos 9:23, 24, Jesucristo como Sumo Sacerdote entró ¿en dónde?
17 Dice él: “Por lo tanto fue necesario que las representaciones típicas de las cosas que están en los cielos fuesen limpiadas por estos medios, pero las mismas cosas celestiales con sacrificios que son mejores que dichos sacrificios. Porque Cristo entró, no en un lugar santo hecho de manos, el cual es copia de la realidad, sino en el cielo mismo, para comparecer ahora delante de la persona de Dios a favor nuestro.”—Heb. 9:23, 24.
EL TEMPLO VERDADERO VIENE A LA EXISTENCIA
18, 19. (a) ¿Cómo mora Dios en aquel verdadero Santísimo en el cual entró Jesucristo? (b) ¿Qué barrera tenía que pasar Jesucristo para entrar, y cómo fue representado esto según Hebreos 6:18-20?
18 Gracias, Pablo, porque nos alegramos de saber que el lugar santo en el cual entró el resucitado Jesucristo con el valor de su propia sangre de sacrificio no fue un lugar santo en la Tierra donde estuvieran entonces sus pocos discípulos, sino que era “el cielo mismo,” donde está la “persona de Dios,” donde Dios mismo mora personalmente más bien que morar allí por espíritu. No obstante, ese verdadero “lugar santo,” a saber, “el cielo mismo,” no era todo lo que componía el templo verdadero. ¿Por qué no? Porque el Santísimo de la tienda terrestre y de los templos terrestres hechos con manos y donde Dios moraba por su espíritu no era todo lo que componía aquellas estructuras sagradas. El Santísimo era solo el cuarto más interior de aquellas estructuras terrestres, y estaba separado de un primer compartimiento por una cortina. (Mat. 27:50, 51) Esta cortina interior ilustraba la barrera carnal que Jesús tenía que pasar para poder entrar en el Santísimo celestial, a saber, su cuerpo carnal, su humanidad. Hablando de su esperanza, Pablo dice:
19 “Tengamos nosotros, los que hemos huido al refugio, fuerte estímulo para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. Esta esperanza la tenemos como ancla del alma, tanto segura como firme, y entra hasta dentro de la cortina, donde un precursor ha entrado a favor nuestro, Jesús, que ha llegado a ser sumo sacerdote a la manera de Melquisedec para siempre.”—Heb. 6:18-20.
20. ¿Cómo estaba separado del patio el Santo de la tienda, y qué artículo de cobre había en ese patio?
20 Recordamos que el primer compartimiento de la tienda o tabernáculo era llamado el Santo y que estaba separado por una cortina o pantalla del patio que había fuera del santuario del templo. En ese patio y enfrente (o este) del santuario del templo había un gran altar de cobre.
21. ¿De qué altar no tienen autoridad para comer los sacerdotes judíos, y con el sacrificio de quién tiene que ver este altar?
21 Como el mismo santuario del templo, este altar era típico. El apóstol Pablo muestra esto, cuando habla de la diferencia entre los sacerdotes judíos y los discípulos bautizados de Cristo y dice: “Tenemos un altar del cual no tienen autoridad para comer los que hacen servicio sagrado en la tienda. Porque los cuerpos de aquellos animales cuya sangre es introducida en el lugar santo por el sumo sacerdote por el pecado son quemados fuera del campamento. Por eso Jesús también, para santificar al pueblo con su propia sangre, sufrió fuera de la puerta [es decir, fuera de la puerta de Jerusalén].” (Heb. 13:10-12) Por lo tanto, el altar cristiano tiene que ver con el sacrificio humano de Jesús. Pero, ¿qué es este altar antitípico? Además, ¿qué es el antitipo del primer compartimiento o Santo de la tienda o templo terrestre? Averigüemos esto con la ayuda de la Biblia.
22. (a) ¿Qué fue ilustrado por la cortina interior del templo, y cómo la pasó Jesús? (b) Por lo tanto, todo lo que estaba fuera de esa cortina o al este de ella tenía que ver con ¿qué clase de cosas?
22 Aquella cortina interior entre el Santísimo y el Santo del templo representa una línea divisoria. Ilustra la barrera carnal que Jesucristo tuvo que pasar por medio de entregar su carne humana perfecta en sacrificio, entregándola para siempre. Ahora bien, puesto que el compartimiento del Santísimo al lado del interior de la cortina interior representa “el cielo mismo,” donde Dios mora, no por espíritu, sino en persona, todo lo que está fuera de esa cortina (o al este de ella) representaría algo que no está en los cielos invisibles, sino aquí abajo en la Tierra. Tendría que ver con la carne de los que adoran y sirven a Jehová Dios aquí en la Tierra. Esta regla aplica, por lo tanto, al altar de cobre. En los casos de los templos de Salomón y de Herodes, el altar estaba ubicado en el patio interior o en el patio o atrio de los sacerdotes, donde el sumo sacerdote y sus subsacerdotes cumplían sus deberes conectados con los sacrificios. ¿De qué fue tipo este altar?
EL ALTAR ANTITÍPICO
23, 24. (a) Cuando Jesús vino “al mundo,” ¿qué dijo acerca de la actitud de Dios para con los sacrificios, y por qué? (b) De modo que ¿qué fue quitado, y por qué cosa son santificados los cristianos por medio del sacrificio de Cristo?
23 Esto nos lo aclara el apóstol Pablo en Hebreos, capítulo diez. Después de haber descrito que Jesucristo como Sumo Sacerdote de Dios entró en el cielo mismo para comparecer con el valor de su propia sangre delante de la persona de Dios a favor nuestro, Pablo pasa a decir:
24 “Puesto que la Ley tiene una sombra de las buenas cosas por venir, pero no la sustancia misma de las cosas, nunca pueden los hombres con los mismos sacrificios que ofrecen continuamente de año en año hacer perfectos a los que se acercan . . . porque no es posible que la sangre de toros y de machos cabríos quite los pecados. Por eso cuando viene al mundo dice: ‘“Sacrificio y ofrenda no quisiste, pero me preparaste un cuerpo. No aprobaste holocaustos y ofrenda por los pecados.” Entonces dije yo: “¡Mira! He venido (en el rollo del libro está escrito de mí) para hacer tu voluntad, oh Dios.”’ Después de primero decir: ‘No quisiste ni aprobaste sacrificios y ofrendas y holocaustos y ofrenda por los pecados’ —sacrificios que se ofrecen según la Ley— entonces realmente dice: ‘¡Mira! He venido para hacer tu voluntad.’ Elimina lo primero para establecer lo segundo. Por dicha ‘voluntad’ hemos sido santificados por medio del ofrecimiento del cuerpo de Jesucristo una vez para siempre.”—Heb. 10:1-10.
25. ¿Qué, pues, fue el altar sobre el cual Jesús vino y se presentó para ser ofrecido como sacrificio?
25 De esto se hace patente que el equivalente antitípico del altar de cobre en el patio del templo es la “voluntad” de Dios, el estar anuente él a aceptar un sacrificio humano perfecto para el cual había hecho preparación, habiéndose predicho esta “voluntad” de Dios en lo que estaba escrito en el rollo del libro. (Sal. 40:6-8) Dios no había estado anuente a aceptar el sacrificio humano imperfecto de Isaac el hijo de Abrahán, pero estaba anuente a aceptar el sacrificio humano perfecto de su Hijo unigénito, Jesucristo. No quería y no aprobó los sacrificios animales del Día de Expiación anual para siempre, sino que, según Su voluntad y propósito, sí quiso un sacrificio humano perfecto que expiara los pecados humanos, que verdaderamente ‘quitara los pecados.’ Jesucristo vino a hacer la voluntad de Dios, y fue basándose sobre la voluntad de Dios como sobre un altar que se aceptó la presentación del perfecto Jesús para sacrificio humano y su cuerpo humano perfecto y preparado fue ofrecido. Este sacrificio humano perfecto sobre el altar de la “voluntad” de Dios verdaderamente trajo santificación a los discípulos de Cristo. Por eso Pablo añadió: “Por dicha ‘voluntad’ hemos sido santificados por medio del ofrecimiento del cuerpo de Jesucristo.”—Heb. 10:10.
26. ¿Por qué es que los sacerdotes judíos no tienen autoridad para comer del “altar” del cual comen los subsacerdotes cristianos?
26 Por eso, también, Pablo dijo más tarde: “Tenemos un altar del cual no tienen autoridad para comer los que hacen servicio sagrado en la tienda. . . . Por eso Jesús también, para santificar al pueblo con su propia sangre, sufrió fuera de la puerta.” (Heb. 13:10-12) Es decir, nosotros los cristianos que somos subsacerdotes espirituales tenemos un sacrificio que expía los pecados sobre el altar de la “voluntad” de Dios del cual los sacerdotes que sirven en el templo de Herodes en Jerusalén no tienen autoridad para comer el sacrificio debido a su falta de fe en el verdadero Sumo Sacerdote de Jehová, Jesucristo, el Mediador del nuevo pacto de Jehová.
27. ¿Cuándo se presentó Jesús para sacrificio, y qué base para sacrificio entonces llegó a existir, y qué “día” antitípico entonces comenzó?
27 ¿Cuándo fue que Jesús como ser humano perfecto vino a presentarse para sacrificio sobre el altar de la “voluntad” de Dios según se prescribía en el rollo del libro? Esto fue cuando se presentó a Juan el Bautista en el año 29 E.C. para ser bautizado en el río Jordán. Es patente que Jehová Dios aceptó el sacrificio que de sí mismo presentó Jesús, porque después del bautismo de Jesús en agua Jehová derramó su espíritu santo sobre Jesús y lo hizo el Cristo o Ungido y audiblemente dijo desde el cielo: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado.” (Mat. 3:13-17; Juan 1:29-34) Por consiguiente fue en ese tiempo que llegó a existir el “altar” antitípico de Dios y hubo una ofrenda aceptable por el pecado sobre éste. Desde entonces en adelante Jesucristo estuvo andando en el patio sacerdotal antitípico superentendiendo su sacrificio humano hasta la muerte. El gran Día de Expiación antitípico había comenzado, y Jesucristo como Sumo Sacerdote de Dios estaba sirviendo al “altar” espiritual verdadero de Dios de manera similar a como servía el sumo sacerdote aarónico en el templo de Jerusalén en el Día de Expiación anual, el 10 de Tisri.—Heb. 8:1-6.
[Ilustración de la página 327]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
DELINEACIÓN DEL TERRENO DEL TABERNÁCULO
NORTE
ESTE
SUR
OESTE
SANTÍSIMO
Arca
Cortina
SANTO
Altar del incienso
Mesa
Candelabro
Pantalla
Patio
Palangana
Altar de la ofrenda quemada
Puerta
[Ilustración de la página 328]
El templo de Salomón, así como el tabernáculo, fue representación típica del templo espiritual de Dios... el arreglo para acercarse a Jehová en adoración sobre la base del sacrificio propiciatorio de Jesús