Lo que la religión verdadera puede hacer para los jóvenes
SI TODOS los miembros de todas las familias prestaran cuidadosa atención al consejo de la Biblia e intentaran, aunque imperfectamente, el poner en práctica el buen consejo bíblico, todas las familias disfrutarían de unidad interna y felicidad. Además, las peleas y guerras entre familias, tribus y naciones cesarían. Pero en la actualidad eso no es lo que está sucediendo en sentido universal. Algunas veces, de toda una familia, solo uno de los miembros, emprende este buen curso de acción. ¿Qué hay si ésa es la situación que existe... digamos, si solo un hijo o una hija trata diligentemente de aplicar los principios bíblicos? ¿Resulta esto en un ambiente familiar feliz? No siempre. Pero sí resulta en una fuerte influencia hacia mayor unidad. Y ciertamente Dios ayuda al hijo o hija a enfrentarse de manera más satisfactoria a los problemas, a tener mayor paz mental y a ejercer una influencia saludable en la familia.
Al considerar esta declaración acerca del efecto unificador que tiene un cristiano, puede ser que algunos recuerden que Jesús dijo, en los versículos 52 y 53 del capítulo 12 de Lucas, que él vino a causar división... “cinco en una casa divididos, tres contra dos y dos contra tres. Estarán divididos padre contra hijo e hijo contra padre, madre contra hija e hija contra su madre, suegra contra su nuera y nuera contra su suegra.” Al decir estas palabras Jesús no estaba abogando por un rompimiento en las relaciones familiares. Jesús no asumió una posición de estar en contra de sus propios hermanos carnales. Por otro lado, sus hermanos no lo estimularon, sino que tendieron a hablar despectivamente de lo que él decía acerca de sí mismo. Sin embargo, el derrotero de Jesús fue de tal índole que sus hermanos finalmente creyeron las “buenas nuevas” que él enseñó, y se hicieron cristianos.—Juan 7:3-5; Hech. 1:13, 14.
Jesús hizo notar, no solamente por su propia experiencia en la vida, sino también por sus palabras, que en muchos casos sus seguidores recibirían desaires, mofa y hasta persecución de parte de sus propios familiares. Sin embargo, el creyente no había de causar enemistades por manifestar conducta ruda o irrespetuosa. De hecho, eso sería anticristiano, pudiera ser un lazo en el cual el cristiano, particularmente uno que fuera joven, pudiera caer fácilmente. Puede que él o ella hayan sido irrespetuosos antes de haber adquirido conocimiento de la verdad de la Biblia. Pero la verdad bíblica puede efectuar cambios maravillosos en el cristiano, pues él puede ejemplificar por su conducta el excelente valor de ésta, y de esta manera recomendarse a toda conciencia a la vista de Dios.—2 Cor. 4:2.
Respecto a los que realmente manifiestan oposición vigorosa, por no entender o apreciar el cambio que el cristiano ha efectuado en su curso de vida, Jesús dio estas órdenes: “Continúen amando a sus enemigos y orando por los que los persiguen; para que demuestren ser hijos de su Padre que está en los cielos.” (Mat. 5:44, 45) El cristiano siempre tiene esperanzas de que con el tiempo tales personas se hagan creyentes.
A pesar de oposición a la verdad, el cristiano, semejante a su Amo Jesucristo, se mantendrá firmemente de parte de la verdad. Pero la firmeza no tiene que ser rudeza. El cristiano será bondadoso en toda ocasión. No pensará que ocupa una posición superior a la de otras personas; tampoco será insolente ni “respondón” (rasgos particularmente característicos de muchos jóvenes hoy día). Durante períodos en los cuales sea objeto de mofa o insultos, el cristiano también hace muy bien en recordar las palabras de Pedro a los cristianos acerca de estar “siempre listos para hacer una defensa ante todo el que les exija razón de la esperanza que hay en ustedes, pero haciéndolo junto con un genio apacible y profundo respeto.” (1 Ped. 3:15) Este genio apacible y profundo respeto debe mostrarse especialmente a los miembros de la familia. Se requiere estudio sincero, solícito, diligente, junto con esfuerzo, para responder de esta manera. Toda persona, incluso los jóvenes cristianos, deben poder dar razones sólidas, claras, cabales, de su fe. De otra manera, ¿dónde está su fe?
RESPETO A LA AUTORIDAD DE LOS PADRES
El joven que ha llegado a ser cristiano aprende, como dijo Jesús, que “la verdad los libertará.” (Juan 8:32) Él (o ella) encuentra que de hecho hay libertad de muchas cosas que controlan, sí, que de hecho esclavizan, a los jóvenes hoy día... miedo a sus compañeros, la presión social de ‘seguir a la muchedumbre,’ la adoración de héroes, envidias, rivalidades, deseos incorrectos, frustraciones y los resultados calamitosos de la influencia de las malas compañías o asociaciones. Pero es necesario que los jóvenes reconozcan que no son absolutamente libres. Tienen que reconocer la autoridad debidamente constituida, y una de las principales es la autoridad de los padres. Fue Dios mismo quien dio a los padres la responsabilidad de educar a los hijos de la manera correcta y determinar qué es lo mejor para cada hijo.—Deu. 6:1, 6, 7; 31:12, 13.
La autoridad de los padres incluye la “vara” de la disciplina. Proverbios 23:13, 14 declara: “No retengas del mero muchacho la disciplina. En caso de que le pegues con la vara, no morirá. Con la vara tú mismo debes pegarle, para que libres su mismísima alma del Seol mismo.” A veces, puede que los hijos piensen que la disciplina no se administra apropiadamente, pero deben recordar que es a Dios a quien los padres tienen que rendir cuentas por el ejercicio de su autoridad, y que, si la disciplina se administra de manera incorrecta o impropia, Dios puede, de todos modos, hacer que resulte en el beneficio del hijo obediente.—Rom. 8:28.
El someterse a la autoridad de los padres es mucho más fácil para el joven si piensa en estas palabras del apóstol Pablo: “Es cierto que ninguna disciplina parece por el presente ser cosa de gozo, sino penosa; sin embargo después, a los que han sido entrenados por ella, da fruto pacífico, a saber justicia.” (Heb. 12:11) El joven que aprecia esto puede estar agradecido por disciplina que recibe de sus padres y de las personas mayores de la congregación, así como en la escuela. Progresará rápidamente y disfrutará de una buena conciencia y franqueza de expresión pues cuando se somete a la autoridad, aunque a veces no sea la experiencia más placentera, el joven está sirviendo al Señor Jehová y a su Hijo Jesucristo. El apóstol dio atención especial a los jóvenes, para consolarlos, cuando escribió: “Hijos sean obedientes a sus padres en todo, porque esto es muy agradable en el Señor.” (Col. 3:20) La única excepción sería en el caso en que al joven se le pidiera que hiciera algo que no agradara al Señor.
EJERCIENDO LA SABIDURÍA DE ARRIBA
Cuando uno adora al Creador, puede que no reciba ayuda de los miembros de su familia o asociados. Para mantener equilibrio en medio de tales circunstancias uno puede orar a Dios por sabiduría y recibirla. El discípulo Santiago, el medio hermano de Jesucristo, escribió a los que estaban sufriendo dificultades: “Considérenlo todo gozo, mis hermanos, cuando se encuentren en diversas pruebas.” “Si alguno de ustedes tiene deficiencia en cuanto a sabiduría, que siga pidiéndole a Dios, porque él da generosamente a todos y sin reconvenir; y le será dada.”—Sant. 1:2, 5.
Santiago también describe la “sabiduría de arriba” y dice que es “primeramente casta, luego pacífica, razonable, lista para obedecer, llena de misericordia y buenos frutos, sin hacer distinciones por parcialidad, sin ser hipócrita.” (Sant. 3:17) Considera cuidadosamente cada una de estas cualidades, joven, y honradamente observa si las estás desplegando, y dónde puedes mejorar. Estas cualidades te ayudarán a entender la situación y sentimientos de otros así como los tuyos mismos.
Debes tener presente que los miembros de tu familia casi siempre desean vivamente lo mejor para ti, a pesar de que puedan tener solamente un conocimiento limitado en cuanto a lo que es el verdadero cristianismo. Quizás tú hayas comenzado a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová. Puede que tus parientes y amigos no conozcan realmente qué clase de personas son los testigos de Jehová. Por eso, puede ser que piensen que ‘esta religión está tomando mucho de tu tiempo.’ En vista de la hipocresía que han visto en la mayoría de las religiones hoy día, puede entenderse el que las personas mayores muestren temor y desplieguen cautela. Al ver tu celo juvenil hacia la religión, les preocupa el que tus acciones quizás no estén basadas en buen juicio, sino solo en emoción. Si manifiestan oposición, tú quizás puedas probarles, por medio de respuestas respetuosas dadas con un espíritu apacible y razonable, que has hecho una decisión sensata y de fundamento sólido.
Así que, pregúntate: ¿Soy verdaderamente pacífico y razonable? ¿Demuestro esta actitud para con mi familia hasta si ellos, a cierto grado, se oponen a mis creencias? ¿Qué puedo hacer para mejorar la solidaridad familiar y por ello dar al Creador servicio que sea con toda el alma? A este respecto, ¿muestra equilibrio y razonabilidad la manera en que organizo mi tiempo y mis actividades, de modo que pueda atender las obligaciones familiares y participar en proclamar eficazmente las “buenas nuevas”?
Por medio de aplicar la sabiduría de arriba, el cristiano debería mejorar constantemente en su conducta y en comunicarse con los miembros de su familia. Puede que tu familia y amigos no se opongan a ti, joven, pero si lo hacen, las palabras del apóstol Pedro señalan lo que debes hacer. Él consoló a los cristianos con las siguientes palabras: “Tengan una buena conciencia, para que en aquello mismo en que hablen contra ustedes queden avergonzados los que hablan con desprecio de su buena conducta en lo relacionado con Cristo. Porque mejor es sufrir porque están haciendo el bien, si la voluntad de Dios lo desea, que porque están haciendo el mal.”—1 Ped. 3:16, 17.
Con frecuencia resulta que la conducta del cristiano tiene más vigoroso poder de atracción para otras personas que las palabras.
En Hong Kong, cuando una joven de unos 20 años comenzó a asistir con regularidad a las reuniones de los testigos de Jehová para estudiar la Biblia, a la familia de ella no le agradó esto, especialmente a los hermanos mayores. Sin embargo, un hermano notó que, mientras que anteriormente la hermana se envolvía en argumentos en voz alta y griterías con su madre, a medida que continuó su estudio de la Biblia ella comenzó a cambiar y progresivamente demostraba un espíritu más tranquilo y apacible. Él tenía dudas todavía y no estaba seguro de que este progreso hubiera de deberse a la influencia de la nueva religión de su hermana. Pensaba que en realidad habían engañado a su hermana, y que el cambio de actitud de ella era solamente superficial.
Para hacer una prueba en cuanto a este asunto, en una ocasión el hermano asistió con ella a la reunión que se celebraba en el Salón del Reino de los testigos de Jehová de la localidad. Para su sorpresa, no encontró un club social ni una sesión en la cual se pasara el platillo de colectas, sino más bien un grupo de personas afectuosas y amigables que estaban interesadas en estudiar la Biblia y aplicarla en la vida. Pronto, él también estuvo estudiando la Biblia. Ahora, como testigos bautizados, este hermano y su hermana asisten a las reuniones juntos y están comenzando a traer consigo a otros miembros de la familia. Se ha despertado interés en Dios y su Palabra, y la oposición se ha convertido en unidad familiar y felicidad... todo debido a que la hija aplicó el consejo bíblico de desarrollar genio apacible y un espíritu de desear ayudar a otros.
En ocasiones pudiera parecer que los opositores no notaran la buena conducta pero esto no debe desanimar al cristiano.
Una joven que anteriormente había sido propensa a meterse en líos y desplegar su independencia trabajó duro para cambiar de manera de ser y desplegar una personalidad cristiana. Al principio esto no produjo comentarios favorables y aparentemente no tuvo efecto en los padres. Entonces, cierto día, por casualidad escuchó a su madre decir a una vecina: “Yo solía oponerme a mi hija cuando se asoció con esa religión [los testigos de Jehová], pero he notado una mejora tan grande en su conducta que no voy a oponerme más, pues esa religión debe ser buena.”
¡Qué feliz se sintió esta joven por haber perseverado en desplegar una conducta excelente!
EL MÁS ANTIGUO ANTEPASADO, EL “ANCIANO DE DÍAS”
¿Qué hace que los jóvenes entre los testigos de Jehová sigan los caminos de la Biblia con tal tenacidad aun cuando la familia lo desaprueba? ¿Es que se les enseña a mostrar falta de respeto a sus parientes? ¡Definitivamente no! Más bien, los jóvenes están siguiendo una práctica tan antigua como la raza humana, a saber, respeto y obediencia para con el antepasado mayor. Alrededor del mundo en las diversas sociedades, hasta tiempos más recientes se iba al miembro varón más adulto de la familia en busca de consejo, sabiduría y dirección. Su palabra era ley y tenía preferencia sobre la de otros... un hijo, un nieto o un bisnieto. Muchas personas de Oriente hasta adoran a sus antepasados muertos y acuden a ellos por dirección. Pero los cristianos verdaderos en realidad escuchan al mayor ascendiente o antepasado, que no está muerto, sino que es “el Dios vivo,” a saber, el Creador de la humanidad, Jehová Dios.—Jer. 10:10-12.
El libro bíblico de Daniel (7:9) llama a Dios el “Anciano de Días.” Él es de eternidad a eternidad y la fuente de vida para todos los seres humanos. (Sal. 36:7, 9; Hech. 17:24, 25, 28) Correspondientemente, toda persona humana debería ser obediente a él, tal como los jovencitos educados apropiadamente deben estar prontos para escuchar a los padres y abuelos. Es por medio de seguir la sabiduría e instrucciones del “Anciano de Días” que podemos llegar a ser llamados sus hijos. (1 Ped. 1:14; 1 Juan 3:1; 2 Cor. 6:18) Entonces, debería comprenderse el que los siervos juveniles del Creador sientan que es su deber de conciencia el escuchar a este padre superior como la autoridad final en todo caso en que haya un conflicto de mandamientos, mientras a la misma vez mantienen el respeto a sus padres y les muestran amor.
Puesto que Jehová es el originador de las familias y la vida familiar, se desprende que los jóvenes que le sirven hayan de llegar a ser mejores miembros dentro del círculo familiar. Los hijos e hijas no avergonzarán a sus padres terrestres por medio de seguir las manías populares, inmoralidad y mala conducta de este mundo. Estarán prontos a ayudar en el hogar y de otras maneras traer gloria a sus padres por medio de su conducta casta y correcta en todo tiempo. (Tito 2:6-8) Por medio de dar atención a estas cosas, que son mucho más placenteras y satisfacientes que las contiendas y el resistir la autoridad, los jóvenes que son verdaderos cristianos traen alabanza a su Creador. Su Padre celestial también recibe gloria de esto y los bendice por su amor y fe.
En todos los rincones de la Tierra, en medio de toda circunstancia, miles de jóvenes están adoptando el derrotero o curso de acción que agrada a Dios. Quizás algunas de las más grandes atracciones del mundo para los jóvenes, y las más grandes presiones, existan en las naciones llamadas modernizadas, donde reina un espíritu materialista. ¿Puede el cristianismo verdadero suministrar a los jóvenes lo que necesitan para estar contentos y felices, y libertarlos de ser barridos por el mundo materialista al propio destino de éste? Un buen ejemplo se encuentra en la República Federal de Alemania del período de la posguerra.