Cómo hacer fructífera su lectura de la Biblia
“BIENAVENTURADOS los pobres en el espíritu.” Estas son las palabras de apertura del famoso Sermón del Monte de Jesús, conforme a varias traducciones de la Biblia en español (Mateo 5:3, Reina-Valera, 1977; La Biblia, Editorial Herder). ¿Puede usted comprender lo que Jesús realmente quiso decir con la expresión “pobres en el espíritu”? ¿Se refirió él a los que se sentían desanimados? ¿O tal vez quiso referirse a los que eran de mente débil? Quizás parezca poco probable que se refiriera a estos últimos, pero ciertamente es importante saberlo.
Los testigos de Jehová, que son reconocidos como excelentes estudiantes de la Biblia hasta por sus críticos, han hallado que la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras cumple admirablemente con lo que se requiere para la claridad y la exactitud. En ésta se vierte ese pasaje del Sermón del Monte como sigue: “Felices son los que están conscientes de su necesidad espiritual”.
Algunos comentarios de la Biblia admiten que esto es lo que significa “pobres en el espíritu”. ¿Por qué, entonces, persisten muchas versiones corrientes, como la Biblia de Jerusalén, católica, y La Biblia, Editorial Herder, en usar la expresión “pobres de espíritu” o “pobres en el espíritu”?
Este ejemplo muestra que para que la lectura de la Biblia sea fructífera, es necesario escoger una traducción que sea fiel, clara y entendible.
La actitud apropiada
Para que la lectura de la Biblia sea fructífera, el lector tiene que tener también la actitud apropiada. Estas mismas palabras del Sermón del Monte resumen aptamente cuál debería ser nuestra actitud, a saber: “Felices son los que están conscientes de su necesidad espiritual”. ¿Carece su vida de verdadera dimensión espiritual? ¿Está usted consciente del hecho de que necesita alimentar su mente y corazón de alimento espiritual? La Biblia puede ayudarle a satisfacer dicha necesidad.
Sin embargo, usted no hallará alimento para su mente y corazón en la Biblia si la lee como leería cualquier otra obra literaria. Tiene que abordarla “no como palabra de hombres, sino, como lo que verdaderamente es, como palabra de Dios” (1 Tesalonicenses 2:13). Usted no estará leyendo filosofía humana ni historia nacionalista, sino los pensamientos de Dios y la historia de sus tratos con sus siervos en la Tierra. La Biblia también contiene profecías asombrosas, algunas de las cuales ya se han cumplido, mientras que otras se están cumpliendo ante nuestros mismísimos ojos o aún quedan por cumplirse para el mayor bien de la humanidad.
Puesto que la Biblia es la Palabra de Dios, para leerla de manera fructífera, se tiene que buscar la ayuda de él. La oración a Dios es, por lo tanto, un preludio apropiado de la lectura de la Biblia. Con palabras sencillas, que expresen lo que usted tiene en el corazón, pídale que le ayude a comprender lo que usted lea y a saber cómo ponerlo en práctica en su propia vida. A veces no sabemos usar el conocimiento que hemos adquirido; el saber hacerlo es sabiduría. La Biblia misma aconseja: “Si alguno de ustedes tiene deficiencia en cuanto a sabiduría, que siga pidiéndole a Dios, porque él da generosamente a todos y sin reconvenir; y le será dada. Pero que siga pidiendo en fe, no dudando nada”. (Santiago 1:5, 6.)
Cómo leer con fe
Quizás usted diga: ‘¿Cómo puedo orar en fe y leer con fe si me falta la fe?’. Bueno, si usted emprende la lectura de la Biblia estando ‘consciente de su necesidad espiritual’, su fe aumentará a medida que usted vaya adquiriendo más conocimiento de Jehová Dios y sus maravillosos propósitos en torno a Cristo. La verdadera fe no se debe confundir con la credulidad ciega. La Biblia misma define la fe como “la expectativa segura de cosas esperadas, la demostración evidente de realidades aunque no se contemplan”. (Hebreos 11:1.)
La verdadera fe tiene que estar basada en conocimiento, y dicho conocimiento resulta en que las promesas de Dios lleguen a ser tan reales como si las estuviéramos viendo. La fe es, por lo tanto, algo que se puede adquirir. Resulta del leer y oír información relativa a Dios y a sus maravillosos propósitos para la humanidad. El apóstol Pablo lo expresa como sigue: “La fe sigue a lo oído. A su vez lo oído es por medio de la palabra acerca de Cristo”. (Romanos 10:17a.)
A medida que la fe de usted vaya aumentando, su lectura de la Biblia se volverá más fructífera. ¿Por qué? Porque su ‘expectativa de cosas esperadas’ se volverá más “segura”. Esto podría compararse a una nueva amistad entre usted y otra persona. A medida que pasa el tiempo y usted llega a conocer mejor a la otra persona, su confianza en ella va aumentando. Finalmente, después de haber pasado por muchas situaciones en las que su amigo nunca le ha fallado, usted llega a tenerle una confianza implícita. Si él o ella le escribe, usted sabe captar el espíritu de lo que quiere decir. Aun si una oración no está muy clara, usted conoce a la persona tan bien que no se le hace difícil captar su pensamiento. Usted lee la carta de aquel amigo con confianza, sin tener sospecha alguna.
De igual manera, mientras más llegue a conocer usted la Biblia y a su Autor, Jehová Dios, más confianza tendrá tanto en Dios como en su Palabra. Aun algunos episodios de la historia bíblica que quizás parezcan difíciles de comprender no harán vacilar su confianza. Por ejemplo, aun si no puede ver inmediatamente la razón por la cual Dios tomó medidas drásticas contra alguna persona o pueblo, usted se sentirá seguro de que fue necesario que él lo hiciera. Así mismo respondería usted respecto a un amigo en quien tuviera confianza: ‘Bueno, si él hizo eso, tiene que haber tenido una buena razón’.
Claro, su fe en Dios se fortalecerá si usted sí puede llegar a saber la razón por la cual él obró de tal manera o por qué él a veces parece tardar en tomar medidas contra los inicuos. Pero puede que usted necesite ayuda. Esto nos lleva a otro aspecto importante de la lectura fructífera de la Biblia.
Se necesita ayuda
Es excelente leer toda la Biblia. A razón de un capítulo al día, tomaría más de tres años abarcar las Escrituras Hebreas y las Griegas. Si usted lee tres o cuatro capítulos al día, le tomará aproximadamente un año. Sin embargo, para tener una idea general del contenido de la Biblia, quizás pudiera empezar por leer Salmos y Proverbios. Luego retroceder a Génesis, Éxodo y Primero de Samuel antes de pasar a algunos libros de la era cristiana, como Mateo, Hechos y algunas cartas escritas a los cristianos primitivos, como la carta a los Filipenses, la de Santiago, y Primera o Segunda de Pedro.
Al hacer esto, usted se dará cuenta de que, para beneficiarse de la Biblia de manera práctica y en sentido espiritual, es bueno enterarse de lo que ella dice sobre un tema específico. Los pasajes que tienen que ver con cierto tema tal vez se encuentren ampliamente separados. Es probable que a usted le hagan falta ayudas para el estudio de la Biblia que le enseñen lo que las Escrituras dicen sobre diferentes temas individualmente. Además, puesto que los libros de la Biblia no aparecen en orden estrictamente cronológico, tales ayudas pueden ser útiles para que usted capte la sucesión de los acontecimientos con relación al tiempo. Para comprender las Escrituras, también puede ser muy provechoso tener material que le proporcione información respecto al fondo geográfico y los antecedentes históricos.
¿Dónde puede hallarse dicha ayuda para el estudio de la Biblia? Durante los últimos años autores católicos han publicado muchos libros que aparentemente están diseñados para ayudar a los católicos con la lectura de la Biblia. Pero dichos autores se encuentran ante un dilema. Si tales autores verdaderamente ayudan a los católicos a comprender la Biblia, estos últimos rápidamente descubren que muchos de los dogmas católicos no se hallan en ella. Por otro lado, si los autores justifican la doctrina católica, socavan la confianza que los lectores puedan tener en la Biblia, porque subordinan las Escrituras a la tradición eclesiástica. (Compárese con Marcos 7:13.)
Cada vez más católicos sinceros están aceptando la ayuda de los testigos de Jehová. En muchos países, miles de católicos están esforzándose por leer la Biblia y comprenderla, pero los sacerdotes de su localidad les están proporcionando poca ayuda, si acaso alguna. Dichas personas se parecen al oficial etíope que estaba leyendo el libro de Isaías. Cuando Felipe el evangelizador le preguntó si él realmente comprendía lo que leía, el etíope humildemente contestó: “¿Cómo lo puedo entender si nadie me hace de guía?” (Hechos 8:31, Biblia de Jerusalén). Felipe le ayudó, y poco después este hombre sincero llegó a ser un cristiano bautizado. Igualmente, al ir de casa en casa los testigos de Jehová se encuentran con católicos, y cuando estos dicen que tienen una Biblia en su hogar, los Testigos les preguntan si quisieran recibir ayuda para hacer realmente fructífera su lectura de la Biblia.
Lectura que produce fruto
En su obra de educación bíblica, los testigos de Jehová usan una gran variedad de ayudas para el estudio de la Biblia, como Mi libro de historias bíblicas (116 relatos de la Biblia que se presentan en lenguaje sencillo y en orden cronológico), ¿Es la Biblia realmente la Palabra de Dios? (para prueba científica e histórica de la autenticidad de la Biblia), “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa” (resumen del contenido de cada libro de la Biblia, con información respecto al fondo geográfico y los antecedentes históricos), y Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra (en el que se reúnen textos bíblicos sobre 30 temas vitales, incluso la maravillosa esperanza que la Palabra de Dios pone ante los lectores sinceros de la Biblia hoy).
Estas ayudas para el estudio de la Biblia, junto con la ayuda personal que los testigos de Jehová gustosamente ofrecen gratis, harán agradable y fructífera su lectura de la Biblia. Usted tendrá algo que le guíe en la vida diaria y la maravillosa esperanza de vida en el Nuevo Orden que Dios promete, donde, por fin, la voluntad de Dios ‘se hará en la tierra como en el cielo’. (Mateo 6:10, BJ.)
[Nota a pie de página]
a Véase la nota al calce en la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, edición en inglés con referencias, 1984.
[Ilustración en la página 7]
El etíope reconoció lo que se necesita para comprender la Biblia