“Sigan probando lo que ustedes mismos son”
“Sigan examinándose para ver si están en la fe, sigan probando lo que ustedes mismos son.”—2 Cor. 13:5.
1, 2. (a) ¿Qué pensamientos y preguntas pasan por la mente a menudo cuando reflexionamos sobre nuestra verdadera personalidad? (b) ¿Por qué el conocer cómo es nuestra verdadera personalidad es importante para el cristiano?
¿CUÁNDO fue la última vez que se contempló usted bien? ¿Estuvo usted satisfecho con lo que vio? ¿Qué les dice a otros acerca de usted la personalidad de usted? ¿Es usted un individuo complejo, formado de tantos pensamientos y sentimientos diferentes que es difícil decir realmente cómo es su personalidad? ¿Es usted un fiel Abrahán un día y un dudoso Tomás al día siguiente? ¿Es usted una sumisa Sara el lunes y una dominante Jezabel el martes? ¿o un vigoroso Pablo el miércoles y un Demas amador del mundo el jueves? ¿Cómo es usted en realidad?
2 En lo que toca a otras personas, la personalidad de usted, como su cara, siempre está visible. Pero, ¿es lo que ellas ven el verdadero usted, o está usted desempeñando el papel de hipócrita y dejando que algunas personas solo vean lo que usted quiere que vean? ¿Es lo que ellas ven o lo que usted verdaderamente es una honra para el gran Dios Jehová?
3. ¿Por qué es importante que nos examinemos, y por qué podemos decir que un examen de nosotros mismos es una expresión de nuestro amor a Dios y al prójimo?
3 Es importante que nos miremos para ver qué clase de personas somos. No queremos que nuestra apariencia o personalidad ofenda a otros. Gozamos del placer de la buena compañía y deseamos que otros gocen de nuestra asociación con ellos. Por lo tanto, no buscamos desagradar a nuestros amigos ni a nuestro Dios, quien es nuestro Amigo más allegado. Tal interés es apropiado, porque es una expresión de nuestro amor a Dios y al prójimo.—Mat. 22:37-39.
4. Cite casos en que las palabras “probar” y “examinar” se usan en la Biblia, y declare por qué tales expresiones fueron usadas por los escritores bíblicos.
4 Es asombroso ver cuántas veces la Biblia usa palabras como “examinar” y “probar.” Valdría la pena, en realidad, usar algún tiempo en investigar el uso de tales palabras en una concordancia de la Biblia. Al hacerlo se sorprenderá, no solo por el número de veces que se usan, sino también por dónde, a quién y por qué se hablaron. Aquí, por ejemplo, hay pasajes tomados de seis epístolas diferentes de Pablo: “Transfórmense rehaciendo su mente, para que prueben para ustedes mismos la buena y la aceptable y la perfecta voluntad de Dios.” (Rom. 12:2) “Que uno primeramente se apruebe a sí mismo después de un escrutinio.” (1 Cor. 11:28) “Sigan examinándose para ver si están en la fe, sigan probando lo que ustedes mismos son.” (2 Cor. 13:5) “Si alguno piensa que es algo, no siendo nada, engaña a su propia mente. Pero que pruebe lo que es su propia obra.” (Gál. 6:3, 4) “Sigan asegurándose de lo que es acepto al Señor.” (Efe. 5:10) “Asegúrense de todas las cosas; adhiéranse tenazmente a lo que es excelente.” (1 Tes. 5:21) Por medio de tales llamamientos el apóstol está recalcando la necesidad de examinarnos constantemente, para que seamos hallados “irreprensibles e inocentes, hijos de Dios sin tacha en medio de una generación pervertida y torcida” de la humanidad.—Fili. 2:14-16.
5. ¿Cómo debemos vernos nosotros mismos, y por qué?
5 Para examinarnos, como Pablo amonesta, debemos vernos como Dios nos ve. “Él ve lo que es el corazón.” (1 Sam. 16:7; Pro. 21:2) Él mira nuestros motivos y deseos escondidos. Por lo tanto, para estar seguros de tener la aprobación de Dios debemos examinar nuestros motivos y deseos escondidos y discernir los pensamientos e intenciones del corazón. Debemos saber por qué deberíamos hacer cambios en nuestra personalidad, qué cambios hacer y cómo. Todo esto requiere un conocimiento acertado de nosotros mismos, de nuestros motivos, del mundo que nos rodea y de la infalible Palabra escrita de Dios, la Biblia.
¿POR QUÉ SEGUIR PROBANDO LO QUE UNO ES?
6, 7. ¿Por qué es necesario que sigamos probándonos?
6 Hay muchas razones por las que deberíamos seguir probando lo que somos. Una razón es: Hemos nacido en pecado y hemos sido formados en iniquidad. (Sal. 51:5) La propensión natural de nuestra mente es hacia la corrupción. Por lo tanto, para salvaguardarnos del poder engañoso del pecado, que es una parte inherente de nuestra naturaleza caída, debemos seguir probándonos.
7 Otra razón para probarnos nosotros mismos es que estamos viviendo en un tiempo en que Satanás el Diablo está usando todo recurso diabólico imaginable a su disposición para absorber a toda la humanidad en un remolino de destrucción con él. Ha hecho dioses del prestigio, el dinero, las posesiones, el poder y el placer. Y según el decano Merrill C. Tenney, de la Escuela de Graduados Universitarios de Wheaton, éstos han llegado a ser los ídolos del siglo veinte. Debemos seguir probándonos para que no se nos engañe de modo que adoremos a estos ídolos que no pueden dar vida.
8, 9. (a) ¿Por qué debemos probar nuestras propensiones en cuanto a lo moral? (b) ¿Contra qué otras asociaciones malas debemos guardarnos?
8 Todavía otra razón para probarnos nosotros mismos es el hecho de que las barreras morales se han desplomado en este mundo y el peligro de deslizarse a la inmoralidad siempre está presente. Esto significa que debemos hacer un escrutinio estimatorio de nuestras asociaciones, porque “las malas asociaciones corrompen las costumbres provechosas.” (1 Cor. 15:33) Pueden hacer que nos deslicemos a los caminos del viejo mundo de fumar, borrachera, fornicación y modo de vivir disoluto. Por lo tanto, necesitamos probarnos.
9 Las personas no son las únicas malas asociaciones contra las que debemos guardarnos. La mente y el corazón también deben ser protegidos, a causa de su vulnerabilidad a las expresiones e impresiones exteriores. Deben ser salvaguardados contra los efectos inmorales del leer malo, del ver malo y del pensar malo. Las películas que contienen lo que atrae al sexo, las revistas de historietas horripilantes y los escritos infieles de los críticos textuales no edificarán la fe y la virtud en nosotros. Sépase que aquello con lo que alimentamos la mente con el tiempo influirá en nosotros. Por eso a menos que lleguemos a ser selectivos en nuestro escogimiento de amigos, a menos que leamos buenos libros y escojamos entretenimiento sano, sin duda nos hallaremos deslizándonos al viejo mundo y muy bien puede ser que terminemos en la zanja de la destrucción con él. Por eso es prudente que sigamos probando lo que nosotros mismos somos.—Heb. 2:1; 1 Juan 2:15-17.
10, 11. (a) ¿Por qué debemos guardarnos contra la demasiada confianza? (b) ¿Qué peligros yacen detrás de tales actitudes como la indiferencia y la negligencia?
10 Debemos protegernos de las actitudes que son peligrosas y destructivas para nuestra manera de adorar, lo cual todavía es otra razón para probar lo que nosotros mismos somos. Pablo nos advirtió que no llegáramos a estar demasiado confiados, con estas palabras: “El que cree que está permaneciendo en pie se cuide de no caer.” (1 Cor. 10:12) La demasiada confianza puede llevarnos a la insensatez de confiar en nuestra propia fuerza o en el poder de los armamentos. Puede hacer que nos apoyemos en nuestro propio entendimiento o en el entendimiento de otros hombres, en vez de confiar en el poder y la sabiduría de Dios.—Pro. 3:5-7.
11 Cuídese, también, de la indiferencia y de la negligencia. Cualquiera de las dos puede resultar fatal. La indiferencia puede inducirnos a dormir en cuanto a lo apremiante de nuestros tiempos, y la negligencia puede hacernos tratar con desprecio la mesa de Jehová. Por lo tanto, nos corresponde seguir probándonos a nosotros mismos lo que somos para no caer víctimas de estas sutiles trampas del Diablo.—1 Cor. 16:13; 1 Tes. 5:1-11; 1 Ped. 5:8; Mal. 1:7.
EJEMPLOS AMONESTADORES
12. ¿Cómo es el ejemplo de Caín una amonestación para nosotros, y qué consejo da Pablo a los cristianos en armonía con esto?
12 Hay razones para preocuparnos. La Biblia nos da varios ejemplos de hombres que cayeron víctimas de los ardides de Satanás, principalmente porque dejaron de probarse para sí mismos qué suerte de hombres eran. Existió Caín, evidentemente un hombre con un genio inicuo. Dios le advirtió que dominara su ira, pero Caín rehusó escuchar. Su ira no dominada lo condujo a asesinar, al destierro y a la muerte fuera del favor de Dios. El apóstol Pablo, por lo tanto, aconseja sabiamente a los cristianos que desechen la cólera, la ira, el habla ofensiva y el habla obscena. Él dice que estas prácticas deben ser quitadas de uno si uno va a merecer la aprobación de Dios y conseguir la vida. Ahora es el tiempo para examinar nuestra disposición y hacer los cambios necesarios por medio de probar lo que nosotros mismos somos.—Gén. 4:6-16; Col. 3:8, 9.
13. ¿Por qué es Esaú un buen ejemplo amonestador, y qué lección hay en su ejemplo para los cristianos?
13 Esaú despreció su primogenitura. Le faltó aprecio por las cosas sagradas. Por una comida “regaló sus derechos como primogénito.” Cuando trató de volver a conseguir estos derechos no pudo, aunque buscaba con lágrimas un cambio en el parecer de su padre. El tiempo para examinar nuestro aprecio por las cosas sagradas es ahora, para que no sucumbamos al pecado y, como Esaú, vendamos la misma cosa que más queremos, a saber, la vida eterna, por el precio de una comida, un acto ímprobo y pecaminoso, y continuemos así sin arrepentirnos. Siga cada uno probando lo que es.—Heb. 12:16, 17; 3:12-19.
14. ¿De qué manera son el rey Saúl, el rey Salomón y Judas Iscariote ejemplos amonestadores para nosotros los que vivimos hoy?
14 El rey Saúl rehusó creer que “el obedecer es mejor que un sacrificio, el prestar atención que el sebo de carneros.” Saúl tuvo la distinción de ser el primer rey de Israel; no obstante, jamás aprendió la obediencia absoluta. Por actos impulsivos de desobediencia perdió el derecho a la soberanía real para él mismo y su familia. El rey Salomón, que tuvo gloria que sobrepujó a la de todos los reyes del Israel natural, cayó víctima de las malas asociaciones. Mujeres paganas lo desviaron de Jehová y lo hicieron llegar a ser un adorador de dioses demoníacos. Judas Iscariote, un apóstol de nuestro Señor Jesucristo, se permitió llegar a ser un amante del dinero, un materialista. Su codicia lo arrastró a la incredulidad, el pecado y al suicidio. Todos éstos fueron hombres fieles en un tiempo, pero cayeron de su fidelidad cuando dejaron de probar lo que ellos mismos eran. Ellos sirvieron de ejemplos amonestadores para que nosotros sigamos probando lo que nosotros mismos somos, para que nosotros no seamos, como ellos, falsos en la fidelidad ni nos descarriemos de la senda de la vida.—1 Sam. 15:22, 23; 1 Rey. 11:1-10; Mat. 27:3-6.
EJEMPLOS QUE DEBEN SER EMULADOS
15. ¿Por qué Noé, Moisés, Pablo y Jesucristo son buenos ejemplos para que los emulemos?
15 La Biblia también menciona a hombres cuyos ejemplos podemos copiar, hombres fieles que siguieron probando lo que ellos mismos eran. Existió Noé, un hombre de perspicacia que anduvo con Dios y “vino a ser heredero de la justicia que es según la fe.” (Heb. 11:7) Existió Moisés, un caudillo de Israel, no obstante “por mucho el más manso de todos los hombres que estaban sobre la superficie del suelo.” (Núm. 12:3) Existió el apóstol Pablo, que fue un sobresaliente ministro cristiano, un hombre de celo, fe y obras excelentes. (2 Cor. 11:23-27; Fili. 4:12, 13) Y, por supuesto, en la vida de Jesucristo tenemos nuestro ejemplo perfecto. Fue un hombre “probado en todo respecto como nosotros, pero sin pecado.” Estos hombres probaron a ellos mismos y a otros lo que eran por el tipo de vida que vivieron, vida de integridad y devoción exclusiva a Dios. Por su fidelidad se ganaron mención honorable en la Palabra de Dios y un lugar en su nuevo mundo de justicia.—Heb. 2:17, 18; 4:15, 16; 7:26.
MANERAS DE PROBAR LO QUE UNO ES
16. ¿Qué instrumentos usan los cristianos hoy día con los cuales se prueban?
16 ¿Qué hay de hoy? ¿Cómo se ponen los cristianos a probar lo que son? ¿Qué provisiones les ha dado Jehová con este propósito? En primer lugar y siendo lo principal, Jehová ha provisto su Santa Palabra, la Biblia, que contiene sus mandamientos y principios con relación a la vida. Luego ha derramado su espíritu santo o fuerza activa sobre su pueblo, la cual fuerza aclara la Biblia. Además, Dios ha bendecido a los hombres con una organización que les provee ayudas bíblicas y hace arreglos para reuniones de congregación y asambleas por medio de las cuales uno puede examinarse. Juntas, éstas obran como espejos por medio de los cuales el cristiano puede verse desde todo aspecto y ángulo.
17. (a) Además de la Biblia, ¿qué más se necesita antes de que la Palabra pueda llegar a ser una lámpara para nuestra senda? (b) ¿De quién procede la luz, y cómo muestra el profeta Isaías que sería provista?
17 Considere la Biblia, por ejemplo. Sin el estudio de ella la Biblia no es una fuerza. Millones de personas tienen copias de la Biblia, no obstante no ha habido mejoramiento en su vida. ¿A qué se debe eso? Antes de que un espejo llegue a ser efectivo debe haber luz. Un espejo no refleja imagen en la oscuridad total; tampoco la Biblia. Para ver nuestras personas espirituales en la Palabra de Dios debemos tener luz del Autor de esa Palabra, a saber, Jehová. Por medio de su profeta Isaías él declaró que favorecería a su pueblo con su luz, diciendo: “Porque, ¡mira! la oscuridad misma cubrirá la tierra, y densas tinieblas los grupos nacionales; pero sobre ti Jehová brillará, y sobre ti la propia gloria de él se verá. Y ciertamente las naciones irán a tu luz, y reyes al esplendor de tu brillar.”—Isa. 60:2, 3; Sant. 1:17.
18. (a) ¿Qué conducto se usó para traer luz a los hombres, y cómo fue pasada? (b) ¿Qué prueba esto? Cite un ejemplo.
18 La luz de Jehová se reflejó entre los hombres principalmente en la persona de su Hijo unigénito Jesucristo. Jesús dijo: “Yo soy la luz del mundo. El que me sigue de ningún modo andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” El apóstol Juan nos presenta a Jesús como “la luz verdadera que da luz a toda suerte de hombre.” (Juan 8:12; 1:1-11) Jesús pasó esta luz a sus seguidores, diciéndoles: “Ustedes son la luz del mundo. . . .resplandezca su luz delante de los hombres.” (Mat. 5:14-16) Esto significa que las cosas espirituales pueden entenderse solo en asociación estrecha con los verdaderos seguidores de Jesucristo, que poseen la luz de la vida, porque todos los demás permanecen en oscuridad. Este hecho se ilustra bien para nosotros en el ejemplo del eunuco etíope que no podía entender las Escrituras hasta que Felipe el cristiano las ilustró. Entonces el eunuco etíope salió de su pasado oscuro y llegó a ser cristiano.—Hech. 8:26-38.
19. (a) ¿Qué pasos deben seguirse hoy día para que uno consiga entendimiento de la Palabra de Dios? (b) ¿Cómo muestra el discípulo Santiago la necesidad de aplicar el conocimiento?
19 Hoy, el proceder es muy semejante si hemos de probar qué clase de personas somos. Primero, debemos estudiar la Palabra de Dios en conjunción con el pueblo de Jehová, sus testigos cristianos. Luego debemos dejar que la fuerza de la Palabra de Jehová impulse nuestra mente hasta el punto de modificar nuestra voluntad, deseos, intereses, disposición, perspectiva mental y condición de corazón. Si hemos de continuar en el camino correcto, debemos seguir llenando nuestra mente con las cosas buenas de la Palabra de Dios, porque la mente dirige al cuerpo. (Fili. 4:8, 9) Para que lo que aprendemos sea eficaz debemos aplicarlo, como lo aclara el discípulo Santiago: “Si alguien es oidor de la palabra, y no hacedor, éste es semejante al hombre que mira su rostro natural en un espejo. Pues él se mira, y se va e inmediatamente olvida qué suerte de hombre es. Mas el que atisba dentro de la ley perfecta que pertenece a la libertad y quien persiste en ella, este hombre, debido a que no se ha hecho un oidor olvidadizo, sino un hacedor de la obra, será feliz al hacerla.” La felicidad resulta de efectuar mejoramientos y de ver estos mejoramientos en nuestra vida, y no simplemente del conocimiento de que deben de hacerse cambios.—Sant. 1:23-25.
20. (a) ¿Qué cambios de personalidad y en su vida pudieron hacer los cristianos primitivos, y cómo? (b) ¿Qué cambios están haciendo hoy los testigos de Jehová, y qué prueba esto?
20 El aplicar principios bíblicos diariamente no es tan difícil como pudiera parecer al principio. Los cristianos verdaderos hacen un esfuerzo especial para poner atención a estos principios; por lo tanto, pueden tener éxito a un grado mayor. En el día de los apóstoles se hicieron cambios maravillosos, como se indica por Pablo en 1 Corintios 6:9-11. Muchos cristianos corintios fueron limpiados de tales cosas como fornicación, idolatría, robo, codicia, borrachera, vilipendiar y extorsión. Hoy, los verdaderos testigos cristianos de Jehová están haciendo estos mismos cambios con la ayuda de la Palabra de Dios, su espíritu y su organización. Y si mil u ochocientos mil de ellos pueden despojarse de las viejas personalidades y ponerse nuevas personalidades en conformidad con la voluntad de Dios en justicia y lealtad verdaderas, entonces ciertamente que otros pueden hacerlo, si solo procuran hacerlo sinceramente. Pero los individuos mundanos, que carecen de amor a la justicia, ni siquiera procurarán hacerlo. Prefieren echar mano de su excusa favorita de que la Biblia es demasiado idealista para esta era. Sin embargo, al grado que aplicamos los principios bíblicos probamos lo que somos.
OTRAS AYUDAS PARA PROBARNOS A NOSOTROS MISMOS
21, 22. (a) ¿Cómo son las ayudas de estudio de la Biblia de la Sociedad Watch Tower una ayuda para probarnos? Ilustre, (b) ¿Cómo han sido una ayuda para nosotros las revistas La Atalaya?
21 Además de la Biblia hay otras ayudas para auxiliarnos en probar a nosotros mismos lo que somos. Las ayudas para estudio de la Biblia de la Sociedad Watch Tower, por ejemplo, proveen maneras maravillosas por medio de las cuales podemos probar nuestra fe. Como poderosos espejos de aumento, enfocan los errores nuestros que necesitan ser corregidos. Considere, por ejemplo, el Yearbook de la Sociedad. Cada día su texto y comentarios [publicados en español en esta revista] nos capacitan a vernos como somos. Un día se nos dice que ‘efectuemos nuestro ministerio plenamente,’ al día siguiente se nos amonesta a ‘mostrar compasión mutua, a ejercer amor fraternal,’ y al tercer día se nos insta a ‘hacer declaración pública para salvación.’ Hay un buen pensamiento sobre el cual pensar para cada día del año. Por lo tanto, cada día nos vemos persuadidos a preguntarnos: ¿Estamos efectuando nuestro ministerio? ¿Mostramos amor fraternal? etcétera. Individualmente nos probamos con estos pensamientos penetrantes.—2 Tim. 4:5; 1 Ped. 3:8; Rom. 10:10.
22 También hay las otras numerosas ayudas para el estudio de la Biblia como el libro “Hágase tu voluntad en la Tierra.” ¿No prueba esta publicación la profundidad del conocimiento de usted? ¿No se mide la madurez de usted por sus páginas sustanciosas? También, las revistas La Atalaya a través de los últimos años han sido inmensamente provechosas al traer a nuestra atención verdades oportunas sobre moralidad, matrimonio y la santidad de la sangre, ayudándonos así a probar a nosotros mismos qué clase de personas somos en realidad.
23, 24. (a) ¿Cómo ha provisto la congregación un medio para que cada ministro se pruebe individualmente? (b) ¿Qué provisión hay para que la congregación se pruebe colectivamente? (c) ¿De qué manera hacen las asambleas provisión para el examen de conciencia, y con qué resultados?
23 Cada congregación cristiana también es un espejo mediante el cual podemos examinarnos individual o colectivamente. Individualmente podemos probar lo que somos al escuchar atentamente los discursos, al ofrecer comentarios, al dar estímulo, consuelo y esperanza. La tarjeta de Registro del publicador, en la cual se anota la actividad del ministro con la congregación, todavía es otra manera en que podemos examinarnos individualmente. Por su registro de nuestra actividad revela el grado de nuestro interés en otros que no conocen la verdad. Por lo tanto, haríamos bien si examináramos a menudo nuestro “espejo” del servicio en el campo.—Mat. 6:21.
24 Colectivamente, la congregación puede examinarse y examinar su progreso, sus puntos fuertes y sus puntos débiles, al meditar sobre el cuadro de la congregación donde se anota la actividad mensual de la congregación. Y en una escala mucho más grande las asambleas cristianas proveen un medio por el cual muchas congregaciones pueden verse como una sola unidad. Estas asambleas también se asemejan a espejos al decirles a los cristianos si están manchados de prejuicios raciales y nacionales, si pueden trabajar juntos en paz y unidad, y si verdaderamente se aman unos a otros como un pueblo. De la sobresaliente asamblea de 1958 de los testigos de Jehová en la ciudad de Nueva York, el Sun de Binghamton, Nueva York, dijo: El “orden de la enorme muchedumbre y el hecho de que estaba compuesta de personas de casi toda nacionalidad, mezclándose los negros y los asiáticos con los blancos sobre bases iguales y gozo manifiesto, fue otro rasgo excepcional y verdaderamente admirable.” Las asambleas de los testigos de Jehová prueban de manera concluyente que los cristianos pueden vivir juntos y que ellos están probando lo que ellos mismos son.
UNA OJEADA MÁS ATENTA A 2 CORINTIOS 13:5
25. (a) ¿Por qué Pablo dijo a los corintios que se probaran, y qué lección podemos aprender de esto? (b) ¿Qué peligro amenaza siempre, y cómo puede ser vencida esta amenaza?
25 Note otra vez las palabras de Pablo en 2 Corintios 13:5, donde él dice: “Sigan examinándose para ver si [ustedes] están en la fe, sigan probando lo que ustedes mismos son.” Los corintios buscaban faltas en Pablo; sospechaban de sus motivos y tenían en poco su trabajo. Pablo les dice que sería mejor que estuvieran examinándose y probándose ellos mismos, que su posición ante Dios se hallaba en peligro. Quizás nosotros podemos aprender una lección de esto. No nos pongamos a buscar faltas ni a sospechar que otros están haciendo algo malo. “Primero extrae la viga de tu propio ojo,” dijo Jesús, “y entonces verás claramente cómo extraer la paja del ojo de tu hermano.” (Mat. 7:3-5) Es inútil tener normas que no se aplican. Primero deberíamos aplicar a nosotros mismos los principios cristianos antes de dirigirnos a otra parte. Los cristianos deben mantenerse bajo el juicio de Cristo. Es fatalmente fácil para nosotros hacer de una mera afirmación de cristianismo un sustituto del vivir en conformidad con él. Jesús amonestó: “¿Por qué, pues, me llaman ‘¡Señor! ¡Señor!’ pero no hacen las cosas que yo digo?” (Luc. 6:46) El cristiano debe conducir su propio examen de conciencia para probarse a sí mismo que está siguiendo a Cristo. Otros pueden decir que está o no está siguiéndolo, pero a menos que él mismo sepa que está siguiéndolo, a menos que él mismo vea sus errores y dé pasos para corregir sus errores, todo está perdido. Solo si estamos dispuestos a ello y podemos someter nuestros pensamientos más recónditos, sentimientos y conducta diaria al escrutinio de los principios de Jehová para la vida podemos conocernos y probar lo que somos. Si nos escondemos detrás de la aprobación propia, detrás de nuestras propias virtudes para escaparnos de la autocrítica que traen la sinceridad y la verdad, si nos aislamos del poder de la verdad, si rehusamos preguntarnos lo que creemos, qué clase de personas estamos llegando a ser, estamos propensos a ser descarriados al mundo de la fantasía. Pues solo el exponernos a la luz de la verdad quitará todas las ilusiones con respecto a nosotros mismos y abrirá el camino para la sanidad y la vida.—1 Juan 1:5-7; 2:9-11.
26. ¿Cuál debería ser nuestra actitud para el examen de conciencia, y cómo puede ser conducido un examen de uno mismo?
26 Por lo tanto, es vital que nosotros individual y colectivamente nos examinemos, no para que cavilemos sobre nuestras faltas, sino para que demos pasos para poner en orden nuestra casa (nuestra vida). Podemos hacer esto haciéndonos preguntas directas, como: ¿Creo en Dios? ¿Confío en su Palabra? ¿Entran en mi mente Sus pensamientos cuando surgen problemas? ¿Estoy siempre juzgando a otros y nunca a mí mismo? ¿Soy realmente humilde? ¿sumiso? ¿perdonador? ¿amoroso? ¿Siento la necesidad de orar? ¿Deseo orar? ¿adorar? ¿hacer la voluntad de Dios? La calidad de nuestras necesidades conscientes es la prueba de nuestro progreso. Mientras más amor a Dios tenemos, más nos vemos compelidos a buscar su presencia y a tener comunión con él. Examine su cantidad y calidad de servicio a Dios. Pregúntese: ¿Estoy produciendo los frutos del espíritu? ¿Preparo bien mis sermones, hago revisitas a los que muestran interés y tengo estudios bíblicos de casa con ellos? ¿Les digo a otros que estudien la Biblia y yo mismo no la estudio? ¿Enseño a otros y no me enseño a mí mismo? Examínese usted mismo, porque segamos lo que sembramos. Porque por nuestros pensamientos y nuestras acciones, por nuestra habla y nuestras oraciones, probamos lo que nosotros mismos somos.—1 Ped. 3:1-4; Juan 15:8-10; Gál. 5:22-25: Romanos, cap. 2; Gál. 6:7.
27. (a) ¿Qué descubrirá usted cuando se examine, y qué debería hacer cuando usted halle la necesidad de que haya corrección en usted mismo? (b) ¿Cuál será el resultado del examen de conciencia y corrección constantes, sinceros, en armonía con la manera prescrita de Jehová?
27 La próxima vez que se vea usted en un espejo, pregúntese: ¿Cómo me veo para Dios? Luego diríjase a Sus espejos, Su Palabra, la Biblia, las ayudas para estudio de la Biblia provistas por medio de su organización, las reuniones de congregación y las asambleas, y con la ayuda de éstas examínese usted mismo y aprenda su respuesta. Usted hallará que lo bueno que mora en usted se debe a la bondad inmerecida de Dios y no a la propia hechura de usted, que usted necesita mucha misericordia y debe mostrar misericordia a otros. Por un examen de usted mismo descubrirá lo que verdaderamente cree y si usted expresa o no tales creencias en su actitud hacia la vida. Usted también aprenderá que algunas cosas de usted necesitan ser corregidas. Cuando usted averigüe eso, póngase a trabajar en usted mismo inmediatamente, usando la Palabra de Dios, su espíritu y su organización para que le ayuden a usted a corregir sus errores. Por medio de hacer un escrutinio estimatorio de usted mismo, no de manera mórbida sino con buen ánimo, por medio de hacer las correcciones necesarias, usted desarrollará en usted mismo una personalidad hermosa como la de Cristo. Este cambio le asegurará a usted felicidad ahora y la bendición de vida eterna en el nuevo mundo de Dios. Por eso “sigan probando lo que ustedes mismos son.”—2 Cor. 13:5; Gál. 6:3-5.