El amor que conduce a la vida
“El fruto del espíritu es: amor.”—Gál. 5:22
1. ¿Qué preguntas ilustran lo razonable de que los griegos usaran cuatro palabras para expresar amor? Y, ¿por qué debemos estar interesados en las respuestas?
EL DICHO dice que “los griegos tenían una palabra para expresar todo.” Y eso parece ser verdad cuando se trata del tema del amor, porque los griegos tenían, no solo una sino, cuatro palabras para expresar la idea del amor considerado desde diferentes ángulos: eros, storgé, filía y agape. Esto es razonable, porque el amor es una cualidad muy compleja, y usted solo necesita pausar aquí y tratar de definirlo usted mismo a fin de convencerse de que esto es verdad. ¿Qué, realmente, es el amor? ¿Es solo una sensación, un impulso? ¿Tiene que estar acompañado de cariño, y puede desplegarse solo hacia aquéllos por quienes sentimos admiración, atracción, o por lo menos algo de afecto, a causa de las cualidades que poseen? ¿Podría usted amar a alguien aunque no le gustara? ¿Cuál es la fuente de la cual brota el amor? ¿Es el corazón o la mente o ambos? Y, finalmente, ¿qué medios hay, si hay algunos, por los cuales se puede medir el amor para probar su autenticidad y valor? Necesitamos saber esto, porque, así como “no es oro todo lo que reluce,” así todo lo que parece amor no siempre es amor. Podría ser tan falso como el último beso de Judas, tierno pero traicionero.—Mar. 14:44, 45.
2. ¿Qué muestra que el amor puede ser enseñado?
2 “El amor es la lección más dura del cristianismo; pero por esa razón, debe ser nuestra mayor preocupación el aprenderlo.” Así escribió Guillermo Penn, el fundador del estado de Pensilvania. Aunque quizás parezca raro el pensar en el amor como algo que se enseña, no obstante, la Biblia claramente muestra que se puede enseñar. (1 Tes. 4:9, 10) La palabra “discípulo” literalmente significa un aprendiz o un alumno, y el Hijo de Dios en la noche antes de su muerte, dijo a aquéllos a quienes había entrenado y enseñado: “En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre ustedes mismos.”—Juan 13:35.
3. (a) ¿Por qué es el amor genuino la marca distintiva de los cristianos verdaderos? (b) ¿Qué peligro existe hoy en día para la congregación cristiana?
3 El amor de esa clase ha de ser raro, tan raro que haría a los verdaderos alumnos o discípulos de Jesús resaltar entre todas las otras personas sobre la Tierra y ser su marca distintiva. Lo hizo en el día de Jesús; ¿lo hace hoy en día? Vea los diarios, escuche los informes por la radio, o solo examine la escena alrededor de usted dondequiera que esté ahora. ¿No ve usted lo que el apóstol Pablo dijo que usted vería, cuando escribió: “Mas sabe esto, que en los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, . . . desobedientes a los padres, desagradecidos, desleales, sin tener cariño natural, . . . sin amor de la bondad, . . . hinchados de orgullo, amadores de placeres más bien que amadores de Dios, teniendo una forma de devoción piadosa mas resultando falsos a su poder; y de éstos apártate”? (2 Tim. 3:1-5) Si hasta Jesús predijo que la falta de amor verdadero sería tan grande que hasta su propia congregación cristiana sería gravemente afectada. Recuerde, no fue del mundo en general sino de sus propios seguidores profesos en el tiempo del fin que él dijo: “Y por el aumento del desafuero se enfriará el amor de la mayor parte.” Eso significa peligro.—Mat. 24:12.
4. ¿Qué es el sentimiento, y la experiencia de quién ilustra que éste no es lo mismo que el amor genuino?
4 ¿Qué clase de amor tiene usted? ¿Lo distinguiría, lo distingue a usted, de la gente en general y lo identifica como seguidor, discípulo o alumno de Cristo Jesús? O, ¿es su amor principalmente asunto de sentimiento? El sentimiento se define en el diccionario como “una actitud, pensamiento o juicio afectado o impulsado por sensación.” Muchas personas obran en armonía con una sensación o emoción impulsiva y hacen o dicen ciertas cosas que creen que son expresiones de amor. El apóstol Pedro en sus días primitivos como discípulo se inclinó hacia tales actos, y esto lo metió en dificultades en varias ocasiones. Por eso, cuando Jesús les dijo a sus discípulos en cuanto a sus futuros sufrimientos y muerte, Pedro impulsivamente llevó a Jesús a un lado y le hizo fuertes objeciones, diciendo: ‘Ten consideración de ti, Señor; tú absolutamente no tendrás este destino.” ¿Aceptó Jesús este llamamiento emocional como una expresión de amor genuino? El relato dice: “Mas él, dándole la espalda, le dijo a Pedro: ‘¡Ponte detrás de mí, Satanás [opositor]! Me eres un tropiezo, porque tú no piensas los pensamientos de Dios, sino los de los hombres.’”—Mat. 16:21-23.
5. ¿Qué controla a la persona sentimental, y cómo es superior el amor verdadero?
5 El sentimiento permite que la sensación más bien que la verdad domine a la mente; y puesto que el sentimiento confía en que la sensación encuentre su camino, es como una persona ciega. La persona sentimental, de hecho, cierra los ojos a la necesidad de pensar lógicamente y de considerar las cosas para determinar lo que realmente servirá los mejores intereses de la otra persona o producirá los mejores resultados para todos los interesados. El amor genuino, en contraste, considera las cosas con largo alcance y no permite que la emoción se apodere de las riendas y se desvíe por senderos inciertos. Se asegura de que cualquier emoción o sensación que surja se use para dar fuerza en la dirección correcta, que la mente ya ha escogido.—Rom. 8:5-8.
6. (a) ¿Qué puede hacernos comprender en cuanto a ello nuestro propio modo de pensar sano sobre el tema del amor? (b) ¿Por qué la honradez nos obliga a admitir nuestra necesidad de guía divina al expresar amor?
6 Pero sobre todo, el amor piensa “los pensamientos de Dios.” Reconoce la verdad de su declaración de que “como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que los caminos de ustedes, y mis pensamientos que los pensamientos de ustedes.” (Isa. 55:9) Nuestras propias facultades de raciocinio quizás nos digan que la familia humana fue hecha obviamente para tener interdependencia, que todos tenemos necesidades, físicas, mentales y espirituales; y que, aunque podemos satisfacer algunas de estas necesidades nosotros mismos, tenemos que confiar en los que nos aman para que satisfagan las otras, y que es solo cuando tales necesidades se satisfacen que puede haber felicidad. La lógica puede decirnos que una persona amorosa sería la que discerniera tales necesidades y se esforzara por satisfacerlas al grado de su habilidad, y que, puesto que tal habilidad está limitada, su amor la impulsaría a determinar las necesidades más importantes y concentrarse en ellas. Nuestra inteligencia pudiera decirnos que se tendría que considerar muchos factores y circunstancias, y que el amor verdadero no se determinaría por lo que nosotros mismos prefiriéramos hacer por otro, ni por lo que otros pensaran que debiera hacerse, ni aun por lo que la persona misma quisiere hacer al instante, sino, más bien, por lo que los hechos muestren ser para su bienestar futuro. El modo de pensar razonable quizás también nos diga que, además de todo esto, el amor requeriría un anhelo sincero de hacer esto para la otra persona. No obstante, si somos honrados admitiremos que necesitamos “los pensamientos de Dios” para que nos digan cómo podemos satisfacer de la mejor manera las necesidades de otros, cuáles son verdaderamente sus mayores necesidades, y qué resultará para sus mejores intereses tanto ahora como en el futuro, así como para edificar en nosotros el deseo de hacer estas cosas. Jamás fracasaremos si acudimos a él, porque “toda dádiva buena y todo don perfecto es de arriba, porque desciende del Padre de las luces celestes, y con él no hay la variación del giro de la sombra.”—Sant. 1:17.
EL AMOR EN EL IDIOMA GRIEGO
7. ¿Cuál es el significado básico de cada una de las cuatro palabras griegas para “amor”?
7 Aquí es donde los griegos y sus cuatro palabras para amor vuelven a figurar en el asunto. En tiempos bíblicos los griegos usaban la palabra eros para describir lo que hoy en día llamaríamos amor romántico, o amor entre los sexos. El amor entre los de la misma familia, como el amor de los padres a un hijo, se expresaba por la palabra storgé. La palabra filía transmitía la idea de cariño que se sentía por amigos, un amor caracterizado por afecto o apego debido a la atracción mutua de personalidades. Finalmente, usaron la palabra agape para expresar el amor que se basa en principios y que resulta del ejercicio deliberado del juicio y la voluntad de uno, un amor libre de intereses egoístas.
8. (a) ¿A quién le debemos el entendimiento claro de estas palabras? (b) ¿Cómo muestra el uso que hacen ellos de la palabra agape que éste es el amor que conduce a la vida?
8 Los griegos nos dieron las palabras pero, extrañamente, fueron los hebreos, escribiendo en griego, quienes nos dieron el entendimiento más claro de su significado. Estos fueron los escritores de las Escrituras Griegas Cristianas de la Biblia, y el entendimiento claro que nos dieron se debe principalmente a su uso singular de la palabra agape, que se refiere al amor que se basa en principios (más bien que en atracción física, relación de familia, o compatibilidad de personalidad). De hecho, el Douglas’ Bible Dictionary nos dice que agape es “una de las palabras menos comunes de los escritos griegos clásicos.” Por eso, aunque Platón, Sócrates y Aristóteles por rareza usaron la palabra, Pedro, Pablo, Juan y los otros escritores de los libros desde Mateo hasta Revelación la usaron como nunca se había usado antes. En sus escritos la palabra eros no aparece, storgé aparece solo tres veces, y el verbo fileo aparece menos de cien veces, pero la palabra agape se encuentra unas 250 veces en las Escrituras Griegas. El apóstol Juan la usó cuando escribió: “Dios es amor [agape].” (1 Juan 4:8) Citó a Jesús como usándola cuando dijo que sus discípulos serían conocidos si ‘tenían amor [agape] entre ellos mismos.’ (Juan 13:35) Pablo la usó cuando dijo que el “fruto del espíritu es: amor [agape].” (Gál. 5:22) Y puesto que es el “que está sembrando teniendo en mira el espíritu, [el que] segará del espíritu vida eterna,” llega a ser asunto de vida o muerte para nosotros el aprender esta clase de amor basado en principios producidos por el espíritu de Dios. (Gál. 6:8) Así es exactamente la manera en que el apóstol Juan lo expresa cuando dice: “Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, porque amamos [agapao, una forma verbal de agape] a los hermanos. El que no ama permanece en muerte.”—1 Juan 3:14.
9. (a) ¿Qué punto en cuestión surgió debido a la falta de amor temprano en la historia humana? (b) ¿Cómo reaccionó Jehová Dios a tal expresión de egoísmo?
9 ¿Cuáles son los principios con los cuales obra este amor altruista? En su Palabra escrita Dios nos revela el gran punto en cuestión de la soberanía universal que surgió cuando uno de los hijos espíritus de Dios se volvió contra su Creador y maliciosamente mintió en cuanto a él a la primera pareja humana en Edén para ganárselos, aun a costa de la propia vida de ellos. El primer hombre, Adán, solo mostró amor erótico, deseo carnal por su esposa, Eva, y le volvió la espalda a su Padre celestial para unirse a ella en su desobediencia. Al despreciar su posición justa con Jehová Dios y al perder su perfección humana drásticamente redujo su habilidad para mostrar algún amor verdadero a su esposa. Inevitablemente sus hijos nacerían imperfectos, con pecado innato, y en una condición moribunda como él mismo. Pero ante toda esta ingratitud egoísta el propio amor de Jehová no se amargó. Aun cuando pronunció sentencia justa sobre los tres rebeldes simultáneamente anunció su propósito de producir con el tiempo una Descendencia que acabaría con todo el mal que el adversario de Dios había comenzado. Este tema predomina a través de toda la Biblia al seguir el desarrollo de las cosas de Dios a través de cuatro mil años hasta el tiempo en que envió a su Hijo más amado a la Tierra, ante todo para apoyar el lado de su Padre del punto en cuestión y demostrar integridad inquebrantable a él como el Soberano Legítimo, y luego para satisfacer la necesidad más grande de la humanidad: la provisión de un rescate para exonerarla de la condenación de pecado y muerte y así reconciliarla con su Padre celestial.—Gén. 3:14-24; Juan 3:16, 36.
10. (a) ¿Qué expectativas ofrecen las profecías de la Biblia a los que muestran amor genuino hoy en día? (b) ¿En qué actividad los impulsaría el amor a participar?
10 La Biblia también muestra que estos beneficios serán extendidos a los hombres y mujeres obedientes y amorosos por medio de un gobierno del Reino dominado por Cristo Jesús, y que esto resultará en un orden enteramente nuevo para esta Tierra; el viejo orden fundado sobre egoísmo, violencia y desobediencia a Dios siendo eliminado en la guerra universal del Armagedón. Las profecías bíblicas se combinan con los acontecimientos y condiciones del día presente para atestiguar que ahora vivimos en el “tiempo del fin” de ese viejo orden desde 1914, y que nuestra generación en breve verá la Tierra limpiada de odio, codicia, contienda, asesinato, robo, opresión, adulterio, calumnia, y todos los otros frutos de un mundo sin amor y desprovisto del espíritu de Dios. (Mat. 24:7-14, 33-35; Gál. 5:21) Esto también muestra que, aunque el amor de muchos de los que afirman ser discípulos de Jesús se ‘enfriaría,’ otros aguantarían y harían un trabajo sumamente amoroso. ¿Cuál sería éste? Jesús dijo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”—Mat. 24:14.
11. ¿Quién verdaderamente nos enseña el significado verdadero del amor?
11 Ahora podemos ver por qué 1 Juan 4:19 dice: “En cuanto a nosotros, amamos, porque él nos amó primero.” El conocimiento de los hechos y propósitos amorosos de Dios suministra el verdadero entendimiento del amor y nos debe impeler más que cualquier otra cosa pudiera hacerlo. Puesto que el hombre fue hecho originalmente a la imagen de Dios, es nuestra obligación expresar un amor como el suyo.—Gén. 1:26, 27.
AMOR ROMÁNTICO
12, 13. (a) ¿Pasa por alto la Biblia o rechaza al amor entre los sexos, y cómo lo sabemos? (b) ¿Qué necesita tal amor romántico para que sea un factor contribuyente a la felicidad, y cómo se ve esto en el caso de los antiguos griegos y romanos?
12 Ante todo considere el amor entre los sexos, que los griegos llamaban eros. Quizás usted se pregunte qué relación puede haber entre tal amor y el amor basado en principios (agape) acerca del cual hemos escrito. Es verdad, los escritores cristianos no usaron la palabra eros, pero no obstante la Biblia sí considera tal amor y lo hace con lenguaje llano, franco, como tiene que admitir cualquiera que lea el relato en Génesis de Adán y Eva, de Isaac y Rebeca, de Jacob y Raquel, o el libro del Cántico de Salomón, o el consejo en Proverbios 5:15-19. Pero tal amor no es deificado. Aunque leemos que Rebeca era “de apariencia muy atractiva” y que Raquel era “hermosa de forma y hermosa de semblante,” no obstante la Biblia muestra que su verdadera belleza consistía en su devoción al Dios verdadero Jehová y en su devoción como esposas a sus esposos. (Gén. 24:16; 29:17) En las Escrituras Cristianas el apóstol Pablo da consejo muy franco sobre el amor marital en su primera carta a los corintios, 1 Co capítulo siete, y ciertamente no hay nada “remilgado” en cuanto a tratar él el asunto.
13 Pero en todo lo que dice la Biblia, se aclara este hecho: Tal amor romántico puede contribuir a la felicidad solo cuando se controla, no cuando se adora; y, para controlarlo, necesitamos el amor que se basa en principios. Hoy en día todo el mundo parece estar cometiendo el mismo error que los griegos antiguos. Adoraban a Eros como dios, se inclinaban ante su altar y le ofrecían sacrificios. Los romanos hicieron lo mismo con Cupido, la correspondencia romana de Eros. Pero la historia muestra que tal adoración del amor sexual solo acarreó degradación, disolución y desenfreno. Quizás por eso los escritores de la Biblia no usaron esa palabra.
14. ¿Cómo podría el amor que se basa en principios resolver los problemas maritales más difíciles, y hasta los íntimos?
14 Hoy en día los problemas de incompatibilidad están haciendo que la proporción de divorcios suba vertiginosamente en muchos países, y en algunos estados de los Estados Unidos de Norteamérica la proporción ahora subsiste en un divorcio por cada dos matrimonios. ¡Cuán grande es la necesidad del amor que se basa en principios! Hombres y mujeres podrían hallar la solución a algunos de los problemas más íntimos del matrimonio recordando que el amor [agape] “no se porta indecentemente, no busca sus propios intereses, no se siente provocado.” (1 Cor. 13:5) Las raíces de la contienda y las reyertas maritales podrían quitarse por el consejo equilibrado que da Pablo: “Sin embargo, también, que cada uno de ustedes individualmente ame [agapao] a su esposa así como se ama a sí mismo; por otra parte, que la esposa le tenga profundo respeto a su esposo.” (Efe. 5:33) Donde un esposo y una esposa tienen tal amor su mira será, no el poseer, sino el compartir. En vez de pensar en términos de “yo,” “mí,” “mío,” pensarán en términos de “nosotros,” “a nosotros,” “nuestro.” Cada uno tratará de conocer las necesidades y anhelos del otro y luego usará amorosamente este conocimiento para la felicidad del otro.
EL AMOR DENTRO DEL CÍRCULO DE LA FAMILIA
15. ¿Cómo se expresa el amor por la palabra storgé ahora en un tiempo de crisis, y qué se necesita para protegerlo?
15 ¡Qué cosa deleitable es una familia unida, amorosa! Tiene una belleza singular, un encanto que hace que el tiempo que se emplea dentro de sus confines sea un verdadero placer. A este cariño natural (storgé en griego) mutuo de los miembros de la familia se refirió Pablo para recalcar la relación estrecha de familia que debe existir entre los cristianos. (Rom. 12:10) Pero también predijo que en nuestros tiempos los hombres en general carecerían de este “cariño natural.” (2 Tim. 3:3) El círculo de la familia de antaño ciertamente se está rompiendo hoy en día bajo las premuras del modo de vivir del día moderno. En cada vez más casos las familias ya no comen juntas, ni se reúnen en la sala para disfrutar de la asociación mutua. La delincuencia, tanto de adultos como de jóvenes, continúa dividiendo hogar tras hogar. Esto es a causa de que solo el cariño natural no puede resistir las tensiones del día presente. Pero el amor que se basa en principios puede mantener junta a la familia, porque el “amor [agape] . . . es un vínculo perfecto de unión.”—Col. 3:14.
16. ¿Qué consejo bíblico se da a los padres que toman a pechos los intereses de la vida de sus hijos?
16 Ustedes, padres, ¿quieren que sus hijos los amen a ustedes y que sean como aquellos a quienes la Biblia habla, diciendo: “Hijos, sean obedientes a sus padres en unión con el Señor, porque esto es justo: ‘Honra a tu padre y a tu madre’; que es el primer mandato con promesa: ‘Para que te vaya bien y dures largo tiempo sobre la tierra.’”? ¿Quieren ustedes que ellos consigan la vida eterna en la Tierra paradisíaca bajo el reino de Dios? Entonces, ¿qué están haciendo realmente para cumplir su parte según se expresa en las siguientes palabras: “Y ustedes, padres, no estén irritando a sus hijos, sino sigan criándolos en la disciplina y consejo autoritativo de Jehová”? Para hacer eso en estos días se necesita más que simple cariño; se necesita amor de una clase basada en principios.—Efe. 6:1-4.
17. (a) ¿Por qué no muestra amor verdadero el mimar a un hijo? (b) ¿Cómo puede el retener la disciplina obrar de manera calamitosa tanto para el padre o la madre como para el hijo?
17 El padre o la madre que retiene la disciplina apropiada y complace todo antojo de un niño realmente solo está mostrándose amor a sí mismo. Tal padre o tal madre dirá a menudo: “Sé que realmente no es bueno que mi hijo tenga esto, pero tiene tan cifrado su corazón en ello y no podría aguantar el lastimarlo.” Así se muestra interés, no en el bienestar futuro del niño, sino egoístamente de parte del padre o de la madre para que el cariño del niño no sea retirado temporalmente a causa de ejercer apropiadamente la disciplina. ¿Qué padre o madre le daría a un hijo una bomba de tiempo como regalo? No obstante algunos lo hacen, disfrazada en forma de un auto dado al muchacho cuando está demasiado joven para apreciar la responsabilidad concomitante, o al permitirle a una muchacha más libertad que la que sus años sensatamente le permitirían. El sacrificar los principios en el altar de afecto es solo una adoración falsa, y muy a menudo en los años posteriores el padre o la madre que es demasiado cariñoso sufre por falta de un amor que ya no se vende. ¡Cuán sabio el proverbio que dice: “El que contiene su vara está odiando a su hijo, pero el que lo ama es el que lo busca con disciplina”! (Pro. 13:24) La disciplina significa enseñar y entrenar; y como nuestro Padre celestial nos disciplina y nos enseña, así tenemos que hacer con nuestros hijos si nuestro amor ha de ser genuino.—Heb. 12:5-11.
EL AMOR ENTRE AMIGOS
18, 19. (a) ¿En qué se basa el amor expresado por la palabra filía, y qué muestra que sea apropiado? (b) ¿Qué necesita tal amor de amistad a fin de ser de valor duradero, y por qué?
18 Enriquecedor, también, es el amor de la amistad, llamado filía por los griegos. ¡Cuán estéril sería la vida sin amigos! La amistad por lo general resulta cuando una persona ve en otra cualidades que ella naturalmente aprueba, aprecia y de las cuales disfruta; o puede haber una participación de experiencias entre los dos a través de un período de tiempo que proporciona los cimientos para afecto, cariño y lealtad. La confianza mutua fluye entre los amigos. Cristo Jesús mismo mostró una amistad especial para con tres de sus discípulos, Pedro, Santiago y Juan, y de los tres, Juan se menciona como especialmente amado por Jesús.—Juan 19:26; 20:2.
19 No obstante, para que nuestra amistad tenga algún valor duradero primero tiene que combinarse con el amor basado en principios, y por eso la exhortación del apóstol Pedro es que ‘suministremos a nuestro cariño fraternal [filadelfía] amor [agape].’ (2 Ped. 1:7) De otra manera, nuestro cariño amigable fácilmente podría degenerar en lisonja y en mimo; podría permitir que llegáramos a ser participantes con otros en cosas que no son correctas y que no son para el bien de uno ni de otro, en cosas que deshonran a Dios y son perjudiciales para nuestro prójimo. Pero “el amor [agape] no obra mal al prójimo.”—Rom. 13:10.
20. ¿Cómo nos guía la expresión de amistad de Dios a que la expresemos?
20 El amor basado en principios, de hecho, debe guiarnos hasta en la selección y cultivo iniciales de nuestros amigos. ¡Cuán conmovidos deben haber estado los discípulos de Jesús al oírle decir: “El Padre mismo les tiene cariño [fileo] ”! Pero, ¿por qué fueron honrados así por Dios? Las siguientes palabras de Jesús contestan: “Porque ustedes me han tenido cariño a mí y han creído que salí como representante del Padre.” (Juan 16:27) Sí, Dios les tiene cariño, o les otorga su amistad, solo a los que lo merecen. (Sant. 2:23) Con buena razón, entonces, se nos advierte que, “cualquiera, por lo tanto, que quiere ser amigo [filos] del mundo está constituyéndose enemigo de Dios.” Nuestros amigos deben ser, ante todo, los que son amigos y amadores de Dios.—Sant. 4:4.
21. ¿Por qué este entendimiento no restringe nuestra expresión de amor a unas cuantas personas?
21 ¿Nos restringe eso, coloca una cerca alrededor de nuestra expresión de amor? No, porque el amor basado en principios [agape] puede y debe dirigirse adonde el cariño [filía] quizás no se aventure o ni siquiera se sienta atraído. El galardón de la vida eterna no es para los que solo expresan amor y devoción a su cónyuge, familia o círculo estrecho de amigos. Jesús dijo: “Porque si aman a los que los aman, ¿qué galardón tienen? ¿No hacen también la misma cosa los recaudadores de impuestos? Y si saludan a sus hermanos solamente, ¿qué cosa extraordinaria hacen? ¿No hacen la misma cosa también las gentes de las naciones? Ustedes en efecto tienen que ser perfectos, como su Padre celestial es perfecto.” (Mat. 5:46-48) Muy definidamente, entonces, podemos amar a las personas aunque no simpaticemos con ellas. Nuestra vida depende de que hagamos exactamente eso.
22. ¿Qué preguntas son dignas de consideración seria por cada uno de nosotros?
22 Deténgase y pregúntese ahora: ¿Cómo se compara el amor que manifiesto con lo susodicho? ¿Se basa en principios o solo en sentimientos? ¿Tengo amor solo para con aquéllos con quienes es natural que lo tenga: mi cónyuge, mis padres, mis hijos, o mis amigos cuya personalidad me agrada? ¿Es aun el amor que les tengo realmente un amor por su bienestar eterno de todo corazón, o es solo una expresión de cariño a causa de la satisfacción que me produce mi relación con ellos? ¿Cuán genuino es el amor que les muestro? El valor de toda su vida puede determinarse con sus respuestas.—1 Cor. 13:1-3.