Preguntas de los lectores
● ¿Hasta qué grado protege Jehová a sus siervos sobre la Tierra en este tiempo? Cuando uno por poco muere en un accidente, pero escapa, o es librado de sus perseguidores, ¿es correcto decir que Jehová lo ha preservado a uno, aunque otros fieles cristianos quizás no hayan sido librados así?—M. B., EE. UU.
La mano de Jehová no está acortada. Él puede proteger, librar y sostener a los que lo aman. “¡Miren!” dijo Isaías, “La mano de Jehová no se ha acortado demasiado de modo que no pueda salvar, ni su oído se ha hecho demasiado tardo de modo que no pueda escuchar.” (Isa. 59:1) Solamente piense lo que ocurrió cuando el inicuo rey Herodes encarceló a Pedro hace diecinueve siglos. ¡Qué liberación emocionante experimentó el apóstol! Hechos 12:6-11 relata vívidamente el acontecimiento, diciendo en parte: “Pero, ¡mira! el ángel de Jehová puesto de pie allí, y una luz resplandeció en la celda de la prisión. Dando un golpe a Pedro en el costado, lo despertó, diciendo: ‘¡Levántate pronto!’ y se le cayeron las cadenas de las manos.” El asombrado apóstol obedeció las instrucciones recibidas y siguió al visitante angelical. El registro continúa: “Pasando por la primera guardia de centinelas y por la segunda llegaron a la puerta de hierro que conduce a la ciudad, y ésta se les abrió espontáneamente. Y después de salir siguieron adelante por una calle, y en seguida el ángel se apartó de él. Y Pedro, volviendo en sí, dijo: ‘Ahora sé realmente que Jehová envió su ángel y me libró de la mano de Herodes y de todo lo que esperaba el pueblo de los judíos.’” No había ninguna duda en cuanto a ello; Jehová, por medio de su ángel, había efectuado la liberación de Pedro de la prisión.
¿Qué, entonces, concluiremos? Seguramente, que Jehová puede proveer liberación y también puede eximir de daño si ésa es su voluntad. De manera que las palabras de Santiago 4:15 son dignas de notarse: “Deberían decir: ‘Si Jehová quiere, viviremos y también haremos esto o aquello.’” Aunque Jehová puede ciertamente proveer protección y liberación, puede permitir que ciertas cosas ocurran. Por ejemplo, aunque Pedro tuvo una maravillosa liberación de la prisión, justamente un poco antes Herodes “con la espada quitó la vida a Santiago hermano de Juan.” (Hech. 12:2) Bueno, pues, ¿era Santiago menos digno de liberación que Pedro? Las Escrituras no señalan a tal deducción. De hecho, en este caso, como en otros, los asuntos resultaron de acuerdo con lo que era la voluntad de Jehová o lo que él permitió.
En vista de lo susodicho, ¿es propio pedir la protección de Jehová para nuestros amados ahora si nosotros y ellos somos cristianos? Sí. Como cristianos podemos hacer de todo asunto de la vida un asunto sobre el cual orar. Ilustremos. Diariamente nosotros damos gracias a Jehová por la comida que se sirve en la mesa, a pesar de que nosotros sabemos que hemos tenido que trabajar para conseguir ese alimento. Sin embargo, en la provisión de dicho alimento hay un elemento que el hombre no puede suplir. Ese solo Jehová el Dios Todopoderoso puede suplirlo. Apropiadamente, entonces, nosotros damos gracias a él por proveernos el alimento que le hemos pedido que nos supla en armonía con la oración modelo de Mateo 6:9-13. Reconocemos la mano de Dios en la provisión del alimento, más arriba y más allá de lo que podemos hacer para conseguirlo. Lo mismo debe ser en el asunto de la protección.
Podemos apropiadamente orar a Jehová respecto a protección y asuntos relacionados. No obstante, no podemos asumir que Dios está obligado a obrar milagros a favor nuestro. Por ejemplo, nosotros debemos ejercer buen juicio respecto a la conservación de nuestra salud, y deberíamos tomar medidas apropiadas que garanticen nuestra seguridad. Esto se requiere a pesar de que ángeles invisibles ministran a favor de los siervos de Dios en nuestros días. (Heb. 1:14; Sal. 34:7) No piense que ellos están revoloteando a nuestro lado a cada momento para intervenir milagrosamente si nosotros hacemos algo insensato o si somos descuidados y así nos ponemos nosotros mismos en una situación en que pudiéramos sufrir algún accidente o desastre.
Así como sucede con el alimento provisto por Dios, por el cual le damos gracias, lo mismo sucede con la protección; hay un punto tras el cual no podemos seguir adelante, a pesar de todo lo que hagamos para protegernos. Por lo tanto, después de un viaje o una peligrosa experiencia, podemos apropiadamente dar gracias a Dios por habernos protegido. Ciertamente, el resultado completo de supervivencia y salvación no se ha de atribuir solamente a lo que nosotros mismos y otros hagan personalmente para producir resultados de seguridad. Puede que no sea verdaderamente posible para una persona determinar específicamente si otra tuvo protección de Jehová en una ocasión o no. No obstante, si un individuo personalmente tiene razón para creer que se le ha eximido de perder la vida o ha tenido protección de Dios, él debe agradecer humildemente a Jehová en oración. De hecho, siempre es bueno dar a Dios el crédito. Pablo dijo: “Con relación a todo den gracias.” Pues, ¡nosotros podemos expresar gracias apropiadamente a Jehová por nuestra supervivencia de una noche de descanso corporal!—1 Tes. 5:18.
¿Pero qué hay si otro cristiano no ha sido librado durante una crisis o quizás no haya escapado de la muerte en un accidente o en las manos de sus perseguidores? A algunos no se les exime, pero eso no prueba que hayan sido infieles. Piense en Santiago, que fue muerto por Herodes, mientras que a Pedro se le protegió y se escapó de la prisión con ayuda angelical. Santiago no murió debido a alguna infidelidad. De hecho, por su muerte como mártir él probó su integridad. Pues, hasta le plugo a Dios permitir que su Hijo unigénito sufriera una muerte ignominiosa. Mediante ésta Cristo probó su integridad y proveyó el principal ejemplo de fidelidad hasta la muerte.
Además, Jesús declaró concerniente a los que serían sus discípulos: “Si alguien quiere venir en pos de mí, repúdiese a sí mismo y tome su madero de tormento y sígame de continuo.” (Mat. 16:24) Jesús no dijo que Dios protegería a sus seguidores de levantar su madero de tormento, sino que dijo: “Porque el que quiera salvar su alma la perderá; mas el que pierda su alma por causa de mí la hallará.” (Mat. 16:25) Así, si nuestros compañeros cristianos mueren a manos de sus perseguidores violentos, no miraremos a esto como un caso de infidelidad de su parte o de parcialidad por parte de Jehová. Tal muerte en fidelidad asegura a uno su resurrección y la oportunidad de adquirir vida eterna en el nuevo orden prometido por Dios.—Rev. 2:10; 2 Ped. 3:13.
En conexión con accidentes que quizás causen la muerte a compañeros cristianos, recuerde que “el tiempo y el suceso imprevisto les sobrevienen a todos.” (Ecl. 9:11) Puesto que así sucede, la muerte de uno de los siervos de Dios no indica que la persona haya sido infiel. Además, Jehová no le garantiza a persona alguna vida continuada en este sistema de cosas. Su galardón a los fieles mantenedores de la integridad es vida eterna en el nuevo sistema. (Rom. 6:23) El cumplimiento de esa promesa se realizará para el fiel cristiano aun si muere ahora como resultado de un accidente o desastre. La resurrección a vida bajo el reino de Dios será para él. (Juan 5:28, 29) Así, no importa lo que Dios permita, vemos que no es parcial; él recompensa a los fieles. Verdaderamente, “con Dios no hay parcialidad.”—Rom. 2:11.
Hay otra cosa que debemos considerar. Estamos viviendo en tiempos difíciles y durante estos días de oscuridad nosotros como cristianos recibimos poderosa ayuda de Jehová. ¡Por cierto tenemos causa para sentir gratitud! Es solo por Su bondad inmerecida que siquiera lo conocemos y tenemos el privilegio de hacer Su voluntad. Nuestro ministerio es bendecido por Jehová. Él escucha y contesta nuestras oraciones. (1 Juan 5:14, 15) Su generosidad es realmente grande. Piense en las muchas provisiones de Jehová, sus bendiciones y la manera en que él nos ayuda a efectuar nuestro ministerio. Sí, Dios puede permitir que seamos probados, o suframos, o hasta muramos. Pero, sin importar lo que Jehová permita, ¡si somos fieles tenemos su amor y muchísimo por lo cual estar agradecidos!—Rom. 8:38, 39.
Una cosa es segura. Como siervos dedicados de Jehová no estamos completamente a merced de Satanás. Si lo estuviéramos, no estaríamos aquí hoy como testigos de Jehová. Estamos en la Tierra como los siervos protegidos de Dios, aun como Job mismo fue protegido. Jehová no permitió que el Diablo fuera hasta el límite en su caso. (Job 2:4-7) De hecho, con el ataque de Gog de Magog acercándose en el futuro cercano, no habría supervivencia del resto espiritual ni de los centenares de miles de sus compañeros si no fuera por la protección de Jehová Dios. Sin embargo, en su Palabra Jehová avisa definitivamente que él protegerá y preservará a su resto espiritual y sus compañeros a través de la batalla del Armagedón. Después que “la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” termine, los de ese resto y sus compañeros darán gracias a Jehová por esta liberación. (Rev. 16:14-16) Verdaderamente en su caso las palabras del Salmo 37:34 probarán ser verdad: “Espera en Jehová y guarda su camino, y él te ensalzará para que tomes posesión de la tierra. Cuando los inicuos sean arrasados, tú lo verás.” Esta liberación será el resultado de la protección de Dios y será una vindicación definitiva del nombre de Jehová.