Padres, hablen a sus hijos acerca de las drogas
SIN duda el lector habrá leído mucho acerca de los peligros de las drogas. Habrá observado el esparcimiento del uso de las drogas entre los jóvenes y la amenaza que éstas representan para ellos. Si usted es un padre, la siguiente información le será útil. Pero será de poco beneficio a su familia a menos que les hable seriamente de ello. (Deu. 6:6, 7) A menos que verdaderamente influya en sus hijos, haciéndolos ver claramente la verdad acerca de los peligros de las drogas, uno pudiera tener la culpa de que sucumbieran al peligro de las drogas. ¿Cómo puede uno abordar el tema con sus hijos?
Veamos cómo se podría hacer. Considere lo que un padre y una madre pueden decir a sus hijos adolescentes a fin de prepararlos para resistir la tentación del uso de las drogas. La siguiente escena familiar se basa en los sólidos métodos de instrucción que emplean los padres que temen a Dios. El padre de esta familia inicia la conversación.
Padre: “El otro día estaba leyendo el periódico y noté que la policía prendió a Pepe Listo por poseer marihuana.”
Hijo: “Estás bromeando . . . ¿Pepe Listo?”
Padre: “No, no estoy bromeando. Él está en tu clase, ¿no es cierto, Lucía?”
Hija: “¡Ya sabía yo que algo le pasaba! A veces se porta tan extraño, sencillamente mirando a la nada.”
Padre: “¿Hay mucho uso de drogas en la escuela?”
Hija: “Oh, papi, muchos de los muchachos usan la ‘yerba’ y el ‘hachís’ y qué sé yo.”
Madre: “¿Es cierto eso? ¿Se puede comprar marihuana en la escuela?”
Hija: “¡Pues, claro!”
Madre: “¿Dónde?”
Hija: “En el mismo frente de la escuela.”
Hijo: “A veces los muchachos se reúnen para comprar y vender drogas en la misma sala de descanso de la escuela al mediodía.”
Padre: “Entonces, dime, ¿te han ofrecido alguna vez algunas de estas drogas?”
Hija: “Oh, sí, muchas veces.”
Padre: “Pues, ¿has sentido alguna vez que te gustaría probar alguna tan solo una vez para ver cómo te afecta?”
Hija: “No, no realmente. No tiene sentido ni siquiera el probarlas, especialmente cuando una ve el efecto en los muchachos que lo hacen. Parece que andan aturdidos y se ven muy desaliñados.”
Padre: “¿Qué hay de ti, Berto?”
Hijo: “No papa, a mí tampoco me han dado deseos de probarlas. Recientemente mientras estaba en clase de metalistería un estudiante me preguntó si quería un poco de polvo.”
Madre: “¿Era una droga?”
Hijo: “Sí. Este muchacho es un promotor conocido, y cuando rehusé, me miró y dijo: ‘¿Qué te pasa? ¿Eres un gallina?’ Pensé, prefiero ser un gallina vivo que un aficionado a las drogas muerto.”
POR QUÉ DEBEN EVITARSE LAS DROGAS
Padre: “Bueno, me alegro de oírlo. Pero, ¿saben por qué es incorrecto el uso de las drogas?”
Hija: “Porque queremos agradar a Dios.”
Padre: “Correcto. Como cristianos queremos amar y servir a Dios con ‘toda nuestra mente,’ como Jesús dijo que debíamos hacerlo. (Mat. 22:37) Esto requiere juicio sano, y la Biblia exhorta a los jóvenes a ser de ‘juicio sano.’ (Tito 2:2-6) ¿Estaría un cristiano dando evidencia de ser de juicio sano por medio de usar drogas para escapar de la realidad?”
Hijo: “No.”
Padre: “Así es que queremos complacer a Dios y evitar lo que le disgustaría. ¿Saben ustedes que hay una relación entre el uso de drogas y la práctica de espiritismo, algo que Dios condena? La palabra griegaa que se usa en la Biblia para ‘práctica de espiritismo’ o ‘hechicería’ literalmente significa ‘droguería.’ El uso de drogas en las prácticas espiritistas frecuentemente acompañaba al llamado a los poderes ocultos. Trae nuestro ejemplar de The Kingdom Interlinear Translation of the Greek Scriptures, Berto.”
Hijo: “Aquí está.”
Padre: “Busca Revelación 22:15. Observa que dice que los que están fuera del favor de Dios son los que ‘practican espiritismo.’ Ahora mira en la columna de la mano izquierda donde aparece el texto griego, junto con la traducción inglesa palabra por palabra. Aquí la palabra griega para ‘practican espiritismo’ se traduce literalmente como ‘los drogueros.’ Así es que estas personas están relacionadas con los espiritistas y otros que no obtienen vida eterna debido a sus prácticas malas.”
Madre: “De modo que el uso de drogas y el llegar a estar bajo la influencia de los demonios, están estrechamente relacionados.”
Padre: “Sí, ¿y qué han observado ustedes? ¿Hallan que los que usan drogas tienen más que el acostumbrado interés en las cosas ocultas?”
Hijo: “Sí, hasta tienen libros sobre magia y ESP. Algunos tienen tablas ‘ouija’ y muchos están interesados en la astrología.”
Hija: “Pero, papá, si uno evita las prácticas de magia, ¿cómo conduce el uso de las drogas al demonismo?”
Padre: “Bueno, Lucía, en realidad no todos los que usan drogas están poseídos por los demonios. El punto que hay que recordar es que por tan solo probar las drogas una vez, la mente puede quedar afectada, y puede ser difícil resistir el continuar usándolas. Entonces, a medida que uno continúa usando las drogas, todo el buen juicio puede dar lugar a un estado mental enfermo. Esto puede preparar el camino para la influencia de demonios. Esta es la manera en que el apóstol Pablo expresó la condición de los que no se apegaron estrechamente a la obediencia a Dios. Léelo en Romanos 1:28, Berto.”
Hijo: “Muy bien. ‘Y así como no aprobaron el tener a Dios en conocimiento exacto, Dios los entregó a un estado mental desaprobado, para que hiciesen las cosas que no son apropiadas.’”
Padre: “¿Puede uno realmente servir a Dios con todo su corazón y con juicio sano estando ‘ebrio’ con drogas?”
Hija: “No; ¿cómo puede hacer eso uno, cuando está echado a las drogas y expuesto a la influencia de demonios?”
Madre: “Por supuesto que no puede. Le pasan cosas terribles a la mente de los que usan, digamos, LSD. Solo una pizca de LSD puede llevar a una persona en un ‘viaje’ que quizás dure de ocho a dieciséis horas.”
Hijo: “¿Tanto?”
Padre: “Sí, y después del primer ‘viaje,’ pueden volver a ocurrir ilusiones horripilantes y visiones horribles, aun por días o meses después.”
Hijo: “¡Eso sí que es terrible!”
Padre: “Claro que lo es. Pero aquí está lo que un periódico de Toronto dijo acerca de un joven músico en el Canadá. Lucía, lee para nosotros esta cita, por favor.”
Hija: “Muy bien. Dice: ‘En el Canadá la policía halló a un joven músico en malas condiciones. Él les dijo que había decidido probar LSD porque la marihuana ya no le hacía ningún efecto. El resultado fue un “mal viaje” durante el cual se metió los dedos profundamente en la cuenca de los ojos porque “no quería ver lo que estaba viendo.” Se lesionó gravemente ambos ojos, y los médicos temen que perderá la vista en uno de ellos.’ ¡Oh, eso es terrible, papá!”
Padre: “Sí, lo es. Pero no es peor que el muchacho que, bajo los efectos del LSD, se taladró un agujero en la cabeza con un taladro eléctrico para ‘ayudarse a salir de este tiempo y entrar en otra dimensión,’ o los que saltaron de las ventanas y se mataron pensando que ‘estaban volando.’”
¿ES DIFERENTE LA MARIHUANA?
Hijo: “Papá, una de las cosas que a veces tengo dificultad en contestar es cuando los muchachos dicen que nunca usan LSD o heroína, pero no creen que el fumar marihuana sea tan malo. ¿Qué hay acerca de eso?”
Padre: “Hay personas, Berto, que han fumado marihuana y que afirman que no han tenido malos resultados. Pero, ¿les ayuda esto a mejorar sus vidas? Por el contrario, aunque no todos los que fuman marihuana pasan a tomar drogas más fuertes, como la heroína, es un hecho bien reconocido que la mayor parte de las personas que usan heroína se iniciaron con ‘drogas más suaves,’ como la marihuana. La investigación de los aficionados a la heroína revela que el 85 por ciento de ellos previamente habían usado marihuana.”
Hijo: “¿De modo que el gran peligro es que los muchachos que fuman marihuana pueden pasar a drogas peores?”
Padre: “Eso solo es uno de los grandes peligros. Mira, aun si un fumador de marihuana no pasa a drogas más fuertes, ¿cómo puede estar seguro de que ésta no le perjudicará? Algo que pocos de los que usan marihuana se dan cuenta es que el cuerpo no elimina el elemento químico activob en esta droga, sino que se acumula o concentra en el cuerpo. Se adhiere a los tejidos grasos del cuerpo, especialmente a los tejidos cerebrales. A medida que se concentra en el cuerpo y el cerebro, es seguro que afecta la salud de la persona implicada, incluso su salud mental.”
Hijo: “Yo ciertamente no sabía eso acerca de la marihuana, papá... ¡que uno no se libra de su veneno!”
Padre: “Además... el que usa marihuana se puede meter en dificultades mucho antes que el elemento químico se concentre en su cuerpo. Sabes, cada persona es diferente, y no hay quien pueda predecir cómo lo afectará la marihuana. De hecho, los médicos dicen que ‘la mismísima imposibilidad de predecir el efecto de la marihuana sobre diferentes individuos y sobre el mismo individuo en diferentes ocasiones y bajo diferentes condiciones’ aumenta los riesgos para el usuario. Pero ahora, leamos de este libro intitulado ‘Abuso de drogas,’ en su capítulo sobre marihuana. Berto, lee esta parte que he subrayado.”
Hijo: “Seguro. Dice: ‘Un viaje de marihuana básicamente dura unas tres horas. Hay una pérdida del sentido del tiempo y percepción de la profundidad. Una hendidura en la acera o el bordillo quizás parezca como un cañón profundo o un barranco. Lo contrario también es cierto; se sabe que personas bajo la influencia de la marihuana han salido por las ventanas del segundo piso o de los techos de los edificios. . . . una velocidad de 190 kilómetros por hora puede parecer de 30 kilómetros por hora . . . Los crímenes violentos, como robo, robo con escalo, asalto, violación, y homicidio son corrientes entre las personas bajo la influencia de la droga y por lo general es en esta condición que el consumidor prueba su primera inyección de heroína o la ingestión de LSD. . . . Es debido a que el efecto de la marihuana es tan imposible de predecir que los funcionarios que hacen cumplir la ley consideran que una persona bajo su influencia es muy peligrosa.’”
Padre: “¿Les parece que ese es un hábito con el cual un cristiano querría ser identificado?”
Hijo: “¡Por supuesto que no!”
Padre: “Para mostrar cuán impronosticable es el efecto de la marihuana, este libro relata el caso de un estudiante de dieciséis años de edad que compró un poco de marihuana en la sala de descanso de la escuela. Observen lo que pasó. Lee esto, Berto.”
Hijo: “Aquí dice: ‘El joven de 16 años de edad salió de la escuela y fue a un parque donde fumó tres cigarrillos de marihuana. Entonces fue a casa y le entró a golpes a su madre.’”
Padre: “De modo que los que usan marihuana pueden hasta recurrir a la violencia aun contra sus familiares queridos o contra sí mismos. Algunos usuarios de marihuana tratan de suicidarse. Así es que aunque los muchachos en la escuela bromean acerca de eso, hablan de ‘hierba,’ ‘té,’ ‘cizaña,’ y afirman que lo saben todo acerca de la marihuana, ten presente que no todo lo que ellos consideran un ‘hecho’ es cierto.”
Hijo: “Tienes razón, papá. Los muchachos nunca me dijeron estas cosas acerca de la marihuana.”
CÓMO PROTEGER A SUS HIJOS
Padre: “Pero, ahora, consideremos lo que los protegerá a ustedes de los drogas. Ustedes saben la verdadera razón por la cual la mayor parte de los jóvenes comienzan a tomar drogas, ¿no es cierto?”
Hijo: “¿Porque lo hacen otros muchachos?”
Padre: “Eso es. Quieren ser populares con los otros.”
Madre: “Pero, ¿con qué grupo de gente queremos permanecer entre ahora y el fin de este sistema mundano?”
Hija: “Con la gente que ama a Dios y hace su voluntad... el pueblo de Jehová.”
Madre: “Correcto, porque queremos la vida en el nuevo orden de Dios.”
Padre: “Cuando nos asociamos con la gente del mundo, ¿qué principios bíblicos estamos violando?”
Hijo: “Yo sé, papá, donde la Biblia dice que ‘las malas asociaciones echan a perder los hábitos útiles.’” (1 Cor. 15:33)
Padre: “Correcto. Y ésta, entonces, es la primera manera importante que ustedes tienen para salvaguardarse de las drogas: ¡Vigilen su asociación! ¿Por qué echar a perder buenos hábitos asociándose con muchachos que usan drogas?”
Madre: “Sí, y, Lucía y Berto, necesitan ser cuidadosos cuando están con otros jóvenes en la escuela. A veces hasta engañan a los niños para que tomen LSD.”
Hija: “¿Cómo puede suceder eso?”
Madre: “Bueno, puede que los otros niños te ofrezcan algo de comer, quizás tan solo un trozo de azúcar. Si sabes que un joven es propenso a las drogas, y te ofrece un trozo de caramelo, o alguna otra cosa de comer, date cuenta de quién te lo está dando. Tú sabes quién es la persona, de modo que rechaza la oferta y evita la asociación con él.”
Hija: “Pero no podemos permanecer completamente apartados de los estudiantes en la escuela. Tenemos asignaciones de trabajo juntos. Tengo una asignación para la clase de economía doméstica. Tengo que trabajar con algunos que son usuarios conocidos de drogas si es que voy a terminar la asignación.”
Padre: “En lo que respecta a tus asignaciones de la escuela, quizás tengas que trabajar con ellos, pero no tienes que cultivar su trato. En realidad yo tengo el mismo problema en mi trabajo. Yo trabajo con otros, pero no cultivo su trato, ni voy donde ellos van o hago lo que ellos hacen. Evito usar la clase de lenguaje que ellos usan. Así es que protéjanse por medio de vigilar sus asociaciones. Pero hay más.”
Hija: “¿Qué es, papá?”
Padre: “La segunda de las salvaguardias. Esto es decirles a otros lo que ustedes piensan con respecto a las drogas y que ustedes viven en armonía con la Biblia. Así es que, por todos los medios den a saber a sus condiscípulos que la vida de ustedes se rige por principios bíblicos, y que ustedes tratan de vivir según éstos. Entonces nunca vacilen en hablarles acerca del reino de Dios en cada oportunidad. Verán que muchos de estos niños observarán su buena conducta y los respetarán por ello.”
Madre: “Y algunos quizás hasta se interesen en la Biblia.”
Padre: “El dejar que otros jóvenes sepan lo que ustedes piensan no solo será una salvaguardia para ustedes, sino que quizás le haga bien a los otros jóvenes. ¿Conocen a alguien que haya sido dado a las drogas?”
Hijo: “Sí.”
Padre: “Y sabemos cómo las dejó, ¿no es cierto? Comenzaron a estudiar la Biblia y vinieron al Salón del Reino y hallaron algo por lo cual realmente valía la pena trabajar y vivir. Pueden estar seguros de que cualquier muchacho en su escuela que esté implicado con las drogas sencillamente no tiene nada por lo cual vivir. Por eso, ¿cómo pueden ayudarlos?”
Hijo: “Les podemos hablar acerca de las reuniones en el Salón del Reino e invitarlos a venir.”
Padre: “Exacto. Entonces lo que oigan en el Salón del Reino quizás los ayude a mejorar sus vidas. Nosotros tenemos algo por lo cual vivir. Cuando uno tiene esta maravillosa esperanza, no necesita una muleta como las drogas. Pero ahora, volviendo al asunto de las salvaguardias... es probable que sepan cuál es la tercera salvaguardia.”
Hijo: “Recuérdanos, papá.”
Padre: “Bueno, es esto: Comprender lo que el implicarse en las drogas significaría para la familia de uno. ¿Cómo creen que afectaría a nuestra familia el que ustedes se implicaran en las drogas?”
Hija: “Papá, probablemente tú tendrías que ir y hablar con la policía, y todos en el pueblo se enterarían de ello. Ni siquiera podría andar con la cabeza en alto.”
Madre: “Precisamente estaba pensando acerca de la familia de Pepe Listo. Me pregunto cómo se sentirán en este momento su madre y su padre.”
Hijo: “Estoy seguro de que se sienten muy mal. Ciertamente yo no quisiera que me arrestaran y de ese modo traer deshonra a toda la familia.”
Padre: “Así es que, ves, ésta es una salvaguardia, el tener presente lo que el implicarse en las drogas le haría a nuestra familia. Pero hay otra protección, y es la más poderosa, la más grande de todas las salvaguardias. Y es algo que ya hemos considerado. La razón principal para evitar las drogas es que ustedes desean agradar a Jehová Dios.”
Hijo: “Ciertamente es bueno conocer esas cuatro salvaguardias, papá.”
Padre: “¿Puedes recordar las cuatro?”
Hijo: “Creo que sí. La primera, debemos vigilar nuestras asociaciones. La segunda, decir a otros que nosotros vivimos en armonía con la Biblia. La tercera, tenemos que tener presente lo que significaría para la familia el que usáramos drogas. La cuarta, y la más importante, queremos agradar a Dios, y para hacer eso tenemos que evitar todo abuso de las drogas.”
Padre: “¡Excelente!”
Madre: “Entonces todos estamos de acuerdo en que no proviene nada bueno de ponerse eufórico con drogas.”
Hijo: “Sí, y de veras que me alegro de que hayamos tenido esta consideración.”
Hija: “Yo aprendí algunas cosas que no sabía.”
Padre: “Bueno, hijos, aprecio su buena actitud. Si llegara a surgir algún problema sobre cualquier asunto, recuerden que siempre pueden venir y hablar con su madre y conmigo y decirnos todos los hechos. Hay mucho más que podríamos decir acerca de las drogas y otros problemas a los cuales ustedes se enfrentan, y lo que la Biblia dice acerca de ellos. Tal vez nos podamos reunir más o menos una vez por semana, digamos, después de la cena, y conversar sobre algunas de estas cosas. Nos mantiene alerta y es una protección en estos tiempos críticos.”
Este ejemplo les da una idea de cómo los padres pudieran abordar el tema y tratar con él. Quizás hay circunstancias diferentes en su localidad o en su hogar. Considérenlas juntos. Piensen de antemano en cuanto a algunos de los puntos que presentarán, y sean verdaderos padres y protectores para sus hijos.
[Notas]
a Pharmakía.
b T.H.C. o tetrahydrocannabinol.