Preguntas de los lectores
● En el pasado consideramos “religión” como algo que estaba en contra de la voluntad de Dios. Ahora muchos hermanos usan las expresiones “religión verdadera” y “religión falsa” para hacer una distinción. ¿Es eso correcto?—D. D., California.
Los hermanos hacen bien al usar los adjetivos calificativos “verdadera” y “falsa” con respecto a la religión, para que no se entienda mal, especialmente por los que no son de la organización. En el pasado hemos tenido que dar mucha explicación innecesaria y desembrollarnos de posiciones embarazosas por no ser específicos en esto. Las notas al pie de la página de la Traducción del Nuevo Mundo muestran el uso primitivo de los cristianos de habla latina del vocablo religio como el equivalente del vocablo griego threskeía. Sencillamente significa “forma de adoración”, de la cual puede haber una clase verdadera y una falsa. Estudie las notas al pie de la página en la Traducción del Nuevo Mundo para los textos de Hechos 26:5, Colosenses 2:18 y Santiago 1:26, 27, y vea cómo las traducciones que se hacen en éstas permiten el uso del término “religión” o “religioso”, aunque en los textos mismos se usan las expresiones “forma de adoración” o “adorador formal”. Por eso es bueno hacer claro nuestro uso de la palabra “religión”, calificándola como “verdadera” o “falsa”, si el contexto o el ambiente no lo aclara suficientemente.
● ¿Habrá un período de tiempo entre el fin del Armagedón y el comienzo del reinado de mil años de Cristo?—R. S., Pensilvania.
No hay base bíblica para argüir que habrá algún período de tiempo entre el fin del Armagedón y el comienzo del Milenio. Más bien, las Escrituras muestran que no habrá ningún período de tiempo. Al describir esa guerra del Dios Todopoderoso la Biblia dice concerniente a su fin culminativo: “Y vi a un ángel descender del cielo con la llave del abismo y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente original, que es el Diablo y Satanás, y le ató por mil años. Y le arrojó al abismo el cual cerró y selló sobre él, para que no extraviara más a las naciones hasta que terminaran los mil años. Después de estas cosas es menester que sea soltado por un corto tiempo más.” Luego el relato discute los coherederos de Cristo, la iglesia o la clase de la novia, y continúa: “Serán sacerdotes de Dios y del Cristo, y gobernarán como reyes con él por los mil años. Ahora tan pronto como los mil años hayan terminado, Satanás será soltado de su prisión, y saldrá para desviar a aquellas naciones en los cuatro ángulos de la tierra.”—Apo. 19:11 a 20:8, NM.
El arrojar a Satanás en el abismo significará el fin del Armagedón, el fin de la oposición al dominio del reino de Cristo. Luego comenzará el reinado sin obstáculo de Cristo con sus coherederos por mil años. Note los hechos dados en los textos citados que excluyen la posibilidad de que haya algún período de tiempo separando el fin del Armagedón y el comienzo del milenio. Satanás es atado en la condición de muerte por mil años, luego es soltado por un corto tiempo. Cristo y su iglesia reinan por mil años, después de lo cual el Diablo es soltado por un tiempo para su acción de extraviar antes de su destrucción final en el gehena. Si hubiera un período de unos cuantos años separando el fin del Armagedón marcado por el arrojar a Satanás en el abismo y el comienzo del reinado de mil años, entonces Satanás tendría que permanecer atado más de mil años para que su aparición final fuera después del fin del milenio. Por eso, si ha de ser atado por mil años exactamente, y si va a ser atado durante el reinado de Cristo de mil años, entonces estos dos períodos deben correr a la par, comenzando y terminando juntos.
● En nuestra compañía de testigos de Jehová hay algunos que van a las funciones de cine, juegos de football, etc., para diversión, y hay otros que no van y critican a los que lo hacen. ¿Es malo gustar de tal diversión?—R. H., Florida.
Cada quien debe decidir qué clase de diversión quiere y puede disfrutar sin peligro. Si ejerce buen juicio y busca educación y descanso o relajamiento mental y no la gratificación de la pasión, entonces su juicio debe respetarse por los otros, y ellos no deben juzgarlo mal o condenarlo. Cada uno será responsable a Jehová con respecto a qué diversión se entrega, y los efectos de su sabiduría o insensatez al buscar diversión con el tiempo se revelarán. Por eso, que cada uno se ocupe de sus propios asuntos privados en este respecto, y deje de ser hipercrítico, y únanse todos en la obra de predicar el evangelio del Reino antes de que venga el fin.
● Cuando era miembro de una iglesia ortodoxa el ministro nos prohibió ir al cine, y yo hice el voto de que nunca iría. Ahora que he entrado en la verdad, ¿estoy todavía obligado por ese voto, y haría mal en ir al cine de vez en cuando?—H. M., Canadá.
Respecto al voto que usted hizo en un sistema religioso denominacional: Si usted ahora discierne que fué desorientado por influencia clerical y dió el paso que mencionó por equivocación y sin estar consagrado a Dios, entonces su conciencia puede permitir que usted considere ese voto como algo que abandonó cuando se apartó del mundo político, comercial y falsamente religioso y se dedicó al Dios vivo y verdadero. Pero los votos que se hacen cuando uno está en la verdad, los cuales se hacen con sinceridad ante Dios, no deben considerarse ligeramente.—Ecl. 5:2, 4-6.
En cuanto al asunto de los cines, la Sociedad no establece ninguna regla o reglamento para dirigir a sus ministros en cuanto a su asistencia al cine, eventos atléticos, etc. Eso se lo dejamos a la conciencia de cada individuo; él es quien debe decidir si asistirá a tales funciones o no, y si asiste, que ejerza prudencia y buen raciocinio. Cada quien tiene que determinar por sí mismo por qué quiere ir a tales cosas y cómo lo afectarán espiritualmente o si lo colocarán en una posición peligrosa en la cual no debería estar, y entonces él tendrá que llevar la responsabilidad personal por su manera de proceder y por lo que acontezca en consecuencia. Pero no nos toca a nosotros censurar la manera en que otro individuo procede, especialmente cuando ese proceder le parezca razonable a él y ejerció cuidado y discernimiento al elegirlo. De modo que dejamos el asunto para que usted mismo lo decida, no animándolo a que vaya ni desanimándolo. Lo que usted hace viene a ser su propia responsabilidad ante Dios, y usted tendrá que observar cuidadosamente cuáles son los resultados del proceder que escogió para decidir si debe continuar en él o abandonarlo.