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Cómo mantener la delincuencia fuera de su hogarLa Atalaya 1963 | 1 de marzo
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usted sea en serio. Si usted da órdenes de una manera regañadora, le enseña a su hijo a desobedecer, porque sabe que puede pasar por alto su mandato y usted complacerá por medio de repetirlo. Pero él no tardará si usted demuestra que sus palabras se respaldan por acciones. Por supuesto que muchas veces puede que sea sabio el dar una razón por cierto mandato o restricción. Tal vez opine usted que no tiene por qué dar a su hijo razón alguna por sus órdenes, pero recuerde esto: Por entender por qué cierto proceder es sabio o desatinado, su hijo tendrá buena razón para escoger el curso sabio cuando usted no esté presente. Note cómo la Biblia frecuentemente da la razón por la cual cierto proceder es bueno o malo. Imite ese buen ejemplo.—Pro. 23:20, 21; 24:15, 16, 19, 20.
Cuando su hijo escoge ir en el proceder desatinado, a pesar del buen consejo suyo, recuerde Proverbios 22:15: “La necedad está enlazada con el corazón del muchacho; la vara de la disciplina es lo que la alejará de él.” Jehová le insta a que no detenga la disciplina del simple muchacho. (Pro. 23:13, 14) Usted sabe cuándo su hijo está haciendo lo indebido, y muy probablemente él también lo sabe. Según dijo un delincuente a un periodista: “Yo nunca recibía una zurra, aunque, en realidad, yo a menudo opinaba que debía recibirla.” No irrite a sus hijos por medio de constantemente cambiar las “reglas” o castigando un acto desobediente un día y no el siguiente. Imite a Jehová. Cumpla con su palabra, sea consistente y discipline por amor.—Pro. 13:24; Heb. 12:6.
En estos tiempos críticos cuando muchos carecen de afecto natural es importante que su hijo sepa que es amado y deseado. (2 Tim. 3:3) Al establecer usted restricciones razonables en cuanto a horas avanzadas y asociación correcta y hacer cumplir estrictamente sus deseos usted muestra que es un padre amoroso que es verdaderamente solícito. Se siente el amor suyo, aunque tal vez no se aprecie por el momento, cuando usted insiste en que su hijo siempre pida permiso para ir a alguna parte y que le diga con quién va. Vez tras vez se descubre que cuando los niños se meten en dificultades, como por ejemplo la ratería, sus padres no tienen ni pizca de idea en cuanto a dónde están. Si su hijo le importa a usted, hará que sea asunto suyo el saber dónde está. También le enseñará a su hijo a mantenerse alejado de cualquiera que mediante el ridículo o la coerción quisiera inducirlo a violar los deseos de su Dios o de sus padres. Enséñele que su reputación para con Dios es la que verdaderamente importa. Si la adversidad le sobreviene a la familia, conviértala en una ventaja por medio de mostrar a su hijo cómo acercarse a Dios para hallar consuelo y guía. Todo esto es parte del inapreciable entrenamiento de su hijo en el camino en que tiene que seguir para obtener la vida eterna.—Pro. 22:6.
Si usted le ha dado a su hijo el Reino como meta suya, si le ha enseñado a acudir a la Palabra de Dios por guía y le ha entrenado a manejar responsabilidad, él verá que el vandalismo, el hurto, la inmoralidad y cualquier otra forma de delincuencia son todas cosas que pueden apartarle del camino que conduce a la vida. (Mat. 7:14) Mantenga fuera de su hogar la delincuencia por medio de manejarlo en estricta armonía con el consejo autoritativo de Jehová. “Con sabiduría se edificará una casa y con discernimiento resultará firmemente establecida.”—Pro. 24:3.
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“Di Shibboleth, por favor”La Atalaya 1963 | 1 de marzo
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“Di Shibboleth, por favor”
◆ Ahora quizás no parezca cosa que signifique mucho el decir “Sibboleth” en vez de “Shibboleth,” pero en los vados del Jordán significó la diferencia entre quedar vivo y morir. Quizás tener la religión correcta no le parezca importante a usted ahora, pero en el Armagedón significará su vida.—Jue. 12:5, 6.
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