La paz que viene después de la guerra desde el cielo
“Y yo vi un nuevo cielo y una nueva tierra, porque el cielo anterior y la tierra anterior habían pasado, y el mar ya no existe. Y él limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni tampoco habrá más duelo ni lloro ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.”—Apo. 21:1, 4, NM.
1. ¿Cuál es el propósito de Jehová para la tierra?
“LA TIERRA permanece para siempre.” Esta declaración inspirada prueba que es falsa la pretensión religiosa de que la tierra va a ser destruída. Jehová no creó la tierra para que fuera una tierra yerma sino que “para ser habitada la formó.” Este propósito divino anunciado desbarata la aseveración de que la tierra va a ser reducida a carbón por medio de fuego. El propósito de Jehová no es arruinar la tierra, sino salvarla. El Armagedón no la arruinará, sino que en vez de arruinarla ‘traerá a la ruina a los que están arruinando la tierra.’—Ecl. 1:4; Isa. 45:18; Apo. 11:18, NM.
2, 3. ¿Qué dice la Biblia acerca de la destrucción de los cielos y la tierra, y por qué no podría eso significar los cielos y tierra literales?
2 Pero ¿no es verdad que la Biblia dice que la tierra está reservada para fuego en el día de juicio? Sí, es verdad, y algunos pudieran concluir precipitadamente que esto contradice el otro texto que declara que la tierra permanece para siempre. Sin embargo, tal no es el caso, pues al leer la declaración acerca de fuego y tomar en cuenta lo que se está considerando allí, se hace patente que el planeta literal no es lo que se da a entender por “tierra”: “En tiempos antiguos había cielos y una tierra situada sólidamente fuera de agua y en medio de agua por la palabra de Dios, y por esos medios el mundo de ese tiempo sufrió la destrucción cuando fué anegado con agua. Pero por la misma palabra los cielos y la tierra actuales están guardados para fuego y se están reservando para el día de juicio y de la destrucción de hombres impíos. Empero el día de Jehová vendrá como ladrón, en el cual los cielos pasarán con un ruido de silbido, pero los elementos estando intensamente calientes serán disueltos, y la tierra y las obras en ella serán descubiertas. Siendo que todas estas cosas así serán disueltas, ¡qué clase de personas deben ser ustedes en actos santos de conducta y obras de devoción piadosa, aguardando y teniendo muy presente la presencia del día de Jehová, mediante el cual los cielos estando encendidos serán disueltos y los elementos estando intensamente calientes se derretirán! Pero hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos de acuerdo con su promesa, y en éstos la justicia habrá de morar.”—2 Ped. 3:5-7, 10-13, NM.
3 Primero esta declaración se refiere al diluvio del tiempo de Noé, cuando un antiguo mundo que consistía de cielos y tierra fue destruído por agua. ¿Destruyeron las aguas inundadoras al planeta literal, la Tierra? Por supuesto que no, pues Noé y su familia sobrevivieron al diluvio en un arca, salieron de ella cuando bajaron las aguas, y pusieron pie sobre la misma tierra en que habían estado antes del diluvio. La tierra literal sobrevivió al diluvio y permanece hasta este día, llevando las cicatrices de la experiencia que tuvo con el diluvio acuoso. ¡Y ciertamente el diluvio del día de Noé no destruyó los cielos literales que están suspendidos a muchos años luz encima de la superficie de la tierra! Sin embargo unos cielos y una tierra sí pasaron y fueron reemplazados por otros cielos y tierra, “los cielos y la tierra actuales,” y que son los que serán destruídos por fuego. Y para reemplazarlos están los “nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos de acuerdo con su promesa, y en éstos la justicia habrá de morar.” Así como los cielos estrellados y este planeta sobrevivieron al diluvio del día de Noé, así perdurarán a través de la destrucción ardiente del Armagedón, continuando en existencia y permaneciendo para siempre. E incidentalmente, ¿cómo pueden estos religiosos que insisten en dicho punto de vista literal ser llevados al cielo cuando la tierra sea quemada, puesto que aun “los cielos estando encendidos serán disueltos”?
4. ¿Cuáles fueron los cielos y tierra terminados por el diluvio, y qué cielos y tierra terminará el Armagedón?
4 ¿Cuáles, entonces, fueron los antiguos cielos y tierra que el diluvio quitó? “Cielos” se refirió a criaturas espirituales invisibles que se habían unido a Satanás en rebelión y se materializaron para cohabitar con las mujeres. Este arreglo fué terminado por el diluvio. “Tierra” significó las criaturas humanas inicuas que vivían sobre este planeta, y que fueron destruídas por el diluvio. Este punto de vista no es una interpretación arbitraria, privada, pues muy frecuentemente la Biblia usa la designación de un lugar o región para dar a entender los habitantes de él, así como hoy los hombres hablan de Rusia o Egipto o México y pueden dar a entender el lugar o la gente, dependiendo del contexto. Considere: “¡Oíd, cielos! y ¡escucha, oh tierra!” “Toda la tierra procuraba ver el rostro de Salomón, para oír su sabiduría.” “Cantad á Jehová, toda la tierra.” A los cielos y tierra físicos no se les dice que escuchen. No tienen oídos con que escuchar. Pero los ángeles que moran en el cielo pueden escuchar, y la gente que habitaba la tierra podía ir a oír a Salomón y podía cantar la alabanza de Jehová. Satanás y sus demonios todavía existen, aunque no en el mismo arreglo que antes del diluvio, y ellos son los cielos que serán derribados en el Armagedón. Los pueblos organizados en naciones opuestas a Jehová constituyen la tierra que será consumida por los juicios ardientes del Armagedón.—Isa. 1:2; 1 Rey. 10:24; Sal. 96:1, Val; Gén. 6:1, 2; 2 Cor. 4:4; Efe. 6:12; Apo. 12:9, 12; 20:1, 2.
5. ¿Quién ha abandonado a quién, y cuán bien ha manejado sus esfuerzos de paz el hombre?
5 Sólo después de eso vendrá la paz permanente a la tierra, a pesar de la opinión contraria de la mayoría de los hombres. Hoy muchas personas piensan que Dios no está interesado en la tierra, que él la ha abandonado. Razonan como muchos razonaron en el día de Ezequiel: “¡Jehová no nos ve! ¡Jehová ha abandonado la tierra!” Pero Jehová no abandonará a la tierra ni a los hombres obedientes que están sobre ella. Realmente, los pueblos de la cristiandad lo han abandonado a él: “Porque dos males ha hecho mi pueblo: a mí me han dejado, fuente de aguas vivas, labrando a pico para sí aljibes, aljibes rajados, que no pueden retener las aguas.” En vez de beber las aguas vivificantes de verdad contenidas en la Palabra de Jehová se dirigen a filosofías científicas y a proyectos políticos de los hombres. En vez de esperar que el reino de Cristo establezca la paz confían en la diplomacia humana y la guerra inhumana. Esta sólo siembra la semilla para conflictos futuros y aquélla está estancada por el egoísmo nacional. Mientras hablan de paz se preparan para la guerra. Dicen: “¡Paz! ¡paz! cuando no hay paz.” Con razón “¡los embajadores de paz lloran amargamente!”, porque sus negociaciones terminan con frustración y fracaso crónicos. Y la guerra, que nunca es solución, está llegando a ser una alternativa que cada vez es más peligrosa en esta edad atómica, como indicó el jefe de la Asociación británica para el progreso de la ciencia: “Tenemos que enfrentarnos a la posibilidad de que las repetidas explosiones atómicas resulten en un grado de radioactividad general que nadie pueda tolerar o evadir.” De modo que Jehová no está exagerando, ¿no es verdad?, cuando dice que tiene que detenerlos para que no ‘arruinen la tierra.’—Eze. 8:12; Jer. 2:13; 6:14; Isa. 33:7.
MUNDO PACÍFICO DESPUÉS DEL ARMAGEDÓN
6. ¿Por qué no será necesario volver a pelear el Armagedón más tarde?
6 La guerra desde el cielo no siembra ninguna semilla para algún conflicto futuro, pues es una guerra justa que no deja injusticia tras ella. La profecía declara: “¿Qué es lo que imagináis contra Jehová? él hará destrucción completa; no se levantará la aflicción segunda vez.” Jesús dijo que esta tribulación no ocurriría otra vez. (Nah. 1:9; Mat. 24:21) ¿Por qué debería volver a ocurrir? Todos los destructores de la paz habrán sido removidos de la tierra; sólo los amadores de la paz permanecerán. Todos ellos estarán dedicados al único Dios verdadero, Jehová, y serán guiados por Sus principios. Habrá unidad de pensamiento y acción. De seguro que no habrá entonces ninguna restauración del combate humano, cuando aun ahora en medio de este viejo mundo moribundo, combatiente y sangrante, la sociedad del Nuevo Mundo de Jehová disfruta del cumplimiento de esta profecía pacífica: “Forjarán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no levantará espada nación contra nación, ni aprenderán más la guerra.”—Miq. 4:3.
7. ¿Cuán bien han cumplido los hombres los propósitos originales de Jehová para la tierra?
7 Pero los “nuevos cielos y una nueva tierra” que reemplazan a “los cielos y la tierra actuales,” el “presente inicuo sistema de cosas,” efectuarán mucho más que simplemente eliminar el combate humano. En ellos se verá la realización de todos los propósitos de Jehová concernientes a la tierra: “Yo he hablado, también haré que suceda; me he propuesto, también lo haré.” El propósito original de Jehová no sólo fué hacer que la tierra fuera poblada con personas justas sino también que fuera hermoseada por ellas. Ellas habrían de cultivar, conservar y sojuzgar la tierra, cuidando de que estuviera revestida de vegetación que impidiera que el suelo sufriera de erosión y que no fuera ahogada por cizaña indeseable. Habrían de sojuzgar la tierra, sujetarla a su dominio, conservarla en un estado semejante a un parque y aun ejercer un dominio amoroso sobre los animales inferiores. ¡Cuán lejos han quedado los hombres de este mundo de lograr eso! A causa de voracidad comercial el hombre ha cortado los bosques de los cerros y ha dejado la tierra expuesta, para que se desgaste por el viento y la lluvia. Al cubrir de tierra los pastos de las llanuras arándolos el hombre ha convertido estos mares verdes undulados en inútiles áreas polvorientas. Algunos de sus voraces métodos mineros se llevan toda la tierra vegetal y dejan una ruina de campos cubiertos de peñas. Y cualquier vida animal que él no haya explotado pródigamente para ganancia financiera la ha sacrificado desenfrenadamente en deporte egoísta. ¡Qué confusión ha creado el hombre al mismo tiempo que ha desafiado el propósito de Jehová para la tierra! En vez de cultivarla la ha despojado, en vez de conservarla la ha perdido, en vez de sojuzgarla la ha arruinado, y en vez de dominar amorosamente a los animales los ha explotado egoístamente o los ha matado desenfrenadamente.—Gál. 1:4, NM; Isa. 46:11, AN; Gén. 2:15; 1:28.
8. ¿Cómo han manifestado los hombres falta de aprecio para la tierra como hogar suyo?
8 Los hombres no han manifestado ningún aprecio por su hogar terrestre. Con las garras de la voracidad han explotado sus recursos animales, vegetales y minerales, olvidando por completo las necesidades de generaciones futuras. Y aun mientras la tierra está siendo invadida y despojada la ganancia va a enriquecer a unos cuantos, y la mayoría sufre necesidad. El arruinamiento de la tierra se acelera en esta edad atómica. No se detiene con el saqueo de los recursos naturales, pues la habilidad de la tierra para sustentar la vida misma se perjudica. El uso de rayos mortíferos en la industria y medicina y la prueba de armas atómicas están contaminando la tierra, el mar y el aire, hasta que muchos científicos temen que la contaminación llegue al punto en que sea imposible que vida de forma alguna exista sobre la tierra. Aunque algunos religiosos enseñan que Jehová destruirá la tierra, los hechos declaran que el hombre es el que la amenaza. En vez de destruirla, Jehová vendrá a su rescate. Tiene que rescatarla de los hombres depravados, levantándose en el Armagedón para arruinar a los arruinadores de la tierra.
9. ¿Cómo tratarán la tierra después del Armagedón los hombres obedientes?
9 Sólo los hombres obedientes sobrevivirán a esa guerra de Dios el Todopoderoso. Apreciarán su hogar terrestre, y lo demostrarán cuidando la tierra en armonía con la voluntad divina. La cultivarán, la hermosearán, la convertirán en un paraíso global, todo bajo la dirección de los nuevos cielos invisibles. Las condiciones anteriores de hambre serán olvidadas a medida que la tierra produzca su fruto, sin que haya sequías o enfermedades de plantas o plagas de insectos que impidan la producción de cosechas. (Sal. 67:6, Val) La tierra que no se use para producir alimento será alfombrada con hierba y flores, arbustos y bosques, y suministrará lugares para descanso y recreación para el hombre y moradas para toda clase de pájaros y animales. La paz permanente florecerá entre el hombre y el reino animal al ejercer el hombre el dominio que Dios le ha asignado.
10. ¿Qué cambio debe venir antes de que cambie la conducta humana?
10 La ley de Dios estará en los corazones de los hombres. Sus principios estarán infundidos en sus mentes. Las conciencias entrenadas en la justicia guiarán en sendas de justicia y amor. Las reglas disminuirán en importancia a medida que las palabras y hechos broten de corazones llenos de justicia. La bondad no se legisla, sino que brota de adentro, espontáneamente, cuando los corazones están llenos del espíritu de Jehová. A pesar de muchas leyes buenas y principios gubernamentales, los hombres hoy día se dirigen a lo que es inmoral y malo, porque de corazones imperfectos y enfermos los hombres hablan y actúan, y de dichos corazones surgen muchas iniquidades. (Pro. 23:7; Mat. 12:34; 15:19) Antes de que pueda haber un cambio verdadero de ánimo y conducta, tiene que haber un cambio de corazón. Cuando los corazones estén llenos de amor a Jehová y respeto a su voluntad, caminos y pensamientos, entonces, y sólo entonces, se establecerán sobre la tierra la justicia y la paz.
11. ¿De qué no habrá más necesidad entonces?
11 Entonces no habrá más guerra, no habrá más prueba de armas, no habrá más conscripción y entrenamiento de hombres para combatir y matar. Los recursos que ahora son engullidos por la guerra se usarán para provecho del género humano y para el mejoramiento de la tierra. Ya no será necesaria la política internacional, porque todos serán un solo pueblo, el pueblo de Jehová, prescindiendo del color de la piel o de la ubicación geográfica. No habrá necesidad de doctores, porque no habrá enfermos; no habrá necesidad de empresarios de pompas fúnebres, porque no habrá muertos; no habrá necesidad de cárceles, porque no habrá criminales; no habrá necesidad de tribunales para divorcios, porque no habrá ningún divorcio; no habrá necesidad de orfanatorios, porque ¿quién viviría allí?
12, 13. ¿Qué profecía aplica directamente a las condiciones terrestres después del Armagedón, y qué cuadro describe?
12 Apocalipsis 21:1, 3, 4 (NM) testifica directamente acerca de las condiciones del Nuevo Mundo después que pasen “los cielos y la tierra actuales.” El versículo uno dice: “Y yo vi un nuevo cielo y una nueva tierra, porque el cielo anterior y la tierra anterior habían pasado, y el mar ya no existe.” No sólo habrán pasado los cielos gobernantes invisibles y los gobernantes terrestres visibles de este inicuo mundo, sino que también serán quitadas las masas del género humano alejadas de Dios, representadas por el mar inquieto y agitado. Ellas no pueden servir a dos amos; no pueden apoyar a Dios y también sostener al sistema de Satanás, sistema que es representado por una ramera. (Isa. 17:12, 13; Mat. 6:24; Luc. 21:25; Apo. 17:1, 15) Permaneciendo sobre la tierra estarán aquellos que ahora, antes del Armagedón, buscan la mansedumbre y la justicia, que estudian y obedientemente siguen la Palabra de Jehová. A ellos aplicarán después del Armagedón los versículos tres y cuatro del capítulo veintiuno del Apocalipsis: “Y Dios mismo estará con ellos. Y él limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni tampoco habrá más duelo ni lloro ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.”
13 Realmente, esta promesa en sí misma cubre todo. Si no habrá allí lágrimas, entonces no habrá tristeza, no habrá condiciones deprimentes u opresivas, nada sino contentamiento y felicidad. Si no habrá dolor difícilmente podría haber accidente alguno que lisie. No podría haber enfermedad si es que no habrá duelo, ni dolencia si es que no habrá lloro. Y no habiendo más muerte el género humano vivirá para siempre para disfrutar para siempre de las condiciones paradisíacas que habrá sobre el planeta Tierra, que permanecerá eternamente. Habiendo desaparecido la preocupación, dificultad, tristeza, enfermedad, dolor, guerra y muerte, ¿qué podría estropear la paz, contentamiento y satisfacción sublimes del nuevo mundo de justicia de Jehová? Seguramente que toda persona cuerda desearía conseguir la vida eterna en él.
14. ¿Qué objeción levantan algunos, pero con qué inconsistencia?
14 Sin embargo, por más extraño que parezca, algunos asombrosamente responden que ellos no desearían vivir en un mundo sin dificultades, alegando que sería insípido y falto de interés, arguyendo que la dificultad constituye un desafío que aviva la existencia. Pero estas personas son muy inconsistentes. En otras ocasiones se quejan amargamente diciendo que si Dios es todopoderoso por qué permite tanta dificultad en la tierra. Empero, ¿por qué se quejan así? ¿Por qué no están agradecidos a Dios por permitir la dificultad? ¿No dicen ellos que esta dificultad es lo que hace interesante su vida, lo que le pone fin a la pesadez? Y ellos no encuentran atractivo un nuevo mundo de justicia libre de dificultad. Por eso, ¿por qué deberían quejarse ahora porque Dios permite la dificultad que ellos sostienen que los hace felices? Realmente, son irrazonables y pueriles, al rehusar estar satisfechos sin importar lo que Jehová permita o haga. Jesús asemejó la generación de su día a niños que no querían jugar un juego gozoso ni un juego triste. No les gustó Juan porque él ni comía ni bebía; no les gustó Jesús porque él comió y bebió. Sólo querían desaprobar, estar descontentos y criticar. En la misma categoría insensata se hallan hoy día las personas que se quejan porque hay dificultades en este viejo mundo y que también se quejan porque no habrá dificultad alguna en el nuevo mundo.—Mat. 11:16-19.
15. ¿Qué impedirá que el nuevo mundo sea insípido?
15 El nuevo mundo no será insípido. No le hará falta dificultad y enfermedad y muerte para impedir que sea insípido. Habrá trabajo que hacer, y lo que se promete es que los hombres “agotarán el usufructo [disfrutarán por largo tiempo del trabajo, VA] de la obra de sus manos.” Habrá abundancia de trabajo, tanto mental como físico. El cultivar y conservar y sojuzgar la tierra será un proyecto absorbente, y el ejercer dominio amoroso sobre los animales inferiores dará placer conmovedor. Algunas mentes inventarán cosas, otras producirán cosas, y todavía otras usarán cosas. Habrá extensas variedades de trabajo, cada una con sus problemas que desafíen las facultades mentales y las habilidades manuales. La ociosidad y la monotonía no existirán, ni la pesadez que éstas producen.
¡HUYA A LAS MONTAÑAS AHORA!
16. En vez de acusar a Jehová de ser lento, ¿por qué debemos estar agradecidos por su paciencia?
16 Tampoco debemos permitir que exista la ociosidad ahora en nuestra vida, porque ella nos acarrearía la destrucción. A algunos les parece que Jehová es lento en cuanto a pelear el Armagedón y establecer el nuevo mundo. Pero él no está siendo lento, él está siendo paciente, y lo es para nuestra salvación: “Jehová no es lento respecto a su promesa, según lo que algunos consideran lentitud, sino que es paciente con ustedes porque no desea que ninguno sea destruído sino desea que todos vengan al arrepentimiento.” “¡Vivo yo! dice Jehová el Señor, que no me complazco en la muerte del inicuo, sino antes en que se vuelva el inicuo de su camino y viva. Volveos, volveos de vuestros caminos malos, pues ¿por qué moriréis?” Ahora es un período de tiempo especial que se permite para que los hombres huyan del viejo mundo condenado bajo Satanás y vengan bajo el nuevo sistema de cosas bajo Cristo, para fluir con la corriente de hombres de todas las naciones que está llegando al monte de Jehová.—2 Ped. 3:9, NM; Eze. 33:11.
17. ¿Por qué está este viejo mundo ciego y por qué puede compararse a un borracho?
17 Este viejo mundo está ciego a este mensaje, sordo a él, y no discierne lo peligroso de estos tiempos. ¿Por qué? A causa del velo que su dios tiende sobre él: “Si, ahora, las buenas nuevas que declaramos están de hecho veladas, están veladas entre los que están pereciendo, entre quienes el dios de este sistema de cosas ha cegado la mente de los incrédulos, para que la iluminación de las gloriosas buenas nuevas acerca del Cristo, que es la imagen de Dios, no penetre a través.” ¿Ha visto usted a un borracho? ¿Recuerda la mirada ofuscada, vaga y vidriosa de sus ojos? Él no puede ver claramente, pensar cuerdamente ni actuar seguramente. Sin embargo, pregúntele y él dirá que está sobrio y puede hacer cualquier cosa o todo con ejecución de máxima eficacia. Su condición está obscurecida, pero él no lo sabe. Así Satanás ha tendido un velo obscurecedor, estupefaciente, sobre las naciones de este sistema de cosas y las ha cegado sin que ellas lo sepan. Ellas creen que pueden ver claramente y oír sin ninguna dificultad y pensar cuerdamente, pero en realidad están borrachas con el vino de Satanás, su propaganda religiosa y política. Él ha tejido una gasa de mentiras y la ha impuesto sobre la mente de los hombres y la ha tendido cual velo sobre los ojos de las naciones, y a ciegas son conducidos a la matanza del Armagedón. Las propagandas de Satanás y las “expresiones inspiradas por los demonios . . . salen a los reyes de toda la tierra habitada, para juntarlos a la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso.”—2 Cor. 4:3, 4; Apo. 16:14, NM; Jer. 51:7; Apo. 17:2; 18:3.
18. ¿Cómo consideran los ciegos el mensaje que predicamos, pero qué es su sabiduría?
18 Pero ¿piensa usted que estas multitudes embaucadas y cegadas por el Diablo admitirían eso? ¡No lo admitirían, así como el borracho no admitiría su borrachera! Predíqueles la verdad, dígales acerca del sacrificio de Cristo, indique que su reino ha llegado, muéstreles la evidencia de que estamos en los últimos días de este viejo mundo, adviértales de la proximidad del Armagedón y explique cómo pueden ellos escaparse de perecer en él; y ¿qué les parece todo ello? “Es insensatez para los que perecen.” Este mundo engreído está cegado por la propia sabiduría que pretende tener, como la Biblia lo dice: “El mundo por su propia sabiduría no llegó a conocer a Dios.” Dado que el conocer a Dios significa vida eterna, y dado que es la sabiduría del mundo la que impide el adquirir este conocimiento vivificante, verdaderamente “la sabiduría de este mundo es insensatez.” Para escaparse de las coberturas de esta insensatez y conseguir visión y discernimiento a la luz de la Palabra de Jehová los hombres tienen que salir de detrás del velo que Satanás les ha ceñido sobre los ojos.—1 Cor. 1:18, 21; 3:19; Juan 17:3, NM.
19. ¿Dónde únicamente podemos escaparnos del velo cegador de Satanás?
19 Y ¿adónde pueden dirigirse para ser librados de este velo cegador? Sólo hay un lugar donde éste ha sido destruído: “Y destruirá en este monte la cobertura de las caras, la que cubre todos los pueblos, y el velo que está tendido sobre todas las naciones.” (Isa. 25:7) En el monte de Jehová, el territorio del Reino bajo Cristo, el velo de Satanás no existe y es a la protección que este monte brinda que se les dice a los hombres, mujeres y niños de todas las naciones que huyan ahora, y cientos de miles ya lo han hecho, y muchos otros miles están huyendo, y todavía otros miles más despertarán y huirán, y todos juntos sobrevivirán a la guerra que viene desde el cielo para disfrutar eternamente de la paz que ella trae a la tierra.