Gobierno por Dios
UN GOBIERNO por Dios no es cosa entraña para esta tierra. En Edén el hombre fue gobernado por Dios. Siglos más tarde los israelitas gozaron de gobierno de parte de Dios. Jehová les dio los Diez Mandamientos y muchas otras regulaciones, los cuales están registrados en la Biblia. Estableció un sistema de adoración para ellos. Les nombró reyes y estableció la dinastía de David. Los vistió y los alimentó. Les peleó sus guerras y bendijo su paz. Hizo de ellos una nación santa. Jehová era el gobierno de ellos, tal como declararon: “Jehová es nuestro Juez, Jehová es nuestro Dador de Estatutos, Jehová es nuestro Rey; él mismo nos salvará.”—Isa. 33:22.
Ese gobierno singular por Dios era típico. Señalaba al gobierno eterno por Dios que habría de gobernar esta tierra. Fue por eso que Jesucristo enseñó a los hombres a orar: “Venga tu reino. Cúmplase tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra.” (Mat. 6:9, 10) El tiempo para el establecimiento de ese gobierno eterno en los cielos, según la profecía bíblica, fue el año 1914.
Por eso ¡sépase que los cristianos verdaderos en la tierra están viviendo bajo el verdadero reino celestial de Dios ahora mismo! Jesucristo, el “Señor de los señores, y el Rey de los reyes,” es la cabeza de ese recién nacido gobierno celestial. (Apo. 17:14) El gobierno principesco descansa sobre sus hombros. Él es el Príncipe de Paz. “Para la abundancia del dominio principesco y para la paz no habrá fin,” dice la profecía de Isaías. Todos los reinos de la tierra que estén en oposición a ese gobierno celestial que ahora domina llegarán a su fin en el Armagedón, la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso.—Isa. 9:7; Apo. 16:16; Dan. 2:44.
¿Es verdaderamente un gobierno el reino de Dios? ¡Sí! Tiene su Rey Jesucristo y 144,000 reyes asociados. Sobre la tierra tiene súbditos que se someten a su dominio y poder. En realidad, la sociedad del nuevo mundo hace precisamente eso. Reconoce a Dios como gobernante legítimo. Se rige por ese hecho en la estructura y operación de su organización, y se aferra a la Palabra de Dios reconociendo que ésta suministra al género humano una constitución fundamental y leyes justas. El gobierno del Reino celestial por Dios tiene casi un millón de representantes terrestres, que se someten a él por medio de cumplir sus leyes. Estos representantes abogan por el gobierno del Reino por toda la tierra como la única esperanza del género humano, así como Jesús dijo que se haría, en Mateo 24:14.—Apo. 14:1-3; 20:4.
De modo que, ¡el gobierno por Dios es una realidad en nuestro día! Nadie tiene que esperarlo. Criaturas de la tierra sólo tienen que aliarse con él mediante la fe, vivir de acuerdo con sus principios, proclamarlo a otros y confiar en que efectuará el propósito de Dios.