Preguntas de los lectores
● La Atalaya del 15 de septiembre sobre “La ceremonia matrimonial”, dispone que el hombre que se casa repita después del ministro que él amará y cuidará a su esposa “mientras los dos vivamos o hasta la terminación divina del arreglo marital”. ¿Qué se entiende por las palabras “hasta la terminación divina del arreglo marital”?—L. K., Nueva York.
Algunos han especulado sobre esa frase, diciendo que significa hasta que el matrimonio se termine bíblicamente mediante un divorcio conseguido por motivo de adulterio. Pero tal conclusión infeliz del matrimonio jamás sería imaginada al tiempo feliz de la ceremonia matrimonial. Esa no es una terminación iniciada por Dios, sino que es una terminación trágica causada por la impureza del adúltero o la adúltera. Otros han interpretado que la expresión se refiere al caso cuando un cónyuge ungido de uno que es de la clase terrestre es finalmente llevado al cielo para reinar con Cristo. La muerte física del cónyuge ungido termina ese matrimonio. De modo que ésa no es la idea que se intenta expresar. Ni debe entenderse, como todavía otros lo han entendido, que esto definitivamente quiere decir que el matrimonio terminará cuando el mandato divino para llenar la tierra se haya completado.
La expresión se usa sólo para cubrir una posibilidad, para dar lugar a alguna terminación futura que pueda efectuarse por medio de la providencia divina. Cuando el mandato para llenar la tierra se cumpla, cuando el parto cese, quizás los cónyuges continúen su asociación juntos como compañeros de vida, o quizás no, dependiendo de la voluntad divina en ese tiempo futuro, distante. Nosotros no podemos decir en este tiempo lo que la providencia divina arreglará en el futuro distante en el nuevo mundo. De modo que esta expresión sólo abre campo a alguna acción futura por parte de Dios que pueda terminar el arreglo marital, pero no significa que tal terminación divina realmente se efectuará. Dejamos eso enteramente al Señor según su acción futura, y la expresión se incluye para indicar que si tal acción futura se adopta en algún tiempo, entonces todas las parejas gozosamente obrarán de acuerdo con la voluntad divina según se revele en ese tiempo distante.
● ¿Qué prueba tenemos de que los demonios serán abismados con Satanás en el Armagedón, y que ellos regresarán con él al fin del reinado de mil años de Cristo?—R. R., Zona del Canal.
Atar y abismar a la Serpiente, el Diablo, es lo que se quiere decir por aplastar la cabeza de la serpiente. En el Edén Dios dijo a Satanás: “Pongo perpetua enemistad entre ti y la mujer y entre tu linaje y el suyo; éste te aplastará la cabeza, y tú le morderás a él el calcañal.” (Gén. 3:15, NC) Los ángeles inicuos o demonios son una parte de la simiente de la Serpiente; son la parte invisible, espiritual. Puesto que la Simiente de la mujer de Dios, a saber, Cristo Jesús, refrena a la simiente de la Serpiente junto con la Serpiente, entonces el refrenar a los demonios inicuos evidentemente significa que serán abismados junto con el Diablo. Siempre ha sido y es el abismo lo que los demonios han temido. Cuando Jesús estuvo en la tierra él ordenaba que los demonios salieran de personas a quienes ellos habían poseído, y en una ocasión los demonios manifestaron que esperaban el ser abismados y trataron de posponerlo, porque el registro dice: “Ellos siguieron suplicándole que no los mandara irse al abismo.”—Luc. 8:31, NW.
Es verdad que el capítulo veinte del Apocalipsis no menciona específicamente a los demonios cuando habla de abismar a Satanás y de su regreso por un tiempo breve. Pero puesto que el Apocalipsis 12:9 manifiesta que los ángeles de Satanás son echados del cielo y arrojados a la tierra junto con él, es lógico creer que cuando la tribulación que se empezó contra él se reanude en el Armagedón, después que se acabe este período intermedio de predicación, y su caída se reanude y se complete en esa guerra del Dios Todopoderoso, arrojándolo en el abismo, los demonios se irán junto con él. Ellos empezaron la caída con él y lógicamente la terminarán con él. Sabemos con certeza que no se les permitirá permanecer en su posición y condición presentes a través del reinado de mil años, para estorbar el logro de los propósitos divinos destinados para ese período. De modo que cuando el Apocalipsis 20:3 habla de que Satanás es cogido y arrojado en el abismo para que no pueda desviar más a las naciones, podemos asumir que sus ángeles son atados junto con él para que ellos tampoco puedan desviar a la gente. Satanás es el único que se menciona porque él es el principal, y ha de entenderse que sus hordas demoníacas participan de su destino.
Puesto que al considerar los asuntos de esta manera vemos que no es necesario decir específicamente que los demonios van al abismo con Satanás, tampoco es necesario que se mencione definitivamente que son soltados con él al fin de los mil años. (Apo. 20:7) Así como la mención del principal, Satanás, es suficiente e incluye su organización visible bajo él cuando el registro habla de su descenso al abismo, asimismo la mención de Satanás solo es suficiente e incluye a los demonios cuando habla de su breve liberación del abismo. Satanás tendrá la ayuda de sus demonios al aplicar la prueba final al fin de los mil años.—Vea La Atalaya del 1 de junio de 1949, páginas 164, 165, 170, 171.
Note que el Apocalipsis 20:10 declara que finalmente el Diablo es arrojado al “lago de fuego y azufre, donde ya estaban tanto la bestia salvaje como el falso profeta”. Las expresiones “bestia salvaje” y “falso profeta” se refieren a la organización visible de Satanás que es destruída en el Armagedón. Pero ninguna mención se hace de que su organización invisible esté allí. La parte invisible, los demonios, es la peor, y si se informa que la visible está allí entonces por seguro que se informaría que la invisible estaba allí, si estuviera. Pero dado que no se menciona que esta más importante parte de la organización de Satanás está en este lugar de destrucción duradera junto con la bestia salvaje y el falso profeta, tenemos base adicional para creer que los demonios bajo Satanás están con él cuando éste es arrojado a la destrucción eterna simbolizada por “el lago de fuego y azufre”.
Cuando dos ejércitos bajo generales contrarios pelean, damos el resultado diciendo que este general ganó y aquél fué derrotado, mencionando sólo a los generales por nombre. Pero se sobreentiende que con cada general está su ejército. Así es en el Apocalipsis 20:3, 7, 10. Cuando esos versículos hablan de que Satanás es arrojado al abismo, soltado de él, y arrojado al lago de fuego que simboliza destrucción, ha de entenderse que los demonios que están bajo él pasan por estas experiencias junto con él.