La oración de fe durante enfermedad
1, 2. ¿Qué manifiesta si Santiago 5:13-15 se refiere a enfermedad espiritual?
EL DISCÍPULO Santiago habla de la oración de fe para los enfermos. ¿No contradice él lo que se ha dicho anteriormente? Examinemos sus palabras acerca de esto: “¿Hay alguien que está sufriendo maldad entre ustedes? Que siga orando. ¿Hay alguien que está de buen espíritu? Que cante salmos. ¿Hay alguien enfermo entre ustedes? Que llame a los hombres más ancianos de la congregación a él, y que éstos oren sobre él, frotándolo con aceite en el nombre de Jehová. Y la oración de fe sanará al indispuesto, y Jehová lo levantará. También si ha cometido pecados, se le perdonarán.”—Sant. 5:13-15, NM.
2 El contexto aclara que Santiago aquí está hablando, no de enfermedad física, sino de enfermedad espiritual. Él primeramente menciona el sufrir la maldad. Eso se refiere a “sufrir maldades por causa de las buenas nuevas de acuerdo con el poder de Dios”. Quiere decir aguantar dificultades por servir como un testigo cristiano de Dios y por mantener uno su integridad para con Dios. (2 Tim. 1:8, NM) Entonces, si uno está sufriendo de esta manera, que siga orando para que sea ayudado a continuar fiel, es lo que aconseja Santiago. Pero, Santiago, ¿qué hay si alguien está de buen espíritu? “Que cante salmos.” Haciendo esto, él se edifica a sí mismo y a los que le escuchan. Pero ¿qué hay si alguien está de mal espíritu? En otras palabras, ¿qué hay si alguien está enfermo espiritualmente? El hecho de que Santiago contrasta el estar enfermo con el estar de buen espíritu claramente manifiesta que está hablando de enfermedad espiritual y no física. La clase de tratamiento que él ahora recomienda también arguye que es enfermedad espiritual. Los hombres más ancianos de la congregación, que son maduros en la fe y están llenos de la sabiduría de arriba y que conocen las instrucciones de Dios, son los que debe llamar apropiadamente el que está espiritualmente enfermo. Si él estuviera padeciendo físicamente, llamaría a un doctor, si tuviera con qué hacerlo, o usaría algún remedio medicinal.
3. ¿Por qué deberían los hermanos más ancianos orar sobre los enfermos?
3 ¿Qué deben hacer los hombres más ancianos de la congregación con el que está espiritualmente enfermo? Deben orar sobre él, para que él oiga lo que están orando y pueda demostrar que está de acuerdo, diciendo “¡Amén!” Ha caído a tal grado espiritual que él ya no puede orar por su propia cuenta correctamente. No estando en posición para pedir en fe y con mente estable, él ya no tiene confianza en su propia oración. (Sant. 1:6, 7) Alguna cosa ha causado esta enfermedad espiritual. Los hombres más ancianos tienen que descubrir qué cosa fué. Pablo, también, se refiere a esta clase de enfermedad y nos habla acerca de una de las causas, la celebración impropia de la cena del Señor o la cena Memorial. “Porque el que come y bebe, come y bebe juicio contra sí mismo si no discierne el cuerpo. Por eso es que muchos entre ustedes están débiles y enfermizos y no pocos están durmiendo en muerte. Pero si discerniéramos lo que somos nosotros mismos, no seríamos juzgados.” (1 Cor. 11:29-31, NM) Los que estaban en esa condición no estaban manteniendo unidad con la congregación cristiana, el cuerpo de Cristo. De modo que Pablo como un hermano más anciano les escribió para su ayuda y curación espiritual.
4. ¿De qué manera frotan ellos al enfermo con aceite?
4 Los hombres más ancianos de la congregación no sólo deben orar con el que está espiritualmente enfermo. También tienen que frotarlo con aceite en el nombre de Jehová. No con aceite literal, como la tal llamada “extremaunción” de los católicos, o la que se describe en Marcos 6:13. Este “aceite” es la palabra calmante de instrucción que procede de las Santas Escrituras y ésta restaura al que está espiritualmente enfermo a la unidad con la congregación cristiana que está en el favor de Dios. Así como está escrito: “¡Mirad cuán bueno y cuán apacible es que habiten los hermanos juntos en armonía! Es como la unción olorosa sobre la cabeza, que descendió sobre la barba, la barba de Aarón; que descendió hasta las faldas de sus vestiduras.” (Sal. 133:1, 2) Hablando del aceite para simbolizar un refrescante y calmante, el Salmo 23:5 (Mo) dice: “Has derramado aceite sobre mi cabeza, mi copa está rebosando.” El efecto saludable del mensaje de Dios se describe en Proverbios 15:30 de esta manera: “Noticias buenas hacen engordar los huesos.” Y la corrección que resulta en salud espiritual se describe por el salmista como calmante y curativa cuando él dice: “Hiérame el justo; será para mí un favor; corríjame también; me será como ungüento para la cabeza.”(Sal. 141:5) Y que se trata de un medio de curación se manifiesta cuando el buen samaritano echó aceite junto con vino en las heridas del hombre que fué atacado por los ladrones. (Luc. 10:34) De modo que los hombres más ancianos de la congregación deben frotar con aceite al que está espiritualmente enfermo en el sentido de estimularlo con la Palabra de Dios que es calmante, curativa, consoladora y correctiva.
5. ¿Cómo hacen esto “en el nombre de Jehová”? Y ¿con qué efecto?
5 Deben hacer esto en el nombre de Jehová. Esto quiere decir, en fidelidad a Jehová Dios y de acuerdo con su propósito, para así ayudar al que está espiritualmente enfermo a recobrarse y tener parte de nuevo en vindicar el nombre de Dios y en probar que el Diablo es un dios falso y un mentiroso. Los hombres más ancianos tienen que orar con fe, creyendo que la Palabra de Dios es correcta y que tiene poder para ayudar al enfermo a ver el error de su camino y a reconocer el camino correcto. Esa oración de fe unida, junto con la aplicación fortaleciente de la Palabra de Dios, sanará a la persona que está indispuesta espiritualmente. Aumentará su confianza en la promesa de Dios y en la rectitud de la Palabra y camino de Dios, y lo restaurará a ese camino. Así “Jehová lo levantará”, dándole fuerzas para seguir en el camino de la verdad y de la justicia, y levantándole de su abatimiento y de la impresión que tiene de haber sido abandonado por Dios. Su enfermedad espiritual quizás se deba a la mala costumbre de no reunirse con el pueblo de Dios o debido a que no se ha alimentado con regularidad de la Palabra de Dios y del servicio activo. O quizás haya cometido algunos pecados serios y debido a esto él ha sido expulsado de una relación favorable con Dios y su organización. Pero ahora si responde a la oración que se ofrece unidamente por los hombres de fe más ancianos y a su estímulo saludable proviniendo de la reprensión, corrección y exhortación de la Palabra de Dios, y cambia su curso y emprende de nuevo el camino recto, los pecados que él haya cometido serán perdonados. Este perdón no es sobre la base de alguna injusticia propia de sí mismo, sino sobre la base del sacrificio justo de Jesús por los pecados.—1 Juan 1:7 a 2:2.
CONFESIÓN
6. ¿A quiénes entonces podemos confesar nuestros pecados? ¿Tiene algún valor entonces la oración?
6 Entonces, en contraste directo al confesionario secreto llevado a cabo por algunos sistemas religiosos, Santiago nos instruye: “Por lo tanto confiesen abiertamente sus pecados los unos a los otros y oren los unos por los otros, para que puedan ser curados. La súplica de un hombre justo cuando está en acción tiene mucha fuerza.” (Sant. 5:16, NM) Siendo que la enfermedad tiene que ver con pecados, es aparente que es espiritual, no física. De otro modo, todos los pecadores contra Dios estarían en un estado serio de enfermedad o dolencia corporal. Pero ése no es el caso. Muy a menudo los pecadores mundanales gozan de una salud física que es mucho mejor que la de los fieles siervos y testigos de Jehová Dios. Para ilustrar la potencia de las oraciones hechas por un hombre justo, y no por un hombre enfermo de pecado, Santiago dirige nuestra atención a la oración de Elías: “Elías era un hombre con sentimientos iguales a los nuestros, y no obstante en oración él oró para que no lloviera, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y oró otra vez, y el cielo dió lluvia y la tierra produjo su fruto.” (Sant. 5:17, 18, NM) La tierra de Israel fué herida con sequía y hambre porque la nación estaba enferma espiritualmente y fuera de armonía con Jehová Dios. Elías pidió la prueba de fuego para demostrar que Jehová es Dios, y cuando el pueblo en el monte Carmelo reconoció esto y gritó, “Jehová es el Dios,” y luego entregó a los profetas endemoniados de Baal para ser ejecutados, Elías oró para que lloviera sobre esa tierra. Llovió. Con fe inmovible él oró siete veces a Jehová Dios para este milagro de lluvia. La oración produce resultados.
7. Mediante dicha oración, ¿cómo son curados los que confiesan pecados? ¿De qué salva esta restauración a los desviados?
7 Entonces si oramos por los que están enfermos espiritualmente y que sin rodeos confiesan sus pecados a nosotros y buscan nuestra ayuda espiritual quizás ellos “puedan ser curados”, espiritualmente. Esto los salva de una caída a la muerte espiritual que resultaría en su destrucción en cuanto a toda vida futura. En el caso de ellos el Dios Todopoderoso destruiría “tanto el alma como el cuerpo en el Gehena”. (Mat. 10:28, NM) Para animarnos a ayudar de esta manera a hermanos que están enfermos espiritualmente y que están en peligro de sufrir consecuencias temerosas, Santiago termina su carta con este recordatorio poderoso: “Mis hermanos, si alguno de entre ustedes se desvía de la verdad [resultando esto en enfermedad espiritual] y otro le hace volver, sepan que el que hace volver a un pecador del error de su camino, salvará su alma de la muerte y cubrirá una multitud de pecados.” (Sant. 5:19, 20, NM) Se cubrirán los pecados que confesó la persona que está enferma espiritualmente y acerca de los cuales usted oró que fuera sanada. Dios ya no se acordará de ellos, sino que renovará sus relaciones pacíficas con el pecador que ha vuelto. Es mediante la sangre de Jesús can celadora de pecados que esos pecados son cubiertos, pero la oración de usted ayudó a poner en movimiento el arreglo divino con ese resultado. Usted puede estar muy agradecido por este servicio privilegiado de salvar una vida.
“UNA ESPINA EN LA CARNE”
8, 9. ¿Podemos orar en cuanto a nuestras enfermedades físicas? ¿Cómo lo hizo Pablo?
8 Pero ¿no tenemos también el privilegio de orar a Dios en nuestra enfermedad física y hablarle a él acerca de esto? Sí, tenemos ese privilegio. Pero no debemos orar por curación divina. El día de eso ha pasado. Ese don del espíritu pasó con la muerte de los apóstoles y sus asociados de entonces. Además, esas curaciones milagrosas habían de ser una señal para los de afuera y ejercidas sobre ellos. No deberían usarse para el alivio egoísta de los creyentes fieles. Los cristianos verdaderos, los siervos de Jehová Dios, sí se enferman físicamente. Su propia Palabra da testimonio de esto. El apóstol Pablo tenía una aflicción física, la cual él asemejó a una “espina en la carne”. ¿Oró acerca de eso? O, teniendo tantos dones, ¿arrebató esa espina milagrosamente de su carne él mismo, o se lo hizo Dios con poder divino? Escuche el testimonio de Pablo mismo:
9 “Nadie debe acreditarme con más de lo que él ve que soy o oye de mí, simplemente debido al exceso de revelaciones. Por esto, para que no fuera exaltado desmedidamente, me fué dada una espina en la carne, un ángel de Satanás, que siguiera hiriéndome, para que yo no fuera exaltado desmedidamente. A favor de esto supliqué al Señor tres veces para que ésta se apartara de mí; y con todo él realmente me dijo: ‘Mi bondad inmerecida es suficiente para ti; porque mi poder se está haciendo perfecto en la flaqueza.’ Muy gustosamente, pues, prefiero gloriarme en cuanto a mis flaquezas, para que el poder del Cristo quede sobre mí como un pabellón. Por lo cual me complazco en flaquezas, en insultos, en casos de necesidad, en persecuciones y dificultades, por Cristo. Porque cuando soy débil, entonces soy poderoso.”—2 Cor. 12:6-10, NM.
10, 11. ¿Qué pudo haber sido la “espina” de Pablo, de acuerdo con algunas indicaciones?
10 ¿Qué cosa fué la espina en la carne de Pablo? Algunos creen que podía haber sufrido de corta vista o de una aflicción con pus en los ojos. Esto puede haber sido una consecuencia de los tres días de ceguedad con que Jesús le hirió cuando, como Saulo de Tarso, él iba en camino a Damasco para extender allí su persecución violenta de los cristianos. Para parar a Pablo repentinamente y convencerle instantáneamente de que Cristo había sido resucitado a la gloria celestial y que aquellos a quienes Saulo de Tarso estaba persiguiendo eran los seguidores del Cristo glorificado y viviente, Jesús se apareció a él milagrosamente en el camino a Damasco. Pero aunque no fué muerto por la visión ni se le quemaron los ojos en sus cuencas, él tuvo que pagar caramente. Fué solamente mediante otro milagro que se le restauró la vista. Pero probablemente en grado limitado.—Hech. 9:1-19.
11 Pablo parece referirse a una vista muy débil cuando escribe a los gálatas: “Les doy testimonio que, si hubiera sido posible, ustedes se hubieran sacado los ojos para dármelos.” Esto, también, podrá ser por que añadió esta línea a ellos: “Miren con qué letras tan grandes les he escrito a ustedes con mi propia mano.” (Gál. 4:15; 6:11, NM) Por esa razón, también, podrá haber sido que él dictó la mayor parte de sus cartas. Una vista pobre también parece indicarse cuando en la corte judía él miró atentamente al Sanedrín y habló ásperamente al sumo sacerdote y luego se disculpó, diciendo: “Hermanos, yo no sabía que era el sumo sacerdote. Porque está escrito, ‘No hablarás perjudicialmente de un gobernante de tu pueblo.’” (Hech. 23:1-5, NM) Sea como fuere, un par de ojos débiles e infectados en aquellos días cuando no había anteojos podía haber sido un gran impedimento y estorbo para Pablo en su trabajo y estudio. Podía haberle fastidiado, haciendo que él ansiara su corrección, y haciendo que orara acerca de esto. Una Traducción Americana traduce “espina en la carne” libremente como “una amarga aflicción física”.
12. ¿A qué otra cosa podrá corresponder la espina en la carne de Pablo?
12 Pero la “espina en la carne” que tenía Pablo quizás corresponda con algo que afligió a los israelitas después que entraron a la tierra de leche y miel. En las llanuras de Moab, del otro lado del río Jordán y en frente de la Tierra Prometida, Moisés les habló esta amonestación: “Empero si no desposeyereis a los habitantes de la tierra de delante de vosotros, entonces sucederá que aquellos que dejareis de ellos os serán como aguijones en vuestros ojos, y como espinas en vuestros costados; y os serán por adversarios en la tierra en donde habitáis.” Y el sucesor de Moisés, Josué, repitió esa amonestación antes de morir. (Núm. 33:55; Jos. 23:11-13) Los israelitas rehusaron obedecer estas amonestaciones y no empujaron la campaña para limpiar de la tierra a los pueblos paganos, adoradores de demonios, y por eso Jehová envió su ángel y les dijo: “No habéis obedecido a mi voz. ¿Por qué habéis hecho esto? Por tanto yo también he dicho: No los echaré más de delante de vosotros, sino que os serán espinas en vuestros costados, y sus dioses serán causa de vuestra ruina.” (Jue. 2:2, 3, margen) De modo que el apóstol Pablo puede haber tenido una espina en la carne que era semejante a aquellos paganos de Canaán que eran adoradores de demonios y que afligieron con su presencia a los israelitas que estaban esforzándose por marchar de acuerdo con la ley de Jehová. Si es así, ¿qué permiten las Escrituras que haya sido esa “espina” en el costado de Pablo?
13, 14. Entonces ¿qué permiten las Escrituras que sea esa “espina”?
13 Siendo que Pablo aquí estaba escribiendo una carta a los corintios para reforzar su primera carta en la cual él deploró la desunidad que se había introducido entre ellos, y el espíritu sectario que les hacía seguir a guías humanos, la “espina” quizás haya sido sus “apóstoles superfinos”. Estos no estaban en armonía con la enseñanza de Pablo y negaban el apostolado de Pablo. De modo que Pablo dijo a la congregación: “Yo considero que en ninguna cosa he probado ser inferior a sus apóstoles superfinos. Pero aunque sea inexperto en el habla, ciertamente no lo soy en conocimiento, porque esto se lo manifestamos a ustedes de toda manera y en toda cosa. Ahora lo que estoy haciendo todavía lo haré, para poder cortar el pretexto de aquellos que están buscando un pretexto para ser hallados iguales a nosotros en el puesto del cual se jactan. Porque tales hombres son apóstoles falsos, obreros engañosos, transformándose en apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque Satanás mismo sigue transformándose en un ángel de luz. No es por lo tanto gran cosa si sus ministros también siguen transformándose en ministros de justicia. Pero su fin será conforme a sus obras.”—2 Cor. 11:5, 6, 12-15, NM.
14 Él también le mencionó a la congregación en Galacia aquellos hombres que estaban royendo la obra de Pablo entre ellos y amenazándola con ruina. Dijo pues: “Me maravillo que tan prestamente los están removiendo de Aquel que los llamó con la bondad inmerecida de Cristo hacia otra clase de buenas nuevas. Pero no es otra; sólo que hay ciertas personas que les perturban y que desean pervertir las buenas nuevas acerca del Cristo. . . . Como hemos dicho más arriba, también les digo otra vez, Cualquiera que sea el que les está declarando como buenas nuevas algo más allá de lo que ustedes aceptaron, que sea maldito.” “Ojalá que hasta se castraran los hombres que tratan de trastornarlos.” “De aquí en adelante que nadie me moleste porque estoy llevando en mi cuerpo las marcas de un esclavo de Jesús.”—Gál. 1:6-9; 5:12; 6:17, NM.
15, 16. (a) ¿Cómo era esa espina un “ángel de Satanás”? (b) Entonces ¿qué oró Pablo, y cómo le respondió el Señor y cómo recibió Pablo esto?
15 Pablo llama la “espina en la carne” un “ángel de Satanás, que siguiera hiriéndome, para que yo no fuera exaltado desmedidamente”. Y eso es lo que serían los falsos apóstoles y perturbadores y agresores contra el apostolado de Pablo y contra su trabajo, para impedir que se elevara demasiado a causa de su ministerio. Por otra parte, si la “espina” era una aflicción incurable de sus ojos u otra parte de su cuerpo, serviría como un ángel de Satanás para punzarle con pesimismo o un sentido de inferioridad y por consecuencia desanimarlo. Sea cual fuere la forma de la espina, Pablo oró tres veces para que fuera removida. Más aún, él oró cuando el don del espíritu para curar todavía era concedido y se ejercía. La espina, el ángel de Satanás, debilitó a Pablo. Con gusto se hubiera desecho de ella.
16 Pero el Señor no contestó su triple oración. En lugar de eso, le fortaleció con estas palabras: “Mi bondad inmerecida es suficiente para ti; porque mi poder se está haciendo perfecto en la flaqueza.” Porque Pablo quedó débil a causa de la espina no extraída, esto proporcionó la oportunidad para que el Señor le concediera a Pablo energía ajena para hacer muchas cosas. Así podía el Señor demostrar lo que podía hacer con un siervo fiel que tenía una debilidad dolorosa que le estorbaba. Esto dió testimonio de que el poder de Cristo estaba cubriendo a su apóstol. El aprecio de esto cambió la mira mental que Pablo tenía de las cosas. En vez de seguir angustiado a causa de la debilidad que tenía encajada en él, Pablo dijo: “Muy gustosamente, pues, prefiero gloriarme en cuanto a mis flaquezas, para que el poder del Cristo quede sobre mí como un pabellón. Por lo cual me complazco en flaquezas, en insultos, en casos de necesidad, en persecuciones y dificultades, por Cristo.” ¿Por qué, Pablo? “Porque cuando soy débil, entonces soy poderoso.” Siendo que en sí mismo era físicamente débil, tenía que ser poderoso mediante el poder de Cristo que le cubría como un pabellón.
REALIZACIONES A PESAR DE AFLICCIONES
17. No obstante, ¿cómo obró Pablo, y qué nos manifiestan su caso y su actitud?
17 Pablo no recibió curación divina en este sentido, pero no fué porque le faltaba fe. No obstante, él obró mucho más que cualquiera de los demás apóstoles. Su caso nos manifiesta que no tenemos que tener curación divina de nuestros padecimientos y enfermedades físicas para poder realizar algo en el servicio activo como un testigo del Dios Altísimo. Pablo ilustró lo que Dios por medio de Cristo Jesús puede hacer de un hombre afligido con una espina en la carne que constituyó una debilidad para él. Así como Pablo, podemos ser felices debido a lo que el Señor realiza por medio de nosotros a pesar de nuestras dolencias, incapacidades o debilidades que la curación divina no remueve de nosotros en este día. Si realizamos algo a pesar de estas cosas, tenemos que reconocer que fué el Señor quien lo realizó mediante nosotros, y que no fuimos nosotros mismos. Esto impide que nos hagamos elevados y engreídos. Nos hace recordar que somos poderosos para hacer cualquier cosa sólo debido a su poder que nos cubre. Permite que el poder de Dios mediante Cristo se haga perfecto operando por medio de nosotros, a pesar de nuestra debilidad admitida. Por esta razón la gloria por nuestras realizaciones merece ir a Dios por medio de Cristo. Nuestro ministerio como sus siervos y testigos es un tesoro glorioso, y ahora podemos apreciar por qué se ha confiado este tesoro a criaturas de la tierra que son semejantes a vasijas de barro. Pablo explica: “Tenemos este tesoro en vasijas de barro, para que el poder que es más allá de lo normal sea de Dios y no el que procede de nosotros mismos.”—2 Cor. 4:1, 7, NM.
18. Para corresponder con esto ¿qué manifiestan los informes de servicio para 1951?
18 Los informes de servicio de estos días modernos manifiestan que Dios está realizando una obra tremenda por medio de hombres y mujeres y niños que están cabalmente dedicados a él pero que sufren debido a algún impedimento físico. Tienen suficiente verdad para no orar y esperar que Dios obre un milagro de curación divina para librarlos de aquello que lastima o impide sus cuerpos, antes que traten de lograr algo en su servicio. Ellos no necesitan que el poder de la curación divina remueva sus dolencias y defectos naturales antes de estar convencidos ellos mismos o para convencer a otros que ellos tienen la verdad y que son testigos de Jehová. En la condición en que se encuentran ellos tratan de servir como ministros de las buenas nuevas de Su reino que ahora tiene que predicarse en todo el mundo. Por eso, hoy inválidos y cojos en sus sillas de ruedas o en sus camas testifican acerca del Reino entrante a cualquier persona y con cualquier medio que les permita su condición limitada. Hablan con todos aquellos que están a su alcance, escriben cartas, colocan literatura o la envían por correo, telefonean, usan el alfabeto de los sordomudos, etc. Estos entregan informes acerca del tiempo que así dedican a la testificación, y se encuentran entre los más de 375,000 testigos activos que el Todopoderoso ha levantado en este año de 1951.
19. Aparte de tales encerrados, ¿qué están haciendo otros sufriendo de impedimentos, y qué demuestran ellos de esta manera?
19 No debemos abandonar a estos impedidos. Debemos cuidarlos, cooperar con ellos, suplir sus necesidades para el servicio, suministrarles alimento espiritual mediante visitas personales y otros medios. Además de las personas que dejan brillar la luz del Reino en hospitales, cuartos de enfermo, y otros lugares de encierro, hay otros que son ciegos, que son sordos y mudos, que son cojos o que tienen otros impedimentos y aflicciones. Estos no obstante están saliendo al campo y proclamando el Reino y realizando un gran testimonio, todo lo cual es una demostración del poder de Dios en medio de la flaqueza. Por eso, ninguno de los tales debe desanimarse. Que sigan adelante con sus esfuerzos espléndidos poniendo a prueba el poder de Dios. Así ellos tienen parte en demostrar que es tal como lo declara Zacarías 4:6: “¡No por esfuerzo, ni con poder, sino por mi espíritu! dice Jehová de los Ejércitos.”
20. ¿Qué hay acerca de otras preguntas teniendo que ver con enfermedades y curaciones divinas?
20 Empero, las preguntas acerca de la enfermedad y la curación divina son más de las que podemos considerar en este número de La Atalaya. ¿Está interesado usted en una discusión de estas preguntas en nuestro próximo número? Creemos que sí. Por eso las preguntas que tenga y que no fueron contestadas aquí de seguro se tratarán satisfactoriamente en lo que todavía tenemos que decir.