No afloje... ¡se avecina el cumplimiento de la promesa!
“Ustedes tienen necesidad de perseverancia, para que, después que hayan hecho la voluntad de Dios, reciban el cumplimiento de la promesa.”—Heb. 10:36.
1. Una promesa confiable que influyó en el antepasado común de árabes e israelitas hizo que éste se convirtiera en ¿qué?
UNA buena promesa, hecha por una persona confiable, puede influir en el que la recibe y hacer que emprenda acción remuneradora. Tan solo por una promesa, ¿cuántos de nosotros hoy día estaríamos dispuestos a convertirnos en un forastero, un hombre sin patria, en una tierra extranjera, por cien años? ¡Asombrosamente, tenemos el registro histórico de un proceder como ése! Es el caso de un hombre de quien los árabes alegan ser descendientes, así como sus parientes consanguíneos, los israelitas. Este antepasado común de ellos recibió una promesa cuyo cumplimiento afecta a la entera familia humana para bien eterno.
2. ¿Por qué exigía acción por parte del que había recibido la promesa la realización de ésta?
2 La realización de esta promesa de importancia mundial exigía acción, como dijo la declaración promisoria de Dios: “Vete de tu país y de tus parientes y de la casa de tu padre al país que yo te mostraré; y haré de ti una nación grande y te bendeciré y de veras que haré grande tu nombre; y resulta ser una bendición. Y ciertamente bendeciré a los que te bendigan, y al que invoque mal sobre ti lo maldeciré, y ciertamente se bendecirán por medio de ti todas las familias del suelo.”—Gén. 12:1-3.
3. Tocante a una promesa, ¿de qué manera es Abrahán de Ur de los caldeos un ejemplo para nosotros?
3 ¡Qué agradecidos podemos estar todos nosotros los que pertenecemos a “las familias del suelo” de que el que recibió la promesa, Abrán de Ur de los caldeos, emprendiera confiadamente la acción que se le prescribió! Abrán (más tarde llamado Abrahán) es un ejemplo para nosotros en cuanto a emprender la acción debida para ver realizada una promesa que nos hace el Dios de Abrahán.
4. ¿Por cuánto tiempo fue Abrahán un hombre sin patria en la tierra de Canaán; y lo mismo su hijo Isaac y su nieto Jacob?
4 Cuando Abrahán tenía setenta y cinco años de edad, entró en la Tierra Prometida, que entonces le era un país extraño. Murió a la edad de ciento setenta y cinco años. A causa de esto fue un hombre sin patria por todo un siglo... un espacio de tiempo bastante largo. Su hijo Isaac, que le nació en esta tierra extranjera que todavía no le había sido dada a Abrahán, igualmente fue un hombre sin patria, pero por un período de tiempo aun más largo... por ciento ochenta años. El hijo de Isaac, Jacob, a quien le fue transmitida la promesa divina, fue un hombre sin patria por ciento treinta años antes de que se le llamara a bajar a Egipto, donde murió. (Gén. 47:7-9; 49:33) Sin embargo, por su propia petición, este patriarca de ciento cuarenta y siete años de edad fue enterrado en la Tierra Prometida, la tierra de Canaán.—Gén. 50:1-14.
5, 6. ¿Qué cualidad fortaleció a aquellos tres patriarcas de modo que perseveraran por doscientos quince años en la tierra extranjera, y cómo confirma esto Hebreos 11:9, 10, 13-16?
5 ¿Qué fue lo que fortaleció a aquellos tres patriarcas de modo que no aflojaran en una tierra extranjera y regresaran a Ur de los caldeos? ¿Qué les ayudó a perseverar o aguantar en la tierra extranjera de Canaán por doscientos quince años (1943 a 1728 a. de la E.C.) en total? Fue su fe en Jehová Dios y en la confiabilidad de su promesa inquebrantable. Tocante a esto leemos, en Hebreos 11:9, 10, 13-16:
6 “Por fe [Abrahán] residió como forastero en la tierra de la promesa como en tierra extranjera, y moró en tiendas con Isaac y Jacob, herederos con él de la mismísima promesa. Porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos verdaderos, cuyo edificador y hacedor es Dios. En fe murieron todos éstos, aunque no consiguieron el cumplimiento de las promesas, pero las vieron desde lejos y las acogieron y declararon públicamente que eran extraños y residentes temporales en la tierra. Porque los que dicen tales cosas dan evidencia de que buscan encarecidamente un lugar suyo propio. Y sin embargo, si verdaderamente hubiesen seguido acordándose de aquel lugar de donde habían salido, hubieran tenido oportunidad de volver. Pero ahora están haciendo esfuerzos por obtener un lugar mejor, es decir, uno que pertenece al cielo. Por lo tanto Dios no se avergüenza de ellos, de ser invocado como Dios de ellos, porque les tiene lista una ciudad.”
7. ¿Cómo se hizo Abrahán una persona indeseable en el vecindario donde nació, y qué clase de “ciudad” deseaba?
7 Abrahán, como ejemplo para su hijo Isaac y su nieto Jacob, estuvo resuelto a morir en el extranjero más bien que retraerse de su asignación y volver a su ciudad natal, Ur de los caldeos. Puesto que aquella ciudad pagana estaba en la tierra de Sinar, Abrahán hasta se hizo una persona indeseable allí en aquel vecindario, porque persiguió y puso en fuga a cuatro reyes confederados de aquella zona. Estos fueron Amrafel rey de Sinar, Arioc rey de Elasar, Kedorlaomer rey de Elam y Tidal rey de Goim. Abrahán y su ejército despojaron a aquellos reyes de todas las cosas valiosas y los cautivos que habían tomado durante su invasión a la tierra de Canaán. (Gén. 14:1-24; Heb. 7:1) Abrahán ya no deseaba a Ur de los caldeos como su ciudad residencial. Renunciaba a ella. Prefería vivir como nómada en la Tierra Prometida, pues deseaba algo mejor que aquella ciudad idólatra, pecaminosa, donde había nacido. En vez de una ciudad hecha por el hombre, Abrahán, lo mismo que Isaac y Jacob, deseaba una ciudad o gobierno que tuviera a su Dios como Edificador y Hacedor. Los cimientos de Ur de los caldeos yacen en ruinas hoy día, pero la “ciudad” de Dios no.
8, 9. (a) ¿Qué clase de herencia obtendrá Abrahán en la resurrección, y cómo? (b) Según Romanos 4:11, 12, ¿de qué manera llegó a ser Abrahán el “padre” de los discípulos de Cristo, hablando en sentido espiritual?
8 Por la fidelidad de Abrahán hasta la muerte, Jehová Dios le prometió, no una herencia celestial, sino una herencia terrestre, la tierra de Canaán. Por eso, en su resurrección de entre los muertos, Abrahán será levantado para vivir en la Tierra. Pero en ese tiempo la Tierra estará bajo la gobernación absoluta de la ciudad “que pertenece al cielo,” el reino mesiánico del Descendiente más importante de Abrahán, a saber, Jesucristo. (Heb. 11:16) Abrahán fue un excelente ejemplo de fe para este glorioso Descendiente, aquel por medio del cual se cumple la promesa de Dios a Abrahán, pues Jesucristo es de modo sobresaliente la ‘descendencia de Abrahán’ en quien todas las naciones de la Tierra se procurarán una bendición interminable. (Gén. 22:18) Hablando en sentido espiritual, se dice que Abrahán es el “padre” de los discípulos de Jesucristo, prescindiendo de que éstos hayan sido tomados de entre los judíos circuncisos o de entre los no judíos incircuncisos, los gentiles. Tocante a este punto, leemos las siguientes palabras:
9 “Y [Abrahán] recibió una señal [años después de llegar a ser un forastero errante en la tierra de Canaán] a saber, la circuncisión, como sello de la justicia por la fe que tuvo mientras estuvo en su estado de incircuncisión [hasta que engendró a Isaac], para que fuese el padre de todos los que tienen fe mientras están en incircuncisión [como gentiles], a fin de que se les impute la justicia; y padre de prole circuncidada, no solo de los que se adhieren a la circuncisión [los judíos circuncisos], sino también de los que andan ordenadamente en las pisadas de aquella fe que estando en el estado de incircuncisión [como gentiles] tuvo nuestro padre Abrahán.”—Rom. 4:11, 12; Gén. 15:6; 17:7-17.
10. (a) ¿Cómo es Dios, más que Abrahán, el “padre de todos los que tienen fe”? (b) Por eso, ¿por medio de qué cualidad entraremos en el cumplimiento de las promesas de Dios?
10 En virtud de que Abrahán llegó a ser como un padre espiritual para los discípulos de su Descendiente natural Jesucristo, Abrahán fue usado como tipo de Jehová Dios, que es el Padre celestial de toda la “descendencia” por medio de la cual todas las naciones de la Tierra serán bendecidas. (Gál. 3:8, 9) Así, Jehová Dios es el Abrahán Mayor. De él proviene la cualidad de la fe, porque él da su espíritu santo a los que lo adoran, y la fe es uno de los frutos que produce ese espíritu. (Gál. 5:22) La fidelidad confiable de él a sus promesas inspira dentro de nosotros fe para con él. Mucho más que Abrahán, Jehová es el Padre de los fieles o de los que tienen fe. Al apegarnos sin aflojar a tal fe, entraremos, como Abrahán, en el cumplimiento de las promesas que Dios nos hace. Nuestra fe nos ayudará a aguantar y perseverar hasta que obtengamos las cosas que Dios ha prometido.
“FORASTEROS Y RESIDENTES TEMPORALES” EN ESTE MUNDO
11, 12. ¿De qué manera somos un pueblo sin patria nosotros, los que, como Abrahán, esperamos con deleite las promesas de Dios, y cómo está apoyado esto por lo que está escrito en 1 Pedro 2:11, 12?
11 Abrahán ciertamente es un ejemplo para nosotros los de hoy que esperamos con deleite las maravillosas cosas que nos ha prometido el Dios que no miente. En la actualidad todavía tenemos hombres y mujeres que, de manera figurativa, son personas sin patria. Estos son los que verdaderamente tienen la fe de Abrahán. Son los discípulos dedicados y bautizados de Jesucristo, el Principal de la ‘descendencia de Abrahán.’ No es desde ningún punto de vista incorrecto que se les ve como un pueblo sin patria. Este punto de vista está respaldado por lo que escribió uno de los discípulos de Cristo, el apóstol Pedro, en su primera carta dirigida a los que llama “los residentes temporales esparcidos por el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia.” (1 Ped. 1:1) ¿En qué sentido eran “residentes temporales” estos cristianos? Esto se muestra en el capítulo dos, versículos once y doce, donde el apóstol Pedro escribe:
12 “Amados, les exhorto como forasteros y residentes temporales a que sigan absteniéndose de los deseos carnales, los cuales son los mismísimos que llevan a cabo un conflicto en contra del alma. Mantengan excelente su conducta entre las naciones [o los gentiles], para que, en la cosa en que hablen contra ustedes como de malhechores, ellos, como resultado de las obras excelentes de ustedes de las cuales ellos son testigos oculares, glorifiquen a Dios en el día para la inspección por él.”—1 Ped. 2:11, 12.
13. (a) Sin embargo, ¿para quién no somos “forasteros,” y por qué no? (b) A diferencia de Pedro, ¿por qué no tendremos que marcharnos del inicuo sistema de cosas?
13 Quizás seamos “forasteros” para el mundo nosotros los discípulos dedicados de Cristo, ¡pero qué consolador es saber que no somos “forasteros” para Dios! Para él ya no estamos ‘alejados ni somos enemigos por haber tenido nuestra mente en las obras que eran inicuas.’ (Col. 1:21) No andamos “como las naciones también andan en la inutilidad de su mente, estando ellas mentalmente en oscuridad, y alejadas de la vida que pertenece a Dios, a causa de la ignorancia que hay en ellas, debido a la insensibilidad de su corazón.” (Efe. 4:17, 18) El apóstol Pedro y los cristianos ungidos de su día esperaban marcharse de este sistema de cosas mundano el día de su muerte y así ya no ser transeúntes forasteros o residentes temporales en él. Pero hoy, en este siglo veinte de la congregación cristiana, los testigos cristianos de Jehová que pasen con vida a través de la cercana “grande tribulación” no se marcharán del sistema. ¿Por qué no? Porque este inicuo sistema de cosas mismo será removido de la faz de la Tierra en la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” en la cual terminará la tribulación.—Mat. 24:21, 22; Rev. 7:14; 16:14, 16; 19:11-21.
14. ¿Qué razón sólida suministró Pedro para que los cristianos ungidos se comportaran como “forasteros y residentes temporales” en este mundo?
14 ¿Verdaderamente profesamos ser cristianos dedicados? Bueno, entonces, ¿estamos comportándonos como “forasteros y residentes temporales” entre las naciones mundanas de la manera que aconsejó el inspirado apóstol Pedro? Hubo una razón sólida por la cual él exhortó a los cristianos que habían recibido un “nuevo nacimiento a una esperanza viva” a comportarse cuidadosamente como personas que estuvieran en una tierra extranjera. La razón por la cual habían de proceder así era que, como Pedro dijo, “ustedes son ‘una raza escogida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo para posesión especial, para que declaren en público las excelencias’ de aquel que los llamó de la oscuridad a su luz maravillosa. Porque en un tiempo ustedes no eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios.” (1 Ped. 1:3; 2:9, 10) Es obvio, entonces, que éstos ya no forman parte de este mundo que está alejado de Dios. Ya no están andando en su oscuridad, sino que son portadores de luz procedentes de Dios. Están en una situación como la del Abrahán de hace mucho tiempo.
15. Según 2 Pedro 3:13, 14, ¿qué esperanza tienen estos cristianos que han recibido el “nuevo nacimiento”?
15 Su esperanza no es la de este mundo. Su esperanza es una esperanza inspirada por la promesa de Dios. El cumplimiento de esta promesa, su gloriosa realización, se avecina ahora. Hace más de diecinueve siglos Pedro escribió estas palabras: “Hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos según su promesa, y en éstos la justicia habrá de morar. Por eso, amados, ya que ustedes están esperando estas cosas, hagan lo sumo posible para ser hallados al fin por él inmaculados y sin tacha y en paz.” (2 Ped. 3:13, 14) Esos “nuevos cielos” eran la “ciudad” que el fiel Abrahán esperaba tan pacientemente, un gobierno celestial “que tiene fundamentos verdaderos, cuyo edificador y hacedor es Dios.” (Heb. 11:10) La “nueva tierra” es la nueva sociedad humana compuesta de todos los que obtienen una bendición por medio de la espiritual ‘descendencia de Abrahán.’—Gén. 22:18; Rev. 21:1.
COMO CRISTO, NO ENVOLVIÉNDONOS CON EL MUNDO
16. Por eso, entonces, ¿por qué no pueden interesarse los cristianos en los asuntos políticos y las controversias de las naciones mundanas?
16 Puesto que los cristianos son “forasteros y residentes temporales” y, como tales, están aguardando el cumplimiento de tal promesa divina, ¿cómo podrían interesarse realmente en los asuntos políticos y conflictos violentos de las naciones mundanas? Si su corazón verdaderamente está fijo en los “nuevos cielos” y una “nueva tierra” relacionados con el reino de Dios, ¡sinceramente no podrían hacer eso!
17. ¿Cómo se ve que el obedecer uno las palabras de Cristo en Mateo 6:32, 33 hace que esté fuera de orden el dividir uno su atención entre el reino de Dios y los reinos de hechura humana?
17 Jesucristo dijo a sus discípulos: “Su Padre celestial sabe que ustedes necesitan todas estas cosas [materiales]. Sigan, pues, buscando primero el reino y Su justicia.” (Mat. 6:32, 33) El buscar primero el reino del Padre celestial incluiría el que uno participara activamente en la realización de esta profecía de Jesús: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.” (Mat. 24:14) El cristiano obediente no puede dividir transigentemente su atención y tiempo entre los intereses del reino de Dios y los intereses de los reinos de hechura humana y realmente estar poniendo en primer lugar el reino de Dios y obtener Su aprobación.
18. ¿Por qué no tienen derecho alguno a hacerse parte de este mundo los cristianos?
18 Habiéndose convertido en “forasteros y residentes temporales” para con este viejo mundo, los cristianos ya no tienen derecho a volver a ser parte de este mundo. Si fuesen a hacer tal cosa, entonces no serían incluidos en la oración que Jesús hizo a Dios: “Yo te solicito . . . que los vigiles a causa del inicuo. Ellos no son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo. Santifícalos por medio de la verdad; tu palabra es la verdad.” (Juan 17:15-17) Hubo buena razón para esa oración, puesto que ‘el inicuo’ es “el gobernante de este mundo.”—Juan 12:31; 14:30.
19. Como “forasteros y residentes temporales,” ¿qué tienen que sobrellevar los cristianos en este mundo?
19 ¿Ama este mundo de la humanidad gobernada por el Diablo a estos cristianos “forasteros y residentes temporales” porque consistentemente rehúsan hacerse parte de este mundo? Bueno, ¿amó el mundo a Jesucristo porque, como él dijo, no era “parte del mundo”? El discípulo no es mejor que su Amo. En consecuencia, Jesús dijo a sus discípulos: “Si el mundo los odia, saben que me ha odiado a mí antes que los odiara a ustedes. Si ustedes fueran parte del mundo, el mundo le tendría afecto a lo que es suyo. Ahora bien, porque ustedes no son parte del mundo, sino que yo los he escogido del mundo, a causa de esto el mundo los odia. Tengan presente la palabra que les dije: El esclavo no es mayor que su amo. Si ellos me han perseguido a mí, a ustedes también los perseguirán; . . . De hecho, viene la hora en que todo el que los mate se imaginará que ha rendido servicio sagrado a Dios.” (Juan 15:18-20; 16:2) Para que el cristiano genuino entre en el cumplimiento de la promesa de Dios, tiene que sobrellevar con fidelidad ese odio y ese maltrato del mundo.
20. Según Hebreos 10:32-34, ¿qué era necesario que recordaran los judíos cristianizados, que eran odiados como Jesús lo fue?
20 Los judíos cristianizados de la provincia romana de Judea, y en particular los de su capital, Jerusalén, llegaron a conocer lo verídicas que eran esas palabras amonestadoras de su Amo mesiánico, Jesucristo. Unos veintiocho años después de haber dicho Jesús las palabras que se acaban de citar, el apóstol Pablo, que fue un judío cristianizado, pudo escribir a los creyentes hebreos en Jerusalén estas palabras restauradoras de fortaleza: “Sigan acordándose de los días anteriores en los cuales, después que fueron iluminados, ustedes aguantaron una gran contienda bajo sufrimientos, a veces estando expuestos como en un teatro tanto a vituperios como a tribulaciones, y a veces llegando a ser partícipes con los que estaban experimentando cosa semejante. Porque ustedes se condolieron de los que estaban en prisión y también aceptaron gozosamente el despojo de sus bienes, sabiendo que ustedes mismos tienen una posesión mejor y duradera.”—Heb. 10:32-34.
“EMBAJADORES” CRISTIANOS
21, 22. (a) Debido a la hostilidad del mundo, ¿a quiénes envía Dios a la gente, y para que se efectúe qué? (b) ¿De qué manera se llama esto a nuestra atención en 2 Corintios 5:19-21?
21 Se reconoce que el mundo muestra hostilidad a Jehová Dios y a su pueblo devoto. Debido a esto, Dios ha asignado un servicio de embajadores a sus adoradores dedicados y bautizados que han recibido de él el “nuevo nacimiento.” (1 Ped. 1:3) En armonía con ello los envía al mundo alejado, no para solicitar la paz y transigir con el mundo. El mundo condenado a la destrucción no es el que le haya de dictar a Dios ningunas condiciones de paz. (Luc. 14:31, 32) Dios envía a sus embajadores para suplicar a individuos del mundo que se aprovechen de las condiciones amorosas que Dios pone para entrar en una relación de paz, de salvación de la vida, con Él. El judío cristianizado Pablo, con su compañero medio judío, Timoteo, llama este hecho a nuestra atención, al decir, en 2 Corintios 5:19-21:
22 “Dios mediante Cristo estaba reconciliando consigo mismo a un mundo, no imputándoles sus ofensas, y nos encomendó a nosotros la palabra de la reconciliación. Somos por lo tanto embajadores sustituyendo por Cristo, como si Dios estuviera haciendo súplica por medio de nosotros. Como sustitutos por Cristo rogamos: ‘Reconcíliense con Dios.’ Al que no conoció pecado él lo hizo pecado por nosotros, para que nosotros llegásemos a ser justicia de Dios por medio de él.”
23. En vista de “la palabra de la reconciliación” que llevan estos “embajadores” cristianos, ¿por qué no están autorizados a entremeterse en la política y los conflictos mundanos?
23 Por ser embajadores que sustituyen por Cristo a todas las naciones, los cristianos comisionados tienen que llevar “la palabra de la reconciliación” a gente de toda clase de persuasión política... a demócratas, a republicanos, a socialistas, a los de inclinación al nazismo, a los de inclinación al fascismo, a los comunistas, a los conservadores, a los laboristas, etcétera. La “palabra de la reconciliación” de Dios es la misma para todos éstos, sin parcialidad. Por esta razón sus “embajadores sustituyendo por Cristo” no pueden meterse en la política de ningún país ni llegar a ser miembros de ningún partido político en ninguna parte. Como “embajadores” de Dios son “forasteros y residentes temporales” sin importar en qué país estén predicando “estas buenas nuevas del reino.” Recordando las palabras del apóstol Pablo: “Nuestra ciudadanía existe en los cielos” (Fili. 3:20, 21), comprenden que no tienen ningún derecho ni autorización para entremeterse en asuntos políticos. Tienen que permanecer estrictamente neutrales con relación a la política nacional o local y todos los conflictos egoístas de este mundo.
24. A pesar de ser sumamente observantes de la ley, ¿qué experimentan estos “embajadores” de parte del mundo, como lo muestran las palabras de Pablo en Efesios 6:19, 20?
24 De modo que son las personas más observantes de la ley, y pagan sus impuestos y obran a favor de los mejores intereses de la comunidad. Sin embargo, estos embajadores que sustituyen por Cristo son odiados por el mundo, tal como lo fue Cristo mismo. (Mat. 22:21; Rom. 13:1-7) Por lo tanto, no es raro que solo unos seis años después que Pablo escribió lo que dice en 2 Corintios 5:19-21 se encontrara preso en Roma, Italia, y por ello escribiera a la congregación de Éfeso, Asia Menor, que orara por él: “Para que se me dé habilidad para hablar al abrir la boca, que con toda franqueza de expresión dé a conocer el secreto sagrado de las buenas nuevas, para las cuales estoy actuando como embajador en cadenas.”—Efe. 6:19, 20.
25. El que uno desempeñe su cargo de embajador cristiano, ¿qué requiere, y teniendo presente qué conocimiento acerca de las posesiones?
25 Tal como sucedía hace mil novecientos años, el que uno sirva de ‘embajador sustituyendo por Cristo’ entre gente alejada de Dios hoy exige que uno aguante tal sufrimiento. Como modelo para nosotros, Pablo aguantó fielmente. No aflojó en su labor de embajador o su ministerio cristiano. Dijo: “De toda manera nos recomendamos a nosotros mismos como ministros de Dios, por el aguante de mucho, por tribulaciones, por necesidades, por dificultades, por golpes, por prisiones,” y así por el estilo. (2 Cor. 6:4, 5) Como compañero en el sufrimiento, Pablo pudo decir a sus hermanos hebreos cristianizados que siguieran aguantando, perseverando, así como habían aguantado mucho al principio al obtener la luz de la verdad bíblica. Aunque pudieran perder todas las posesiones materiales terrestres, sin embargo ellos, y él también, tenían “una posesión mejor y duradera.”—Heb. 10:32-34.
26. ¿Por qué todavía es necesario que los embajadores y los emisarios cristianos persistan sin aflojar en aguante fiel?
26 Como embajadores o como emisarios de Dios que sustituimos por Cristo, es necesario que nosotros los testigos cristianos de Jehová hoy día desarrollemos el poder del aguante, ¿no es verdad? Sí, porque es necesario que continuemos aguantando. Desde el fin de los Tiempos de los Gentiles en 1914 hemos pasado por mucha persecución y mucho maltrato en un mundo hostil. Nos esperan todavía más experiencias semejantes antes de que veamos realizado el cumplimiento de la promesa de Dios de “nuevos cielos y una nueva tierra,” en los cuales la justicia habrá de morar para siempre. (2 Ped. 3:13) El cumplimiento de esta promesa va avecinándose cada vez más. Esta generación entre la cual se ha cometido toda esa persecución injusta de los embajadores y emisarios de Dios desde la I Guerra Mundial de 1914 a 1918 E.C. es una generación señalada. ¿Por qué? Porque experimentará el cumplimiento por Dios de su promesa de introducir el justo nuevo sistema de cosas. (Mat. 24:34; Mar. 13:30) Por eso, confiadamente, ¡no aflojemos en el aguante fiel!