“Sobre esta roca edificaré mi iglesia”
LA ORGANIZACIÓN religiosa católica romana alega que unos cuatrocientos millones de personas profesan su fe. Sobresaliente entre lo que enseña a estas multitudes es que Pedro fué el primer papa. Cuando alguno de éstos es instado para prueba bíblica inmediatamente se refiere a las palabras de Jesús dichas a Pedro: “Tú eres Pedro; y sobre esta roca edificaré mi iglesia.” (Mat. 16:18, Dy) Pero preguntamos, ¿Es esto lo que Jesús quiso decir con esas palabras, que Pedro es la roca sobre la cual Su iglesia es edificada? ¿Fué Pedro el primer papa? ¿Es cierto que Pedro estuvo alguna vez en Roma? ¿Cuáles son los hechos?
Primero que todo notemos que la iglesia de Cristo no es un edificio literal de piedra, porque, como Pablo les dijo a los atenienses, Dios “no habita en templos hechos a mano”. (Hech. 17:24, NM) La palabra griega original traducida “iglesia” en Mateo 16:18 es ecclesia y no se refiere a un edificio de piedra o madera sino a una congregación o asamblea de gente. Dios tuvo una iglesia o asamblea o congregación mucho antes del tiempo de Cristo, porque Esteban, cuando se refirió a la nación de Israel en el desierto, lo llamó una ecclesia o iglesia o asamblea o congregación. (Hech. 7:38; vea también la margen.) Ni aplica esta palabra sólo a asambleas religiosas. Lucas, al hablar de la chusma que se juntó en Éfeso en protesta a la predicación de Pablo, se refiere a ella como una ecclesia, una asamblea.—Hech. 19:29-41.
Note que esta iglesia o congregación se denomina por Jesús “mi iglesia”. No es la iglesia o congregación de Pablo, Apolo o Pedro, porque como Pablo bien declara, ninguno de éstos murió por los cristianos. (1 Cor. 1:12, 13) Es el cuerpo de Cristo, su novia y consiste de 144,000 miembros. Siguiendo fielmente en sus pisadas hasta la muerte, éstos participarán en su resurrección y gloria.—1 Cor. 12:12-28; Efe. 1:22, 23; Col. 1:17, 18, 24; 2 Tim. 2:11, 12; Apo. 14:1,3.
Sin embargo, en un sentido más amplio Cristo Jesús también es parte de la congregación o iglesia cristiana, y ella es la iglesia o asamblea de Dios. (1 Cor. 1:1, 2; Gál. 1:13; 1 Tes. 2:14) Es Dios el que edifica la iglesia y coloca a los diferentes miembros de ella en sus posiciones respectivas. (Mat. 20:23; 1 Cor. 3:9; 12:18; Efe. 2:10) Dado que Cristo Jesús coopera con su Padre celestial en todas las cosas, correctamente pudo decir, “edificaré mi iglesia”; igual como no sólo leemos que “creó Dios los cielos y la tierra”, sino también que “sin él [el Verbo o Logos] ni una sola cosa de lo que ha sido hecho fué hecha”.—Gén. 1:1; Juan 1:3; 5:17.
De modo que la iglesia es la congregación cristiana que pertenece a Dios y a Cristo Jesús, que trabajan juntos en la edificación de ella. Y ¿quién o qué es la roca o cimiento sobre la cual se edifica? Según la interpretación que los teólogos católicos romanos le dan a Mateo 16:18, esa roca o cimiento es el apóstol Pedro. En esta conexión note que Jehová Dios es mencionado como “la Roca”. (Deu. 32:4) Su reino también es mencionado como una piedra o roca. (Dan. 2:44, 45) Cristo Jesús se identificó como la roca o piedra angular que los edificadores habían rechazado, y el apóstol Pablo dió testimonio parecido. (Mat. 21:42-46; Rom. 9:32, 33; 1 Cor. 10:4) Y el apóstol Pedro muestra que los cristianos son piedras vivas, edificadas, no sobre él mismo, sino sobre Cristo Jesús. “Viniendo a él como a una piedra viva, desechada, es verdad, por los hombres, pero escogida, preciosa, para con Dios, ustedes mismos también como piedras vivas están siendo edificados en casa espiritual . . . Porque está contenido en la Escritura: ‘¡Miren! estoy poniendo en Sión una piedra, escogida, una piedra angular de fundamento, preciosa.’” (1 Ped. 2:4-6, NM) Sin duda tales textos como los anteriores explican por qué tantos confunden la “iglesia” con un edificio literal de madera o piedra.
Del contexto del texto bajo consideración, Mateo 16:18, sabemos que Pedro acababa de dar testimonio de que Jesús era el Cristo, el Hijo del Dios vivo, y Jesús le dijo que Dios le había revelado esto a Pedro. Continuando, él entonces dijo: “Y yo te digo: Que tú eres Pedro; y sobre esta roca edificaré mi iglesia.” (Dy) Consultando las palabras griegas originales (por medio de la Concordancia de la Biblia por Strong) encontramos que Jesús aquí estaba usando dos palabras relacionadas pero que tienen claramente significados diferentes. “Pedro” (griego, Petros—un nombre propio, en el género masculino) significa “una (parte de) roca”. Pero cuando habló de la “roca” sobre la cual edificaría su iglesia o congregación, Jesús usó otra palabra griega, petra (un nombre común, en el género femenino), que significa “una (masa de) roca”. Por eso la Traducción del Nuevo Mundo apropiadamente vierte este texto: “También te digo, Tú eres Pedro, y sobre esta masa de roca edificaré mi congregación.” Para otros ejemplos del uso de la misma palabra vea Mateo 7:24, 25; 27:51; Marcos 15:46; 1 Corintios 10:4, Traducción del Nuevo Mundo. Claramente Jesús aquí estaba diciendo que Él mismo, el que fué identificado por Pedro como el Mesías, el Hijo de Dios, era la masa de roca o cimiento sobre la cual él edificaría su iglesia o congregación.
PEDRO NO PREEMINENTE
Si la interpretación que hacen de este texto los teólogos católicos fuera correcta, entonces deberíamos hallar a los apóstoles y a la congregación primitiva siguiendo este curso otorgando a Pedro un lugar de preeminencia, y demostrando así que en un sentido especial él era el cimiento de la iglesia primitiva y que tomó el lugar de Cristo Jesús como su vicario. Pero de toda la evidencia presente es claro que el mero hecho de que Jesús escogió a Pedro para darle las llaves del conocimiento respecto al Reino no lo hizo superior a sus coapóstoles. Todavía era sólo uno de los doce apóstoles del Cordero, sólo una de las doce piedras fundamentales, no una piedra angular principal: ‘Sólo uno es su Maestro, y todos los demás de ustedes [incluyendo a Pedro] son hermanos.’—Mat. 23:8; Luc. 11:52; Apo. 21:14.
¿Sería posible que Pedro fuera el primer papa y no lo supiera? ¡Él ciertamente no hace mención de ello! Si la congregación cristiana estaba siendo edificada sobre Pedro, y Pedro era el vicario de Cristo, entonces seguramente Pablo hubiera sido inferior a Pedro. Pablo contendió por su posición de apóstol, y podemos estar seguros de que si Jesús hubiera intentado que Pedro fuera el principal, Pedro hubiera tenido ocasión de recordar a los demás de ese hecho. Pero al contrario, fué necesario que Pablo reprendiera a Pedro y doctrinalmente lo corrigiera (¡al supuesto papa, vicario de Cristo, e infalible!) por transigir temerosamente en sus tratos con los conversos gentiles.—1 Cor. 9:1, 2; Gál. 2:11-14.
Además, cuando los ancianos y apóstoles se juntaron en Jerusalén para considerar el asunto de la circuncisión, hallamos que no fué Pedro sino el discípulo Santiago el que resumió el asunto. Por seguro si Pedro hubiera sido el principal y en el lugar de Cristo él lo hubiera hecho. Si Cristo Jesús hubiera estado presente, ¿podríamos imaginarnos que dejaría a Santiago resumir así el asunto?—Hech. 15:13-21.
“PRIMITIVOS PADRES DE LA IGLESIA” NO CONSIDERARON A PEDRO LA ROCA
Ni la congregación cristiana primitiva ni los primitivos “padres de la iglesia” sostuvieron que Pedro era la roca sobre la cual la iglesia estaba edificada. Esto se ve claramente de los hechos traídos a nuestra atención por el obispo Strossmayer de Bosnia, en su discurso desarrollado delante del colegio de cardenales en 1870, al tiempo que el dogma de la infalibilidad del papa se discutió. Entre otras cosas este obispo le dijo a esa asamblea augusta:
“Vengo ahora para hablar del gran argumento—que ustedes mencionaron antes—para establecer la primacía del obispo de Roma mediante la roca (petra). Si esto fuera cierto, la disputa terminaría; pero nuestros antepasados—y ellos seguramente sabían algo—no pensaron acerca de ello como nosotros. San Cirilo, en su tomo cuarto sobre la Trinidad, dice, ‘Creo que por la roca ustedes deben entender la fe inmovible de los apóstoles.’ San Hilario, obispo de Poitiers, en su segundo tomo sobre la Trinidad, dice, ‘La roca (petra) es la bendita y única roca de la fe confesada por la boca de San Pedro;’ y en el sexto tomo de la Trinidad, él dice, ‘Es sobre esta roca de la confesión de fe que la iglesia está edificada.’ ‘Dios,’ dice San Jerónimo en el sexto tomo sobre San Mateo, ‘ha edificado Su iglesia sobre esta roca, y es de esta roca que el apóstol Pedro ha sido llamado.’ Después de él San Crisóstomo dice en su quincuagésima tercera homilía sobre San Mateo, ‘Sobre esta roca edificaré mi iglesia—es decir, sobre la fe de la confesión.’ Ahora bien, ¿qué fué la confesión del apóstol? Aquí está—‘Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo.’ Ambrosio, el santo arzobispo de Milán (sobre el segundo capítulo de los Efesios), San Basilio de Seleucia, y los padres del concilio de Calcedonia, enseñan exactamente la misma cosa. De todos los doctores de la antigüedad cristiana San Agustín ocupa uno de los primeros lugares por conocimiento y santidad. Atiendan entonces a lo que él escribe en su segundo tratado sobre la primera epístola de San Juan: ‘¿Qué significan las palabras, edificaré mi iglesia sobre esta roca? Sobre esta fe, en la que dijo, Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo.’ En su tratado sobre San Juan encontramos esta frase sumamente significativa—‘Sobre esta roca que tú has confesado edificaré mi iglesia, dado que Cristo era la roca.’ El gran obispo creyó tan poco que la iglesia estaba edificada sobre San Pedro que él le dijo a la gente en su sermón décimotercero, ‘Tú eres Pedro, y sobre esta roca (petra) que tú has confesado, sobre esta roca que tú has conocido, diciendo, Tú eres Cristo el Hijo del Dios vivo, edificaré mi iglesia—sobre Mí mismo, que soy el hijo del Dios vivo: La edificaré sobre Mí, y no Mí en ti.’ Eso que San Agustín creyó sobre este pasaje famoso fué la opinión de toda la cristiandad en su tiempo.” (Agustín murió en 430 d. de J.C., o cerca de 400 años después que Jesús dijo estas palabras a Pedro.)
NO OBISPO DE ROMA
Pedro no fué el primer obispo de Roma, así como no fué la “roca” ni el primer papa. Muchos textos de la Biblia muestran que Pablo estuvo en Roma. ¿Por qué, pues, le hubiera parecido necesario a Pablo dar tantos consejos a los cristianos romanos en Roma si Pedro estaba ahí y era superior a Pablo? En su carta a los romanos Pablo menciona 35 cristianos de nombre y envía saludos a 26 de ellos, pero no hay ninguna mención de Pedro, ni saludos para él. Si Pedro hubiera estado en Roma sea como papa u obispo, ¿podríamos imaginarnos que Pablo lo hubiese pasado por alto tan completamente? Además, Pablo escribió algunas de sus cartas desde Roma, y en éstas mencionó a otros cristianos en Roma que estaban con él o que también enviaban saludos, pero nunca una palabra respecto a Pedro. ¿Por qué tan profundo silencio si Pedro realmente estaba ahí en ese tiempo? Y si Pedro se hubiera establecido como obispo de Roma ¿podría haberse llamado todavía el apóstol de la circuncisión? El alegar que la referencia de Pedro a Babilonia en su primera epístola (1Pe 5:13) se refiere a Roma sólo es admitir cuán débil es su argumento de que Pedro haya estado en Roma.
Según el obispo Strossmayer, Escalígero (llamado por la Enciclopedia Americana “el fundador de la ciencia de la cronología” y por lo tanto autoridad no insignificante) no titubeó al decir que “el episcopado y la residencia en Roma de San Pedro debían clasificarse con las leyendas ridículas”.
De este modo vemos que tanto las Escrituras como los hechos históricos se unen para testificar que la congregación cristiana está edificada sobre Cristo Jesús y no sobre el apóstol Pedro, que Pedro no fué el primer papa, y que no hay prueba de que jamás haya estado en Roma. Verdaderamente, “la verdad los hará libres.”—Juan 8:32, NM.