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Gánese la prometida vida eterna... ¡ejerza fe!La Atalaya 1977 | 15 de febrero
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acostumbran los incrédulos que se retraen, sino que nos reuniremos, aun en lugares clandestinos, si se hace necesario, para animarnos los unos a los otros, “y tanto más al contemplar ustedes que el día va acercándose.” No debemos desechar nuestra franqueza de expresión, “la cual tiene un gran galardón que se le ha de pagar,” sino que denodadamente seguiremos proclamando el gobierno teocrático de Jehová por Cristo como la única esperanza para toda la humanidad.—Heb. 10:25-35; Mat. 24:14; Mar. 13:10.
20. Si deseamos vida eterna, ¿a favor de qué derrotero positivo nos declaramos?
20 En contraste con la destrucción, vida eterna es lo que deseamos, ¿no es verdad? De modo que, no hablando ahora negativamente, sino positivamente, decimos de todo corazón: “Somos . . . de la clase que tiene fe que resulta en conservar viva el alma. Fe es la expectativa segura de cosas esperadas, la demostración evidente de realidades aunque no se contemplan. Porque por medio de ésta se dio testimonio de los hombres de tiempos antiguos [entre ellos Abrahán].”—Heb. 10:39 a 12:2.
21. La fe en la promesa de Dios nos da poder para hacer ¿qué, y con qué clase de expectativa?
21 Nuestra fe en la promesa de Dios, para quien el mentir es una imposibilidad, nos da poder para aguantar, perseverar. La fe y el aguante conciertan, como está escrito en Revelación 13:10: “Aquí es donde significa el aguante y la fe de los santos.” Es posible que hasta ahora hayamos perseverado y aguantado por largo tiempo por el cumplimiento de la promesa de Dios, pero nuestra espera de ella es una que está fortificada, asegurada, un esperar al grado de estar absolutamente convencidos de que Dios no nos desilusionará.
22. ¿Qué creemos acerca de las cosas invisibles de la promesa de Dios, y con qué nos remunerará para que disfrutemos del cumplimiento de la promesa?
22 Quizás no veamos todavía las cosas que Dios ha prometido y que esperamos, pero sabemos que son realidades por cuanto tenemos la “demostración evidente” de su existencia según el poder de Dios Todopoderoso. Para entrar en el cumplimiento de la promesa de Dios tenemos que poseer vida; necesitamos que se nos conserve viva el alma. La única manera en que podemos obtener ese premio de la vida es por medio de una fe sostenida. Nuestro deseo intenso es disfrutar eternamente de la promesa cumplida de Dios. ¡Fuera, entonces, con todo pensamiento o inclinación de retraernos en temor y en incredulidad! ¡Fe es lo que ejerceremos junto con obras que la comprueben! Como galardón por eso, Jehová Dios el Dador de Vida conservará vivas para siempre nuestras almas.—1 Juan 2:25.
23. En cumplimiento de su promesa, ¿qué les hará Dios a los hacedores de su voluntad que aguantan fielmente?
23 Por lo tanto, sin falta el “Dios que suministra perseverancia” cumplirá su promesa a los hacedores de su voluntad que aguantan fielmente. (Rom. 15:5) Gozosamente nos introducirá en las bendiciones y privilegios eternos del reino por su Hijo Jesucristo, prometido desde hace mucho tiempo. Así, no habrá sido en vano nuestra predicación de este reino “en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones” antes de que llegara “el fin.”—Mat. 24:14.
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‘La sabiduría es árbol de vida’La Atalaya 1977 | 15 de febrero
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‘La sabiduría es árbol de vida’
● Un proverbio bíblico dice que la sabiduría es “árbol de vida a los que se asen de ella.” (Pro. 3:18) La persona que posee esa sabiduría tiene la perspicacia y el buen juicio de prestar atención a los mandamientos de Dios. Esto la salvaguarda de emprender un derrotero tonto que pudiera resultar en muerte prematura. Por ejemplo, el hombre que pasa por alto las advertencias inspiradas contra la inmoralidad sexual puede contraer una enfermedad venérea y, como resultado de ello, puede morir prematuramente. Por otra parte, la persona que obra en armonía con la sabiduría divina está protegida contra esas nefastas consecuencias. En su caso, la sabiduría ha resultado ser “árbol de vida.”
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