El gobierno de Dios... la única esperanza de la humanidad
1-3. (a) ¿A qué punto han llegado los problemas a los que se enfrenta la humanidad? (b) ¿Cómo se puede saber lo que el futuro encierra?
EL VERANO pasado, en una conferencia que ciertos científicos y líderes religiosos celebraron en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (E.U.A.), los problemas del mundo fueron representados como ‘ya casi apocalípticos.’ No hay “programa detallado de acción para la supervivencia,” advirtió Jerome R. Ravetz, maestro de filosofía de la Universidad de Leeds, Inglaterra. “Los problemas son de tan grande amplitud y complejidad que la razón humana de por sí no logrará resolverlos.”
2 Entonces, ¿qué podemos esperar del futuro? Un clérigo de la Iglesia Unida del Canadá afirmó lo siguiente: “Nadie puede predecir con confianza que haya de venir un día mejor. Nadie sabe de seguro si la civilización ha de desaparecer, o si por fin habrá una nueva sociedad con vida más abundante para todos.”
3 Pero, ¿es cierto eso? ¡No! La realidad es que hay Alguien que sabe lo que el futuro encierra porque tiene el poder y la sabiduría necesarios para amoldarlo a su voluntad. Este es nuestro Creador, Jehová Dios. Considerando que se ha hecho obvio que los seres humanos no pueden producir buen gobierno, ¿no le parece a usted que es tiempo de empezar a prestar atención a Él? De sí mismo Dios dice: “Aquel que declara desde el principio el final, y desde hace mucho las cosas que no se han hecho; Aquel que dice: ‘Mi propio consejo subsistirá, y todo lo que es mi deleite haré.’” (Isa. 46:10) Y el deleite de Dios es suministrar a los seres humanos un buen gobierno.
EL TEMA DE LA BIBLIA
4, 5. (a) ¿Cuál es el tema principal de la Biblia? (b) ¿Cómo se está dando a conocer ese tema?
4 Si alguien le preguntara: “¿Cuál es el principal tema de la Biblia?,” ¿qué diría usted? Es de interés que la publicación religiosa en inglés Modern Churchman dijo: “Durante el siglo pasado la contribución significativa de los teólogos ha sido el redescubrimiento del Reino de Dios como el tema principal del Nuevo Testamento.” Pero, ¿acaso han estado dando a conocer esta importante enseñanza bíblica a la gente los teólogos y clérigos? Note la respuesta que dio a esa pregunta un prominente lego presbiteriano cuando escribió lo siguiente en Christianity and Crisis:
“Si acaso los teólogos han estado participando últimamente en un gran y vehemente debate acerca del significado del Reino, o la pertinencia de éste a nuestro mundo, yo no he sabido de ello. Y en cuanto a los sermones, ciertamente han pasado más de treinta años desde que escuché a un ministro tratar de explicar a su gente la realidad del Reino para ellos. . . . Como lego, les ruego a nuestros teólogos y a nuestro clero: Háblennos acerca del Reino de Dios; explíquennos lo que es y cómo relacionarlo con el mundo de nuestro tiempo.”
5 ¡Pero esos líderes religiosos no han hecho tal cosa! En las encuestas que se han realizado respecto a lo referido, casi ningún concurrente a las iglesias ha podido identificar lo que el Reino de Dios es, cómo vendrá, o lo que hará por la humanidad. Por otra parte, la revista que usted tiene en las manos ha cumplido con su título de La Atalaya... anunciando el reino de Jehová. Con regularidad sus páginas han dado énfasis al mensaje del Reino. Realmente, el gobierno de Dios es el principal tema de la Biblia.
EL TEMA DESDE EL PRINCIPIO HASTA EL FIN
6-9. (a) ¿A causa de qué acontecimientos hizo Jehová los arreglos para un gobierno nuevo? (b) ¿De qué profetiza Génesis 3:15, y cómo nos ayuda Revelación 12 a entender el cumplimiento de esa profecía?
6 La Biblia empieza con una descripción de cómo Dios preparó la Tierra para que la habitaran criaturas humanas y relata que puso a la primera pareja humana en un hermoso hogar-jardín al que se llamó Edén. Sin embargo, antes que aquella pareja hubiese tenido hijos, un ángel de Dios usó a una serpiente para hablar a la mujer, Eva, y atraerla hacia rebelarse contra la gobernación de Dios. La mujer, a su vez, habló con su esposo, Adán, y consiguió que él se uniera a ella en rechazar la dirección de Dios. (Gén. 3:1-6; Rev. 12:9) Ante eso, Jehová previó que en el futuro la humanidad necesitaría sobre sí un nuevo gobierno que fuera un arreglo divino. Por eso, hablando al originador de la rebelión, el ángel que se hizo a sí mismo Satanás el Diablo, Dios dijo: “Pondré enemistad entre ti y la mujer y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón.”—Gén. 3:15.
7 Pero, puede que usted pregunte: “¿Dónde dice esta profecía algo acerca de un nuevo gobierno?” Analicémosla, y lo veremos. El texto bíblico dice que habría enemistad u odio entre Satanás y “la mujer,” y entre “la descendencia,” o los hijos, de Satanás y la “descendencia,” o la prole, de la mujer. En primer lugar, tenemos que identificar a “la mujer.”
8 No es una mujer terrestre... Satanás no le ha tenido odio especial a ninguna criatura humana del sexo femenino. Más bien, esta “mujer” es una mujer simbólica. En Revelación, el último libro de la Biblia, se dice que está “vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza.” Nos ayudará a identificar a la mujer el notar lo que Revelación sigue diciendo acerca de su hijo, a saber: “La Mujer dio a luz un Hijo varón, el que ha de regir a todas las naciones con cetro de hierro; y su Hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono.”—Rev. 12:1-5, Biblia de Jerusalén.
9 ¿Quién es este “Hijo” —este “Hijo” gubernamental— que ha de “regir a todas las naciones” como representante de Dios? Es el reino de Dios mediante Cristo Jesús, lo cual verificaremos más tarde. Y por lo tanto la mujer celestial es la organización de Dios compuesta de fieles criaturas angelicales, y es de esa organización que se produce el reino mesiánico. Se ve, pues, que allá en el tiempo en que Adán y Eva se rebelaron contra la gobernación de Dios, Jehová tomó la iniciativa y determinó que habría un gobierno, un reino, que serviría de inspiración y esperanza a los amadores de la justicia.
AUMENTA LA LUZ RESPECTO AL REINO
10, 11. (a) ¿En qué reinos no confiaron los siervos de Dios de la antigüedad, y por qué no? (b) ¿Qué “ciudad” preparó Dios para ellos?
10 Progresivamente Jehová Dios ha revelado información acerca de ese gobierno a sus siervos, y ha señalado a ese reino como el único en que la humanidad puede de seguro cifrar su esperanza. Puesto que el poder del Todopoderoso garantiza el éxito seguro de este reino, los fieles siervos de Dios no confiaron en los reinos de hechura humana. Francamente confesaban que esperaban el gobierno del reino celestial de Dios. Por ejemplo, el apóstol Pablo escribe lo siguiente acerca de eso:
“En fe murieron todos éstos [los fieles siervos precristianos de Dios], aunque no consiguieron el cumplimiento de las promesas, pero las vieron desde lejos y las acogieron y declararon públicamente que eran extraños y residentes temporales en la tierra. . . . Están haciendo esfuerzos por obtener un lugar mejor, es decir, uno que pertenece al cielo. Por lo tanto Dios no se avergüenza de ellos, de ser invocado como Dios de ellos, porque les tiene lista una ciudad.”—Heb. 11:13-16.
11 ¿Cuál es esta “ciudad” que Dios ha preparado y tiene lista para aquellos antiguos siervos de él? Es el reino celestial de Dios, su gobierno. Averigüemos las preparaciones que se hicieron para el establecimiento de ese gobierno real. Como se notó en la parte citada de la carta de Pablo a los hebreos, los siervos de Dios de la antigüedad “no consiguieron el cumplimiento de las promesas” respecto al Reino. ¿Qué promesas?
12-14. ¿Qué promesas acerca del gobierno de Dios se les hicieron a Abrahán, Isaac, Jacob, Judá y David?
12 En Génesis 22:18 Jehová prometió lo siguiente a Abrahán: “Por medio de tu descendencia ciertamente se bendecirán todas las naciones de la tierra.” El apóstol Pablo, en su carta a los gálatas, identificó a Jesucristo como la descendencia de Abrahán, por medio de quien las naciones se bendecirían a sí mismas. (Gál. 3:16) Se hicieron promesas parecidas acerca de una venidera “descendencia” de bendición al hijo de Abrahán, Isaac, y a su nieto, Jacob. (Gén. 26:3-5; 28:13, 14) Por lo tanto, de acuerdo con lo que esas promesas manifestaban, la “descendencia” de la mujer de Dios habría de venir por medio del linaje de Isaac y Jacob.
13 Note la promesa adicional que se le hizo a Judá, hijo de Jacob: “El cetro no se apartará de Judá, ni el bastón de mando de entre sus pies, hasta que venga Silo; y a él pertenecerá la obediencia de los pueblos.” (Gén. 49:10) Jesucristo, que ‘provino de Judá,’ resultó ser aquel “Silo” a quien “pertenecerá la obediencia de los pueblos.” Y note cómo eso se corrobora de nuevo en la Biblia.—Heb. 7:14.
14 Casi 700 años después que se hizo la promesa a Judá, Jehová dijo lo siguiente respecto a David de la tribu de Judá: “He hallado a David mi siervo; con mi aceite santo lo he ungido, con quien mi propia mano será firme, a quien mi propio brazo también fortalecerá. Y ciertamente estableceré su descendencia para siempre y su trono como los días del cielo.” (Sal. 89:20, 21, 29) Cuando Dios dice que la “descendencia” de David llega a estar establecida “para siempre,” y que “su trono” seguirá existiendo “como los días del cielo,” está aludiendo a la permanencia del gobierno del reino en manos de su gobernante nombrado, Jesucristo. ¿Cómo lo sabemos?
APARECE EL REY DEL GOBIERNO DE DIOS
15, 16. (a) ¿Cómo sabemos que Jesucristo es la “descendencia” de David? (b) ¿Por qué podía proclamar Juan: “El reino de los cielos se ha acercado”?
15 Bueno, considere lo que sucedió en el primer siglo de nuestra era común. Jehová envió a su ángel Gabriel para que informara a la virgen María acerca del niño que nacería de ella de modo milagroso. “Has de ponerle por nombre Jesús,” dijo Gabriel. “Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y Jehová Dios le dará el trono de David su padre, y gobernará como rey sobre la casa de Jacob para siempre, y de su reino no habrá fin.” (Luc. 1:31-33) Cuando Jesús nació, “el ángel de Jehová” dijo a los pastores que éste era el Mesías prometido, el Salvador y Señor.—Luc. 2:8-12.
16 De modo que el gobierno de Dios empezó a tomar verdadera sustancia en el primer siglo. Andando el tiempo, Juan el Bautizante empezó a predicar: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado.” (Mat. 3:1, 2) ¿Por qué podía decir aquello Juan? Porque el Rey designado de aquel gobierno estaba en medio de ellos. Después que Juan bautizó a Jesús, Dios derramó su espíritu santo para ungir a Jesús como Aquel que llegaría a ser rey del gobierno celestial. Entonces, durante un ministerio que duró tres años y medio, Cristo demostró por su fidelidad a Dios hasta la muerte, cuando la serpiente lo magulló en el talón, que satisfacía los requisitos para ser rey. (Gén. 3:15) Desde que Cristo fue resucitado a la vida en el cielo, ha estado en la debida posición para llevar a cabo la voluntad de su Padre de ‘triturar y poner fin a todos estos reinos’ de los hombres para abrir paso al entrante gobierno mundial de Dios.—Dan. 2:44; Mat. 6:9, 10.
17. ¿Qué otras revelaciones se hicieron respecto a la estructura del gobierno de Dios?
17 Otra revelación que se hizo acerca de este Gobierno es que otras personas de entre la humanidad tendrán el privilegio de reinar con Cristo como reyes. Por su profeta Daniel, Dios mostró que personas a quienes se llama “santos” gobernarán con su Hijo. (Dan. 7:13, 14, 27) Además, Cristo prometió tal cosa a sus apóstoles fieles. (Luc. 22:28-30) A los cristianos ungidos, el apóstol Pablo explicó lo siguiente en su carta a los gálatas: “Si pertenecen a Cristo, realmente son descendencia de Abrahán.” Así, Pablo mostró que, aunque Cristo era principalmente la descendencia prometida, Dios escogería a otros para que participaran con él como “herederos del reino.” (Gál. 3:16, 29; Sant. 2:5) En armonía con eso, Pablo escribió lo siguiente a Timoteo: “Si seguimos aguantando, también gobernaremos juntos como reyes.” (2 Tim. 2:12) Más tarde el apóstol Juan escribió acerca de aquellos que han de “gobernar como reyes sobre la tierra” junto con Cristo Jesús, y dijo que éstos serían 144.000.—Rev. 5:10; 14:1-3.
UNA ESPERANZA BRILLA A TRAVÉS DE LA OSCURIDAD
18-20. (a) ¿Cómo resumió muy bien el tema de la Biblia cierto electricista? (b) ¿Quiénes son los únicos que están predicando el mensaje del Reino?
18 ¿No es maravillosa la manera en que Dios ha revelado su grandioso propósito de establecer un justo gobierno para el provecho eterno de los que lo aman y confían en él? No obstante, ¡cuán miserablemente han dejado de dar a conocer ese propósito a sus rebaños el clero y los teólogos de la cristiandad, manifestando falta de fe! Por eso la gente, en estado de oscuridad mental y sin conocimiento del Reino, ha cifrado su esperanza en un gobierno humano tras otro, para su propio daño y desilusión. Pero, ¿qué hay de usted? ¿aprecia usted el mensaje de la Biblia? ¿Cómo respondería si alguien le preguntara: “¿Cuál es el tema principal de la Biblia?”
19 Hace unos años un testigo de Jehová, un electricista que trabajaba en un gran almacén de Dayton, Ohio, tuvo una excelente oportunidad de contestar esa pregunta. El director del periódico del almacén le pidió que escribiera una reseña del libro de cuya lectura más había disfrutado últimamente. Él escribió lo siguiente:
“Nunca acabaré de leer este libro en toda mi vida. Comienza con un hermoso hogar que es destruido por la rebelión. Tras eso hay tragedia, desastre, dolor, asesinato y muerte. A medida que la familia se multiplica, se acelera su precipitación en la desesperanza y la tenebrosidad. Pasan siglos, naciones suben y caen, miles de personajes pasan unos tras otros, se encuentra toda emoción humana, desde el odio absoluto y enconado hasta el amor del mártir. La esperanza, que empieza como una chispita débil, aumenta hasta ser seguridad absoluta. Un gobierno perfecto ha de restablecer el hermoso hogar. Su gobernante es el Rey: Cristo Jesús. El gobierno: el Reino de Dios. La familia: la raza humana. ¡El libro es la Biblia!”
20 ¡Qué excelente testimonio dio el electricista acerca del reino de Dios y lo que éste hará para la humanidad! ¡Verdaderamente, el gobierno de Dios es la única esperanza que hay para disfrutar de una vida plena con verdadera felicidad! Ese es el mensaje que los testigos de Jehová han estado proclamando por todo el mundo en armonía con la siguiente profecía de Jesús: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.” (Mat. 24:14) Sí, pronto se pondrá fin a todos los gobiernos humanos... pues no han podido satisfacer las necesidades de la gente. Eso marcará el principio de un nuevo sistema justo bajo la dirección y control del Rey celestial, Jesucristo, y sus corregentes. Oh, ¡qué maravilloso el ser súbdito de ese gobierno de Dios! Examine por un momento las bendiciones con que el reino de Dios, según la Biblia, colmará a la humanidad.
UNA GOBERNACIÓN QUE SATISFACE LAS NECESIDADES HUMANAS
21, 22. (a) En contraste con los esfuerzos humanos, ¿qué éxito tendrá el Reino al abordar los problemas de la guerra, la criminalidad y temor? (b) ¿Qué efecto tendrá la gobernación de Dios en los animales?
21 En Salmo 46:8, 9 se nos invita, con las siguientes palabras, a examinar las obras de Jehová: “Vengan, contemplen las actividades de Jehová, cómo ha establecido acontecimientos pasmosos en la tierra.” Y, ¿cuáles son algunos de esos acontecimientos pasmosos? “Está haciendo cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra.” Los gobiernos humanos han fallado lamentablemente en sus esfuerzos por acabar con las guerras. No obstante, Dios no fallará, sino que establecerá paz permanente, porque el salmista dice: “Los malhechores mismos serán cortados, . . . el inicuo ya no será.” (Sal. 37:9, 10) La sociedad humana existirá sin cárceles, sin policía, sin cerraduras en las puertas, sí, sin temor. Así, lo que Dios promete es que los que vivan bajo la gobernación de su Reino disfrutarán de la vida, “y no habrá nadie que los haga temblar.”—Miq. 4:4.
22 Aun hoy día, por medio de aplicar la Palabra de Dios en su vida, personas que han tendido a portarse como animales están aprendiendo a vivir en paz con otras personas. La Palabra de Dios indica que, bajo la gobernación del Reino, hasta los animales vivirán en paz. “El lobo realmente morará por un tiempo con el cordero,” dice la Biblia, “y el leopardo mismo se echará con el cabrito, y el becerro y el leoncillo crinado y el animal bien alimentado todos juntos; y un simple muchachito será guía sobre ellos.” ¡De seguro que no hay gobierno humano que siquiera pueda esperar el logro de cosa semejante!—Isa. 11:6.
23. ¿Qué poderes del nuevo gobernante de la Tierra aseguran que habrá suficiente alimento para todos los súbditos del Reino?
23 Otro requisito vital que tendría que satisfacer el mundo para ser la clase de mundo en el cual todos quisiéramos vivir sería que fuera un mundo en el que hubiera suficiente alimento para todos. Los gobiernos humanos no han podido eliminar la escasez de alimento y el hambre, pero la gobernación del Reino no dejará de eliminarlas. Cuando Jesús estuvo en la Tierra, mostró que por medio del espíritu de Dios podía ejercer control sobre el viento y el mar, sobre la vegetación y los peces. (Mar. 4:39; Mat. 21:19; Juan 21:6) ¡Considere lo que esto querrá decir bajo el Reino! Por toda la Tierra el clima estará perfectamente controlado, lo cual significa que no habrá malogros agrícolas. A su vez, eso garantiza una abundancia de alimento para todos. La Biblia dice: “Llegará a haber abundancia de grano en la tierra; en la cima de las montañas habrá sobreabundancia.”—Sal. 72:16.
24-26. ¿Qué hará el Reino para los enfermos, los cojos, los sordos y hasta para los que están envejeciendo?
24 Los gobiernos humanos no han podido librar a la familia humana de las dolencias y las enfermedades, un requisito vital si se quiere disfrutar de una vida verdaderamente feliz. No obstante, cuando Jesús estuvo en la Tierra curó toda suerte de enfermedad y toda suerte de mal, y así demostró lo que hará por toda la Tierra para proveer a todos sus súbditos de salud y vida. Bajo la gobernación del Reino, esta promesa bíblica se cumplirá literalmente: “Ningún residente dirá: ‘Estoy enfermo.’” (Isa. 33:24) ¡Sí, ya no habrá cuentas de médico ni del dentista! ¡Ya no habrá clínicas, hospitales ni cuentas de hospitales!
25 El envejecimiento mismo puede ser una experiencia angustiosa hoy día. Una señora, al escribir, lo expresó así: “No soy del tipo que se deprima, pero eso mismo me está sucediendo ahora y sé por qué: estoy envejeciendo. . . . Los achaques que suelen acompañar a la vejez no me molestan tanto como mi apariencia. Cuando yo era joven era bonita, pero ya no lo soy. Tengo rayas y arrugas que ninguna cirugía cosmética podría corregir, y mi cabello ha encanecido. . . . ¿Cómo puedo deshacerme de esta tristeza?”—El Post de Nueva York, 23 marzo de 1979.
26 La verdad es que el reino de Dios es el único remedio seguro para problemas de esa índole. ¡Bajo la gobernación del Reino, el poder de Dios hará que se recobre la juventud; sí, el cuerpo y la mente rejuvenecerán y lograrán la perfección! La gente será restaurada a un estado de salud perfecta de modo que ‘la carne del hombre se haga más fresca que en su juventud.’ (Job 33:25) Las condiciones serán como las que se describen en Isaías 35:5, 6, a saber: “Los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos mismos de los sordos serán destapados. En aquel tiempo el cojo trepará justamente como lo hace el ciervo, y la lengua del mudo clamará con alegría.”
27. ¿Qué evidencia hay de que hasta la muerte será vencida?
27 Pero puede que alguien diga: “Si la gente no enfermara, ni envejeciera, entonces no moriría.” Tiene razón. Eso es precisamente lo que va a suceder. Los empresarios de pompas fúnebres tendrán que buscar trabajo de otra índole, porque Dios promete: “La muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor.” (Rev. 21:4; Isa. 25:8) El salmista dijo lo siguiente acerca de Jehová: “Estás abriendo tu mano y satisfaciendo el deseo de toda cosa viviente.” (Sal. 145:16) ¡Imagínese lo que eso quiere decir! Las necesidades y deseos legítimos de toda persona serán satisfechos, y mucho mejor de lo que cualquiera de nosotros, seres humanos imperfectos, podemos imaginarnos en la actualidad.
28, 29. (a) ¿Qué otras bendiciones, que por largo tiempo se han anhelado, realizará el Reino? (b) ¿Qué evidencia hay de que los muertos resucitarán? (Luc. 7:11–15; 8:49–56)
28 ¡Qué gozo! Bajo las justas condiciones de la gobernación del Reino, a los hijos se les dará la oportunidad de aprender y crecer a un estado de perfección, sin la inseguridad de este mundo y la amenaza de sus calles. ¡Ya no habrá temor de caer en una trampa que haga de uno un esclavo de las drogas, ni de corromperse con la influencia de las malas asociaciones! Todo ser humano tendrá la oportunidad de desarrollar sus aptitudes y talentos a grado cabal, y para todos habrá actividad agradable y satisfaciente. El profeta Isaías ilustró lo que la gobernación del Reino puede hacer, cuando dijo: “Ciertamente edificarán casas, y las ocuparán; y ciertamente plantarán viñas y comerán su fruto. . . . Porque como los días de un árbol serán los días de mi pueblo; y la obra de sus propias manos mis escogidos usarán a grado cabal.”—Isa. 65:17-25.
29 En esto tenemos la promesa de dignidad y propósito para todo hombre, mujer y niño. La vieja vida desaparecerá de la memoria. Lo que el hombre edifica, planta y siega le seguirá perteneciendo. Se podrá criar a los hijos en un ambiente tranquilo y sano. ¡Hasta los muertos serán resucitados! (Juan 5:28, 29) Padres y madres, hermanos y hermanas, tíos y tías, amigos y vecinos, desde el tiempo de Abel hasta esta misma hora... todos ellos serán reunidos aquí en la Tierra. ¡Qué día será ése!
30. (a) ¿De qué manera se cumplirá el propósito original de Dios para la Tierra? (b) ¿A qué lo mueve a usted la esperanza del Reino?
30 No hay gobierno humano que se atreva a soñar con lograr tales cosas para el bien de sus súbditos. Dios es el único que puede garantizar el cumplimiento de tan grandiosas promesas. Lo que es más, bajo la gobernación del Reino toda la humanidad estará unida en la adoración de Jehová. Bajo Su supervisión celestial, la Tierra gradualmente será transformada en un paraíso global, un jardín de Edén que abarque toda la Tierra. Y todos los que vivan disfrutarán de salud perfecta y vida eterna bajo el reino de Dios. ¡Verdaderamente una maravillosa esperanza! Y se basa sobre la fuente más fidedigna de todas: Jehová Dios mismo.
[Ilustración en la página 11]
Abrahán vio aquel reino “desde lejos.”—Heb. 11:13-16
[Ilustración en la página 13]
Juan identificó a Jesús como el Rey designado y predicó: ‘¡El reino se ha acercado!’
[Ilustración en la página 15]
Bajo el gobierno de Dios, “Él limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor.”—Rev. 21:4.