Usando la vida para servir a Jehová
“‘Y ciertamente llegarán a ser míos,’ ha dicho Jehová de los ejércitos, ‘en el día en que estoy produciendo una propiedad especial. Y les mostraré compasión, tal como un hombre muestra compasión a su hijo que le está sirviendo. Y ustedes otra vez ciertamente verán la distinción entre un justo y un inicuo, entre uno que sirve a Dios y uno que no le ha servido.’”—Mal. 3:17, 18.
1. ¿Cómo deberíamos servir a Jehová, y por qué?
¿QUE mejor manera de usar la vida de uno podría haber que el servir a Jehová? Así lo creyó el salmista cuando dijo: “Sirvan a Jehová con regocijo. Entren delante de él con clamor gozoso. Conozcan que Jehová es Dios. Es él quien nos ha hecho, y no nosotros mismos.” El salmista nos invita: “Entren por sus puertas con acción de gracias, en sus atrios con alabanza. Denle gracias, bendigan su nombre.” ¿Por qué este deseo de servir a Jehová? “Porque Jehová es bueno; su bondad amorosa es hasta tiempo indefinido, y su fidelidad hasta generación tras generación.”—Sal. 100:2-5.
2. ¿Qué han opinado algunos acerca del servicio de Dios? ¿Cuál es el proceder sabio?
2 Ningún adorador sincero quiere quedar bajo una condenación como la que Dios declaró contra Israel por medio de Malaquías en el quinto siglo antes de Cristo. El pueblo como nación estaba dedicado a Dios; no obstante, había dicho: “No es de ningún valor servir a Dios. ¿Y qué provecho hay en que hayamos guardado la obligación a él, y en que hayamos andado afligidamente a causa de Jehová de los ejércitos?” (Mal. 3:14) En vez de servir a Jehová con regocijo, rechazó la oportunidad como de ningún valor. Pero dado que la vida procede de Jehová, la persona que la usa según él dirige es sabia. Tenemos buena razón para servir a Jehová por su bondad amorosa y fidelidad. Él es el gran Dador de vida. Jehová no solo hizo la vida posible para la humanidad, dándole a Adán en el principio el aliento de vida con privilegios de servicio, sino que también ha hecho provisión para que los hombres de fe puedan servirle ahora y consigan la expectativa de la vida eterna. Ciertamente una carrera de toda la vida sirviendo a Jehová Dios es el logro más elevado posible de que el hombre puede disfrutar.
3, 4. ¿Qué pasos conducen al servicio? ¿Qué podemos aprender de Lucas 17:12-19?
3 Cuando una persona llega a un conocimiento de la Palabra de Jehová y acepta la provisión para vida por medio del rescate de Cristo y dedica su vida al servicio de Jehová, entonces llega a estar en una posición limpia a la vista de Jehová. Esto se ilustró bien por los diez leprosos que Jesús curó. Conforme al relato en Lucas 17:12-19: “Uno de ellos, cuando vio que había sido sanado, volvió atrás, glorificando a Dios en alta voz. Y cayó sobre su rostro a los pies de Jesús, dándole gracias; además, era samaritano. En respuesta Jesús dijo: ‘Los diez fueron limpiados, ¿no es verdad? ¿Dónde, pues, están los otros nueve? ¿No se halló ninguno que volviese atrás a dar gloria a Dios, sino este hombre de otra nación?’”
4 Así como aquellos leprosos fueron limpiados de su enfermedad asquerosa, así hoy en día muchos han estado colocándose en posición de ser limpiados de los efectos del pecado heredado por medio de aceptar la provisión para vida procedente de Jehová; no obstante, algunos, como nueve de los leprosos limpiados, no se aprovechan de la oportunidad de usar su vida para alabar a Dios. Otros quizás estén contentos con tratar de llevar una vida moralmente recta y buena, dejando que su proceder sea un testimonio silencioso de su fe. Pero, ¡cuánto mejor es mostrar aprecio verdadero, “glorificando a Dios en alta voz”! Ciertamente los muertos no pueden alabar a Jehová; por eso, ahora es el tiempo para que sirvan a Jehová los que aprecian la oportunidad que tienen de usar sus fuerzas y vigor, en vez de esperar hasta que su fuerza vital decaiga para considerar su obligación para con el Creador.—Sal. 115:17, 18.
¿QUÉ REQUIERE DIOS?
5. ¿Qué esperaba Dios de los israelitas?
5 Hoy en día muchos opinan que todo lo que Dios requiere de ellos es llevar una vida apropiada, honrada, moral y recta. ¿Es esto todo lo que podemos dar a Dios, el simplemente restringirnos de la iniquidad? Muchos que no tienen fe en Dios hacen lo que es apropiado y moralmente correcto. Por el relato en Miqueas 6:8 pudiera parecer que esto es todo lo que Jehová requiere: “practicar la justicia y amar la bondad y ser modesto al andar con tu Dios.” Pero mucho se denota con ‘andar modestamente con Dios.’ Recuerde, también, que esta instrucción se dio a la nación de Israel, y a los de la entera nación se les consideraba como siervos de Dios, aunque una tribu, la tribu levítica, había sido apartada para servicio especial. Además de llevar una vida de acuerdo con los mandamientos, había muchas cosas que Jehová esperaba de ellos, incluyendo tres viajes a fiestas religiosas nacionales cada año y ofrecer sacrificios en ocasiones prescritas para el perdón de sus pecados. Cada padre también tenía la obligación, bajo la ley de Jehová Dios, de dar instrucción religiosa personal a sus hijos en la mañana, por la tarde y por la noche.
6. ¿Restringían los cristianos primitivos el ministerio a una clase clerical?
6 La Cyclopædia de M’Clintock y Strong, edición de 1882, tomo II, página 386, contrasta el arreglo en Israel por medio del cual una tribu estaba apartada para el servicio sacerdotal especial con la práctica de los cristianos primitivos de hacer que todos participaran activamente en el ministerio. Esta declara: “En la iglesia apostólica no se conocía distinción abstracta alguna de clero y legos, en cuanto a privilegio o santidad; todos los creyentes eran llamados a los puestos proféticos, sacerdotales y regios en Cristo (1 Ped. v,3). La antítesis judía de clero y legos al principio era desconocida entre los cristianos; y fue ‘solo a medida que los hombres retrocedieron del punto de vista evangélico al punto de vista judío’ que la idea del sacerdocio cristiano general de todos los creyentes cedió su puesto, más o menos completamente, al del sacerdocio especial o clero . . . A medida que se desarrolló la jerarquía romana, el clero llegó a ser no meramente un orden distinto . . . sino también llegó a ser reconocido como el único sacerdocio, y el medio esencial de comunicación entre el hombre y Dios.”
7. ¿Qué comentario hace Pedro sobre el servicio de un cristiano?
7 En Israel, aunque una familia fue asignada al sacerdocio, Dios consideraba a la totalidad de la nación una nación santa, con responsabilidades de servicio. Los cristianos primitivos aceptaban este punto de vista de que nadie estaba exento de su propósito principal en la vida de servir a Jehová, y por eso, Pedro les comenta: “Pero ustedes son ‘una raza escogida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo para posesión especial.’” Y, ¿cuál era el objetivo de esta nación sacerdotal? “‘Para que declaren en público las excelencias’ de aquel que los llamó de la oscuridad a su luz maravillosa.” Este era el servicio que Jehová deseaba de los cristianos primitivos.—1 Ped. 2:9, 10.
¿BASTA CON UNA VIDA BUENA?
8, 9. ¿Basta para los cristianos el llevar una vida buena, y cómo lo sabemos?
8 Las Escrituras claramente muestran que hay más en ser un cristiano que el simplemente llevar una vida buena. En su entrevista con un gobernante joven Jesús contrastó la importancia de meramente hacer el bien de manera pasiva a través de la vida con la importancia de un servicio activo a Dios para los cristianos. Habiéndole preguntado: “Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?” Jesús aconsejó a este judío joven que guardara los mandamientos, no asesinando, no cometiendo adulterio, no hurtando, no dando falso testimonio, etcétera. Cuando el joven le aseguró que guardaba todos éstos, llevando una vida buena, entonces Jesús le dijo que ‘vendiera sus bienes y diera a los pobres, y viniera y fuera su seguidor.’
9 Este rico gobernante joven aparentemente era una persona recta, que vivía conforme a los mandamientos; pero cuando se trató de usar su vida para servir a Dios activamente y para adelantar el ministerio cristiano en vez de sus propios intereses, rehusó. Dijo en realidad: “No es de ningún valor servir a Dios,” aparentemente considerando sus posesiones materiales de más importancia. (Mat. 19:16-22) Sin embargo, los cristianos primitivos no lo consideraron así, ya que muchos aceptaron la invitación de Jesús de ser sus seguidores y hacerse activos en el ministerio. No pensaron que éste era un privilegio especial concedido solo a Jesús y a los apóstoles, sino que reconocieron que todos los cristianos tenían el magnífico honor de servir a su Creador de manera muy definida.
10. ¿Cómo muestran los escritos del apóstol Pablo que todos los cristianos primitivos participaban en el ministerio?
10 En conexión con esto observe que la primera carta de Pablo a los tesalonicenses se dirigió “a la congregación de los tesalonicenses,” no solo a los ministros o superintendentes de la congregación. Pablo elogió a la congregación por su ministerio. “El hecho es que la palabra de Jehová ha resonado desde ustedes no solo en Macedonia y en Acaya, sino que en todo lugar la fe de ustedes para con Dios se ha divulgado, de modo que nosotros no tenemos necesidad de decir nada.” Sí, eran los de la congregación los que estaban divulgando la fe. De manera semejante los comentarios de Pablo a los filipenses se dirigieron al entero grupo de cristianos dedicados en Filipos: “a todos los santos en unión con Cristo Jesús que están en Filipos, juntamente con los superintendentes y siervos ministeriales.” De modo que fue a la entera congregación que Pablo estimuló a estar ‘resplandeciendo como iluminadores en el mundo,’ y esto podían hacerlo a medida que compartieran la luz de la verdad con otros. Pablo describió esto como el ‘servicio público al cual los ha conducido la fe.’ Finalmente, observamos que Pablo dirigió su epístola a “los santos y fieles hermanos en unión con Cristo en Colosas.” Estos “fieles hermanos” no eran algún orden monástico; Pablo estaba refiriéndose a todos los cristianos dedicados de aquella congregación primitiva, y a ellos escribió: “Que la palabra del Cristo resida en ustedes ricamente en toda sabiduría. Sigan enseñándose.” Sí, estos cristianos primitivos eran maestros y predicadores de la palabra de Dios.—1 Tes. 1:1, 8; Fili. 1:1; 2:15, 17; Col. 1:2; 3:16.
IMPORTANCIA DEL MINISTERIO
11. ¿Qué recomendó Jesús como una carrera de toda la vida?
11 Muchas personas dicen que les gustaría servir a Dios pero que no saben qué hacer ni cómo emprenderlo. Tal vez crean que los requisitos escolásticos de una educación teológica o fondos que se requieran lo ponen fuera de su alcance. O quizás prefieran encauzar sus energías a otros servicios como trabajo en los hospitales, enseñanza, medicina o sociología; y aunque estos esfuerzos son muy dignos de encomio, preguntamos: ¿Es eso lo que Jesús recomendó para una persona que desea usar su vida en servir a Dios? ¿Es eso lo que enseñó a sus discípulos? Es verdad que los apóstoles tenían autoridad para curar a los enfermos, pero este don del espíritu era secundario a su servicio como embajadores del Reino y proclamadores de la verdad. Aparentemente este don especial del espíritu se les dio para establecer el hecho de que el cristianismo es de Dios.—Mat. 10:7, 8.
12. ¿Cómo recalcan el ministerio las Escrituras, y por qué?
12 Jesús no solo organizó y envió a los discípulos a predicar, sino que tomó la delantera él mismo en esta actividad. Esta obra asignada para los cristianos no ha cambiado desde el tiempo de Jesús. Sus instrucciones finales a la congregación cristiana primitiva, que continúan aplicando hasta este día, fueron: “Por lo tanto vayan y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado.” ¿Por qué recalcó Jesús en particular el ministerio? Porque las curaciones físicas no podrían dar vida eterna. Podrían extenderla para un paciente cinco o diez años, pero, ¿cómo podría compararse esto con la expectativa de vida eterna que la verdad podría dar? Por eso, ciertamente la predicación de la palabra de Dios tiene la prioridad. Es una expectativa maravillosa el que uno pueda usar su vida para servir a Jehová. Esta invitación a servir no está restringida debido a edad, raza, sexo o educación, sino que la invitación es: “Cualquiera que oye diga: ‘¡Ven!”—Mat. 28:19, 20; Rev. 22:17; Juan 17:3.
13. ¿Cómo puede uno hacer la voluntad del Padre?
13 Jesús dio varias ilustraciones que muestran la importancia de tal servicio. Habló de un hombre que tenía dos hijos. “Al primero, dijo: ‘Hijo, ve, trabaja hoy en la viña.’ En respuesta éste dijo: ‘Iré, señor,’ pero no fue. Acercándose al segundo, dijo lo mismo. En respuesta éste dijo: ‘No quiero.’ Después le pesó, y fue.” Jesús preguntó: “¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre?” Entonces, hablando mordazmente a los principales sacerdotes y a los hombres de mayor edad de influencia que se suponía servían a Dios, declaró: “En verdad les digo que los recaudadores de impuestos y las rameras van delante de ustedes al reino de Dios.” Estos eran los que estaban dispuestos a cambiar su vida y emprender el privilegio de servicio que Jesús ofrecía.—Mat. 21:28-31.
14. ¿Para qué servicio se necesitan obreros?
14 Jesús claramente mostró que el solo hecho de que una persona se ocupe en servicio religioso de alguna clase no significa necesariamente que su derrotero de vida agrade a Dios. Por ejemplo, el apóstol Juan habla de ser “colaboradores en la verdad.” (3 Juan 7, 8) Pero, ¿es eso por campañas de comunidad o reuniones sociales de las iglesias o juegos de bingo o hasta obra de beneficencia? Podemos hallar nuestra respuesta por medio de preguntar: ¿Es ésa la obra a la que Jesús se dedicó? Otra vez Jesús recalcó la necesidad de que más personas usen su vida en el ministerio, diciendo: “Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, un amo de casa, que salió muy de mañana para contratar obreros para su viña.” Jesús dijo que el campo es el mundo, y se necesitan muchos obreros para completar la siega. Como dijo él: “La mies es mucha, mas los obreros son pocos. Por lo tanto, rueguen al Amo de la mies que envíe obreros a su siega.” Pero, ¿deberíamos rogar por ayuda adicional en la obra de la siega y luego no ir nosotros mismos?—Mat. 20:1; 9:37, 38.
DECLARACIÓN PUBLICA PARA SALVACIÓN
15. ¿Qué incluye el ejercer fe?
15 Hoy en día la obra de la siega la llevan a cabo en 194 países 1,040,836 personas que hacen la obra cristiana. Recuerdan que Pablo dijo a los miembros de la congregación de Éfeso: “No me retraje de decirles ninguna de las cosas que fueran de provecho, ni de enseñarles públicamente y de casa en casa.” Siguiendo este ejemplo de los cristianos primitivos, los testigos de Jehová comparten las verdades que han aprendido de la Palabra de Dios públicamente y de casa en casa. ¿Son su fe y amor a Jehová bastante fuertes para que usted haga esto? Como Pablo indicó, no solo necesitamos tener fe, sino ejercerla, si esperamos conseguir justicia. No solo se trata de conocer la verdad, o de simplemente tener fe; el compartirla es lo que vale a los ojos de Dios. Por eso, Pablo declaró: “‘La palabra está cerca de ti, en tu propia boca y en tu propio corazón’; es decir, la ‘palabra’ de fe, que predicamos. Porque si declaras públicamente aquella ‘palabra en tu propia boca,’ que Jesús es Señor, y ejerces fe en tu corazón en que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvado. Porque con el corazón se ejerce fe para justicia, pero con la boca se hace declaración pública para salvación.”—Hech. 20:20; Rom. 10:4, 8-10.
16. ¿Por qué se requiere que los cristianos declaren las buenas nuevas?
16 Muchas personas sinceramente desean conocer la verdad y se regocijan cuando ésta se les llama a la atención; por eso, también Pablo recalcó la necesidad de más trabajadores. “Porque ‘todo el que invoque el nombre de Jehová será salvo.’ Sin embargo, ¿cómo invocarán a aquel en quien no han puesto fe? ¿Cómo, a su vez, pondrán fe en aquel de quien no han oído? ¿Cómo, a su vez, oirán sin alguien que predique?” Los cristianos primitivos reconocieron y aceptaron la responsabilidad de predicar como la obra que Jehová les había dado. De hecho, Pablo opinaba tan fuertemente acerca de ello que escribió: “Ahora, si estoy declarando las buenas nuevas, eso no es motivo para que me jacte, porque necesidad me está impuesta. Realmente, ¡ay de mí si no declarare las buenas nuevas!” Como cristiano con conocimiento de los propósitos de Jehová, Pablo sabía que ésta era una obligación, una mayordomía que le había sido encomendada.—Rom. 10:13, 14; 1 Cor. 9:16.
ENTRENADOS PARA SERVICIO
17. ¿Qué argumento presentan algunos contra el participar en el ministerio? ¿Es válido ese argumento?
17 Quizás usted diga: ‘Bueno, eso estaba bien para Jesús y los apóstoles, pero yo no estoy entrenado ni capacitado para el ministerio.’ En conexión con esto es interesante observar que The Encyclopædia Britannica, edición de 1907, bajo “Corrupciones del cristianismo” declaró: “A menudo la gente estaba dispuesta a suponer que los sacerdotes podían servir a Dios en su lugar, y que había misterios en la religión que los sacerdotes entendían, pero que los legos no tenían que saber nada de ellos y no debían inquirir en cuanto a ellos. Por consiguiente, estuvieron dispuestos a seguir ciegamente la guía de los sacerdotes en asuntos religiosos, así como un hombre confía sus intereses legales a su abogado, haciendo lo que él dice y no considerando necesario el que él mismo estudie ley.” Aunque ésta es una opinión muy generalizada hoy en día, recuerde que ésta fue una de las corrupciones del cristianismo.
18. ¿Cómo se enseña y entrena a los del pueblo de Jehová?
18 Dios no está ocultando sus propósitos ni su verdad de las personas que sinceramente desean conocerlos mientras los revela a determinado grupo escogido que puede sacar utilidad por predicarlos. De hecho, Jesús declaró en Mateo 11:25: “Te alabo públicamente, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas de los sabios e intelectuales y las has revelado a los pequeñuelos.” Sí, hasta los jovencitos pueden conseguir un entendimiento exacto de las verdades bíblicas por medio de estudio de familia y de congregación y con la guía del espíritu de Dios. Luego, el siguiente paso para el que desea agradar a Jehová es poner en uso este conocimiento. Así como Jesús envió a los cristianos primitivos de dos en dos para su entrenamiento y estímulo después de darles instrucciones, así los testigos de Jehová hoy en día siguen un modelo semejante de entrenamiento basado en el ejemplo apostólico. En Efesios 4:12 Pablo menciona el “entrenamiento de los santos” por hombres capacitados. Este entrenamiento todavía prosigue hoy en día.
19. ¿Cómo puede uno llegar a estar capacitado para el ministerio?
19 Además, los requisitos para este servicio no provienen de los hombres, sino, más bien, de Dios y por medio de su Palabra, como dijo el apóstol Pablo: “No que de nosotros mismos estemos adecuadamente capacitados para estimar algo como proveniente de nosotros mismos, sino que el estar nosotros adecuadamente capacitados proviene de Dios, quien verdaderamente nos ha capacitado adecuadamente para ser ministros de un nuevo pacto.” (2 Cor. 3:5, 6) Usted, también, puede ser entrenado para tal servicio y para usar su vida en servir a Jehová. Las reuniones regulares de los testigos de Jehová a través del mundo se proveen con el propósito de entrenar a hombres y mujeres que están deseosos de servir a su Creador y que quieren participar en llevar a cabo las instrucciones de Jesús de predicar las buenas nuevas del Reino. Hay trabajo para todos. Esta actividad de enseñar a la gente las verdades de la Palabra de Dios prosigue día y noche mundialmente.—Rev. 7:15.
20, 21. ¿Tiene uno que esperar mucho tiempo antes de compartir la verdad con otros? ¿Por qué es urgente ahora?
20 La mayor felicidad en la vida proviene de enseñar la verdad a otros. Después de estudiar para aprender la verdad acerca de los propósitos de Jehová conforme se manifiestan en las Escrituras, entonces estamos en posición de enseñar a otros. (Rom. 2:21) La mujer samaritana a quien Jesús habló al lado del pozo no se contuvo hasta que creyó saberlo todo antes de apresurarse a decir a los vecinos de la ciudad: “Vengan acá, vean a un hombre que me dijo todas las cosas que hice. ¿Acaso no es éste el Cristo?” Sabía bastante para dirigir a la gente a la fuente de información. Luego, después que los samaritanos vinieron y escucharon a Jesús, le dijeron a ella: “Ya no creemos a causa de tu habla; porque hemos oído por nosotros mismos y sabemos que este hombre es verdaderamente el salvador del mundo.”—Juan 4:29, 42.
21 Por eso, no hay por qué esperar. Los discípulos pescadores de los días de Jesús no esperaron, sino que lo siguieron en el ministerio. Pablo no esperó cuando obtuvo la invitación al ministerio y recibió instrucciones de Ananías, sino que las Escrituras indican que, después de estar unos cuantos días con los discípulos en Damasco, “inmediatamente en las sinagogas se puso a predicar a Jesús.” (Hech. 9:19, 20) Ahora el ministerio es aun más urgente debido a los tiempos en que vivimos, y la razón para servir a Dios es aun más fuerte: “El mundo va pasando y también su deseo, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.” Por eso, ahora es el tiempo para usar la vida en servir a Jehová.—1 Juan 2:17.
22. ¿Por qué es el derrotero sabio el usar nuestra vida para servir a Jehová?
22 No diga como los israelitas cuando traían sacrificios lisiados y defectuosos: “No es de ningún valor servir a Dios.” Ellos adoptaron la actitud de que “en la actualidad estamos pronunciando feliz a la gente presuntuosa. También, los obradores de iniquidad han recibido edificación. También, han probado a Dios y siguen escapándose.” Más bien, recuerde que éste es el tiempo cuando ‘los que temen a Jehová hablan unos con otros, cada uno con su compañero, y Jehová continúa poniendo atención y escuchando.’ Y, ¿cuál es el resultado de usar nuestra vida en el servicio de Jehová? Él nos asegura: “Comenzó a escribirse un libro de memoria para los que temen a Jehová y para los que piensan en su nombre.” De modo que si usted quiere ser uno de los individuos felices que Jehová recordará para vida en su justo nuevo sistema de cosas, entonces use su vida para servirle ahora por medio de proclamar las buenas nuevas del reino establecido de Jehová.—Mal. 3:15, 16.
[Ilustración de la página 617]
“¿No se halló ninguno que volviese atrás a dar gloria a Dios, sino este hombre de otra nación?”