La indecisión es ladrona del tiempo
“¿HASTA cuándo van a cojear entre dos opiniones? Si Jehová es el Dios verdadero, vayan siguiéndolo; pero si es Baal, vayan siguiéndolo a él.” (1 Rey. 18:21) Con estas palabras fuertes el profeta Elías zahirió la indecisión de parte de la nación de Israel con respecto a su adoración. En un tiempo cuando la adoración verdadera se hallaba en un reflujo muy bajo a causa de la influencia corruptora del rey inicuo Acab y su reina idólatra, Jezabel, no era tiempo para estar dudando en su adoración, sino, más bien, un tiempo para acción decisiva de parte de los que querían tener la bendición y favor de Dios. Sin embargo, la indecisión de parte de la entera nación estaba robando tiempo que debería haberse usado en adoración verdadera, tiempo que pertenecía legítimamente a su Dios, Jehová, en virtud de su dedicación a él. Era tiempo que jamás podía ser redimido; había desaparecido para siempre.
Santiago, escritor cristiano de la Biblia, trae a nuestra atención el mismo principio en su consideración del asunto de la oración. Muestra que el cristiano dedicado, cuando ora a Jehová, no debe tener dudas en cuanto a si Dios existe ni en cuanto a si contesta las oraciones de sus siervos. Más bien, debe acercarse a él con fe y con confianza completa. “Siga pidiendo en fe, no dudando nada, porque el que duda es semejante a una ola del mar impelida por el viento y aventada de una parte a otra. De hecho, no vaya a figurarse ese hombre que recibirá cosa alguna de Jehová; es un hombre indeciso, inconstante en todos sus caminos.” (Sant. 1:6-8) Los que son indecisos en su actitud para con Dios tienen deficiencia en cuanto a fe. Antes de que sea demasiado tarde tienen que dar pasos que remedien la situación por medio de estudiar encarecidamente la Palabra de Dios y asociarse con los que lo aman y le sirven.
En nuestra vida cotidiana se nos pide que hagamos decisiones sobre muchos asuntos, algunos pequeños y algunos grandes. Aquí, también, la indecisión puede ser una ladrona de tiempo valioso. Aun en los detalles comparativamente menores como el vestir y el comprar, tienen que hacerse decisiones. Una gira de compras que empiece felizmente puede terminar en agotamiento y genio irritado si no se puede hacer la decisión final entre dos diferentes estilos o colores. ¡Cuánto tiempo podría ahorrarse mediante una decisión calmada y rápida sobre la base de los gustos y necesidades de uno! Esto no significa que uno debería comprar el primer artículo que ve; sino, más bien, que debe hallarse un medio feliz entre la decisión imprudente, apresurada, y el derrotero de indecisión que hace perder el tiempo.
El administrador de negocios es el que tiene que estar preparado para hacer más decisiones importantes que quizás envuelvan la reputación de la compañía para la cual trabaja. En muchos casos el tiempo es el factor principal. La indecisión de su parte puede significar la diferencia entre el serle otorgado un contrato ventajoso y el perderlo. No obstante, una decisión apresurada de su parte bien pudiera significar desastre para él y para la compañía. Por eso, el administrador prudente no permitirá que se ejerza presión en él para una decisión imprudente. Más bien, tendrá presentes todos los hechos, y luego a la luz de todos los factores podrá hacer una decisión sabia. No permitirá que el espíritu de indecisión sea el ladrón de tiempo valioso que jamás puede recobrarse.
El ministro cristiano dedicado es un individuo que está interesado particularmente en usar sabiamente el tiempo que tiene a su disposición. Ha dedicado todo lo que tiene, incluyendo su tiempo, a hacer la voluntad de Dios, de modo que debe hacer todo lo posible para ver que no se pierda tiempo. Para su beneficio el apóstol Pablo escribió: “Vigilen estrechamente que su manera de andar no sea como imprudentes, sino como sabios, comprándose todo el tiempo oportuno que queda, porque los días son inicuos.” (Efe. 5:15, 16) Quizás esté considerando el mudarse a otra sección del país o a otro país con el fin de aumentar sus oportunidades ministeriales o quizás esté considerando la posibilidad de llegar a ser un predicador de tiempo cabal de las buenas nuevas. Ha considerado todos los factores envueltos y no puede hallar nada que le impida el cumplir su deseo. Pero la indecisión puede ser la ladrona del tiempo que podría usarse para llevar a cabo ese ministerio.
O quizás se le haya asignado a preparar una conferencia bíblica sobre determinado asunto y haya recibido un bosquejo general de lo que debe presentarse en la conferencia. Comienza su preparación, pero encuentra que desde el mismo principio está acosado de indecisión. Quizás pasen horas sin que se logre éxito en decidir qué material usar o cómo arreglarlo en orden lógico. Sin embargo, si fija la mente en el objetivo de su conferencia y luego escoge los pocos aspectos principales del asunto que más lograrán ese objetivo, podrá fácilmente determinar qué información apoya estos pensamientos esenciales y qué no encaja y que por eso debe ser puesto a un lado. También, si considera cuidadosamente al auditorio al que hablará y lo que él sabe en cuanto a lo que ellos necesitan en conexión con su asunto, hallará que está bien avanzado en la preparación de un discurso sumamente provechoso.
Hoy, especialmente, el tiempo es valioso. Si se usa sabiamente, puede traer bendiciones eternas al individuo. La Biblia muestra claramente que dentro de esta generación el gobierno justo de Dios en manos de su Rey, Cristo Jesús, dominará indisputablemente sobre toda esta Tierra. Condiciones de paz, justicia y felicidad serán la porción de todos los que cifren su confianza completa en ese reinado justo. Pero se requiere una decisión definida de parte de cada persona que vive ahora. La base para hacer esa decisión es un conocimiento acertado de Jehová Dios y de sus propósitos por medio de su Hijo Jesucristo. Hoy en día los testigos de Jehová en todas partes de la Tierra tienen gusto de poder ayudar a las personas de disposición a la justicia a conseguir ese conocimiento, que puede significar vida eterna para ellas. Por eso a usted, también, se le insta a que no sea indiferente y a que no permita que un derrotero de indecisión le robe su tiempo. Use su tiempo sabiamente, porque esto puede significar su vida eterna.