¿Cómo podemos tomar decisiones correctas?
TODOS nosotros, en una ocasión u otra, tenemos que tomar decisiones críticas. ¿En qué basa usted sus decisiones?
Muchos hombres —líderes de la política, los negocios, la ciencia, la religión y otros campos— se ofrecen como guías. Pero cuando usted considera las condiciones mundiales, o hasta las condiciones en su propio vecindario, ¿qué ve usted que muestre que estos hombres están tomando las decisiones correctas? La Biblia nos señala una base mucho mejor.—Pro. 19:20, 21.
La tentación de acudir a hombres para que señalen el camino, más bien que a un Dios invisible, siempre es grande. Sin embargo, precisamente en el mundo físico a nuestro alrededor podemos ver abundante razón para buscar la ayuda de Dios en nuestras decisiones. (Rom. 1:20) Todo el universo da testimonio de que hay un Legislador Supremo. ¿Se le ha ocurrido a usted alguna vez el hecho de que todas las ciencias humanas —la física, la química, las matemáticas, la aerodinámica y otras— dependen del conocimiento de las leyes que han estado en operación desde mucho antes que existiera el hombre?
El conocimiento de esas leyes ayuda de manera tremenda a la habilidad que tiene el hombre para efectuar cosas, para trabajar con éxito. ¿No es razonable el que la Fuente de toda la sabiduría envuelta en estas leyes físicas también sea Aquel que puede darnos leyes morales sabias, normas para guiarnos en nuestras relaciones los unos con los otros y con Él? En la Biblia hallamos los principios y las normas que necesitamos para tomar decisiones correctas en la vida.—Sal. 119:105.
Es verdad, muchas personas evitan el someterse a las normas bíblicas. Prefieren establecer sus propias normas, formar sus propias reglas de conducta. Pero, ¿le gustaría a usted conducir un automóvil en una ciudad donde cada persona ideara sus propias reglas de tránsito y se rigiera por ellas? Ciertamente es bastante claro que ni siquiera el tránsito de una ciudad grande puede compararse en complejidad con las relaciones humanas.
En vez de robarnos nuestra libertad de disfrutar plenamente de la vida, el aceptar las normas bíblicas como nuestra guía nos produce mucho mayor libertad. Cuando basamos nuestras decisiones en éstas, se nos protege de las mismísimas cosas que esclavizan al hombre en cautiverio perjudicial. Como dijo el Hijo de Dios: “Conocerán la verdad, y la verdad los libertará.” (Juan 8:32) Guiados por la Biblia, podemos tomar decisiones libres de superstición, de temor a los hombres, de ideas religiosas falsas y de esperanzas falsas.—Pro. 3:21-26.
Las normas bíblicas tienen una fuerza que ningún código moral personal puede suministrar. Los padres que toman decisiones basadas en la Biblia y que muestran a sus hijos las razones bíblicas de éstas tienen una ventaja tremenda. Los hijos pueden ver que ésta no es simplemente idea, antojo o prejuicio de su padre o de su madre. Es lo que dice su Creador. Esto dota al consejo de los padres de verdadero peso.
Las personas que buscan guía bíblica cuando surgen problemas en su vida matrimonial se encuentran en una posición mucho mejor para tomar decisiones correctas que aquellos individuos que solo tienen códigos morales personales o filosofías humanas como guía. Tal como dice Eclesiastés 4:12: “Una cuerda triple no se puede romper en dos pronto.” Los problemas que separan a algunos matrimonios no rompen la unidad del esposo y la esposa que siempre se aseguran de incluir a su Creador en sus decisiones por medio de consultar su Palabra.
La Biblia dice que un hombre debe amar a su esposa como se ama a sí mismo y que ella debe tenerle profundo respeto a él. (Efe. 5:33) Quizás alguien diga: “Pero yo puedo leer palabras de consejo semejante en libros modernos sobre el matrimonio.” Es posible que sí, pero no es únicamente lo que dicen esas palabras en la Biblia lo que les suministra su fuerza. Es de quién proceden, la Fuente de su inspiración.
Por ejemplo, 1 Pedro 3:4 aconseja a las esposas a adornarse de “la vestidura incorruptible del espíritu tranquilo y apacible.” Pero, ¿por qué? Porque esto es “de gran valor a los ojos de Dios.” Por eso, también, los esposos han de ‘asignar honra a sus esposas como a un vaso más delicado, el femenino.’ Pero, ¿por qué? “A fin de que sus oraciones no sean estorbadas.” (1 Ped. 3:7) Sí, al esposo y a la esposa se les hace comprender que lo que ellos hacen le importa a Dios y no puede menos que afectar su relación con él.
Solo la Palabra de Dios puede decirnos autoritativamente estas cosas que tienen tanto que ver con el derrotero que decidamos emprender.
A menudo en el empleo de uno surgen cuestiones sobre lo que es correcto o incorrecto. Bajo el empuje y el tirón ocasionados por la presión y la tentación, los códigos morales personales pueden desmoronarse. Muchos deciden que de vez en cuando es necesario faltar un poco a la honradez para irla pasando en este mundo difícil. Aunque no se les prenda, pagan un precio caro... la pérdida de una conciencia limpia y la tensión constante que produce el temor de ser desenmascarados.
La Biblia suministra la fuerza para decidirse a favor de la honradez y la integridad. Es por eso que hasta los cristianos que eran esclavos en el Imperio Romano podían rendirles servicio fiel y honrado a sus amos, “no con actos de servir al ojo, como quienes procuran agradar a los hombres, sino con sinceridad de corazón.” Otra vez, ¿por qué? Por saber que “es de Jehová que recibirán el debido galardón . . . Ciertamente el que está haciendo injusticia recibirá de vuelta lo que hizo injustamente, y no hay parcialidad.” (Col. 3:22-25) Ningún código moral personal puede tener el poder para la honradez que tiene el deseo de agradar al Creador.
“La ley de Jehová es perfecta.” (Sal. 19:7) Las decisiones que se basan en ella sin falta producirán los mejores resultados, pues la ley de Dios aplica de manera consistente en todas partes, a todo tiempo, bajo cualquier circunstancia. Para tener la confianza de que esto es así, usted tiene que estar bien familiarizado con la Biblia; tiene que poner a trabajar en su vida el consejo que da y ver los resultados. ¡Por qué no escribe a los publicadores de esta revista solicitando una consideración gratis de la Biblia en su propio hogar para que se le ayude a hacer esto? Es una decisión que usted nunca tendrá que lamentar.
[Ilustración de la página 355]
Cuando cada uno establece sus propias reglas para la vida, los resultados son como el caos que resultaría si cada uno hiciera sus propias reglas de tránsito