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“Con el propósito de dar un testimonio”La Atalaya 1972 | 15 de enero
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acerca de su fe a toda persona. También puede estar seguro de tener la ayuda del espíritu de Dios en este respecto, pues Jesús dijo a sus seguidores: “No son ustedes los que hablan, sino el espíritu santo.”—Mar. 13:11.
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1972 | 15 de enero
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Preguntas de los lectores
● ¿Quiénes fueron los “espíritus en prisión” a quienes predicó Jesús como se declara en 1 Pedro 3:19? ¿Cuándo les predicó? ¿Dio esta predicación una oportunidad para que se arrepintieran?—EE. UU.
En 1 Pedro 3:20 se dice que los “espíritus en prisión” habían sido “en un tiempo . . . desobedientes cuando la paciencia de Dios estaba esperando en los días de Noé.” En su segunda carta inspirada a los cristianos, Pedro se refiere a esos espíritus como “los ángeles que pecaron.” (2 Ped. 2:4, 5) Y el discípulo Judas añade: “A los ángeles que no guardaron su posición original, sino que abandonaron su propio y debido lugar de habitación, los ha reservado con cadenas sempiternas bajo densa oscuridad para el juicio del gran día.”—Jud. 6.
El hecho de que hubo ángeles que sí abandonaron su propio lugar de habitación antes del diluvio del día de Noé se revela en Génesis 6:2, donde leemos: “Los hijos del Dios verdadero empezaron a observar a las hijas de los hombres, que ellas eran bien parecidas; y se pusieron a tomar esposas para sí, a saber, todas las que escogieron.” Sí, estos hijos espíritus de Dios o ángeles tenían el poder de materializarse en forma humana, como lo manifiesta el hecho de que hubo ángeles fieles que lo hicieron bajo dirección divina para comunicar mensajes a ciertos hombres en la Tierra. (Gén. 18:1, 2, 8, 20-22; 19:1-11; Jos. 5:13-15) Sin embargo, cuando muchos ángeles abandonaron por su propia voluntad su lugar apropiado y servicio asignado en los cielos para tener relaciones carnales, estaban haciendo algo contrario a la ley de Dios. Se hicieron culpables de perversión, como se indica por el hecho de que Judas compare el pecado de estos ángeles con la perversión sexual de la cual fueron culpables los habitantes de Sodoma, Gomorra y ciudades circunstantes.—Jud. 7.
En cuanto al tiempo en que Jesús predicó a los “espíritus en prisión,” Pedro, después de indicar que Cristo había sido “hecho vivo en el espíritu,” pasa a decir: “En esta condición [es decir, la condición de Jesús como persona espíritu] también siguió su camino y predicó a los espíritus en prisión.” (1 Ped. 3:18, 19) Esto situaría la predicación de Jesús a ellos en el tiempo después de su resurrección a la vida espiritual. Y el hecho de que Pedro use el tiempo pretérito (“predicó”) sugiere que aquella predicación se efectuó antes que él escribiera su primera carta (alrededor de 62-64 E.C.).
The New English Bible vierte 1 Pedro 3:18, 19 como sigue: “En el cuerpo se le dio muerte; en el espíritu se le trajo a la vida. Y en el espíritu fue e hizo su proclamación a los espíritus aprisionados.” Con relación a esto debemos recordar que en la noche de la Pascua, antes de ser traicionado y arrestado, Jesús dijo a sus apóstoles: “Viene el gobernante del mundo. Y él no tiene dominio sobre mí.” “Y cuando ése [el espíritu de Dios] llegue dará al mundo evidencia convincente respecto al pecado y respecto a la justicia y respecto al juicio: . . . respecto al juicio, porque el gobernante de este mundo ha sido juzgado.” (Juan 14:30; 16:8-11) Considerando esto, el resucitado Jesucristo podía hacer una proclamación a los ángeles respecto al juicio ahora plenamente justificado contra los espíritus aprisionados. Eso era todo lo que les podía hacer a aquellos espíritus aprisionados, a saber, hacerles una proclamación respecto al juicio, con más fuerte razón que cuando en su condición de espíritu prehumano le había dicho al Diablo: “Que Jehová te reprenda.” (Jud. 9) No era entonces el tiempo en que el resucitado Jesucristo habría de abismar a los espíritus aprisionados. Cuando entró en el Santísimo del templo celestial para presentar el mérito de su sacrificio de rescate a Jehová y entonces se sentó a la diestra de Jehová, difícilmente sería lo apropiado el molestarse con los espíritus aprisionados y
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