Satanás—el genio del engaño
¿Cómo se hace patente su existencia? ¿Cuáles son sus métodos de engañar?
EL HACER que otros crean que no existe es el encubrimiento favorito de los criminales. Detrás de su frente engañoso el crimen organizado puede robar u oprimir a una comunidad con poco estorbo. Puesto que los criminales hallan que es tan útil este ardid engañoso en sus depredaciones, ¿no podemos sospechar que Satanás, el maestro criminal, de igual modo lo use? El hacer que otros crean que no existe ha sido uno de sus engaños más fructuosos. Le sirve de pantalla tras la cual ejerce su influencia libremente en los asuntos humanos. Pero el mundo moderno sigue su camino ciegamente, sosteniendo que él no es más que un sobrante del pasado supersticioso. En su sabiduría imaginada lo relega a la alacena del género humano repleto de mitos y leyendas.
Entre los más ardientes proclamadores de su inexistencia ha habido muchos clérigos que han argüido que él no es más que el mal que hay dentro del hombre. El bien conocido teólogo alemán Federico Schleiermacher sostuvo: “Permanece el problema de buscar el mal en uno mismo más bien que en Satanás.” H. L. Martensen, teólogo danés, declaró: “El principio malo no tiene en sí mismo personalidad alguna.” La teología de Albrecht Ritschl descarta por completo la creencia en el Diablo. Recientemente, el clérigo Eugenio E. Clark, de la Iglesia de Ciencia Religiosa, ridiculizó la existencia de Satanás, sosteniendo que “el único adversario que realmente existe puede hallarse dentro de nosotros.” Expresando este punto de vista popular, The Encyclopædia Britannica, Edición 11, declara: “Puede afirmarse confiadamente que la creencia en Satanás ya no se mira por lo general como artículo esencial de la fe cristiana, ni se considera como elemento indispensable de la experiencia cristiana.”
Esta actitud quizás le parezca razonable a este mundo sabido, pero es peligrosa. Desarma y crea una sensación falsa de seguridad. Deja al público enteramente expuesto a asalto y manipulación de parte de ese príncipe de iniquidad. Hace que sea fácil presa de sus engaños. Note lo que el libro Satan, publicado por Sheed y Ward, dice acerca de esto: “El triunfo del diablo estriba en eludir la comprensión directa del hombre. Él es la ambigüedad encarnada;. . .Es peligroso no creer lo suficiente en el diablo; porque el imaginarse que él no existe es hacerle el trabajo a él. . . .No es parte alguna de la sabiduría el no dar al enemigo la importancia que merece. Constituye estupidez el cultivar una ignorancia respecto al enemigo hasta el punto de cegarse a su existencia; porque al estar ciego es imposible hacer frente a un enemigo, mucho menos tenerlo a raya o conquistarlo.”
UNA PERSONALIDAD VERDADERA
A pesar de los esfuerzos de Satanás por disimular su existencia, él está claramente expuesto en la Palabra escrita de Dios. El hecho de que en ella se hace referencia a unos ángeles que se pervirtieron y a “inicuas fuerzas espirituales en los lugares celestiales” da motivo sustancial para concluir que Satanás tiene personalidad y que no es una abstracción que se llama el mal. (Efe. 6:12) Pedro identifica a estas inicuas fuerzas espirituales como “ángeles que pecaron.” (2 Ped. 2:4) Las actividades de éstos se manifiestan en las obras extrañas del espiritismo.
Cuando Jesús habló acerca de Satanás, él no usó palabras que sugirieran que estuviese hablando acerca del principio del mal, sino que sus palabras revelan que se refería a una personalidad mala que es “el gobernante de los demonios.” (Mat. 12:24) Dijo: “Ese era un asesino cuando principió, y no permaneció firme en la verdad, porque la verdad no está en él. Cuando habla la mentira, él habla de acuerdo con su propia disposición, porque él es un mentiroso y el padre de la mentira.” (Juan 8:44) Jesús claramente está hablando aquí de una personalidad que en un tiempo había servido a Dios, permaneciendo firme en la verdad. No puede decirse eso respecto al principio abstracto del mal. ¿Cuándo jamás “permaneció firme en la verdad”?
Cual león hambriento libre que acecha oculto en la hierba alta de la selva esperando devorar a alguien, Satanás anda merodeando para traer al incauto bajo su dominio y tragárselo en su vasta organización. “No pierdan su juicio, sean vigilantes. Su adversario, el Diablo, anda en derredor como león rugiente, tratando de devorar a alguien.” (1 Ped. 5:8) A los que insensatamente se persuaden de que no existe semejante enemigo se les conduce fácilmente a una posición de oposición a Jehová, el Soberano Supremo.
MÉTODOS DE OPERACIÓN
Ya que es una inteligencia sobrehumana, Satanás es un enemigo formidable que puede, fácilmente, sobrepujar a la mente humana más hábil en ejecutar maniobras. Sus ardides engañosos no muestran falta alguna de imaginación. Son muchos y grandemente variados. Algunos son tan sutiles que pueden torcer hábilmente el pensar de la persona de modo que ésta justifique como correctas cosas que ordinariamente sabe que son incorrectas. Sin que se dé cuenta de ello se le puede conducir a servir a Satanás.
El torturar y matar a personas devotas que difieren con la opinión religiosa popular es obviamente malo, pero muchísimas personas, desde el tiempo de la persecución romana del primer siglo hasta las inquisiciones nazi y comunista de nuestro día, lo han justificado como correcto. El razonamiento diabólico ha torcido su modo de pensar.
Desde el tiempo de su rebelión el propósito de Satanás ha sido el de apartar a los hombres de su Creador amoroso y oponerse a él y calumniarlo. Puesto que el perseguir y asesinar a los siervos de Dios sirve para adelantar los intereses inicuos de Satanás, él sería el causante de que el modo de pensar de los hombres se torciera hasta justificar crímenes contra los siervos de Dios. Jesús predijo esto cuando dijo: “Viene la hora en que todo aquel que los mate se imaginará que ha rendido un servicio sagrado a Dios.”—Juan 16:2.
Las páginas de la historia han sido empapadas de sangre inocente derramada por fanáticos religiosos cuyo modo de pensar había sido torcido por Satanás por medio de sistemas religiosos falsos. Sus corazones permanecieron endurecidos ante los gritos de los hombres, mujeres y niños a quienes desgarraron en sus diabólicas cámaras de tortura o asaron vivos en piras. Hicieron todo esto y más en el nombre de Dios. ¡Qué crímenes monstruosos asociaron con Dios! ¡Qué oprobio trajeron sus acciones al nombre de él! ¿Quién otro aparte de Satanás originaría la idea de que esto le rinde servicio a Dios? Sin saberlo sirvieron bien los intereses de Satanás.
Mediante engaños hábiles Satanás ha logrado usar como ministros suyos a hombres que pensaban que eran siervos de Dios y que exteriormente parecían ser hombres de justicia. “Porque tales hombres son apóstoles falsos, obreros engañosos, transformándose en apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque Satanás mismo sigue transformándose en un ángel de luz. No es por lo tanto gran cosa si sus ministros también siguen transformándose en ministros de justicia.”—2 Cor. 11:13-15.
Como ángel de iluminación falso, Satanás ha fomentado el cultivo de filosofías y teorías que defienden sus esfuerzos por calumniar al Soberano Supremo. En todas ellas está difundida la idea de que no hay Dios. Esta mentira atea ha sido repetida o insinuada tan a menudo que el modo de pensar de un gran porcentaje del género humano ha sido influido por ella. Se hace patente en el modo de pensar que afirma que el hombre es el resultado evolucionario de un accidente. Debido a que esta idea ha sido diestramente rodeada de un aura de respetabilidad por medio de la asociación con la ciencia, se hace referencia comúnmente a ella como si fuese un hecho probado más bien que una teoría no probada. Su intención obvia es la de eliminar de los pensamientos humanos la necesidad de un Creador. Esto cuadra bien con el propósito de Satanás de apartar de Dios a los hombres.
Con buena razón amonesta la Biblia: “Cuídense: quizás haya alguien que se los lleve como su presa por medio de la filosofía y el engaño vacío según la tradición de los hombres, según las cosas elementales del mundo y no según Cristo.” (Col. 2:8) La sabiduría mundana no es digna de confianza. Hay que cernerla con cuidado y con vigilancia para apartar los hábiles engaños de Satanás.
LA LIBERTAD
El amor del hombre a la libertad no ha escapado de ser instrumento en las manos de Satanás. Él lo ha usado para persuadir a humanos a violar leyes divinas y a rebelarse contra Jehová. Cuando el gran engañador habló a Eva por medio de una serpiente, la deludió o engañó de modo que ella se imaginara que tendría mayor libertad por medio de violar una ley de Dios. “No podrán menos que ser semejantes a Dios, conociendo el bien y el mal,” le dijo él. (Gén. 3:5) Ella fue engañada. En vez de hallarse independiente de Dios, halló la esclavitud y la muerte.
Satanás usa el mismo artificio hoy. Por medios sutiles él influye en el pensar mundano y hace que parezca ser cosa deseable el ser independiente de las leyes divinas. Se ridiculiza a las leyes de Dios disimuladamente como restrictivas de la libertad, gravosas y anticuadas. El modo de pensar mundano achica y frecuentemente justifica lo malo de actos inmorales que son prohibidos por Dios. Hasta se venden drogas para ayudar a remover los sentimientos de culpa provenientes de tales actos. Por medio del modo de pensar mundano Satanás estimula la idea rebelde de desprenderse de las normas de Dios sobre la moralidad y de juzgar cada uno por su cuenta lo que es bueno y lo que es malo. Es la misma mentira vieja que se le contó a Eva pero presentada de una manera menos conspicua. Esta búsqueda diabólica, este anhelo de librarse de las leyes de Dios para poder cada uno pensar y actuar según le plazca, no ha traído al hombre un mundo mejor.
Aun el campo del entretenimiento está colorido de esta idea de zafarse de las restricciones de las leyes morales de Dios. Los temas dramáticos tratan predominantemente de lo que es inmoral, criminal y violento. No se debe tener en poco el efecto que ejercen en el pensar de uno. Recientemente un comité de investigación procedente del Instituto para la Investigación de Comunicaciones de la Universidad de Stanford comentó acerca del entretenimiento en la televisión: “Hora tras hora pasaba esta procesión de violencia, así como debe pasar delante de nuestros hijos semana tras semana, y la cantidad e intensidad de ella hacen que uno pause.” Debería hacer que uno pause y piense acerca del efecto deletéreo que puede tener tanto en niños como en adultos. Debería ejercerse cuidado en la selección del entretenimiento para que ideas insidiosas que son destructivas al respeto a las leyes divinas no tengan oportunidad de ser metidas en mentes sensibles por medio de los golpes de la repetición. Esté alerta para reconocer el entretenimiento que refleja la influencia del modo de pensar torcido de Satanás.
EL PENSAR NACIONALISTA
La manera en que el modo de pensar inicuo de Satanás puede penetrar en el razonamiento humano en escala nacional se ve en lo dispuesto que están los hombres a justificar la incineración de ciudades enteras en el nombre de la guerra. Después de comentar que la raza humana está “predominantemente loca,” el Dr. Hugo Keenleyside, ex diplomático canadiense, dijo: “Podemos aceptar sin escrúpulos la idea de incinerar a centenares de miles o a millones de mujeres y niños a quienes bajo condiciones normales estaríamos gozosos de estimar, y en quienes hallaríamos dulzura y deleite: . .Estando locos, hemos inventado razones políticas y económicas y religiosas para justificar el quemarlos vivos.” La misma clase de razonamiento diabólico torció el modo de pensar de los nazis para justificar sus infames campamentos de exterminio.
El poder siniestro que está torciendo el modo de pensar de las naciones para que ideen un holocausto atómico las unas para las otras no se interesa en el bienestar del género humano. “Hemos hecho caso de la sabiduría de la serpiente,” dice el Times de Nueva York. “Hemos hecho descender fuego prometéico del cielo. Pero más bien que calentarnos el fuego nos consume.” Satanás está resuelto a continuar gobernando o de lo contrario arruinar al género humano, y él usa el nacionalismo para satisfacer sus fines nefandos. Las Escrituras dicen verídicamente: “El mundo entero está yaciendo en el poder del inicuo.”—1 Juan 5:19.
SALVAGUARDIAS
Puesto que los engaños de Satanás son tan hábiles y convincentes que casi extravían a “los escogidos” de Dios, no le conviene a usted ser descuidado o indiferente hacia ellos. (Mat. 24:24) Usted necesita salvaguardias. Dos de las mejores salvaguardias son el reconocer la existencia de Satanás y el tener conocimiento de los caminos y principios de Dios. El reconocer la existencia de Satanás es esencial para poder resistir con éxito su mala influencia en el modo de pensar de usted, y el conocimiento de los caminos y principios de Dios es vital para descubrir esa influencia. Todo cuanto tenga en el fondo el modo de pensar de Satanás estará fuera de armonía con los caminos y principios de Dios.
El tener amor a la justicia, fe en la Palabra de Dios y confianza en él para salvación puede servir como armadura protectora contra los hábiles ardides de Satanás. “Pónganse la armadura completa que proviene de Dios para que puedan mantenerse firmes contra las maquinaciones del Diablo.” (Efe. 6:11) Esté precavido en cuanto al modo mundano de pensar y su tendencia a justificar lo que es malo a los ojos de Dios. No reste importancia al poder y la destreza de Satanás. ¡Esté alerta! ¡Sea vigilante! Resista los esfuerzos de Satanás por moldear su pensar y por seducirlo mediante su astucia.—2 Cor. 11:3.