Sirviendo unidamente como asociación de hermanos
“Todos vosotros sois hermanos. . . . Ni os dejéis llamar guías, porque uno solo es Vuestro Guía: Cristo.”—Mat. 23:8-11, La Santa Biblia (E. M. Nieto, Ed. Paulinas).
1, 2. (a) ¿Qué ilustra lo difícil que se les hace a la mayoría de las personas el llevar una vida de servicio humilde como la del Hijo de Dios? (b) ¿Hicieron los apóstoles de Jesús este ajuste sin dificultad alguna?
NO ES fácil para la mayoría de las criaturas humanas imperfectas aceptar y aplicar el concepto de una vida de servicio humilde. Observe lo que ha sucedido en la cristiandad, donde hombres que afirman que son representantes de Cristo Jesús y siervos (o “ministros”) ordenados de Dios se ponen aparte de los miembros “comunes” de la congregación, los “legos.” Estos clérigos se consideran superiores al resto del rebaño y aceptan títulos que transmiten este sentido de superioridad. Pero no es así que se llega a la unidad verdadera.
2 Hasta entre los discípulos verdaderos de Jesús en el primer siglo, el ajustarse a esta enseñanza del Hijo de Dios no se efectuó sin sus dificultades. En varias ocasiones Jesús tuvo que corregir a sus discípulos porque estaban interesados en rango y tenían el deseo de obtener posiciones de superioridad.
3, 4. ¿Qué disputa tuvieron los discípulos de Jesús en camino a Capernaum, y por qué no sorprende esto?
3 Hacia el cierre del tercer año del servicio público de Jesús, sus discípulos, mientras caminaban de regreso a Capernaum, se envolvieron en una disputa. ¿Acerca de qué? El relato de Marcos dice: “Estando [Jesús] ya en casa, les preguntó: [‘]¿De qué ibais tratando en el camino?[’] Mas ellos callaban, y es que habían tenido en el camino una disputa entre sí sobre quién de ellos era el mayor de todos. Entonces Jesús, sentándose, llamó a los doce, y les dijo: [‘]Si alguno pretende ser el primero, hágase el último de todos y el siervo [ministro, NM] de todos.[’]”—Mar. 9:33-35, Sagrada Biblia, Ed. Herder.
4 ¿Increíble que, después de casi tres años de la enseñanza de Jesús, hicieran tal cosa? No, no cuando recordamos la imperfección humana de ellos y sus circunstancias. Pues su interés en la grandeza personal no reflejaba solo las tendencias de la carne imperfecta, sino también el fondo de circunstancias de sus tiempos. Una observación histórica acerca de las costumbres y actitudes que eran comunes entre los practicantes de la religión judía del primer siglo dice: “En todo punto, en la adoración, en la administración de la justicia, en las comidas, en todos los tratos, constantemente surgía la cuestión de quién era el mayor, y el evaluar el honor que correspondía a cada uno era una tarea que se tenía que cumplir constantemente y que se creía que era muy importante.”—Theological Dictionary of the New Testament, tomo IV, página 532; compare con Mateo 23:6, 7.
HACIÉNDOSE COMO NIÑITOS
5. ¿Qué consejo les dio Jesús para corregir su actitud incorrecta?
5 El relato que Mateo suministra del mismo incidente dice que Jesús llamó a un niño y lo puso enfrente de los discípulos y dijo: “Os digo que si no os hacéis otra vez semejantes a los niños, no entraréis en el reino de los cielos. Cualquiera, pues, que se humillare como este niño, ése será el mayor en el reino de los cielos. Y el que acogiere a un niño como éste, en nombre mío, a mí me acoge. Mas quien escandalizare a uno de estos parvulillos, que creen en mí, mejor le sería que le colgasen del cuello una de esas piedras de molino que mueve un asno, y así fuese sumergido en el profundo del mar.”—Mat. 18:1-6, Herder.
6. (a) ¿Qué idea de superioridad es posible que hayan tenido algunos de sus discípulos? (b) ¿Qué significaría para ellos el ‘hacerse otra vez semejantes a los niños’?
6 Sí, Jesús les mostró que su modo de pensar los estaba llevando por el camino incorrecto. Quizás Pedro, debido a la promesa de Jesús acerca de darle ciertas “llaves” del reino, pensó que disfrutaba de alguna superioridad sobre los otros discípulos. O pudiera ser que Santiago y Juan, por haber estado entre los tres que Jesús había escogido para que estuvieran con él al tiempo de la transfiguración en el monte, hubieran tenido ideas similares. (Mat. 16:19; 17:1-9) Sea cual haya sido el caso, Jesús les dijo a todos ‘que se hicieran otra vez semejantes a los niños,’ es decir, tan modestos, libres de pretensión o ambición como por naturaleza lo son los niñitos. No solo habrían de actuar como niños haciendo una exhibición exterior de estas cualidades, sino que habrían de ponerse estas cualidades, de modo que en realidad tuvieran el mismo espíritu que caracteriza a los niños humildes. Los niñitos no piensan en rango entre sí, sino que se consideran unos a otros como iguales. Y por eso, al grado que los discípulos de Jesús se pusieran humildad de corazón, al grado que se sintieran pequeños delante de Dios y sus hermanos, a ese grado serían grandes tocante a su reino.
7. ¿Cómo demostraría la manera en que ‘acogieran a los parvulillos’ la medida de su humildad, y qué hacía que esto fuera tan grave?
7 Una medida de su humildad sería la manera en que trataran a los que fueran espiritualmente semejantes a “nenes” en la verdad (debido a que se hubieran hecho discípulos poco antes), o los que fueran semejantes a niñitos en el sentido de tener poca prominencia o posición de responsabilidad entre ellos. Si alguno, en particular un anciano cristiano, fuese a desplegar presunción o a tratar a otros de modo mandón, podría ser una fuente de tropiezo para aquellas personas humildes. Esto ciertamente podría tener consecuencias graves para el que causara el tropiezo, como lo muestran las palabras de Jesús. Él estaría vigilando; también estarían vigilando los ángeles de Dios.—Mat. 18:6, 10; Rev. 2:23.
8. ¿De qué manera es cierto que el “que se porta como uno de los menores” es quien en realidad es grande entre los cristianos?
8 “El que se porta como uno de los menores [el menor, Herder; el más humilde, New American Bible, margen] entre todos ustedes es el que es grande.” (Luc. 9:48) Aunque esto era tan contrario al modo de pensar del mundo, ¿no hallamos que esto es cierto en nuestras relaciones con otros? ¿Quién es el más valioso para nosotros, a quien echaríamos de menos a mayor grado si fuese a abandonarnos o morir... al que muestra presunción y quiere que otros le muestren deferencia, o al que es muy considerado, útil y bondadoso? Claramente es a este último.
9. (a) ¿De qué maneras ejemplificó el apóstol Pablo este principio cristiano? (b) ¿Cómo manifestaron los hermanos que Pablo tenía un lugar grande en el corazón de ellos, y qué podemos aprender de esto?
9 Como hemos visto en el artículo anterior, el apóstol Pablo imitó el propio ejemplo de servicio humilde de Jesús. (1 Cor. 11:1) Hablando a los ancianos de la ciudad de Éfeso, Pablo pudo decirles con verdad: “Ustedes saben cómo me he portado desde el primer día que vine a Asia. Todo el tiempo estuve entre ustedes sirviendo al Señor con toda humildad, con muchas lágrimas y en medio de muchas pruebas que me vinieron . . . acuérdense que por tres años, de día y de noche, no dejé de aconsejar con lágrimas a cada uno de ustedes. . . . bien saben ustedes que trabajé con mis propias manos para conseguir lo necesario para mí y para los que estaban conmigo. Siempre les he enseñado que así se debe trabajar y ayudar a los que tienen necesidad, acordándose de las palabras del Señor Jesús, que dijo: ‘Más feliz es el que da que el que recibe.’” Con razón, al enterarse de que quizás no volverían a ver a Pablo, “todos lloraron [prorrumpió gran llanto, NM]” y también lo abrazaron y lo besaron. Él tenía un lugar grande en el corazón de ellos, no simplemente debido a que era apóstol, sino, más bien, debido a la clase de persona que era. Fue un ejemplo para todos los ancianos cristianos.—Hech. 20:18, 19, 31-37, Versión Popular; compare con 1 Corintios 2:1-5; 1 Tesalonicenses 2:5-9.
NO COPIANDO LOS CAMINOS DEL MUNDO
10. ¿Qué segunda ocasión hizo que Jesús diera consejo adicional sobre la humildad a sus discípulos?
10 Unos cuantos meses después de la disputa de los discípulos en cuanto a grandeza, a Jesús nuevamente le pareció necesario darles consejo. Sus discípulos visualizaban su reino como un régimen terrestre. (Hech. 1:6) Sabían que, bajo la monarquía israelita, los reyes se sentaban en tronos y tenían sus cortesanos de diferentes grados de honor. Veían a su alrededor en su propio tiempo a gobernantes mundanos y a otros hombres que ejercían poder sobre la gente. Por eso, dos de los apóstoles de Jesús, Santiago y Juan (con su madre y por medio de ella), solicitaron que Jesús les concediera ‘altas’ posiciones en su reino.—Mat. 20:20-23; Mar. 10:35-40.
11. ¿Estaban los demás apóstoles sin culpa en esto? ¿Qué consejo les dio Jesús?
11 Los condiscípulos de ellos se “indignaron.” Sin embargo la disputa anterior que éstos habían tenido en cuanto a grandeza mostraba que ellos mismos no estaban plenamente libres de la ambición. Por eso Jesús los llamó todos a sí y dijo: “Como ustedes saben, los jefes de las naciones las gobiernan como amos, y los grandes entre ellos les hacen sentir su autoridad [hacen sentir su importancia, NAB]. Pero no será así entre ustedes. Al contrario, el que quiera ser grande entre ustedes, debe servir [ser ministro, NM] a los demás; y cualquiera de ustedes que quiera ser el primero, debe ser el esclavo de los otros, así como el Hijo del Hombre no vino para que le sirvan, sino para servir, y para dar su vida como precio por la salvación de muchos.”—Mat. 20:24-28, VP.
12, 13. (a) ¿Por qué no debemos trasladar a la congregación cristiana métodos mundanos de administración que aparentemente tienen buen éxito? (b) ¿Cómo armoniza el consejo del apóstol en Romanos 12:2, 3, 10, 16 con el consejo de Jesús?
12 Sí, pudiera parecer la cosa natural el copiar los métodos de los gobernantes, ejecutivos y administradores mundanos. Pero Jesús dijo: “No será así entre ustedes” Sin importar el buen éxito patente de los poderosos y acaudalados del mundo y sus sistemas políticos y comerciales, éstos no habrían de ser el ejemplo orientador para la congregación cristiana.
13 En armonía con esto está el consejo posterior del apóstol Pablo: “No os acomodéis al mundo presente, antes bien transformaos mediante la renovación de vuestra mente.” Pablo evidentemente estaba pensando en el mismo problema sobre el cual aconsejó Jesús, pues pasó a decir: “Os digo a todos y a cada uno de vosotros: No os estiméis en más de lo que conviene; tened más bien una sobria estima según la medida de la fe que otorgó Dios a cada cual. Amándoos cordialmente los unos a los otros; estimando en más cada uno a los demás. . . . Tened un mismo sentir los unos para con los otros; sin complaceros en la altivez; atraídos más bien por lo humilde [pónganse al nivel de los humildes, VP; allanaos a los humildes, Nácar-Colunga; déjense llevar con las cosas humildes, NM]; no os complazcáis en vuestra propia sabiduría [no se crean sabios, VP].”—Rom. 12:2, 3, 10, 16, Biblia de Jerusalén.
14. (a) ¿Qué factores hacían muy importante el que los apóstoles de Jesús aprendieran bien la lección que les estaba enseñando? (b) ¿Qué relación tiene con la unidad entre los ancianos el requisito de no ser “terco”?
14 Puesto que los apóstoles de Jesús, como cuerpo, habían de servir de fundamento para la congregación cristiana cuando ésta fuese establecida, era sumamente importante que aprendieran bien la lección que él les enseñó. (Efe. 2:19, 20) Solo si desechaban las ideas de superioridad de rango entre sí podrían funcionar como un cuerpo unido, libres de contienda y rivalidad. (Compare con Romanos 12:4-8, 10; 1 Corintios 12:4-7, 12-25, 31; 13:1-3.) Es por eso también que uno de los requisitos para los que sirven en los cuerpos de ancianos de las congregaciones es que no han de ser ‘tercos.’ (Tito 1:7) El término griego aquí significa, literalmente, “que se agrada a sí mismo” (“presuntuoso,” Moffatt; “arrogante,” Versión Hispano-americana; BJ; “soberbio,” Moderna; “agresivo,” Phillips; “que se impone,” The Expositor’s Greek Testament). El requisito del apóstol, pues, exige que el anciano no sea “presumido” o “confiado en sí mismo” por tener una opinión muy elevada de sus propias aptitudes y juicio. Para la persona terca sería difícil el trabajar armoniosa y humildemente con otros como cuerpo. Y ella sería una fuente de dificultad a los que fueran miembros compañeros de esa persona en ese cuerpo.
15. ¿Cómo ayudarán las palabras inspiradas de Santiago 3:13 a los ancianos a evitar sentimientos de superioridad y de confianza en sí mismos?
15 Si un anciano cristiano empieza a creer que es superior a sus compañeros ancianos en sabiduría, haría bien en meditar en lo que el discípulo Santiago escribió en Santiago 3:13: “¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? Que muestre por su conducta excelente sus obras con una apacibilidad [modestia, New English Bible; humildad, VP] que pertenece a la sabiduría.” Sí, la persona genuinamente sabia es la que sabe lo suficiente como para saber que —por mucha experiencia y conocimiento que tenga— todavía sabe muy poco y tiene muchísimo que aprender aún. Sabe, también, que —por mucho que sepa— no hay ninguna persona de la que no pueda aprender algo, sea quién sea esa persona o por humilde que sea su posición. Trata a todas esas personas con debido respeto.
NINGUNA SEPARACIÓN POR MEDIO DE TÍTULOS DE SUPERIORIDAD
16. ¿Qué significa el título “Rabí,” y por qué no habría de aplicarse a ninguno de los discípulos de Jesús?
16 Solo tres días antes de su muerte, Jesús advirtió a sus discípulos que no imitaran a los escribas y fariseos en el amor de éstos a la prominencia. A estos hombres a menudo otros los llamaban “Rabí,” una palabra que significa, literalmente, “grande.” Era “un término para alguien que ocupa una posición elevada y respetada. . . . Así se reconoce que la persona a la que se llama Rabí supera en rango a la que se está expresando.” (Theological Dictionary of the New Testament, tomo VI, página 961) Sin embargo, Jesús dijo a sus discípulos: “Vosotros, empero, no os hagáis llamar ‘Rabí’, porque uno solo es para vosotros el Maestro; vosotros sois todos hermanos. . . . Ni os llaméis director [guía, Mod, margen; caudillo, NM], porque uno solo es vuestro director: Cristo. El mayor entre vosotros sea servidor [ministro, NM] de todos.” (Mat. 23:6-12, Straubinger) Apropiadamente, Jesús permitió que lo llamaran “Rabí.”—Juan 1:38, 49; 20:16; Mat. 26:49; Mar. 9:5.
17. (a) ¿A qué dan énfasis las designaciones bíblicas de aquellos a quienes se les asignan responsabilidades dentro de la congregación? (b) ¿De qué manera es cierto esto hasta de la designación “apóstol,” y por qué los así designados no tenían razón para sentirse superiores a sus hermanos?
17 Es notable que, en todas las designaciones de asignaciones dentro de la congregación cristiana después de la fundación de ésta en el Pentecostés —designaciones como “pastor,” “maestro,” “evangelizador,” y “profeta” (literalmente, el que hace declaraciones [Hech. 15:32])— más fuerte énfasis se coloca aquí en el objetivo de Cristo al dar estos “dones en la forma de hombres,” a saber, el de la edificación y unificación de la congregación, que en la posición oficial de esos “dones” humanos. (Efe. 4:12-16) Hasta la palabra “apóstol” significa simplemente “enviado,” es decir, alguien enviado como representante en una misión de servicio. Aunque aplicó de manera especial a los doce apóstoles que fueron personas nombradas directamente por el Hijo de Dios, también se usó para otros hombres que fueron enviados a misiones de servicio, a veces por congregaciones. (Compare con Hechos 13:1-4; 14:14; 2 Corintios 8:23.) Por eso, la designación “apóstol” daba énfasis a la asignación de servicio de ellos más bien que a posición o rango. Daba a entender confianza y seguridad depositadas en ellos, sí. Pero no elevaba a los “enviados” como superiores a aquellos a quienes servían, así como el que un amo enviara a su siervo a llevar un mensaje importante a otra persona no haría que el siervo fuera superior al recibidor del mensaje. Sin embargo, el recibidor estaría endeudado con el portador. También, los enviados tenían una responsabilidad para con los que los enviaban, fuese el cuerpo de ancianos de Jerusalén o el de cualquier otra congregación. Humildemente informaban sobre lo que habían hecho. (Compare con Juan 13:16; Efesios 6:21, 22; Colosenses 1:7; 4:7-9.) Por supuesto, los “enviados” temporeros no seguían siendo “apóstoles” por toda la vida como lo fueron los doce apóstoles de Cristo y Pablo.—Rev. 21:14; Efe. 2:20, 21.
“DONES EN LA FORMA DE HOMBRES”
18. ¿Qué dones dio el glorificado Cristo Jesús a la congregación cristiana, y con qué propósito?
18 Todos aquellos hombres, prescindiendo del servicio que prestaran, fueron dados a la congregación cristiana como “dones en la forma de hombres” por Cristo Jesús después de su ascensión a la presencia celestial de su Padre. (Efe. 4:8) Efesios 4:11-13 (HA) señala al propósito de todo esto, diciendo: “Y él mismo dio a unos, como apóstoles; a otros, como profetas; a otros, como evangelistas; a otros, como pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para una obra de servicio [preparó a los suyos para hacer su trabajo de servicio, VP], para edificación del cuerpo de Cristo; hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios, al hombre completo, a la medida de la mayor edad de la plenitud de Cristo.”
19, 20. (a) ¿De qué manera deberían trabajar para el logro de la meta deseada los hombres así ‘dados’? (b) ¿Cómo aclaró el apóstol Pablo la actitud correcta que todos éstos deberían mantener?
19 El servicio unido a Dios y su Hijo, por los que servían a la manera de “dones” y por todos sus condiscípulos, había de ser la meta de todos aquellos “dones en la forma de hombres.” Alcanzarían esta meta, no por ‘hacer sentir su importancia,’ por modos de mandón ni coerción, sino por medio de poner el ejemplo de servicio humilde, por dar de sí para el bien de todos. Por eso, en vez de que los de la congregación digan, de hecho: “‘Yo soy de Pablo’; otros . . . : ‘Yo soy de Apolos’; otros: ‘Yo soy de Pedro’; y otros: ‘Yo soy de Cristo,’” como decían algunos en Corinto, Pablo recalcó la correcta actitud que se debía adoptar cuando dijo a los hermanos de aquel lugar: “Todas las cosas pertenecen a ustedes: Pablo, Apolos, Pedro, el mundo, la vida, la muerte, el presente, el futuro, todo es de ustedes; además ustedes son de Cristo, y Cristo es de Dios.”—1 Cor. 1:12; 3:21-23, VP.
20 Sí, a pesar del espléndido servicio que desempeñó Pablo, tuvo siempre presente que él, también, era uno de los “dones en la forma de hombres,” y que, de hecho, ‘pertenecía’ a la congregación y no la congregación a él. (Compare con 2 Corintios 1:24.) Ciertamente el considerarse uno de esta manera no deja lugar para que ningún siervo de Dios obre como el “jefe” sobre sus hermanos, sea cual sea el servicio que desempeñe.
SIENDO COMO “EL MÁS JOVEN”
21. (a) ¿Cuándo y por qué le pareció necesario a Jesús aconsejar a sus discípulos una vez más acerca de lo necesario de desplegar humildad? (b) ¿Qué otros puntos sacó a luz esta vez?
21 Lo profundamente arraigado que está en el individuo humano el deseo vehemente de superioridad se puede ver en el hecho de que, en la última noche de su vida terrestre, a Jesús le fue necesario volver a declarar estos principios a sus apóstoles. Aquella misma noche estos hombres nuevamente se envolvieron en una controversia acalorada sobre cuál de ellos “parecía ser el mayor.” Repitiendo lo que ya les había dicho, y añadiendo a ello, Jesús dijo: “Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y a los que tienen autoridad sobre ellas se les llama Benefactores. Ustedes, sin embargo, no han de ser así. Antes el que sea mayor entre ustedes hágase como el más joven [el menor, NC], y el que actúe como principal como el que sirve [el que ministra, New World Translation]. Porque, ¿cuál es mayor, el que se reclina a la mesa o el que sirve [el que ministra, NW]? ¿No es el que se reclina a la mesa? Mas yo estoy en medio de ustedes como el que sirve.”—Luc. 22:24-27; compare con 2 Pedro 1:12-15.
22. ¿Qué significa el portarse uno como “el más joven,” y cómo se ilustra esto en los relatos bíblicos?
22 ¿Qué significaría actuar uno como “el más joven” o “el menor”? A menudo a los jóvenes se les asignaban tareas de menor prominencia que otras, aunque de todos modos necesarias. Por ejemplo, cuando tanto Ananías como su esposa expiraron por acción divina, fueron “los jóvenes” quienes los sacaron y los enterraron. (Hech. 5:5, 6, 10) El apóstol Pedro, después de instar a sus compañeros ancianos a servir de ejemplos humildes al rebaño, dijo: “De igual manera, ustedes, hombres de menos edad, estén en sujeción a los hombres de más edad.” (1 Ped. 5:1-5) A Timoteo, que era bastante joven en comparación con el apóstol Pablo, se le menciona entre los que servían a Pablo como sus “auxiliares” o “ayudantes” o ‘los que le ministraban’ (Hech. 19:22, NC; VP; HA; NW) Onésimo, el esclavo fugitivo, a quien Pablo en su edad avanzada llamó “mi hijo,” había ‘servido o asistido a Pablo,’ ‘ministrándole,’ como un hijo lo haría a un padre, mientras Pablo estuvo en prisión. (File. 9, 10, 13, NC; Mod; VP; NW; compare con 2 Timoteo 1:16-18.) Al trabajar humildemente junto con estos siervos de mayor edad y más experimentados de Dios, los jóvenes obtenían abundantes beneficios y entrenamiento.
23. ¿Son solo los jóvenes quienes deben desplegar tal humildad de mente?
23 Aunque pudiera parecer que sus tareas eran de poco honor o prestigio, el proceder de ellos es un proceder que ejemplifica la actitud correcta que toda persona debe tener, sea cual sea su edad. Por lo tanto, después de dar a los jóvenes el consejo de que estuvieran subordinados a sus mayores, el apóstol Pedro pasa a decir: “Pero todos ustedes cíñanse con humildad de mente los unos para con los otros, porque Dios se opone a los altivos [los que parecen superiores, Kingdom Interlinear Translation], pero da bondad inmerecida a los humildes.”—1 Ped. 5:5.
24. ¿Qué magníficos beneficios son resultado de este proceder, y cómo contribuye éste en gran manera a la unidad cristiana?
24 ¡Qué agradable es servir juntos cuando un espíritu de humildad y modestia reina en una congregación! ¡Qué fuerza hacia el que las personas trabajen juntas eficazmente como un cuerpo resulta ser el espíritu de la hermandad cuando los ancianos cristianos lo manifiestan y eliminan la tendencia hacia la altercación o debates acalorados, que son causa de desperdicio de tiempo! (1 Tim. 2:8) Ciertamente aquí hay mucho en lo cual podemos meditar todos. ¿Buscamos la grandeza genuina que proviene de tan humilde servicio impelido por amor fraternal? Mostrémosla cada uno mediante el ser útiles, considerados, interesados en todos, incluso los de condición humilde, concediéndoles a todos su debida medida de dignidad y valor personales. (Rom. 12:10, 15, 16) Así demostramos que somos verdaderos discípulos de Aquel que sobresale en servicio, el Hijo de Dios, Cristo Jesús.
[Ilustración de la página 340]
Para enseñar a sus discípulos que tuvieran humildad de corazón, Jesús les dijo que se hicieran como niños