Capítulo 8
Ayuda para poder aguantar bajo sufrimiento
1, 2. ¿Por qué no pueden los discípulos de Jesucristo eludir el sufrimiento?
EN ALGUNA ocasión de nuestra vida puede que necesitemos ayuda, aun desesperadamente, para enfrentarnos a los problemas que se nos presentan. Si nos sobreviniera una serie de tragedias en rápida sucesión, no sería raro que la situación nos fuera sumiendo en desesperanza irremediable. Bien pudiera parecernos que la carga es más de lo que podemos soportar. ¡Qué bueno es tener ayuda en una ocasión como ésta!
2 El que seamos discípulos del Hijo de Jehová Dios no nos exime de necesitar ayuda. No somos inmunes a las aflicciones. Entre las cosas que son experiencia común de la humanidad siguen estando las enfermedades, los accidentes, las inundaciones, los terremotos, las tempestades, los crímenes, la injusticia y la opresión. No debemos esperar que el Soberano Supremo use su poder para manipular los factores hereditarios y el ambiente para que nosotros, como siervos de él, lleguemos a estar singularmente libres de todo el sufrimiento que estas cosas causan. El tiempo en que Dios se propone deshacer todos los efectos dañinos del pecado humano todavía es futuro. Si él hiciera que los de su pueblo llevaran actualmente vidas que estuvieran bajo protección milagrosa, sin duda veríamos a multitudes de personas apresurándose a servirle... por razones netamente egoístas, no debido a amor y fe.—Compare con Juan 6:10-15, 26, 27.
3, 4. ¿Qué sufrimiento es posible que los cristianos verdaderos experimenten que otros no sobrellevan, y qué preguntas puede suscitar esto?
3 No solo es inevitable que experimentemos angustia debido a las condiciones desagradables que se presentan en la vida, sino que por ser siervos de Dios, es posible que también nos enfrentemos a persecución... sea que venga de parientes, de vecinos o conocidos, o de las autoridades gubernamentales. Jesucristo hasta dijo: “Los entregarán a ustedes a tribulación y los matarán, y serán objetos de odio de parte de todas las naciones por causa de mi nombre.” (Mateo 24:9) Los hechos demuestran que esto ha sucedido, ahora mismo en el siglo XX.
4 ¿Por qué permite el Dios Todopoderoso que sus siervos sufran diversas pruebas? Puesto que el modo de vivir de ellos no les garantiza libertad de las aflicciones comunes, y puesto que el atenerse a ese modo de vivir hasta puede hacerlos “objetos de odio,” uno pudiera preguntar cómo ese modo de vivir realmente pudiera ser el mejor. ¿Hay beneficios que compensen por las aflicciones, sí, que las superen en cuanto al resultado final? ¿Realmente puede haber mayor felicidad en aguantar alguna prueba que en evitarla? ¿Qué nos ayudará a aguantar con éxito bajo presiones severas? La respuesta a cada una de estas preguntas puede hacer mucho para ayudarnos y fortalecernos.
¿QUIÉN CARGA CON LA VERDADERA RESPONSABILIDAD?
5. ¿Qué tenemos que reconocer acerca de la fuente del sufrimiento?
5 Es vital que nunca olvidemos que nuestro Padre celestial no es la fuente del sufrimiento. Él no introdujo el pecado en el mundo. Un hijo de Dios de la región de los espíritus escogió rebelarse contra su Hacedor y así se hizo Satanás, un resistidor del Altísimo. Debido a la influencia de este rebelde, la primera pareja humana, Adán y Eva, deliberadamente violó la ley divina y se acarreó el juicio de muerte. (Génesis 3:1-19; Juan 8:44) Porque Adán arruinó su perfección, toda su prole nació en pecado, sujeta a enfermedades, debilidad, vejez y muerte. (Romanos 5:12) Puesto que hemos nacido en condición de pecadores, ninguno de nosotros alcanza a ser la clase de persona que quisiéramos ser y debiéramos ser. Por nuestras palabras y acciones podemos lastimar a otros, sin intención, y aumentar sus aflicciones. Por eso, debemos recordar que Dios no tiene la culpa de las dificultades que son el resultado de nuestras propias imperfecciones o de las de nuestro semejante. Si se hubiera obedecido la ley de Dios, las enfermedades, la debilidad, la vejez y las muchas otras cosas que causan sufrimiento nunca hubieran llegado a existir.
6. ¿Qué piensa Jehová de la inhumanidad del hombre para con el hombre?
6 También debe tenerse presente que nuestro Padre celestial no aprueba la inhumanidad del hombre para con el hombre. La Biblia dice: “Aplastar bajo los pies a todos los prisioneros de la tierra, negar su derecho al pobre, en presencia del Altísimo, defraudar a alguien en un proceso: eso no lo aprueba el Señor.” (Lamentaciones 3:34-36, Nueva Biblia Española) Los que maltratan a su semejante, en violación de la ley de Dios, tendrán que rendirle cuentas a él. “Mía es la venganza; yo pagaré, dice Jehová.” (Romanos 12:19) Por consiguiente, tenemos que ejercer cuidado para que el sufrimiento que proviene de que los hombres voluntariosa y rebeldemente pasen por alto la ley divina no nos amargue para con nuestro Padre celestial.
7. Puesto que Jehová Dios ha permitido que se desarrollen situaciones que resultan en sufrimiento para nosotros, ¿qué tenemos que concluir acerca de las razones que tiene para permitirlas?
7 Por supuesto, Jehová Dios puede impedir que Satanás, los demonios, los hombres inicuos y la tendencia humana de pecar causen toda clase de situaciones penosas. Pero, puesto que él sí permite que las circunstancias que causan angustia acosen hasta a sus siervos, tiene que haber buenas razones para ello.
PARA EL BIEN DE LOS “VASOS DE MISERICORDIA”
8. ¿Qué razones se presentan en Romanos 9:14-24 en cuanto a por qué Jehová Dios no toma acción inmediatamente contra los que causan sufrimiento a otros?
8 Las Escrituras explican que el propósito que Dios tiene al no tomar acción inmediatamente contra los que son responsables de causar gran sufrimiento a otros resultará al fin en beneficio para los que están dispuestos a obrar rectamente. En su Carta a los Romanos, el apóstol cristiano Pablo escribió:
“¿Hay injusticia con Dios? ¡Jamás sea cierto eso! Porque a Moisés dice: ‘Tendré misericordia de quien tenga misericordia, y mostraré compasión a quien muestre compasión.’ Así, pues, no depende del que desea ni del que corre, sino de Dios, que tiene misericordia. Porque dice la Escritura a Faraón: ‘Para esto mismo te he dejado permanecer, para que con respecto de ti muestre mi poder, y para que mi nombre sea declarado por toda la tierra.’ Así pues, tiene misericordia de quien desea, mas a quién desea deja que se haga obstinado.
“Por tanto me dirás: ‘¿Por qué halla de qué objetar aún? Pues ¿quién ha resistido su voluntad expresa?’ Oh hombre, ¿quién, pues, eres tú realmente para que repliques contra Dios? ¿Acaso la cosa moldeada dirá al que la moldeó: ‘¿Por qué me hiciste de esta manera?’ ¿Qué? ¿No tiene el alfarero autoridad sobre el barro para hacer de la misma masa un vaso para uso honroso, otro para uso deshonroso? Pues, si Dios, aunque tiene la voluntad de demostrar su ira y de dar a conocer su poder, toleró con mucha y gran paciencia vasos de ira hechos a propósito para la destrucción, a fin de dar a conocer las riquezas de su gloria sobre vasos de misericordia, que él preparó de antemano para gloria, a saber, nosotros, a quienes llamó no solo de entre los judíos sino también de entre las naciones, ¿qué hay de ello?”—Romanos 9:14-24.
9. ¿Cómo reveló Faraón que él era un ‘vaso de ira’?
9 Lo que Jehová Dios cause o permita que se desarrolle en la vida de la gente puede revelar precisamente qué clase de “vasos” son. El Faraón a quien Jehová, por medio de Moisés y Aarón, notificó que soltara a los israelitas esclavizados continuó endureciéndose contra el Altísimo. A medida que una plaga tras otra vino sobre los egipcios, este Faraón se negó con obstinación cada vez mayor a dejar que los israelitas salieran de Egipto como pueblo libre. Así reveló que era un ‘vaso de ira’ que merecía destrucción por su modo rebelde y porfiado de resistir la autoridad del Soberano Supremo, Jehová Dios. Al mismo tiempo, el tratamiento cruel e injusto que se dio a los israelitas demostró ampliamente que necesitaban y merecían misericordia, piedad, o compasión.
10. Al permitir que Faraón mantuviera por un tiempo su derrotero porfiado, ¿cómo se hizo Jehová un gran nombre?
10 Note también que el apóstol Pablo llamó atención a que el nombre de Dios estaba envuelto en el hecho de que Jehová permitiera que Faraón continuara resistiendo porfiadamente. Si a este gobernante arrogante se le hubiese destruido inmediatamente, no hubiera habido oportunidad para que el poder de Jehová Dios se manifestara de manera tan extensa y diversa, que humillara a las muchas deidades de los egipcios y a los sacerdotes practicantes de magia. Las diez plagas, que culminaron en la destrucción de Faraón y sus fuerzas militares en el mar Rojo, fueron un despliegue tan impresionante de poder divino que años más tarde las naciones circundantes todavía hablaban de ello. Así el nombre de Jehová llegó a ser declarado por toda la Tierra, y esto resultó en gloria y honra para ese nombre y movió a personas de corazón honrado a reconocer el puesto supremo que Jehová ocupa.—Josué 2:10, 11; 1 Samuel 4:8.
11. ¿Cómo se beneficiaron los israelitas de su experiencia con Faraón?
11 Ciertamente los israelitas, como “vasos de misericordia,” se beneficiaron de lo que el Altísimo había hecho. El que él permitiera la opresión y luego le pusiera fin en una magnífica demostración de poder los ayudó a conocerlo mejor y les proveyó un vislumbre de Su grandeza que no pudieran haber conseguido de otra manera. Aunque la experiencia de Israel en Egipto fue dolorosa, ciertamente los ayudó a ver la importancia de tener fe en el poder salvador de Dios y de tenerle temor sano. Eso era esencial si querían seguir en un modo de vivir que los llevara a la felicidad, seguridad, paz y buena salud.—Deuteronomio 6:1-24; 28:1-68.
12. Como lo ilustra el caso de Job, el que Jehová permita el sufrimiento nos da la oportunidad de hacer ¿qué?
12 Tal como en aquel tiempo se puso de manifiesto hacia qué se inclinaba el corazón de la gente, así las pruebas y dificultades que vengan sobre nosotros por permiso de Dios pueden revelar si le rendimos servicio por motivo correcto o no. El adversario de Dios, Satanás, sostiene que los que hacen la voluntad divina son básicamente egoístas. Respecto al fiel Job, el adversario declaró: “Todo lo que el hombre tiene lo dará en el interés de su alma. Para variar, alarga tu mano, por favor, y toca hasta su hueso y su carne y ve si no te maldice en tu mismísima cara.” (Job 2:4, 5) Por medio de fiel aguante bajo sufrimiento, participamos en probar que lo que Satanás sostiene es una mentira y participamos en vindicar el buen nombre de nuestro Padre celestial, quien confía en sus siervos leales. ¿Qué hay si Jehová permitiera que Satanás, por medio de sus agentes, sometiera a los cristianos verdaderos a tratamiento muy cruel que terminara en la muerte de algunos o los dejara severamente lisiados? ¿Qué hay si hasta se atacara sexualmente a algunos de ellos o se abusara de ellos de alguna otra manera vil? Estas cosas son horrorosas. Sin embargo, no hay nada que el poder de nuestro Padre celestial no pueda rectificar cabalmente a su tiempo. Por eso, puede ser que en algunos casos juzgue conveniente dejar que la prueba se lleve hasta un punto tan extremo. Por mantener fidelidad, aun hasta el punto de la muerte, se da a los siervos de Dios la oportunidad de demostrar innegablemente que su devoción es genuina.
13. ¿Qué revelan las palabras de 1 Pedro 1:5-7 acerca del sufrimiento que pueden experimentar los cristianos?
13 Por más sorprendente que les parezca a algunos, las pruebas que se permita que experimentemos, sea que se deban a causas naturales o a persecución, pueden resultar en mejoramiento para nosotros de manera personal. El apóstol Pedro llamó atención a esto. Después de explicar que los cristianos son “resguardados por el poder de Dios” para que puedan conseguir su salvación final, el apóstol declara:
“En este hecho ustedes están regocijándose en gran manera, aunque ahora por un poco de tiempo, si es menester, han sido contristados por diversas pruebas, a fin de que la cualidad probada de su fe, de muchos más valor que el oro que perece a pesar de ser probado por fuego, sea hallada causa de alabanza y gloria y honra al tiempo de la revelación de Jesucristo.”—1 Pedro 1:5-7.
14. ¿Por qué pueden regocijarse los cristianos cuando se hallan “contristados” por pruebas?
14 Tal como Pedro reconoce, el sufrimiento que quizás experimentemos no es agradable de ningún modo. Las pruebas realmente pueden hacer que nos sintamos “contristados” o doloridos. No obstante, al mismo tiempo, podemos regocijarnos. ¿Por qué? En parte, el gozo proviene de reconocer que se puede conseguir un beneficio espiritual de aguantar con buen éxito bajo aflicción. ¿Cuál es ese beneficio espiritual?
CÓMO EL SUFRIMIENTO PUEDE REFINAR LA FE
15. ¿Qué efecto pueden tener las pruebas en la fe?
15 El apóstol Pedro comparó los efectos que las pruebas pueden tener en la fe del cristiano con la refinación del oro por fuego. El proceso de refinar quita la escoria, de modo que solo queda el oro puro. Ciertamente el gran aumento de valor que adquiere el oro hace que el proceso de refinar valga la pena. No obstante, como dice Pedro, aun el oro probado por fuego es perecedero. Puede gastarse o puede ser destruido por otros medios. Pero no sucede así con la fe probada. La fe genuina no puede ser destruida.
16. ¿Por qué es sumamente beneficioso que tengamos fe genuina?
16 Para conseguir la aprobación divina, es absolutamente esencial que tengamos esa clase de fe. La Biblia nos dice: “Sin fe es imposible agradarle bien [a Dios].” (Hebreos 11:6) En verdad, la fe que bajo las pruebas que le sobrevienen demuestra que es genuina excede por mucho en valor al oro refinado. Nuestro futuro eterno depende de una fe de esa índole.
17. ¿Qué pregunta pudiera plantearse acerca del efecto de las pruebas en la fe?
17 Pero, ¿cómo pueden las pruebas refinar la fe para que “sea hallada causa de alabanza y gloria y honra al tiempo de la revelación de Jesucristo”? Esto puede suceder de varias maneras.
18. ¿Cómo pudiera revelarse la fe bajo prueba, y cómo puede fortalecernos esto?
18 Si nuestra fe es firme, nos consolará y sostendrá durante un tiempo de penalidad. Entonces, una vez que hayamos pasado una prueba con buen éxito, habremos sido fortalecidos para hacer frente a cualquier prueba futura. La experiencia habrá demostrado lo que nuestra fe puede hacer por nosotros.
19. ¿Qué pudiera revelar cierta prueba en particular acerca de debilidades en la fe, y cómo puede ayudarnos esto?
19 Por otra parte, puede que cierta prueba en particular revele defectos en nuestra personalidad, tal vez orgullo, terquedad, impaciencia, mundanalidad o amor a la vida suave y a los placeres. Estas características realmente nacen de debilidades en la fe. ¿Cómo? Bueno, revelan que el individuo no está sometiéndose plenamente a la dirección y voluntad de Dios respecto a él. No está convencido de que su Padre realmente sea el mejor árbitro de lo que lleva a la felicidad, ni de que el seguir la dirección divina siempre haya de resultar en bendición. (Hebreos 3:12, 13) Cuando las pruebas exponen debilidades, esto puede alertar al cristiano a la necesidad de fortalecer su fe a fin de seguir siendo siervo aprobado del Altísimo.
20. Cuando las pruebas exponen debilidades en nuestra fe, ¿qué debemos hacer?
20 Por lo tanto, si cierta situación en particular revela un defecto en nuestra fe, podemos examinarnos y decidir qué medidas correctivas tomar. Uno hace bien en preguntarse: ‘¿Por qué está débil mi fe? ¿Me descuido de estudiar y de meditar sobre la Palabra de Dios? ¿Aprovecho cabalmente las oportunidades de reunirme con compañeros de creencia a fin de ser fortalecido por sus expresiones de fe? ¿Tiendo a confiar en mí mismo más de lo que debiera, en vez de encomendar todas mis ansiedades e inquietudes a Jehová Dios? ¿Son las oraciones, oraciones sinceras, del corazón, realmente una parte diaria de mi vida?’ Una vez que determinemos en qué esferas nos hace falta mejoramiento, tenemos que esforzarnos diligentemente por hacer cambios en la rutina de nuestra vida, con la mira de fortalecer nuestra fe.
21. ¿Qué quiere decir el que nuestra fe “sea hallada causa de alabanza y gloria y honra al tiempo de la revelación de Jesucristo”?
21 Al acudir a Dios en busca de dirección y al confiar pacientemente en que él nos muestre cómo conseguir alivio de nuestras pruebas, podemos dejar que estas experiencias penosas nos ayuden a llegar a ser mejores siervos de él. Entonces la fe que desplegamos será realmente “hallada causa de alabanza y gloria y honra al tiempo de la revelación de Jesucristo.” El Hijo de Dios ‘alabará,’ elogiará o loará nuestra fe. Por motivo de nuestra fe, nos recompensará abundantemente y así nos otorgará “gloria.” Delante de Jehová Dios y los ángeles, nos ‘honrará’ como discípulos de él. (Compare con Mateo 10:32; Lucas 12:8; 18:8.) Esto significará que veremos extenderse ante nosotros un futuro interminable de vida feliz. Pero, ¿qué podemos hacer mientras nos vemos sometidos a sufrimiento severo para que nuestra fe no se vaya a debilitar?
CÓMO RESPONDER A LA PRESIÓN INTENSA
22. Algo que puede ayudarnos a aguantar es reconocer ¿qué hecho acerca de la duración de las pruebas?
22 Una cosa que puede ayudarnos a aguantar con buen éxito pruebas difíciles es reconocer la naturaleza temporal de éstas. La refinación del oro tiene principio y fin. Así, también, ninguna aflicción que tengamos que sufrir ha de continuar indefinidamente. Si acogemos en el corazón la promesa divina de vida eterna sin enfermedades, clamor ni dolor, entonces podremos ver hasta el peor sufrimiento que quizás padezcamos en este sistema de cosas como solo ‘momentáneo y liviano.’ (2 Corintios 4:17) Esté en anhelante expectación del tiempo en que de seguro “las cosas anteriores no serán recordadas, ni subirán al corazón.” (Isaías 65:17) ¡Qué maravilloso es saber que en aquel tiempo esas experiencias difíciles ni siquiera serán un recuerdo doloroso!
23. ¿Por qué, por lo general, no nos sobrevendría sufrimiento por conducta excelente?
23 Además, rara vez es una experiencia diaria el sufrir gran aflicción a manos de los hombres. Nuestra conducta excelente realmente da poca razón para que persona alguna nos haga daño. Puesto que las autoridades gubernamentales tienen la tarea de mantener el orden público, bien puede ser que alaben a los siervos de Jehová por ser observantes de la ley. En tiempos modernos hasta opositores se han visto obligados a hacer una confesión parecida a la que hicieron los enemigos del fiel profeta Daniel, a saber: “No hallaremos en este Daniel ningún pretexto en absoluto, excepto si lo tenemos que hallar contra él en la ley de su Dios.” Sí, Daniel era “digno de confianza y no se hallaba en él ninguna negligencia ni cosa corrupta.” (Daniel 6:4, 5) El hecho de que la conducta excelente en sí misma no sería generalmente la razón para que el cristiano llegara a ser objeto de hostilidad quizás explique por qué el apóstol Pedro planteó la siguiente pregunta: “En verdad, ¿quién es el hombre que les hará daño a ustedes si se hacen celosos para lo que es bueno?”—1 Pedro 3:13.
24. ¿Por qué no pueden los humanos causarnos daño permanente?
24 Sin embargo, puede que al decir eso el apóstol más bien haya estado preguntando: ‘¿Quién puede hacer verdadero daño al cristiano recto?’ No hay hombre que nos pueda causar daño duradero. Jesucristo dijo a sus discípulos: “No se hagan temerosos de los que matan el cuerpo mas no pueden matar el alma; sino, más bien, teman al que puede destruir tanto el alma como el cuerpo en el Gehena.” (Mateo 10:28) Sí, los hombres pueden llegar hasta el punto de matarnos, pero no nos pueden quitar el derecho de ser almas vivientes. El Dios Altísimo, por medio de su Hijo, puede restaurar a la vida a sus siervos fieles, y lo hará. Jehová es el único que puede destruir para toda la eternidad nuestro derecho a la vida como seres vivientes al entregarnos a una muerte interminable con relación a la cual no hay esperanza de una resurrección.
25, 26. (a) ¿Por qué podemos sentirnos felices al sufrir por causa de la justicia? (b) ¿Por qué no debemos temer lo que para los perseguidores es objeto de temor?
25 Debido a estas verdades, el apóstol Pedro pudo decir a sus hermanos cristianos: “Aun si sufrieran por causa de la justicia, son felices. Sin embargo, no teman lo que para ellos es objeto de temor, ni vayan a agitarse.”—1 Pedro 3:14.
26 Si sufrimos “por causa de la justicia,” podemos sentirnos felices porque tenemos una conciencia limpia delante de Dios y los hombres. Sufrimos por la razón correcta. El hacer lo que sabemos que agrada al Altísimo resulta en un sentimiento profundo de satisfacción y paz. Sin embargo, como hizo notar el apóstol, el hacer esto con buen éxito depende de no ceder al temor. Quizás aquí el apóstol aluda al temor que los perseguidores pueden infundir al causar aflicción al pueblo de Dios. O pudiera referirse al temor que los perseguidores mismos tienen. Por ejemplo, puesto que no tienen fe en el hecho de que Jehová Dios, mediante Cristo, va a resucitar a los muertos, los opositores de los cristianos verdaderos temen la amenaza de una muerte prematura. (Hebreos 2:14, 15) Pero no hay razón para que nosotros, los siervos de Dios, temamos lo que los incrédulos temen, puesto que hemos sido librados de temer esa clase de muerte y sabemos que nuestro Padre celestial jamás nos abandonará. Por lo tanto, no debemos ‘agitarnos,’ como, por ejemplo, levantándonos airados contra nuestros perseguidores.
27, 28. ¿Cómo puede ayudarnos el consejo de 1 Pedro 3:15 cuando se nos lleva delante de funcionarios gubernamentales y se nos interroga de manera severa y menospreciativa?
27 ¿Qué hay si se nos llevara delante de autoridades gubernamentales y se nos interrogara de manera severa, menospreciativa? Jamás querríamos desquitarnos ni pagar con la misma moneda. La confianza que tenemos en que Dios nos apoya puede darnos denuedo, pero no nos da ninguna excusa para ser belicosos ni arrogantes. (Compare con Hechos 4:5-20.) El consejo del apóstol es: “Santifiquen al Cristo como Señor en su corazón, siempre listos para hacer una defensa ante todo el que les exija razón de la esperanza que hay en ustedes, pero haciéndolo junto con un genio apacible y profundo respeto.” (1 Pedro 3:15) Si dejáramos de obedecer este consejo y nos permitiéramos expresar desdén y desacato, ya no estaríamos sufriendo por causa de la justicia. La autoridad gubernamental se sentiría justificada al tomar acción contra nosotros debido a nuestra insubordinación irrespetuosa. Los mundanos prorrumpen en irritación, cólera y amargo resentimiento cuando les parece que se ha abusado de sus derechos. El cristiano tiene que ser diferente.
28 Tal como aconseja el apóstol, en dichas circunstancias es preciso que tengamos presente a nuestro Señor o Amo, que recordemos su ejemplo. Debemos ejercer cuidado para otorgar a Jesucristo el mayor respeto y asignarle un lugar sagrado en nuestro corazón. Somos discípulos de él, y al hablar con cualquier autoridad que nos interrogue queremos hacerlo como si estuviéramos en la misma presencia de nuestro Señor. Las razones para nuestra posición cristiana deben presentarse respetuosamente, de manera calmada, serena.
BUEN EFECTO EN LOS OPOSITORES
29. ¿Qué efecto puede tener en los opositores el fiel aguante de una persona bajo sufrimiento?
29 El aguante fiel bajo sufrimiento también puede servir para callar a los opositores. El apóstol Pedro presenta esto como razón que debe animarnos a conservar una conciencia limpia, al decir: “Tengan una buena conciencia, para que en aquello mismo en que hablen contra ustedes queden avergonzados los que hablan con desprecio de su buena conducta en lo relacionado con Cristo.” (1 Pedro 3:16) Al observar los opositores que los siervos de Dios despliegan paciencia y no se quejan, quizás les avergüence el haberlos calumniado. Esto puede suceder especialmente cuando tratamos con bondad a los opositores.—Romanos 12:19-21.
30. (a) ¿Por qué no hay beneficio en sufrir por hacer el mal? (b) En cuanto al sufrimiento por causa de la justicia, ¿por qué dijo Pedro: “Si la voluntad de Dios lo desea”?
30 El hecho de que el despliegue de aguante fiel por la justicia en medio de la aflicción puede resultar en beneficios como el que acabamos de mencionar añade fuerza a las siguientes palabras de Pedro: “Porque mejor es sufrir porque están haciendo el bien, si la voluntad de Dios lo desea, que porque están haciendo el mal.” (1 Pedro 3:17) ¿Qué mérito pudiera haber en que un individuo sufriera por ser ladrón, practicante de extorsión, evasor de impuestos o porque desafiara la autoridad por un sentido falso de piedad o una idea errada de lo que es el celo? El castigo que recibiera por esto solo significaría vituperio para él y sus compañeros de creencia. Pero el que el cristiano aguante pacientemente el maltrato injusto puede impresionar a otros con el poder sustentador que apoya a los adoradores verdaderos, y puede poner una mordaza a los informes falsos acerca de la verdad de Dios y de los que la defienden y difunden. Ya que el sufrimiento que el cristiano recibe le sobreviene por permiso divino, Pedro no estuvo falseando los asuntos, sino que fue correctamente que dijo: “Si la voluntad de Dios lo desea.”
UN DERROTERO RECOMPENSADOR COMO LO MUESTRA EL CASO DE JESÚS
31. ¿Cómo tuvo resultado beneficioso el fiel aguante de Jesucristo bajo sufrimiento?
31 El hecho de que el aguante fiel bajo sufrimiento puede resultar en grandiosas bendiciones para el cristiano queda bien ilustrado en el caso de Jesucristo. Exento de pecado, no hizo nada que mereciera que se le tratara mal. No obstante, su aguante bajo aflicción, hasta por fin morir una muerte ignominiosa en un madero, resultó en maravillosos beneficios para nosotros y en una grandiosa recompensa para él. El apóstol Pedro escribió:
“Pues, hasta Cristo murió una vez para siempre respecto a pecados, un justo por los injustos, para conducir a ustedes a Dios, habiendo sido muerto en la carne, pero hecho vivo en el espíritu. En esta condición también siguió su camino y predicó a los espíritus en prisión, que en un tiempo habían sido desobedientes cuando la paciencia de Dios estaba esperando en los días de Noé, mientras se construía el arca, en la cual unas pocas personas, es decir, ocho almas, fueron llevadas a salvo a través del agua.”—1 Pedro 3:18-20.
32. ¿Cómo nos ha beneficiado el que Cristo aguantara bajo sufrimiento hasta el punto de morir?
32 Fue debido a que Jesucristo mantuvo integridad intachable bajo sufrimiento que él pudo entregar su vida como sacrificio humano perfecto. Así su muerte preparó el camino para que fuera posible que miembros de la humanidad fueran ‘conducidos a Dios,’ de modo que reconciliados así con el Altísimo, vieran puesta ante ellos la perspectiva de vida eterna. En vista del tremendo beneficio que hemos recibido de la muerte de Cristo a favor nuestro, ¿no debemos nosotros estar dispuestos a seguir su ejemplo y sufrir por causas de la justicia?
33. Cuando se nos amenaza con la muerte por ser discípulos de Jesucristo, ¿de qué debe asegurarnos su resurrección?
33 Adicionalmente, tal como sucedió en el caso de Jesús, podemos confiar en que se nos bendiga por nuestro aguante fiel. El que Jesucristo fuera “hecho vivo en el espíritu” o fuera resucitado a la vida de espíritu permanece como garantía inmutable de que sus discípulos serán restaurados a la vida.—1 Corintios 15:12-22.
34. Debido a su registro de fidelidad, ¿qué pudo hacer Jesucristo con relación a los espíritus inicuos?
34 La victoria que por su fiel aguante alcanzó el Hijo de Dios le hizo posible, como persona espíritu, proclamar un mensaje de juicio contra los “espíritus en prisión.” Puesto que la desobediencia de estos espíritus se enlaza con el tiempo de Noé, estos espíritus deben ser los hijos angélicos de Dios que abandonaron su morada original en los cielos y se pusieron a vivir como esposos con mujeres. (Génesis 6:1-4) Se les llama “espíritus en prisión” porque parte de su castigo fue cierta forma de restricción, de modo que están excluidos para siempre de su lugar original entre los ángeles fieles. Las palabras de Judas confirman el hecho de que el único mensaje que pudiera dirigirse a estos ángeles caídos sería un juicio condenatorio: “A los ángeles que no guardaron su posición original, sino que abandonaron su propio y debido lugar de habitación, [Dios] los ha reservado con cadenas sempiternas bajo densa oscuridad para el juicio del gran día.” (Judas 6) Fue el fiel aguante de Jesús hasta la muerte misma lo que le dio derecho a ser restaurado a la vida y así lo puso en condición de poder predicar o proclamar tal juicio condenatorio a los ángeles caídos.
35. ¿Por qué puede animarnos a aguantar con fidelidad el que Jesús haya predicado a los “espíritus en prisión”?
35 El que de este modo se predicara destrucción a los espíritus inicuos debe animarnos a aguantar fielmente cuando tengamos que sufrir aflicción. ¿Por qué? Porque esas huestes de espíritus inicuos son responsables en gran manera de incitar a la humanidad alejada de Dios contra los discípulos de Jesucristo. La Biblia nos dice: “El dios de este sistema de cosas ha cegado las mentes de los incrédulos, para que la iluminación de las gloriosas buenas nuevas acerca del Cristo, que es la imagen de Dios, no resplandezca a través a ellos.” (2 Corintios 4:4) Nosotros, los cristianos, “tenemos una lucha, no contra sangre y carne, sino contra los gobiernos, contra las autoridades, contra los gobernantes mundiales de esta oscuridad, contra las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales.” (Efesios 6:12; vea también Revelación 16:13, 14.) Por lo tanto, el que el resucitado Jesucristo pudiera predicar un mensaje de juicio contra los espíritus inicuos nos da la seguridad de que, con el tiempo, la odiosa influencia de éstos será totalmente abolida. (Compare con Marcos 1:23, 24.) ¡Qué maravilloso alivio significará esto!
36. (a) ¿Qué recompensa recibió Jesucristo por su fidelidad? (b) En vista del puesto de Jesús, ¿cómo debemos sentirnos acerca de sufrir por causa de su nombre?
36 Además de ser levantado de entre los muertos como siervo aprobado de Dios y por eso poder dirigir un mensaje de juicio contra los ángeles desobedientes, Jesucristo fue altamente ensalzado. El apóstol Pedro nos dice: “Él está a la diestra de Dios, porque siguió su camino al cielo; y ángeles y autoridades y poderes fueron sujetados a él.” (1 Pedro 3:22) Esta declaración concuerda con las palabras de Jesús mismo después de su resurrección de entre los muertos: “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y sobre la tierra.” (Mateo 28:18) Ha habido muchas personas que han estado dispuestas a sufrir y entregar la vida misma en servicio a gobernantes humanos de autoridad muy inferior a la de Jesús. Esas personas consideraron un gran honor el servir de esta manera a algún rey o reina. ¡Con cuánta más razón debemos nosotros sentirnos honrados al poder sufrir por ser leales a nuestro Rey celestial, Jesucristo!
IMITE A JESUCRISTO
37. ¿El ejemplo de quién debemos tratar de imitar al sufrir aflicción?
37 Por eso, cuando esté bajo aflicción, siempre mire al Hijo de Dios como su dechado. El apóstol escribe: “Puesto que Cristo sufrió en la carne, ustedes también ármense con la misma disposición mental; porque la persona que ha sufrido en la carne ha desistido de los pecados, con el fin de vivir el resto de su tiempo en la carne, ya no para los deseos de los hombres, sino para la voluntad de Dios.”—1 Pedro 4:1, 2.
38. ¿Cuál fue la disposición mental de Jesucristo?
38 ¿Cuál fue la disposición mental de Jesús? Humildemente se sometió al abuso físico y verbal con que lo colmaron para al fin morir una muerte dolorosa en un madero. Puesto que nunca se desquitó ni pagó a sus opositores con la misma moneda, el Hijo de Dios cumplió estas palabras proféticas: “Como oveja fue llevado al degüello, y como cordero que es mudo ante el que lo trasquila, así él no abre su boca.”—Hechos 8:32; Isaías 53:7.
39. ¿Qué prueba que hemos desistido de los pecados?
39 Debe ser nuestro deseo como siervos del Altísimo el aguantar de modo parecido bajo sufrimiento y no ceder a un espíritu de rebeldía o desquite. El que amenazáramos a nuestros perseguidores, el que buscáramos oportunidades para hacerles daño, revelaría que todavía estamos sujetos a las pasiones de la carne pecaminosa. Cualquier sufrimiento que recibamos a mano de los hombres solo debe sobrevenirnos porque no seguimos el derrotero y caminos egoístas de este mundo. (Juan 15:19, 25) Así podemos demostrar que en actitud, palabra y acción, vivimos, “no para los deseos de los hombres, sino para la voluntad de Dios.”
UNA RAZÓN PARA SENTIR FELICIDAD
40. ¿Por qué pudo haberles parecido extraño a muchos creyentes del primer siglo el tener que sobrellevar sufrimiento por causa de Cristo?
40 Allá en el primer siglo E.C., el populacho dado a la adoración de ídolos no experimentaba sufrimiento por razones religiosas. Sin embargo, todos los que se hacían cristianos sí se atraían odio. El que se les sometiera a persecución debe haber sido para ellos una experiencia extraña, que les causara perplejidad. ¡Era tan diferente de las bendiciones que les ofrecía el abrazar las “buenas nuevas”! Era muy necesario que aquellos cristianos vieran la aflicción en su debida perspectiva. Las siguientes palabras del apóstol Pedro ciertamente les fueron refrescantes:
“Amados, no estén perplejos a causa del incendio entre ustedes, que les está sucediendo para prueba, como si algo extraño les sobreviniese. Al contrario, sigan regocijándose por cuanto son partícipes de los sufrimientos del Cristo, para que también durante la revelación de su gloria se regocijen y se llenen de gran gozo. Si a ustedes los están vituperando por el nombre de Cristo, son felices, porque el espíritu de gloria, sí, el espíritu de Dios, descansa sobre ustedes.”—1 Pedro 4:12-14.
41, 42. (a) En armonía con 1 Pedro 4:12-14, ¿cómo pudiéramos considerar el sufrir por causa de la justicia? (b) ¿De qué es ese sufrimiento una confirmación?
41 En vez de considerar con asombro o sorpresa la aflicción que nos sobrevenga, podemos verla como un paso preparatorio para nuestra participación en las bendiciones que se han de recibir al tiempo de la revelación de nuestro Amo. Pedro aludió a los sufrimientos como “incendio,” puesto que los metales son refinados por fuego. De modo parecido, Dios permite que sus siervos sean refinados o purificados por medio de las tribulaciones que experimentan. Por supuesto, Jehová Dios no nos hizo pecaminosos. Pero, puesto que lo somos, puede permitir que experimentemos cierto sufrimiento como un medio de purificarnos. La aflicción que experimentemos puede ayudarnos a ser más bondadosos, más humildes, compasivos y comprensivos al tratar con nuestros semejantes. Además, cuando nosotros mismos hemos aguantado pruebas severas, nuestras palabras de consuelo y ánimo a otros llevan mucho más peso. Las personas a quienes confortamos saben que comprendemos su situación y lo que están experimentando.
42 Puesto que el Hijo de Dios sufrió, las aflicciones que nosotros experimentamos son una confirmación de que realmente somos sus discípulos, de que disfrutamos de unidad con él. Jesús dijo a sus apóstoles: “Tengan presente la palabra que les dije: El esclavo no es mayor que su amo. Si ellos me han perseguido a mí, a ustedes también los perseguirán.” (Juan 15:20) Al ser perseguidos por las mismas razones que nuestro Amo fue perseguido y, como él, sufrir aflicción por causa de la justicia, estamos ‘participando en el sufrimiento del Cristo.’ Y así como la fidelidad de él resultó en que su Padre celestial lo recompensara, nuestra continua fidelidad al aguantar bajo aflicción nos asegura que se nos hallará en la condición de aprobados al tiempo de la revelación del Hijo de Dios. Ciertamente estaremos rebosantes de gozo al ser favorecidos entonces con vida sin fin en un nuevo orden en el cual ya no existirá ninguna de las causas de los dolores actuales.
43. El fiel aguante bajo sufrimiento prueba que tenemos, ¿qué espíritu sobre nosotros, y por qué?
43 Tal como Pedro también declaró, el soportar vituperio por el nombre de Cristo, es decir, por ser sus discípulos, debe ser causa de felicidad. El que los discípulos sean vituperados o difamados por tal motivo ciertamente prueba que tienen el espíritu de Dios o el honorable “espíritu de gloria” que emana de Dios. Puesto que ese espíritu es santo, solo puede estar en personas que son limpias o puras desde el punto de vista de Dios.
44. ¿Qué clase de sufrimiento debemos evitar?
44 Por eso es vital que nos aseguremos de que ningún sufrimiento que nos sobrevenga pueda atribuirse a alguna acción incorrecta que hayamos cometido. El apóstol Pedro insta: “Sin embargo, que ninguno de ustedes sufra como asesino, o ladrón, o malhechor, o como entremetido en asuntos ajenos.”—1 Pedro 4:15.
45. ¿Qué resulta cuando uno que afirma que es cristiano sufre por cometer un delito?
45 El individuo que se identifica como cristiano y que se hace culpable de algún delito contra su semejante no puede esperar exención de algún castigo. (Compare con Hechos 25:11.) Ese castigo le acarrea vituperio a él, a la congregación con la cual está asociado y al nombre de Cristo. Él no recibe gozo, sino vergüenza.
46. (a) ¿Qué es un entremetido? (b) ¿Cómo pudiera un cristiano sufrir como entremetido?
46 El que uno se entremeta en asuntos ajenos puede convertirlo en objeto de odio. La palabra que Pedro usó en la lengua original para “entremetido” sugiere la manera en que alguien se hace un entremetido. El sentido literal es un “superintendente de lo que pertenece a otro.” Tal vez debido a que ha conseguido conocimiento bíblico algún cristiano se considere capacitado desde entonces para decirle a la gente del mundo cómo dirigir sus asuntos personales. Puede que promueva sus propias opiniones y normas sobre el vestido, la disciplina de los hijos, el manejo de los problemas matrimoniales y sexuales, el entretenimiento, la dieta y así por el estilo. Cuando se mete en los problemas personales de otros, sin que se le haya invitado, y les dice qué hacer o no hacer, está tratando de ser un “superintendente” de los asuntos de ellos. Por lo general esto provoca resentimiento. Puede que se le diga al entremetido, en términos que no dejen lugar a duda, que no se meta en asuntos ajenos. Hasta pudiera sufrir tratamiento físico áspero a manos de personas que reaccionaran airadamente al entremetimiento de él en sus vidas privadas. El entremetido que anda metiéndose en asuntos que no le atañen se acarrea dificultades y representa mal el cristianismo y su mensaje ante los que no se asocian con la congregación. Por supuesto, ni siquiera dentro de la congregación, hay lugar para entremetidos.—Compare con 1 Timoteo 5:13.
47. ¿Cómo puede el aguante del cristiano bajo sufrimiento redundar en gloria para Dios?
47 En contraste con la vergüenza que le viene al individuo a quien se expone públicamente como violador de la ley o como entremetido, el sufrir como cristiano produce honra. Pedro escribe: “Si sufre como cristiano, no se avergüence, sino siga glorificando a Dios en este nombre.” (1 Pedro 4:16) Cuando nos sobreviene la aflicción debido a nuestro modo de vivir cristiano, el que la soportemos con paciencia y sin quejarnos redunda en gloria para el Altísimo. Prueba que lo que tenemos como cristianos —una relación preciosa con Dios y Cristo, una conciencia limpia, bienestar espiritual y una esperanza sólida para el futuro— es un tesoro de gran valor. Mostramos que estamos dispuestos a sufrir y, de ser necesario, a morir por ello, y esto glorifica al Dios a quien servimos sinceramente. En cambio, el ceder a la presión y renunciar a nuestra fe resultaría en difamar su nombre. A los ojos de los observadores, tal proceder pondría en tela de juicio el valor inestimable de ser discípulo de Jesucristo.—Compare con Efesios 3:13; 2 Corintios 6:3-10.
UNA FORMA DE DISCIPLINA O ENTRENAMIENTO
48. ¿Cómo muestra 1 Pedro 4:17-19 que no estamos sin ayuda cuando sobrellevamos sufrimiento por causa de la justicia?
48 Hemos visto que, debido a su omnipotencia, Jehová Dios pudiera evitar que les sobreviniera sufrimiento injusto a los cristianos, pero que sí permite que les sobrevenga por buenas razones. Entretanto, el Altísimo nunca deja a sus siervos sin ayuda. Al desarrollar este punto, el apóstol Pedro escribe:
“Porque es el tiempo señalado para que comience el juicio por la casa de Dios. Ahora bien, si comienza primero por nosotros, ¿cuál será el fin de los que no son obedientes a las buenas nuevas de Dios? ‘Y si el justo con dificultad se está salvando, ¿dónde aparecerán el impío y el pecador?’ Así, pues, también los que están sufriendo en armonía con la voluntad de Dios sigan encomendando sus almas a un fiel Creador mientras están haciendo el bien.”—1 Pedro 4:17-19.
49. (a) ¿Desde cuándo ha estado bajo juicio la “casa de Dios”? (b) ¿Qué determina el veredicto final que se dicte?
49 Como “casa de Dios,” la congregación cristiana empezó en 33 E.C. A partir de ese tiempo sus miembros han estado bajo juicio divino. La manera en que responden a la voluntad de Jehová Dios, y la actitud, palabras y acciones de ellos para con lo que él permite que les sobrevenga, tienen mucho que ver con el veredicto final que él dicte. A veces lo que Jehová Dios tenga a bien permitir que ellos sufran puede parecer muy severo. Pero la persecución trae una forma de disciplina que Dios puede hacer que resulte para el bien de su pueblo.—Hebreos 12:4-11; vea también Hebreos 4:15, 16, donde se muestra que el sufrimiento que Jesucristo sobrellevó lo equipó para ser un sumo sacerdote compasivo y comprensivo.
50, 51. ¿Cómo ilustran las experiencias de José y Pablo que Jehová puede tornar en bendición la mismísima cosa que los hombres usen en un esfuerzo por perjudicarnos?
50 Puede que los hombres bajo el control de Satanás traten de destruir nuestra fe mediante el maltrato. Pero Jehová puede frustrar su objetivo inicuo. Sí, aunque él mismo odia el mal, nuestro Padre celestial puede hacer que lo que se use con la intención de perjudicarnos resulte en algún bien. Considere el caso de José, el joven hijo de Jacob. Sus medio hermanos lo odiaban y lo vendieron a la esclavitud. Por años José sufrió mucho, incluso encarcelamiento injusto. No obstante, más tarde Jehová Dios usó esta circunstancia para conservar viva a la familia de Jacob. Respecto a esto, José dijo a sus medio hermanos:
“Ahora no se sientan heridos y no se encolericen contra ustedes mismos por haberme vendido acá; porque para la conservación de vida me ha enviado Dios delante de ustedes. Pues éste es el segundo año del hambre en medio de la tierra, y todavía hay cinco años en que no habrá tiempo en que se are ni habrá siega. Por consiguiente, me envió Dios delante de ustedes a fin de colocarles un resto en la tierra y para mantenerlos vivos a ustedes por medio de una gran escapada. Así pues, no fueron ustedes los que me enviaron acá, sino el Dios verdadero, para nombrarme padre de Faraón y señor de toda su casa y como uno que domina sobre toda la tierra de Egipto.”—Génesis 45:5-8.
51 De modo parecido, cuando el apóstol Pablo se halló preso en Roma, esta circunstancia desfavorable sirvió para adelantar la causa de la adoración verdadera. En su carta a los Filipenses escribió:
“Ahora bien, quiero asegurarles, hermanos, que lo que me ha acontecido realmente ha resultado en adelantar la predicación de las buenas nuevas. Así, en toda la Guardia Imperial y en otras partes es de conocimiento general que es por Cristo que estoy en prisión, de modo que mi ejemplo ha animado en gran manera a la mayoría de los hermanos cristianos a declarar el mensaje de Dios sin temor alguno de las consecuencias.”—Filipenses 1:12-14, An American Translation, edición de 1944.
52. ¿Por qué no pueden el “impío y el pecador” esperar que han de aparecer delante de Dios y quedar bien?
52 Puesto que Jehová Dios permite que sus siervos leales sufran tratamiento severo para que demuestren su devoción y para refinarlos, ¿cómo pudiéramos imaginarnos que el “impío y el pecador” dentro de la congregación cristiana o “casa de Dios” pudieran siquiera ‘aparecer’ delante de Él y quedar bien junto con “el justo” dentro de la misma congregación? El salmista declara: “Los inicuos no se pondrán de pie en el juicio, ni los pecadores en la asamblea de los justos.” (Salmo 1:5) No, los inicuos no se pondrán de pie como aprobados, sino que serán condenados. Puede que se hallen en la asamblea de los justos, pero jamás ‘aparecerán’ con favor delante de Dios. Debido a lo que todos los creyentes tienen que afrontar en este mundo, el que por fin sean salvos para vida eterna requiere verdadero esfuerzo, amor y fe en el camino de la justicia. Por eso, alcanzan su salvación “con dificultad.” Por consiguiente, es menester que todos los miembros de la congregación cristiana (la “casa de Dios”) eviten ser ‘impíos’ y ‘pecadores’ en este “tiempo señalado” de juicio.—1 Pedro 4:17, 18; Proverbios 11:31.
53. (a) Al sufrir aflicción, ¿qué consuelo podemos derivar del hecho de que Jehová sea un “fiel Creador”? (b) ¿Cuál debe ser nuestra respuesta con relación a nuestros perseguidores?
53 Nos pueden sobrevenir pruebas que simplemente no podríamos aguantar con nuestra propia fuerza. Sin embargo, por más lamentable que se ponga nuestra situación, Jehová Dios puede sostenernos y deshacer por completo todo el daño que experimentemos. Cuando nos encomendamos de lleno a él, él puede fortalecernos por medio de su espíritu para que aguantemos bajo sufrimiento. Puesto que es, como declara Pedro, un “fiel Creador,” un Dios en quien podemos confiar, no resultará infiel a la promesa que ha hecho de acudir en socorro de sus siervos. (1 Pedro 4:19) Este conocimiento puede ayudarnos a evitar el error de responder para con nuestros perseguidores de un modo que deshonre a Dios. En vez de luchar contra ellos y pagar con la misma moneda, queremos seguir haciendo el bien.—Lucas 6:27, 28.
54. ¿Cómo nos humillamos bajo la mano de Dios, y de qué manera nos beneficia esto?
54 Si nos sometemos humildemente a lo que nos sobrevenga y mantenemos una disposición como la de Cristo, podemos confiar en que Jehová nos ensalce. Ninguna prueba continuará indefinidamente. Tendrá su fin. Siempre que nos comportemos en armonía con la voluntad divina mientras estemos sufriendo maltrato, permaneceremos bajo la mano de Jehová. Y esa mano puede levantarnos y ensalzarnos como siervos de él, probados y aprobados. Esto es lo que recomienda el apóstol Pedro: “Humíllense, por lo tanto, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los ensalce al tiempo debido; a la vez que echan sobre él toda su inquietud, porque él se interesa por ustedes.”—1 Pedro 5:6, 7.
55. Aunque no podemos huir de las pruebas, ¿de qué podemos deshacernos, y cómo?
55 ¡Cuán animador es saber que Jehová se interesa genuinamente por nosotros! Su amor reconforta nuestro corazón; su espíritu nos fortalece y sostiene. Entonces, cuando una prueba en particular ha pasado y nosotros miramos atrás y vemos el cuidado amoroso que hemos recibido de Jehová, nos sentimos atraídos a una más estrecha asociación con él. La situación pudiera compararse a la de un niño agradecido que durante un tiempo de enfermedad grave ha experimentado el amor y cuidado de padres solícitos. La experiencia fortalece mucho su confianza y amor. Es verdad que cuando las circunstancias son muy penosas no podemos simplemente huir de ellas. Pero sí podemos echar sobre Jehová Dios nuestra inquietud o preocupación. No hay razón para que nos acongojemos y nos preguntemos por cuánto tiempo pudiéramos soportar la paliza cruel de una chusma enfurecida, los asaltos sexuales de atacantes u otras atrocidades. Con la ayuda de nuestro amoroso Padre celestial, podemos aguantar y ganar una victoria moral sobre nuestros perseguidores por medio de permanecer fieles a nuestro Dios. La certeza de esto nos libra de la inquietud que de otro modo nos quitaría la paz mental y de corazón que tanto necesitamos para permanecer firmes ante las pruebas.
56. ¿Por qué no significa el que echemos nuestras inquietudes sobre Jehová que podemos adoptar una actitud de despreocupación acerca de la manera en que respondemos a las pruebas?
56 Sin embargo, el que echemos sobre Jehová nuestras inquietudes no quiere decir que entonces podemos adoptar una actitud de serena satisfacción o indiferencia. Tenemos un enemigo. “Mantengan su juicio, sean vigilantes,” escribió Pedro. “Su adversario, el Diablo, anda en derredor como león rugiente, procurando devorar a alguien.”—1 Pedro 5:8.
57. ¿Qué desea hacer Satanás?
57 En armonía con el consejo del apóstol, no nos conviene descuidar nuestra vigilancia mientras experimentamos aflicciones. El adversario está al acecho esperando una oportunidad para hacernos caer. Si Satanás puede hacer que dudemos de la fidelidad de nuestros hermanos o de alguna otra manera puede debilitarnos espiritualmente, lo hará. Si dejáramos de asociarnos con la congregación cristiana o dejáramos de expresar nuestra fe a otros, nos tragaría Satanás, el “león rugiente” que siempre se mantiene alerta para caer sobre la presa desprevenida.
58. ¿Qué conocimiento acerca de nuestros hermanos puede ayudarnos a permanecer fieles?
58 El que siempre recordemos que no estamos solos al aguantar bajo sufrimiento nos ayudará a mantenernos alerta. Por toda la Tierra, nuestros hermanos cristianos están soportando diferentes clases de aflicciones. Y, con la ayuda del espíritu de Dios, están teniendo buen éxito respecto a aguantar fielmente las pruebas. El reconocer esto nos ayudará a no ser víctimas de los lazos de Satanás, porque nos hará confiar en que nosotros también podemos aguantar en la fuerza que Jehová suministra. Por lo tanto, “pónganse en contra de él, sólidos en la fe, sabiendo que las mismas cosas en cuanto a sufrimientos van realizándose en toda la asociación de sus hermanos en el mundo.”—1 Pedro 5:9.
59, 60. ¿Cómo podemos sacar el mayor provecho de nuestras pruebas?
59 Puesto que Jehová Dios quiere que triunfemos y consigamos salvación, con confianza podemos acudir a él por ayuda. Al mismo tiempo, podemos aceptar lo que nos sobrevenga por permiso de Dios como disciplina valiosa que tiene como fin hacernos cristianos completos, plenamente desarrollados, fuertes en la fe. El apóstol Pedro expresa esto hermosamente, al decir:
“Después que ustedes hayan sufrido por un poco de tiempo, el Dios de toda bondad inmerecida, que los llamó a su gloria eterna en unión con Cristo, terminará él mismo el entrenamiento de ustedes, él los hará firmes, él los hará fuertes. A él sea la potencia para siempre. Amén.”—1 Pedro 5:10, 11.
60 Tal como Jesucristo sufrió por un poco de tiempo en la Tierra y entonces fue altamente ensalzado, así los discípulos del Hijo de Dios esperan con anhelo una recompensa gloriosa. Si el sufrimiento que nos sobrevenga por permiso divino nos hace más fuertes en nuestra adherencia a las normas bíblicas, y discípulos del Hijo de Dios más humildes, comprensivos y compasivos, se habrá cumplido el propósito para el cual se ha permitido esta forma de entrenamiento o amoldamiento. Para que así suceda, tenemos que confiar plenamente en nuestro Padre celestial, por estar convencidos de que cualquier cosa que él permita que venga nos ayudará finalmente a conseguir nuestro bienestar eterno y felicidad si nos sometemos a ello humildemente. (Romanos 8:28) Con el mismo espíritu que desplegó el apóstol Pedro, podemos levantar la voz y decir: ‘¡Gracias a Dios porque deja que se nos entrene mediante pruebas y porque nos ayuda a ser firmes y fuertes como siervos aprobados de él con vida eterna en mira!’