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Superintendentes... sean ejemplos excelentes para “el rebaño”La Atalaya 1981 | 15 de enero
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ser partícipes de los pecados de otros por medio de manejar correctamente los asuntos judiciales. Al tratar con casos de malas acciones, los ancianos deben ser misericordiosos cuando las circunstancias exijan misericordia, pero no deben permitir que continúe el pecar ni verlo como cosa de poca importancia. (Pro. 28:13; Sant. 2:13; compare con Judas 3-15, 22, 23.) Los ancianos nombrados tienen que ejercer cuidado para no dejar que influyan en sus decisiones la parcialidad, el sentimiento o la emoción al escuchar las declaraciones de los que hayan cometido algún mal, o el testimonio de otros. Al dejar que los principios bíblicos gobiernen en cualesquier decisiones que tomen en estos casos, los subpastores fieles se conservarán castos.
24. ¿Qué hará posible que los superintendentes se expresen como lo hizo Pablo en 1 Corintios 11:1?
24 Al llegar a ser ejemplos de todas las maneras consideradas en lo anterior, todos los fieles superintendentes cristianos pueden decir, con buena conciencia, como lo hizo Pablo: “Háganse imitadores de mí, así como yo lo soy de Cristo.” (1 Cor. 11:1) Aunque el apóstol estaba consciente de sus debilidades personales, pudo decir con confianza que estaba siguiendo a Cristo. Lo mismo es cierto hoy día de los superintendentes que se esfuerzan por satisfacer los requisitos de Dios.
Se anima a la congregación a hablar la Palabra con denuedo
25. Si se imita el buen ejemplo que dan los superintendentes cristianos, ¿qué resultados pueden producirse en la congregación debido a las bendiciones de Dios?
25 ¿Qué resultados podemos esperar de seguir el ejemplo provisto por los fieles subpastores del “rebaño de Dios”? ¡Bueno, a todos los de la congregación se les animará o estimulará a continuar hablando la palabra de Dios con denuedo a la vez que mantienen conducta excelente! (Hech. 4:29-31; 1 Ped. 2:12) El fruto del amor identificará a la congregación de modo inequívoco como una congregación compuesta de los verdaderos discípulos de Jesucristo, y esto atraerá a otros a asociarse con el pueblo de Dios. (Zac. 8:23; Juan 13:34, 35) Se desplegará fe activa a medida que se efectúen obras excelentes como el predicar las “buenas nuevas,” hacer discípulos y seguir el comportamiento piadoso. (Mat. 24:14; 28:19, 20) La entera congregación se mantendrá limpia, al dominar la castidad la vida de todos los que buscan la aprobación de Dios. Por lo tanto, sirvamos a Jehová juntos en fidelidad y apreciemos las bendiciones de que disfrutamos como pueblo de Dios. Y que nuestro amoroso Padre celestial continúe bendiciendo nuestros esfuerzos unidos a medida que trabajamos con superintendentes cristianos que son ejemplos excelentes para “el rebaño.”
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El león rugienteLa Atalaya 1981 | 15 de enero
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El león rugiente
EL RUGIDO del león es un sonido que causa tremenda impresión. Se puede oír por ocho kilómetros. Este poderoso sonido tiene dos razones. Es un medio de comunicarse con miembros distantes del grupo y también sirve de proclamación de derechos territoriales. Contrario a la creencia popular, el león no suele rugir cuando está a la caza de animales salvajes. Sin embargo, con frecuencia ruge cuando trata de hacer presa de animales domésticos en algún cercado. El aterrorizador sonido tiene como fin causar una estampida que derribe la cerca protectora y exponga a la presa.
Esto nos recuerda las palabras del apóstol Pedro. A compañeros cristianos él escribió: “Su adversario, el Diablo, anda en derredor como león rugiente, procurando devorar a alguien.” (1 Ped. 5:8) Como “ovejas” cristianas, seguras en la protección que suministra el “pastor excelente,” Cristo Jesús, hacemos bien en prestar atención a las palabras de Pedro. (Juan 10:14, 15) “Mantengan su juicio, sean vigilantes,” dice el apóstol, para que los rugidos amenazadores del Diablo no vayan a hacer que algunos, en pánico, huyan a una zona de peligro espiritual.
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